Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Estudios del rururbano en América Latina: Teorías y métodos, regulación, impacto ambiental, turismo, patrimonio, mercado y servicios
Estudios del rururbano en América Latina: Teorías y métodos, regulación, impacto ambiental, turismo, patrimonio, mercado y servicios
Estudios del rururbano en América Latina: Teorías y métodos, regulación, impacto ambiental, turismo, patrimonio, mercado y servicios
Libro electrónico859 páginas10 horas

Estudios del rururbano en América Latina: Teorías y métodos, regulación, impacto ambiental, turismo, patrimonio, mercado y servicios

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

El presente libro es el resultado de investigación de distintos proyectos en América Latina que se enlazan desde el Programa-Red Estudios del Rururbano en América Latina (ELER). Por este motivo, es necesario, antes de continuar con los antecedentes que llevan al ELER a pensar en una segunda publicación luego de su fundación en 2019, explicar qué entendemos por rururbano . Lo rururbano es una configuración territorial que puede ubicarse básicamente en tres órdenes: en los márgenes del campo y de la ciudad, en lo rural excentrado con modos de vida urbanos-urbanizados en el campo o, también, en los modos de vida rurales de la ciudad. Estos órdenes representan las nuevas realidades del estudio del territorio o, mejor aún, de cómo las realidades socioespaciales que se han ido configurando en las últimas décadas han dado paso al planteamiento de lo que denominamos como territorios rururbanos contemporáneos .
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento22 may 2022
ISBN9789587817812
Estudios del rururbano en América Latina: Teorías y métodos, regulación, impacto ambiental, turismo, patrimonio, mercado y servicios

Relacionado con Estudios del rururbano en América Latina

Libros electrónicos relacionados

Ciencia medioambiental para usted

Ver más

Artículos relacionados

Categorías relacionadas

Comentarios para Estudios del rururbano en América Latina

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    Estudios del rururbano en América Latina - Manuel Enrique Pérez Martínez

    Presentación

    Manuel Enrique Pérez Martínez, Beatriz Nates-Cruz y Paola Acosta-Nates

    Marzo del 2022

    El presente libro es el resultado de investigación de distintos proyectos en América Latina que se enlazan desde el Programa-Red Estudios del Rururbano en América Latina (ELER). Por este motivo, es necesario, antes de continuar con los antecedentes que llevan al ELER a pensar en una segunda publicación luego de su fundación en 2019, explicar qué entendemos por rururbano. Lo rururbano es una configuración territorial que puede ubicarse básicamente en tres órdenes: en los márgenes del campo y de la ciudad, en lo rural excentrado con modos de vida urbanos-urbanizados en el campo o, también, en los modos de vida rurales de la ciudad. Estos órdenes representan las nuevas realidades del estudio del territorio o, mejor aún, de cómo las realidades socioespaciales que se han ido configurando en las últimas décadas han dado paso al planteamiento de lo que denominamos como territorios rururbanos contemporáneos.

    Dichas realidades marcan el uso del suelo que en cada uno de esos órdenes constituye fenómenos y problemas que no solo son del ámbito académico, sino también de la política pública del ordenamiento territorial y de los planes de desarrollo. Lo más estudiado en este ámbito del uso del suelo rururbano es lo que se ha denominado como el suburbano en las inmediaciones campo-ciudad; no obstante, lo que acontece en lo excentrado y en el campo dentro de la ciudad requiere igualmente de estudios que muestren una gestión integrada campo-ciudad-campo, más allá de las dicotomías que suelen establecer morfologías fisiográficas y culturales predeterminadas, como si acaso no se tratara de interconexiones, sino de usufructos a menudo asimétricos.

    El estudio de lo rururbano y sus impactos territoriales en América Latina es uno de los desafíos vigentes para explicar la forma en la que se configuran las ciudades y las metrópolis contemporáneas y su relación siempre vigente con las zonas rurales. Este rururbano, complejo, sistemático y muldimensional emerge cada vez más con una dinámica, un funcionamiento y una morfología especifica. En América Latina, la originalidad de los procesos genera espacios y configura territorios con rasgos y problemáticas comunes, susceptibles de ser estudiados desde una perspectiva transdisciplinar, entendiendo siempre que la transformación del espacio en territorio pasa por la configuración y por dinámicas geosociohistóricas en los que importan tanto las escalas de la geografía económica como las escalas culturales (Nates-Cruz, 2020).

    Todo este debate llevó en el año 2019, como se señala al comienzo, a que desde el Departamento de Geografía de la Universidad del Litoral en Argentina se organizara el I Encuentro del Rururbano en América Latina, que motivó la creación, en coautoría con la Universidad del Litoral, la Universidad Estadual de Campinas, la Universidad de São Paulo de Brasil, la Universidad de la República de Uruguay, la Universidad de Buenos Aires y la Universidad de Caldas (Colombia), del Programa-Red ELER.

    El primer encuentro fue una plataforma que propició el intercambio y el debate en el ámbito académico a través de la presentación de trabajos críticos y reflexivos de corte teórico, metodológico y empírico en torno a lo rururbano en América Latina. Lo anterior con los siguientes objetivos: 1) aportar al diálogo interdisciplinario de una problemática y de un objeto de estudio común; 2) contribuir, a través de herramientas teórico-metodológicas, a la difusión, extensión y transferencia de conocimientos para el tratamiento de los temas rururbanos y sus aportes tanto al ámbito académico como a la gestión pública. Este último aspecto es clave en la concepción del ELER, puesto que el diálogo y las propuestas académicas y de gobierno no solo enriquecen el debate para el conocimiento y la proyección de resultados, sino que propician un trabajo conjunto. Este primer encuentro dejó elementos claves para pensar esa sinergia desde dimensiones como la sociodemográfica; los usos del suelo; la identidad rururbana; la gestión, la planificación y la gobernanza; los impactos y conflictos ambientales, así como los procesos de gentrificación.

    Los antecedentes del evento y el desarrollo del mismo dejaron ver que existe una cantidad ponderable de literatura científica y de informes de gobierno que desde finales de la década de los noventa nos han ofrecido informaciones importantes y que, para los fines del ELER, sus proyectos y sus publicaciones se han convertido en una destacada línea base.

    La manera exitosa, en el evento mismo, en la solidez del equipo de trabajo y en la publicación lograda con igual éxito (Cardoso y Acosta, 2020), llevó a que en 2021 se realizará el II Encuentro del Rururbano en América Latina (ELER, 2021) en la Universidad de Caldas, a través del Instituto de Investigaciones en Ciencias Sociales y Humanas desde su Observatorio de Análisis y Gestión Regional.

    En este evento del 2021, el aprendizaje fue mayor aún no solo por los avances que se habían logrado en el Programa-Red ELER, sino también porque, por una parte, debieron organizar y realizar un evento totalmente online, debido a las condiciones que imponía la pandemia a causa de la COVID-19, y, por otro lado, se sumó a la conformación de la red la Pontificia Universidad Javeriana, sede Bogotá, que tiene una larga trayectoria en los temas del ELER. El importante compendio de universidades que componen el Programa-Red ELER permite comprender que el estudio del rururbano contemporáneo no es una moda, sino que, por el contrario, se inicia con el trazado de una larga trayectoria en el porvenir académico y de la gestión territorial.

    El objetivo del segundo encuentro giró en torno al entendimiento del rururbano desde seis dimensiones: 1) impactos ambientales; 2) abordajes teórico-metodológicos; 3) regulación y desregulación en la disputa por el suelo; 4) mercado de trabajo, movilidad y actores emergentes; 5) migración de servicios y morfología territorial; 6) usos turísticos y patrimoniales del rururbano.

