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El arte de educar jugando
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Libro electrónico368 páginas5 horas

El arte de educar jugando

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El arte de educar jugando, dos conceptos, educar y jugar, comentados con ejemplos por 14 especialistas en diversas temáticas.

Ya seas padre, madre o docente, lo importante es que eres consciente de que has iniciado un viaje apasionante y a la vez de gran importancia y responsabilidad: ocuparte de la educación de uno o varios niños. Como habrás oído en multitud de ocasiones, es un proceso precioso, pero no exento de dudas, momentos difíciles y cierta incertidumbre; ¿estoy haciendo lo correcto? ¿hay una forma más fácil de conseguir los resultados esperados? ¿estoy dándole a mis hijos o alumnos lo que necesita?
Es normal sentir inseguridad y es bueno admitirlo, ya que es lo que nos anima a buscar respuestas y a mejorar.

A lo largo de este libro iremos abordando varias temáticas que entendemos primordiales en la educación de los niños de hoy en día; por ejemplo, cómo estimular su atención y su inteligencia; cómo trabajar la seguridad y la autoestima; cómo promover una correcta educación afectivo-sexual; cómo enseñarle a cuidar de su cuerpo o qué pautas debemos de seguir para introducir las nuevas tecnologías, entre otras muchas cuestiones.

Cada capítulo ha sido escrito por un psicólogo diferente, experto en el tema, que nos va sugiriendo cómo hacerlo, con juegos y dinámicas con las que además de pasar un divertido tiempo en familia, trabajaremos áreas que son fundamentales en el correcto desarrollo de los menores.
Esperamos que el viaje a lo largo de estas páginas sea de gran ayuda y, sobre todo, muy fructífero.
IdiomaEspañol
EditorialJdeJ Editores
Fecha de lanzamiento5 may 2021
ISBN9788412361681
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    El arte de educar jugando - Silvia Álava

    Capítulo 1

    ESTIMULA SU CEREBRO

    Aroa Caminero Ruiz

    ¿Por qué estimular el cerebro de los niños?

    Los primeros años de vida son cruciales para el desarrollo del cerebro de las personas. Al nacer, los niños son totalmente dependientes de los adultos que les rodean, y, como padres, no solo debemos proporcionarles los cuidados básicos de alimentación, sueño e higiene1, sino que también debemos brindarles un ambiente estimulante y rico desde que son bebés para que puedan desarrollar al máximo sus capacidades. El cerebro de nuestros hijos necesita obtener información que le ayude a desarrollarse, y su evolución dependerá de la cantidad, tipo y calidad de los estímulos que reciba.

    Los primeros años de vida son cruciales para el desarrollo del cerebro.

    Los estudios científicos han demostrado que una buena estimulación produce cambios profundos en el cerebro que ayudan a mejorar los procesos de aprendizaje y, por lo tanto, si como padres conocemos cómo se desarrolla su cerebro, podremos ayudar de un modo más efectivo a su desarrollo. Así, algunas de las principales nociones básicas que todo papá y mamá debería conocer sobre el desarrollo del cerebro de nuestros hijos son las siguientes:

    illustration El desarrollo del cerebro es un proceso continuo, aunque en algunos momentos de ese desarrollo, de repente, se producen avances muy grandes en determinados procesos cerebrales. Así, por ejemplo, desde los primeros meses de edad comienzan a desarrollarse algunos de los procesos necesarios para aprender a planificar nuestra conducta, pero es a partir de los 8-9 años cuando se produce una mejora notable en esta capacidad.

    illustration El desarrollo del cerebro está determinado por la genética, pero la estimulación y el ambiente que rodea al niño jugará un papel mucho más importante en dicho desarrollo, siendo imprescindible un ambiente de seguridad, cariño y amor parental 2.

