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Irrupción estudiantil y acción ciudadana: Más de 131 y #YoSoy132
Irrupción estudiantil y acción ciudadana: Más de 131 y #YoSoy132
Irrupción estudiantil y acción ciudadana: Más de 131 y #YoSoy132
Libro electrónico312 páginas3 horas

Irrupción estudiantil y acción ciudadana: Más de 131 y #YoSoy132

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Información de este libro electrónico

El recorrido que han seguido estos jóvenes activistas durante este ciclo de movilizaciones, que inició en 2012, nos permite afirmar que el #YoSoy132 tuvo un fuerte impacto generacional en términos de construcción de una cultura política y ciudadana. Están colaborando en la definición de nuevas formas de participación política. Experiencias com
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento31 ene 2022
ISBN9786074175264
Irrupción estudiantil y acción ciudadana: Más de 131 y #YoSoy132
Autor

María Mercedes Ruiz Muñoz

Mercedes Ruiz es profesora e investigadora del Departamento de Educación, de la Universidad Iberoamericana, Ciudad de México. Es pedagoga, con formación doctoral en el Departamento de Investigaciones Educativas (DIE) del Centro de Investigaciones y Estudios Avanzados (CINVESTAV), México. Es investigadora Nacional del Sistema Nacional de Investigadores, Nivel III e integrante del Consejo Mexicano de Investigación Educativa. La línea de investigación en la que inscribe sus trabajos son Derecho a la educación, justicia escolar y política educativa. Actualmente coordina la Revista Latinoamericana de Estudios Educativos y es integrante del Campo Estratégico y Acción en Modelos y Políticas Educativas del Sistema Universitario Jesuita.

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    Irrupción estudiantil y acción ciudadana - María Mercedes Ruiz Muñoz

    Irrupción estudiantil y acción ciudadana

    Más de 131 y #YoSoy132

    María Mercedes Ruiz Muñoz y Carlos Jesús Araujo Torre

    Coordinadores

    CAMPO ESTRATÉGICO Y ACCIÓN EN MODELOS Y POLÍTICAS EDUCATIVAS DEL SISTEMA UNIVERSITARIO JESUITA

    UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA

    UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA CIUDAD DE MÉXICO.

    BIBLIOTECA FRANCISCO XAVIER CLAVIGERO

    [LC] LA 428.7 I77.2018                                              [Dewey] 378.972 I77.2018

    Irrupción estudiantil y acción ciudadana: Más de 131 y #YoSoy132 / Coordinadores María Mercedes Ruiz Muñoz y Carlos Jesús Araujo Torre. – México: Universidad Iberoamericana Ciudad de México, 2018 – publicación electrónica – ISBN: 978-607-417-526-4

    1. Movimiento Yo Soy 132 – México. 2. Movimientos estudiantiles – Actividad política. 3. Jesuitas – Educación. 4. Universidad Iberoamericana Ciudad de México – Estudiantes. I. Universidad Iberoamericana Ciudad de México. Campo Estratégico y Acción en Modelos y Políticas Educativas del Sistema Universitario Jesuita. Serie Investigación 2018.

    D.R.© 2018 Universidad Iberoamericana, A. C.

    Prol. Paseo de la Reforma 880

    Col. Lomas de Santa Fe

    Ciudad de México

    01219

    publica@ibero.mx

    Primera edición: 2018

    Versión impresa

    ISBN: 978-607-417-520-2

    Versión electrónica

    ISBN: 978-607-417-526-4

    Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio sin la autorización escrita del titular de los derechos patrimoniales.

    Hecho en México.

    Digitalización: Proyecto451

    Irrupción estudiantil y acción ciudadana

    Presentación

    Más de 131 nació en la Universidad Iberoamericana el 11 de mayo de 2012, luego de una desafortunada visita del entonces candidato a la presidencia de la República del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Surgió de la respuesta digna de decenas de estudiantes que se vieron cuestionados en su identidad, inteligencia y libre albedrío por los voceros del poder. Con ella hicieron añicos numerosos prejuicios que existían sobre ellos, alumnos y alumnas de la Ibero, en la sociedad: que se trataba de jóvenes neoliberales e individualistas, en el mejor de los casos, o bien despolitizados, pasivos y ajenos a la realidad nacional, en el peor de ellos. Para muchos lo ocurrido fue una sorpresa. Tras lo sucedido se podía haber escrito lo que Emilio Viale después del sismo de 1985: ¿Quién convocó a tanto muchacho, de dónde salió tanto voluntario, cómo fue que la sangre sobró en los hospitales, quién organizó las brigadas que dirigieron el tránsito de vehículos y de peatones por toda la zona afectada? No hubo ninguna convocatoria, no se hizo ningún llamado y todos acudieron. Así fue. Ante la agresión, la respuesta fue generosa y a muchos desconcertó.

