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Averroes: El sabio cordobés que iluminó Europa
Averroes: El sabio cordobés que iluminó Europa
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Libro electrónico156 páginas1 hora

Averroes: El sabio cordobés que iluminó Europa

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Al-Andalus iluminó con su alta cultura la Europa medieval. Su luz resplandeció en aquellos oscuros siglos como un primer Renacimiento. El cordobés Averroes fue la estrella más brillante de una constelación de sabios que supieron recuperar el legado griego y recrearlo con el aporte añadido del Islam oriental y con el esfuerzo propio de generaciones de andalusíes.

Andrés Martínez Lorca, prestigioso investigador de la filosofía griega y medieval, acerca la figura de Averroes al gran público. Un recorrido por la vida y el pensamiento del filósofo, juez y médico árabe, a través de los textos literarios e históricos conservados, que influyó de modo determinante en la construcción de la Europa moderna.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento14 feb 2022
ISBN9788412409680
Averroes: El sabio cordobés que iluminó Europa
Autor

Andrés Martínez Lorca

Andrés Martínez Lorca es catedrático emérito de Filosofía de la UNED, donde ejerció la cátedra de Filosofía Medieval. Asimismo es académico de número de la Academia Ambrosiana de Milán y académico correspondiente de las siguientes Academias: Real Academia de la Historia, Reial Acadèmia de Bones Lletres de Barcelona, Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo y Real Academia de Córdoba. Pertenece también a la Société Internationale pour l’Étude de la Philosophie Médiévale (SIEPM), con sede en Lovaina. Autor de numerosos estudios de filosofía griega y medieval, ha concentrado sus investigaciones en los últimos años sobre el pensamiento en Al-Andalus. Entre sus últimas publicaciones merecen destacarse las siguientes: Sobre la melancolía, por la diversidad cultural, contra la guerra. Un diálogo con Aristóteles, Kant, Gramsci y Russell (Universidad de Málaga, 2020), Tomás de Aquino, Exposición de la Política de Aristóteles, revisión de la traducción, introducción, prólogo y notas (UNED, 2019), Hacia un nuevo Averroes. Naturalismo y crítica en el pensador andalusí que revolucionó Europa (UNED, 2017), La filosofía en Al Ándalus (Almuzara, 2017) y La Filosofía Medieval. De al-Farabi a Ockham (Batiscafo, 2015) (traducido al italiano y al portugués). El presente volumen, editado inicialmente en 2010 y que ve ahora su quinta edición, ha sido traducido al árabe.

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    Averroes - Andrés Martínez Lorca

    Nota del editor

    Para este nuevo Averroes, el sabio cordobés que iluminó Europa, el equipo de Utopía Libros hemos decidido revisar, rediseñar y remaquetar el título original publicado en 2010 bajo el sello El Páramo y en 2014 por nuestra editorial, cumplidas cuatro ediciones y más de una década que lo ha consolidado como el libro de referencia indiscutible sobre el filósofo andalusí. Con esta publicación, nuestra intención no ha sido otra que adaptar este libro de fondo (o long-seller por utilizar el término comercial) a un formato más amable y actualizar su imagen, pero respetando escrupulosamente —como no podía ser de otra manera— el texto original.

    A Isidoro Requena,

    que me atrajo a la filosofía.

    A Mahmud Alí Makki,

    por haberme transmitido su pasión por al-Andalus.

    A la memoria de Salvador Gómez Nogales,

    con quien descubrí Averroes.

    PRÓLOGO

    Escribir sobre Averroes no representa una carga para mí sino un placer; publicarlo en Córdoba, doble placer. Después de muchos años leyendo sus textos, reflexionando sobre ellos y explicándolos en muy diferentes auditorios, tengo la oportunidad ahora de reconstruir su vida pública y de sintetizar su pensamiento para un público más amplio. Ésa ha sido la principal dificultad a la hora de redactar este libro: huir de tecnicismos y de planteamientos puramente académicos, sin rebajar por ello la calidad de fondo. Por eso, he suprimido las notas a pie de página y he reducido al mínimo las referencias bibliográficas.