    illustration El desarrollo de las distintas regiones del cerebro no es igual ni se produce en todas las zonas a la vez. Así, por ejemplo, las zonas del cerebro encargadas de los sentidos y del movimiento son las primeras en desarrollarse y serán imprescindibles para que más tarde aparezcan otras funciones como el lenguaje, porque para poder hablar primero es necesario comprender lo que percibimos y saber coordinar los movimientos de la boca.

    illustration Durante el desarrollo del cerebro existen momentos clave para la adquisición de determinadas habilidades o destrezas. Por ejemplo, siguiendo con el ejemplo del lenguaje, la mayoría de los autores están de acuerdo en señalar que el momento clave para adquirirlo correctamente es entre el primer año y los 6, aunque después de esta edad sigan desarrollando su capacidad comunicativa.

    illustration El cerebro de los niños aprende mejor a través del juego porque activa las bases cerebrales del placer y, al ser motivante en sí mismo, facilita el aprendizaje. Además, el juego también permite utilizar situaciones de la vida diaria como oportunidades para practicar nuevas habilidades.

    Si los padres conocemos cómo funciona el cerebro, podemos ayudar a desarrollar el de nuestros hijos.

    Teniendo en cuenta todo lo anterior, en este capítulo trataremos de explicar de forma clara y concisa los principales hitos evolutivos que se producen en su desarrollo desde el nacimiento hasta los 12 años, proponiendo de una forma muy práctica juegos y actividades que es posible llevar a cabo en el día a día para crear un entorno estimulador en casa que favorezca el desarrollo de los principales procesos cerebrales de nuestros hijos en las distintas etapas evolutivas.

    El cerebro en los niños de 0 a 3 años

    Ya hemos visto que los primeros años de vida son fundamentales para el desarrollo posterior del cerebro, porque, durante esta etapa, el cerebro tiene una enorme plasticidad, es decir, aprende y cambia sus conexiones con mucha facilidad y rapidez. Como dato curioso, podemos decir que, al nacer, el cerebro de un bebé pesa aproximadamente la cuarta parte de lo que llegará a pesar de adulto. En solamente un año de vida el cerebro ya triplica su peso y durante el segundo año de vida adquiere tres cuartas partes de su peso total.

    Las áreas cerebrales relacionadas con el movimiento y con los sentidos son las primeras en desarrollarse y consolidarse. Esto tiene su lógica a nivel evolutivo, ya que las experiencias motoras (sostener, andar, correr, lanzar…) y sensoriales (ver, tocar, chupar…) permiten al niño interactuar y experimentar directamente con el ambiente que les rodea para aprender de él. Así, el desarrollo motor y sensorial será la base del desarrollo de procesos cognitivos más complejos como el lenguaje o el razonamiento.

    Las áreas cerebrales relacionadas con el movimiento y con los sentidos son las primeras en desarrollarse.

    En esta etapa también se adquiere el lenguaje y será crucial para los avances en otras capacidades. Por esa razón, aprender a hablar permite a los niños expresarse y nombrar objetos, lo que a su vez hace que puedan pensar y razonar sobre ellos. La aparición del lenguaje también permite a los niños establecer relaciones sociales cada vez más complejas con sus iguales y con los adultos de referencia, ampliando sus intercambios sociales y afectivos, lo que facilita igualmente su adaptación al entorno.

    Los niños en esta etapa también comienzan a establecer sus primeras relaciones lógicas, muy asociadas a las rutinas (por ejemplo: cuando lloro, me dan de comer; cuando se apaga la luz, me voy a dormir; si hago algo bien, me felicitan). Del mismo modo, empiezan a ser capaces de clasificar objetos según sus características físicas concretas.

