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El fin de las democracias pactadas: Venezuela, España y Chile
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El fin de las democracias pactadas: Venezuela, España y Chile
Libro electrónico499 páginas6 horas

El fin de las democracias pactadas: Venezuela, España y Chile

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Vivimos tiempos turbulentos que provocan inestabilidad y caos. Tres países dentro del ámbito hispano, España, Venezuela y Chile, salieron de procesos dictatoriales a través de pactos y consensos. Unos acuerdos que ayudaron a fortalecer la democracia y que hoy se muestran agotados.
Este libro propone preguntas sobre la vigencia de los pactos, los ca
IdiomaEspañol
EditorialDahbar
Fecha de lanzamiento8 sept 2021
ISBN9789804250521
El fin de las democracias pactadas: Venezuela, España y Chile
Autor

Paola Bautista De Alemán

Paola Bautista de Alemán es una política e intelectual venezolana. Se graduó de periodista en la Universidad Católica Andrés Bello, seguidamente cursó estudios de maestría en Ciencia Política en la Universidad Simón Bolívar y en 2019 obtuvo el título de Doctor Rerum Politicarum (Cum Laude) en la Universidad de Rostock (Alemania). Es presidenta del Instituto Forma, miembro de la Junta de Dirección Nacional de Primero Justicia y preside la Fundación Juan Germán Roscio. Autora de A callar que llegó la revolución, editora del libro Autocracias del siglo XXI: caso Venezuela, directora de la revista Democratización y columnista de Diálogo político. Esposa y madre de tres niños.

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    El fin de las democracias pactadas - Paola Bautista De Alemán

    FOTO PAOLA

    PAOLA BAUTISA DE ALEMÁN es una política e intelectual venezolana. Se graduó de periodista en la Universidad Católica Andrés Bello, seguidamente cursó estudios de maestría en Ciencia Política en la Universidad Simón Bolívar y en 2019 obtuvo el título de Doctor Rerum Politicarum (Cum Laude) en la Universidad de Rostock (Alemania). Es Presidente del Instituto Forma, miembro de la Junta de Dirección Nacional de Primero Justicia y preside la Fundación Juan Germán Roscio. Autora de A callar que llegó la revolución, editora del libro Autocracias del siglo XXI; caso Venezuela, directora de la revista Democratización y columnista de Diálogo Político. Esposa y madre de tres niños.

    El fin de las democracias pactadas.

    Venezuela, España y Chile

    Primera edición, 2021

    © Cyngular Asesoría 357, C. A.

    © De la presente edición, Editorial Dahbar

    DISEÑO DE PORTADA:

    Jaime Cruz

    REVISIÓN DE TEXTOS:

    Carlos Ortiz

    Depósito legal: DC2020000246

    ISBN: 978-980-425-052-1

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada en sistema recuperable, o trasmitida en forma alguna o por ningún medio electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otros, sin el previo permiso de Cyngular Asesoría 357, C. A.

    ÍNDICE

    Prólogo

    Roberto Ampuero

    Introducción

    CAPÍTULO 1

    Ideas sobre democracia

    Una aproximación

    Actores políticos

    Partidos políticos

    Elecciones

    Itinerarios de democratización

    Liberalización

    Inauguración

    Consolidación

    Crisis: desconsolidación y quiebre democrático

    Capítulo 2

    VENEZUELA De la transición acabada a la reversión perfecta

    Momento fundacional: la transición acabada

    Normas básicas: Aprendizaje prodemocrático y unidad de propósitos

    Pacto de Puntofijo: La unidad hecha acuerdo

    Declaración de Principios y Programa mínimo de Gobierno: Profundizando la unidad

    Constitución de 1961: La expresión jurídica de Puntofijo

    Otros acuerdos: Pacto de Avenimiento Obrero-Patronal y Ley del Concordato Eclesiástico

