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Las transferencias de las mujeres campesinas de Zacatecas al sistema económico
Las transferencias de las mujeres campesinas de Zacatecas al sistema económico
Las transferencias de las mujeres campesinas de Zacatecas al sistema económico
Libro electrónico164 páginas2 horas

Las transferencias de las mujeres campesinas de Zacatecas al sistema económico

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Las actividades dentro, en el límite y fuera del hogar, se traducen en la producción de bienes y servicios de las mujeres campesinas para el consumo de los miembros de la familia que a su vez adquieren la forma de trabajador activo, trabajador precario, en formación o en actividades del campo sin remuneración. En la población campesina podemos enco
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento1 sept 2021
ISBN9786078563678
Las transferencias de las mujeres campesinas de Zacatecas al sistema económico
Autor

Humberto de Luna López

Humberto de Luna López Es doctor en Ciencias Sociales y Humanidades por la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA). Desde su concepción, producto de su investigación, la desigualdad en el acceso, control y usufructo de la tierra afecta tanto a los hombres como a las mujeres, pero estas últimas han sido excluidas e invisibilizadas tanto en el ámbito privado como en el público, lo cual ha analizado en Fragmentos de la complejidad rural zacatecana, del que es coordinador, Editorial Taberna Libraria, 2013; Evidencias de la problemática estructural zacatecana y sus contextos desde la perspectiva de las Políticas Públicas, Editorial Taberna Libraria, 2015, y Mercados de trabajo para mujeres campesinas en América Latina: entre la estadística y la realidad, Ediciones de la Noche, 2016. Marisol Cruz Cruz Es doctora en Ciencias Sociales y Humanidades por la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA). Su principal línea de investigación es el estudio de los segmentos de población rural, sus actividades, sus emprendimientos y sus éxitos. Sus últimas publicaciones son Cruz, Marisol y De Luna, Humberto, 2016, editorial Fontamara, con “Políticas públicas para mujeres rurales-campesinas. Un estado de la discusión para México”, en Rubén Ibarra Escobedo (coord.) La crisis Capitalista y los de- safíos para el pensamiento crítico; y de autora del artículo “Apuntes sobre el campesinado multifuncional de Zacatecas, México”, Revista Contribuciones a las Ciencias Sociales, octubre-diciembre 2017.

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    Las transferencias de las mujeres campesinas de Zacatecas al sistema económico - Humberto de Luna López

    Índice de cuadros

    Cuadro 1. Crecimiento y composición de la población total y rural de mujeres en América Latina

    Cuadro 2. Población Total de la mujer rural en países de América Latina

    Cuadro 3. Ocupación de las mujeres rurales mayores: PEA y PNEA en América Latina

    Cuadro 4. Producción minera según principales municipios de Zacatecas

    Cuadro 5. Volumen de la producción agrícola por tipo de cultivo en Zacatecas periodo 2006-2014 (toneladas)

    Cuadro 6. Producción pecuaria en Zacatecas (2011-2012)

    Cuadro 7. Producción de ganado en pie y carne en canal en el Estado de Zacatecas

    Cuadro 8. Producción de leche de bovino, leche de caprino y huevo en el Estado de Zacatecas

    Cuadro 9. Producción de miel, cera en greña y lana sucia para el Estado de Zacatecas

    Cuadro 10. Total de ejidatarios y mujeres por sexo y tipo de localidad

    Cuadro 11. Acceso a la educación superior escolarizada en el estado de Zacatecas por sexo

    Cuadro 12. Actividades de los miembros de la familia campesina en el hogar

    Cuadro 13. Integrantes de la familia campesina que consumen las actividades en el hogar

    Cuadro 14. Actividades de los miembros campesinos fuera del hogar pero en beneficio de la familia

    Cuadro 15. Integrantes de la familia campesina que consumen los servicios producidos fuera del hogar

    Cuadro 16. Actividades de los miembros de la familia campesina con la recolecta de hierbas y alimentos

    Cuadro 17. Integrantes de la familia campesina que consumen la recolecta de hierbas y alimentos

    Cuadro 18. Actividades de los miembros de la familia campesina con la tierra

    Cuadro 19. Consumo de la producción de los miembros de la familia campesina de la tierra

    Introducción

    Los estudios sobre las mujeres han sido para visibilizarlas en las distintas esferas de la sociedad. En la política, en la economía, en la cultura, en las artes y en la literatura es donde se han realizado los mayores procesos para ocupar un lugar en su historia.

