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Trayectoria del suplemento cultural El tlacuache.: Una experiencia de divulgación científica y cultura (2015-2016)
Trayectoria del suplemento cultural El tlacuache.: Una experiencia de divulgación científica y cultura (2015-2016)
Trayectoria del suplemento cultural El tlacuache.: Una experiencia de divulgación científica y cultura (2015-2016)
Libro electrónico2071 páginas19 horas

Trayectoria del suplemento cultural El tlacuache.: Una experiencia de divulgación científica y cultura (2015-2016)

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El Tlacuache es una publicación de carácter cultural que estuvo relacionada con publicaciones periódicas. En esta ocasión se presenta la segunda compilación de este suplemento que contribuye con la cominicación científica y cultural del protagonista estelar, el estado de Morelos.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento22 jun 2021
ISBN9786075394114
Trayectoria del suplemento cultural El tlacuache.: Una experiencia de divulgación científica y cultura (2015-2016)

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    Trayectoria del suplemento cultural El tlacuache. - Elsa Guzmán Gómez

    Portada_Tlacuacheimagen

    TRAYECTORIA DEL SUPLEMENTO

    CULTURAL EL TLACUACHE.

    UNA EXPERIENCIA DE DIVULGACIÓN

    CIENTÍFICA Y CULTURAL (2015-2016)

    pleca

    Eduardo Corona-Martínez

    Yamina Nassu Vargas Rivera

    (Coordinadores)

    EQUIPO EDITORIAL DE EL TLACUACHE

    Eduardo Corona-Martínez

    Luis Miguel Morayta Mendoza

    Raúl Francisco González Quezada

    Giselle Canto Aguilar

    Israel Lazcarro Salgado

    FORMACIÓN

    Joanna Morayta Konieczna

    Rafael González Jiménez

    CENTRO DE INFORMÁTICA Y DOCUMENTACIÓN

    DEL CENTRO INAH MORELOS

    Jorge Reyes Sotelo (Coordinación)

    Karina Morales Loza (Área de Difusión)

    María Fernanda Rivera Bautista (Catalogación)

    Daniel Villanueva Mejía (Informática)

    La presente edición fue posible gracias al apoyo de La Jornada Morelos, pues autorizó la publicación digital del suplemento El Tlacuache, 2015-2016 (núms. 655 al 758).

    Equipo editorial de El Tlacuache: Eduardo Corona-Martínez, Luis Miguel Morayta Mendoza, Raúl Francisco González Quezada, Giselle Canto Aguilar, Israel Lazcarro Salgado, Joanna Morayta Konieczna y Rafael González Jiménez.

    Primera edición en Labor Institucional, 2019

    Producción:

    Secretaría de Cultura

    Instituto Nacional de Antropología e Historia

    D. R. © 2019, de la presente edición

    Instituto Nacional de Antropología e Historia

    Córdoba, 45; 06700 Ciudad de México

    informes_publicaciones_inah@inah.gob.mx

    Las características gráficas y tipográficas de esta edición son propiedad del Instituto Nacional de Antropología e Historia de la Secretaría de Cultura

    Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, la fotocopia o la grabación, sin la previa autorización por escrito de la Secretaría de Cultura / Instituto Nacional de Antropología e Historia

    ISBN: 978-607-539-411-4

    Hecho en México

    ÍNDICE GENERAL

    pleca

    Agradecimientos

    Presentación

    Introducción

    Índice de números

    2015

    2016

    Índices analíticos

    AGRADECIMIENTOS

    pleca

    Los coordinadores agradecemos al consejo editorial del suplemento cultural El Tlacuache por permitirnos hacer esta investigación, así como al maestro Jorge Reyes, jefe del Departamento de Informática, y a Karina Morales Loza, responsable del Departamento de Difusión, ambos del Centro INAH Morelos, por proporcionarnos los elementos que finalmente han quedado convertidos en bases de datos y documentales, depositadas en el Centro de Información y Documentación del propio centro. Por último, nuestra gratitud a los directores del Centro INAH Morelos, al antropólogo Víctor Hugo Valencia Valera, y a la actual titular, doctora María Isabel Campos Goenaga, quienes siempre otorgaron las facilidades necesarias y el apoyo para la consecución de este trabajo.

    PRESENTACIÓN

    pleca

    El 3 de febrero de 2019 el Instituto Nacional de Antropología e Historia cumplirá 80 años. En el artículo 2° de su Ley Orgánica, promulgada por el general Lázaro Cárdenas, quedaron establecidos los objetivos generales del Instituto: La investigación científica sobre antropología e historia relacionada principalmente con la población del país y con la conservación y restauración del patrimonio cultural arqueológico e histórico, así como el paleontológico, además de su protección, restauración, conservación y recuperación. Asimismo, más adelante se señalan como funciones sustantivas la promoción y difusión de las materias y actividades que son de la competencia del Instituto, sin las cuales no sería posible llevar a cabo el resto de tareas, ya que no se vincularían con la sociedad en general; dado que el patrimonio es de todos, también es parte de la responsabilidad social.

    Más allá de las publicaciones denominadas de carácter científico, que dan a conocer a los pares académicos los resultados de una investigación, están las de divulgación que también se sustentan en investigaciones científicas, pero cuya finalidad es comunicar a la población los conocimientos generados. El INAH tiene una importante trayectoria en este tipo de publicaciones.

    El Centro INAH Morelos se inscribe en esta tradición con El Tlacuache, y antes con Tamoanchan, y cumple más de 20 años divulgando su quehacer. El Tlacuache históricamente ha tenido diversas madrigueras, como lo han manifestado los miembros de su comité editorial, y se caracteriza por ser un suplemento cultural relacionado con publicaciones periódicas: en un inicio con La Jornada Morelos y, desde el 18 de junio de 2017, con El Sol de Cuernavaca. En 2016 vio la luz la primera compilación del suplemento, que abarcó los artículos y números publicados entre julio de 2001 y diciembre de 2014.

    En esta ocasión, en el marco de los 45 años del Centro INAH Morelos, se presenta la segunda compilación: El suplemento cultural El Tlacuache, dos años más de contribuir a la comunicación científica y cultural (2015-2016). Durante este bienio se publicaron 177 artículos contenidos en 96 números, del 655 al 758. En el análisis del estudio introductorio que presentan Yamina Nassu Vargas Rivera y Eduardo Corona-Martínez se observa que El Tlacuache sigue fiel a su compromiso con la diversidad de temas, autores y espacios geográficos, aunque una parte importante de sus colaboradores estén adscritos al Centro INAH Morelos y el espacio geográfico con mayor protagonismo en los artículos sea el estado de Morelos.

    El Tlacuache es el órgano de difusión de la comunidad del Centro INAH Morelos; con él, esta comunidad pone al alcance de todos, conocimientos de arqueología, antropología e historia, entre otras disciplinas. Vaya la más calurosa felicitación a todos los que hacen posible su publicación cada semana y un aplauso por la iniciativa que culminó en la compilación que el lector tiene en sus manos. ¡Enhorabuena!

    María Isabel Campos Goenaga

    Directora del Centro INAH Morelos

    Tlacua_ceramica

    INTRODUCCIÓN

    pleca

    EL SUPLEMENTO CULTURAL

    EL TLACUACHE,

    DOS AÑOS MÁS DE CONTRIBUIR

    A LA COMUNICACIÓN CIENTÍFICA

    Y CULTURAL (2015-2016)

    Yamina Nassu Vargas Rivera

    y Eduardo Corona-Martínez

    El suplemento cultural El Tlacuache es el instrumento de difusión del Centro INAH Morelos; se publica cada domingo y algo que lo caracteriza es que, a diferencia de otras publicaciones, se enfoca principalmente en temas de antropología e historia, sin descartar sus interacciones con otras ciencias y disciplinas de las ciencias y humanidades (E. Corona-Martínez y Vargas Rivera, 2016). A pesar de ser el órgano de difusión de una institución como el INAH Morelos, siempre ha abierto sus puertas para que investigadores de otras entidades o instituciones de prácticamente toda la República Mexicana y algunas extranjeras publiquen sus resultados y opiniones.