    El sistema de partidos: Pluralismo, cooperación y consenso

    Análisis del momento fundacional: La transición acabada

    Momento crisis: la reversión perfecta

    Nivel 1: Pérdida de fe en la democracia

    Nivel 2: Fragmentación y polarización

    Las elecciones presidenciales de 1993

    Proceso de descentralización

    Nivel 3: El quiebre

    El triunfo de Hugo Chávez Frías en 1998

    Derogación de la Constitución 1961 y Constituyente en 1999

    Análisis: de la transición acabada a la reversión perfecta

    Capítulo 3

    ESPAÑA. Una democracia con demandas de renovación

    Momento fundacional: A la democracia desde la dictadura

    La liberalización: El desmantelamiento del franquismo

    Normas básicas: La arquitectura del nuevo orden

    Factores que impulsaron los acuerdos

    Situación económica

    Situación social

    Condiciones de la oposición

    Disposición del entorno europeo y mundial

    La memoria histórica

    Los Pactos de la Moncloa

    El Congreso de Diputados

    El Senado

    Comisión Mixta

    Momento crisis: Heridas del pasado y tensiones del presente

    La política

    Nivel 2: El regreso al pluralismo moderado

    Análisis: Una democracia con demandas de renovación

    Capítulo 4

    CHILE. Una transición de largo aliento

    Momento fundacional: El predominio del sentido práctico

    La reforma de la Constitución de 1980

    Acuerdos de la oposición: cuoteo y pacto electoral

    La presidencia de Patricio Aylwin: Gobierno de transición

    Sistema de partidos políticos: la redemocratización

    Análisis del momento fundacional

    Momento crisis: Polarización y vientos de ruptura

    Análisis: Acuerdos, vocación reformista y polarización

    Capítulo 5

    Análisis comparado

    Conclusiones

    BIBLIOGRAFÍA

    Para y por Venezuela…

    El lugar donde habitan cada uno de mis afectos

    PRÓLOGO

    Roberto Ampuero*

    ¿Qué duda cabe de que la democracia liberal representativa atraviesa hoy por una crisis a nivel planetario debido a cuestionamientos variados, ataques radicales, feble defensa de la misma y lo que puede verse también como lentitud para adaptarse a las circunstancias que crean la globalización, las nuevas tecnologías y la inteligencia artificial? Lo que sí causa debate es las formas en que la democracia representativa debe enfrentar estos retos.

    En un libro de reciente publicación, Ciberleviatán, el destacado intelectual español José María Lasalle sostiene que la institucionalidad de los gobiernos democráticos y la legitimidad de las sociedades abiertas de todo Occidente se encuentran en una profunda crisis de identidad. Se ven cuestionadas en sus fundamentos por la sustitución de la ciudadanía como presupuesto de la política democrática por multitudes digitales que allanan el camino hacia lo que Paul Virilio describió como la política de lo peor".

    El texto que prologamos se enmarca en una etapa anterior a lo que describe Lasalle, es decir, a la modélica transición a la democracia de España, basada en la Constitución Política de 1978, a la transición chilena que se inició en 1990 y al sistema dictatorial en Venezuela, que instauró gradualmente Hugo Chávez. Sin embargo, las tres experiencias desembocan también en esa etapa que describe Lasalle, y sus desarrollos futuros estarán influidos por los nuevos factores tecnológicos, geopolíticos, económicos, sociales y culturales que redefinen hoy al mundo.

    Constituye un esfuerzo acucioso y de largo aliento explorar hoy intelectualmente estos tres procesos, más aun cuando el de España y Chile juegan un rol en el imaginario y los proyectos políticos de muchos venezolanos que aspiran a recuperar la democracia en su país. En el caso de Chile ese proceso alcanza, a partir del plebiscito del 25 de octubre del 2020, una nueva fase, una que se articula a partir de la decisión de la ciudadanía chilena de aprobar la elaboración de una nueva constitución política para el país. En ese plebiscito, en el que participó 50,7% del padrón electoral, 78% de los electores aprobó la nueva fase y 22% la rechazó. En España, por otra parte, hay sectores políticos que demandan la modificación de la actual Carta Magna.

    En este contexto es necesario enfatizar que España elaboró y aprobó su constitución en un marco democrático, y que contribuyeron a ella fuerzas de variadas sensibilidades políticas que, a través del consenso, establecieron una ley fundamental que ha regido desde entonces en esta España plenamente integrada a Europa. En cambio, la constitución chilena hoy vigente (con más de 50 reformas, y que lleva desde 2005 la firma del expresidente Ricardo Lagos) fue elaborada y aprobada en 1980 durante el régimen militar del general Augusto Pinochet. En términos de origen se trata de dos procesos diferentes.

    Hace algunos años escribí un artículo titulado Un carrusel llamado Chile, en que planteaba la reiteración de un tipo de relato que instalaba al país en dinámicas elípticas que nos impiden cerrar el pasado con una mirada de futuro y común a toda la sociedad.

