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Naturaleza americana. Extractivismo y geopolítica del capital. Actuel Marx N° 19: Naturaleza americana. Extractivismo y geopolítica del capital. Actuel Marx N° 19
Naturaleza americana. Extractivismo y geopolítica del capital. Actuel Marx N° 19: Naturaleza americana. Extractivismo y geopolítica del capital. Actuel Marx N° 19
Naturaleza americana. Extractivismo y geopolítica del capital. Actuel Marx N° 19: Naturaleza americana. Extractivismo y geopolítica del capital. Actuel Marx N° 19
Libro electrónico278 páginas2 horas

Naturaleza americana. Extractivismo y geopolítica del capital. Actuel Marx N° 19: Naturaleza americana. Extractivismo y geopolítica del capital. Actuel Marx N° 19

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En su número 19, esta revista de análisis y reflexión crítica marxista se concentra en la actual crisis del capitalismo desde las herramientas que la especificidad americana proporciona, fundamentalmente su experiencia histórica como tierra que da lugar al lanzamiento del capitalismo de Occidente. Origen de ese patrón (imperial) de relacionamiento con el mundo, hoy, como hace cinco siglos, la naturaleza americana aparece -al decir de Alimonda- "ante el pensamiento hegemónico global y ante las elites dominantes de la región, como un espacio subalterno que puede ser explotado, arrasado, reconfigurado, según las necesidades de los regímenes de acumulación vigentes".
IdiomaEspañol
EditorialLOM Ediciones
Fecha de lanzamiento14 dic 2016
ISBN9789560006400
Naturaleza americana. Extractivismo y geopolítica del capital. Actuel Marx N° 19: Naturaleza americana. Extractivismo y geopolítica del capital. Actuel Marx N° 19

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    Naturaleza americana. Extractivismo y geopolítica del capital. Actuel Marx N° 19 - María Emilia Tijoux

    Actuel Marx Intervenciones

    Nº19 Segundo Semestre 2015/ ISSN: 0718-0179

    Naturaleza americana.

    Extractivismo y geopolítica del Capital

    Primera parte

    LOM PALABRA DE LA LENGUA YÁMANA QUE SIGNIFICA SOL

    © LOM Ediciones

    Primera edición, 2016

    ISSN: 0718-0179.

    ISBN Digital: 978-956-00-0845-9

    Directora: María Emilia Tijoux

    Traducciones: Gustavo Bustos, Roberto Merino Jorquera, Lorena Osorio Clavijos, María Emilia Tijoux, Ernesto Feuerhake Garbarini y Marek Hoehn.

    Imagen de portada

    Naturaleza americana. Extractivismo y geopolítica del Capital (MURAL).

    Autor: Leonardo Raúl Nicolás Seura.

    Diseño, Composición y Diagramación

    LOM Ediciones. Concha y Toro 23, Santiago

    Fono: (56-2) 688 52 73 • Fax: (56-2) 696 63 88

    www.lom.cl

    lom@lom.cl

    Presentación

    Naturaleza americana.

    Extractivismo y geopolítica del capital

    Hace unos cincuenta años asistíamos a la irrupción política de la crisis ecológica global. La conciencia social sobre el estado de degradación de los procesos de vida en el planeta adquiría materialidad práctica en la irrupción de importantes movimientos ecologistas y también en la agenda de los principales organismos y centros del poder. Desde entonces hasta la fecha, la crisis, sus síntomas y su conflictividad han sido fenómenos que no han cesado de crecer, en gravedad, frecuencia e intensidad.

    Hoy asistimos a un escenario donde la evidencia de la crisis coincide y se conjuga con su banalización. Lo ecológico ha pasado a ser un objeto más de consumo que alimenta el universo contemporáneo del sentido común. Se moldea una sensibilidad ya rutinizada con la crisis. Y esto es aprovechado para imponer y legitimar las propuestas de soluciones hegemónicas: la extensión de la racionalidad de mercado, la rigurosidad de la ciencia y la normatividad estatal. La misma racionalidad, los mismos patrones cognitivos y prácticos que la gestaron son los que hoy se plantean como nuevas recetas para superar la crisis.

