Huevorái

Por Walter Saravia

Si algn lema ha de tener este libro es el hecho de no aceptar lo imposible; de que por encima de todo hay que persistir ante esa acometida impetuosa de las adversidades; o en otras palabras, es el mpetu de no rendirse nunca frente a los reveses sufridos.
Sin ser didctico, Huevori contiene todas estas posibilidades desde una perspectiva literaria que se traduce en valores humanos para cualquier persona (nio, jvenes o adultos).

• Idioma: Español
• Editorial: Palibrio
• Fecha de lanzamiento: 9 jun 2016
• ISBN: 9781506514734

Walter Saravia

Walter Saravia nació un siete de abril de 1981 en la ciudad de Santiago de María, Usulután, El Salvador. Se crió con su madre María Dolores y sus dos hermanos. A la edad de dieciséis años comenzó a mostrar interés por la escritura, y empezó a escribir breves versos, así como también pequeñas historias. Desde entonces se propuso la meta de llegar a escribir su primer libro. Realizó sus estudios en la mencionada ciudad de Santiago de María con mucho sacrificio, ya que sus recursos eran limitados y trabajaba para ayudar a su familia a salir adelante. Por tal motivo se vio obligado a emigrar hacia los Estados Unidos en el año 2000 como muchos buscando el sueño americano. Radica en Los Ángeles, California, donde se inspiró para escribir su primer libro, titulado “Toro”, y empezó a soñar con ser escritor. Cuenta con su página web y ha publicado también “El Cipitio jamás contado”.

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Copyright © 2016 por Walter Saravia.

PALABRA ABIERTA EDICIONES

Colección narrativa para niños y jóvenes

Edición creativa y prólogo:

Palabra Abierta Ediciones

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Esta es una obra de ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Todos los personajes, nombres, hechos, organizaciones y diálogos en esta novela son o bien producto de la imaginación del autor o han sido utilizados en esta obra de manera ficticia.

Fecha de revisión: 08/06/2016

Palibrio

1663 Liberty Drive, Suite 200

Bloomington, IN 47403

743053

ÍNDICE

1. Creencia

2. La maldición

3. Nuestro héroe

4. Encuentro

5. El perdón

6. Reencuentro

Que no te intimide mi exterior,

lo mejor está por dentro

Prólogo

Una narración novelesca para niños y jóvenes no es una tarea fácil para cualquier creador. No todos podemos escribir una historia que pueda ser leída por niños de 8 años —digamos— en adelante, y que incluso jóvenes o personas adultas, y hasta mayores podamos asimilar y entusiasmarnos, al extremo de vivir el relato con la emoción y la expectativa de un lector que termina siendo agradecido.

Escribir para niños y jóvenes merita una sensibilidad especial y una cosmovisión no solo de una imaginación que abarque un umbral entre una inventiva apropiada para niños y otra para los jóvenes, y que aún pueda servir hasta para los adultos, sino asimismo de una intuición bien equilibrada que revele los valores humanos de los que los menores deben y tienen que nutrirse.

Y todo esto acontece en Huevorái; ello es raíz esencial en esta novela para niños y jóvenes de Walter Saravia; historia que nos gana y nos provoca los deseos de ser nuevamente una criatura plena de gran imaginación y magia; o mejor sería decir: de sacar ese mago de corta edad que todos llevamos dentro, y que nos hace retrotraernos al arte de birlibirloque con una invención rica en drama, intriga, valores familiares, sorpresas y aventuras; pero al mismo tiempo nos encontramos en presencia de un libro digno de los mejores sentimientos de amistad y de amor por la vida. Una narración que a todo lector le mostrará el camino de la esperanza, y de cómo cuando uno se lo propone se puede salir de la oscuridad; una historia que nos otorga la fuerza de alguien que siempre estará dispuesto a dar todo de sí, sin esperar a que otro o algo exterior venga a salvarnos, o a sacarnos las castañas del fuego, sino que más bien la luz además de poder venir de afuera, tenga también que encontrarse dentro de uno mismo, en ese lugar remoto de nuestra alma, a la que hay que saber llegar; y que cuando esa luz vibra y se siente, es entonces que nosotros los humanos somos capaces de vencer cualquier dificultad.

Si algún lema ha de tener este libro es el hecho de no aceptar lo imposible; de que por encima de todo hay que persistir ante esa acometida impetuosa de las adversidades; o en otras palabras, es el ímpetu de no rendirse nunca frente a los reveses sufridos.

