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El acceso al aborto en México
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Libro electrónico217 páginas3 horas

El acceso al aborto en México

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Este libro ofrece un análisis sociológico del aborto como un problema de salud pública, así como un relato de los conflictos y negociaciones políticas durante su tenso proceso de legitimación en México.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento1 sept 2021
ISBN9786074177534
El acceso al aborto en México
Autor

Citlain Ulloa Pizarro

Doctora en Ciencias Políticas y Sociales con Orientación en Sociología por la UNAM. Estudió la Maestría en Estudios de Género en el Programa Interdisciplinario de Estudios de la Mujer, en El Colegio de México; cursó la Licenciatura en Literatura Latinoamericana con Especialidad en Arte y Filosofía, en la Universidad Iberoamericana. Actualmente trabaja como académica en el Departamento de Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México, así como en el Doctorado en Estudios Críticos de Género, del cual fue una de sus principales creadoras. Sus intereses académicos se centran en el estudio de las representaciones sociales y los imaginarios culturales de género presentes en las políticas públicas, las acciones y las omisiones del Estado, y en los comportamientos de los agentes políticos.

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    El acceso al aborto en México - Citlain Ulloa Pizarro

    CAPÍTULO 1

    Agentes políticos en el proceso de institucionalización de la perspectiva de género en México: 1980-2010

    En la historia de la institucionalización de la perspectiva de género han intervenido diversos agentes, entre los que destacan los movimientos feministas, que han sido sus principales impulsores durante las tres últimas décadas. Asimismo, desde el año 2000, las organizaciones de derecha han ganado presencia al ocupar puestos de toma de decisión en la administración pública a través del Partido Acción Nacional (PAN). En ese proceso ha sido importante la participación de diversos agentes de un gran espectro ideológico. En particular, en este trabajo interesa destacar: a) los organismos de las mujeres, independientemente de las modalidades que adquieran (unidades, comisiones, programas, secretarías e institutos federales y estatales); b) partidos políticos; c) organizaciones de la sociedad civil; d) la jerarquía conservadora de la Iglesia católica, y e) dos fracciones del empresariado mexicano. (2) Estos grupos de poder político han contraído compromisos partidistas o individuales para incluir, modificar u omitir la perspectiva de género en acciones de índole política.

    En su inicio, la perspectiva de género se concibió como una manera de ver la realidad, pero se consolidó como una herramienta de índole práctica con la llegada del feminismo a las instituciones. Posteriormente, se utilizó en escenarios académicos, mediante los llamados estudios feministas, y para la formulación, el diseño y la aplicación de políticas públicas con perspectiva de género.

    Los movimientos feministas mundiales concibieron la institucionalización de la perspectiva de género como un objetivo para lograr que las poblaciones de mujeres alcanzaran la igualdad de derechos, de trato y de oportunidades respecto a los hombres y las personas intragénero, tanto en los espacios públicos como en los privados. Incluir la perspectiva de género en el ámbito político significa entonces diseñar e implementar programas que ayuden a disminuir las brechas de género (3) entre mujeres y hombres, y garantizar el ejercicio pleno de los derechos de las mujeres. Asimismo, significa contar con instituciones que se dediquen a crear políticas públicas con esta perspectiva y fomentar su transversalización. Actualmente, México cuenta con 31 institutos estatales, un consejo estatal y un organismo rector llamado Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), constituidos a partir de 1987 y hasta 2003, como se observa en la tabla 3.

    Tabla 3. Fechas e instrumentos de creación de los organismos estatales de las mujeres

    tablatablatablatabla

    Fuente: elaboración propia a partir de Tarrés (2006, p. 12) y el Instituto Nacional de las Mujeres (www.inmujeres.gob.mx). (4)

    La creación de programas, comisiones e institutos de las mujeres fue iniciativa de movimientos feministas mexicanos que buscaban contar con instituciones que trabajaran a favor de sus derechos humanos, con la finalidad de lograr, primero, la equidad (5) y, posteriormente, la igualdad de derechos con los hombres. De acuerdo con estos movimientos, la creación de organismos de mujeres (presentes tanto en la sociedad civil como en la administración pública) reduciría poco a poco las históricas brechas de género en el terreno de la política pública.

    Básicamente, los feminismos mexicanos han sido movimientos sociales conformados por mujeres que encabezan luchas para institucionalizar o dar vigencia a valores como la autonomía, la libertad, la igualdad, el respeto, la no violencia, la dignidad y la equidad. No obstante, con el paso de los años se han incluido otros grupos como los de diversidad sexual y los indígenas, considerados minorías o vulnerables dentro de un sistema que denominan patriarcal, (6) el cual, de acuerdo con los feminismos, los subordina tanto como lo hace con las mujeres. Esa presencia de subordinación implicó el cuestionamiento de las relaciones de poder entre mujeres, hombres y personas intragénero.

    La historia de los feminismos en México se ha estudiado a profundidad y desde perspectivas muy variadas, especialmente por parte de las mismas feministas, quienes han impulsado su institucionalización y, por lo general, pertenecen al ámbito académico. Dentro de esos estudios, existe la tendencia de nombrar olas a las etapas de los movimientos feministas, debido a sus apariciones sucesivas, esporádicas, discontinuas y con altibajos. Por añadidura, la etapa del sufragio se considera la primera ola del feminismo, y el feminismo de la década de 1970, la segunda.

    Conforme se han realizado estudios sobre el tema, varias investigadoras académicas han dejado el feminismo en singular, y propuesto el estudio de los feminismos en plural; han tomado en cuenta que no se trata de un solo feminismo, sino que dentro de las etapas u olas han surgido varios con diferentes estrategias organizativas, características, metas y políticas. La diversidad de feminismos inició con los llamados movimientos de liberación femenina en el mundo, y aumentó desde el principio de la segunda ola. De ahí la importancia de la pluralización del término, como ha dicho Espinosa: "Podríamos ubicar a las vertientes del movimiento feminista mexicano en: histórica (también llamada neofeminismo), popular, civil, indígena, lésbica, la de partidos políticos, la académica, la que surge de la Iglesia católica, la de los medios de comunicación masiva y, más recientemente, la que se desarrolla en la administración pública, las legisladoras e incluso el mundo empresarial (2006, p. 47).

    Aunque los feminismos de la primera y segunda olas lograron avances preponderantes en las cuestiones de la igualdad y la sexualidad, gracias al trabajo conjunto con organizaciones de la sociedad civil internacionales y nacionales, a inicios de la década de 1980 varias integrantes percibieron cambios en el contexto (culturales, económicos, políticos y sociales) y consideraron que su trabajo en el activismo había llegado a un límite. Entonces tomaron decisiones para incluir la perspectiva de género y los derechos de las mujeres en los ámbitos políticos, e iniciar una etapa que traería cambios definitivos para sus movimientos, entre ellos, la propia institucionalización de los feminismos, mediante el ingreso de un amplio número de sus dirigentes e integrantes a instituciones públicas (políticas o académicas) y la lucha por institucionalizar la perspectiva de género por la vía de la política

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