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El punto más azul de la Tierra
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El punto más azul de la Tierra
Libro electrónico146 páginas1 hora

El punto más azul de la Tierra

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Información de este libro electrónico

14 relatos y 7 entrevistas breves que invitan a viajar y a pensar. Narraciones periodísticas que permiten retroceder en el tiempo, indagar en la memoria o descubrir realidades, lugares y personas. Son textos que tienen mucho aire, o directamente están en el aire. Dos transcurren en vuelos en avión, y algunos más tienen relación con lo que pasa o se ve desde el cielo. Casi todos han surgido del periodismo como tarea y aventura. Un sorpresivo encuentro con un astronauta, la injusticia que revela un juicio penal, un vuelo con turbulencias, un niño periodista en 1983, escapar de una escalera de emergencia o las incógnitas de un cielo estrellado son algunos de los caminos que emprenden las historias.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento7 ene 2021
ISBN9781005064273
El punto más azul de la Tierra

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    El punto más azul de la Tierra - Sebastián Di Domenica

    portada

    El punto más azul de la tierra

    El punto más azul de la tierra

    (crónicas y entrevistas)

    Sebastián Di Domenica

    A Nor y Juan Bautista.

    Índice de contenido

    Introducción

    14 relatos (crónicas y anotaciones)

    El punto más azul de la Tierra

    En los tribunales de la injusticia

    Periodismo: de la Olivetti al reto digital

    El comandante, la pilota y la nube gigante

    Al borde del abismo por tomar una selfie

    Casi soldado en el viejo pabellón

    Mirar las estrellas

    La explotación laboral que viste a la moda

    El cubo mágico del periodismo

    Las recomendaciones de los cyberpunks

    El recordado año 1983

    Apollo 11, tan lejos y tan cerca

    Tardes radiales con Tom

    Un cóndor, un ovni y el sicario

    Siete entrevistas breves

    Gabriel Rolón

    Felipe Pigna

    Eduardo Aliverti

    Norberto Ruso Verea

    Carlos Ulanovsky

    Diego Golombek

    Armen Ovanesoff

    Biografía del autor

    Introducción

    14 relatos y 7 entrevistas breves. Son los fragmentos que conforman este volumen. 21 piezas elegidas y seleccionadas para darle forma a este libro. La primera parte está integrada por crónicas y anotaciones, que contienen historias, recorridos y reflexiones. Cada uno invita a viajar y a pensar. En tanto que la segunda presenta diálogos con personas, que a su vez son referentes e individuos destacados en diferentes materias.

    En todas las páginas está presente el periodismo. En primer lugar porque muchos de los relatos, en parte o en totalidad, en algún momento fueron contenidos de publicaciones periodísticas, que intentaron captar la atención del esquivo público de los portales digitales.

    Pero también está presente el periodismo como tarea y aventura, porque muchas de las crónicas tienen como origen o punto de partida la búsqueda que se inicia en una nota.

    Gran parte de los artículos periodísticos que se publican en los medios de comunicación, y aún más las entrevistas, suelen ser coyunturales y pierden vigencia al cabo de un tiempo.

    Aunque hay algunos que por la temática o por la búsqueda lateral que emprenden, pueden perdurar en el tiempo. Y guardar interés más allá del momento en el que fueron pensados y publicados.

    Había un texto de mí autoría, uno solo, que me gustaba y que podía ser uno de esos que no pierden vigencia con el paso de los años. Ese fue el punto de partida de este libro. Un primer paso que me llevó a buscar otros de las mismas características, y a escribir algunos nuevos con recortes que tenía ganas de recuperar.

    En algunos de los relatos es posible retroceder en el tiempo, indagar en la memoria o descubrir realidades, lugares y personas. Varios también tienen mucho aire, o directamente están en el aire. Dos transcurren en vuelos en avión, y algunos más tienen relación con lo que pasa o se ve desde el cielo. El texto que le da título al volumen es uno de estos.

    Un sorpresivo encuentro con un astronauta, la injusticia que revela un juicio penal, un vuelo con turbulencias, un niño periodista en 1983, escapar de una escalera de emergencia o las incógnitas de un cielo estrellado son algunos de los caminos que emprenden las 14 historias.

    Acerca de las 7 entrevistas, todas fueron publicadas y realizadas para un portal digital en el que me he desempeñado durante varios años. Era el objetivo de esa sección abordar temas por fuera de agenda y más ligados a la vida del entrevistado.

    Elegí las que me parecieron más interesantes por las temáticas abordadas, por la historia de vida de los entrevistados y por contener respuestas que no pierden actualidad. No todas las hice de manera presencial: dos fueron realizadas a distancia por conexión digital.