    Vista por segmentos de población, se detectan diversas aportaciones sociales de las féminas, desde la realización de las actividades de producción de bienes y servicios no asalariados y asalariados.

    Las campesinas, identificadas con las características del ejido, los bienes comunitarios y los minifundios, son una creación del Estado mexicano, que con la Revolución mexicana de 1910 fueron liberados del subyugo hacendado.

    En Zacatecas, el campesino accedió a la tierra hasta la década de los treinta del siglo pasado, pero esto no frenó el proceso migratorio. Así que si el reparto de tierras tenía la intención de contener la migración e incluir a los excluidos a la estructura productiva, esto quedó en el proceso, porque Zacatecas ha mantenido su papel de productor de mano de obra barata.

    Aun hace unos años se hablaba de que la disponibilidad de mano de obra era equivalente a una masa de trabajadores en espera de ocuparse en las nuevas industrias, pero eso no ha ocurrido. La masa de desocupados en edad de trabajar, que se encuentra catalogada como inactiva, es de 518 051 para el primer trismestre del 2017; 619 925 activos de los cuales 602 314 se encuentran ocupados y 17 611 están desocupados (STPS, 2017).

    En la actualidad dificilmente se puede hablar de ejército industrial de reserva en Zacatecas, porque la estructura productiva ha mostrado un proceso complejo de incorporación de la mano de obra (Ramírez, 2007; Pino, 2007; y Serna, 2009) que excede a la capacidad de la industria, por lo que más bien se debe hablar de una población sobrante.

    En la década de los setenta, incluso en los ochenta del siglo pasado, los estudios eran de visiones parciales. O bien se les estudiaba desde la esfera del hogar como ámbito privado, que engloba las actividades de traspatio, aseo, cuidado de los miembros de la familia y administración del hogar; o bien desde lo público en el que se incluyen las actividades de la parcela, las artesanías e incluso el trabajo remunerado.

    Algunas visiones críticas suelen dar por sentado que las mujeres campesinas son explotadas porque son parte del sistema económico, una economía de mercado, de oferta y demanda, de la mano invisible. Pero en realidad, al igual que ellas, coexisten otras formaciones sociales, entendidas así porque se encuentran en los márgenes de la economía normal o de la economía formal y operan bajo el esquema de ausencia de las ansias de explotación de la mano de obra, de la ganancia, la innovación y la acumulación de sus procesos productivos.

    Por lo general, estas sociedades se centran en el uso del trabajo familiar para subsistir y, si las condiciones son óptimas, generan empleos para el otro, lo cual permite establecer una relación de ayuda mutua sin la expectativa de la ganancia como finalidad.

    Por lo tanto, la campesina pertenece a una formación social que está en los márgenes del sistema económico e históricamente se ha relacionado con ella de manera indirecta. En la época de la Revolución mexicana, la mujer rural que se convertiría en campesina seguía a su hombre rebelde montado sobre un caballo, pero ella era invisible, caminaba a paso veloz o trotando por caminos accidentados, cargada de sus harapos y desalineada.

    Ha sido en años recientes que la academia y la política han brindado a la sociedad reflexiones del papel crucial de las mujeres (sobre todo rurales de las que se desprendieron las campesinas y urbanas) en la formación de México como nación, al convertirse en proveedoras de alimentos, enfermeras y prostitutas para extraer información del enemigo e incluso incorporarse a las filas de combate.

    El fin del enfrentamiento armado trajo consigo el reparto de tierras y la reconstrucción de la nación devastada, donde las mujeres se convirtieron en proveedoras de mano de obra en empleos disponibles o volvieron a sus hogares.

    También se definieron los intereses de las mujeres. Las rurales se preocuparon y ocuparon más por buscar la subsistencia familiar mientras las urbanas, contagiadas por los acontecimientos en Estados Unidos, lucharon por el voto femenino, que con el tiempo benefició a todas las mujeres sin importar condición, raza o etnia.

