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Fritz Perls en Berlín, 1893-1933: Expresionismo - Psicoanálisis - Judaísmo
Fritz Perls en Berlín, 1893-1933: Expresionismo - Psicoanálisis - Judaísmo
Fritz Perls en Berlín, 1893-1933: Expresionismo - Psicoanálisis - Judaísmo
Libro electrónico576 páginas10 horas

Fritz Perls en Berlín, 1893-1933: Expresionismo - Psicoanálisis - Judaísmo

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Escrito por un psicoterapeuta gestáltico alemán de ascendencia polaca, actualmente radicado en Italia, este volumenes una importante contribución a la historia del movimiento psicoanalítico y a la definición, historia y literaturade la Terapia Gestalt.

El concepto holístico de “gestalt” –la palabra alemana para estructura y forma–fue lanzado en Alemania en 1912 por Max Wertheimer y sus dos jóvenescolegas, Wolfgang Köhlery KurtKoffka, con elaboraciones adicionales deKurt Lewin y KurtGoldstein.

• Fue una reacción al atomismo académico, basado en el asociacionismo y organicismo en psicología.
• Esta revolución psicológica se enraizó en la década delos 20 y se propagó a muchas universidades estadounidenses.
• Inicialmente,el psicoanálisis no aceptó con entusiasmo la psicología gestalt; sin embargo, Fritz Perls, quien estudiaba con Goldstein, llegó a ser una notable excepción.

Seguimos la vida y trabajo de Perls: desde su nacimiento hasta su formación como médico, la que fue interrumpida por las experiencias traumáticas de la Primera Guerra Mundial; después como psicoanalista freudiano y miembro de la Sociedad Psicoanalítica Internacional;primero su emigración a Sudáfrica y luego a Estados Unidos. Es la fascinante odisea personalde un hombre huyendodel antisemitismo y persecución. Su destino ejemplifica la compleja y tormentosa relación entre alemanes y judíos, y elpapel especial de la judería alemana en la historia cultural e intelectual alemana. Esto demuestra que el crimen más atroz de Hitler no solo fue el genocidio, sino también el “culturocidio”, la destrucción de la tradición europea de la marcha de las ideas, libertad intelectual y el régimen democrático.

Bernd Bocian aporta su profundo humanismo y sensibilidad para sondear estos dolorosos capítulos de la historia alemana. Así, el libro conmemora a aquellos emigrantes judío-alemanes de la generación expresionista, adalides de la modernidad. En su enfoque gestáltico, Perls, el psicoanalista disidente,personificó, integró y rescató del olvido las ricas experiencias vitales de la cultura de vanguardia berlinesa, en la cual los judíos jugaron un papel tan importante. El libro, una excelentelectura, es de interés para psiquiatras, psicoanalistas, asistentes sociales y para el público en general; mantiene el interés del lector de principio a fin.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento13 may 2015
Fritz Perls en Berlín, 1893-1933: Expresionismo - Psicoanálisis - Judaísmo

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    Fritz Perls en Berlín, 1893-1933 - Bernd Bocian

    Título en inglés:

    FRITZ PERLS IN BERLIN, 1893-1933

    Expressionism - Psychoanalysis - Judaism

    FRITZ PERLS EN BERLÍN, 1893-1933

    Expresionismo - Psicoanálisis - Judaísmo

    © Bernd Bocian, 2015

    © Editorial Cuatro Vientos, 2015

    Derechos reservados.

    Registro de Propiedad Intelectual: N° 251.051

    ISBN: 978-956-242-131-7

    eISBN: ⁹⁷⁸-⁹⁵⁶-²⁴²-¹³²-⁴

    Traducción: Carolina Yazigi

    Revisión: Paulina Correa

    Portada: Mario Albarracín

    Imagen portada: Fotografía de Fritz Perls,

    MarktTransparenz Uwe Giese, Berlín,

    y EHP-Verlag Andreas Kohlhage

    Edición digital: Héctor Peña

    Edición General: Francisco Huneeus

    Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño e imagen de la cubierta, puede ser reproducida, almacenada o transmitida en manera alguna ni por ningún medio, ya sea eléctrico, químico, mecánico, óptico, de grabación o de fotocopia, sin permiso previo, por escrito, del Editor.

    Editorial Cuatro Vientos

    Maturana 19, CP 8340608, Santiago de Chile

    Teléfonos: (56-2) 22672 9226 – 22695 4477

    editorial@cuatrovientos.cl

    www.cuatrovientos.cl

    Diagramación digital: ebooks Patagonia

    www.ebookspatagonia.com

    info@ebookspatagonia.com

    Índice

    Dedicatoria

    Prólogo a la edición en español

    Agradecimientos

    La actualidad y el trabajo de memoria

    Parte I Componentes biográficos

    I. Contextos de la Vida Formativa. Guerra - Expresionismo - Psicoanálisis

    II. El Contexto Judío y el Ideal Clásico-Humanista de la Educación (Bildung)

    III. Primeras Influencias

    IV. Guerra, Trauma y Revolución

    V. La Vanguardia Artística en Berlín y la Weltanschauung Expresionista

    VI. Los años de la República de Weimar

    VII. El Concepto de Totalidad

    VIII. En el Instituto Psicoanalítico de Berlín. 1930-1933

    IX. Hambre, Masticar, Crecer. Enfoques Intelectuales Personales en Oposición al Poder de la Interpretación Psicoanalítica y la Tradición Alemana de la Obediencia

    X. Terapia de Trauma y Figuras de Acero

    XI. Las Lecciones de Perls a partir del Fin de la República de Weimar

    XII. Éxodo y Muerte

    Parte II La actualidad de las experiencias de la vanguardia urbana judío-alemana

    I. Experiencias Judío-Alemanas

    II. Autonomía en lugar de Auschwitz: La Confluencia Mata

    III. La Actualidad de Perls: Trabajo de Identidad

    IV. Mefistófeles como Fermento de la Integración. El Leitmotiv de Perls

    V. Conclusión. Expresionistas, Emigrantes y Aquellos en Busca de una Patria (Heimat)

    Apéndice

    Instituciones y Archivos Consultados

    Referencias

    Dedicado a la memoria

    de mi amada esposa, Gabriella Barisione

    (13 de mayo de 1958 - 26 de noviembre de 2008),

    y a nuestra hija, Mirta.