    Por supuesto, aquellas que hice cara a cara, me traen buenos recuerdos e imágenes para guardar. Y es así porque toda buena entrevista tiene como origen una buena charla y un encuentro de interés mutuo.

    Bienvenidos y bienvenidas al recorrido que aquí comienza.

    14 relatos

    (crónicas y anotaciones)

    El punto más azul de la Tierra

    Hace casi dos décadas, de casualidad, me tocó viajar en un avión camino a San Pablo al lado de un astronauta. Yo estaba sentado del lado de la ventanilla, cuando minutos antes de despegar, dos hombres de traje oscuro se sentaron en los dos asientos siguientes al lado mío. Era pleno verano y mi plan, visitar a unos amigos argentinos que vivían en esa ciudad. Mi vestimenta incluía zapatillas, bermudas y una remera blanca con un gran dibujo del transbordador Atlantis. Los motores del avión rugían cuando uno de los hombres me dijo con una sonrisa y en un español confuso: ´yo comandé el Atlantis´. Pensé que se trataba de una broma, entonces le sonreí y seguí atento al inminente despegue. El mismo hombre, a los pocos segundos de iniciarse el vuelo, se quedó profunda y plácidamente dormido. En ese momento descubrí que la traba de su corbata era un pequeño transbordador espacial con el logo de la NASA. Confirmé entonces que efectivamente volaba en compañía de un verdadero astronauta.

    En aquel momento me llené  de emoción. Desde muy chico he observado con interés el inmenso cielo estrellado de las noches claras. Y he leído hasta el cansancio sobre los viajes del hombre al espacio y sobre la inmensa aventura que significó pisar la luna por primera vez. Por supuesto, he consumido y aún lo hago, infinidad de películas y series sobre seres humanos en viajes planetarios. Desde siempre me ha llenado de inquietud la idea de un grupo de personas que viajan por la inmensidad del universo, como capitanes hacia el infinito, y en búsqueda de otros lugares y de civilizaciones inteligentes. Viaje a las estrellas, Galáctica, Buck Rogers o La Guerra de las Galaxias son algunas de las historias que le han dado misterio a mi niñez. En los últimos tiempos, mi devoción pasa por los documentales sobre bases espaciales y posibles viajes a Marte. 

    En el momento del refrigerio, el astronauta se despertó y notó que yo tenía curiosidad. De manera muy amable, y mientras tomaba una Coca Cola, mantuvo una interesante charla conmigo que no entendí por completo porque mi inglés era regular y su español peor. Entre lo que entendí recuerdo que me dijo que desde el espacio el lugar más azul de la tierra es el mar de las islas Canarias. Que orbitar alrededor del planeta es aburrido. Que lo más difícil arriba del transbordador son las relaciones humanas y llevarse bien con todo el equipo en un lugar tan pequeño. Que desde el espacio hablaba por radio con un guardaparque argentino de la Patagonia. Que los astronautas suelen tener miedo, en especial cuando despega la nave, porque es el momento más peligroso. Y que aterrizar un taxi espacial no es nada sencillo. Al finalizar el vuelo anoté todo en un cuaderno que luego se me perdió. Pero recuerdo que aquel día concluí que los astronautas no eran tan interesantes como yo los imaginaba desde mi niñez. Aquel señor serio parecía ser muy sencillo y metódico. Bastante diferente de la especie de superhéroe que yo tenía en mi imaginario.

    Hace un tiempo esa historia regresó a mi cabeza luego de ver en YouTube un video que hizo público la NASA sobre el atentado a las torres gemelas en el 2001. Según se informó en los medios, aquella mañana del 11 de septiembre, otro astronauta norteamericano, Frank Culbertson (que no era aquel del avión), orbitaba en la estación espacial internacional justo encima de la ciudad de Nueva York, cuando descubrió una inmensa columna de humo sobre Manhattan. Estaba en compañía de dos colegas rusos y decidió grabar todo aquello que veía. El resultado es el video publicado y en él se puede observar un punto blanco y una larga línea gris sobre lo que podría ser una foto satelital de la costa de esa ciudad. También se ve cuando el norteamericano recibe por radio la noticia de la tragedia, y cuando en honor de los caídos, ejecuta una marcha con una trompeta. Según contó en una entrevista, minutos antes de ver el atentado desde las alturas, él había estado leyendo un libro de Tom Clancy. 

    Al ver a ese astronauta en la base espacial, que tal como demuestran las imágenes es un lugar muy incómodo y pequeño, recordé al navegante espacial que conocí en el avión a San Pablo. Y nuevamente pensé en los seres humanos en el espacio. Desde lo alto del cielo, en la órbita terrestre, aquel 11 de septiembre un hombre leía un libro, y al mirar por la ventanilla,

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