    Abundan en el mercado bajo la etiqueta de «novela histórica» una serie de subproductos editoriales que ni poseen la creatividad literaria propia del género novelístico, ni la documentación requerida en una investigación histórica. Mi camino ha sido el opuesto: no dar gato por liebre. He procurado ir a lo esencial del modo más sencillo posible dejando de lado la erudición innecesaria.

    Huyendo de ese barroquismo vacío en el que la imaginación campa a sus anchas sin nada que limite su vuelo, he preferido avanzar paso a paso sobre los fragmentos literarios e históricos que se conservaron y que nos permiten dar nueva vida a las figuras y episodios del pasado. En la ambientación de la época, el siglo XII almohade, el cuadro que trazo es impresionista pero las pinceladas esconden un trabajo sistemático y selectivo de las fuentes disponibles. Respecto a la vida de Averroes, creo que el episodio más polémico —el proceso a que fue sometido y la posterior condena— queda lo suficientemente aclarado como para suprimir de una vez por todas el injusto ataque al poder almohade y a su pretendido fanatismo. Fue, en efecto, una persecución política la que sufrió en su vejez pero promovida y alentada por la oligarquía cordobesa que, celosa de la posición social de la dinastía Averroes, no estaba dispuesta a aguantar la crítica, ni a abandonar el casuismo jurídico que sustituía a la necesaria deliberación racional.

    En la mayor parte de los libros sobre Averroes se pasa de puntillas sobre su labor profesional como juez mayor de Sevilla y Córdoba y como autor de una importante obra jurídica, la Bidaya. Lo mismo ocurre en su faceta de médico de cámara del califa y autor de la enciclopedia médica conocida con el nombre árabe de Kulliyyat y el latino de Colliget, obra usada por los estudiosos europeos durante largo tiempo. Aquí le hemos dedicado a ambas actividades, jurídica y médica, la atención que objetivamente merecen. Su contribución a la astronomía, que muestra una inagotable curiosidad científica, también ha sido atendida a partir de una reciente lectura del Comentario al Almagesto de Ptolomeo cuyo original árabe se ha perdido.

    Por lo que se refiere a la filosofía de Averroes —área de conocimiento en la que trabajo habitualmente—, por una parte he aligerado su peso proporcional en el texto y por otra, me he centrado en aquellas cuestiones generales que me parecían más importantes a la hora de captar el hilo conductor de su pensamiento. En lugar de estudiar los problemas que apasionaron a la Escolástica, es decir, los vinculados a la Psicología y sobre todo al intelecto, he preferido hacerlo sobre aquellos otros que interesaron en el Renacimiento, o sea, los de carácter ético-político. Pienso que a un lector de nuestra época le atraen más aquellos planteamientos averroístas que llevaron al nacimiento del espíritu laico en Europa.

    En el último capítulo se analiza la influencia del filósofo cordobés desde la Edad Media hasta hoy. Puede comprobarse a lo largo de la historia una oscilación entre la recepción entusiasta y el rechazo sectario. En España se pasó de presumir por tener como compatriotas a Aristóteles (sic) y a Averroes, a maldecir su nombre y silenciar su legado. Uno de los primeros intelectuales contemporáneos que lamentó la secular ignorancia de nuestros filósofos musulmanes y judíos fue el gran escritor cordobés Juan Valera, quien nos dejó esta amarga reflexión: «Se diría que cuando los expulsamos los quisimos expulsar para siempre y borrar hasta su memoria de entre nosotros».

    Desde mediados del siglo XIX, se ha ido recuperando la herencia científica de Averroes en Europa y fuera de ella, sobre todo en los centros académicos norteamericanos y en el mundo árabe. Ediciones de textos, traducciones a diversas lenguas, estudios generales, monografías, artículos sobre aspectos concretos de su pensamiento van creciendo año tras año en nuestra época. Para muchos se ha convertido en un clásico del que seguir aprendiendo; para los árabes, su racionalismo es garantía de una necesaria renovación.