    Para los de casa, lo ocurrido era natural. En la base de esta manifestación de entereza y valor estaba nuestro Ideario Universitario como Sistema Universitario Jesuita (SUJ). Ahí decimos que pretendemos que nuestra educación cumpla, entre otros, con los siguientes propósitos:

    Que fomente un pensamiento alternativo, interdisciplinario y plural.

    Que promueva una postura crítica del estudiante en contacto con la realidad.

    Que eduque para la solidaridad y el servicio, que forme seres humanos capaces de transformar la historia.

    Quienes se manifestaron entonces y construyeron así, aun sin pretenderlo, el movimiento Más de 131 eran, en realidad, un botón de muestra de lo que son nuestros estudiantes, si no todos, sí los más acabados.

    De esta manera, la primera batalla que estos jóvenes, hombres y mujeres, tuvieron que dar, fue la del reconocimiento por parte de los distintos sectores sociales. La segunda fue la de la articulación y la coordinación en un movimiento social en ascenso, así como el acercamiento con otras universidades tanto públicas como particulares. La tercera batalla fue propiamente la de la agenda del movimiento #YoSoy132: por la profundización de la democracia en el país, en contra del monopolio televisivo y mediático, en contra de la injerencia de los poderes fácticos en la contienda electoral y por afianzar en la memoria las atrocidades del régimen, tales como la represión de Atenco.

    Con estas batallas centrales y con otras reivindicaciones adicionales que se le fueron adhiriendo, el movimiento surgido de la Ibero y extendido a muchas otras casas de educación superior vino a cuestionar, en realidad, la supremacía de un Estado de partido casi hegemónico, puso entre paréntesis el pensamiento único para plantear la necesidad de discursos alternativos y de ruptura, sacudió al monopolio de los medios electrónicos de comunicación y resignificó el espacio educativo universitario. Esto último lo hicieron al incorporar demandas no propiamente universitarias y al cuestionar a la institución universitaria como mera transmisora de saberes dominantes para proponerla, en cambio, como un espacio plural, diverso, heterogéneo, complejo e incluyente, preocupado por la cosa pública y por la realidad social.

    Este libro narra lo ocurrido en aquellos días, indaga en los modelos educativos para la ciudadanía y propone también algunas reflexiones sobre los nuevos modos de acción ciudadana. Como todos los movimientos sociales, Más de 131 y #YoSoy132 tuvieron un origen, un periodo de auge, decayeron y finalmente desaparecieron como movimientos de masas. Varios grupos perviven todavía pero en tanto que colectivos. Sin embargo, han sido claves para observar y comprender cómo se construye ciudadanía en tiempos de la Generación Selfie: activa en la red, pero también en la calle, siempre que el poder se descentralice y se reparta entre los protagonistas de la colectividad.

    David Fernández Dávalos, S. J.

    Rector de la Universidad Iberoamericana

    Ciudad de México-Tijuana

    Prólogo

    El libro Irrupción estudiantil y acción ciudadana. Más de 131 y #YoSoy132 se inscribe en un contexto político y social en el que es imprescindible voltear a ver lo vivido en el país en los últimos sexenios; entonces, resulta inevitable hacer una reflexión a la luz de la próxima elección presidencial.

    En la coyuntura actual el libro no sólo tiene un valor simbólico como memoria, sino también como un proceso reflexivo que proviene de la academia, que nos interpela y sitúa los acontecimientos en el escrutinio público, con el afán de que estas perspectivas sean discutidas y cuestionadas desde el contexto de los lectores.

    Más de 131 fue convocado con motivo de la presente publicación, y con ello reactivó nuestras redes como si fueran viejos caminos hacia personas, pensamientos y emociones. Fue decisión personal responder al llamado o no, como desde el inicio de lo que fue un movimiento estudiantil, los que aquí escribimos lo hacemos por elección propia.

    Para dejar un panorama más claro de los temas que serán expuestos a detalle en el contenido de la obra, resulta indispensable definir ciertos conceptos.

    Más de 131 fue un colectivo integrado por estudiantes del Sistema Universitario Jesuita, motivo por el cual existieron tres grupos, en Ciudad de México, en Puebla y en Guadalajara. Cada uno era autogestivo e independiente de los demás. Éstas fueron las células que participaron en el #YoSoy132 de su región.