    Es inquietante que algunos países vean su propio devenir como una suerte de bucle infinito. No se trata de olvidar, sino de aprender del pasado y al mismo tiempo de consensuar visiones de futuro, proyectos nacionales, un sueño que inspire y cree comunidad. La construcción europea sólo ha sido posible, más allá de proyectos institucionales y procesos económicos articulados, porque primó la convicción de que era necesario sepultar (sin amnesia, sin olvido) el pasado que la había dividido, fragmentado y enfrentado. En este sentido, Europa enseña algo indesmentible, la necesidad de superar el pasado que divide, de no repetirlo una y otra vez, de no desenterrarlo. En gran medida la falta de integración en América Latina se debe a que no se impone esa visión que a la vez es una convicción, una enseñanza y vocación de forjar un sueño común.

    La historia no está escrita como un dogma o un destino esculpido en piedra, pero los países pueden quedar cautivos de etapas de crisis, exasperación e intolerancia si sectores influyentes se proponen repetirlas. Para bien o para mal, nada está garantizado, ni el auge ni la destrucción de un país, pero no es lo mismo apuntar hacia el futuro común que preferir escarbar en el pasado de odio y fragmentación.

    A menudo en Iberoamérica se ha barrido bajo la alfombra los problemas que la sociedad y sus instituciones enfrentan y arrastran, o bien se ha hundido como un avestruz la cabeza para no verlos. Hay muchas dificultades que perduran en el tiempo debido a la impericia de la clase política para encauzar institucionalmente tensiones, diferencias y contradicciones que atormentan a un país. Esto conduce hoy, desde luego, a una desaprobación transversal de la clase política en toda la región (y el mundo), lo que en algún momento se trasladará también al análisis de la responsabilidad ciudadana a la hora de elegir a sus representantes.

    Mientras experimentamos una transición vertiginosa hacia un nuevo orden mundial, caracterizado por cambios radicales ininterrumpidos que generan constante incertidumbre, las interpretaciones de nuestros problemas ya no pueden hacerse de forma endógena, ignorando la interrelación de intereses a nivel internacional y las formas de hacer política en el mundo.

    La batalla de las ideas, tampoco es algo que se libre de una sola vez, es una tarea que la sociedad en su conjunto debe asumir y en la que ojalá amplias mayorías defiendan los valores de la democracia y eviten la deriva de ésta a gobiernos autoritarios o dictatoriales.

    Los países están hoy obligados por razones de convivencia a alcanzar una mirada común, y los políticos obligados a su vez a convencer a la sociedad de la necesidad de esa mirada compartida. No se trata sólo de la necesaria convivencia sino también de la urgencia de responder a fenómenos (como el cambio climático, la lucha contra la pandemia o el narcotráfico) que sólo pueden enfrentarse con éxito de modo coordinado y multilateral.

    Las instituciones y los actores políticos atraviesan hoy una coyuntura en extremo delicada. Sumidos en una alarmante merma de credibilidad, hoy ya no son fiables para una ciudadanía empoderada y activa a través de las redes sociales. Ante este reto deben ser capaces de realizar una reingeniería que promueva un relato de la historia que permita sacar lecciones, pero al mismo tiempo mostrar cómo se sale de la crisis de desconfianza y recuperar la convivencia cívica y un crecimiento que genere estabilidad.

    ¿Cuál es la clave para lograrlo? La evidencia indica que la respuesta está en que las instituciones funcionen y en que, a pesar de la decepción ciudadana, sean las propias estructuras democráticas y sus equilibrios de poder, los que eviten que las crisis y los problemas se resuelvan en las hogueras de la plaza pública, en un marco irracional y enardecido, que fomenta la aparición de populistas y autoritarios, sustentados a veces en la complicidad o el silencio de actores sociales relevantes, que a menudo pecan de ingenuidad o ignorancia, cuando no de simple ambición de poder.

    Probablemente esto pueda contribuir a entregar señales a la pregunta que la autora formula al inicio de su investigación: ¿Por qué algunas democracias que surgieron de transiciones pactadas experimentan, después de décadas, crisis significativas?