    En definitiva, el rumbo dominante adoptado muestra una inequívoca tendencia hacia la aceleración y profundización de mecanismos de mercantilización de la naturaleza, la securitización de los territorios, la competencia geopolítica por la apropiación y el control de recursos, la carrera científico-tecnológica por la creación de innovaciones y dispositivos para la extracción/explotación de recursos críticos en condiciones extremas (no convencionales); en fin, la creación de nuevas y diversificadas formas de re-producción del imperialismo ecológico y el racismo ambiental. Todo esto involucra, en última instancia, un incremento inédito de las violencias y los violentamientos¹ contra los territorios y los cuerpos sometidos a explotación.

    Es a esta problemática, una cuestión crucial para el conjunto de la especie, pero sobre todo para las problemáticas de las poblaciones del Sur global –donde las formas más extremas de la depredación capitalista se hacen sentir con especial intensidad– a las que está dedicado el dossier del presente número de Actuel Marx Intervenciones. Continuando y profundizando el abordaje ya realizado en el Número 7 de nuestra revista, dedicado a las "insustentabilidades del capitalismo", la presente edición procura centrar esta problemática en tierras Nuestramericanas, donde los cruces e imbricaciones entre depredación, dominación, alienación y (re)producción de las desigualdades han desempeñado un papel históricamente fundacional y estructurante. Y donde, en nuestros días, tales problemáticas cobran especial intensidad y carnadura práctica en territorialidades hoy sujetas a la avanzada del extractivismo desbocado²

    Reconociendo que la explotación de la naturaleza americana está en los cimientos mismos del capitalismo de Occidente³ –como modelo civilizatorio pretendido universalmente–, nos parece clave tomarla como vector estratégico para indagar en perspectiva crítica la crisis de dicha civilización erigida a fuerza de conquista(s), saqueo(s) y colonización(es). Origen de ese patrón (imperial) de relacionamiento con el mundo, hoy, como hace cinco siglos atrás, la naturaleza americana aparece, una vez más, ante el pensamiento hegemónico global y ante las élites dominantes de la región, como un espacio subalterno que puede ser explotado, arrasado, reconfigurado, según las necesidades de los regímenes de acumulación vigentes⁴.

    No casualmente, la apertura del ciclo neoliberal se inicia en simultaneidad a la conciencia política sobre el agotamiento del mundo. Tampoco es por mera casualidad que ese ciclo se inicia en América Latina y que se abre precisamente con la violencia expropiatoria del terrorismo de Estado⁵. Una vez más, como en sus orígenes, el proceso refundacional de la acumulación a escala global tiene lugar en nuestra América, a partir de la apropiación diferencial de sus recursos naturales.

    Desde entonces hasta nuestros días, la cuestión ecológico-territorial ha estado, cada vez más, en el centro de la conflictividad social y de los procesos políticos de la región. Las luchas políticas y teóricas respecto al neoliberalismo han estado atravesadas por las disputas en torno a la efectividad y legitimidad de la capacidad de decisión/disposición de los territorios. Poblaciones locales, movimientos campesino-indígenas, grandes corporaciones, instituciones estatales y gobiernos de todos los signos políticos han protagonizado un ciclo de conflictividad territorial creciente, en el marco de las transformaciones estructurales abiertas (y no frenadas) por la ola neoliberal en la región.

    Es claro que el principal saldo de la vorágine neoliberal en la región ha sido la restauración de una matriz de acumulación centrada en la exportación intensiva de bienes naturales. Paradójicamente, ese ciclo de re-primarización, concentración y extranjerización de los aparatos productivos nacionales ha sido sostenido e intensificado en la última década, tanto por parte de gobiernos abiertamente de derecha, como por aquellos (auto-)identificados como de izquierda y/o centro-izquierda. El concepto de neoextractivismo y la figura del consenso de Beijing / consenso de las commodities han fungido como herramientas teórico-políticas que han procurado discutir tales procesos y sus implicaciones ecobiopolíticas, de mediana y larga duración.

    Se trata de una temática que nos parece de decisiva relevancia, no sólo para la región, sino también para el sistema-mundo. En torno a la misma, se configura un complejo campo de disputas teóricas y políticas donde las (búsquedas de) alternativas por la emancipación están insoslayablemente ligadas a las alternativas por la supervivencia. Las luchas por los territorios condensan luchas tanto por los medios y condiciones de vida, como por los fundamentos materiales de la autonomía y soberanía política de los pueblos. A ese debate quiere aportar y contribuir el presente número.