    Prólogo a la Edición en Español

    Esta monografía no solo es el primer estudio biográfico sobre los cuarenta años que Friedrich Salomon (Fritz) Perls vivió en Berlín; también es un libro sobre las raíces germano-europeas de la terapia gestalt, que además incorpora parte de la historia de la llamada generación expresionista.

    Los años de formación en la vida de estos outsiders sociales y pioneros de la modernidad se iniciaron con el trauma de la Primera Guerra Mundial y se extendieron a la época de la República de Weimar y la emigración de la Alemania nazi. La vida de Perls ejemplifica el sufrimiento que fue típico de esta generación y saca a la luz su enorme creatividad.

    Más aún, al describir la estadía de Perls en Berlín, agrego una pieza faltante en el mosaico de la historia social e intelectual del movimiento psicoanalítico. Perls llegó desde el ala izquierda del Instituto de Berlín y como psicoanalista pertenecía a los inconformistas, herejes y buscadores de la verdad que estaban dispuestos a asumir riesgos (Dahmer, 1995). Hasta el final de sus días, Perls siguió siendo un pensador creativo, poco convencional y de mentalidad independiente. Representó una especie cuyo fallecimiento fue lamentado no solo por Anna Freud después que sus miembros habían emigrado y desaparecido de las organizaciones psicoanalíticas.

    Para una comprensión profunda de Perls como individuo y el contexto histórico que se plantea aquí, también considero que es indispensable conocer los fenómenos sociales y psicológicos implícitos en el concepto y el modo de experiencia de un "judío alemán. Los judíos alemanes hicieron aportes significativos al movimiento expresionista, tanto a nivel personal como de contenido, y fueron casi únicamente ellos los que condujeron el movimiento psicoanalítico. En este contexto, hubo un asunto adicional de especial importancia que formulé mordazmente en el capítulo titulado Autonomía en lugar de Auschwitz: La Confluencia Mata. En el trasfondo de las dos guerras mundiales y la experiencia del fascismo y el nacionalsocialismo, Fritz Perls a veces se inclinó desequilibradamente hacia la individualidad y autonomía, y su postura fundamentalmente anticonfluente no puede simplemente descartarse como un problema personal. Espero profundamente que el presente trabajo aclare que hay una lección histórica que aprender de las experiencias de supervivencia de la llamada generación expresionista a la que perteneció Fritz Perls. La idea es agudizar la toma de conciencia de la persona, fortalecer su capacidad para tomar decisiones y, si es necesario, también resistir cuando la comunidad, la gente o el todo mayor la intenten atraer o exijan que se entregue a sí misma. Y el todo mayor se puede expresar, en forma totalitaria, tanto a nivel social y político como en el llamado ámbito espiritual".

    Para Perls, desde su primer libro, Yo, hambre y agresión (1947), se trataba de una terapia emancipadora. Tenía que ver con promover una especie de fuerza del yo; cierta capacidad integradora de decir y no al basarse en la razón sensual (Perls), asumiendo responsabilidades y —en situaciones concretas— trazando una línea, como diría Paul Goodman. Cuando pienso en España y los países de América Latina, que vivieron la dictadura y la tortura, estas habilidades aparecen como capacidades humanas y étnicas elementales.

    Aunque entendemos plenamente que la terapia gestalt se concibió como un enfoque relacional desde el primer momento, y que este aspecto sigue siendo una de sus fortalezas hasta el día de hoy, mantener estas experiencias vivas es parte de nuestra herencia.

    Espero que mi trabajo también ayude a afinar las imágenes y descripciones tanto peyorativas como idealizadas de Fritz Perls, quien fue un intelectual de clase media, y de ninguna manera un anti-intelectual ni un anti-teórico. Tuvo muchos años de sólida formación médica y psicoanalítica y fue un clínico y diagnosta experto. Por otra parte, durante mucho tiempo tendió a las acrobacias verbales y, en sus propias palabras, a ser un "wisdomshitter (sabelotodo). A mediados de 1933, su último y más importante analista didacta, Wilhelm Reich, después de escapar de Berlín a Ámsterdam, le escribió: En tu psicoanálisis, por favor ten cuidado con tu peligrosa compulsión a interpretar y asociar, y no exageres con tu ‘Panzeranalyse’ (análisis de la coraza [caracterológica])" (Reich, en Sreckovic, 1999, p. 90). No es de extrañar que, con el tiempo, él respondiera en forma casi alérgica a este tipo de fenómenos en los demás.

    Considero que el peyorativo vapuleo a Perls que prevaleció durante algunos años no provenía de perspectivas maduras y equilibradas, como tampoco la tendencia a idealizarlo como una especie de gurú, maestro zen o sabio loco.

    Para mí, Perls fue un hombre que sufrió y, tanto en su vida como en su trabajo, un ser humano valiente y a veces genial, cuya voluntad y capacidad de encontrar salidas creativas, incluso en la más profunda angustia personal, política y social, le merecieron gran respeto y un lugar como ejemplo (Beispielfunktion).

    Me enorgullece que él haya sido el fundador central de nuestro enfoque. Lo que él vivió y demostró, en sus últimos años de vida en Esalen y en su propio kibutz gestáltico en Canadá, fue su manera de vivir y practicar la terapia gestalt y parte de sus esfuerzos por encontrar la paz interior, así como un lugar de pertenencia.

    Estoy agradecido por todo lo que él, Lore Perls y Paul Goodman nos dejaron, y si hay algo perdido, cuyo desarrollo está incompleto o no está actualizado adecuadamente —y no puede ser de otra forma—, entonces no es nada más que la tarea que nosotros debemos enfrentar y que hasta ahora ha sido abordada con éxito por la comunidad gestáltica internacional.