    Del 1 de julio de 2001 hasta junio de 2016 se publicó de manera conjunta con el periódico La Jornada Morelos. En 2014 ganó el Reconocimiento al Mérito Estatal de Investigación en la Subcategoría de Divulgación y Vinculación. En junio de 2016 el periódico dejó de publicarse, y por lo tanto el agregado. A pesar de las dificultades, el consejo editorial buscó nuevas plataformas de distribución y formas de llegar a más lectores, de suerte que se decidió continuar su publicación en versión digital; una sección con todos los archivos publicados se alojó en la página del Centro de Información e Informática (CID) del Centro INAH Morelos, así como en dos perfiles en la red social Facebook: el del CID y del suplemento El Tlacuache.

    En mayo y junio de 2017 se estableció comunicación con Miguel Ángel de Alba González, director de El Sol de Cuernavaca y El Sol de Cuautla, quien amablemente aceptó incorporar el suplemento en las páginas de su diario y lo gestionó ante la Organización Editorial Mexicana; así, el 18 de junio de 2017 El Tlacuache encontró lo que el Consejo Editorial denominó una nueva madriguera impresa, sin dejar de distribuirse de forma digital en las redes sociales.

    LA DIFUSIÓN Y DIVULGACIÓN

    CIENTÍFICA EN LOS MEDIOS

    DE COMUNICACIÓN DIGITALES

    Partimos de la idea de que la difusión y la divulgación científicas son componentes de los diversos procesos de transmisión que se desarrollan en cualquier grupo humano y que por lo tanto son objeto de estudio de la antropología y de la comunicación (Corona-Martínez y Vargas Rivera, 2016). El Tlacuache es producido por una comunidad cuya intención es establecer contacto con individuos y/o grupos, tanto a través del periódico como por medios digitales, con el enfoque prioritario de compartir puntos de vista especializados (Corona-Martínez y Vargas Rivera, 2016). El objetivo es llegar al público en general para fomentar conciencia acerca de la importancia de las investigaciones e interés en la ciencia. Estas acciones deberán formar parte de una investigación en un campo que en la actualidad está en pleno desarrollo: la comunicación pública de la ciencia, para la cual es central el estudio de la interacción de emisores y receptores; Europa y Latinoamérica son las principales áreas del mundo donde se realizan estas investigaciones (Álvarez-Álvarez, 2016).

    La divulgación científica y cultural también ha sido afectada por la crisis de los medios impresos y su transición en estos inicios del siglo XXI, cuando se ha hecho imprescindible la incorporación a las plataformas digitales para difundir contenidos. De acuerdo con Sewell (2013), en los últimos años los usuarios han demostrado mayor interés por la búsqueda de conocimiento mediante la comunicación vía redes sociales que por los métodos tradicionales de búsqueda; sin embargo, también han desarrollado usos más sofisticados de las herramientas que encuentran en línea. Es por eso por lo que las plataformas digitales han demostrado ser herramientas efectivas para la industria del consumo cultural y científico como instrumentos para conseguir un mejor alcance en la divulgación en México. Como parte de la agenda del suplemento cultural, consideramos que éste debe analizar su impacto en la sociedad del estado de Morelos, en particular si las vías adoptadas para su difusión son las más pertinentes y adecuadas, de tal forma que se esté modelando en forma continua su relación con el público y se propicie la mejora y actualización de las plataformas que se utilicen.

    En tanto se da ese proceso, y tal como lo hicimos con la primera compilación (de 2001 a 2014), se efectuó un análisis que se concentra en el aspecto bibliométrico, es decir que, a través de métodos de estadística básica aplicados a toda la literatura de carácter científico y a los autores que la producen, se pueden obtener datos que permitan analizar la actividad de los investigadores que colaboraron en el suplemento durante 2015 y 2016. El empleo de indicadores bibliométricos presenta ventajas frente a otros procedimientos utilizados en la evaluación científica, al tratarse de un método objetivo y verificable, cuyos resultados son reproducibles. Además, los indicadores pueden servir para el análisis de un gran volumen de datos, como los temas más abordados y los espacios geográficos que se han dejado de lado, entre otras cosas (Corona-Martínez y Vargas Rivera, 2016).

    En América Latina, y en particular en México, los bancos de información bibliométrica y la documentación sistematizada de la producción científica son escasos y con poco apoyo; por ello insistimos en reproducir el enfoque y la metodología bibliométrica, que permitirá establecer una base para determinar tendencias en las temáticas, comparar periodos cronológicos y áreas geográficas, entre otros aspectos que pueden dimensionar el impacto social de El Tlacuache.

    ELEMENTOS METODOLÓGICOS

    APLICADOS EN LA INVESTIGACIÓN

    1) Revisión de archivos: tras a la publicación de la compilación del suplemento cultural El Tlacuache de 2001 a 2014 (Corona-Martínez y Vargas Rivera, 2016) se continuó con la ampliación de la base de datos, ahora correspondiente al año 2015; para ello se contó con los ejemplares digitalizados en formato PDF que se encuentran depositados en el CID de Centro INAH Morelos. A continuación se refiere y actualiza el proceso metodológico seguido.

    2) Construcción de la base de datos y elaboración de los índices analíticos. A partir de la base de datos original (Corona-Martínez y Vargas Rivera, 2016) se siguieron usando los identificadores básicos, como número y fecha de publicación, título del artículo, autor —en este último rubro se añadió la adscripción institucional—. A las categorías de análisis que representan los campos de estudio de la antropología y la historia se añadieron otras que caracterizan los contenidos utilizados en el suplemento cultural durante 2015:

    Las categorías geográficas son las siguientes: geografía, estados de la República Mexicana, municipios del estado de Morelos, municipios de otros estados de la República Mexicana y localidades internacionales. Para los periodos cronológicos se establecieron categorías generales, que a su vez se agruparon en prehistoria, cronología mesoamericana e histórica. Dos categorías más son las de cultura, que hace referencia a una particular, actual o arqueológica, y temas; esta última se divide a su vez en antropología, historia, restauración, arqueología, arqueozoología, etnobiología, antropología física, etnohistoria, protección del patrimonio, sociopolítica, INAH y museos; nuevamente, esta última se divide en Cuauhnáhuac, Xochicalco, Jardín Etnobotánico, Museo de Fotografía Antigua de Cuernavaca (Castillito), Museo Nacional de las Culturas, Museo de Historia Natural, Museo Tamayo y museos del extranjero.

    Luego de esta asignación de categorías se hizo el análisis bibliométrico, en el que cada categoría sería contabilizada y graficada. En el caso de las últimas categorías, para no dispersar los datos, los valores menores de 2 se agruparon como otros.

    Al final del texto se presentan también los índices analíticos elaborados con base en las categorías aquí mencionadas, y se indica el número publicado.

    RESULTADOS DEL ANÁLISIS

    La siguiente compilación cuenta con los números de 2015 y 2016; sin embargo, es importante aclarar que de 2001 a 2016 el suplemento cuenta con 750 números publicados que contienen 2 023 artículos. Específicamente esta edición facsimilar de dos años de publicaciones contiene, como parte de 2015, 89 artículos publicados en 51 números (del 655 al 706), mientras que en 2016 aparecieron 88 artículos distribuidos en 45 números (del 707 al 758). En total, estos dos años contienen 177 artículos

    SOBRE LOS AUTORES

    Entre 2015 y 2016 escribieron 80 autores diferentes; respecto a su género, en ambos años fueron las mujeres quienes tomaron la delantera en cuanto a autorías, mientras que aquellos que se agruparon en la categoría de sin género es porque presentaron su autoría como grupo.

    Tabla 1. Género de los autores por año.