    Paseo con porteo

    Para qué. Durante los primeros meses de vida, los bebés son muy dependientes de los padres y requieren que les cubramos sus necesidades físicas (alimentación, sueño, higiene), emocionales (calma, seguridad, vínculo, amor) y de desarrollo (estimulación sensorial, movimiento, lenguaje). Una de las actividades que podemos realizar con nuestros bebés para fomentar todas ellas es portearles, es decir, pasear mientras les llevamos en un portabebés pegados a nuestro cuerpo, ya que permite que nuestros hijos empiecen a explorar y percibir el mundo desde la seguridad del contacto materno o paterno. Así, el porteo favorece la estimulación visual (permite a los bebés ver y explorar el mundo), la estimulación olfativa (los bebés pueden percibir los olores del ambiente, pero sobre todo perciben el olor corporal de su madre o padre) y la estimulación auditiva (los bebes escuchan los sonidos del ambiente, así como el sonido del latir del corazón y de la respiración de su padre o madre). Además, también reciben estímulos táctiles (por ejemplo, el calor corporal de su madre o padre debido al contacto piel con piel) y de movimiento (porque la posición ergonómica del porteo permite mejorar el control postural del bebé).

    Cómo

    1. Coloca al bebé en posición ergonómica de porteo. Para ello, sigue las instrucciones concretas que encontrarás junto a cada portabebés.

    2. Podemos utilizar el porteo para estar con nuestros bebés por casa mientras realizamos distintas actividades cotidianas. Así, estimularemos sus sentidos con los sonidos, olores y estímulos visuales de su entorno más cotidiano. Mientras lo hacemos es posible hablarles y contarles lo que estamos haciendo, cambiando el tono de voz y poniéndolo más agudo (el llamado baby talk ) para captar más su atención y estimular el lenguaje.

    3. También podemos salir a pasear por la naturaleza con nuestros bebés mientras les porteamos; así podrán percibir nuevos olores, la suave brisa y el sol de primavera; verán multitud de colores y texturas diferentes, así como escuchar variados sonidos.

    4. Mientras les porteamos, podemos cantarles una nana en voz bajita aprovechando el poder relajante que tiene para los bebés. De esta forma, les ayudamos a desarrollar su discriminación auditiva y su capacidad de relajación.

    5. Para estimular también su desarrollo motor, su equilibrio y su control postural, podemos hacer con nuestros bebés ligeros y suaves movimientos de baile mientras les porteamos, al mismo tiempo que les ponemos una música infantil.

    Cuándo. Se puede realizar en cualquier situación en la que debamos transportar al bebé con nosotros. Es especialmente recomendable realizar esta actividad mientras salimos a pasear al exterior.

    Cogiendo fuerzas

    Para qué. Durante los primeros meses de vida el bebé tiene que adquirir la fuerza y el tono muscular que le permitirá moverse y ser autónomo en sus desplazamientos. Aprender a desplazarse y a moverse de forma autónoma también les permite conocer mejor su ambiente y favorece su curiosidad por aprender del entorno. Para estimularles, podemos realizar actividades como las siguientes:

    Cómo

    1. Los bebés suelen comenzar a gatear entre los 6 y 10 meses de edad. Para estimularles el gateo, podemos jugar a ponerles sus juguetes favoritos cada vez un poco más lejos de ellos para que traten de conseguirlos mediante el gateo. A partir de los 10-12 meses, también es posible estimular su movimiento construyendo circuitos de obstáculos 3.

    2. A partir del primer año, cuando ya caminan con más facilidad, es posible estimular la marcha autónoma a través del juego de las pistas. Consiste en esconder algunos objetos por una habitación y pedirles que vayan de un sitio a otro buscándolo. Podemos ir diciéndoles el nombre del objeto y el lugar en el que está escondido para estimular a la vez el lenguaje.

    3. A partir de los 12-18 meses de edad es posible jugar con él proponiéndole distintos retos, como llevar su paquetito de pañal a la basura o recoger sus juguetes. Podemos complicarle estas tareas pidiéndole que haga pequeñas marchas rápidas o que se desplace de un modo diferente (por ejemplo, de lado a lado, dando saltos, despacio como un caracol…).