    En esta contribución histórica y biográfica, me he concentrado principalmente en el contexto o trasfondo, es decir, el mundo experimental en que se movía Perls. Solo esta perspectiva es la que da sentido a los escasos datos biográficos directos sobre el período que, después de todo, comprendió los primeros cuarenta años de su vida.

    Mi intención fue demostrar cómo los principios básicos de la terapia gestalt surgieron de las teorías, las ideas artísticas, las crisis políticas y el ambiente psicosocial imperante a principios del siglo XX. Si mi intento por esclarecer las diversas influencias que afectaron a Perls durante sus años en Berlín y la importancia de éstas para su posterior desarrollo resulta ser exitoso, el efecto podría ser doble. Estaremos preparados para ampliar una visión limitada de Perls como una figura sin fondo, y frente a este contexto más amplio, la riqueza de lo que más tarde se manifestaría como la terapia gestalt se percibirá con mayor claridad y diferenciación. En su reseña¹ de la edición alemana, mi colega Detlef Klöckner observó que leer el libro lo hizo sentirse más plenamente instalado en la terapia gestalt, y algo así como ‘complementado históricamente’. Realizar la investigación para este libro provocó lo mismo en mí, y me encantaría que otros colegas tuvieran la misma experiencia.

    Los años que Perls pasó en Berlín reflejan la fascinante y finalmente trágica historia de una cultura urbana vanguardista y de vocación europea. A partir de 1933, los protagonistas de esta cultura o bien huyeron de Europa y Alemania, o fueron expulsados o asesinados. Fritz Perls y su esposa, Lore, lograron escapar de la destrucción de esta cultura y sus representantes, y fueron capaces de integrar y preservar en su enfoque terapéutico muchas de las experiencias de vida y supervivencia de los protagonistas; experiencias que tendrán un valor duradero para el futuro. Como europeo, y en particular como terapeuta gestáltico alemán, sentí que usar a Fritz Perls como ejemplo para recordar esta cultura, a estos emigrantes y estas personas fue una obligación interna y también algo que estaba cerca de mi corazón.

    Bernd Bocian

    Génova, octubre de 2013

    Agradecimientos

    Quisiera expresar mi gratitud a la traductora, Carolina Yazigi Waissbluth; a la correctora, Paulina Correa Gachón; y a mi editor, Francisco Huneeus Cox, por la oportunidad de hacer accesible esta monografía a los lectores de habla hispana.

    La presente edición es una versión corregida y aumentada de la versión original en alemán y de la traducción en inglés, y he añadido notas al pie que contienen información y explicaciones importantes.

    Por su interés, motivación y apoyo en varios niveles a la versión en español de mi libro, me gustaría dar las gracias a Dimas Mas (Barcelona, España), que espero que pronto termine su novela para y sobre Fritz Perls, así como a mis colegas Carmen Vázquez Bandín (Madrid, España) y Joel Latner (Princeton/NJ, EE.UU.).

    Me gustaría agradecer especialmente a las personas que se mencionan a continuación, las cuales prestaron asistencia concreta durante mis años de investigación; entre ellas, en particular a los numerosos colegas psicoanalíticos que me apoyaron con una apertura y generosidad inesperadas, como si se tratara de algo que se hace rutinariamente.

    Las siguientes personas me ayudaron a encontrar y obtener el material y los documentos biográficos relativos a la historia de los tiempos:

    Mitchell G. Ash, Berlín/Viena

    Andreas Bocian, Münster

    Gerhard Brändle, Pforzheim

    Ms. Bruckmann, Berlín

    Dieter Essig, Pforzheim

    Ernst Federn, Viena

    Hildegard Feidel-Mertz, Frankfurt

    Volker Friedrich, Hamburgo

    Rainer Funk, Tubinga

    Birgit Gregor-Jerke, Berlín

    Sabine Hank, Berlín

    Ludger M. Herrmanns, Berlín

    Michael Hubensdorf, Berlín/Toronto

    Alfred Hübner, Pforzheim

    Dagmar Kicherer, Friburgo

    Helga Krohn, Frankfurt

    Michael Laier, Frankfurt

    Hans-Friedrich Lockemann, Berlín

    Regine Lockot, Berlín

    Kurt Mühlberger, Viena

    Thomas Müller, Berlín

    Bernd Nitzschke, Düsseldorf

    Johannes Reichmayr, Viena

    Hans J. Rothe, Frankfurt

    Channa Schütz, Berlín

    Milan Sreckovic, Niza

    Anna Sreckovic, Niza

    Albrecht Goetz von Olenhusen, Friburgo

    La Actualidad y el Trabajo de Memoria

    Nuestra historia es el trasfondo de

    nuestra existencia; no es una acumulación

    de hechos, sino el registro de cómo llegamos a ser

    lo que somos (Fritz Perls, 1973, p. 76).

    El único recuerdo fértil

    es aquel que a la vez nos recuerda

    lo que aún queda por hacer (Ernst Bloch, 1985, p. 516).

    Fritz Perls, considerado generalmente fundador de la terapia gestalt, alcanzó la fama como una especie de gurú contracultural en la Costa Oeste estadounidense a fines de los años 60 del siglo pasado. Trascendiendo las convenciones de la psicoterapia establecida durante sus tiempos y sin duda aquellas del psicoanálisis freudiano, tuvo atrevidos encuentros existenciales con su grupo de clientela. Su estilo directo de comunicación curó y causó daño, y ciertamente expandió el espectro de la intervención terapéutica. Casi nadie vio la aparición de su figura en relación al verdadero trasfondo de una vida que había transcurrido por más de setenta años. La persona que lo haga descubrirá que tal afirmación, con un tono aparentemente superficial y algunos enfoques teóricos o prácticos difícilmente explicados, se inspiró en una vida que estaba encumbrada en la experiencia de sobrevivencia y que había asimilado grandes cantidades de teoría.

    Tras el apelativo viejo verde, como Perls solía designarse, cuya apariencia en sus últimos años de vida presentaba una mezcla de aspectos: rabino, Papá Noel y Rasputín, con una tupida barba y overoles con pechera y tirantes, y cuyo funeral en San Francisco en 1971 habría honrado a un rey hippie, yace la vida de Friedrich Salomon Perls, quien nació en una familia judía en Berlín en 1893.

