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Veinte mil leguas de viaje submarino
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Veinte mil leguas de viaje submarino
Libro electrónico144 páginas3 horas

Veinte mil leguas de viaje submarino

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Narrada por Pedro Aronnax, un biólogo que es capturado por el Capitán Nemo después de haber naufragado, con quien viaja a través del océano en el submarino Nautilus, recorriendo la Atlántida, el Mar Rojo y el Mediterráneo.
IdiomaEspañol
EditorialZig-Zag
Fecha de lanzamiento11 nov 2015
ISBN9789561222120
Autor

Julio Verne

Julio Verne (Nantes, 1828 - Amiens, 1905). Nuestro autor manifestó desde niño su pasión por los viajes y la aventura: se dice que ya a los 11 años intentó embarcarse rumbo a las Indias solo porque quería comprar un collar para su prima. Y lo cierto es que se dedicó a la literatura desde muy pronto. Sus obras, muchas de las cuales se publicaban por entregas en los periódicos, alcanzaron éxito ense­guida y su popularidad le permitió hacer de su pa­sión, su profesión. Sus títulos más famosos son Viaje al centro de la Tierra (1865), Veinte mil leguas de viaje submarino (1869), La vuelta al mundo en ochenta días (1873) y Viajes extraordinarios (1863-1905). Gracias a personajes como el Capitán Nemo y vehículos futuristas como el submarino Nautilus, también ha sido considerado uno de los padres de la ciencia fic­ción. Verne viajó por los mares del Norte, el Medi­terráneo y las islas del Atlántico, lo que le permitió visitar la mayor parte de los lugares que describían sus libros. Hoy es el segundo autor más traducido del mundo y fue condecorado con la Legión de Honor por sus aportaciones a la educación y a la ciencia.

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    Veinte mil leguas de viaje submarino - Julio Verne

    e-I.S.B.N.: 978-956-12-1232-9.

    1ª edición: abril de 2014.

    Versión abreviada de

    Soledad Miranda Ibarra

    Ilustración de portada

    Mariano Ramos

    Gerente editorial: José Manuel Zañartu Bezanilla.

    Editora: Alejandra Schmidt Urzúa.

    Asistente editorial: Camila Domínguez Ureta.

    Director de arte: Juan Manuel Neira Lorca.

    Diseñadora: Mirela Tomicic Petric.

    © 1987 por Empresa Editora Zig-Zag.

    Inscripción Nº 67.364. Santiago de Chile.

    Derechos exclusivos de la presente versión

    reservados para todos los países.

    Editado por Empresa Editora Zig-Zag, S.A.

    Los Conquistadores 1700. Piso 10. Providencia.

    Teléfono 56 2 28107400. Fax 56 2 28107455.

    www.zigzag.cl / E-mail: zigzag@zigzag.cl

    Santiago de Chile.

    El presente libro no puede ser reproducido ni en todo ni

    en parte, ni archivado ni transmitido por ningún medio mecánico,

    ni electrónico, de grabación, CD–Rom, fotocopia,

    microfilmación u otra forma de reproducción,

    sin la autorización escrita de su editor.

    Palabras preliminares

    Ámbito histórico de Julio Verne (1828-1905)

    Las obras de Julio Verne se explican mejor dentro del ámbito histórico en que se desarrollaron. Son los años en que, dicho brevemente, se inventa inventar. Hechizado por la utilización del método científico para observar y conocerlo todo, Occidente se dedica a aplicar los descubrimientos a los más variados campos. Nace la tecnología y se inicia la escalada de las invenciones.

    El barco de vapor, la hélice para propulsarlo, el ferrocarril, el telégrafo, el globo dirigible, la fotografía, la radio, el cemento armado, la dinamita, la dínamo eléctrica, el cine son, entre muchos, algunos de los inventos que producen revolucionarios cambios en la sociedad del siglo XIX.

    Al mismo tiempo, las grandes potencias –entre las que entonces se encontraba Francia– promueven múltiples exploraciones geográficas para descubrir y colonizar nuevos territorios.

    Julio Verne recogerá todo esto en sus obras. Las invenciones y los descubrimientos serán los pilares sobre los que construirá sus novelas.