    La autora nos presenta un abanico de hipótesis para cada una de las sociedades que analiza, donde si bien hay señales comunes, hay otras que considera específicas de cada país, pero con un hilo conductor que apunta a la existencia de una planificación exógena, que se aprovecha de las debilidades de sociedades que no atinan a abordar con anticipación ni a solucionar problemas emergentes de alcance profundo, tanto más cuando muchos de ellos son de efectos previsibles cuando no evidentes.

    Es probable que en este ámbito ciertos líderes y partidos pequen o hayan pecado de cierta modorra o impericia intelectual para actuar de forma oportuna ante los problemas más acuciantes. Este texto dirige también la atención hacia los artífices de acuerdos fundacionales que consideran que el sólo hecho de haber logrado el consenso inicial bastaría para que el orden democrático se sostenga, desarrolle y corrija por sí solo, como si fuese prescindible una continua revisión de los procesos y el ajuste de los mismos.

    Mientras esa democracia fundacional duerme o se regocija con números azules, no advierte los problemas que comienzan a aguijonar a la sociedad, y tampoco se percata de que otros, con ojos avizores y agendas populistas, observan, estudian, agitan las aguas y hacen aflorar las debilidades de la institucionalidad, alimentan la hoguera del descontento y logran crear las condiciones para dinamitar el consenso inicial, alcanzar hegemonía cultural e imponer un nuevo sentido común que demanda un nuevo orden, aunque esté reñido con la democracia representativa liberal. Olvidan que esta implica asimismo una tarea, un compromiso, una defensa y una profundización de la misma.

    Entonces parece evidente que la democracia fundacional, la de los acuerdos, debe alimentarse y retroalimentarse continuamente, y que requiere de un control y una fiscalización para establecer cómo se han implementado dichos acuerdos y los efectos que han tenido en la sociedad. De ahí surge la tarea de corregir o cambiar a tiempo los procedimientos para garantizar el fluido funcionamiento de la democracia liberal representativa.

    El trabajo de Paola Bautista de Alemán nos invita a repensar la política de los acuerdos, a volver atrás si es necesario y a ajustarlos en aras de una sociedad que alcance la plenitud de la felicidad y del bien común.

    * El escritor Roberto Ampuero es Embajador de Chile ante el Reino de España. Fue Canciller de la República, Ministro Presidente del Consejo de la Cultura y las Artes, y Embajador en México. Es doctor en filosofía y letras, y autor de numerosas novelas, memorias y ensayos políticos. Obras suyas han sido traducidas a más de 15 idiomas.

    INTRODUCCIÓN

    El fin de las democracias pactadas analiza el surgimiento de sistemas democráticos y profundiza en las crisis que pudieran emerger durante su desarrollo. Incluye el estudio comparado de Venezuela, España y Chile. Fue pensado en medio de la turbulencia venezolana y fue escrito en la tranquilidad que me ofreció Alemania durante mi estancia doctoral. Sus páginas recogen experiencia política, horas de estudio y reflexión personal.

    Me conmueven los testimonios de quienes han resistido graves injusticias autocráticas. Sus experiencias nutren mi esperanza y reafirman el sentido de los esfuerzos de quienes vivimos situaciones parecidas. Las obras de Tzvetan Todorov contribuyen en esa dirección. Fallecido en 2017, era búlgaro. Emigró a París cuando era joven y su familia sobrevivió los totalitarismos del siglo XX. Su pluma describe la dimensión existencial que exige la lucha por la libertad.

    En 2009, veinte años después de la caída del Muro de Berlín, escribió Todorov La experiencia totalitaria. La publicación describe la vida, las historias y las reflexiones de sobrevivientes del nacionalsocialismo y del comunismo. Su testimonio es una contribución insustituible al estudio de las perversidades autocráticas. Muestra que en ocasiones la distancia facilita la comprensión de los procesos políticos y puede ofrecer herramientas para advertir el porvenir. En sus palabras: Fue preciso que el comunismo se derrumbara para que pudiera verlo como un todo del que ya no formaba parte y empezara a analizarlo (Todorov, 2009: 13).

    Desde esa distancia que ofrece el tiempo, observo los procesos políticos que ocurrieron en Venezuela, España y Chile en el siglo XX y que ocupan las páginas de este libro. Esta introducción incluye tres partes. Primero, una reflexión sobre el estudio y el ejercicio de la política. Segundo, una descripción sobre la metodología que guio mis esfuerzos y tercero, una breve descripción de cada capítulo.