    Como el mejor modo de conocer a un filósofo es a través de sus propios textos, al final del libro he elaborado una pequeña antología que pretende ofrecer una muestra significativa de los variados temas que abordó y del talento con que supo exponerlos. Los grandes campos de su labor científica están representados con algunos fragmentos relevantes. El naturalismo y el racionalismo que caracterizan su pensamiento saltan a la vista. También se manifiesta en ellos una severa crítica política, su concepción avanzada del Derecho, una innovadora defensa de los derechos de la mujer y hasta el andalucismo de que hace gala con frecuencia. He añadido como cierre un conjunto de máximas y sentencias que entresaqué de sus obras.

    Al-Andalus iluminó con su alta cultura la Europa medieval. Su luz resplandeció en aquellos oscuros siglos como un primer Renacimiento. El cordobés Averroes fue la estrella más brillante de una constelación de sabios que supieron recuperar el legado griego y recrearlo con el aporte añadido del Islam oriental y con el esfuerzo propio de generaciones de andalusíes. De la astronomía a la medicina, de la filosofía a la música, de la literatura a la botánica y de la gastronomía a la arquitectura, aquella refinada civilización del Sur presagiaba nuevos tiempos. Otros pueblos aprovecharían ese inmenso tesoro dando así continuidad a la herencia recibida.

    Andrés Martínez Lorca

    Madrid, junio de 2009

    Primera Parte

    Una vida dedicada a la Ciencia

    y al ejercicio del Derecho

    ¡Oh tú, alto, liberal, valiente, manso

    de más noble linaje que la estrella!

    Poema árabe de la Alhambra

    (traducción de Emilio García Gómez)

    1.

    Al-Andalus

    en el siglo XII

    El siglo XII está marcado por el dominio en la «península del Andalus», como solían llamarla los geógrafos árabes, de los almohades, cuya huella cultural y arquitectónica en suelo hispano ha perdurado a lo largo de los siglos. Antes de quedar reducido poco después al pequeño reino de Granada, el Islam peninsular (pues no hay que olvidar que Portugal pertenecía también a él) reforzó su poder político fragmentado en los reinos de taifas, ejerció un sólido dominio militar sobre los reinos cristianos y logró en el ámbito interno una indiscutible hegemonía ideológica a través de su ambiciosa política cultural. Todo ello gracias a la simbiosis de al-Andalus con el Islam magrebí bajo el nuevo poder emergente de los almohades. Indiquemos brevemente cómo surgió éste.

    En sus comienzos, el movimiento almohade nació como una reforma religiosa promovida por Ibn Tumart, campesino del Atlas que alcanzó una excelente formación como jurista y teólogo tras viajar por al-Andalus y el Oriente islámico hasta llegar a Iraq. Gracias al apoyo de su discípulo Abdel Mumin este movimiento religioso se transformó en movimiento político, puso en pie un poderoso ejército de base tribal, derrotó a los almorávides que dominaban entonces a ambos lados del Estrecho y creó un nuevo Estado con sede en la ciudad de Marrakech, al sur de Marruecos. Desde la perspectiva religiosa, destacaban la unicidad divina (y de ahí su nombre de almohades o «unitarios»), predicaban una vuelta a las fuentes islámicas en detrimento del juridicismo de los alfaquíes, criticaban el antropomorfismo religioso de los almorávides y defendían una moralidad pública basada en la austeridad.

    Buena parte de su éxito político-militar se debió a la fusión que lograron entre una sólida cohesión tribal enraizada en la tribu de los Masmuda, originarios del Atlas, y unas masas empapadas del fervor religioso que le había inspirado Ibn Tumart. El gran historiador árabe Ibn Jaldún describió bellamente este cambio histórico: «Unidos tras la misma palabra, los Masmuda efectuaron varios ataques contra Marrakech. El viento de los Lamtuna (tribu procedente del Sahara de la que procedían los almorávides) se apagó en al-Andalus, las fuerzas almohades triunfaron y su mensaje se extendió entre los bereberes del Magreb» (Kitab al-Ibar). Por primera vez, todo el norte de África desde el Atlántico hasta la Libia actual se unificaban en un mismo imperio bajo el mando del primer califa almohade, Abdel Mumin. Esa imponente fuerza político-militar dominaría también durante este siglo la mayor parte de la Península ibérica, fortaleciendo durante ese tiempo el ya debilitado

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