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Cartas y recuerdos: un libro sobre Vasili Grossman
Cartas y recuerdos: un libro sobre Vasili Grossman
Cartas y recuerdos: un libro sobre Vasili Grossman
Libro electrónico400 páginas5 horas

Cartas y recuerdos: un libro sobre Vasili Grossman

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Vasili Grossman (1905-1964), autor de Vida y destino y Todo fluye, es uno de los escritores rusos más importantes del siglo xx. Su trabajo es una fiel imagen de la vida en la Unión Soviética antes y después de la Segunda Guerra Mundial, y también un profundo análisis del fenómeno totalitario nazi y sus variantes comunistas. Este libro, que narra su vida desde los archivos de la familia, fue armado por Fedor Guber, su hijo adoptivo. Se encuentra en la frontera de varios géneros. Compuesto principalmente de extractos de cartas de Grossman dirigidas a sus familiares, especialmente a su padre y su esposa, también contiene otros documentos (cartas recibidas por el autor, extractos de sus otros textos, memorias contemporáneas), a veces dispuestos en un orden cronológico, a veces temático. Todos ellos son supervisados por los recuerdos del propio Guber. Sin la frialdad de la investigación histórica, estos archivos de la familia proporcionan un retrato vívido y cercano del escritor, a la vez que arrojan una nueva luz sobre varios episodios importantes de su vida.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento6 nov 2019
ISBN9788417971199
Cartas y recuerdos: un libro sobre Vasili Grossman

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    Cartas y recuerdos - Fedor Guber

    Fedor Guber (1931) es hijo del escritor Boris Guber, arrestado y fusilado en 1937, y de Olga Guber, la segunda esposa de Vasili Grossman. Este crió a Fedor, y le introdujo en el mundo de la literatura, el cine y el arte. Cuando Guber empezó la escuela, Grossman lo ayudó a entender la historia mucho más allá de lo que contaban los libros de texto.

    Se graduó en el Instituto de Ingeniería Química y Mecánica y trabajó como investigador principal en el Instituto de Investigación Científica. Es autor de muchos artículos sobre mecánica de polímeros y sobre Vasili Grossman, así como del libro Cartas y recuerdos de Vasili Grossman, que ahora publicamos.

    «Vasili Grossman (1905-1964), autor de Vida y destino y Todo fluye, es uno de los escritores rusos más importantes del siglo XX. Su trabajo es una fiel imagen de la vida en la Unión Soviética antes y después de la Segunda Guerra Mundial, y también un profundo análisis del fenómeno totalitario nazi y sus variantes comunistas. Este libro, que narra su vida desde los archivos de la familia, fue armado por Fedor Guber, su hijo adoptivo. Se encuentra en la frontera de varios géneros. Compuesto principalmente de extractos de cartas de Grossman dirigidas a sus familiares, especialmente a su padre y su esposa, también contiene otros documentos (cartas recibidas por el autor, extractos de sus otros textos, memorias contemporáneas), a veces dispuestos en un orden cronológico, a veces temático. Todos ellos son supervisados por los recuerdos del propio Guber. Sin la frialdad de la investigación histórica, estos archivos de la familia proporcionan un retrato vívido y cercano del escritor, a la vez que arrojan una nueva luz sobre varios episodios importantes de su vida.»

    TZVETAN TODOROV

    La edición de este libro ha recibido una ayuda

    del Institute for Literary Translation (Rusia)

    Título de la edición original: Память и письма. Книга о Василии Гроссмане

    Traducción del ruso: Jorge Ferrer Díaz

    Publicado por:

    Galaxia Gutenberg, S.L.

    Av. Diagonal, 361, 2.º 1.ª

    08037-Barcelona

    info@galaxiagutenberg.com

    www.galaxiagutenberg.com

    Edición en formato digital: octubre de 2019

    © Fedor Guber, 2019

    © de la traducción: Jorge Ferrer, 2019

    © del prefacio: Herederos de Tzvetan Todorov, 2019

    © de la traducción del prefacio: Noemí Sobregués, 2019

    © Galaxia Gutenberg, S.L., 2019

    Conversión a formato digital: Maria Garcia

    ISBN: 978-84-17971-19-9

    Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sólo puede realizarse con la autorización de sus titulares, aparte las excepciones previstas por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita reproducir algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 45)