    I

    El capítulo XV de El Principito narra su encuentro con el geógrafo. En el sexto planeta el joven viajero conoció a un señor con aspecto de sabio. Prontamente comenzó el intercambio. El geógrafo le explicó su oficio de la siguiente manera:

    No es el geógrafo quién debe hacer el cómputo de las ciudades, de los ríos, de las montañas, de los mares, de los océanos y de los desiertos. El geógrafo es demasiado importante para ambular. No debe dejar su despacho. Pero recibe allí a los exploradores. Les interroga y toma nota de sus observaciones. Y si las observaciones de alguno le parecen interesantes, el geógrafo hace averiguaciones acerca de la moralidad del explorador (Saint-Exupéry, 1946: 54).

    El geógrafo describió su trabajo. Un oficio aséptico y descriptivo. Este caballero no se moja ni se ensucia. Identifica como importante aquello que estima permanente. Y la distancia que le separa de los fenómenos que registra parece otorgarle la autoridad necesaria para juzgar a los exploradores y su desempeño.

    El primer impulso del principito fue de admiración. Un oficio de verdad, dijo. Seguidamente, emergió una curiosa tensión entre el señor que hablaba desde las alturas de su escritorio y el joven que lo escuchaba con los pies en la tierra. La tirantez se hizo evidente cuando el geógrafo distinguió las cosas permanentes de las contingentes, ubicando en las segundas a las flores. El principito resintió el comentario. Su corazón estaba puesto en su rosa y no comprendía por qué el objeto de sus afectos no era digno de observación. Quizás en ese momento se reconoció como explorador. Los exploradores viajan. Deambulan y conocen. Admiran. Registran. Se detienen en lo contingente y en lo permanente. Al finalizar el intercambio, cada quien siguió en lo suyo. El geógrafo sentado, el principito explorando; el geógrafo contemplando, el principito actuando.

    Vuelvo a este pasaje con frecuencia. Cada cierto tiempo lo releo y en algún debate político o académico ha regresado a mi mente. En mi carrera me he topado con dos tipos de geógrafos. Los primeros conocen los límites de sus herramientas y ofrecen con humildad sus hallazgos. Los segundos observan desde la distancia los fenómenos políticos y entienden que la realidad es del tamaño de los instrumentos que diseñan en sus despachos. Comprendo y valoro los aportes de ambos. De hecho, alguna vez me he reconocido admirada y diciendo un oficio de verdad. ¡Yo podría ser una!

    He conocido a geógrafos de los dos tipos que han llegado al poder. Fernando Henrique Cardoso, quien fuera presidente de Brasil (1995-2003), es un buen ejemplo de los primeros. Es un sociólogo que alcanzó la máxima magistratura después de un largo itinerario intelectual y una fructífera vida política. En su biografía, cuyo título revela lo inesperado de su destino (The accidental President of Brazil), describe los esfuerzos que invirtió en cultivar amistades cívicas y vínculos humanos que permitieron las reformas económicas que lideró. Llama la atención el capítulo que dedica a su relación con Luiz Ignacio Lula Da Silva, a quien derrotó en las urnas e identifica como su rival histórico. En sus páginas describe una relación basada en el reconocimiento y en el respeto mutuo. Este geógrafo carioca supo ser explorador.

    También he visto lo que ocurre cuando los geógrafos del segundo tipo llegan al poder. En 1989 llegaron a importantes ministerios en mi país. Yo era una niña. Tenía 8 años. Pero recuerdo la crisis, el descontento extendido, la preocupación de mis padres, los cacerolazos y el dolor de una democracia que se nos iba entre las manos. Estos geógrafos entraron al tren de gobierno e impusieron decisiones económicas sin buscar el consenso del país. No discutiré la pertinencia de las medidas. Ciertamente eran necesarias. La soberbia de quienes crearon planes perfectos desde las alturas de sus despachos nos hizo mucho daño. En democracia no basta con reconocer el camino adecuado, resulta indispensable impulsar acuerdos que los hagan viables. Los geógrafos criollos de 1989 no quisieron ser exploradores.

    La tensión entre geógrafos y exploradores es inevitable. He pensado que para aliviarla es necesario cultivar geógrafos conscientes de los límites de sus herramientas y exploradores honestos que sepan acudir a ellas. Quizás también ayude que existan más geógrafos que se animen a explorar. En estas páginas iniciales encontrarán los esfuerzos de una exploradora que acudió a los instrumentos de la ciencia para conocer mejor la realidad.