    La ilustración de la portada que abre este número expresa con notable potencia la envergadura de la cuestión. Corresponde a un mural situado en la localidad de Tinogasta (Provincia de Catamarca, Argentina). Es un mural de la resistencia pintado por un joven artista plástico oriundo de la misma localidad que, en colaboración con integrantes de una asamblea de jóvenes, quiso dejar plasmada la lucha de toda una población que, en 2007, se levantó para impedir la explotación de una mina de uranio, ubicada a 7 km del casco urbano. Esa lucha, que empezó entonces y que continúa abierta hasta la fecha, demandó masivas movilizaciones, años de cortes de ruta, demandas y acciones judiciales para reclamar un plebiscito sobre la explotación. Los poderes políticos de turno denegaron sistemáticamente la posibilidad de un plebiscito; levantaron dos veces el bloqueo selectivo a camiones mineros a fuerza de brutales represiones; amedrentaron a los pobladores con persecuciones, despidos y circulares judiciales. Esa población votó luego a un intendente que hizo campaña oponiéndose a la minería, pero una vez en el gobierno cambió completamente su postura, alineándose a los lemas oficialistas: Catamarca minera y Minería: una política de Estado. Los cerros y valles de Tinogasta están sembrados de vides, frutales, pastizales naturales y alfalfares. Ahí sus pobladores históricamente vivieron de sus dulces y mermeladas; de sus vinos de altura; de la cría de cabras, ovejas y vacas. Sin embargo, hoy afrontan el dictum global de convertirse en una localidad minera. Casos como el de Tinogasta se multiplican y esparcen por doquier a lo largo y a lo ancho de la vasta geografía regional. Ahí se condensan todas las complejidades de los antagonismos que involucra el tema que abordamos: la lucha por el territorio, por los medios de vida y por las formas de vida.

    En ese marco, el dossier se inicia con un artículo de Michael Löwy que justamente tiene por objeto advertir sobre una de las representaciones hegemónicas más extendidas en la materia: la creencia (deliberadamente instalada) que sostiene que lo ecológico es un lujo reservado a los países desarrollados y/o a las clases acomodadas. Recorriendo diversos casos de ecologismo popular latinoamericano, desde la emblemática lucha de Chico Mendes y la Alianza de los Pueblos de la Floresta Amazónica, hasta el movimiento Yasunidos, pasando por la lucha de las comunidades campesinas e indígenas peruanas contra diversos proyectos extractivos, las iniciativas del Foro Social de Belém (2009) y la Cumbre de los Pueblos por la Madre Tierra en Cochabamba (2010), el artículo delinea los contenidos y valores específicos de estas luchas como un ecologismo que emerge de la defensa de la vida amenazada.

    A continuación colocamos un primer bloque con dos artículos dedicados al tratamiento de cuestiones teóricas generales de gran relevancia para el campo de la ecología política. En primer lugar, el texto de William Sacher, dedicado a analizar y problematizar la noción de fractura metabólica, recuperada y reelaborada hermenéuticamente por John Bellamy Foster de su enunciación original por parte de Marx. Se trata, a nuestro entender y como lo deja reflejado el análisis del autor, de una noción clave, incluso más allá de los debates respecto de su relevancia dentro de la construcción del corpus teórico marxiano, y más allá de la propia visión de Foster al respecto, para pensar y debatir los fundamentos del ecomarxismo. Luego, el siguiente artículo debate la visión general de la ecología política propuesta por Enrique Leff, uno de los pioneros del campo en la región y uno de los autores más influyentes en el mismo. Los planteos de Kruter Flores y Misoczky enraízan en una crítica ontológica de la apropiación de la naturaleza, como aporte clave de Marx, para exponer la labilidad de conceptos como sustentabilidad y racionalidad ambiental sobre los que se estructura la ecología política del químico y filósofo mexicano.

    El número sigue con dos artículos que presentan casos específicos vinculados a diferentes contextos y países. En primer lugar, el texto de Emiliano Terán Mantovani que aborda el complejo caso venezolano, atravesado por su histórica condición de país petrolero (con todas sus implicaciones en términos de modelo societal rentístico y de metabolismo urbano-importador) inmerso en uno de los más importantes procesos de transformación política en la región, hoy en un escenario de crisis y encrucijada. Como se puede vislumbrar, y tal como lo plantea el autor en su análisis del proceso bolivariano, se trata de un caso privilegiado para analizar las complejidades, desafíos y contradicciones entre socialismo y extractivismo.