    Vida y obra de Julio Verne

    Julio Verne nació en 1828 en Nantes, un importante puerto situado en la desembocadura atlántica del río Loira, al este de Francia. La viva actividad del puerto hace soñar a Verne con ser marinero y protagonizar aventuras a través del mundo.

    A los once años huye de casa para enrolarse como grumete. Pero su padre, que quiere que sea abogado como él, lo encierra y lo castiga con dureza. El niño que sueña con ser grumete, también sueña con una prima, de la que estará enamorado hasta la adolescencia. Pero la realidad también destruye este sueño: su prima se casa con un hombre de gran fortuna. Tal vez la sublimación de ambos sueños frustrados lo empujan a la creación literaria. Ahora viajará con la imaginación y muchas de las situaciones difíciles en que se encontrarán sus personajes se resolverán con dinero, que puede comprarlo todo, incluso el amor.

    A los veinte años de edad se traslada a París para estudiar Derecho. El muchacho sabe que allí existe el ambiente propicio para hacer lo que realmente le interesa: escribir. Ayudado por Alexandre Dumas padre, Verne logra que en 1850 le estrenen una de sus obras de teatro: Las pajas rotas (Les pailles rompues). Y cuando dos años más tarde termina sus estudios de Derecho, decide entregarse íntegramente a la literatura.

    Durante los diez años que siguen, Verne se dedica apasionadamente a estudiar para llegar a ser un novelista científico.

    En 1862, un conocido de los círculos científicos que Verne frecuenta, intenta cruzar en globo el canal de la Mancha. La hazaña hace de detonante en Verne, quien empieza a escribir Cinco semanas en globo (Cinq semaines en ballon).

    La novela se publica en 1863 y obtiene un éxito enorme. Verne ya no dejará más de escribir, de estudiar, de viajar. Publicará más de setenta novelas y cuatro ensayos, y escribirá veintitrés obras de teatro y varios libretos para óperas y operetas.

    Murió en Amiens, en 1905, cuando terminaba su novela La invasión del mar (L’invasion de la mer).

    Veinte mil leguas de viaje submarino

    Cuando Verne comenzó a publicar sus obras, el romanticismo literario se batía en retirada en Francia y daba paso al realismo. Bajo el influjo de las nuevas corrientes filosóficas –el positivismo de Auguste Comte y el industrialismo de Saint-Simon–, los flamantes métodos de investigación científica echan por tierra el irracionalismo romántico y hacen posible que los héroes de la narrativa sean ahora sabios, científicos y hasta ingenieros.

    A la era de los exploradores románticos sucede la de los exploradores científicos, bien pertrechados de los nuevos conocimientos y de los elementos tecnológicos de reciente invención.

    Si el tema, las descripciones y los protagonistas de Veinte mil leguas de viaje submarino solo se atuvieran a lo que se conocía en su tiempo, podríamos clasificar a esta obra como realista. Pero a partir de los conocimientos de sus contemporáneos, y utilizando su portentosa imaginación, Verne inventa nuevas situaciones y crea técnicas, instrumentos, y máquinas –como el submarino Nautilus– que se anticipan en muchas décadas a su invención, fabricación y uso.

    Desde este punto de vista, es válido decir que Veinte mil leguas de viaje submarino fue, en su época, una novela de anticipación o de ciencia-ficción.

    Con respecto a su forma, la obra tiene las virtudes y defectos de las otras grandes novelas de Verne. Mediante una inteligente dosificación del tiempo y el tratamiento de la sorpresa, la obra mantiene un suspenso continuo. A sus personajes, en cambio, solo los conocemos por su comportamiento y por sus rasgos externos. Aunque el relato es en primera persona y está a cargo del profesor Aronnax, protagonista de la novela, se excluye la descripción de su interioridad psicológica. Igual cosa ocurre con los demás personajes.

    El tema de la novela se presta para que Verne desarrolle su gran imaginación.

    La opinión pública mundial está conmovida por un hecho inaudito: un gigantesco monstruo marino choca en distintos mares a diversos barcos, y ha embestido a uno, causándole una extraña avería. La marina de los Estados Unidos envía una expedición tras el monstruo. A ella invitan a un especialista en el mundo submarino: el profesor Aronnax. Este dará casualmente con el monstruo, que resulta ser un submarino ideado y fabricado por el capitán Nemo. Aronnax, prisionero de Nemo, hará en el submarino un viaje de veinte mil leguas, expedición que constituye el centro de la narración.