    Esas mismas dimensiones dan forma a las secciones del libro, que se reagrupan por capítulos. En la primera sección se presentan los debates teórico-metodológicos en el estudio de lugares rururbanos periféricos. En ella se revela una ruta de investigación en la que se distinguen disertaciones respecto a cómo aquellos ensamblajes se convierten en un fenómeno que deconstruye y resignifica la idea del orden territorial, constantemente relacionada con la búsqueda de la centralidad y la conectividad regional. La propuesta analítica de los textos nos invita a explorar las divergentes dinámicas socioespaciales que se encuentran inmersas en medio de problemas ambientales, riesgos ecológicos y la inclusión al mercado laboral. Ante ello se plantea la necesidad de ampliar los estudios sobre la memoria de los poblamientos, tematizar la relación entre patrimonio y territorio y rastrear las tipologías de los sujetos que allí interactúan, en razón a valoraciones, resiliencias, resignificaciones y reivindicaciones.

    En la segunda sección se analiza la regulación y desregulación en la disputa por el suelo rururbano. Aquí los capítulos ofrecen una respuesta a cómo las normas controlan o desarreglan territorios periféricos, produciendo álgidos conflictos por los usos del suelo. Estos son escenarios en los que se debate el rol de los actores estatales, inmobiliarios y de la sociedad civil. Los análisis allí expuestos contribuyen al debate sobre cómo generar una inserción equitativa entre los espacios urbanos y rururbanos, y cómo afrontar allí las condiciones de habitabilidad y de sostenibilidad económica, además de otros asuntos como los entornos de tenencia de la tierra y la administración de la herencia del suelo.

    La tercera sección recoge los capítulos que muestran estudios específicos sobre los impactos ambientales en el rururbano. Allí los textos problematizan la modalidad expansiva y difusa de las ciudades latinoamericanas en las que se encuentran espacios y condiciones de anarquía territorial, y en las que hay una falta de regulación, planificación y control que aseguren la sostenibilidad de los recursos naturales que se encuentran en riesgo. Entre ellos se identifican problemáticas relacionadas con el consumo y la afectación de recursos de gran valor, como el suelo fértil y productivo, las fuentes hídricas, los humedales, la vegetación natural y endémica, las actividades productivas tradicionales y los paisajes naturales, socionaturales y culturales.

    En la cuarta sección, titulada usos turísticos y patrimoniales del rururbano, los capítulos tratan sobre las transformaciones y las disputas territoriales que vienen generándose como consecuencia del llamado turismo neoliberal, mercantilizador y privatizador de naturalezas y culturas. A partir de este concepto se aborda la especulación inmobiliaria y, con ello, la consecuente retracción de actividades agropecuarias, la pérdida de derechos territoriales de comunidades locales, el desplazamiento de productores y pobladores y la degradación ambiental y paisajística. Dichas condiciones se leen como la evidencia de transformaciones no solo de carácter material, sino también simbólicas, dentro de las que se destacan los procesos de redefinición identitaria y de sentidos de pertenencia. Por otra parte, en esta sección se muestra cómo el turismo, visto y aplicado en perspectiva de valorización patrimonial, posibilita la consolidación de proyectos alternativos y revela escenarios para el fomento de alianzas entre productores rurales y consumidores urbanos. Se trata de proyectos menos frecuentes, pero relevantes, en tanto que expresan la posibilidad de la emergencia de territorialidades horizontales, justas y solidarias en las relaciones de oportunidad entre el campo y la ciudad.

    En la quinta sección, titulada el mercado de trabajo y la movilidad rururbana, se recogen capítulos en los que se demuestra cómo en aquellos espacios de interacción urbano-rural persisten diferentes unidades de producción, que determinan el acercamiento de relaciones sociales entre productores de alimentos y vendedores de servicios. Esta es la materialización de una amplia complejidad social que se intensifica y que determina diversas escalas de movilidad espacial entre sus integrantes. Se plantean, además, las implicaciones laborales que emergen de los asentamientos producidos por reformas agrarias, así como por condiciones migratorias que terminan por reproducir problemas ambientales y de ampliación de la desigualdad social, dadas las fuertes disparidades en aspectos de reconocimiento sociocultural, institucional, de género y generacional.

    La última sección atiende temas relacionados con la migración de servicios y morfología territorial del rururbano. En esta sección se da tratamiento a las implicaciones de los ritmos urbanísticos, como el consumo de paisaje rururbano, ya que es en estas prácticas de territorialización en ámbitos socioespaciales en las que se estarían constituyendo nuevas ciudadanías. Esta perspectiva revela la coexistencia y la apropiación del rural excentrado dado por la ampliación de dispositivos narrativos digitales a favor de poblaciones nativas rururbanas en contextos adversos, tales como aquellos lugares de conflictividad producida por la guerra y por el extractivismo económico. Los textos plantean opciones de confrontación y de resistencia en tanto que muestran experiencias de planeación territorial endógena en zonas de alta presión ecosistémica, tales como el rururbano ribereño amazónico y las áreas de extracción minera, que muestran la emergencia de procesos de rururbanización. Así mismo, se describe cómo la consolidación de la desurbanización, a la manera de una desconcentración intrametropolitana, se reproduce en el libre flujo de capital inmobiliario. En estos aspectos se debaten las tensiones y la competencia entre ciudades y regiones en la gestión de los espacios rururbanos, lo que pone en contradicción los alcances jurídicos de los planes de ordenamiento territorial.

    Para finalizar, se destaca del conjunto de los aportes tres proyecciones metodológicas para el estudio del rururbano:

    Reconstruir factores multitemporales que definan los cambios de uso del suelo y sus afectaciones en los atributos naturales, así como de las redes institucionales en la apropiación del espacio vinculante entre el campo y la ciudad.

    Diseñar geoindicadores para el análisis de las transiciones rural-urbanas, aplicando para ello los usos de la interpretación etnográfica integrada al enfoque del análisis sistémico, con el fin de comprender las prácticas y los contextos geosociohistóricos que demarcan el ensamblaje de los espacios rururbanos.

    Articular la investigación rururbana con estudios macro, relacionados con escalas regionales, metropolitanas e incluso transfronterizas, con el fin de posibilitar la comprensión de los cambios y las adaptaciones de los lugares rururbanos como sistemas abiertos, que permiten la planeación, el ordenamiento y el desarrollo de políticas públicas.

    Los Coordinadores de esta obra agradecen a la Universidad de Caldas, a la Pontifica Universidad Javeriana (Colombia), a la Universidad del Litoral, al Conycet, a la Universidad de Buenos Aires (Argentina), a la Universidad de la República (Uruguay), a la Universidad de São Paulo y a la Universidad de Campinas (Brasil) por su apoyo, que permitió concretar esta segunda producción editorial del ELER.

    Referencias

    Cardoso, M. y Acosta Nates, P. (2020). Contribuciones al estudio latinoamericano del rururbano. Universidad del Litoral; Conycet.

    Nates-Cruz, B. (2020). El derecho al territorio como base de la justicia cognitiva. Disparidades. Revista de Antropología, 75(1), 1-14.