    Por otra parte, de las 27 adscripciones, el INAH Morelos cuenta con la mayor cantidad de autores, seguido por 40 números donde los autores no especificaron su procedencia, mientras que la participación de los estudiantes de la Facultad de Humanidades de la UAEM ocupa el tercer lugar.

    imagen

    Gráfica 1. Adscripción de autores con más números publicados.

    SOBRE LAS ZONAS GEOGRÁFICAS

    De 2015 a 2016, 67 zonas geográficas fueron tema de los artículos; 97 de los números hablan sobre México. En todas las categorías de este apartado, para graficar se eliminaron las zonas geográficas con cuatro o menos menciones.

    imagen

    Gráfica 2. Zonas geográficas con más menciones en números publicados.

    En cuanto a los estados de la República Mexicana, 28 se mencionan en los números publicados; faltan Aguascalientes, Durango, Nuevo León y Michoacán. Los más mencionados por número pueden verse en la gráfica 3.

    imagen

    Gráfica 3. Entidades federativas con más menciones en los números publicados.

    Asimismo de los 32 municipios del estado de Morelos, 23 se mencionan en los números publicados; faltan Amacuzac, Atlatlahucan, Coatlán del Río, Emiliano Zapata, Huitzilac, Jiutepec, Temoac, Tlalnepantla y Zacatepec de Hidalgo. Los más mencionados por número aparecen en la gráfica 4.

    imagen

    Gráfica 4. Municipios del estado de Morelos con más menciones en números publicados.

    Respecto a los municipios de otros estados de la República Mexicana, los mencionados pueden verse en la tabla 2.

    Tabla 2. Municipios de otros estados de la República Mexicana.

    Tabla 3. Localidades internacionales.

    SOBRE LAS ZONAS ARQUEOLÓGICAS

    DEL ESTADO DE MORELOS

    Como se verá posteriormente, la arqueología es uno de los temas más comunes del suplemento cultural El Tlacuache: en dos años se hace referencia a 41 zonas arqueológicas diferentes sólo en el estado de Morelos, de las cuales la más mencionada es Xochicalco, seguida de Chalcatzingo.

    imagen

    Gráfica 5. Zonas arqueológicas del estado de Morelos.

    En cuanto a otras zonas arqueológicas de la República Mexicana, son 31 las mencionadas; las más frecuentes aparecen en la tabla 4.

    Tabla 4. Zonas arqueológicas de otros estados.

    SOBRE LAS CULTURAS

    Este apartado se refiere a las culturas mesoamericanas y a las culturas actuales que representan a los diferentes grupos sociales. Entre 2015 y 2016, 30 culturas diferentes fueron mencionadas; las más frecuentes son las siguientes (véase gráfica 6).

    imagen

    Gráfica 6. Culturas más mencionadas.

    SOBRE LOS PERIODOS CRONOLÓGICOS

    Para obtener los resultados de esta categoría se escribieron los datos cronológicos de todos los artículos registrados, lo que produjo una gran diferencia de valores; por tanto, se agruparon en categorías generales que ofrecieron una panorámica de las diversas temporalidades que abarcan las temáticas: prehistoria, periodos arqueológicos mesoamericanos —Preclásico, Clásico, Epiclásico y Posclásico— y etapas históricas recientes, que van de la época colonial al presente. Los resultados se indican en la tabla 5.

    La categoría de cronología arqueológica de México se subdividió de la siguiente manera: Preclásico (2500 a.C.-200 d.C.), Clásico (200-900 d.C.), Epiclásico (600-900 d.C.) y Posclásico (900-1521 d.C.). La categoría de periodos históricos se dividió en Colonial (1521-1821), Independencia (1821-1900), Moderna (1901-2000) y Contemporánea (2001-actualidad). Por último, se creó una categoría de otras para agrupar temporalidades como siglos y dinastías en Europa y Asia respectivamente.

    Tabla 5. Periodos cronológicos.

    SOBRE LAS TEMÁTICAS

    Como se mencionó en un inicio, las categorías temáticas del suplemento se relacionan con las humanidades y las ciencias sociales. En la siguiente tabla se muestran los temas con la cantidad de números publicados que los abordan.

    imagen

    Gráfica 7. Temas abordados en los números publicados.

    La categoría de museos fue la única que se subdividió de acuerdo con los museos mencionados en los dos años.

    imagen

    Gráfica 8. Museos mencionados en números publicados.

    A MODO DE CONCLUSIÓN

    No observamos cambios notables en las tendencias que se mostraron en el análisis de 2001-2014. El suplemento cultural El Tlacuache se refiere de manera natural al estado de Morelos, y ocasionalmente aborda temas de lugares diferentes. En el caso de los municipios del estado, los investigadores del INAH Morelos se concentran en zonas urbanas, y son escasas las investigaciones rurales o con pueblos indígenas. Debe acotarse que, si bien hay municipios con alta población indígena, éstos son escasamente abordados en los trabajos que se publican. Sobre la categoría de época cronológica, es evidente que predominan las investigaciones sobre temas arqueológicos mesoamericanos y modernos dejando atrás otras temporalidades. Es relevante anotar el aumento de colaboraciones de estudiantes de la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, pues son quienes aportan temáticas y visiones frescas a la antropología morelense.

    Es importante que estas inercias sean discutidas por la comunidad del Centro INAH, puesto que involucran tanto sus líneas de trabajo como el interés público que pueden concitar. Además, seguramente deberán incorporarse temas de interés vigente, como violencia, género, derechos humanos, vulnerabilidad, entre otros, para los cuales la perspectiva antropológica puede ser relevante a fin de clarificar conceptos e ideas que circulan y se debaten en las redes sociales. Nuestra experiencia más cercana es la del reciente sismo del 19 de septiembre de 2017, fecha en que el suplemento no dejo de publicarse, y dio algunas notas breves sobre el hecho; sin embargo, apenas están tomando forma las primeras reflexiones sobre las repercursiones de este suceso en la conservación de los patrimonios inmuebles y sobre todo en el imaginario morelense, donde el tema del sismo se debatirá como parte de los llamados desastres naturales y socio-naturales.

    En tanto se construye ese debate, hoy tenemos una nueva compilación que corresponde a los años 2015 y 2016. Se consideró que, debido al éxito de la primera edición, que, según datos de la Dirección de Publicaciones del INAH está agotada, se podían comenzar a efectuar compilaciones anuales, sobre todo porque hubo una diversidad de instituciones y colegas que solicitaron su impresión. En respuesta a ello, y con el apoyo de las autoridades del Centro INAH y de la Coordinación Nacional de Difusión, se logró tener esta publicación. Esperamos que estas compilaciones y los análisis que hemos propuesto sirvan para animar el debate, y que la metodología aquí propuesta pueda hacerse extensiva para promover una perspectiva informada y socialmente activa, multiplicadora de esfuerzos de los actores políticos, sociales, económicos y gubernamentales para fomentar la protección y conservación del patrimonio, el cual comprende lo histórico, lo natural y lo cultural.

    BIBLIOGRAFÍA

    Álvarez-Álvarez, K. (2016). La comunicación de la ciencia en las actividades del Museo de Paleontología de Guadalajara. Tesis de maestría. ITESO.

    Bleda, A. M., e I. F. Aguillo (2017). La web social como nuevo medio de comunicación y evaluación científica. Editorial UOC.

    Bucchi, M. (1996). When Scientists Turn to the Public: Alternative Routes in Science Communication. Public Understanding of Science, 5(4): 375-394.

    Chagas, I., T., Bettencourt, J., Matos, y J. Sousa (2017). Utilización del hipertexto en la comunicación científica y educativa. Tarbiya. Revista de Investigación e Innovación Educativa, 36.

    Corona-Martínez, E., y Y. N. Vargas Rivera (coords.) (2016). Trayectoria del suplemento cultural El Tlacuache. Una experiencia en divulgación científica y cultural (2001-2014). Instituto Nacional de Antropología e Historia-Secretaría de Cultura.

