Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

El rufián viudo (Anotado)
El rufián viudo (Anotado)
El rufián viudo (Anotado)
Libro electrónico40 páginas25 minutos

El rufián viudo (Anotado)

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

El rufián viudo, escrito en endecasílabos sueltos, nos lleva al mundo picaresco de Rinconete y Cortadillo. En él nos encontramos con Trampagos, rufián que ha perdido a su amante, la Pericona, y que con palabras de solemne gravedad, lamenta la desaparición de su fiel colaboradora y amiga. Oímos un intento de planto, de la mejor tradición literaria,
IdiomaEspañol
EditorialeBookClasic
Fecha de lanzamiento7 dic 2021
El rufián viudo (Anotado)
Autor

Miguel de Cervantes

Miguel de Cervantes was born on September 29, 1547, in Alcala de Henares, Spain. At twenty-three he enlisted in the Spanish militia and in 1571 fought against the Turks in the Battle of Lepanto, where a gunshot wound permanently crippled his left hand. He spent four more years at sea and then another five as a slave after being captured by Barbary pirates. Ransomed by his family, he returned to Madrid but his disability hampered him; it was in debtor's prison that he began to write Don Quixote. Cervantes wrote many other works, including poems and plays, but he remains best known as the author of Don Quixote. He died on April 23, 1616.

Autores relacionados

Relacionado con El rufián viudo (Anotado)

Libros electrónicos relacionados

Artes escénicas para usted

Ver más

Artículos relacionados

Categorías relacionadas

Comentarios para El rufián viudo (Anotado)

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    El rufián viudo (Anotado) - Miguel de Cervantes

    Miguel de Cervantes Saavedra

    El rufián viudo

    logomini

    Título: El rufián viudo

    Autor: Miguel de Cervantes Saavedra

    Maquetación y diseño: ebookClasic

    1ª Edición digital: Enero 2016

    Reconocimiento - CompartirIgual (by-sa): Se permite el uso comercial de la obra y de las posibles obras derivadas, la distribución de las cuales se debe hacer con una licencia igual a la que regula la obra original.

    Índice de contenido

    Portada

    Título

    Copyright

    Índice

    Parte 1

    El rufián viudo

    Miguel de Cervantes Saavedra

    Sale TRAMPAGOScon un capuz de luto, y con él VADEMÉCUM, su criado, con dos espadas de esgrima.

    TRAMPAGOS

    ¡Vademécum!

    VADEMÉCUM

    ¿Señor?

    TRAMPAGOS

    ¿Traes las morenas?

    VADEMÉCUM

    Tráigolas.

    TRAMPAGOS

    Está bien: muestra y camina,

    y saca aquí la silla de respaldo,

    con los otros asientos de por casa.

    VADEMÉCUM

    ¿Qué asientos? ¿Hay alguno, por ventura?

    TRAMPAGOS

    Saca el mortero, puerco, el broquel saca,

    y el banco de la cama.

    VADEMÉCUM

    Está impedido;

    fáltale un pie.

    TRAMPAGOS

    ¿Y es tacha?

    VADEMÉCUM

    ¡Y no pequeña!

    (Éntrase VADEMÉCUM.)

    TRAMPAGOS

    ¡Ah, Pericona, Pericona mía,

    y aun de todo el concejo! En fin, llegóse

    el tuyo: yo quedé, tú te has partido,

    y es lo peor que no imagino adónde,

    aunque, según fue el curso de tu vida,

    bien se puede creer piadosamente

    que estás en parte... Aun no me determino

    de señalarte asiento en la otra vida.

    Tendréla yo, sin ti, como de muerte.

    ¡Que no me hallara yo a tu cabecera

    cuando diste el espíritu a los aires,

    para que le acogiera entre mis labios,

    y en mi estómago limpio le envasara!

    ¡Miseria humana! ¿Quién de ti confía?

    Ayer fui Pericona, hoy tierra fría,

    como dijo un poeta celebérrimo.

    (Entra CHIQUIZNAQUE, RUFIÁN.)

    RUFIÁN

    Mi so Trampagos, ¿es posible sea

    voacé tan enemigo suyo

    que se entumbe, se encubra y se trasponga

    debajo desa sombra bayetuna

    el sol hampesco? So Trampagos, basta

    tanto gemir, tantos suspiros bastan;

    trueque voacé las lágrimas corrientes

    en limosnas y en misas y oraciones

    por la gran Pericona, que Dios haya;

    que importan más

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1