    I. Abordajes teórico-metodológicos en el estudio del rururbano periférico

    De los desequilibrios a las convergencias: una apuesta territorial para abordar las dinámicas rururbanas

    Israel Cabeza-Morales¹

    Resumen

    El estudio de las interconexiones o discontinuidades entre lo urbano y lo rural, suele abordarse desde perspectivas centradas en temas como la segregación, las problemáticas medioambientales, entre otros aspectos asociados a la categoría de desequilibrios, inequidades o desigualdades, desde enfoques socioespaciales. A partir de una aproximación geográfica, en este documento se plantea la tesis de que las convergencias territoriales son una categoría conceptual y metodológica pertinente para ahondar en la comprensión de las dinámicas rururbanas. Para ello, en primer lugar, se plantea la categoría de rururbano, a partir del reconocimiento de lo rural como sitio de origen; posteriormente, se explica la diferencia entre lo socioespacial y lo territorial, desde la geografía, a través de la categoría de sistema territorial. Seguidamente, se plantea la discusión en torno a la preocupación por los estudios en negativo (desequilibrios, inequidades, desigualdades) y su alcance en las dinámicas de comprensión, intervención y transformación social, planteando la pertinencia del concepto de convergencia territorial como ideal para el abordaje de estudios rururbanos e incluso de otros escenarios y resaltando la importancia de la apuesta soportada en perspectivas de complejidad y asertividad.

    Palabras clave: territorio; rururbano, desequilibrios rururbanos, convergencias rururbanas

    Introducción

    En la actualidad, el desarrollo de los estudios de frontera tanto en términos disciplinares como conceptuales abre la puerta a abordajes interdisciplinarios para vislumbrar escenarios de construcción de interpretaciones más completas de la complejidad de las realidades (García, 2006; Rubio, 2018). Más allá del nuevo conocimiento, este tipo de subcampos temáticos, marcan el camino para reconocer la universalidad del conocimiento y la pertinencia de las puestas en común como una oportunidad para robustecer todo tipo de trabajos teórico-metodológicos.

    El estudio de los intersticios entre lo urbano y lo rural, ha dado origen a preocupaciones como las dinámicas de borde, los denominados estudios urbano-rurales entre otros (Hermelin, 2003). Sin embargo, una de las categorías más afines a la geografía lo constituye la categoría de lo rururbano, la cual reconoce la condición de la ruralidad como origen, como punto de partida y lugar desde el cual se pueden comprender los procesos que son direccionados de manera acelerada en los centros urbanos en armonía con las dinámicas globales.

    Al enfocarse en lo rural como objeto inicial, la categoría de lo rururbano permite equilibrar la balanza en torno a la forma como se abordan muchos de los estudios socioespaciales, incluso algunos de los que en la actualidad se denominan territoriales. Lo rururbano plantea la posibilidad de reconocer otras formas de pensar, de interactuar con el medio, de reconocer la tierra, a sus gentes, a los individuos y a la comunidad.

    La categoría de lo rururbano debe posibilitar vínculos o conexiones que permitan realizar estudios más completos y, más allá de acrecentar las dicotomías entre lo urbano y lo rural, debe direccionar a reconocer que las abstracciones y los reduccionismos conceptuales pueden terminar dificultando una comprensión más completa de las realidades del presente (Ramírez y De Aguas, 2016).

    A partir del reconocimiento de lo rural y lo urbano como partes de un mismo constructo, de naturaleza sistémico (Bedoya-Ramos, 2018), a continuación, se plantean algunas reflexiones orientadas a la comprensión de las convergencias territoriales como un insumo para la reinterpretación y resignificación de las dinámicas rururbanas (Vélez, 2005).

    Lo territorial como punto de partida: el sistema

    En ocasiones, cuando un estudiante universitario, incluso de posgrado, propone un tema o área de estudio suele referirse a la ciudad o al área urbana de determinado lugar; sin embargo, al plantear, por ejemplo, la categoría de municipio, base del ordenamiento político administrativo y territorial en Colombia, su asimilación a dicho concepto demuestra ciertas limitaciones. Suelen confundirse y creer que eso que llaman Tunja, Popayán o Cartagena, como entidad territorial solo corresponden a ciudades, desconociendo que la categoría de municipio es la expresión territorial inicial que da cabida tanto a lo urbano como a la ruralidad que subsiste en su alrededor.

    Lo antes descrito, se soporta en la prevalencia que se ha otorgado a trabajos de tipo socioespacial cada vez más focalizados, los cuales, si bien resultan de valor inconmensurable en algunas ocasiones, contribuyen a la proliferación de visiones reduccionistas, muchas de las cuales se limitan a la caracterización de procesos o dinámicas. La superación de este tipo de limitaciones, entendida como la ampliación del espectro, está directamente relacionada con el reconocimiento del carácter territorial de las realidades a estudiar.

    Ahora, generalmente se asocia lo territorial a una circunscripción político administrativa, pero ello trasciende, ya que lo territorial constituye el cuerpo explicativo de cualquier situación; para comprender esto se debe superar la tesis de que el territorio se reduce a una construcción social, debe asumirse que el territorio es una estructura compleja de condición sistémica (Villatoro, 2017). Ello implica, que más allá de un entramado social y cultural hay un entramado económico-productivo, uno biofísico o físico-ambiental y, por supuesto, uno político-institucional y la articulación de dichos entramados, ámbitos o dimensiones, es el verdadero tejido que estructura el territorio como sistema (Gómez-Orea, 2003, 2007; Gutiérrez-Rey, 2015).

    Ya sea que se opte por cuatro, cinco o más dimensiones, la comprensión de la estructura del sistema territorial (Bustos-Cara, 2010) se soporta en la asimilación de las dinámicas que se dan en el interior y entre las diferentes dimensiones (Morales-Barragán y Jiménez-López, 2018); solo esto permitirá vislumbrar la complejidad y singularidad de los sistemas territoriales. Así, depende del estudio de las dinámicas intra- e interdimensionales, cualquier aproximación a las ideas de equilibrio, desequilibrios, disparidades o heterogeneidades (Moscato, 2012).

    En el desarrollo de muchos estudios socioespaciales y/o urbanos, se hace especial énfasis en dar cuenta de brechas o disparidades, también traducidas en desequilibrios (Alfonso-Roa, 2014); esto lleva a que se afiance la idea de que se debe apostar por un ideal de equilibrio; sin embargo, la naturaleza de los territorios es heterogénea y ellos son referencia de diversidad. Por ello, se ha incorporado recientemente el concepto de equilibrio territorial, el cual se basa en un equilibrio dinámico, contrario a cualquier visión totalizante u homogenizante.

    El estudio del territorio desde una perspectiva sistémica, posibilita no solo nuevas herramientas metodológicas sino mejores resultados, los cuales se traducen en oportunidades de intervención para la transformación de realidades territoriales. Lo anterior tiene como base que los sistemas territoriales son base para entender la vida (Farah y Vasapollo, 2011; Gutiérrez-Rey, 2015).

    De los desequilibrios a las convergencias: la asertividad

    Tanto en geografía como en otras disciplinas se ha promovido el desarrollo de estudios relacionados con el abordaje a las inequidades, los desequilibrios, las disparidades e incluso, de manera reciente se habla de injusticias (Link, 2011), brechas (Cedujo, 2000; Delgado, 2003; Pillet, 2004; Pulido y Trinca, 2007); todas estas denominaciones tienen un trasfondo de denuncia social (Harvey, 2000), lo cual es necesario en el quehacer investigativo, pues se espera que el conocimiento contribuya a la transformación de la realidad.

    Sin embargo, en la actualidad predominan este tipo abordajes con escasez de iniciativas de transformación o intervención real, lo cual no obedece a cuestiones de voluntad, sino a limitaciones de conocimiento propias de la forma como se realiza el estudio o la investigación, que se manifiestan como dificultad para reconocer los elementos que estructuran territorialmente el caso o fenómeno a estudiar.