    II

    Veamos ahora algunas claves sobre la metodología que guio mis esfuerzos. Para desarrollar la investigación acudí a fuentes de distintas áreas del conocimiento. Consulté investigaciones sobre transiciones hacia la democracia, democratización y reversiones autocráticas. Además, consulté testimonios, referencias históricas y documentos sobre los casos de estudio: Venezuela, España y Chile.

    Antes de avanzar conviene aclarar que El fin de las democracias pactadas es la adaptación divulgativa de mi disertación doctoral, la cual defendí el 8 de julio de 2019 y fue calificada como Cum Laude. Los detalles metodológicos pueden ser poco atractivos. Tienden a ser minuciosos. Sin embargo, he querido dedicar este breve apartado para resumir el camino que recorrí para llegar a los hallazgos. Está especialmente dedicado a los exploradores que acuden a la ciencia para comprender la realidad.

    Esta investigación surgió con una pregunta: ¿Por qué algunas democracias que surgieron de transiciones pactadas parecen experimentar crisis varias décadas después de su momento fundacional? La interrogante delimita el ámbito del estudio a las democracias pactadas y propone dos momentos para el análisis: el momento fundacional y el momento crisis. Para desarrollar ambos conceptos acudí a los aportes de dos autores que son indispensables para la ciencia política: Samuel Huntington y Juan Linz.

    Tomé el concepto de momento fundacional que ofrece Samuel Huntington (1993) en La tercera ola. El autor identifica dos fases para este periodo: la liberalización y la inauguración democrática. La primera corresponde al quiebre autocrático y la segunda a la creación del nuevo orden. Es un periodo marcado por la inestabilidad y se destina a la construcción de consensos que permitirá el establecimiento de las bases del modelo democrático que se desea inaugurar. Julio María Sanguinetti, expresidente de Uruguay, afirma que es un momento en el que conviven el temor y la impaciencia (1991). El temor de quienes enfrentan la realidad de perder el poder y la impaciencia de quienes aspiran prontamente a la libertad.

    Para desarrollar el concepto de momento crisis tomé como referencia el término que ofreció Juan Linz (1989) en La quiebra de la democracia. El autor señala que se trata de tensiones que ocurren cuando un hito coyuntural exacerba asuntos no resueltos por el sistema político y emergen demandas de soluciones inmediatas.

    Considerando la complejidad del concepto de crisis y el peso que tiene el entorno en su desarrollo, construí un término propio siguiendo los aportes teóricos de Linz (1989), Nohlen (2010), Foa y Mounk (2017) y Levitsky y Ziblatt (2018). El concepto de crisis que diseñé distingue tres niveles de intensidad según su grado de influencia en el respeto y cumplimiento de las normas establecidas en el momento fundacional que sustentan el sistema democrático. Esos tres niveles de intensidad en la crisis son los siguientes:

    Crisis nivel 1: Identifico una crisis en nivel 1 cuando se registra distanciamiento entre la sociedad y los valores democráticos establecidos en el pacto inaugural. (Foa y Mounk. 2017; Levitsky y Ziblatt, 2018; Ginsburg y Huq, 2018).

    Crisis nivel 2: Identifico una crisis en nivel 2 cuando el sistema de partidos políticos configurado en el momento fundacional sufre descalabro. Entiendo descalabro por la pérdida de apoyo popular en procesos electorales y la configuración de un pluralismo polarizado. (Linz, 1989; Ginsburg y Huq, 2018).

    Crisis nivel 3: Identifico una crisis en nivel alto cuando ocurren situaciones que afectan fundamentos del sistema democrático inaugurado con el pacto fundacional. (Linz, 1989; Elkins, Ginsburg y Melton, 2009; Ginsburg y Huq, 2018).

    Los niveles de intensidad de la crisis se asignaron en función de su relación con los acuerdos fundamentales suscritos en el momento fundacional. De esta manera, establecí una relación proporcional entre profundidad de la crisis y el respeto de los acuerdos inaugurales: mientras más alta sea la intensidad de la crisis, mayor será el impacto en las normas fundamentales.