    Daza, S., T. Arboleda, Á. Rivera, V. Bucheli, y J. F. Alzate (2016). Evaluación de las actividades de comunicación pública de la ciencia y la tecnología en el Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología Colombiano. 1990-2004.

    Rédey, S. (2006). Science for the Public. The Dimensions of Science Communication. Knowledge Society Foundation, Budapeste, 75-82.

    Sewell, C. (2013). Measuring the Impact of Social Media Marketing in Libraries. Tesis de doctorado. University of Wales Aberystwyth.

    ÍNDICE DE NÚMEROS

    pleca

    Número 655 | Enero 4, 2015

    El maíz y la cultura campesina en Morelos

    Número 656 | Enero 11, 2015

    La arqueología en la comunidad de La Era, municipio de Tlaquiltenango, una cita urgente con el pasado

    Número 657 | Enero 18, 2015

    ¿Problemas de identidad? Cambio cultural, xenofobia y trampas existencialistas

    Rituales funerarios y culto a los difuntos entre totonacos poblanos y tepehuas serranos

    Número 658 | Enero 25, 2015

    Don Domingo Díaz Balderas, su vocación, su pasión y su creatividad quedan como semillas para las nuevas generaciones de su amado pueblo, Ocotepec

    El Chino Vago, un singular personaje de la memoria colectiva de Ticumán

    Talleres de verano 2014

    Número 659 | Febrero 1, 2015

    Los monolitos del Cuauhnáhuac

    Número 660 | Febrero 8, 2015

    George Cuvier: sus contribuciones a la anatomía comparada y la paleontología

    Número 661 | Febrero 15, 2015

    La herencia arqueológica morelense

    A vestir al niño. La festividad de la Candelaria en Tlayacapan

    Número 662 | Febrero 22, 2015

    Canibalismo azteca: controversias desde una mirada amazonista

    Número 663 | Marzo 1, 2015

    ¡Empezó el carnaval!

    Explorando la comida festiva y ritual entre los nahuas de Morelos

    Número 664 | Marzo 8, 2015

    Cihuayotl iixco ca: la feminidad luce en su rostro

    Hallazgo de una escultura de Xochiquetzal en Tehuixtla, Morelos

    Número 665 | Marzo15, 2015

    Los medios de comunicación masivos: una mirada a través de la antropología

    La espectroscopia de emisión por plasma como herramienta en la arqueología

    Número 666 | Marzo 22, 2015

    La capilla del barrio de San Andrés en Yecapixtla

    Número 667 | Marzo 29, 2015

    El Vaso de la Ventilla: nuevos datos para el estudio del cuchillo curvo en Teotihuacan

    Norma, transgresión y sentencia en una población nahua de la Huasteca

    Número 668 | Abril 5, 2015

    Del ejote a la caña: estrategias de campesinos morelenses en la región centro-oriente

    El legendario Güero de Ticumán. Una monta trágica por la educación

    Número 669 | Abril 12, 2015

    Y seguimos con Olintepec, más sobre tradiciones funerarias

    La relación de las figurillas D1 del Preclásico con el culto agrícola

    Número 670 | Abril 19, 2015

    Los sayones, una tradición de Tetela del Volcán

    Reelaborando el concepto de lo humano. Algunas implicaciones de los hallazgos paleoantropólogicos recientes

    Número 671 | Abril 26, 2015

    El convento agustino de Santiago Apóstol en Ocuituco, un proceso de patrimonialización

    Número 672 | Mayo 3, 2015

    ¿Quién descubrió Chalcatzingo?

    Las primeras fotografías de Xochicalco

    Número 673 | Mayo 10, 2015

    Las costumbres del pueblo son leyes para nosotros

    De mitos prehispánicos

    Número 674 | Mayo 17, 2015

    El cosmos olmeca en un vaso

    La modificación del cuerpo como símbolo de estatus en Olintepec

    Número 675 | Mayo 24, 2015

    El Observatorio de Xochicalco. Un espacio de control ideológico

    Número 676 | Mayo 31, 2015

    La representación del juicio final en la pintura mural de la catedral de Cuernavaca

    Bob Schalkwijk: una visión fotográfica en Morelos

    Número 677 | Junio 7, 2015

    La trama y la urdimbre. Género y mitología en el arte textil de la Sierra de Zongolica, Veracruz

    Número 678 | Junio 14, 2015

    Licenciatura en Comunicación y Gestión Interculturales: una nueva oferta educativa de la UAEM-Morelos

    ¿Qué tan grande era Teopanzolco en tiempos prehispánicos?

    Número 679 | Junio 21, 2015

    Las figurillas femeninas y los rituales del Preclásico temprano

    Número 680 | Junio 28, 2015

    La Red Iberoamericana de Arqueozoología (2002-2006): algunas reflexiones sobre la colaboración científica

    Número 681 | Julio 5, 2015

    El taller comalero de la familia Santamaría Nopaltitla en Tlayacapan, una tradición alfarera que se niega a desaparecer

    Exposición térmica en esqueletos prehispánicos

    Número 682 | Julio 12, 2015

    Zonas arqueológicas de Morelos

    Número 683 | Julio 19, 2015

    Pueblos indígenas y minas de hielo en la Nueva España

    Número 684 | Julio 26, 2015

    Las figurillas prehispánicas como indicador cultural

    Un canal prehispánico en el centro de Cuernavaca

    Intercambio en el Preclásico medio: la ruta del Gris Fino en Morelos

    Número 685 | Agosto 2, 2015

    Gabaneras de Hueyapan, Morelos: saberes locales y tradiciones ocupacionales

    Recuperando el conocimiento tradicional para enfrentar los problemas ambientales actuales. A propósito de la etnoecología incluyente

    Número 686 | Agosto 9, 2015

    Costumbres funerarias de cremación en El Tlatoani, Tlayacapan, Morelos

    Número 687 | Agosto 16, 2015

    Preservar, investigar... y destruir. Esquizofrenia de nuestros tiempos

    Número 688 | Agosto 23, 2015

    Vivir el patrimonio cultural en un taller de títeres del INAH

    Notas etnográficas sobre relaciones interétnicas en la región centro-oriente de Morelos

    Número 689 | Agosto 30, 2015

    Arqueología mediática

    El INAH y la cooperación internacional en materia de resguardo de bienes culturales extranjeros

    Número 690 | Septiembre 6, 2015

    Un nuevo capítulo en la defensa del maíz criollo. Patrimonio biocultural de México

    Número 691 | Septiembre 13, 2015

    Un enterramiento infantil anterior a la invasión europea en Tlayacapan

    Número 692 | Septiembre 20, 2015

    Algunos mamíferos encontrados en Xochicalco

    Primer taller básico de conservación de fotografía

    Número 693 | Septiembre 27, 2015

    ¿El espacio, elemento del territorio? Multiespacialidad en tiempos de la multiterritorialidad

    De minas, hidroeléctricas y santos. Territorialidad y percepciones en torno a la construcción de una planta hidroeléctrica en la Sierra Norte de Puebla

    Número 694 | Octubre 4, 2015

    La radio como una instancia de educación comunitaria. La experiencia de Radio Xokotl, iniciativa de comunicación comunitaria

    La Academia de Música en Ticumán

    Número 695 | Octubre 11, 2015

    La cerámica Romita Sgraffito en la ciudad de Cuernavaca

    Rutas de intercambio en el sureste de Morelos: una vista desde Mazatepec

    Xochicalco, bajo un grado más de protección como patrimonio mundial

    Número 696 | Octubre 18, 2015

    Apuntes editoriales sobre Los geólogos en Cuernavaca

    Los geólogos en Cuernavaca

    Número 697 | Octubre 23, 2015

    Trabajo, cooperación, fatiga, lesiones y muerte: algunos elementos biográficos de una mujer que vivió hace 1 600 años en Tlayacapan

    Número 698 | Noviembre 1, 2015

    La mujer vista por cronistas en tiempos novohispanos

    El Códice Mauricio de la Arena forma parte de los Códices de Tlaquiltenango

    Número 699 | Noviembre 8, 2015

    El patrimonio cultural de un pueblo japonés: habitar la hacienda de Temixco y su significado

    La Cumbre de París: permiso para destruir o ascenso de la conciencia humana

    Número 700 | Noviembre 15, 2015

    Tradicional fiesta de Día de Muertos ofrendas elevadas o colgantes

    Ofrendas de muertos: ayer y hoy

    Número 701 | Noviembre 22, 2015

    La dualidad en las figurillas del Axocoche

    La cerámica mayólica en Cuernavaca

    Número 702 | Noviembre 28, 2015

    Elfego Adán, ¿el primer antropólogo morelense del siglo XX?

