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Tres Días con Ella: Tres Días, #2
Tres Días con Ella: Tres Días, #2
Tres Días con Ella: Tres Días, #2
Libro electrónico85 páginas36 minutos

Tres Días con Ella: Tres Días, #2

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Información de este libro electrónico

Esta vez, ante los ojos de Rafael, a quien no solo podremos revelar los eventos que ocurrieron antes del tan esperado encuentro, también notaremos la angustia y las ansiedades por los trés días en los que tendrá que pasar con Manu. Revelando incluso el verdadero papel de Priscilla en su vida, y las razones que hicieron que Marcelo y Rodrigo le acompañasen en este viaje.

Prepárese para emocionarse con el segundo libro de la trilogía.

¿Estás listo para volver al tiempo?

IdiomaEspañol
EditorialBadPress
Fecha de lanzamiento2 jun 2020
ISBN9781071545508
Tres Días con Ella: Tres Días, #2

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    Tres Días con Ella - Divino B'Atista

    D I V I N O  M A L U  P.

    B ' A T I S T A  M A G A L H Ã E S

    ––––––––

    TRES DÍAS CON ELLA

    © 2018 by Divino B'Atista

    ––––––––

    Diagramación:

    Divino B'Atista

    Revisión final:

    Clys Oliveira / Divino B'Atista

    Proyecto de portada:

    Divino B'Atista

    Ilustraciones:

    Imágenes obtenidas en la internet

    Ninguna parte de esta obra podrá ser reproducida o transmitida de ninguna forma y/o por cualquier medio (electrónicos, mecánicos, incluido la fotocopia y la grabación) o ser almacenada en cualquier sistema o banco de datos sin el permiso escrito del autor.

    Datos Internacionales de Catalogación (CIP)

    1ª edición - agosto - 2018

    Reproducción prohibida

    Artículo 184 del Código Penal y Ley 9.610 de 19 de febrero de 1998.

    A mis siempre fieles lectores:

    Ya lo dije y nunca me cansaré de

    enfatizar la gran importancia

    que cada uno de ustedes tiene en

    mi viaje literario. Reciban

    mis verdaderos y siempre sinceros

    agradecimientos

    Estaba con mucho, mucho dolor en la cabeza cuando el portero vino a avisarme que Olly (mi perro) había huido nuevamente.

    La verdad es que, si el arrepentimiento matara, yo estaría (literalmente) muerto.

    ¿A santo de qué no aproveché los días festivos del carnaval para dedicarme a mis romances en lugar de salir con mis dos peores/mejores amigos de infancia y emborracharme de la peor forma posible?

    Podía haber rechazado la invitación, inventar alguna excusa que, sin duda, no importaría, ya que ellos agotarían mi paciencia de la misma forma. O podría haber dicho un simple y objetivo 'no'.

    Pero estaba tan preocupado cuando me llamaron, acababa de hablar con Manu, y estaba seguro de que había hecho la mayor estupidez de mi vida.

    Necesitaba relajarme y por eso les pedí que viniesen a buscarme, aunque el reloj marcase casi una de la mañana.

    Ahora estaba allí, con un dolor infernal en la cabeza, sin acordarme de mucho de lo que hicimos en la fiesta, salvo haber sido cargado por Rodrigo y Marcelo.

    Imagino que ellos me trajeron para mi piso y me tiraron en la cama, lo que me hace pensar que tal vez no sean tan malos amigos como creía yo.

    La peor parte de toda la historia, sobre todo, fue haber sido despierto por el insoportable sonido del despertador del celular. Tuvo ganas de lanzarlo contra la pared y volver a dormir, pero el timbre empezó a sonar repetidamente y, aunque arrastrándome, tuve que salir de la cama. - Lo siento, señor, pero cuando me di cuenta, el perro travieso, y demasiado astuto, ya había saltado el torniquete y cruzado la calle.

    Era el señor Rogerio, el portero del edificio, que ansioso me contaba de otra fuga de Olly.

    - Lo siento, sr.  Dutra, pero cuando me di cuenta, el perro travieso, y demasiado astuto, ya había saltado el torniquete y cruzado la calle. - se desahogaba el señor Rogerio, mientras yo rogaba a Dios para que él pusiera fin a esa historia.

    - ¡No te preocupes por eso, Rogerio! No le doy media hora para estar de vuelta como siempre lo hace. - murmuré, mientras caminaba de un lado a otro como un borracho perdido entre sus sueños.

    Lo que más deseaba era acostarme en mi enorme cama doble y volver a dormir. Olly no era tan importante en aquel momento. 

    Estaba seguro de que volvería.

    Siempre ha vuelto. 

    Y esta vez no sería diferente, ¿verdad?

    Después de tranquilizar al sr. Rogerio, di la vuelta y volví al ascensor. Por una fracción de segundo, creí que dormiría allí mismo,

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