    A la memoria de mi madre

    Olga Mijáilovna Guber

    Prefacio por Tzvetan Todorov

    Vasili Grossman (1905-1964), el autor de Vida y destino y de Todo fluye, es uno de los escritores rusos más importantes del siglo XX. Su obra es una fiel representación de la vida en la Unión Soviética antes y después de la Segunda Guerra Mundial, pero también un análisis profundo del fenómeno totalitario en sus variantes nazi y comunista. El presente libro, que rastrea su vida a partir de archivos familiares, es obra de Fedor Guber, su hijo adoptivo. Se sitúa en la frontera de varios géneros. Está formado básicamente por extractos de cartas de Grossman dirigidas a su familia, en especial a su padre y a su mujer, pero contiene además algunos otros documentos (cartas que recibió el escritor, extractos de otros textos suyos y recuerdos de personas de su época), ordenados cronológicamente unas veces, y temáticamente otras, y acompañados por los recuerdos del propio Guber. Aunque estos archivos familiares no cuentan con la objetividad de una investigación histórica, ofrecen un retrato vívido y cercano del escritor, y arrojan una nueva luz sobre diversos episodios que marcaron su existencia.

    La familia de Grossman vive en Berdichev, una de las «capitales» judías de Ucrania; sus padres, que forman parte de un entorno acomodado y cultivado de judíos integrados, se separan poco después de que el escritor naciera. Su padre es ingeniero químico, y su madre es profesora de francés; el propio Grossman dudará durante mucho tiempo entre la vocación científica y la literaria. Entre 1912 y 1914, su madre se lo lleva con ella a Suiza, a Ginebra y Lausana, donde va al colegio. En 1923 Grossman se instala en Moscú y se matricula en la universidad para estudiar también él química. Pero a partir de 1925 siente que su interés por las ciencias exactas se debilita y que cada vez le atrae más la literatura, o mejor, como aclara en una carta a su padre: «Hay dos actividades que me resultan particularmente atractivas […] la política y la literatura (y resulta que el ejercicio de ambas se puede simultanear)» (22 de enero de 1928), lo que supone una descripción bastante exacta de la orientación que adoptarán sus últimas obras. En 1929 Grossman termina la universidad y va a trabajar a un laboratorio químico de la cuenca de Donetsk. El trabajo le resulta pesado, y un principio de enfermedad le permite abandonarlo. En 1933 vuelve a Moscú, a otro laboratorio. En ese momento escribe y publica sus primeros relatos. Uno de ellos, «En la ciudad de Berdichev», tiene mucho éxito. Maksim Gorki, entonces mentor de la literatura soviética, lo admira y anima a su autor. En 1935 Grossman abandona la química y pasa a ser escritor a jornada completa. Dos años después lo admiten en la Unión de Escritores, reconocimiento oficial muy útil para un joven autor.

    Poco después Grossman se ve implicado en una situación peligrosa que comporta una mezcla inextricable de elementos afectivos, prácticos y políticos. Se casó por primera vez en 1928 y tuvo una hija, pero aquella unión resultó ser frágil, en parte debido a la dificultad de establecerse en el mismo lugar; su mujer vivía en Kíev, y él en la cuenca de Donetsk. La pareja se separa en 1932. A partir de 1934 Grossman empieza a relacionarse con algunos escritores que forman un grupo llamado Pereval. Se hace amigo de ellos y se enamora de la mujer de uno de estos escritores, Borís Guber. Olga deja a su marido y a sus dos hijos para vivir con Grossman. En la práctica, las dificultades de alojamiento los obligan a instalarse provisionalmente en casa de varios familiares y amigos. En ese momento Stalin da inicio a un período de intensa represión, que golpea a gran cantidad de artistas y escritores, entre ellos los miembros del grupo Pereval, incluido Borís Guber. Los detienen en 1937 y no tardan en acusarlos de complot contrarrevolucionario, en condenarlos a muerte y en fusilarlos. Olga, la exmujer de Guber, se ha divorciado de él en 1936 y se ha casado con Grossman, pero eso no la protege lo suficiente. Tras la ejecución de su exmarido, la acusan de no haber denunciado a un enemigo del pueblo y la encarcelan. Mandan a sus dos hijos a un orfelinato. Grossman, que debió de sentirse muy culpable ante Guber, emprende entonces dos acciones: por una parte, consigue convertirse en el tutor legal de los niños, a los que se lleva a su casa; por la otra, escribe cartas, llama por teléfono y suplica para que liberen a la mujer que ahora es su esposa. Milagrosamente, sus esfuerzos tienen éxito, y unos meses después liberan a Olga.