    Por lo anterior, vale la pena hacerse estas preguntas: ¿Por qué abordar un tema o problema desde la parte negativa? ¿Por qué actuamos como los niños buscando lo que nos falta o lo que queremos antes de lo que tenemos? ¿Qué es lo que no queremos ver? La preocupación por lo negativo, por la búsqueda en función del vacío sin una adecuada lectura del contexto, genera un aislamiento de la complejidad del fenómeno a estudiar, imposibilita un abordaje pleno y, por ende, restringe cualquier posibilidad de intervención con fines de transformación (Manzanal, 2014).

    Entonces, apostar por la asertividad como punto de partida, puede ser cuestionado desde algunas posturas políticas como una manera de negar el problema; sin embargo, debe reconocerse que solo el conocimiento pleno del fenómeno u objeto a estudiar valida la pertinencia del problema y el tratamiento del mismo (Galeano, 2010). En tal sentido, solo podría hablarse de desequilibrios reconociendo los mínimos de equilibrio con los que cuenta una comunidad; lo mismo aplica para las inequidades, las disparidades e injusticias, sea cual sea la forma como denominamos las particularidades de la situación a estudiar.

    Desde la geografía, de manera reciente, se ha hecho énfasis en los desequilibrios; por ello, la apuesta desde el asertividad sería hablar de equilibrio territorial. Al respecto, cabe resaltar que el equilibrio del que se hace mención (equilibrio territorial), es una construcción espaciotemporal, tan heterogénea como cada sistema territorial; de ahí que, incluso, se pueda hablar de equilibrios inter e intradimensionales. La comprensión de estas nociones permite develar, en la práctica, las sinergias y los factores estructurantes de los sistemas territoriales.

    El carácter territorial, en correspondencia con lo desarrollado en el apartado anterior, constituye una oportunidad y una herramienta para poner en práctica el abordaje desde la asertividad, toda vez que el reconocimiento de la complejidad del sistema territorial de cualquier realidad, ya sea la del borde o frontera, del barrio, de la comuna, de la localidad o municipalidad, permite reconocer tanto las condiciones de oportunidad (ventajas comparativas), como las limitantes, las cuales se presentan a nivel intra- e interdimensional (Manzanal, 2011; Ramírez et ál., 2014).

    En el marco de esa preocupación por la asertividad y buscando trascender las dificultades de interpretación que se puedan generar en torno a la categoría de equilibrio territorial, se plantea el concepto de convergencia territorial, como base para dar cuenta de las sinergias, vínculos o mínimos de armonía inter o intradimensional que puede existir en un sistema territorial. Entendiendo las convergencias como el punto de partida o principio de oportunidad para la intervención en un sistema territorial, tales convergencias constituyen la radiografía de las fuerzas o móviles que coexisten; son los elementos estructurantes, es decir, aquellos que soportan y/o explican las singularidades de cada sistema territorial (Bracamontes y Camberos, 2010; Cuervo, 2004).

    El carácter estructural de las convergencias plantea a su vez el posicionamiento del territorio, a través del sistema territorial como paradigma para el abordaje de problemáticas situadas, independientemente de su sesgo o enfoque disciplinar, pese a tener una base geográfica. La robustez del abordaje permite dar cuenta de los escenarios o ámbitos de armonía o conflicto que se presentan desde y entre las diferentes dimensiones de lo territorial, la complejidad de las tensiones que definen, configura o entretejen un sistema territorial.

    A partir de la difusión del territorio como construcción social, se ha difundido aún más el concepto de territorialidad entendido como el grado de aprehensión, el nivel de arraigo o en términos de mayor amplitud, el grado de identificación con un proyecto territorial, el formar parte de y en qué medida (Haesbaert, 2011). En tal sentido, el reconocimiento del sistema territorial y sus dimensiones, así como del concepto de convergencias territoriales, permite resolver sin inconvenientes los cuestionamientos formulados en torno al estudio de estas (Saquet, 2015).

    Entiéndase: solo una plena caracterización de lo que sucede, a la luz y/o desde cada una de las dimensiones del sistema territorial, permitirá hacer una lectura de la realidad de dicho sistema; al ser contrastadas dichas lecturas con la identificación de elementos transversales o simplemente con la focalización de aspectos determinantes (inherentes a múltiples dimensiones), se puede dar cuenta de los elementos estructurantes (convergencias) de dicho sistema.

    Las convergencias territoriales y las dinámicas rururbanas

    El abordaje de las dinámicas rururbanas no es ajeno a lo hasta ahora planteado; en ocasiones, en el desarrollo de estudios de este tipo se asume que la rururbanidad como interfaz no constituye un sistema territorial, situación que no es cierta. Y es que este tipo de afirmaciones se soporta en el hecho de que se hagan evidente algún tipo de tensiones o conflictos, como si el único principio para la organización territorial fuera la armonía y la homogeneidad (Mawromatis, 2013).

    Resulta particularmente llamativo que la condición de contraste que predomina en los estudios rururbanos sea el punto de partida para validar la pertinencia del reconocimiento del sistema territorial y las convergencias en el interior de los mismos. Las configuraciones rururbanas son la oportunidad para dar cuenta de configuración de vínculos, relaciones armónicas y de tensión (Pillet y Cañizares, 2018); son además el laboratorio perfecto para evidenciar la coexistencia de territorialidades diversas que, en medio de su heterogeneidad, constituyen un proyecto conjunto.

    La exploración de los aspectos que rigen las formas de organización de una comunidad, desde las limitaciones y oportunidades en materia físico-ambiental, político-institucional, socio-cultural, económico-productivo, los modos como entre tales aspectos dimensionales puedan coexistir situaciones de tensión o conflicto, los marcos espaciotemporales que explican tales situaciones de conflicto o armonía y las dinámicas particulares en el interior de cada dimensión (Yang et ál., 2026), constituye el soporte para propender por el posicionamiento del sistema territorial como plataforma y las convergencias territoriales como elemento estructurante para el desarrollo de estudios rururbanos con abordajes más completos y orientados a la intervención.

    La operatividad del sistema territorial a través de la estructura dimensional del mismo, es por sí misma una fortaleza, pues frente a la pregunta por cómo estudiar las convergencias o los elementos estructurantes de un territorio, la respuesta será: a través de las categorías e indicadores que defina cada investigador; para ello, es necesario hacer las siguientes salvedades: las categorías que den origen a los indicadores deben corresponder a cada una de las dimensiones del sistema territorial (sean de manera agrupada o no, es una cuestión también definida por el investigador). Cada categoría se construye o se plantea con base en lo que el investigador espera de la dimensión; esto, en relación con la naturaleza del tema-problema o área de estudio (Gutiérrez-Rey, 2015; Cabeza-Morales, 2018).

    El aporte más valioso del sistema territorial y las convergencias territoriales a los estudios rururbanos, tiene que ver con la base geográfica de dichos conceptos, la cual radica en que estos sean base para la construcción de prospectiva. Al respecto cabe mencionar que, si bien lo ideal es que las investigaciones lleguen a un nivel de intervención, el carácter prospectivo, al plantear, fundadamente, posibilidades de futuro, está gestando perspectivas de intervención. Por su parte, alcanzado cierto nivel de intervención, la formulación de prospectiva, constituye un valor agregado en la medida en que da cuenta del potencial de transformación de la intervención realizada.

    Conclusiones

    Algunas de las consideraciones que se pueden plantear frente a lo discutido se presentan a continuación.