    Excursión a Chalma

    Número 703 | Diciembre 6, 2015

    La pirámide de Ehécatl Quetzalcóatl de Oaxtepec

    Resguardos para el alma, las cruces de los caminos

    Número 704 | Diciembre 13, 2015

    El mapa de Oaxtepec y la hacienda de Pantitlán. Cartografía histórica de Morelos

    Número 705 | Diciembre 20, 2015

    El Islam que nos hemos inventado. Geopolítica del terrorismo y la modernidad del Estado Islámico

    Número 706 | Diciembre 27, 2015

    Los hueyapamericanos de Queens, Nueva York: jóvenes y migración indígena

    Antonio García de León, emérito del INAH Morelos, recibe el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2015

    Número 707 | Enero 5, 2016

    No tan breve guía para subir a la zona arqueológica del Tepozteco y no morir en el intento

    Número 708 | Enero 10, 2016

    Comentarios sobre la reciente publicación en homenaje a la trayectoria de Richard

    La representación de animales y plantas en la indumentaria prehispánica

    Número 709 | Enero 17, 2016

    Petrograbados arqueológicos de San José de los Laureles, Tlayacapan

    De dos tiernas niñas la muerte no aterra. Consuelo y Josefina Morgado en la cruz atrial de Cuernavaca

    Número 710 | Enero 24, 2016

    El valle de Amatzinac y su patrimonio arqueológico: el sitio arqueológico de San Ignacio

    Xochimancas

    Número 711 | Enero 31, 2016

    Semblanza de un ritual otomí. Un primer acercamiento

    De la crisis a la Secretaría... o la gestión del patrimonio cultural en tiempos de guerra

    Número 712 | Febrero 7, 2016

    Utopía, realidades y ley en las lenguas indígenas

    Conservación preventiva; limpieza de impresiones fotográficas en la Fototeca Juan Dubernard

    Número 713 | Febrero 14, 2016

    Caritas sonrientes

    Una maqueta como parte del culto doméstico en Puente de Ixtla

    Número 714 | Febrero 21, 2016

    El patrimonio biocultural, la propiedad del territorio y su reconocimiento jurídico

    La danza de los vaqueros y los terroncillos en Ocuituco, Morelos

    La milpa maya: proeza agrícola en un hábitat semidesértico

    Número 715 | Febrero 28, 2016

    La casa y jardín de la familia de la Borda en Cuernavaca, una visión diacrónica

    Número 716 | Marzo 6, 2016

    La restauración de la sala de consulta, anexa a la biblioteca del ex convento de Santo Domingo de Oaxtepec

    Del Centro INAH Morelos a Luxor, Egipto

    Número 717 | Marzo 13, 2016

    Auge y ocaso de alternativas económicas en la Sierra Norte de Puebla

    El arte de curar. La adquisición de dones curativos en el Manual de Ministros de Jacinto de la Serna y el Juzgado Eclesiástico de Toluca. Siglos XVII y XVIII

    Número 718 | Marzo 20, 2016

    Prácticas y percepciones alrededor de las semillas híbridas en el oriente de Morelos

    El machismo en San Andrés de la Cal en los años setenta

    Número 719 | Marzo 27, 2016

    La taza de té que llegó en la Nao de China

    Rutas de intercambio en el Epiclásico de la región suroeste del estado de Morelos

    Y otra vez llevan agua...

    Número 720 | Abril 3, 2016

    Obtener una mirada desde lo local

    Los huehuenches. Una tradición cambiante de Tetela del Volcán

    Número 721 | Abril 10, 2016

    El Museo de Sitio de Xochicalco, 20 años de funcionamiento sustentable

    Recorrido por el Mictlán, el caso de dos mortinatos enterrados antes de la invasión española en Ocuituco, Morelos

    Número 722 | Abril 17, 2016

    La Fuente de los Leones del convento de Santiago Apóstol, Ocuituco

    Número 723 | Abril 24, 2016

    Cartografiar del espacio y la cultura. El valor antropológico de los mapas virreinales

    La sal. Prestigio, comercio y alimentación de Mesoamérica

    Número 724 | Mayo 1, 2016

    De Hueyapan a Nueva York, living Las Vegas: jóvenes y migración indígena

    Número 725 | Mayo 8, 2016

    El desecho de los desechos: un viaje rápido a las entrañas del drenaje

    Número 726 | Mayo 15, 2016

    Nota introductoria

    Introducción al paradigma de la etnobiología. Una realidad aparte

    Número 727 | Mayo 22, 2016

    Los clavos arquitectónicos del siglo XVI procedentes del muro atrial de la catedral de La Asunción, Cuernavaca

    Número 728 | Mayo 29, 2016

    Las narices de Gógol

    Número 729 | Junio 5, 2016

    Pobreza y formas de segregación indígena

    ¿De dónde vienen los pobres? Hacia una genealogía de la pobreza

    Número 730 | Junio 12, 2016

    Kosamalotlahtol. La palabra arcoíris o el arcoíris de la palabra

    Número 731 | Junio 26, 2016

    Iconografía prehispánica y diseño

    Centro de Información y Documentación del Centro INAH Morelos

    Número 732 | Junio 26, 2016

    Sobre Chris Götz

    La alimentación es cultura y rasgo de identidad

    Seminario Relaciones Hombre-Fauna

    Número 733 | Julio 3, 2016

    Acercamiento al vínculo humano-cánido en el Posclásico temprano en Tlayacapan

    Edificios de planta circular en Teopanzolco

    Número 734 | Julio 10, 2016

    Fotografía del mes. Fototeca Juan Dubernard

    Cirian. Planta del mes, Jardín Etnobotánico

    Mascarón de estilo maya. Pieza del mes, Museo Regional Cuauhnáhuac

    Exposición temporal: La fotografía en la Revolución Mexicana

    Número 735 | Julio 17, 2016

    La sal como producto de prestigio social en el sur de Mesoamérica

    Diálogos desde el sur: patrimonio biocultural, diálogo de saberes y políticas públicas

    Número 736 | Julio 24, 2016

    Apuntes sobre el chincual o chincualo y su tratamiento en las comunidades de Tenextepango y Coatetelco en Morelos

    Periodontitis en poblaciones prehispánicas de Morelos

    Número 737 | Julio 31, 2016

    Dos urnas y una olla oaxaqueñas en el Museo Regional Cuauhnáhuac

    Número 738 | Agosto 7, 2016

    Los zoológicos en México. Puestos a debate, pero no a la subasta política

    ¿La ex Hacienda de Temixco fue un campo de concentración?