    Los años siguientes están desprovistos de acontecimientos tan dramáticos. Grossman prosigue su carrera de escritor soviético al uso, y sus textos se adaptan perfectamente a la ideología oficial. Sin embargo, algunos textos muestran un desánimo cada vez mayor. No puede evitar darse cuenta de la distancia, imposible de salvar, entre sus ideas (una orientación que podríamos calificar como socialdemócrata) y la realidad del país en el que vive. Paradójicamente, la invasión de la Unión Soviética por el ejército alemán, el 22 de junio de 1941, es lo que da sentido a la vida tanto de Grossman como de muchos otros soviéticos. Ahora sabe que se ha alistado en una batalla justa contra ese enemigo que ha invadido su país y que además amenaza con aniquilar a todos los judíos. Pasa a ser corresponsal de guerra y presenciará todas las batallas, desde Moscú en 1941 hasta Berlín en 1945, pasando por Stalingrado en 1942-1943. Sus reportajes están entre los más apreciados por los lectores, porque cuentan sin rodeos los gestos cotidianos de los soldados rasos. Exaltan su resistencia sin caricaturizar a los enemigos. Ilyá Ehrenburg, otro escritor soviético de origen judío, también corresponsal de guerra y que se relaciona con Grossman, recuerda: «Era un internacionalista de la cabeza a los pies. Muchas veces me reprochó que hablara en mis artículos de las atrocidades alemanas, en lugar de emplear los términos hitlerianas o fascistas».¹ Grossman sigue atento a todas las manifestaciones de lo humano. En 1945, unos días antes de la victoria definitiva, escribe en un cuaderno: «En Landsburg, a las afueras de Berlín, unos chiquillos juegan a la guerra correteando por una azotea. En estos mismos instantes, el imperialismo alemán está siendo rematado en Berlín, mientras aquí unos chiquillos de piernas largas armados con espadas de madera y picos, con sus nucas rapadas y los flequillos rubios colgándoles sobre las frentes, corren pegándose gritos, hacen ademán de atravesarse unos a otros con las espadas, saltan y galopan como locos. Asisto al nacimiento de la próxima guerra [...] Hay algo eterno e irremediable en ello». Sus cuadernos de guerra alimentarán sus novelas de madurez.

    Grossman saldrá físicamente indemne de la guerra, pero recibirá otro tipo de herida profunda: su madre se ha quedado en Berdichev, ciudad ocupada por los alemanes desde los primeros días de la guerra. En septiembre de 1941 el escritor tiene un sueño premonitorio. «Entraba a una habitación, sabía con toda certeza que era la tuya, vi una butaca vacía y supe también que habías estado durmiendo sentada en ella […] Permanecí largo tiempo mirando la butaca vacía y cuando me desperté supe que ya no estabas en este mundo», escribe en 1950 a su difunta madre. Sus presentimientos se confirmarán tres años después, cuando se desplaza a la Berdichev liberada. El ejército alemán ejecutó a todos los judíos nada más ocupar la ciudad. Grossman se reprochará hasta el fin de sus días no haber hecho todo lo posible por salvarla.

    Tras la victoria en Stalingrado decide emprender una obra de grandes dimensiones, que en un principio llama Vida y destino y que formará un díptico. Empieza a escribir el primer volumen, que para él se titula Stalingrado. Lo escribe –simultanea la escritura con otras actividades– entre 1943 y 1949 y lo somete a la valoración de los editores soviéticos. Empieza entonces un itinerario que Grossman consignará en un documento personal.² En un principio autorizan la publicación del manuscrito en la revista Novi Mir, práctica habitual en Rusia, pero le piden que haga varias correcciones. Cuando están hechas, otro redactor exige más correcciones, y el juego se prolonga tres años. El texto no se publicará en revista hasta 1952, con el título de Por una causa justa. En un primer momento, la crítica es favorable, pero unos meses después aparece en Pravda, órgano del partido, una demolición en toda regla. Los redactores del diario, horrorizados, aseguran haber sido engañados, lamentan la publicación, piden a Grossman que devuelva los anticipos que ha cobrado y lo llevan a juicio. Pero se produce un acontecimiento importante: el 5 de marzo de 1953 muere Stalin. Las opiniones cambian poco a poco, ahora se contentan con recomendar a Grossman que haga algunos cambios menores. La novela aparece por fin en libro en octubre de 1954.