    Perls se capacitó como neurólogo en las principales instituciones médicas y como psicoanalista freudiano en Berlín y Viena, los centros internacionales más importantes de la disciplina en sus días. Trabajó como analista didacta por varios años y se le debe recordar como un clínico experimentado. Tras la imagen popular del excéntrico de la Costa Oeste estadounidense, hay un hombre que durante toda su vida representó la generación llamada expresionista. Se crió en el escenario bohemio de Berlín, participó en el expresionismo y dadaísmo y experimentó el giro de la vanguardia artística hacia la izquierda revolucionaria. El hecho de haber sido asignado a la primera línea del frente, el trauma de la guerra, el antisemitismo, la intimidación, la fuga y el Holocausto son fuentes clave adicionales de influencia biográfica. El estudio detallado de una vida que fue truncada por dos guerras mundiales y la emigración, y una mente que fue conmovida por todas las tendencias típicas de la era², me inundó con un sustancial grado de respeto por la experiencia vital del anciano y el enfoque que inspiró.

    Para mí, las actitudes, teorías y métodos centrales de la terapia gestalt son parte de la tradición de la vanguardia cultural europea en Berlín³ durante la República de Weimar. Posteriormente fueron desplazados por los nazis, y lo que huyó de Alemania en 1933 fueron esencialmente las experiencias de la llamada generación expresionista, entre quienes se encontraba Fritz⁴ Perls. Más aún, la historia del desarrollo del enfoque gestalt como método terapéutico es parte de la historia psicoanalítica en la región cultural alemana, en particular la historia del psicoanálisis freudiano en el exilio. Para los historiadores del psicoanálisis, Perls no existe como candidato en el Instituto de Berlín y tampoco se le reconoce el hecho de que durante un tiempo fuera analista didacta en Sudáfrica. En ese sentido, el presente libro llena una brecha en la historia pre-nazi del psicoanálisis. Mi intención es indagar en una monografía posterior en los primeros años de la emigración de Fritz Perls y en ese contexto investigar los aspectos poco claros relacionados con sus actividades como analista didacta.

    En otro trabajo, he analizado detalladamente la evolución de la terapia gestalt desde la revisión de la teoría de Freud, sus métodos y la crítica cultural (ver Bocian, 2000). La revisión de las posturas ortodoxas que comenzaron Fritz y Lore Perls, una pareja psicoanalítica, y desarrolladas junto con Paul Goodman, hace una retrospectiva sobre una sucesión de ancestros compuesta principalmente por disidentes de la escuela freudiana⁵. Uno de los objetivos principales que Perls y Goodman persiguieron en su obra fundacional, Terapia gestalt, fue entender e integrar las diversas innovaciones⁶ dentro del psicoanálisis como polaridades complementarias. Las innovaciones se centraron en ciertos aspectos valorados de la realidad humana pero que habían sido considerados disidentes por la corriente ortodoxa del momento (ver Perls et al., 1996, p. 236 y s.; Stoehr, 1994, p. 300 y s.).

    Como dijera Perls una vez, debido a que el psicoanálisis es un proyecto de investigación (Perls, 1977, p. 142) y como ciencia del ser humano, no puede monopolizarse (Cremerius, 1992, p. 34), la terapia gestalt sigue siendo, en mi opinión, una figura contra el trasfondo de la historia, formación teórica y práctica del psicoanálisis. Se caracteriza en particular por la preservación y continuación de elementos radicales del psicoanálisis freudiano, con los cuales me refiero a sus aspectos relacionales, contextuales y socialmente críticos (ver Bocian, 2000, p. 98 y s.; Lichtenberg, 2005; Lothane, 1997).

    Es debido a esto que en el contexto de la presente monografía, también señalaré los orígenes de la tradición culturalmente crítica del psicoanálisis, que marcó su influencia en el entorno expresionista a través de Otto Gross. En mi opinión, la terapia gestalt también es parte de esa tradición.

    En referencia al hecho de que Perls fue un emigrante, comparto la opinión expresada por Uwe Peters en su libro Psychiatrie im Exil (Psiquiatría en el exilio), a saber, que los emigrantes se recuerdan poco. En consonancia con Peters, el presente libro también persigue "hacer una pequeña parte del duelo necesario, contribuir mínimamente a un saveur diachronique y así contrarrestar un poco la lamentable e irrastreable desaparición de los emigrantes de la historia alemana" (Peters, 1992, p. 397).

    Usando a Fritz Perls como ejemplo, también tendré que evocar el valor perdurable de experiencias vitales específicas de los judíos alemanes, por ende también recordando una parte constituyente de la cultura alemana que parece haber sido derrotada, destruida y perdida irreversiblemente. En este contexto, cabe señalar que fueron los propios miembros de la vanguardia cultural berlinesa, y aún más decididamente los judíos alemanes entre ellos, que se veían como insertos en una cultura europea humanista-burguesa, lo cual también legitimaron a través de sus contactos directos y profesionales durante los años de la República de Weimar.

    Al considerar y designar a Perls como un judío alemán, denominación que más adelante justificaré y explicaré, intento no solo describir a las personas que han participado como objetos y víctimas, sino también retratarlas en la visión de Rürup como personas que han participado y contribuido activamente en la formación de la historia alemana (Rürup, en Bundeszentrale, 1991, p. 59). Para Rürup, la historia de las relaciones judío-alemanas es una gran historia, en cierto sentido única, que tuvo un abrupto y terrible final y sufrió una destrucción tan profunda que incluso se han desdibujado sus huellas en la historia (ibíd.). Robert B. Goldmann, un judío de la preguerra (Goldmann, 1999, p. 10) que vivía en Nueva York, adoptó una postura similar en Frankfurter Allgemeine Zeitung después de la muerte de Ignaz Bubis, presidente del Comité Central de Judíos en Alemania. Goldmann plantea que prácticamente la única parte de la historia de los judíos europeos en Estados Unidos, y por ende de los judíos conocidos en los países germanohablantes, involucra su huída, expulsión y asesinato. Con esto en mente, defiende un sistema educacional donde la historia de los judíos germanohablantes en Europa Central sea un tema clave (ibíd.). A Rürup y Goldman, así como a Hermand (1996) y Mosse⁷, les gustaría impedir que la vida creativa de los judíos a lo largo de la historia alemana caiga en el olvido. A mi juicio, el desarrollo de la terapia gestalt es un buen ejemplo de esto, porque en ella continúa viviendo el espíritu europeo humanista, las experiencias límite y las estrategias de sobrevivencia de aquellos que representaron esta cultura.

