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Diversidades familiares, cuidados y migración: Nuevos enfoques y dilemas
Diversidades familiares, cuidados y migración: Nuevos enfoques y dilemas
Diversidades familiares, cuidados y migración: Nuevos enfoques y dilemas
Libro electrónico441 páginas6 horas

Diversidades familiares, cuidados y migración: Nuevos enfoques y dilemas

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En este libro se analiza y posiciona críticamente el campo de los estudios sobre familia en Chile desde la perspectiva de las transformaciones sociales, políticas y económicas que suceden en el país, con el propósito de delimitar los desafíos para la investigación actualizada sobre familia y parentesco desde enfoques críticos, reflexivos e interdisciplinarios. De este modo, se inicia un diálogo que contribuya a desenmascarar las desigualdades sociales que se producen y reproducen en los procesos de naturalización de las posiciones de género y parentesco al interior de las familias en el contexto chileno. Estudiar estas formas familiares diversas y, en el mejor de los casos, visibilizar estas múltiples elecciones y prácticas familiares es urgente para que sean acogidas por las políticas públicas.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento28 oct 2015
ISBN9789563570366
Diversidades familiares, cuidados y migración: Nuevos enfoques y dilemas

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    Diversidades familiares, cuidados y migración - Herminia Gonzálvez

    DIVERSIDADES FAMILIARES, CUIDADOS Y MIGRACIÓN

    Nuevos enfoques y viejos dilemas

    Herminia Gonzálvez Torralbo

    Editora

    DIVERSIDADES FAMILIARES, CUIDADOS Y MIGRACIÓN

    Nuevos enfoques y viejos dilemas

    © Herminia Gonzálvez Torralbo

    Editora

    Ediciones Universidad Alberto Hurtado

    Alameda 1869 - Santiago de Chile

    mgarciam@uahurtado.cl – 56-02-8897726

    www.uahurtado.cl

    Hecho en Santiago de Chile

    Primera edición: agosto de 2015

    Este texto fue sometido al sistema de referato ciego

    ISBN papel: 978-956-357-036-6

    ISBN epub: 978-956-357-037-3

    Registro de propiedad intelectual Nº 253.511

    Facultad de Ciencias Sociales

    Colección

    Cisoc / Colección Diversidad Familiar

    Dirección Colección

    Herminia Gonzálvez Torralbo

    Dirección editorial

    Alejandra Stevenson Valdés

    Editora ejecutiva

    Beatriz García Huidobro

    Corrección de estilo

    Ignacio Rodríguez

    Diseño y diagramación interior

    Gloria Barrios

    Diseño colección y portada

    Francisca Toral

    Fotografía de portada

    Latinstock

    Con las debidas licencias. Todos los derechos reservados. Bajo las sanciones establecidas en las leyes, queda rigurosamente prohibida, sin autorización escrita de los titulares del copyright, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, así como la distribución de ejemplares mediante alquiler o préstamos públicos.

    Índice

    Presentación

    PARTE I. NUEVOS ENFOQUES Y VIEJOS DILEMAS EN LOS ESTUDIOS SOBRE FAMILIA Y PARENTESCO

    Los estudios de familia en Chile. Características y desafíos para el futuro

    Revisitando el parentesco: ¿sigue siendo la sangre más espesa que el agua? Nuevas formas de parentesco y familia

    Desnaturalizando el parentesco en el campo de los estudios migratorios: más allá del vínculo maternal

    PARTE II. EL DESAFÍO DE LOS CUIDADOS EN CHILE Y AMÉRICA LATINA

    Una cuestión de derechos: el cuidado en la agenda pública en América Latina

    Regulando la calidad construimos igualdad. Normas para el cuidado y la educación inicial en América Latina

    Uruguay y el cuidado: desafíos para la construcción de una política pública

    Más dadas a obedecer y sin tanta iniciativa propia. Las migraciones femeninas como respuesta a la (deficitaria y desigual) organización social del cuidado en Chile

    PARTE III. PRACTICANDO LA DIVERSIDAD EN LAS FAMILIAS

    La revelación de los orígenes según los modelos familiares en los casos de donación de gametos (un estado de la cuestión)

    Mujeres que adoptan sin pareja en Chile: maternidades en transformación

    Amores diversos: saberes, poderes y placeres

    Presentación

    Herminia Gonzálvez Torralbo

    La obra que aquí se presenta analiza y posiciona críticamente el campo de los estudios sobre familia en Chile desde la perspectiva de las transformaciones sociales, políticas y económicas que suceden en el país, con el propósito de delimitar los desafíos para la investigación actualizada sobre familia y parentesco desde enfoques críticos, reflexivos e interdisciplinarios. Se trata de iniciar un diálogo que contribuya a desenmascarar las desigualdades sociales que se producen y reproducen en los procesos de naturalización de las posiciones de género y parentesco al interior de las familias en el contexto chileno. Para lograr este fin, este libro, situado en la línea de investigación Representaciones, Dinámicas y Diversidad Familiar del Centro de Investigaciones Socioculturales de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Alberto Hurtado, se elabora a partir de varios encuentros, los cuales fueron la oportunidad para compilar estudios sobre diversidad familiar desde fenómenos como la migración, los cuidados, la maternidad, la diversidad sexual, la adopción y la reproducción asistida.