    Entretanto, desde 1950, Grossman se ha dedicado a escribir la segunda parte del díptico, que ahora titula Vida y destino. Encontramos en ella muchos personajes de la primera parte. Pero desde la muerte de Stalin y de una relativa disminución de la represión, el escritor ha decidido proseguir su trabajo sin intentar ajustarse a las normas oficiales para acceder a la publicación. A partir de este momento solo se somete a sus exigencias de verdad y de justicia. Esta es la gran diferencia entre él y otros autores «liberales» que, gracias al «deshielo», intentan publicar sus obras, aunque ello implique hacer concesiones (es el caso de escritores como Ehrenburg y Tvardovski). Después del XX Congreso del partido, en el que el nuevo hombre fuerte del país, Jruschov, ha denunciado los crímenes de Stalin, florece la esperanza. Es el momento en que Pasternak entrega el manuscrito de su novela Doctor Zhivago a un periodista italiano para que aparezca en el extranjero.

    Grossman, que seguirá escribiendo el libro hasta 1959, decide tentar su suerte y somete su manuscrito a otra revisión. No tarda en descubrir la medida de sus ilusiones: los responsables de la revista, asustados al leer una comparación explícita entre el régimen comunista y el régimen nazi, entregan corriendo el manuscrito al Comité central del partido y a la policía. Los agentes de la Seguridad del Estado se presentan en casa de Grossman al día siguiente. El único indicio del cambio de ambiente, aunque significativo, es que en lugar de arrestar al autor, meterlo en la cárcel o enviarlo a un campo de trabajo, o fusilarlo sin haber sido juzgado, como en los tiempos de Stalin, los policías se limitan a «arrestar» el manuscrito e incautan todos los ejemplares que encuentran, incluso las cintas de la máquina de escribir utilizada. Grossman no les dice que ha escondido dos ejemplares del texto en casa de amigos fieles, pero eso no mitiga su desesperación. Es evidente que no tiene la certeza de que esta obra llegue a publicarse algún día. Reacciona a este «arresto» con una carta a Jruschov de una firmeza impresionante, en la que, lejos de arrepentirse, refuta uno tras otro todos los reproches que le han hecho. Ni se plantea rectificar, no cede en nada. En los años siguientes sigue escribiendo del mismo modo, sin esperanza de ver publicadas sus obras, como Todo fluye y varios relatos. Por esta razón sus ingresos se reducen en gran medida y, como en su juventud, su situación es de cierta pobreza y se siente abandonado por todos.

    En estos años se inicia otro drama afectivo, complicado por circunstancias prácticas. La pareja de Grossman ha entablado amistad con la pareja del poeta Nikolái Zabolotski, que ha pasado ocho años en un gulag. Grossman y Yekaterina, la mujer de Zabolotski, se enamoran. Grossman no corta todo contacto con Olga, pero se marcha de casa y se va a vivir con su nueva compañera. La separación se prolonga entre 1956 y 1959. Luego vuelve a casa, pero sin romper con Yekaterina. La amistad y el amor pueden convivir. Poco después cae enfermo. Guber cuenta que a veces las dos mujeres se cruzan en el hospital, donde Grossman fallecerá, abatido por un cáncer de riñón.