    #YoSoy132 fue un movimiento estudiantil gestado a partir de las protestas en la Ibero contra el entonces candidato a la presidencia de la República por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), Enrique Peña Nieto. Lo más relevante de este concepto es comprender su complejidad, en cuanto que cada participante tiene derecho a la autodefinición y cómo ésta se transforma con el tiempo.

    La redacción de este prólogo fue colectiva, motivo por el cual las narraciones tienen su propio carácter y tono. Aunado a eso, se retoman conceptos acuñados en un grupo focal organizado por los coordinadores del libro.

    Éstas son nuestras voces y las inquietudes que nos suscita el contenido.

    Aquel 11 de mayo de 2012, en el auditorio José Sánchez Villaseñor de la Ibero, se percibía un esfuerzo del equipo de Peña por controlar cada detalle, hasta los mensajes comunicados en fotografías... pero fue imposible contener al centenar de estudiantes que mostraban su descontento con el candidato y lo que éste representaba: a través de pancartas, máscaras de Salinas de Gortari, rostros rojos bañados en sangre, los posters de #CONTIGOhastalosPINOS no pudieron esconder los reclamos escritos: Atenco no se olvida, No más feminicidios o EPN, México no te quiere, de la mayoría de los estudiantes.

    Parte de lo que dio poder al arranque del movimiento estudiantil fue el conjunto de iniciativas espontáneas, no organizadas, ocurrencias del grupo estudiantil que, con el tiempo, fue una bola de nieve imposible de parar. A alguien se le ocurrió hacer máscaras de Salinas de Gortari, otro se ofreció a cortarlas, a un grupo se le ocurrió hacer posters de Atenco, a otro sobre el feminicidio, a unos más registrar todo en fotografías y video; a otros hacer un grupo de Facebook para crear un video desmintiendo la difamación de los medios; a otro se le ocurrió mostrar las credenciales, y a otro difundirlo en los medios de comunicación. Así, en la suma de iniciativas, de ladrillo en ladrillo, la voluntad propia de cada estudiante se sumó para crear un movimiento que cada día sorprendía con nuevas propuestas y acciones.

    De esas iniciativas dispersas surgió el video de los 131 Alumnos de la Ibero responden. Emocionaba ver la solidaridad que creó entre estudiantes de universidades privadas y públicas, todos unidos en el descontento general, el deseo de ver un cambio en la idiosincrasia de la hegemonía política del momento y evidenciar la manipulación de los medios de comunicación.

    Con esta bandera en el corazón, el movimiento rompió las paredes de la desinformación y la apatía social; expresó sus anhelos y exigencias mediante marchas, gritos, porras, asambleas, desveladas, tinta en cartulina, puño alzado, fotografías, videos, facebookazos y twittazos que levantaron a la juventud dormida y unieron a los estudiantes fragmentados.

    Lo que vimos nacer aquel 11 de mayo de 2012 en la explanada y en el auditorio Sánchez Villaseñor fue un nuevo poder, uno que da al río la posibilidad de elegir su cauce, que da a una generación, etiquetada de apática e indiferente, los medios para elegir otros caminos.

    Como apunta Carlos Araujo en el capítulo Más de 131 en la Ibero. Agencia, participación ciudadana y educación en el espacio universitario, gran parte del espíritu, de la potencia del movimiento #YoSoy132 y de la asamblea de la Ibero Más de 131 radicó en generar experiencias compartidas que forjaron una amistad significativa. Cantar Hey Jude en la madrugada, proyectar afuera de Televisa, hacer un video viral, desobedecer la ley, discutir en las asambleas y después tomarnos unas chelas, nos unió más allá de las fronteras de clases sociales, color de piel, preferencia sexual o género. El respeto y la admiración que sentíamos por la otra, el otro, la otroa, de reconocernos radicalmente distintos, nos permitió tejer confianzas, complicidades y aprendizajes. En las calles compartimos la esperanza, la alegría, las ganas de hacer algo frente al incendio de este país llamado México. De esa fuerza nace el agenciamiento al que alude Carlos Araujo; en nuestras palabras, lo vivimos como ese poder compartido para hacer posibles nuestros sueños.

    No todo se expresó en emoción desbordada; otra característica del movimiento fue su perfil universitario. Lxs estudiantes nos juntamos para hacer de él algo inteligente, distinto y especial; en el espacio universitario germinaron las ideas y las convicciones de muchos de nosotrxs, pero fue en el espacio público, material o virtual, donde aprendimos a llevarlo a la práctica. El 132 fue una escuela paralela a la universidad.