    Sin embargo, solo es posible hablar de la cultura judío-alemana en términos unilaterales, es decir, refiriéndose a la mayoría de los judíos que vivían en Alemania en ese entonces, y denominaciones como la grandiosa y única historia de una relación deben verse bajo una luz relativa. Los alemanes casi no tenían interés en encontrarse o dialogar con el judaísmo. Los judíos que se habían integrado a la sociedad y cultura alemanas transformaron su judaísmo en una denominación, tal como los católicos o protestantes. Desde el momento de su emancipación legal, los judíos obtuvieron derechos civiles, y la asimilación de éstos los hizo miembros de una sociedad alemana que se consideraba a sí misma como ciudadanos alemanes de la fe judía o mosaical. Traverso ha vuelto a señalar vehementemente que la emancipación desarmó la nación judía separada y separatista, pero principalmente debido a la diferenciación alemana entre la identidad nacional y étnica, una renuncia mayoritariamente voluntaria, que no fue seguida por la adquisición de la etnicidad alemana (Deutschtum) aun cuando un porcentaje de los judíos asimilados creían subjetivamente que ese era el caso. Ya sea que se dieran cuenta o no, los judíos asimilados vivían en una especie de ‘tierra de nadie’ (Traverso, 1993, p. 9). La simbiosis judío-alemana, ampliamente debatida y controversial, solo se aplicaba a un pequeño pero influyente grupo de outsiders, para quienes era irrelevante el origen nacional, social o religioso (ver Gay, 1979; Hermand, 1996; Mosse, 1992; Scholem, 1995; Traverso, 1993). Para mí, Perls pertenecía a este grupo de individuos no conformistas, con visiones de mundo con el telón de fondo de la Ilustración europea, formadas por Lebensphilosophie (filosofía de la vida), y cuyas experiencias de vida los calificaban como miembros de la generación expresionista, que adoptaron orientaciones que iban desde la izquierda liberal a la extrema izquierda, antes de la revolución alemana de noviembre de 1918. Durante la República de Weimar, la "república de los outsiders (Gay, 1989a), la cultura vanguardista que crearon estos individuos, se volvió influyente —aunque no dominante— y fue exitosa hasta que expulsaron a sus protagonistas o éstos huyeron, mientras que afuera de Alemania surgía el mito de la República de Weimar y particularmente el de Berlín durante los locos años 20". En mi opinión, el tejido básico de la terapia gestalt se genera a partir del material cultural e intelectual de estos años. El desarrollo de la terapia gestalt a través de Fritz y Lore Perls preservó muchos elementos de esta cultura al extraerlos a zonas seguras del mundo, más allá de los límites germanos.

    La llamada generación expresionista, aquellos outsiders sociales y pioneros de la modernidad, fueron los individuos que experimentaron más conscientemente y sufrieron más intensamente el proceso de modernización que estaba surgiendo rápidamente en Alemania, particularmente en la metrópolis de Berlín. Desde sus puestos de avanzada, estaban tratando de apañárselas con lo que hoy en día los diagnosticadores sociales⁸ llaman una oportunidad y un peligro para la formación de la identidad individual en las naciones industriales posmodernas o globalizadas. Con esto me refiero a fenómenos tales como la pluralidad de significados e interpretaciones del mundo, como también a la disolución de lazos sociales y familiares tradicionales, lo que dio a estos individuos el espacio para moldear potencialmente sus vidas en sus propios términos, mientras que los sometían a las restricciones y riesgos de construir una identidad propia bajo su responsabilidad. Durante esa era, solo un pequeño grupo de individuos se vio afectado: los vanguardistas. Hoy en día, tales libertades riesgosas (Beck, 1986) confrontan a una parte creciente de la población. Teniendo esto en cuenta, el concepto de la terapia gestalt se presenta, en mi visión, como un intento de responder a las amenazas y oportunidades que surgieron a partir de un continuo proceso de cambio psicosocial que ha ido abarcando segmentos de la sociedad cada vez más amplios desde ese entonces. La terapia gestalt trae consigo las experiencias que contienen la utopía de totalidad como también experiencias en el manejo de la disrupción, disociación y una identidad amenazada. Es un intento, asumido por individuos concretos, de responder a las demandas generales de la modernidad, así como también a los excesos específicamente alemanes.

    A continuación revisaré la historia de los orígenes de la terapia gestalt, la cual está estrechamente vinculada a las historias personales de Fritz y Lore Perls y a la historia de su emigración. Aun cuando Fritz Perls, Lore Perls y Paul Goodman —este ménage à trois, como decía Lore Perls— deben considerarse los fundadores colectivos de la terapia gestalt, a mi juicio, Fritz Perls aún permanece como el principal iniciador intelectual (Frambach, 1966, p. 44)⁹. Sin Fritz Perls, la terapia gestalt no habría existido. En cierto sentido, fue su bebé, y él lo dio a conocer al mundo. La imagen no está completa sin Lore Perls, pero desafortunadamente aún no se ha realizado un análisis integral de su vida. Sin embargo, Milan Sreckovic (1999) y Dan Bloom (2005) han elaborado el núcleo biográfico e intelectual de tal proyecto.