    Este hombre representa el caso excepcional de un individuo que logró conquistar la integridad moral viviendo en un país sometido a la dictadura totalitaria. Lo logró no llevando a cabo actos heroicos, sino superando sus propias debilidades. Puede que su excepcional firmeza a partir de marzo de 1953 sea la contrapartida de una última debilidad. En los meses anteriores Grossman aceptó firmar una carta denunciando el crimen de los médicos judíos, que supuestamente habían envenenado a varios dirigentes soviéticos (el presunto «complot de las batas blancas»). En Vida y destino, esta acción se atribuye a Shtrum, el personaje principal; en la vida, el que la lleva a cabo es el propio Grossman. Su amigo Lípkin comenta: «En un momento de aberración, se dijo que, a cambio de la muerte de algunos, podríamos salvar a este desdichado pueblo y, junto con la mayoría de los presentes, la firmó».³ De las personas a las que conoció escribe: «Traté a mucha gente, casi siempre gente de lo más común; no hubo entre ellos ni grandes ejemplos de nobleza, ni consuetudinarios pecadores». Y lo mismo dice de sí mismo: «mis sentimientos no siempre estarán del lado de la verdad y podrá haber en ellos mucho de falso, de vacío». Lo que lo diferencia de los demás es lo mucho que valora desde siempre algunas virtudes básicas: bondad, lealtad y fidelidad, virtudes que en él van fortaleciéndose progresivamente. Opone a la ideología triunfante del comunismo no otra ideología, sino el ejemplo de una persona, su madre, masacrada por los nazis. Veinte años después de su muerte le escribe: «Para mí, tú encarnas todo lo que hay de humano en el mundo y el terrible destino que te alcanzó es el mismo destino, la misma suerte que corrieron los hombres en tiempos inhumanos». Y por lo tanto puede concluir: «A nada temo, porque sé que tengo tu amor conmigo y porque mi amor estará contigo hasta la eternidad». Gracias a este amor, Grossman lleva a cabo su hazaña y crea una obra única.⁴

    1. I. Ehrenbourg, La Russie en guerre, París, Gallimard, 1968, p. 421.

    2. Cécile Vassié lo ha traducido al francés y lo ha comentado en la revista Communisme, 65-66, 2001, pp. 7-42.

    3. Semión Lípkin, Le destin de Vassili Grossman, Lausana, L’Age d’Homme, 1990, p. 40.

    4. Para facilitar la lectura de la obra, hemos introducido una división en capítulos (cuyos títulos no figuran en la edición original) y hemos desplazado ligeramente algunos textos.

    Introducción

    Este libro no pretende ser un profundo análisis de la obra literaria de Vasili Grossman. Su propósito radica más bien en ofrecer un retrato del escritor «desde adentro», a través de sus propios ojos y los de quienes constituían su entorno más íntimo. Es por ello que aquí se le presta mucha atención a la vida íntima de Grossman, a la manera en que transcurría su existencia cotidiana. Mis recuerdos personales de Vasili Grossman son el fundamento de este libro. Viví más de medio siglo junto a él. En esencia, el tipo de educación que recibí de Grossman siendo yo un niño, pasaba por compartir conmigo su noción de la moral, de «lo humano que hay en el hombre», del arte y la literatura. Así, le cobré afecto a muchos libros que él amaba y cuyo contenido me narraba. Con emoción conocí también los cuadros y esculturas que Grossman prefería. En buena medida, puedo afirmar que miro el mundo a través de sus ojos, aunque los míos no sean capaces de captar todo lo que los suyos veían. En este libro cito profusamente las numerosas cartas que Grossman escribió a su esposa Olga Mijáilovna Guber, mi madre, y a Semión Osípovich Grossman, su padre. Vasili Grossman y mamá conservaron celosamente la práctica totalidad de la correspondencia que mantuvieron –un centenar de cartas en total–; en cuanto a la correspondencia de Vasili Grossman con su padre, se conservan numerosas cartas escritas por el primero, pero prácticamente ninguna de las enviadas por el segundo. También se han conservado las cartas que Grossman recibió de su madre, Yekaterina Savélievna Grossman, pero las que él le escribió desaparecieron prácticamente todas en Berdichev, donde Yekaterina Savélievna fue asesinada por los fascistas el 15 de septiembre de 1941. No han sido esas las únicas fuentes de las que he echado mano. También me he servido de innumerables cartas escritas a Grossman por colegas escritores, lectores, y muchos otros documentos de mi archivo personal, además de otros que mamá donó al Archivo Estatal Central de Arte y Literatura (TsGALI) de los que se habían hecho copias antes. Por añadidura, se insertan extractos del libro de Semión Lípkin, amigo íntimo de Vasili Grossman, así como testimonios sobre Grossman de otros colegas escritores.

    Soy de la opinión de que nadie puede narrar mejor los acontecimientos y los sentimientos, pensamientos y sufrimientos asociados a ellos que sus propios protagonistas.