    En segundo lugar, el trabajo de Aaron Tauss y Joshua Large se dedica a analizar el no menos complejo caso del proceso de paz colombiano. El texto presenta de modo directo las paradojas y contradicciones de un proceso que pretende poner fin a un conflicto de más de cinco décadas, desencadenado precisamente por la abismal concentración de la tierra y los bienes naturales, y que se realiza ahora en un contexto de recrudecimiento y profundización de esa matriz oligárquica y de violencia estructural. El territorio colombiano presenta múltiples desafíos para estudiar las complejas y cambiantes imbricaciones entre acumulación y violencia, toda vez que la guerra fue un medio para el acaparamiento de tierras y ahora la paz aparece como un objetivo requerido por las élites para la profundización del mismo régimen de acumulación.

    En esta primera parte, el dossier se completa con un tercer bloque de trabajos que abordan más explícitamente el debate teórico-político centrado en los regímenes de acumulación vigentes en la región, sus impactos, implicaciones y las opciones obturadas por las coaliciones dominantes.

    Por su parte, Horacio Machado Aráoz, en Crítica de la razón progresista…, presenta una discusión de los argumentos esbozados en defensa de las políticas extractivistas implementadas por los gobiernos progresistas de la región. Desde una perspectiva ecomarxista, explicita las relaciones recíprocamente constituyentes entre colonialismo y capitalismo, planteando el extractivismo como una función sociometabólica de la acumulación global. Sobre esa base, propone considerar el neoliberalismo y su actual fase del Consenso de Beijing como expresión en curso del capitalismo/colonialismo del siglo XXI.

    Finalmente, el dossier de la presente edición (primera parte) tiene como corolario el sugestivo artículo de Adrián Scribano, quien nos invita y/o desafía a pensar la esperanza en semejante escenario de la actual depredación que el capital opera sobre las fuentes y las diversas formas de vida. Se trata de una provocación que entendemos fundamental para nuestro tiempo y para el espíritu con el que ha sido concebido el presente número. El sentido de los debates, las reflexiones y las construcciones colectivas que se pretende incentivar con el presente número no es justamente el de alimentar el cinismo ilustrado de la razón posmoderna, sino contribuir a la reafirmación de las rebeldías y los actos de afirmación y defensa del futuro. En su texto, Scribano presenta una radiografía de las sociedades normalizadas en el disfrute inmediato como trasfondo hermenéutico de las condiciones de posibilidad de la expansión del capital en el Sur Global, y, como contraste, presenta lo que llamaríamos una ecología política de las prácticas intersticiales, como espacios-tiempos donde la esperanza irrumpe en cuanto práctica activa, en cuanto prácticas de reciprocidad que deniegan el consumo mimético; de gasto festivo (productor de comunalidad) que rechaza el solidarismo; y de confiabilidad/credibilidad que desborda los límites de la resignación.

    Si a principios del siglo pasado, Rosa Luxemburgo planteaba la disyuntiva histórica en términos de socialismo o barbarie –y ya sabemos qué opción se impuso–, en el siglo XXI –como consecuencia de tanta barbarie acumulada–, frente al desafío de construir una alternativa ecosocialista, sólo queda el abismo de la extinción definitiva de las condiciones elementales de lo humano; es decir, realmente, el fin de la historia. En ese sentido, en el siglo XXI, la tarea de la revolución deja de ser un sueño utópico y pasa a ser un requisito de sobrevivencia. En consonancia con el desafío propuesto por Adrián Scribano, buscar, proyectar y construir socialismos se impone como tarea necesaria desde el más estricto realismo.

    Informamos a quienes han contribuido para este n° 19 que debido a la gran cantidad de artículos recibidos, el Comité Editorial y LOM Ediciones han decidido publicar un segundo número (segunda parte) sobre la misma temática que aparecerá en el primer semestre del año 2016.

    Horacio Machado Aráoz

    Roberto Merino Jorquera.

    Catamarca, Argentina y

    Santiago de Chile,

    octubre de 2015

    1 Nos remitimos acá al análisis de Mirta Antonelli, el que será incluido en en próximo número (segunda parte).

    2 Véase el artículo de Alberto Acosta, que será incluido en el próximo número (segunda parte).

    3 En efecto, es América la tierra de los descubrimientos imperiales; así inventada/creada por el poder colonial, como pura Naturaleza: primitiva, salvaje, eternamente subdesarrollada. Fue América, nuestra América, desde sus inicios, ese espacio social y geográfico opuesto al de la civilidad; asimilada y recluida al estado de naturaleza, ese estadio pre-social, pre-contractural, es decir, pre-histórico y pre-racional de la especie humana; tierra virgen, desierta de cultura, siempre ahí, predispuesta para la tarea de la civilización/colonización. La (súper) explotación, tanto de la naturaleza exterior (bienes comunes de la Tierra) como de la naturaleza interior (cuerpos/fuerza de trabajo), ha sido su marca de origen, el punto de nacimiento del Nuevo Mundo. No apenas América; no sólo (también) Europa, sino todo el nuevo sistema-mundo moderno-colonial del capital.