Sin ser didáctico, Huevorái contiene todas estas posibilidades desde una perspectiva literaria que se traduce en valores humanos para cualquier persona (niño, jóvenes o adultos).

Y es esta propuesta de Walter Saravia una composición poblada de frescura entre tanta violencia que inevitablemente rige asimismo el mundo infantil de hoy en día. En esta historia, independientemente de un buen uso en la estructura de la acción y de la anécdota, predomina la sustanciación del hecho humano, incluso desde una perspectiva interior, que es evocado por un polluelo samurái ante las malas intenciones y hechos de una partida de rufianes que asedian a la comunidad de su familia. Pero aquí el héroe no es un ser invulnerable e invencible, sino todo lo contrario, es totalmente humano; es alguien que está consciente de sus debilidades, e incluso de su posibilidad de desaparecer, pero que se siente poseído por el afán de ayudar a su familia, de reivindicar la dignidad del derecho a la vida y a la libertad. Por eso se supera, cae y vuelve a levantarse, hasta que su persistencia por el bien le ayuda a transmitir a los demás una mejor visión del mundo, una sabia luz de redención.

Hay en esta historia una gran exaltación de la amistad, en un encuentro que viene a ser caracterizado por el protagonista Huevorái y su fiel amigo RC; encuentro que proporciona a los dos personajes la vivencia, primero, de sus personales aventuras, y posteriormente, la odisea del gran desenlace.

Estos valores se han inscrito en este libro porque vienen de los adentros del autor, de sus experiencias desde niño hasta su mayoría de edad, por cuanto Walter Saravia tuvo desde temprano que darle frente a la vida en su ciudad natal, Santiago de María, en Usulután, El Salvador, para ayudar a su madre y a sus dos hermanos a la vez que estudiaba con mucho sacrificio; realidad que más tarde lo llevó a emigrar a Estados Unidos y asentarse en Los Ángeles, California. De esta manera, poco a poco, descubrió su interés por imaginar historias; sentimiento que se fue convirtiendo más que en un afán, en una obsesión de vida.

Huevorái es el fruto de esa perseverancia suya por convertirse en escritor y que hoy se presenta con la esperanza de cumplir con las expectativas de cualquier lector de aventuras.

Démosle paso así a la lectura, y que sea la historia misma del libro la que compruebe la veracidad de este prólogo; historia que también nos dirá cómo, con mucha voluntad, Walter Saravia ha comenzado a escribir sus propios sueños.

Palabra Abierta Ediciones

1 Creencia

Mis antepasados, sí, me atrevo a decir que ellos fueron de los primeros en habitar estas tierras, y aquellas que existen más allá de esas vastas aguas que las separan. Por mis antepasados, claro, cuento las historias que han sido transmitidas de generación en generación, y me atrevo a decir que creo plenamente en ellas y las tengo como hechos reales.

Mi abuelo (que tenía unas orejas más largas que yo) me contó que en uno de sus tantos ajetreos de trabajo, un día iba por un lugar y escuchó la manera en que dos seres discutían un tema, diciéndole uno al otro:

—Tirso, ¿tú crees en algo?

—¡Creer o no creer!—, exclamó Tirso, y prosiguió: —¿Qué pregunta es esa? Desde la existencia de toda vida se ha creído. Pero, muchas veces creemos en lo que podemos ver, porque es tan difícil creer en algo que no puedes ver— dijo él y yo pensé, por ejemplo en el aire, que no se puede ver y sin embargo, existe, incluso, sin el viento, sin el aire, no podemos vivir—. ¡Lógico!—, continuó Tirso—. Pero para sentirnos satisfechos, buscamos una respuesta creíble, a lo que no se puede ver; sí, para la tranquilidad de nuestro interior. Así como también, por siglos, se ha buscado la respuesta a una pregunta que a más de uno lo ha hecho rascarse el coco. Es esa de, ¿quién fue primero: el huevo o la gallina?

—¿Qué tipo de pregunta tan polémica, no crees? —le respondió el otro con otra pregunta a Tirso—, y más cuando se discute con alguien que siempre dice tener la razón, hum… ¿Será que algún día lo llegaremos a saber?…

Fue todo lo que escuchó el abuelo, y que aun cuando él tenía sus orejas más grandes que las mías, no pudo escuchar más, sino unos ruidos de palabras que parecían convertirse en gruñidos entre esas dos personas. Pero también