    La preocupación por resignificar el carácter territorial de lo rururbano, constituye una oportunidad para dar cabida a la apuesta por la asertividad, a la promoción de la búsqueda de oportunidades en medio de los problemas, a la opción de trabajar por dinamizar procesos que fortalezcan aquellos en los que se identifican algunas debilidades.

    La comprensión del sistema territorial, implica reconocer la estructura que lo soporta desde la complejidad que enmarca a cualquier constructo espaciotemporal, de ahí que las convergencias territoriales sean el referente para dar cuenta de los elementos que estructuran un sistema territorial. Ambos conceptos constituyen un pilar para el desarrollo de estudios rururbanos cada vez de mayor impacto y alcance.

    El uso o aplicación del concepto de convergencias y de la estructura dimensional del sistema territorial, no plantea ninguna barrera en términos metodológicos, toda vez que permiten al investigador fijar las categorías e indicadores que orienten su estudio, con base en la naturaleza del tema-problema u objeto a investigar.

    El reconocimiento de las convergencias territoriales implica la identificación de factores estructurantes en el interior de los sistemas territoriales, es decir, una claridad frente a la particularidad de la forma en la que interactúan múltiples aspectos en cada sistema territorial, entiéndase sobre la diversidad, conflictividad y naturaleza desequilibrada (dinámica) de los mismos.

    Referencias

    Alfonso-Roa, O. A. (2014). Los desequilibrios territoriales en Colombia. Universidad Externado de Colombia.

    Bedoya-Ramos, E. J. (2018). La interrelación rural-urbana en espacios de internase como planteamiento para la cohesión territorial. Gestión y Ambiente, 21(2), 147-162. https://doi.org/10.15446/ga.v21n2.71306

    Bracamontes, J. y Camberos, M. (2010). ¿Concentración o convergencia en el crecimiento y desarrollo de Sonora? Frontera Norte, 22(44), 41-78. http://www.scielo.org.mx/pdf/fn/v22n44/v22n44a2.pdf

    Bustos-Cara, R. (2002). Los sistemas territoriales. Etapas de estructuración y desestructuración en Argentina. Anales de Geografía de la Univ. Complutense, 22, 113-129. https://revistas.ucm.es/index.php/AGUC/article/view/AGUC0202110113A/31202

    Cabeza-Morales, I. (2018). Cohesión territorial. Reduciendo los desequilibrios territoriales. Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia.

    Cedujo, E. (2000). Los desequilibrios territoriales de la política agraria comunitaria. Cuadernos geográficos, 30, 143-163. http://www.ugr.es/~cuadgeo/docs/articulos/030/030-006.pdf

    Cuervo, L. M. (2004). Estudios de convergencia y divergencia regional en América Latina: balance y perspectivas. Investigaciones Regionales, 5, 29-66. https://ebuah.uah.es/dspace/handle/10017/32231

    Delgado, O. (2003). Debates sobre el espacio en geografía contemporánea. Universidad Nacional de Colombia.

    Farah H., I. y Vasapollo, L. (Coord.). (2011). Vivir bien: ¿Paradigma no capitalista? Universidad Mayor de San Andrés. http://209.177.156.169/libreria_cm/archivos/pdf_268.pdf

    Galeano, R. S. (2010). Formas sociales y racionalidades alternas en la ordenación del espacio público. Experiencias urbanas de comercio informal en Bogotá (trabajo de maestría). Universidad Nacional de Colombia. http://www.bdigital.unal.edu.co/1866/2/53106373.20102.pdf

    García, R. (2006). Sistemas complejos. Conceptos, método y fundamentación epistemológica de la investigación interdisciplinaria. Gedisa.

    Gómez-Orea, D. (2003). La ordenación territorial: carácter, alcance y contenido. Universidad Politécnica de Madrid. https://core.ac.uk/download/pdf/55526614.pdf

    Gómez-Orea, D. (2007). Desarrollo Territorial Sostenible. Revista de la Red de Ciudades y Pueblos Sostenibles de Castilla - La Mancha, (12). http://pagina.jccm.es/medioambiente/publicaciones/revistaps/macm12.pdf

    Gutiérrez-Rey, F. (2015). Desarrollo sostenible o vida territorial sostenible. Un aporte desde la geografía para un nuevo país. Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia.

    Harvey, D. (2000). Espacios de Esperanza. Akal.

    Haesbaert, R. (2011). El mito de la desterritorialización: del fin de los territorios a la multiterritorialidad. Siglo Veintiuno.

    Hermelin, M. (2003). Urbanismo y naturaleza en América Latina. Un matrimonio indisoluble. Revista Invi, 18(47), 32-40. http://revistainvi.uchile.cl/index.php/INVI/article/view/389/360

    Link, L. F. (2011). Seeking spatial justice. Revista EURE, 37(111), 173-177. http://dx.doi.org/10.4067/S0250-71612011000200008

    Manzanal, M. (2011). La articulación entre desarrollo y territorio (una perspectiva crítica). En E. Martínez et ál., Nuevos cimientos. Debates para honrar el bicentenario (pp. 150-153). Ciccus. http://www.pert-uba.com.ar/archivos/publicaciones/nuevoscimientos.pdf

    Manzanal, M. (2014). Desarrollo. Una perspectiva crítica desde el análisis del poder y el territorio. Realidad Económica, 283, 17-48. http://www.iade.org.ar/system/files/ediciones/realidad_economica_283.pdf

    Mawromatis, C. (2013). Tensiones y convergencia. El diseño urbano contemporáneo como alternativa a la ciudad dispersa y difusa. Revista INVI, 28(79), 125-163. https://scielo.conicyt.cl/pdf/invi/v28n79/art05.pdf

    Morales-Barragán, F.; Jiménez-López, F. (2018). Fundamentos del enfoque territorial: actores, dimensiones, escalas espaciales y sus niveles. Universidad Nacional Autónoma de México.

    Moscato, J. (2012). El desequilibrio interno como el principal problema a resolver por las ciudades latinoamericanas. Humanas & Sociais Aplicadas, 2(5), 1-5. http://ojs3.perspectivasonline.com.br/index.php/humanas_sociais_e_aplicadas/article/view/61

    Pillet, F. (2004). La geografía y las distintas acepciones del espacio geográfico. Investigaciones geográficas, 34, 141-154. https://doi.org/10.14198/INGEO2004.34.07

    Pillet, F. y Cañizares, M. (2018). Policentrismo y áreas funcionales de baja intensidad. Síntesis.

    Pulido, N. y Trinca, D. (2007). Remedios urbanos: más allá de los debates teóricos. Scripta Nova. Revista electrónica de Geografía y Ciencias Sociales, 11(245). http://www.ub.edu/geocrit/sn/sn-24506.htm

    Ramírez, J., Bedoya, J. y Díaz, Y. (2014). Convergencia social en Colombia: el rol de la geografía económica y de la descentralización. Fedesarrollo, Informe final del Premio German Botero de los Ríos. https://www.repository.fedesarrollo.org.co/handle/11445/1533

    Ramírez, J. C. y De Aguas, J. M. (2016). Configuración territorial de las provincias de Colombia. Ruralidad y redes. Cepal. https://www.cepal.org/es/publicaciones/40852-configuracion-territorial-provincias-colombia-ruralidad-redes

    Rubio, P. (2018). Aplicación de las teorías de la complejidad a la comprensión del territorio. Estudios Geográficos, 79(284), 237-265. https://doi.org/10.3989/estgeogr.201810

    Saquet, M. (2015). Por una geografía de las territorialidades y las temporalidades. Una concepción multidimensional orientada a la cooperación y el desarrollo territorial. Universidad Nacional de La Plata. http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/libros/pm.268/pm.268.pdf

    Villatoro, F. (2017). El territorio como sistema complejo. ECA. Estudios Centromaericanos, 72(749), 165-176. https://www.researchgate.net/publication/326065478_El_territorio_como_sistema_complejo

    Vélez, F. (2005). Convergencia de las racionalidades en el ordenamiento del espacio. Perspectiva Geográfica, 11, 11-19. https://revistas.uptc.edu.co/index.php/perspectiva/article/view/1704

    Yang, F., Pan, S. y Yao, X. (2016). Regional convergence and sustainable development in China. Sustainability, 8(2).