    Lo acontecido el 11 de mayo de 2012 no sólo fue un logro de lxs estudiantes, sino también una expresión histórica del proyecto educativo encabezado por la Compañía de Jesús. Tanto el pensamiento crítico como la mirada dirigida a la sociedad son parte de lo que aprendemos en las aulas de la Ibero y esto no sería posible sin el trabajo de académicxs, trabajadores y estudiantes. Como bien apunta Araujo, la mancuerna que se dio entre Más de 131 y la universidad fue lo que impulsó todo el movimiento #YoSoy132, y esto hace tan especial y entrañable a la comunidad de la Universidad Iberoamericana.

    En la búsqueda de un lugar en la historia reclamamos la copropiedad del nosotros. Estas palabras resuenan en el capítulo de Jorge Basaldúa, #YoSoy132 en la Ibero Puebla: memoria de un movimiento, y retratan, como si volviéramos a aquel 2012, la añoranza democrática que vivimos como colectivo y como estudiantes; hijxs de nuestro tiempo y de nuestra vida íntima, como señala Jorge, viralizamos nuestra rabia y nuestra alegría hasta convertirla en tendencia mundial; retamos al poder en la búsqueda de un diálogo en términos de igualdad y propusimos una forma diferente de mirar a un país lastimado por la guerra contra el narcotráfico y el fantasma de una elección previamente decidida.

    En este capítulo encontraremos las historias y los motivos de aquellos que en la universidad jesuita de Puebla decidieron hacer suyo el clamor de sus hermaxs. La historia personal es la fuente que, abrevada por el germen plural de la Compañía de Jesús, detona el paso definitivo que llevó a un grupo de estudiantes de la Ibero Puebla a ser vanguardia en una ciudad tradicionalmente conservadora que, si bien cuenta con una activa universidad pública, al parecer dormía ante la elección pactada.

    El Más de 131 que retrata Jorge es cercano a la institución universitaria, pero a la vez se enfrenta a lo desconocido, fuera de los campos de la Ibero, al recelo histórico de la universidad pública y a la falta de experiencia de sus miembros, que son distintivos, quizás tanto como su entusiasmo y energía en el momento de organizar la marcha o el mitin. En ese 132 imperfecto, la enseñanza del Sistema Universitario Jesuita alcanza su culmen: la toma de una postura política meditada frente a la realidad.

    Fuimos movimiento y Jorge rescata, al final de su texto, aquello en lo que nos convertimos. Propusimos, en Puebla, Diarios de la Nación, un proyecto tan plástico y difuso como el propio movimiento, sencillo y alejado de la acartonada forma de la asamblea barrial o universitaria.

    Diarios de la Nación se convirtió en un proyecto que no cumplió con su objetivo, y por ello muestra que es un reflejo de nuestro movimiento, qué somos y en qué nos hemos convertido: en fermento.

    Además de eso, somos raíces que se tejieron y que no se rompen; es decir, lo que nos dio el 132 son bellas amistades, lazos afectivos que se asocian con nuestra dimensión política, algo distinto de los partidos políticos. El tiempo no ha logrado destejernos, no ha logrado amedrentarnos. Somos lxs que estamos haciendo cosas a diario, el 132 que ya no sale en la tele, somos red y lo que hacemos se mueve en otras placas, en lo profundo.

    Todxs lxs que fuimos parte del movimiento nos reconocemos 132, cada cual en su ámbito de trabajo, en colectivos de distinta índole, en las coyunturas que se presentan y, entonces, a pesar de que el #YoSoy132 en México se inscribe en otros movimientos globales, aquí ha adquirido sus características propias.

    En esa lógica, vale la pena profundizar en el conocimiento de sus actores. Enrique Rosano Reyes, en el capítulo de Más de 131 (Puebla), un camino develado hacia la Responsabilidad Social, nos acerca a ellos. Pese a que el autor se empeña en nombrarlos líderes, nosotrxs reconocemos en ellxs a compañerxs cuyo perfil aporta a un sector particular y cuyo motor consciente está íntimamente relacionado con la vocación ignaciana que se busca inspirar.

    A través de un hondo conocimiento de la misión de la Universidad Iberoamericana Puebla, el autor es capaz de revelar que está latente la esperanza de que los procesos formativos en las universidades jesuitas devengan en actores sociales capaces de asumir sus privilegios y responsabilidades desde los cimientos de la Compañía de Jesús, hasta sus obras.