    Estos últimos años han visto la luz numerosos documentos procedentes de los archivos del Comité central del PCUS y el KGB relacionados directamente con Vasili Grossman y, sobre todo, con su novela Vida y destino, que fue secuestrada por el propio KGB. También de esos documentos, marcados con la advertencia de Máximo Secreto, me sirvo en este libro. Algunos de ellos son cartas. ¡Las cartas, siempre! Cartas que contienen delaciones, órdenes, informes de acciones perpetradas contra él. Cartas, por fin, que incluyen el resultado de escuchas que el KGB hizo con sus «aparatitos» en las que se escucha la voz de Vasili Grossman, protagonista de la tragedia que la dirección del partido y la Seguridad del Estado llevaron a escena con él como protagonista. Cartas que apretaban el yugo en torno al cuello de Grossman. Más tarde, Grossman diría: «A mí me estrangularon en un portal». Y en una de las conversaciones registradas dice: «Supe que estaba muerto».

    La mayor parte de este libro concierne a Vasili Grossman como ser humano y describe su vida cotidiana. Fui atento testigo de esta última, algo que agradeceré siempre al destino. Si no existieran esos dos espléndidos libros que son Gógol en su vida y Pushkin en su vida, de Veresayev, ambos por cierto muy del gusto de Grossman, habría podido titular este Grossman en su vida. Como también lo habría podido titular Las lecciones de humanidad de Vasili Grossman. Este libro incluye un buen número de fotografías. La mayoría de las que muestran la vida cotidiana de Grossman son de mi autoría y las tomé con una cámara fotográfica Zorki, de mi propiedad.

    Aun cuando desde la edad de seis años lo llamé «papá», aquí lo llamaré siempre Vasili Grossman.

    Notas autobiográficas

    Vasili Grossman, Comienzo de una autobiografía inconclusa:

    No creo sea bueno satisfacer el interés de los lectores por la hoja de vida, los datos de carácter personal y el historial laboral de un escritor. No suelen ser datos demasiado interesantes, por mucho que puedan despertar curiosidad o llamar la atención…

    De la historia de mi vida quiero apuntar unas pocas cosas: estudié ingeniería, la ejercí más tarde en Moscú y la cuenca de Donetsk, escribí libros y participé en la guerra como observador, concretamente, como corresponsal.

    Mi vida conoció momentos buenos y malos, duros y llevaderos; cometí errores, algunas veces actué desafortunadamente, quise ser feliz, gocé con mis éxitos y sufrí cada vez que me alcanzó la desgracia.

    Traté a mucha gente, casi siempre gente de lo más común; no hubo entre ellos ni grandes ejemplos de nobleza, ni consuetudinarios pecadores.

    Leí libros, algunos de ellos muy buenos.

    Con todo, tuve ocasión de ver cómo la gente común realiza a veces actos extraordinarios y también, en ocasiones, comete pecados…

    Extracto de la ficha personal en el registro de miembros de la Unión de Escritores Soviéticos:

    1) Apellido, nombre y patronímico: Grossman, Vasili Solomónovich; 2) Seudónimo literario: Grossman; 3) Fecha de nacimiento: 12/12/1905; 4) Nacido en: Berdichev, República Socialista Soviética de Ucrania; 5) Nacionalidad: hebreo; 6) Estudios: Licenciatura en la Facultad de Física y Matemáticas I de la Universidad Estatal de Moscú (MGU) obtenida en 1929 (N.º de título: f/2133); 13) Género literario: prosista; 14) Año en que inició su actividad literaria: 1934; 16) Fecha de ingreso en la Unión de Escritores Soviéticos: 25/09/1937; Número del carné de miembro: 1.086; 17) Adscripción al partido: no pertenece; 24) Servicio en el ejército durante la Gran Guerra Patria: de agosto de 1941 a agosto de 1945 en calidad de corresponsal de guerra especial del diario Krásnaya Zvezdá (La estrella roja) cubriendo los frentes Central, de Briansk, del Suroeste, de Stalingrado, de Vorónezh, el 1.º Frente de Bielorrusia y el 1.º Frente de Ucrania; 26) ¿Ud. o alguno de sus familiares se encontraron en los territorios ocupados por los alemanes durante la guerra?: Mi madre, Yekaterina Savélievna Grossman, se encontraba en la ciudad de Berdichev cuando fue ocupada. Los fascistas alemanes la asesinaron en septiembre de 1941; 35) ¿Ha recibido condecoraciones otorgadas por el Estado? ¿Cuáles?: Poseo las órdenes Bandera roja y Estrella roja, las medallas «Por la defensa de Stalingrado», «Por la liberación de Varsovia», «Por la toma de Berlín» y «Por la victoria sobre Alemania»; 39) Dirección: Moscú, calle Begovaya, N.º 1 A, escalera 31, apartamento 1; 40) Trabajos desempeñados desde el inicio de su actividad laboral: a) Durante el período de estudios en la Universidad Estatal de Moscú trabajé como educador en una comuna, impartiendo lecciones a niños sin arraigo familiar; b) Asistente principal de laboratorio y después Responsable de laboratorio especializado en el análisis de gases en el Instituto de Makéyevo; c) Químico principal en el Instituto de patologías e higiene del trabajo de la región de Donetsk; d) Asistente en la Cátedra de Química inorgánica del Instituto de Ciencias Médicas Stalin; e) Químico principal, jefe de laboratorio y ayudante del Ingeniero principal en la fábrica Sacco y Vanzetti, Moscú; f) Escritor; g) Corresponsal especial del diario Krásnaya Zvezdá; h) Escritor.