    El período analizado en el presente libro abarca más de la mitad de la vida de Perls, y los primeros cuarenta años de una vida humana ciertamente incluyen, de forma más o menos pronunciada, todos los factores importantes que influencian el desarrollo de una personalidad. Hasta ahora no se ha publicado separadamente ningún estudio de la fase alemana de la vida de Perls, es decir, ninguno que exceda la información contenida en los libros que él o su esposa publicaron o la que se concedió en las entrevistas¹⁰. La biografía de Shepard (1975) no hizo contribuciones posteriores al material ya conocido con respecto al período alemán de Perls. Esto rige también para el libro escrito por Clarkson y Mackewn (1995) que se publicó casi veinte años después. No he podido confirmar el comentario de Shepard respecto a la inaccesibilidad al material de los años formativos de Perls (Shepard, 1975, xc) en Alemania debido a la Shoá, entre otras razones. Más bien, parece que nadie ha investigado el tema, ni ha profundizado en la prehistoria de la terapia gestalt hasta la fecha, en el contexto de ese período en la historia alemana. La monografía de Gaines (1979) sigue siendo valiosa, ya que su extensa compilación de los recuerdos de diversas personas acerca de Perls ha conservado importante material biográfico¹¹.

    Con respecto al análisis de la figuración¹² de las vivencias personales y la producción teórica de Fritz Perls, el presente estudio persigue una línea de investigación hábilmente resumida, hablando terminológicamente, para nuestros propósitos, por el artículo de Plöger sobre los problemas metodológicos y las perspectivas de investigación biográfica, a saber, Cómo llegó a existir esta Gestalt (Plöger, en Dickow, 1988, p. 94). Al responder esta pregunta, me adhiero a la tradición hermenéutica y considero los conceptos del enfoque gestalt que están representados específicamente por Fritz Perls como una práctica que se ha convertido en un símbolo, como vida que se ha fundido en los textos. Al analizar las fuentes existentes y el nuevo material, intentaré elucidar e interpretar su vida en el contexto histórico de su época. Incluiré los factores políticos, culturales e intelectuales que la influenciaron, así como también el aprendizaje subjetivo, los ajustes y mecanismos de procesamiento que entran en juego durante su curso. En consonancia con el método contextual de la terapia gestalt (Perls et al., 1996, p. 243 y s.), incluyo las memorias personales biográficas dentro del entorno vital, que sirvió como telón de fondo dándoles sentido. Para ese fin, me he basado en el material biográfico desconocido y no publicado de los archivos alemanes y austríacos y de las bibliotecas, así como de extractos de correspondencia personal¹³ de Fritz y Lore Perls durante este período.

    No obstante, la interpretación biográfica siempre permanecerá abierta, y cada vez que una vida se vuelve a revisar, emergen aspectos inadvertidos o incluso olvidados. Mis esfuerzos por evitar una interpretación meramente subjetiva de la vida de Perls se apoyaron —además del análisis del complejo contexto histórico de su vida— en la investigación de memorias publicadas de personas contemporáneas a él y que se movían en un ambiente similar o parcialmente en el mismo ambiente. Las comparaciones mostraron que las experiencias de vida similares llevaban a conclusiones que apuntaban en la misma dirección.

    En principio, prefiero un enfoque que sigue las llamadas conexiones horizontales por Peter Gay (Gay, 1979, p. 8), que él diferencia de las conexiones verticales en los estudios históricos. En la visión de Gay, establecer conexiones verticales y usar eventos históricos como indicios de los crímenes por venir (ibíd.) representa un método legítimo, por ejemplo, de ver los eventos históricos de Alemania desde la perspectiva del horror del nacionalsocialismo. La perspectiva horizontal que favorezco en esta monografía se enfoca en las experiencias reales de los individuos. Este método se acerca más al método contextual, generalmente visto en el enfoque gestalt (Perls et al. 1996, p. 243 y s.), que se asemeja más a lo que Perls y Goodman llamaron análisis gestáltico (ibíd. p. 232)¹⁴. En la psicología gestalt, el supuesto tradicional es que todas las convicciones de un sujeto corresponden a las condiciones internas predominantes durante sus vivencias, como también a aquellas que caracterizan su campo, y que la realidad siempre se crea subjetivamente en el campo de la vida misma. Por ello, Gay enfatiza que la perspectiva horizontal enfoca su atención en el presente de entonces de los individuos, que fue cualquier cosa menos una cámara de potenciales horrores. Era una confusión ruidosa, viva y creciente de conflictos, incertidumbres y gratificaciones. Su presente era lo que el presente siempre es: desconcertante, exuberante en claves ilegibles y a menudo contradictorias (Gay, ibíd., p. 9 y s.).

    En este punto, cabe mencionar que la perspectiva de un investigador siempre estará limitada y afectada, entre otras cosas, por sus intereses subjetivos. El autor de un estudio biográfico espera no solo adquirir conocimiento adicional del mundo, sino también incrementar la comprensión de sí mismo (Schwarze, 1987, p. 11). Examinar la vida de otro es casi indiscutiblemente un proceso de alcanzar autoconocimiento a través de la otra persona (ibíd.)¹⁵.

    Parte I

    Componentes

    biográficos

    Capítulo I

    Contextos de la Vida Formativa.

    Guerra - Expresionismo - Psicoanálisis

    Friedrich Salomon Perls nació en Berlín en 1893 como el tercer hijo y único varón de una familia judía de la parte oriente del Imperio Alemán. Esta fecha y origen lo ubica en cierto contexto histórico y social. En respuesta a la pregunta sobre las influencias sociales formativas asimiladas por la generación de Perls, me gustaría citar las siguientes importantes esferas de influencia —naturalmente, desde una perspectiva basada en mi conocimiento sobre el posterior curso de su vida.

    1. Fritz Perls era miembro de la llamada generación del frente, aquellos nacidos en los años 80 y 90 del siglo XIX. Durante su juventud, estas personas experimentaron fases eufóricas y de mucha ansiedad sobre el futuro, un ánimo inherente a los años previos a la Primera Guerra Mundial. Pertenecían al grupo etario que más frecuentemente éramos llamados al frente, pasamos más tiempo allí y por lo tanto fuimos una ‘generación del frente’ en un sentido especial (Peukert, 1987, p. 30). Por regla general, solo después de terminar su servicio militar, estos jóvenes adquirieron experiencia política, formaron una familia e iniciaron sus carreras, las cuales generalmente se veían postergadas hasta que regresaban a casa (ver Peukert, ibíd.).