    Desde las categorías conceptuales encontradas: el capital social acumulado, la educación política a través del testimonio, la conciencia social y las herramientas digitales, el autor articula un discurso que, más allá de hablar del movimiento Más de 131, debe reconocerse como un testimonial de sus participantes, quienes a pesar del tiempo transcurrido no abandonan una serie de ideales que podríamos reconocer en el marco de la Responsabilidad Social.

    Finalmente llegan las preguntas, ¿cuál es el papel de la universidad en medio del contexto político-social que envolvió al movimiento #YoSoy132 en la Ibero? La influencia directa de ciertos programas, actividades o aprendizajes sólo se pueden medir de forma subjetiva, porque la experiencia personal de cada unx articula procesos de pensamiento complejos y sería poco riguroso pensar que es tan simple como un proceso de causa y efecto. Tomando esto en cuenta, quedémonos con las preguntas. ¿Qué tanto las redes interinstitucionales abonaron al movimiento? ¿Qué tanto los programas de vida universitaria están abonando a la formación humana de los alumnos? ¿De qué tantas herramientas les provee la universidad para su formación ciudadana?

    En conclusión, es prueba fehaciente que el proceso personal de los casos expuestos es el ideal de la universidad jesuita, entonces ¿qué debería hacer la institución para que no fueran casos aislados?

    Son diversas las experiencias y las acciones en las que ha derivado el movimiento, como se muestra en el capítulo final, llamado Derivas del #YoSoy132. Para tantxs jóvenes se convirtió en un manantial de agua esperanzadora, en un país sediento de justicia y paz; un manantial que no se quedó estancado, sino que por la fuerza de voluntades y deseos fue abriendo nuevos ríos de vida que rompieron la aridez de la indiferencia y la impunidad, y desembocaron en colectivos, organizaciones civiles y nuevos movimientos juveniles que ahora son pequeños oasis en un país que vive situaciones más dramáticas que las de 2012.

    Del movimiento podemos hablar no sólo en términos de logros y fracasos, sino en un horizonte más amplio, el de reconocer la solidaridad y la fraternidad que se fue tejiendo entre lxs jóvenes, posibilitando lazos de amistad más estrechos y derribando prejuicios de unxs y otrxs; tanto así que lo que se ha construido tiene que ver más con otra forma de pensarnos y sentirnos desde lo comunitario y a partir de ahí crear formas alternas de participación ciudadana.

    Lo que se escribe en este capítulo deja también un espacio grande para continuar recogiendo las experiencias del movimiento en los demás estados de la República, donde también hubo eco de lo sucedido en la Ibero. En estos tiempos cruciales para México es necesario recuperar la memoria histórica para seguir tomando fuerza, andar por estos caminos de resistencia y dignidad y seguir apostando por un horizonte esperanzador, inspirándonos en las palabras de Pedro Arrupe: No me resigno a que cuando yo muera siga el mundo como si yo no hubiera existido; seguir creyendo en que otro mundo es posible.

    Han pasado seis años del movimiento #YoSoy132. Desde entonces han sucedido tantos eventos, desde el movimiento #TodosSomosIPN, los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, la escalada de violencia contra quienes ejercen el periodismo en México, los feminicidios, lxs desaparecidxs, hasta el #19S.

    Somos un país marcado por la desmemoria, por sentimientos de impotencia y fracaso; he ahí la importancia de recordar lo que logramos juntxs ese 11 de mayo de 2012, porque este acontecimiento posibilitó la existencia de otros actos de conciencia colectiva. Más de 131 quedará grabado en la historia de la Universidad Iberoamericana, así como en quienes lo vivimos y lo llevamos en el corazón, pero ojalá no se limite a nosotrxs, sino que nuestras experiencias sean detonadoras de otros procesos en otros lugares.

    El movimiento fue hábil en narrar en tiempo real su propio relato y aún quedan dormidas más de 132 historias que encontrarán su tiempo y sus modos para contarse, desde la poesía, el grabado, la fotografía, la música, el cine, la pintura, los medios de comunicación, y al hacerlo volverá a surgir como remolino la memoria de aquel verano de 2012.

    Gracias a quienes hicieron posible este libro, gracias a las próximas generaciones que harán suya esta historia y gracias a quienes compartimos esta experiencia de ser libres.

    Yuzzet, Roberto, Eliel, Eduardo y Adrián

    Condiciones de producción: la emergencia del movimiento Más de 131 en la Universidad Iberoamericana

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