    4. A partir de los 24 meses de edad podemos jugar con ellos a construir una tienda de campaña o un supermercado o una cocinita en el salón con distintos materiales como cojines, objetos, sábanas, cajas grandes y pequeñas, pinzas de la ropa…, dado que además de desarrollar las áreas del movimiento, también estimularemos el razonamiento y la creatividad.

    Cuándo. En los momentos de ocio, especialmente los días que no se puede salir a la calle porque hace mal tiempo, por ejemplo. También es posible durante algunas de las rutinas diarias.

    Mi primer razonamiento

    Para qué. En esta etapa los niños comienzan a realizar sus primeros razonamientos, siendo ya capaces de establecer relaciones entre cosas y de hacer agrupaciones o clasificaciones según las características físicas de los objetos. Así, el proceso de clasificación representa los primeros pasos hacia razonamientos posteriores más complejos porque generan relaciones mentales entre objetos y distintos criterios: forma, color, tamaño…

    Cómo

    1. A partir de los 12-18 meses de edad los niños son capaces de relacionar objetos con imágenes. Para estimularles, te sugiero imprimir unas tarjetas con fotos de distintos objetos cotidianos y pedirle al niño que ponga encima de cada foto el objeto real que corresponde.

    2. A partir de los 18-24 meses los bebés ya son capaces de distinguir los colores, por lo que podemos jugar con ellos a que hagan bolas de plastilina de distintos colores y las introduzcan en los botes que están pintados del mismo color. Esto también se puede hacer con otros materiales para que los niños clasifiquen según la forma o tamaño de los objetos.

    3. A partir de los 24 meses los niños ya pueden clasificar aspectos más complejos, como por ejemplo, el hábitat de los animales, por lo que se puede jugar a que coloquen distintos animales de juguete encima de imágenes o libros donde se represente la playa, la selva, la granja, etc.

    4. A partir de esa edad, también podemos elaborar una «carpeta de plásticos de cosas bonitas» donde es posible exponer con su ayuda durante un tiempo representaciones de cosas que queramos que el niño aprenda, como fotos o dibujos de frutos del otoño o fotos de las vacaciones de medios de transportes, etc. Esto también podemos exponerlo en una cuerda (colgando las fotos o dibujos con pinzas), en la pared o en un corcho.

    5. Con los niños cercanos a los 3 años se puede empezar a realizar con ellos experimentos sencillos como, por ejemplo, echar una gota de colorante en un vaso de agua para que vean cómo se mueve el color dentro del vaso o sembrar una lenteja para ver cómo crece a través de los cuidados que le damos.

    Cuándo. En momentos de ocio o cuando queráis reforzar algunos aprendizajes del colegio o escuela infantil.

    Explosión de vocabulario

    Para qué. Los niños aprenden a hablar escuchando hablar a las personas de su entorno, por lo que en esta etapa es imprescindible estimular el lenguaje de nuestros hijos hablándoles mucho. Por otro lado, suelen comenzar a decir sus primeras palabras alrededor de los 12 meses de edad, y mientras que alrededor de los 18 meses suelen utilizar unas veinte palabras, a los dos años los niños ya tienen un vocabulario de unas doscientas palabras aproximadamente y a los 3, de unas mil palabras, por lo que es fundamental estimularles con actividades como las siguientes para favorecer esta capacidad:

    Cómo

    1. Durante los primeros meses de vida les estimula a hablar el hecho de que respondamos con palabras cariñosas a los intentos comunicativos que realizan a través de sonidos o balbuceos.

    2. Desde los primeros meses de vida también les podemos introducir en el mundo de la lectura. Por ejemplo, narrarles cuentos muy cortos, de una forma sencilla, señalando los dibujos, gesticulando y haciendo onomatopeyas de los objetos o seres que aparecen. Cuanto más llamativo lo hagamos, mejor.