    Frente a la pregunta inicial planteé a modo de hipótesis la siguiente idea: los elementos que conforman la crisis que pueden experimentar las democracias pactadas décadas después de ser inaguradas [o de sellarse los pactos fundacionales] están relacionados con asuntos no resueltos en los acuerdos de transición. De esta manera, propuse que podría existir relación entre los dos momentos de análisis propuestos. Es decir, que las decisiones que se tomaron en el momento fundacional pueden generar condiciones que propicien o eviten tensiones futuras.

    La pregunta de la investigación y su hipótesis central me llevó a formular el objetivo del estudio: comprender las principales razones que parecen generar y profundizar crisis en sistemas democráticos que surgieron de transiciones pactadas décadas después de haber sido inauguradas tomando como casos de estudio las experiencias de Venezuela, España y Chile. Para alcanzarlo, me decanté por el método de comparación histórico-empírica de Dieter Nohlen (2010). El autor alemán señala que esta metodología conviene a investigaciones: (i) Cualitativas e inductivas. (ii) De análisis multicausal que permite alcanzar relación circular y recíproca. (iii) Con alcance limitado en sus hallazgos y (iv) tomando al contexto histórico y político como elemento fundamental para el análisis.

    Partiendo de la propuesta de Nohlen establecí los dos momentos de análisis precisados en líneas anteriores: el momento fundacional y el momento crisis. Después de estudiar ambos momentos, hice el análisis comparado de cada país. Y para finalizar comparé los casos entre sí.

    III

    El libro cuenta con cinco capítulos. El primero es Ideas sobre democracia. Es el soporte teórico del estudio e incluye los conceptos que guían su desarrollo. Contiene tres partes: una aproximación al concepto de democracia, la descripción del itinerario de democratización y, por último, el desarrollo del término crisis.

    El segundo capítulo lo dedico al caso venezolano. Lo ubiqué en primer lugar siguiendo criterios cronológicos. Comencé estudiando el momento fundacional. Profundicé en los factores que animaron a los actores políticos a crear y suscribir los acuerdos inaugurales. Identifiqué y describí los seis pactos alcanzados. Y finalmente analicé el pluralismo moderado que se configuró después de las primeras elecciones democráticas. Después avancé hacia el momento crisis. El caso venezolano es interesante porque en él se desarrollan plenamente las fases del concepto que diseñé para la investigación. En mi país se desarrolló la crisis en los tres niveles. En el apartado sobre Venezuela se encuentra una descripción detallada del proceso de erosión democrática y la dinámica que propició el quiebre del sistema político que nació en Puntofijo.

    En el tercer capítulo expongo el caso español. Siguiendo la metodología creada inicié con el momento fundacional. Dadas las particularidades del país ibérico, me detuve en el proceso de liberalización. Al concretarse por vía de reformas, presenta una complejidad especial que debió ser considerada en el análisis de los acuerdos. Luego, distinguí los factores que animaron el consenso de los actores políticos y estudié los cinco pactos que le dieron su arquitectura jurídica, política y constitucional a la democracia española. Después estudié el pluralismo moderado que se constituyó en las elecciones inaugurales.

    Una vez culminado el análisis del momento fundacional, avancé al momento crisis. En el caso español, encontré el desarrollo en los niveles 1 y 2. El análisis comparado reveló que la democracia española es un sistema con demandas de renovación.

    El cuarto capítulo corresponde al caso chileno. Al igual que el apartado dedicado a España, me detuve en el estudio del proceso de liberalización. En el país austral encontré un nivel superior de dificultad porque esta fase fue amplia y compleja. Se extendió durante once años. En más de una década los actores políticos impulsaron acciones, moderaron sus preferencias y construyeron consensos mínimos que permitieron la inauguración democrática. El estudio de los acuerdos reveló dos tipos de consenso: entre el gobierno y la oposición y entre los opositores. Seguidamente analicé el sistema de partidos que surgió en la primera elección libre que ocurrió en Chile después de diecisiete años de dictadura militar. En cuanto a la crisis, al momento de presentar el estudio identifiqué su desarrollo en los niveles 1 y 2. Para efectos de esta edición consideré los eventos ocurridos en 2019 y en 2020 y encontré la aproximación del nivel 3. En el análisis destaco la importancia de acuerdos mínimos, el surgimiento de un sistema con vocación reformista y la presencia de una polarización incipiente.