    4 Alimonda, H. La colonialidad de la Naturaleza. Una aproximación a la Ecología Política Latinoamericana. En La Naturaleza colonizada. Ecología política y minería en América Latina, Alimonda (Coord.) (Buenos Aires: Clacso, 2011), 22.

    5 Más específicamente, ese nuevo ciclo de recolonización tiene su origen en Chile, el país que a lo largo de la primera mitad del siglo XX proveyó el 47 % del cobre que se consumió en el mundo y que, tras su nacionalización por parte del gobierno de Salvador Allende, desencadenó la escalada de violencia destinada a la reconfiguración del reparto imperial/colonial del mundo.

    Las luchas ecosociales

    de los indígenas¹

    Michael Löwy²

    Resumen

    ¿Acaso la ecología sería un lujo reservado solamente a los países desarrollados, una cuestión que atañe únicamente a la población acomodada del mundo industrializado? Un mínimo de atención a lo que ocurre en los países del Sur en general y en América latina en particular, bastaría para torcer el cuello al lugar común del pensamiento conforme. Presenciamos en los últimos tiempos, principalmente en los campesinos, las poblaciones tradicionales y las comunidades indígenas, importantes movilizaciones dadas en defensa del medio ambiente y encuentros internacionales que muestran estos combates. Algunos ejemplos que ilustran esta realidad son la alianza de los pueblos del bosque, fundada por Chico Mendes (1986-2012), el Foro social mundial de Belém de 2009, las luchas indígenas en el Perú (2008-2012) y la Conferencia de los pueblos de Cochabamba en 2010. Una victoria simbólica importante de estas luchas es el proyecto del parque nacional Yasuní en Ecuador.

    Palabras clave: América latina, extractivismo, firmas multinacionales, comunidades indígenas y defensas del medio ambiente.

    Abstract

    Is ecology a "luxury» for the developped countries , an issue that concerns only the richer populations of the industrialized world? A minimum of attention to what happens in the countries of the South in general and in Latín América in particular should be enough to get rid of this commonplace of the conformist thought. There are, withoud doubt, important mobilizations in defense of the environment, among peasants, tradicional populations and indigenous communities, as well as international meetings that give voice to these struggles. A few examples illustrate this reality: the Alliance of de Forest People, founded by Chico Mendes (1986-2012), the World Social Forum in Belém in 2009, the indigenous struggles in Peru (2008-2012), the People´s Conference of Cochabamba (2010). An important symbolic victory of these struggles in the Yasuní National Park project in Equador.

    Keywords: Latin America, extractivism, multinational corporations, indigenous communities, environmental protection.

    ¿La ecología será un lujo solamente reservado a los países desarrollados, una cuestión que atañe únicamente a la población acomodada del mundo industrializado? Un mínimo de atención a lo que ocurre en los países del Sur en general, y en América latina en particular, sería suficiente para torcer el cuello a este lugar común del pensamiento conforme. Asistimos hoy en día, principalmente en los campesinos, las poblaciones tradicionales y las comunidades indígenas, a importantes movilizaciones por la defensa del medio ambiente y a encuentros internacionales que muestran estos combates. Estas movilizaciones son tanto o más necesarias cuando se trata de la periferia del sistema, donde se han exportado las más brutales formas de producción totalmente destructoras de la naturaleza y de la salud de las poblaciones. Poco importa si las movilizaciones contra la contaminación del agua, las luchas por la defensa de los bosques o las resistencias a actividades nocivas de la industrias químicas se hacen o no en nombre de la ecología, término que la mayoría de los actores comprometidos en estos movimientos no conoce, pero lo esencial es que estas luchan existen y que abordan a menudo problemas de vida o muerte de las poblaciones.

    Un comentario del dirigente indigenista peruano Hugo Blanco expresa claramente la significación de estos combates socio-ecológicos:

    "A primera vista, los defensores del medio ambiente o conservacionistas aparecen como tipos amables, algo locos, cuyo principal objetivo en la vida es impedir la desaparición de

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