    1 Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia. Correo electrónico: israel.cabeza@uptc.edu.co

    Marcos de entendimiento en clave rurbana. Resultados de investigaciones situadas en el Gran Río Cuarto (Argentina) desde la comunicación y el desarrollo

    Claudia Kenbel¹

    Silvina Galimberti²

    Paola Demarchi³

    Resumen

    El presente trabajo comparte las principales contribuciones del concepto de rurbanidad para el entendimiento de lo que sucede en nuestras sociedades con pretensiones de modernidad, desde una perspectiva vinculada a la convergencia entre la comunicación, el desarrollo y las problemáticas urbano-rurales en clave sociocultural. Lo rurbano, caracteriza un continuo que toma distancia de las lecturas polares y procura apoyarse en el supuesto de las penetraciones y articulaciones que modifican la dinámica y lógica de los espacios sin que por ello se anulen o extingan los precedentes. Nos referimos entonces a procesos de urbanización de lo rural y de ruralización de las ciudades desde una concepción bidireccional del proceso. Este marco de entendimiento nos ha permitido realizar un conjunto de investigaciones fundamentalmente en la región del Gran Río Cuarto (provincia de Córdoba, Argentina), pero con hallazgos que se replican en ciudades intermedias y capitales de países de América Latina. El ícono de la rurbanidad que ha nuestra atención es la presencia de elementos, saberes y procesos caracterizados como típicamente rurales en las urbes; tal es el caso de los sectores vulnerables que utilizan carros tirados por caballos para el desarrollo de sus estrategias de sobrevivencia. Nos referimos a trabajadores dedicados a la extracción de áridos de baja escala, a recuperadores informales de residuos o a changarines que se dedican a la venta ambulante de frutas y verduras. Así, las entradas comunicacionales para conceptualizar el fenómeno rurbano se fueron sumando conforme transcurrieron dos décadas de investigación sin interrupciones. Compartiremos en este escrito algunos abordajes que, a través del concepto rurbanidad, contribuyen a cuestionar las características que asume la configuración del orden urbano moderno en los siguientes términos: a) los modos en que socialmente la rurbanidad es significada, en especial por los medios de comunicación que de manera recurrente se preocupan y ocupan de ella; b) La dimensión significativa de los grupos rurbanos, lo que implica para sus protagonistas en términos de memorias sociales y procesos de apropiación tecnológica; y c) El interés por las políticas públicas que de manera manifiesta buscan, por un lado, otorgar ciertos marcos de ordenamiento a las actividades desarrolladas por los grupos rurbanos, así como también se ocupan de su integración.

    Palabras clave: rurbanidad, comunicación, orden social, sentidos

    Introducción

    Este trabajo comparte las principales contribuciones del concepto de rurbanidad para el entendimiento de lo que sucede en nuestras sociedades con pretensiones de modernidad, desde una perspectiva sociocultural vinculada a la convergencia entre la comunicación, el desarrollo y las problemáticas urbano-rurales (Cimadevilla y Carniglia, 2009; Kenbel et ál., 2020).

    El problema general que enfocamos se configura en torno a la discusión por la legitimidad del orden social urbano moderno en tanto conjunto de principios que guía, regula y reconoce como válidas acciones y relaciones sociales en un proceso que desconoce otras que resultan alternas. En ese marco, desde hace casi dos décadas nos interrogamos respecto de un proceso sociocultural emergente en el marco de los complejos escenarios sociales de la contemporaneidad: el proceso de ruralización de lo urbano que en su devenir entremezcla lo urbano y lo rural y en su síntesis postula lo rurbano.

    Las mixturas entre lo urbano y lo rural se manifiestan en las condiciones de vida de actores sociales con actividades de rebusque y lógicas de acción que comprenden escenarios, objetos, saberes, valores, prácticas y sentires asociados a la ruralidad aun cuando habitan en la urbe. Por caso, los cientos de carreros citadinos que emplean carros tirados por caballos para resolver su existencia en regiones como el Gran Río Cuarto,⁴ entre tantas otras de Argentina e incluso de Latinoamérica. En este contexto, los actores protagonistas son partícipes de un sector social que habita y se traslada por la ciudad; sus formas y condiciones de vida los hacen singulares. En general, residen en terrenos fiscales que en este caso acompañan el cauce del río y resuelven su existencia cirujeando⁵ y realizando otras actividades de rebusque facilitadas por carros de tracción a sangre. Así, nos referimos a los carreros, recuperadores urbanos u otras denominaciones varias que se utilizan para nominarlos. Nosotros los llamamos rurbanos.

    Situados a mitad de camino entre lo urbano y lo rural despliegan un modo particular de ser y estar en la ciudad que no se ajusta necesariamente a los parámetros urbanos dominantes y da lugar a nuevos híbridos. O si queremos plantearlo de otro modo, configuran una condición y experiencia de vida rurbana. Su presencia en la urbe tensiona las concepciones urbano modernas sostenidas en las políticas públicas que buscan su regulación o las que circulan vía medios de comunicación y a la vez abre la discusión sobre el modelo de ciudad que debe primar, sus derivas y consecuencias para la integración social (Galimberti et ál., 2018).

    En este trabajo compartimos una síntesis de los principales referentes teóricos del concepto de rurbanidad desde su creador Charles Galpin (1918) hasta autores latinoamericanos que han resultado claves en nuestros estudios (Freyre, Santos, Romero, García Canclini, Martín Barbero). En un segundo momento, nos interesa precisar los abordajes metodológicos y conceptuales, producto de nuestras investigaciones y de los antecedentes que fuimos reconstruyendo, desde la convergencia comunicación y desarrollo antes señalada.

    Compartimos las entradas y preguntas que, desde la comunicación, nos hacemos respecto de lo que implica la emergencia rurbana; una trayectoria teórica compartida que deriva en diferentes enfoques de trabajo entre los que se traman intensas relaciones.

    La noción pionera en los desbordes urbano-rural

    Como sostiene Gorelik (2002), desde la segunda mitad del siglo XIX la articulación entre capitalismo, Estado, sociedad y territorio define a la modernidad urbana a través de una triple tensión: hacia afuera en el territorio desde la expansión urbana, hacia adentro en la sociedad para la integración social y hacia adelante en el tiempo con la idea de proyecto. En tales condiciones, lo urbano y su materialización en la ciudad precisan una mirada renovada que trascienda las explicaciones dicotómicas de larga trayectoria en las ciencias sociales acerca de lo urbano y lo rural y tome como eje a los desbordes.

    Las asociaciones que se construyeron sobre uno y otro concepto en general omiten la interfaz cotidiana entre actores, procesos y espacios (Crovetto, 2019) que resultan característica de nuestras modernidades periféricas y sus problemáticas sociales (Schmidt et ál., 2019). Las nociones de periurbano, rururbanización y continuum urbano rural (Berardo, 2019), así como el concepto de rurbanidad que ha sido clave en nuestros estudios, habilitan lecturas atentas a las relaciones, tensiones y contradicciones a partir de considerar el entrecruce.