    3. A partir del primer año de vida, empiezan a decir sus primeras palabras y podemos estimular su vocabulario nombrándole sus juguetes, sus partes del cuerpo, las acciones que hemos hecho en el día, imitar los sonidos de los animales y decir cómo se llama cada animal. Después, iremos pidiéndole que lo hagan ellos.

    4. A partir de los dos años también es posible hacer juegos simples como pedirles que terminen las palabras que les vamos diciendo o que acaben las frases de sus cuentos favoritos, ya que, a esta edad, además les encanta ver y escuchar las cosas de forma repetida, lo que también ayudará a su memoria.

    5. A partir de esta edad ya son capaces también de seguir instrucciones sencillas, así como de imitar al adulto. Por ello, es muy buena idea estimularles con canciones como «Soy una taza», que requieren hacer lo que dice la letra de la canción, porque, además de estimular el lenguaje y el seguimiento de órdenes, también estimula el sentido del ritmo, el movimiento y el autocontrol.

    Cuándo. En momentos de ocio o cuando queráis reforzar algunos aprendizajes del colegio o escuela infantil.

    El cerebro en los niños de 3 a 6 años

    En esta etapa, los niños ya no son tan dependientes como en la etapa anterior, dado que han adquirido un mayor tono muscular general y una mayor fuerza, habilidad y destreza en sus movimientos, lo que les permite ser más autónomos y poder manipular objetos para experimentar el mundo. Esto, junto al hecho de que la percepción visual ya está madura al finalizar la etapa preescolar, hace que los niños tengan una mejor coordinación ojo-mano y más facilidad para dibujar y escribir.

    En esta etapa los niños también empiezan a desarrollar la imagen mental de su cuerpo en relación con los objetos que le rodean y mejoran su capacidad para orientarse en el espacio. Al mismo tiempo, perfeccionan la capacidad para razonar y entender las consecuencias que siguen a algunas acciones. También aparece la capacidad para hacer dibujos sobre las cosas y pensar sobre temas concretos que pueden percibir.

    De igual modo se produce una mejora en el lenguaje, lo que permite la aproximación a la lectura a partir de los 4-5 años. La lectura a su vez hará que los niños puedan a acceder a nuevos aprendizajes y enriquecerá aún más su lenguaje.

    A lo largo de estos años, también se desarrollan otras capacidades cognitivas muy importantes para el aprendizaje, como son la atención (véase Capítulo 2, «Consigue que presten atención») y la memoria. Así, por ejemplo, entre los 2 y 3 años, los niños ya son capaces de retener dos ítems en su memoria a corto plazo.

    Igualmente comienza a desarrollarse algunas funciones ejecutivas, que son aquellas actividades mentales que permiten a los niños controlar, planificar y regular su comportamiento para adaptarse mejor al entorno.

    Yo te superviso

    Para qué. En esta etapa ya podemos trabajar con los niños la capacidad de supervisar la conducta de los demás y la suya propia, porque así practican la «reflexión de la acción», que es un aspecto fundamental para que realicen adecuadamente sus actividades cotidianas y les permite darse cuenta de los errores para corregirlos.

    Cómo

    1. Elegimos una actividad que pueda ser motivante, como contar las moneditas de la hucha antes de comprar algún premio (conviene tener en cuenta que, si el niño es muy pequeño, la capacidad para contar todavía es limitada).

    2. Mientras nosotros vamos contando, tiene que supervisar que lo estemos haciendo correctamente (podemos equivocarnos a propósito para ver si lo está supervisando bien). El niño no puede decir si hemos contado correctamente o no hasta que termine de contar todas las monedas; así trabajamos también la capacidad de esperar hasta que llegue su turno.

    3. Si ya tiene 5 o 6 años, podemos utilizar una hoja de comprobación para que vaya apuntando el número de monedas. Otra actividad es grabarles a ellos mismos contando para que después se vean y se supervisen ellos mismos.

    4. Se pueden utilizar otras actividades en las que el niño pueda supervisar al adulto, como decir todos los dibujos de una lámina, recoger todos los juguetes de la habitación, etc.