    Número 739 | Agosto 14, 2016

    El hallazgo de una ofrenda de petición de temporal en el Jagüey de San Lucas, un acercamiento íntimo a la vida comunitaria de San Juan Cuauhtempan, Tlayacapan, Morelos

    Número 740 | Agosto 21, 2016

    Personalidad de dos importantes Padres de la Iglesia: San Agustín de Hipona (en Occidente) y San Juan Crisóstomo (en Oriente)

    Número 741 | Agosto 28, 2016

    El juego de la machincuepa en Teotihuacan

    Foto de agosto

    Número 742 | Septiembre 4, 2016

    Fotografía y cine en el periodo revolucionario

    Foto de septiembre

    Número 743 | Septiembre 11, 2016

    La ceremonia del 7 de septiembre en la zona arqueológica del Tepozteco

    Deconstruyendo la ciudad de Cuernavaca, destrucción y construcción a lo largo de los siglos

    Número 744 | Septiembre 18, 2016

    Notas sobre la Fiesta del Señor Santiago desde la mirada de un visitante en Tenextepango, Morelos

    La época del Antropoceno: actualización de un debate

    Número 745 | Septiembre 25, 2016

    El grifo y las plumas de quetzal en la pintura mural del convento de Nuestra Señora de la Asunción, Yautepec, Morelos

    Guido Valeriano Callegari: un italiano en Xochicalco

    Número 746 | Octubre 1, 2016

    Panorama de la producción fotográfica en Morelos

    Cuachalalate

    Número 747 | Octubre 8, 2016

    Memoria colectiva. Usos y funciones de los archivos fotográficos

    Axihuitl

    Número 748 | Octubre 16, 2016

    Ofrendas a los muertos entre la población mixteca de la Montaña de Guerrero asentada en la región oriente del estado de Morelos

    Marcial Camilo: mutilaron su cuerpo, su vida y su arte por ser pobre e indígena

    Número 749 | Octubre 22, 2016

    La traduccion política de una fotografía. Reseña

    La fotografía en la Revolución Mexicana. Exposición fotográfica

    Número 750 | Octubre 30, 2016

    Comentarios sobre los estudios paleobiológicos en Morelos

    Número 751 | Noviembre 6, 2016

    El glifo Ojo de Reptil en la pintura rupestre de Tlayacapan hacia el Epiclásico

    Número 752 | Noviembre 13, 2016

    En Cuernavaca, uno no es nada. Pueblos indígenas en Morelos, discriminación étnica e impartición de justicia

    Número 753 | Noviembre 6, 2016

    Apuntes para la historia de Morelos

    Número 754 | Noviembre 7, 2016

    Notas sobre las interacciones humano-fauna en el escenario del diálogo de saberes

    Número 755 | Diciembre 4, 2016

    Signos y su transformación tras la invasión española en América Media

    Número 756 | Diciembre 11, 2016

    Los inicios de la migración: el caso de Elvira Hernández, una hueyapense en la Universidad de Harvard, Boston, 1966

    Número 757 | Diciembre 18, 2016

    Tepoztécatl, la arqueología, las fuentes y sus pinturas

    Número 758 | Diciembre 25, 2016

    Festejando a El Tlacuache para entrar al presente

    El suplemento cultural El Tlacuache es activo y polifacético

    Celebrando a El Tlacuache

    El suplemento El Tlacuache y la tradición de divulgar del Centro INAH Morelos

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    EL TLACUACHE

    2015

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    Número 655 | Enero 4, 2015

    El maíz y la cultura campesina

    en Morelos

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    Elsa Guzmán Gómez*

    El maíz es una planta con carácter cultural, ya que ha formado parte de la historia de diversos grupos humano, en especial de México, con una trayectoria de 7 000 años de cultivo, desde su origen y manejo hasta nuestros días; es, en realidad, un complejo cultural que incluye factores biológicos, como el hecho de que en el país se encuentra el centro de origen de esta planta, así como por razones agronómicas, pues no puede haber reproducción del maíz si no intervienen las manos humanas, se reconoce que la historia nacional y rural se ha ido desenvolviendo teniendo presente el maíz. La cultura y la alimentación de los pueblos lo han integrado y han construido una organización en torno de la vida, que han cuidado y resguardado a lo largo de la historia, en la cual los sujetos que sostienen la producción y la cultura del maíz toman relevancia.

    En el estado de Morelos, lugar de historia agraria y arraigo campesino, el uso de la tierra y la producción agrícola cumplen la función de proveer recursos, garantizar la subsistencia de las familias y asegurar su reproducción. Así, el uso agrícola de la tierra permite contener los embates que el mercado, los procesos de modernización y las políticas neoliberales representan para los campesinos, y que llevan a la desvaloración de la actividad agrícola, a los precios bajos de los productos y a las presiones urbanas sobre los recursos, especialmente la tierra.

    La milpa es el espacio o lugar donde se cultiva, de acuerdo con su nombre en náhuatl (mili, cultivo, y pan, locativo), es decir, se refiere a la parcela de cultivo de maíz como la milpa. La particularidad original es que el cultivo de este grano es en realidad un policultivo, como una manera de imitación de la diversidad biológica natural. La historia de la milpa implica el proceso de adaptación de la complejidad de la misma a la heterogeneidad agroecológica del país, así como a las definiciones culturales, necesidades y preferencias de los diferentes pueblos y familias. Las milpas tienen, por supuesto, ventajas ecológicas, en tanto sinergias en la fijación de nutrientes y manejo de plagas; así como alimenticias, pues son sistemas manejados básicamente por grupos campesinos que destinan una parte importante de sus productos al autoabasto y que cumplen funciones de garantía de subsistencia alimentaria y seguridad campesina en un sentido más amplio.

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    Cartel maíces ().

    A lo largo de las últimas décadas, las milpas se han transformado, especialmente ante los cambios en las políticas agrícolas nacionales que inducen tendencias particulares, en tanto se han perdido los apoyos para el cultivo del maíz, se han instrumentado programas que desincentivan el policultivo y los maíces de tipo nativo, priorizando los híbridos, e impulsan el cambio de patrón de cultivos.

    La dinámica de producción y comercialización de maíz a nivel nacional ha polarizado a los estados de la República, de manera que Morelos hoy en día es un estado deficitario de este grano, por lo que es necesario comprarlo, en el periodo de junio a noviembre, de Sinaloa, y a partir de diciembre hasta mayo de Guanajuato, Jalisco y Michoacán. Lo anterior alienta a comercializadores e intermediarios que proporcionan los servicios necesarios desde la parcela en otros estados hasta la industrialización en Morelos, y desplaza la producción campesina local. Sin embargo, seguimos encontrando maíces en las parcelas, en patios, canastos y mesas de la entidad.

    El objetivo del presente trabajo es analizar la importancia y las transformaciones del cultivo de maíz en el estado de Morelos, frente al escenario nacional de polarización de la estructura productiva y la ausencia de políticas nacionales de apoyo al cultivo y a los pequeños productores. Se considera que existe una dinámica en tensión entre la disminución y pérdidas del cultivo, compensadas con procesos de persistencia y resistencia cultural.

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    Hemond y Golubinoffimg, Clima y calendario entre los nahuas de Guerrero

    CULTIVO Y DIVERSIDAD DE LAS MILPAS:

    CAMBIOS Y PERSISTENCIAS

    En Morelos, la persistencia de las milpas se vislumbra en los paisajes rurales: las parcelas de maíz entre junio y diciembre se encuentran en las distintas etapas de crecimiento de las plantas. El maíz se cultiva en todos los municipios del estado, con diferencias en el manejo de las parcelas, tipos de semillas y usos. Si bien no todos los campesinos ni todos los pueblos cultivan maíz podemos decir que todas las comunidades y unidades familiares rurales se encuentran vinculadas con esta planta ya sea al rentar tierras, como jornaleros, por haber cultivado anteriormente, por planear retomarlo en un futuro o al comprar el maíz en la comunidad o región para consumirlo.

    La diferencia principal en el manejo se refiere al régimen hídrico: 76.65% de la superficie corresponde a tierras de temporal y 23.35% de riego. En general, las parcelas son pequeñas, difícilmente rebasarán las cuatro hectáreas, y se pueden encontrar parcelas de media hectárea e incluso menos, así como pedacitos dedicados al maíz en huertas, traspatios, veredas, rincones; para sacar aunque sea para elotes, dicen los campesinos. En algunos pueblos encontramos que se siembra por mantener el honor, pues quien no tiene parcela podría ser visto como culpable de robo de mazorcas, lo que nunca falta.