    Se atribuye al norteamericano Charles Josiah Galpin⁶ (1864-1947) la creación del término rurbanidad para caracterizar la naturaleza específica de la relación entre lo rural y lo urbano. La intuición de Galpin sobre ese vínculo, que en otra clave teórica anticipa en cuatro décadas las ideas de Raymond Williams (1973/2001), es presentada en el tercero de los trece capítulos del libro Rural Life, editado en Nueva York en 1918, titulado El problema social. Su razonamiento indicaba:

    dado que la población rural de Estados Unidos es una parte integral de la nación, el campo abierto es un elemento de la ciudad en racimo y la ciudad es un factor de la tierra, corresponde que la civilización, la cultura y el desarrollo de la gente del campo deba sostenerse en la conjunción con la ciudad pequeña y la ciudad grande, y no aparte. (Carniglia, 2020, p. 12)

    El concepto retoma así mismo una vieja preocupación expresada por Le Play en el siglo XIX y por Anderson o Guigou en los años ´60 respecto de la tendencia a la extinción de lo rural y la total artificialización del ambiente, según se destaca en trabajos previos (Cimadevilla, 2005; Cimadevilla y Carniglia, 2009). En el marco general de esta discusión, la noción nos permitió advertir que lo rural, lejos de extinguirse, se manifiesta oculto en un conjunto de procesos sociales que no pueden interpretarse únicamente desde la prefiguración urbana. Así, la crisis social, política y económica que estalló en Argentina en diciembre del 2001 visibilizó y conceptualizó como novedosa (Schamber, 2008) la recuperación de residuos por parte de los cartoneros o cirujas sobre todo en la ciudad de Buenos Aires.

    En el Gran Río Cuarto —escenario de nuestros estudios— el mismo fenómeno asumía ciertas particularidades: las familias que se dedicaban al cateo de la basura lo hacían —en su mayoría— con carros tirados por caballos. Este último binomio fue el ícono del reconocimiento de la rurbanidad como concepto y nos ayudó a enfocar lo que sucedía en el contexto inmediato, luego extensivo a otras ciudades del país y del continente. Comienza así una línea de trabajo vinculada a la convergencia de la comunicación y el desarrollo que continúa hasta la actualidad con derivas en relación a los actores protagonistas, los medios de comunicación y las políticas públicas. No obstante, antes de seguir con los estudios situados en la región del Gran Río Cuarto, quisiéramos compartir un breve repaso por el modo en que algunos referentes latinoamericanos, de diferentes campos en las ciencias sociales, han contribuido a la construcción rurbana de nuestros enfoques socioculturales. Nos referimos concretamente a Gilberto Freyre, Milton Santos, José Luis Romero, Néstor García Canclini y Jesús Martín Barbero.

    Enfoques y principales contribuciones en clave latinoamericana

    En la discusión acerca del proceso latinoamericano de modernización latinoamericano, la controversia se sitúa entre quienes resaltan su característica de proyecto incompleto, tomando prestada la idea de Habermas (1989), y la imposibilidad de realizar plenamente dicho proyecto; esto, principalmente en sus expresiones más fuertes como la racionalidad instrumental y la racionalidad estratégica, continuamente transgredidas por el entrecruzamiento de tradiciones que aún no se han ido. Las variaciones prácticamente infinitas que puede asumir la dinámica de la modernidad en nuestro continente pueden distinguirse en diferentes experiencias culturales que cubren el escenario con un manto heterogéneo formado por disímiles racionalidades, temporalidades, prácticas políticas y sociales que coexisten, se yuxtaponen, contradicen y tensionan permanentemente.

    Presentamos los aportes de algunos intelectuales que han interpretado y explicado lo acontecido en las ciudades latinoamericanas y que permiten observar los procesos de ruralización de lo urbano y el consiguiente fenómeno rurbano enfocado.

    Rurbanidad para conocer el Brasil profundo de Gilberto Freyre y Milton Santos

    Para Freyre (1900-1987),⁷ rurbanidad era un poco más que una situación intermedia entre lo urbano y lo rural, tal como él creía que la había acuñado Galpín originalmente. Hablaba de una relación conyugal, una tercera situación mixta, dinámica, en la que se conjugan valores de las situaciones originarias, aunque no de modo armónico, sino contradictorio y tensionado (Maciel, 2015, pp. 113-114; traducción propia). A lo largo de sus estudios y escritos, buscó exaltar la simplicidad del pueblo, enalteciendo su capacidad de agencia, creatividad e inventiva -condicionada más no determinada- para hacer frente a la racionalidad urbana excluyente. Tomó la idea de la rurbanidad para adentrarse y comprender el ánimo del pueblo brasileiro, sus mixturas y entrecruces de orígenes y tradiciones, fundamentalmente en lo relacionado al vínculo del hombre con la naturaleza. Esto último lo llevó a pregonar y pensar políticas públicas en clave rurbana (por caso Curitiba).

    Por su parte, el geógrafo Milton Santos (1926-2001) nos ayuda a pensar las ciudades en tanto diversidad socio espacial, refiriéndose en particular a las racionalidades y contra-racionalidades que la habitan. Reconoce que la racionalidad moderna no se realiza de manera total ni homogénea, pues en las ciudades latinoamericanas permanecen zonas donde su presencia es menor y aún inexistente, y donde caben otras formas de expresión que tienen sus propias lógicas. Así, frente a la racionalidad dominante y desde el punto de vista de los actores no beneficiados se puede hablar de irracionalidad, es decir de producción deliberada de situaciones no razonables. Objetivamente, agrega el autor, se puede decir también que, a partir de esa racionalidad hegemónica, se instalan paralelamente contra-racionalidades. Desde un punto de vista social, esas experiencias se localizarían entre los pobres, los migrantes, los excluidos y las minorías; desde el punto de vista económico, entre las actividades marginales, tradicionales o recientemente marginalizadas; desde un punto de vista geográfico, en las áreas menos modernas y más opacas, convertidas en irracionales para los usos hegemónicos.

    Irracionalidades o contra-racionalidades constituyen en verdad y sustancialmente, otras formas de racionalidad, racionalidades paralelas, divergentes y convergentes al mismo tiempo (2000, p. 261) y se definen por su incapacidad de subordinación completa a la racionalidad dominante. Gestadas al calor de la precariedad de existencia de una parte importante de la población, estas formas alternativas de racionalidad emergen como resultado de una adaptación creadora a la realidad y devienen indispensables para la supervivencia diaria. Son leídas en términos de una incomodidad creadora que los lleva a desplegar prácticas de apropiación y resignificación de las psicoesferas y tecnoesferas citadinas, encontrando nuevos usos y finalidades para objetos y técnicas, nuevas articulaciones prácticas y nuevas normas de vida social y afectiva.

    La historia urbana y rural de América Latina desde los aportes de José Luis Romero (1909-1977)

    Su obra gira en torno a tres temas fundamentales: la cultura occidental, las ciudades y la vida histórica. Preocupado por el papel que las ciudades cumplieron en el proceso histórico latinoamericano, fue el primero en pensar la modernización en su especificidad antropológica. Analiza los procesos de transformación de las ciudades latinoamericanas en las postrimerías del siglo XIX, particularmente en las grandes urbes. Para Romero, la ciudad era una forma de vida histórica. La urbana es fundamentalmente una vida racionalizada, decía. Una invitación a crear un estilo de vida y un lugar donde esta tendencia pudiera desplegarse de una manera plena, fructífera (2009, p. 55).