    Cuándo. Podemos hacer esta actividad cuando volvemos de hacer la compra para revisar las vueltas o cuando tengamos que contar cualquier otra cosa en nuestras rutinas cotidianas (por ejemplo, contar servilletas para poner la mesa).

    ¿A qué juego hoy?

    Para qué. El momento del juego es ideal para empezar a trabajar con los más pequeños la capacidad de planificación. Para ello, les pediremos que organicen de forma explícita el juego que van a realizar y qué papel va a desempeñar cada uno de los participantes en el mismo. Este tipo de actividades también favorece el lenguaje, así como la imaginación y la creatividad. También desarrolla la interiorización de reglas y las habilidades sociales4.

    Cómo

    1. Les preguntaremos primero a qué quieren jugar.

    2. Después, les haremos pensar qué juguetes o materiales necesitarán. También les pediremos que nos expliquen cómo van a jugar, de qué manera utilizarán cada juguete o material y qué dinámica seguirán con ellos.

    3. Estableceremos con ellos qué papel en el juego va a tener cada participante y cuáles son las tareas asignadas a cada rol (qué puede hacer cada uno de ellos).

    4. A los más pequeños les pediremos que hagan un dibujo sobre los pasos anteriores.

    5. Si ya tienen 5-6 años y han aprendido a escribir, puedo pedirles que escriban lo anterior de una manera muy sencilla para trabajar también la escritura de una forma lúdica.

    Cuándo. Cuando vayamos a jugar con ellos o quieran jugar solos o con otros niños, podemos aprovechar para trabajar esta actividad.

    ¿De qué iba este cuento?

    Para qué. La memoria a corto plazo verbal nos permite almacenar información verbal para realizar aprendizajes, resolver problemas o recordar información que nos hace falta en un momento determinado; de ahí su importancia para que aprendan y se desenvuelvan correctamente en su día a día.

    Cómo

    1. Escogemos un cuento o relato corto (conviene tener en cuenta que el tiempo en que los niños mantienen la atención durante esta etapa es corto 5). Podemos dejar a nuestros hijos que elijan ellos mismos el cuento que quieren que les leamos, puesto que si están más motivados, aumentan la atención y por tanto la capacidad de memorización. Les leemos el cuento despacio y con buena entonación para evitar que se aburran y nos atiendan más.

    2. Después, les pediremos que nos relaten todos los detalles que recuerden sobre el cuento para que hagan un ejercicio de recuerdo libre, trabajando también así su capacidad de discurso oral. Del mismo modo, es posible hacerles preguntas sencillas sobre el texto para trabajar al mismo tiempo la capacidad de razonamiento lógico. A partir de los 4-5 años se les puede pedir que pongan los hechos que recuerden de la historia en orden para trabajar la orientación temporal.

    3. Igualmente, aprendiendo canciones, poesías, adivinanzas o trabalenguas (mejorando al mismo tiempo la capacidad de expresarse mediante el lenguaje, el razonamiento lógico o el ritmo).

    Cuándo. Cada vez que leamos un cuento o veamos una película o escuchemos una canción juntos.

    Discriminación de letras y sonidos

    Para qué. Para una adecuada adquisición de la lectoescritura, es fundamental que los niños sepan percibir y discriminar adecuadamente las letras visualmente, así como reconocer los sonidos auditivamente para luego poder asociar los sonidos con las letras (asociación fonema-grafema). Por ello, es conveniente hacer ejercicios de este estilo con los niños ya que también trabajamos de forma indirecta la atención y la memoria.

    Cómo

    1. Pediremos al niño que esté muy atento a un determinado sonido, por ejemplo, »a», y que levante la mano cada vez que lo oiga mientras vamos diciendo en alto distintas letras o palabras.

    2. Otra actividad puede consistir en decirle al niño pares de palabras y

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