    8 de mayo de 1952,

    VASILI GROSSMAN

    Autobiografía:

    Nací en Berdichev, Ucrania, el 12 de diciembre de 1905. Mi padre era ingeniero químico de profesión y reside actualmente en Moscú, ya jubilado. Mi madre era maestra y enseñaba el francés. Murió en 1941 a consecuencia de la guerra.

    Al cumplir los cinco años de edad, mi madre me llevó a Suiza. Viví allí dos años y cursé estudios en una escuela primaria local. En 1914 me matriculé en la clase preparatoria del Instituto Real N.º 1, adscrito a la comunidad de maestros de Kíev, pero con el estallido de la guerra civil volvimos a Berdichev, donde proseguí mis estudios, mientras trabajaba cortando leña.

    En 1921 me matriculé en el curso preparatorio del Instituto Popular de Educación Superior de Kíev, que continué hasta 1923.

    En ese último año me trasladé a la sección de Química de la Facultad de Física y Matemáticas de la Universidad de Moscú N.º 1. Allí me gradué en 1929. Mientras estudiaba recibí ayuda material de mis padres y, además, realicé algunos trabajos esporádicos. Así, por ejemplo, impartí lecciones a niños sin arraigo familiar en una comuna, sirviéndoles de educador. Tras graduarme en 1929, me trasladé a la cuenca de Donetsk, donde me empleó el Instituto de Investigaciones Científicas para la seguridad de la actividad minera en Makéyevo. Allí se me encargó la dirección del Laboratorio de Química que se ocupaba del análisis de gases en la mina Smolianka II. Mi estancia en la cuenca de Donetsk se prolongó hasta 1933. Aparte de mi trabajo antes reseñado, fui empleado por el Instituto para las patologías y la higiene del trabajo de la región de Donetsk, donde desempeñé, primero, el puesto de especialista científico principal y, después, el de asistente de la cátedra de química del Instituto de Medicina Stalin, en la población de Stálino. Durante mi estancia en la región llevé a cabo varios trabajos relacionados con el origen y la liberación de gases tóxicos en el proceso de extracción del carbón. En 1933 trasladé mi residencia a Moscú y comencé a trabajar en la fábrica de lápices Sacco y Vanzetti, donde me desempeñé, sucesivamente, como químico principal, jefe de laboratorio y ayudante del ingeniero jefe. Mi relación laboral con esa fábrica se prolongó un año más.

    Literatúrnaya Gazeta (La gaceta literaria) publicó mi relato «En la ciudad de Berdichev» en abril de 1934. Más tarde, en mayo de 1934, Alekséi Maksímovich Gorki me invitó a visitarlo en su casa. Nuestro encuentro me decidió a convertirme en escritor. Ese mismo año, A. M. Gorki publicó mi relato «Glückauf», dedicado a los mineros de la cuenca de Donetsk en su revista El año XVI. Entonces comencé a trabajar en un volumen de relatos. Entre 1934 y 1936 publiqué dos volúmenes de relatos: La felicidad y Cuatro días.