    A medida que fue creciendo, advierte Romero, la ciudad cumplió con mayor eficacia su papel de proyectar y presidir la expansión regional, subordinando inequívocamente el mundo rural al mundo urbano. Y cada vez más apareció como un reducto del estilo europeo-moderno de vida en tanto que el espacio rural conservó los resabios de las formas de vida tradicional y ofreció refugio para todos los que, de una u otra manera, pretendían soslayar el orden social vigente. En este marco, se profundizaba la escisión entre la urbe y el mundo rural.

    La sociedad urbana eminentemente dinámica se oponía gradualmente a la rural, fuertemente estática. Locus del proceso racionalizador, la ciudad devenía sinónimo de civilización mientras que el mundo rural era relegado a la ignorancia y la rutina primero y la barbarie después. No obstante, la observación de lo que acontecía en las ciudades reales le llevó a reconocer que en América Latina las distinciones y diferenciaciones entre ambos términos nunca fueron perfectas: nuestra historia es urbana y rural, decía (2009, p. 10). Mezclas e hibridaciones que el autor observó, por ejemplo, en las relaciones e interpenetraciones que atravesaron toda la historia latinoamericana.

    La presencia de más y más gente en las ciudades como resultado de éxodos rurales y la aparición de inmigrantes, generó una escisión de la sociedad urbana en la que se contrapusieron dos mundos: la sociedad tradicional y la sociedad anómica. La primera, homogénea y normalizada; la segunda, heterogénea, caótica y desigualmente situada tanto física como socialmente. Así, desde los rancheríos ubicados en la periferia, los inmigrantes —rurales y extranjeros— contemplaron el lujo ostentoso de la sociedad moderna normalizada. Dentro y fuera del perímetro urbano introdujeron el vivo recuerdo de sus lugares de origen: no fue sólo la vivienda lo que denotó la supervivencia de lo rural: fueron también las costumbres y creencias (2009, p. 362).

    Las formas de vida urbana, señala Romero, crearon las normas de urbanidad y, así fijadas, constituyeron un esquema que diferenciaba a quien se había compenetrado con ellas de quien las ignoraba. Pero tanto el que se guía por esas normas como el que las esquiva vivencia un encuentro característicamente moderno.

    Los procesos de rurbanización en clave cultural

    Otra forma de adentrarnos en los cambios experimentados por las sociedades latinoamericanas en su paso de lo tradicional —asociado a la ruralidad— a lo moderno —en relación con la urbanidad— es a partir de las preocupaciones en torno a la cultura y sus derivas. Ya anticipado por los autores mencionados, referirse a lo urbano y a su materialización en la ciudad es mucho más que delimitar un territorio. Se abre así el panorama a una línea de interrogantes centrados en los vínculos, los sentidos y los cambios en la subjetividad de las poblaciones. A diferencia de Europa, la urbanización en América Latina no fue, inicialmente, el resultado de la industrialización, sino más bien la expresión de la expansión del comercio, de las finanzas y de las profesiones liberales (Rowe y Schelling, 1993, p. 15). Cuando llegó la industrialización,

    fue incapaz de absorber la masa de campesinos pobres y proletarios rurales, lo cual condujo al crecimiento de ciudades explosivas y a la coexistencia de una minoría acaudalada, con frecuencia empleada del moderno sector extranjero, al lado de una imponente masa de inmigrados tradicionales subempleados y desempleados, quienes vivían en míseros asentamientos en la periferia de la ciudad. (p. 64)

    Estas características de la convivencia entre lo tradicional y lo moderno, lo rural y lo urbano se traducirá en las multiculturalidades que describe García Canclini y en los procesos de desurbanización que caracteriza Martín Barbero.

    Néstor García Canclini, escritor, profesor, antropólogo y crítico cultural argentino nacido en 1939, con residencia en México, considera que la oposición urbano-rural como clave explicativa de los procesos de urbanización debe ser problematizada. Señala que estamos ante una diferenciación descriptiva que no explica las diferencias estructurales ni tampoco las coincidencias que a veces se dan entre lo que ocurre en el campo o en las pequeñas poblaciones y lo que ocurre en las ciudades (García Canclini, 1997, p. 69). En este sentido, el autor nos invita a reflexionar sobre los procesos de penetración de lo urbano sobre lo rural o viceversa, de lo rural en lo urbano; las intersecciones e hibridaciones que se dan entre ambos y que vuelven insuficientes o insatisfactorias las definiciones de lo urbano por oposición a lo rural.

    En Imaginarios Urbanos, García Canclini (1997) se pregunta:

    ¿Qué significa sostener que América Latina no avanza en forma homogénea y conjunta en la modernización, que la heterogeneidad multitemporal y multicultural que la constituye no es un obstáculo a eliminar sino un dato básico en cualquier programa de desarrollo e integración? (p. 31)

    Entiende que la búsqueda no pasa por entender qué es lo específico de la cultura urbana o qué la diferencia de la rural, sino cómo se da la multiculturalidad, la coexistencia de múltiples culturas en un espacio que aún llamamos urbano. Así, a decir del autor, el problema no es que no nos hayamos modernizado sino, que se trata de la manera contradictoria y desigual en que se ha dado dicho proceso.

    Finalmente, Jesús Martín Barbero, teórico español de la comunicación (1937-2021), quien que vivió y estudió procesos latinoamericanos a partir de los cambios de sensibilidad en las sociedades y las mediaciones culturales, afirma que el entendimiento de los procesos de modernidad periférica exige pensar en forma conjunta innovación y resistencia, continuidades y rupturas, el desfase en el ritmo de las diferentes dimensiones del cambio y las contradicciones. Sostiene que oponer modernidad a modernización acaba legitimando la visión de estos pueblos (latinoamericanos) como meros reproductores y deformadores de la verdadera modernidad que los países del centro construyeron (Martín Barbero, 2004, p. 283).

    Esto impide comprender la especificidad de los procesos, la peculiaridad de los ritmos y la densidad de mestizajes y destiempos en que se produce nuestra modernidad. Modernidad que califica como discontinua y no contemporánea y que entiende es preciso deslindar de la idea de atraso constitutivo, esto es, del atraso como clave explicativa de las diferencias culturales. Al igual que García Canclini, Martín Barbero (2004) considera que la especificidad de América Latina es la de ser un espacio denso de intercambios, reapropiaciones y movimientos de mestizaje. Mestizaje que no es solo aquel hecho racial del que venimos, sino la trama actual de modernidad y discontinuidades culturales, de formaciones sociales y estructuras de sentimiento, de memorias e imaginarios que revuelven lo indígena con lo rural, lo rural con lo urbano, el folklore con lo popular y lo popular con lo masivo.

    Entonces, ¿de qué manera experimenta el ciudadano la ambigua modernización que viven nuestras ciudades?, se pregunta Martín Barbero (2004). Entre las distintas experiencias por él señaladas, nos importa destacar la de desurbanización o ruralización de la ciudad, la cual supone que, al igual que la urbanización física, la cultura de la mayoría de la población que habita la ciudad se halla a mitad de camino entre lo rural y lo urbano.

    En ese marco de discontinuidades y destiempos, vecindades e intercambios, se traza el mapa de las ciudades latinoamericanas a medio hacer, en las que cientos de carros tirados por caballos coexisten con novedosas infraestructuras; en las que la estética del audiovisual halla intensas complicidades con las oralidades culturales de las mayorías y en las que el hambre y el analfabetismo

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1