    Las milpas tradicionales en Morelos sostienen plantas de maíz, frijol, chile y calabaza. A esto pueden adicionarse algunos cultivos; además se obtienen otras especies, como verdolagas y quelites, muy apreciados en la alimentación, pues sin cultivarlos salen como hierbas adventicias, se toleran y cosechan.

    Sin embargo, este policultivo ha ido cambiando; ahora se reconocen como milpas tanto las siembras de maíz en monocultivo como éste con cualquier combinación. En el sur de Morelos, en la región de la Sierra de Huautla, en varias comunidades se mantienen aún las milpas diversificadas. Éstas se tienen en terrenos con pendientes, en las zonas de monte; se cultivan con arados de animales, sembrando con coa y combinando varios cultivos, como frijol amarillo, calabazas dulces o de pipián, chile criollo, cacahuate, como plantas base, pero también se encuentra gran número de especies cultivadas y silvestres que se aprovechan, en su mayoría, para la alimentación. Se tienen otras plantas como jamaica, hortalizas como cebolla, jitomate, chiles, hierbas de la región, árboles como limón, anona, guamúchil, ciruelas, etcétera; en un estudio se localizaron en total hasta 86 especies vegetales. Sin embargo, este policultivo no se mantiene en todos lados, pues en las últimas décadas se ha visto el paso de la diversificación al monocultivo en las milpas. Una razón importante ha sido que los programas de gobierno impulsan el monocultivo a través de apoyos económicos; el principal corresponde al programa Procampo que desde 1994 da una cantidad anual fija al productor de maíz en monocultivo. Posteriormente hubo otros programas gubernamentales, como el kilo × kilo, que intercambiaba maíz criollo por híbrido. Igualmente, el uso de herbicidas ha inducido el abandono o desplazamiento del policultivo, pues al ser estos cultivos específicos para plantas de hoja ancha o de hoja angosta, limita su combinación. Entonces la influencia de factores externos ha limitado la continuidad de las milpas diversificadas en la mayor parte de las regiones del estado, lo que se contempla como una de las transformaciones de fondo en el sistema y la instauración de desventajas a largo plazo.

    Como contraparte, se han observado relictos de la técnica de diversificación con distintas lógicas y combinaciones, de acuerdo con las condiciones de cada región. Por ejemplo, en el oriente del estado, en cultivos de riego destinados a hortalizas o calabacita italiana, se intercalan matas de maíz; los productores comentan que se hace para aprovechar la tierra y el agua, y además de la cosecha para vender se logra sacar algunos elotes para la casa. En el norte del estado se delimitan las parcelas con combinaciones de árboles, frijol de matón de una variedad local y hortalizas como pepino o jitomate. Aquí se aprovecha la tierra y el trabajo invertido en el maíz para la obtención de otros cultivos. De alguna manera se puede decir que las milpas diversificadas pierden terreno, pero se sostienen las lógicas y se aplican en ciertas maneras posibles.

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    Rini Templeton, milpa tradicional en las laderas ().

    Otra manera de combinar el maíz es alternándolo temporalmente con otros cultivos, así las parcelas se mueven y se logran beneficios ecológicos de un ciclo a otro. De cualquier modo, el maíz se mantiene participando en una lógica de complementariedad. El maíz comparte parcelas y preparación del suelo mecanizada con cultivos como hortalizas, que se destinan a fines comerciales, pero técnicamente se distinguen prácticas tradicionales, pues se siembra principalmente semilla criolla; algunos productores continúan sembrando con palo y tapan con el pie, aunque otros ya han introducido el tractor en todas las labores, especialmente los que con las ganancias de hortalizas han podido comprarse uno, hasta donde se puede no se fumiga, y se fertiliza lo necesario y posible.

    Durante el temporal, en la mayor parte de las parcelas del estado se busca aprovechar el agua disponible en los cuatro meses de lluvias —de junio a septiembre—, así el cultivo del maíz se atiende en el mismo periodo de manera paralela a las huertas de hortalizas. Cuando se tienen hortalizas de manera importante, a lo largo del proceso productivo las labores se llevan a cabo con yunta o tractor según disponibilidad; se realizan tres labores principales, a lo largo de las cuales se va deshierbando a mano o con herbicida, aterrando, y se aplican dos fertilizaciones. Las labores del maíz no son semanales ni se les invierte tanto tiempo y trabajo como en las huertas; en ellas se aplican todas las energías y recursos posibles para obtener los mejores frutos, rendimientos y ganancias. Si los recursos escasean, la milpa se mantendrá al mínimo de inversión y la huerta tendrá prioridad. Así, la complementación que las milpas significan también suponen la posibilidad de ganancia en otros cultivos.

    CICLO ANUAL, ESTRATEGIA GLOBAL

    Una de las ideas que aquí se sostienen es que el maíz cumple una función de organizador de la estrategia global de la unidad familiar campesina; el eje para llevar a cabo éste es seguir el ciclo de cultivo, al que se acoplan las distintas actividades de la familia, tanto las agrícolas como las no agrícolas.

    Así, las milpas, la actividad agrícola y la vida campesina tienen una recreación cíclica. El punto determinante es el temporal de lluvias; el trabajo de preparación del suelo se dará en los meses previos, es decir, abril y mayo. En junio se siembra, y sólo en diciembre se cuida y beneficia el cultivo. Durante este periodo, la milpa requiere lapsos de trabajo semi-intensos en las labores, así que las manos familiares tienen que aprestarse para éstas; si no son suficientes se tendrá que contratar jornaleros para siembra y cosecha especialmente. En general, el productor labora en la milpa a lo largo de todo el ciclo y los demás integrantes de la familia complementan el trabajo; es decir, es un trabajo familiar, y muchas veces implica igualmente el intercambio laboral con otras unidades familiares.

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    Milpa ().

    Cuando lo que se cultiva es maíz criollo, en especial el maíz ancho o pozolero, como en la región norte de Morelos, las mazorcas se cortan con todo y hojas, y se llevan a las casas para el inicio de otra etapa de trabajo por parte de la familia. Cuando acaba el periodo de temporal, las labores en la parcela se terminan y el trabajo cambia de dimensión, pues es preferentemente cuando se acoplan las tareas extraagrícolas, e incluso la migración. Una de las labores pendientes es la separación de los granos, su almacenamiento y/o venta; pero, si se cuenta con los maíces anchos, el acondicionamiento y la venta de las hojas o totomoxtles constituyen el trabajo durante las secas.

    El maíz cosechado requiere una serie de procesos de separación y selección. En la zona norte existen tres tipos de maíz criollo reconocido y cultivado: el ancho o pozolero, el azul y al que llaman híbrido/criollo; cada uno tiene usos y ventas que se van diferenciando a lo largo de los cinco a seis meses que dura este proceso. En las otras regiones también existen diferentes tipos de maíz que igualmente se separan.

    La primera labor es la separación de las hojas o totomoxtles y la formación de manojos, lo que a su vez va dando lugar a la redistribución de los productos para la subsecuente selección por granos, especialmente a la eventual clasificación de calidad de las mazorcas y separación continua de granos podridos y quebrados. Esta primera tarea tiene como función principal la formación de los manojos de hojas, ya que interesa venderlos lo más pronto posible antes de que éstas se manchen por algún hongo y las paguen a un precio bajo; además, será el primer ingreso de poscosecha que permitirá financiar las siguientes tareas.

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    Dibujos de niños mazahuas ().

    Los manojos de hojas tienen un amplio mercado, ya que son utilizadas para la preparación de tamales y se venden en todas las plazas y tianguis del país. Arrancar las hojas de la mazorca es trabajo de los hombres, ya que requiere mayor fuerza que las otras tareas. Se utilizan alternadamente los distintos tipos de maíz. La formación de los manojos, en general, es realizada por las mujeres, quienes en ocasiones cuentan con la ayuda de los niños. En el transcurso de la semana hombres y mujeres realizan las tareas necesarias, así como las labores domésticas y el acondicionamiento de los otros subproductos del maíz. A este trabajo se integran parejas de familiares o amigos en un trato a medias. Después viene la selección de granos por calidades y tamaños. Se escogen semillas de las mejores mazorcas hasta completar lo que se requiere para sembrar en el ciclo subsecuente y se guardan adecuadamente.