    Formar una nueva nación ha requerido no sólo de hombres, también ocupa mujeres en el mercado laboral, motivadas por la modernización de su hogar y el uso de instrumentos que facilitarán el quehacer o simplemente para la subsistencia.

    Pero la incorporación de la mujer a las actividades económicas y políticas jamás volvió a ser la misma. Se ha reconfigurado y no ha vuelto a ocupar exclusivamente el espacio del hogar.

    A mediados de la década de los setenta del siglo pasado, el modelo económico que propició el crecimiento y mejora del mercado interno, comenzó a mostrar signos de debilidad y significó la entrada del neoliberalismo. Con ello, la incorporación de las mujeres a los mercados laborales. Del confinamiento privado comenzó su traslado al ámbito público. Surgió la necesidad de enviar a las hijas de las familias campesinas a las zonas urbanas, fundamentalmente la Ciudad de México, para emplearse en el servicio doméstico o las mismas mujeres que eran madres a incorporarse a los trabajos asalariados cercanos a sus hogares para no dejar desatendido su rol de madre-esposa.

    A la par de la incorporación masiva a los mercados de trabajo, el gobierno implementó estrategias de otorgamiento de créditos a mujeres para incentivar la generación de ingresos y contribuir al bienestar familiar. En esas condiciones, las mujeres transitaron de la tanda¹ al crédito gubernamental, que daría paso al surgimiento de las Unidades Agro Industriales de las Mujeres (UAIM) para esposas de ejidatarios, que persiste en la actualidad y lo integran mujeres de 40 y más años.

    En la década de los noventa del siglo pasado, el reparto agrario concluyó y se esfumó la posibilidad real de las mujeres de acceder a la tierra. Los programas gubernamentales se diversificaron. La campesina tuvo la posibilidad de acceder a fondos (créditos o fondo perdido) para poner en marcha un negocio.

    Los programas de impulso económico tuvieron su mayor auge en los primeros años del presente siglo, con la visión changarrera del Gobierno federal, liderado en ese momento por un administrador de la empresa refresquera más grande en el país (Coca-Cola).

    Iniciativas de embutidos, productos en escabeche, ropa, accesorios, abarrotes y transformación de la leche en sus derivados comenzaron a aparecer en mayor medida. El maíz convertido en tortillas, el frijol vendido para preparación instantánea o la formación de nuevos productos que se lograron teniendo como proveedores a las principales transnacionales (Sam’s, Wall Mart, Cotsco, Home Depot y Office Depot) dinamizaban la economía. Los changarros garantizaban su subsistencia y las transnacionales obtenían las mejores ganancias.

    En la época actual, se promueve el emprendedurismo, una forma de incluir a la economía formal a los excluidos del sistema y amortiguar el crecimiento de la informalidad. La visión emprendedora permite disponer de un pequeño negocio, pero tiene la ventaja de generar un empleo para el otro en condiciones de trabajo decente parcial, porque puede o no disponer de todas las prestaciones laborales. La sociedad lo identifica con el comercial de Pepe y Toño.

    Tanto la visión changarrera como el emprendedurismo, tienen rasgos comunes con los primeros programas de créditos otorgados en la década de los ochenta. Entre ellos, que están diseñados para la subsistencia y sobrevivencia familiar, muy alejados de las ansias de innovación y valorización, lo cual explicaría su eventual fracaso. A ello se suma la debilidad de capital productivo que descansa en los países hegemónicos como Estados Unidos, China, Rusia y Alemania.

    En un entorno complejo, la familia campesina se reconfigura y diversifican sus actividades. Además de producir en la parcela se convierten en asalariados ilegales, jornaleros, obreros, mineros o cualquier trabajo que les represente un ingreso, con lo cual la agricultura se convierte en una fuente de ingresos casi inexistente pero realizada para el autoconsumo y por costumbre, basada en recuerdos, anhelos y añoranzas del pasado por quienes en su juventud la trabajaron y les representó un ingreso.

    Por eso, resulta pertinente conocer la relación de la campesina con la economía. Más que conformarse en aceptar y reducirse a que es explotada por la economía, porque su trabajo no está contabilizado en la reposición de la mano de obra del trabajador que vende su fuerza de trabajo a un propietario de los medios de producción y porque en realidad no

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