    Más aún, las experiencias de guerra hicieron que ninguno de los soldados regresara a casa sin experiencias traumáticas desde las trincheras atestadas de balas, plagadas de cadáveres. Pero después de la revolución y el colapso del mundo imperial antiguo del emperador, el hogar ya no consistía en el orden social acostumbrado y sus valores específicos. La mayoría de los hombres jóvenes que servían en la guerra provenían de un ambiente de clase media y reaccionaron a la experiencia de guerra, a sus experiencias de derrota, a sus fantasías frustradas de grandeza y a la pérdida de orientaciones sociales y humanas consagradas buscando y encontrando un nuevo apoyo en las ideologías "völkisch"¹⁶ de derecha. La reacción de Perls siguió un curso distinto donde su socialización en los círculos bohemios de Berlín tuvo un rol decisivo.

    2. Muchos representantes de la cultura vanguardista en la República de Weimar devinieron de la generación del frente. Este movimiento de innovadores creó obras de efecto duradero junto al margen de las instituciones ya establecidas, y era un lugar donde se formó una verdadera alianza entre judíos y alemanes a medida que se encontraban el uno al otro en el terreno común de una revuelta (Traverso, 1993, p. 53). La influencia subyacente era el expresionismo, que ya venía ejerciendo un efecto durante la época del imperio. Como designación de una época, comprendió el período entre 1910 y 1925, a más tardar (ver Vietta, 1994). La llamada generación expresionista fue caóticamente desgarrada por la experiencia de la destrucción de su tradición y la pérdida de su identidad (Glaser, 1976, p. 200). Después de la Primera Guerra Mundial, esta parte de la generación del frente recuperó su identidad a través de una rebelión; buscó al hombre nuevo en una hermandad socialista que iba más allá de la sociedad estructurada en torno al patriarcado y la lucha contra la figura paterna patriarcal, más allá de los mecanismos de autocontrol del superyó y una mentalidad de sometimiento social.

    Aquí doy importancia al enfoque interpretativo propuesto por Vietta (1994), que intentó comprender los múltiples estilos artísticos y fenómenos de la edad al depurar una cohesión interna. Para Vietta, el sello distintivo de la época expresionista es la dialéctica entre la experiencia personal de disociación del yo y el anhelo de una renovación de la humanidad, o bien, entre la experiencia de alienación y el llamado mesiánico para una transformación del hombre (ver ibíd., p. 22). Desde esta perspectiva, el núcleo del expresionismo no es el acto artístico tangible, sino una experiencia concreta de sí mismo y el mundo¹⁷. Como demostraré, esta experiencia también es la de Perls, quien se movía en los círculos artísticos y bohemios susodichos, durante los años en cuestión.

    En este entorno, la filosofía y la epistemología no se solían estudiar en el sentido real, sino que eran asimiladas en gran medida por ósmosis y anticipadas existencialmente (ibíd., p. 151). El fundamento filosófico de los grupos expresionistas (y por cierto, de todos los círculos de oposición, izquierdistas o derechistas) fue la Lebensphilosophie (filosofía de la vida), que era sinónimo, particularmente en su forma nietzscheana, de una posición antiburguesa y crítica del sistema valórico guillermino. Este fundamento filosófico requerirá nuestra atención, así como la expresión más sucinta del movimiento vanguardista con su autoimagen antiburguesa, en la medida en que se manifestó dentro de la esfera del arte o en la acción filosófica. Me refiero aquí al dadaísmo en Berlín, con el que Perls estaba afiliado a través de Salomo Friedlaender/Mynona, su primer gurú (ver Erlhof en Hausmann, p. 228; Exner, 1996, p. 264 y s.). Perls, que en cierto sentido fue un seguidor de Diógenes, un neo-quínico en palabras de Sloterdijk (1983b, p. 711 y s.), fue una de las pocas personas que conservó el espíritu dadá hasta el final de su vida. Para Raoul Hausmann, el representante más importante del grupo dadaísta en nuestro contexto, dadá era un estado de ser, una forma de movilidad interna más que un movimiento artístico (Hausmann 1982b, p. 229). A título póstumo, yo proclamaré a Perls como el primer y único Gestalt-Dadá.

    3. Más aún, Perls pertenecía a la pequeñísima facción de "psicoanalistas freudianos con una orientación política izquierdista" (Jacoby, 1990, p. 65), que se ocuparon en Berlín en un intento de integrar la psicología y la sociología y desarrollar técnicas innovadoras de tratamiento¹⁸. Este fue otro grupo cuyos miembros habían nacido en torno al cambio de siglo y se encontraban en medio de su formación profesional cuando el nacionalsocialismo los llevó al exilio. Junto con estos individuos, el psicoanálisis freudiano perdió su crítico elemento social y cultural por años, y su centro de gravedad se desplazó de Europa a Estados Unidos¹⁹. Al respecto, quisiera recordar al psicoanalista anarquista Otto Gross. Él fue el precursor de los freudianos izquierdistas y responsable de la influencia del psicoanálisis, aunque de una forma de crítica cultural radical, en los círculos bohemios de Múnich y Berlín antes de la Primera Guerra Mundial. Demostraremos cuánto de este pensamiento casi olvidado siguió teniendo un efecto —incluso en la terapia gestalt. A mi juicio, el modelo de terapia gestalt que se desarrolló en conjunto con el autor anarquista Paul Goodman a fines de la década de los 40, en ciertos sentidos constituía una prolongación de los esfuerzos iniciados en Berlín por desarrollar un psicoanálisis socialmente crítico, activo, orientado a la emoción, que también incorporara un mayor grado de lenguaje corporal.

    El curso de la vida de Perls en Alemania pasó por todas las etapas formativas típicas de los intelectuales urbanos de izquierda que se proclamaban antiburguesía: rebelión contra el asfixiante patriarcado en el ámbito público y privado de la sociedad guillermina; las experiencias traumáticas de la Primera Guerra Mundial; la Revolución alemana de Noviembre y la cruenta contrarrevolución; los años de éxito para la vanguardia cultural; la radicalización política y, por último, la emigración. No puede omitirse de la lista su participación en el pequeño movimiento freudiano izquierdista en relación con su formación profesional.