    Por supuesto que el maíz tiene otros usos; granos y hojas también son alimento para animales de traspatio y de trabajo que cumplen diversas funciones para el conjunto de la unidad familiar. A ello se adicionan usos medicinales, como combustible, mágicos y demás. El maíz forma parte de fiestas, ritos y cotidianidades de múltiples maneras; además de tortilla, se consume en atoles, tamales, gorditas, sopes, tlaxcales, itacates, tlayudas, pozole, etc. Es decir, el maíz está presente en la vida campesina morelense como parte del trabajo, como alimento y recreación cultural.

    REFLEXIONES FINALES:

    LA MILPA DESDE LA REPRODUCCIÓN

    Y PERSISTENCIA CAMPESINA

    Las descripciones anteriores ilustran las maneras reales y posibles en que las milpas subsisten hoy. Se observa que los elementos tradicionales, adecuados y recreados han persistido y guardan parte de la lógica campesina, en una especie de selección-adecuación para mantener lo sustancial del sistema, es decir, la seguridad de la subsistencia, la alimentación propia como recurso para enfrentar los riesgos, lo que no se puede controlar. Así, se considera en los rasgos de biodiversidad, de manejo técnico, de complementación, organización del trabajo y seguridad; se entretejen las bases para la persistencia de la milpa a pesar de los cambios, que en general llevan a la simplificación. Esta persistencia habla de sostener fuerzas que se oponen a la acción de otra fuerza, de ejercicio de defensa de elementos importantes desde determinada perspectiva, de situaciones que confrontan procesos homogeneizadores, que buscan aguantar y continuar algo; esto es, habla de resistencia.

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    Benjamín Cazares ().

    La dinámica para persistir se ubica en la recreación a lo largo del tiempo, con una visión de gran alcance, histórica y cultural, en el sentido del rescate y la transmisión de la cultura pasada y presente, de la cultura del maíz, poniendo en el centro lo que se quiere continuar. Por otro lado se encuentra el interés de trascender en el futuro, los medios de la repetición, la herencia y la adaptación; además encontraremos acciones y posiciones concretas en distintos cortes en el tiempo como múltiples maneras de resistir ante determinadas coyunturas internas y externas, ante las políticas de gobierno, el mercado, los requerimientos de obtención de ingresos por otros medios e incluso el abandono del cultivo.

    Encontramos una persistencia que habla de actitudes sostenidas por procesos internos de recreación, de búsquedas de mantener lo propio, la tierra, la familia, la alimentación, la vida, y de ejercicio cotidiano definido por las determinantes culturales propias. Entonces la persistencia mezcla y entrelaza elementos internos y externos, que seguramente a veces serán contradictorios, opuestos y/o complementarios; contiene tanto las decisiones que se mantienen y las que cambian, como el uso de herbicidas, el monocultivo; también implica los cambios para continuar de manera real, en el contexto que corresponde. Para persistir se cambia, retomando lo propio, perdiendo elementos, quizá inventando otros, y se afianza la decisión de seguir. El acto de persistir contiene, así, la capacidad de los grupos sociales de tomar decisiones y negociar para definir las maneras concretas y las prioridades temporales de la estrategia. En otras palabras, la estrategia es continuar y cambiar como parte de una misma dinámica; no es siempre efectiva, pura ni unilineal: se contamina, se contradice, retrocede, es pasiva, débil e insuficiente a veces, y se intercalará con periodos largos o cortos de procesos violentos, defensas muy claras de intereses afectados, etapas de recesión o calma. Habrá pérdidas y ganancias, aprendizajes y retrocesos.

    Se sostiene que la campesina es una historia de resistencia que se ha perpetuado; el ejercicio de una cultura propia, las decisiones, proyectos y cambios siempre tendrán la resistencia como componente. Para seguir siendo hay que oponerse, cambiar, recrearse, adaptarse al mismo tiempo que es necesario seguir siendo para mantener la capacidad de resistir, elegir, cambiar y proyectar.

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    Maíz para colorear ().

    Los conocimientos y prácticas de los campesinos marcan referencias al pasado, de origen tanto lejano como reciente, pero propio. Esta seguridad de pertenencia a una historia que se encamina directamente a su propia existencia es un referente que los pueblos campesinos aún comparten y los identifica como comunes, y como parte de una historia y cultura pasada y presente, que se concretan en las estrategias de reproducción. Aquí está el reto de los campesinos de hoy.

    Se ha visto que la disminución de la producción maicera manifiesta un límite, el cual se encuentra en el autoabasto; éste representa una estrategia que sostiene la seguridad en la alimentación, la seguridad básica, como un elemento que las actividades agrícolas y el conjunto de procesos asociados al maíz conllevan en su ejecución. El maíz cambia, al igual que los procesos que sostienen la cultura campesina, y en estos cambios, con pérdidas, dificultades y retos, se ha recreado y existe desde las milpas de hoy.

    PARA LEER MÁS

    Buenrostro, Marco (octubre-marzo, 2009). Las bondades de la milpa. Revista Ciencias, 92-93.

    Guzmán, Elsa (2005). Resistencia, permanencia y cambio. Estrategias campesinas de vida en el poniente de Morelos. México: Plaza y Valdés-UAEM.

    * Facultad de Ciencias Agropecuarias, UAEM.


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    Número 656 | Enero 11, 2015

    La arqueología en la comunidad de La Era, municipio de Tlaquiltenango, una cita urgente con el pasado

    pleca

    Raúl Francisco González Quezada

    El río Cuautla tiene como origen el sistema de captación que se produce en la serie de barrancas que se presentan desde Tetela del Volcán, Ocuituco y hasta Yecapixtla hacia el norte, donde la altitud es mayor, y nace propiamente en los manantiales de los Sabinos, Santa Rosa y San Cristóbal, en las inmediaciones de Cuautlixco y Cuautla. Tras descender hacia el sur termina su cauce en su encuentro con el río Amacuzac, justo después de trascender la comunidad de Nexpa, en el municipio de Tlaquiltenango.

    Éste es un río relevante no sólo en el sistema hidrográfico regional, como tributario de la cuenca del río Amacuzac, sino que es una sección central del espacio social desde hace miles de años, a lo largo de los cuales se han desarrollado múltiples sociedades que se asentaron en sus inmediaciones. Actualmente cuenta con múltiples canalizaciones primarias y secundarias, pequeñas presas derivadoras, manantiales, barrancas tributarias, bordos y jagüeyes como vasos reguladores, y su sistema de riego asociado al canal Las Iguanas abastece hasta siete ejidos (Salcedo et al., 2002); de ello dependen numerosos procesos productivos primarios que palpitan sistemáticamente en las comunidades en sus orillas. Sabemos que la subcuenca del río Cuautla es uno de los escenarios de los primeros espacios poblados permanentemente por sociedades tribales que comenzaron a desarrollar procesos cacicales, es decir, formaciones sociales con divisiones de grupos sociales. En estas formaciones sociales se delineaba la figura de un cacique, una cacica o varios de ellos. Éstos se apropiaban de la riqueza producida por la comunidad a través de estrategias carismáticas asociadas al sistema de valores presentes en esa comunidad, donde el conocimiento, el valor, la fuerza, la distinción y otros elementos desempeñaban un papel principal. Los caciques se apoderaban también de parte del trabajo vivo de algunos grupos y a la vez ganaban legitimidad y reiteración de su cargo con el proceso redistributivo en momentos específicos de los ciclos anuales de producción y consumo.

    La región oriental del actual estado de Morelos ha albergado asentamientos humanos desde hace al menos 3 500 años. Para el

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