    El quinto capítulo es el análisis comparado de los casos estudiados. Contrasté los resultados obtenidos en el estudio particular de cada caso con el propósito de identificar hallazgos generales. De esta manera, el análisis ofrece dos niveles de resultados: los correspondientes al de cada país y el general, que expongo en el mencionado capítulo.

    Antes de culminar debemos recordar que este libro no pretende ofrecer premisas definitivas sobre los procesos de cambio político y las posibles crisis que pueden enfrentar los sistemas democráticos. Durante su desarrollo confirmé que, si bien las transiciones y las crisis son procesos susceptibles a la metodología comparada, existen particularidades que las hacen tan únicas como el pueblo y el liderazgo que las impulsa.

    Espero que los hallazgos contribuyan con el estudio de los fenómenos objeto de esta investigación y faciliten su comprensión. Al igual que Germaine Tillion, entiendo que el conocimiento en sí conduce a la acción, y el papel del erudito consiste no sólo en estudiar, sino también en intervenir (Todorov, 2009: 68).

    El fin de las democracias pactadas fue posible gracias al apoyo de la Fundación Konrad Adenauer y de la Universidad de Rostock. Agradezco la generosidad del profesor Nikolaus Werz, quien recibió mi propuesta de investigación con interés y la impulsó con el favor de quien comprende el duro momento que vivimos los venezolanos. Debo mencionar a mi familia, especialmente a Gustavo y nuestros hijos. Los cuatro supieron construir una estructura de solidaridad alrededor de mi proyecto académico y político. La incondicionalidad de Ramón Cardozo y Juan Miguel Matheus y la ayuda de Héctor Briceño Montesinos, Miguel Ángel Martínez Meucci y mi editor, Sergio Dahbar.

    Caracas, 20 de agosto de 2020

    CAPÍTULO 1

    IDEAS SOBRE DEMOCRACIA

    Toda iniciativa intelectual exige la identificación de fundamentos teóricos. El investigador debe construir la caja que contiene las herramientas que permitirán descubrir y conocer realidades. Este capítulo es mi toolbox y tiene ese propósito: compartir las ideas que me guían y me ayudaron a comprender el declive de las democracias pactadas.

    Está divido en tres partes: (i) Una aproximación a la democracia, (ii) Itinerarios de democratización y (iii) Desconsolidación y quiebre democrático. En el primer apartado ofrezco un recorrido por el concepto de democracia y me detengo en aquellos términos que nutrirán el estudio: democracia pactada, actores políticos, partidos políticos y elecciones. Seguidamente describo los itinerarios de democratización identificados por Samuel Huntington: liberalización, inauguración y consolidación. Para finalizar profundizo en los conceptos de crisis, desconsolidación y quiebre democrático.

    Mi acercamiento incluye pensadores clásicos, testimonios de políticos que lideraron procesos de liberación y las más recientes investigaciones sobre el tema. Espero que el lector encuentre en estas páginas insumos que le permitan profundizar en los fenómenos políticos que nos ocupan.

    Una aproximación

    La democracia es una aspiración recurrente. Los países que nunca han gozado de ella buscan abrirse caminos para encontrarla y aquellos que la conquistaron dedican esfuerzos para fortalecerla y no perderla. Siendo más complejo el caso de quienes la perdieron y ahora luchan por rescatarla. Por ser norte del desarrollo político desde hace dos siglos¹, su concepto ha sido foco de múltiples reflexiones y, si bien el término data de tiempos antiguos, su acepción moderna es la que me ocupa en esta oportunidad.

    La propuesta ganó prestigio con el pasar de los años. En el siglo XVIII —en tiempos de las revoluciones francesa y americana— no contaba con la buena reputación de hoy. Alexis de Tocqueville en La Democracia en América (1835) es quizás la referencia que mejor ilustra el temor de los hombres de la época hacia las decisiones de la mayoría. En el siglo XIX, cuando las ideas ilustradas se concretaron en el campo de la acción política, se moderó la percepción negativa asociada a los posibles rasgos volubles e inestables del pueblo. Así, la democracia afiliada a los conceptos de participación, autogobierno, igualdad y libertad individual, se puso al frente del discurso político. Y en los albores del siglo XX el término resultó una aspiración común de las sociedades que buscan el progreso.

    Este paseo rasante sirve de preámbulo para reflexionar sobre la idea de democracia que predomina en el mundo de hoy². Me refiero a los postulados que guían a quienes se proponen construir un nuevo orden de libertad y justicia.

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