Violeta. La obrera del canto: Infancia y juventud de Violeta Parra

Por Patricia Casanueva

Violeta, la obrera del canto es un ameno relato sobre los hitos fundamentales de la formación vital y artística de Violeta Parra, una de las creadoras mas originales y polifacéticas de Chile y Latinoamérica.

• Idioma: Español
• Editorial: Amapola Editores
• Fecha de lanzamiento: 12 dic 2015
• ISBN: 9789568757427

Vista previa del libro

978-956-8757-42-7

Capítulo I

Colores en el cielo

Miles de papelitos multicolores caían desde el cielo.

Una fugaz lluvia matapajaritos había dado paso a un sol tibio y luminoso que escoltaba a los campos, los ríos, los bosques y los verdes valles de la zona del río Ñuble, ofreciéndoles un radiante mediodía.

Y por si esto no fuera suficiente, un fondo celeste, muy puro, como es típico en el sur de Chile, se rasgaba por el impresionante arcoíris que se había trazado en dirección noreste.

Los trocitos de papel de variados colores seguían cayendo y no eran otra cosa que los pétalos de las flores nacientes de octubre, que habían sido derribados por la lluvia y que, al secarse, fueron elevados por el viento, como minúsculos e incontables volantines.

Pero también eran algo más: un presagio de atavíos de fondas y ramadas, de carpas de circo y de arpilleras multicolores.

No es difícil asociar este cuadro a la niña que llegaría al mundo los primeros días de este mes. Ella vendría cargada de dones, de creación y esperanzas.

Las matas de violeta, florecidas junto a la ventana de la sencilla casa de campo allá en el sector de El Roble, en San Carlos, le compartieron su nombre:

– Violeta… Violeta del Carmen, pa’ que la Virgen me la proteja –dispuso Clarisa, la madre, mientras Nicanor, el entusiasmado papá, pedía la guitarra para cumplir el rito que había establecido para la llegada de cada uno de sus hijos:

– ¡Pásenme la guitarra pa´ cantarle desde la cuna las canciones de su tierra! –exclamaba emocionado–. Así será una más de los Parra, enamorada de sus orígenes.

¿Qué otra cosa podría haber sido del futuro de esta niña? ¿Qué vida alejada del cantar, del folclor, de la creación, podría haber tenido?

Un acogedor ambiente rodeaba a la pequeña de vivaces ojitos fulgurantes. Su madre poco a poco había dado a su hogar la calidez propia de las casas de campo: retratos color sepia, pañitos de variados colores –que ella misma bordaba– bajo floreros de greda rellenos de arena del río y con ramos de siemprevivas, que agregaban otro toque de color y de tradición campesina. Sobre la cama, entre géneros e hilos de variados colores, estaban la niña y su madre, que entre costura y costura, la amamantaba mientras entonaba una melodía de su terruño amado.

Es así como Violeta del Carmen Parra Sandoval –nombre con que fue inscrita en el Registro Civil– se fue empapando de mil tonos, de color y de música. Esta potente educación recibida desde la cuna es la que penetró en su personita, tan