    En 1936 comencé a trabajar en la novela Stepán Kolchuguin, una empresa que me ocupó durante algo más de cuatro años. No conseguí llevar a término mi trabajo sobre esa novela: el estallido de la guerra se interpuso. No obstante, Stepán Kolchuguin apareció en sendas ediciones debidas a Goslitizdat (Editorial Estatal de Literatura) y Detizdat (Editorial infantil) y aún vio otra más en Roman Gazeta (El diario de las novelas). Se ha reeditado otras dos veces después de la guerra.

    En el verano de 1941 fui movilizado y se me concedió el grado de oficial de intendencia de segunda. Fui destinado a la redacción del diario Krásnaya Zvezdá como corresponsal especial. Entretanto, mi esposa e hijos fueron evacuados a Chístopol. Nuestro hijo mayor, Mijaíl, murió allá en 1942 al ser alcanzado en el patio del Comisariado militar por la explosión de un proyectil.

    En el mes de agosto de 1941 fui destinado al Frente central. Trabajé para la redacción de Krásnaya Zvezdá durante todos los años de la guerra. Fui desmovilizado en el otoño de 1945. En los años de guerra escribí algunos relatos, muchas crónicas y una novela corta: El pueblo es inmortal. La práctica totalidad de lo que escribí entonces apareció publicado en Krásnaya Zvezdá y más tarde en recopilaciones o ediciones separadas. Así sucedió, por ejemplo, con El pueblo es inmortal, la recopilación de crónicas Stalingrado y los librillos El infierno de Treblinka, La vida, Un oficial soviético y otros.

    En 1946 apareció publicado el volumen Años de guerra que incorporó lo que escribí desde mi posición de corresponsal de guerra.

    En 1947 la revista Znamia (La bandera) publicó mi obra teatral De creerle a los pitagóricos, que fue mal recibida por la crítica. Esa obra teatral la había escrito antes del estallido de la guerra. En 1945 me hice cargo del trabajo de redacción de El libro negro, un volumen sobre los asesinatos en masa perpetrados por los fascistas alemanes contra los judíos.

    Mi principal ocupación en el período posbélico ha sido la escritura de una novela dedicada a la Gran Guerra Patria. Se trata de una labor que inicié aún en tiempos de la guerra y a la que he dedicado ocho años. El primer volumen de ese libro, que ocupa cuarenta pliegos, fue entregado ya a la redacción de la revista Novi mir (El nuevo mundo). Actualmente, trabajo en la redacción del segundo volumen.

    9 de mayo de 1952

    VASILI GROSSMAN

    1

    Primeros pinitos (1905-1933)

    Vasili Grossman nació el 12 de diciembre de 1905 en la ciudad de Berdichev. Sus padres se divorciaron siendo él un niño de muy corta edad. Cuando contaba cinco, seis años, Grossman residió en Ginebra, Suiza, junto a su madre, Yekaterina Savélievna. Allí se educó en un colegio del cantón de Ginebra.

    Semión Osípovich, el padre de Vasili Grossman, era ingeniero químico. En 1902 se afilió al Partido obrero socialdemócrata de Rusia, pero cuando este fue víctima de un cisma se pasó al bando menchevique. Semión Osípovich tomó parte activa en la Revolución de 1905; de hecho, fue uno de los instigadores de la revuelta en Sebastopol. No obstante, a partir de 1906 se entregó en cuerpo y alma a su profesión de ingeniero. Semión Osípovich mantuvo una amistad que se prolongó varias décadas con el bolchevique Scheglov, uno de sus correligionarios en el partido socialdemócrata. Scheglov perdió la vida en un incendio ocurrido a bordo de un vapor que navegaba por el Volga con origen en Moscú, un viaje al que tuvo acceso gracias a su dilatada militancia bolchevique. La actividad profesional de Semión Osípovich cubrió una amplia geografía, pero la cuenca de Donetsk ocupó un lugar primordial en su hoja de servicios, a la par de otros destinos mineros a todo lo largo y ancho del país. Fue de él que heredó Vasili Grossman su amor a los mineros y su devoción por el mayúsculo trabajo que realizan.

    El intercambio epistolar con su padre descubre muchos de los pormenores de la vida de Vasili Grossman en Moscú durante sus años de estudiante universitario. En

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