    Para Perls y muchos de los protagonistas con estos antecedentes, todos estos factores de influencia deben complementarse con el hecho de que nació en Alemania como hijo de padres judíos. Debido a la evolución posterior de la historia alemana, este factor debe examinarse independientemente de las respectivas identidades de las personas representadas. En este contexto, me gustaría realizar este examen con cierto detalle, no solo porque los antecedentes judío-alemanes de Perls son absolutamente claves para comprenderlo y por lo general han sido ignorados, sino también porque considero que es fundamental recordar ese mundo y su importancia para Alemania y la cultura europea.

    Capítulo II

    El Contexto Judío y el Ideal

    Clásico-Humanista de la Educación (bildung)

    ²⁰

    Un niño judío de la oscura clase media (F. Perls, 1977, p. 1).

    Las rosas son rojizas, las violetas azuladas.

    Si no fuera por la Navidad,

    seríamos todos judíos (F. Perls, en Kogan, 1976).

    Me basaré en la argumentación de Leon Botstein para contestar si Perls era judío o no. Ver y designar a alguien como judío, aunque él mismo no se sienta o defina fundamentalmente como tal, es usar una definición extremadamente racista (Botstein, 1991, p. 15). Botstein argumenta:

    La única razón legítima para usar la definición máxima —es decir, considerar a quienquiera que tuviera una o dos generaciones de antepasados judíos como judío— radica en el hecho de que constituye una realidad histórica objetiva creada por el difundido antisemitismo que comenzó a fines del siglo XVIII. A pesar de la asimilación, la mayoría de la gente, ya sea en los países de habla alemana o en círculos rusos y polacos, nunca pasaba por alto el hecho de que alguien tuviera ascendencia judía (ibíd., p. 17).

    En la primera página de su esbozo autobiográfico, Fritz Perls se denomina un niño judío de clase media baja (Perls, 1977, p. 1), y la colección de recuerdos publicados por Gaines contiene informes que dicen que continuó usando refranes yiddish e historias rabínicas incluso en sus últimos años (ver Gaines, 1979, p. 338 y s.). Sus abuelos eran religiosos, así como su madre y posiblemente su hermana mayor, Elisabeth, quien se desempeñaba como secretaria de la comunidad judía de Berlín. Su padre parece haber sido un judío asimilado emancipado e ilustrado cuya única orientación fue el humanismo religioso abstracto del movimiento masón. De niño, Fritz Perls aprendió hebreo para prepararse para su Bar Mitzvah, ceremonia a través de la cual a los 13 años alcanzó la mayoría de edad, en un sentido religioso. Define la instrucción previa a la sinagoga como impersonal (Perls, 1977, p. 249) y las ceremonias en la sinagoga como extrañas y peculiares (ibíd.). Sin embargo, al haber hecho el Bar Mitzvah, Perls recibió más instrucción en la religión judía que Sigmund Freud, por ejemplo (ver Gay, 1988, p. 131), aunque al igual que este último, fue un judío no creyente (Freud, en Gay, ibíd., p. 133).

    Debido a que el contexto judío²¹ de la vida de Perls no ha recibido mucha atención hasta ahora, me gustaría empezar esta monografía proporcionando información básica sobre la situación de los judíos en el Imperio alemán hasta el momento en que Perls nació.

    Los judíos en el Imperio alemán.

    Entre el antisemitismo y el chovinismo cultural judío-alemán

    Cuando se fundó el Imperio alemán en 1871, todos los judíos del imperio obtuvieron la emancipación legal total. En los siguientes años se lanzaron campañas de propaganda antisemita. El Imperio alemán, creado esencialmente por Bismarck mediante la diplomacia y la guerra, era un recién llegado entre las principales potencias europeas y se mantuvo como una entidad inestable. Había una visión de una nación fuerte y cohesionada. El objetivo era la homogeneidad, como lo fue en la nacionalización de otros estados europeos, y por lo tanto, había intolerancia cultural y falta de voluntad para aceptar o respetar la diversidad²². Aquellos que diferían, los enemigos de la unidad, amenazaban, desde adentro y afuera, frustrar el proceso de creación de una comunidad que acababa de ser puesta en marcha. Figurando entre los grupos sociales designados como "Reichsfeinde" (enemigos del imperio) estaban los socialdemócratas y demócratas en conjunto, católicos romanos, polacos y judíos. El antisemitismo era un factor de solidarización en un momento en que aún no se consolidaba la nación y esto se percibió como una deficiencia. Se hizo cada vez más prescindible durante el período posterior de éxito económico y crecimiento imperialista, solo para volver a emerger en forma más significativa después que el imperio perdió su posición de poder a fines de la Primera Guerra Mundial. Este no es un fenómeno exclusivo a los alemanes. El antisemitismo también fue acompañado del chovinismo nacional durante la década de 1890 en Francia, donde representaba un intento de compensar la mancha de la derrota de la guerra contra la Alemania prusiana (ver Battenberg, 1990b, p. 232). La lucha contra los enemigos putativos de la unidad alemana estaba dejando de ser vista exclusivamente contra el contexto de un territorio que ahora estaba bajo un gobierno unificado y dominado por los protestantes religiosos. Por el contrario, el sentido de unidad progresivamente derivó su base material a partir del mito de un origen común otorgado por la naturaleza y por ende no adquirible (ver Bauman, 1995, p. 141 y s.). A medida que surgía una nación alemana de una multitud de pequeños estados alemanes con varias religiones y culturas, se volvía cada vez más importante una metáfora, a saber, aquella de la pura sangre alemana que pulsaba a través del cuerpo, sin la cual cada individuo no sería parte del pueblo alemán... no pertenecería al cuerpo-volk alemán. Los judíos eran muy diferentes, por así decirlo, y por lo tanto, no podían asimilarse. Se

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