    El primero de los encuentros se enmarca en el simposio Nuevas formas de parentesco y familia en las sociedades contemporáneas: continuidades y rupturas, el cual aconteció en el marco del III Congreso Latinoamericano de Antropología, celebrado en Santiago de Chile del 5 al 8 de noviembre de 2012. Posteriormente el 8 agosto de 2013 y el 9 abril de 2014 se realizaron en la Universidad Alberto Hurtado dos seminarios con el mismo nombre: Etnografías de la Globalización: Familia, cuidados y migración. El simposio, así como los dos seminarios, fueron realizados en el marco del proyecto Fondecyt Iniciación 11121245 Las Familias en Chile: El trabajo de parentesco y la generación de constelaciones familiares. Estos encuentros acogieron las propuestas de investigadoras cuyos trabajos teóricos y empíricos nos explican lo complejo que es mantener los vínculos sexuales, amorosos, familiares y de parentesco (maternidad transnacional, cuidados, adopción, reproducción asistida), tanto en relaciones locales como en relaciones transnacionales, y cómo este trabajo no siempre es reconocido por las políticas públicas que impactan a las familias.

    Producto de los encuentros mencionados, el libro se dividió en tres partes. La primera de ellas titulada "Nuevos enfoques y viejos dilemas en los estudios sobre familia y parentesco, muestra los retos teórico-metodológicos que conlleva analizar la familia, el parentesco y los cuidados, desde miradas teóricas que, más allá de un análisis centrado en los vínculos biológicos como definidores de lo familiar, se centran en las prácticas sociales que las personas que se consideran como familia (consanguíneas o no) reproducen en su quehacer cotidiano, mostrando las múltiples formas de emparentarse y desemparentarse" que de estas se derivan. Ana María Rivas inaugura este apartado. La autora, a partir de la obra de Schneider (antes y después de este autor), hace un recorrido por las corrientes teóricas que se han centrado en el análisis de las relaciones de parentesco, para ofrecer con ello una visión que supera la universalidad de las responsabilidades, significados y prohibiciones atribuidas a las posiciones de parentesco (padre, madre, abuelo), para dar cuenta de la paleta de posibilidades —la autora habla de bricoleurs— que hoy en día existen respecto de cómo ser, hacer y reproducir familia. A continuación, situando la mirada en el contexto más específico de las ciencias sociales en Chile, Herminia Gonzálvez, a partir de su análisis respecto de la familia como un objeto de estudio, realiza una caracterización sobre los elementos que definen la producción científica sobre familia en este país. A través de la revisión bibliográfica realizada, la autora muestra cuáles han sido las elecciones temáticas en los estudios sobre familia, para con ello problematizar el lugar que han tenido miradas académicas más o menos inclusivas de la diversidad, y situar los cuidados como categoría analítica emergente. Para finalizar, esta parte concluye con el trabajo de Carmen Gregorio y Herminia Gonzálvez, quienes a la luz de sus etnografías multisituadas realizadas entre República Dominicana, España y Colombia, se acercan desde la antropología feminista al análisis de las relaciones de desigualdad social en contextos de migración transnacional. A partir de la articulación entre el género y el parentesco como relaciones de poder inseparables, las autoras se acercan al campo del parentesco transnacional para mostrar, desde la crítica feminista, la naturalización que existe sobre la maternidad transnacional.

    La segunda parte, titulada "El desafío de los cuidados en Chile y América Latina, presenta una serie de trabajos que se acercan a la categoría cuidados" desde dimensiones micro, es decir, desde el individuo, meso, desde el punto de vista de la familia, y también macro, desde la visión del Estado logrando mostrar la transversalidad y centralidad de las prácticas de cuidar y ser cuidado en la vida de todas las personas, y su necesario reconocimiento por la políticas públicas en América Latina, en general, y en Chile, en particular. El apartado se inicia con el trabajo de Laura Pautassi, quien pone el énfasis en la necesidad de reconocer los cuidados como un derecho universal que urge ser incluido en la agenda pública. La autora desarrolla los cambios legislativos acontecidos en algunos de los países de la región, exponiendo la desigual inclusión e importancia que cada país le otorga a los cuidados desde un enfoque de derechos. En el segundo trabajo, Flavia Marco Navarro analiza las regulaciones sobre la calidad del cuidado y la educación inicial en América Latina a partir de un estudio realizado para Cepal. La aproximación teórica y política de la autora, situada desde los estudios de género y feministas y desde los derechos humanos como rama del derecho internacional, interpela directamente al Estado como entidad que debe garantizar los derechos de los niños y las niñas. El tercero de los trabajos de esta parte, el de la autora Karina Batthyany, nos muestra el desafío que ha supuesto para Uruguay el diseño del Sistema Nacional de Cuidados. La autora desarrolla claramente cuáles fueron los antecedentes que favorecieron el diseño de este sistema en el país, y cómo esto involucró a diferentes actores, entre ellos, el Gobierno nacional, la academia, la sociedad civil y la comunidad internacional. Para concluir este bloque termina con el artículo de Elaine Acosta, quien nos presenta una reflexión sobre la incipiente discusión respecto de la organización social de los cuidados en Chile. La autora muestra la magnitud del déficit de cuidado que se registra en la sociedad chilena actual, y su relación con el papel de las migraciones femeninas en la reconfiguración del régimen de cuidado en este país.