    Como en otras novelas de Verne, los protagonistas de esta son un trío de similares características: un científico, su criado y un personaje que es la contraparte del primero.

    Así, Pedro Aronnax es un profesor francés del Museo de París, especialista en Historia Natural y gran conocedor de la fauna y la flora marítimas. Para él, la ciencia es una aventura que desafía a las ideas convencionales de sus contemporáneos.

    Consejo, su criado, es un robusto y servicial mocetón. El mejor premio para su abnegada dedicación al profesor es una sonrisa de este. Haré lo que usted haga, señor, es su divisa.

    Ned Land, el mejor de los arponeros canadienses, es vigoroso, serio, poco comunicativo. Como contraparte de Aronnax, simboliza el comportamiento no científico de los hombres de su tiempo, aunque bulle de sana vitalidad.

    El cuarto protagonista es uno de los grandes personajes creados por Verne: el capitán Nemo. Diseñador, constructor y capitán de su submarino Nautilus, es un sabio, un científico, un ingeniero, un naturalista, un gran marino..., un hombre perfecto. Vengador implacable de las injusticias humanas, utilizará sus invenciones para combatirlas sin piedad.

    José Manuel Zañartu.

    Primera Parte

    1

    El año 1866 quedó marcado por un acontecimiento inexplicable, que nadie ha olvidado. La inquietud y los rumores agitaban a la gente de tierra y a la gente de mar. Comerciantes, marinos, autoridades y gobiernos de Europa y de América se preocuparon en alto grado del hecho.

    En efecto, hacía tiempo que varios navíos se habían encontrado en el mar con una cosa enorme, un objeto largo, fosforescente en ocasiones, infinitamente más voluminoso y más rápido que una ballena.

    Los datos consignados en las bitácoras concordaban respecto a la estructura del objeto o del ser en cuestión, a la velocidad de sus movimientos, a su potencia, a la vida particular de que parecía dotado. Si era un cetáceo, su tamaño era mayor al de todos los que la ciencia había clasificado hasta entonces.

    Si se promediaban las observaciones realizadas, se podía afirmar que aquel ser rebasaba las mayores dimensiones admitidas por los científicos.

    Su existencia no se podía negar. Era tarea inútil relegarla a la categoría de las fábulas. Por eso es comprensible que tan extraña aparición produjera gran emoción en el mundo entero.

    El 20 de julio de 1866, el vapor Gobernor-Higginson encontró la movediza masa cerca de las costas de Australia. El capitán Baker creyó que era un arrecife desconocido, hasta que dos columnas de agua se elevaron del objeto, silbando, a cien metros de altura. Era indudable, salvo que en el supuesto arrecife hubiera un géiser, que el Gobernor-Higginson se hallaba ante un mamífero acuático hasta entonces desconocido.

    Otro hecho similar fue observado el 23 de julio del mismo año, en los mares del Pacífico, por el Cristóbal Colón. El extraordinario cetáceo podía trasladarse con sorprendente velocidad, puesto que con tres días de intervalo el Gobernor-Higginson y el Cristóbal Colón le habían avistado en dos puntos del mapa separados por una distancia de más de tres mil novecientos kilómetros¹.

    Quince días después, a once mil cien kilómetros de allí, el Helvetia y el vapor Shannon, que navegaban en dirección opuesta por el Atlántico, entre los Estados Unidos y Europa, divisaron también al monstruo. A partir de esta observación simultánea, se calculó al mamífero una longitud mínima de ciento seis metros, porque los barcos que medían cien metros de largo parecieron de menor tamaño al pasar a su lado. Las mayores ballenas conocidas hasta ahora no han tenido nunca más de cincuenta y seis metros de longitud, a todo tirar.

    Informes sucesivos de otras naves, que incluyeron un boceto bastante completo del monstruo, conmovieron profundamente a la opinión pública. En los países de buen humor se tomó a broma el fenómeno, pero en las naciones serias y prácticas como Inglaterra, América y Alemania, fue objeto de gran preocupación.

    En todas partes, el extraño ser se convirtió en tema de conversación. Se le cantó en los cafés, se le satirizó en los periódicos, se le sacó a escena en

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