    La tercera y última parte de este libro, "Practicando la diversidad en las familias, se centra en el estudio de las formas familiares que acogen nuevas" configuraciones y prácticas sociales en el ámbito familiar, las cuales, muchas de ellas, entran en tensión con instituciones sociales, prácticas e imaginarios cuyas representaciones de familia se alejan de las formas familiares empíricas existentes. En concreto, este apartado compuesto por tres artículos contribuye a desnaturalizar la supuesta normatividad familiar, para aportar ejemplos de familias desde la diversidad de formas de establecer relaciones sexuales, amatorias, conyugales y maternales. En el primero de los trabajos, las autoras Ana María Rivas y María Isabel Jociles presentan un estado de la cuestión sobre la revelación de los orígenes según los modelos familiares en los casos de donación de gametos, profundizando en los discursos, prácticas y estrategias que las familias desarrollan cuando se trata de dar a conocer esta información o incluso cuando se mantiene como secreto. Llama la atención de este trabajo la interpretación que las autoras hacen entre el proceso de revelación de los orígenes biológicos hacia los hijos(as) concebidos por medio de donación reproductiva y su interpretación de esta revelación (o mantener el secreto sobre la misma) como una forma de cuidado. Otro de los artículos, el de Irene Salvo, se centra en el caso de las mujeres que acceden a la maternidad en Chile a partir de un proyecto de adopción en solitario. La autora muestra a lo largo de su trabajo las tensiones que se producen entre las narrativas dominantes en cuanto al ejercicio de la maternidad, y aquellas otras narrativas relacionadas con elecciones alternativas (maternidad sin pareja), las cuales desencadenan susceptibilidades respecto del tipo de relaciones familiares y de cuidado que podrán recibir los niños y niñas que nacen producto de una adopción uniparental voluntaria. Por último, para cerrar este apartado, se presenta el trabajo de Ana María Fernández, quien centrada en el análisis de las diversidades amorosas, eróticas, sexuales y conyugales en la República Argentina, nos muestra a través de los relatos de los entrevistados cómo las diversas formas de amar, sentir y formar familias distanciadas de la Heteronormatividad patriarcal, han contribuido a la desnaturalización del modelo familiar conyugal-nuclear, presentando combinaciones originales que, sin lugar a dudas, también están llenas de contradicciones. En relación con ello, la autora señala que a pesar de los logros alcanzados por grupos sociales tradicionalmente inferiorizados y estigmatizados, sus formas de resistencia también presentan conflictos.

    En resumen, este libro muestra una visión crítica, reflexiva e interdisciplinaria, con argumentos teóricos y evidencia empírica, respecto de la necesidad de volver al estudio de la familia y el parentesco desde la consideración de sus múltiples diversidades y relaciones de desigualdad históricamente naturalizadas. Volver al estudio de la familia y el parentesco implica asumir desafíos latentes, como es acoger categorías analíticas como los cuidados, que permitan contribuir a desnaturalizar las normatividad hegemónica existente en cuanto a las formas de hacer familia (conyugal, biparental, heterosexual), y así abrirnos a miradas más inclusivas ampliando, también, en el espacio académico los modos de acercarse a las familias como objeto de estudio y, en consecuencia, apostando por las libertades en cuanto a elegir la familia que uno quiere ser. Estudiar estas formas familiares diversas y, en el mejor de los casos, visibilizar estas múltiples elecciones y prácticas familiares es urgente para que sean acogidas por las políticas públicas.

    PARTE I

    NUEVOS ENFOQUES Y VIEJOS DILEMAS EN LOS ESTUDIOS SOBRE FAMILIA Y PARENTESCO

    Los estudios de familia en Chile.

    ¹

    Características y desafíos para el futuro

    Herminia Gonzálvez Torralbo

    Un análisis de familia que tome en serio los circuitos institucionales y las inequidades interseccionales no puede ser algo despolitizado (Max Ferree 2010:433).

    Uno de los hechos socioculturales más destacados por la mayoría de los científicos sociales en las tres últimas décadas, es la importancia y la radicalidad de las transformaciones que se están produciendo en las sociedades contemporáneas en el ámbito del parentesco, en general, y en la institución familiar, en particular (Rivas, 2007). Chile no es ajeno a estos cambios. Esto es así porque las transformaciones demográficas, económicas, culturales y tecnológicas que se suceden en el país repercuten en las familias, en las formas de hacer familias (Konvalinka, 2012), así como en las formas de pensar en las familias y producir conocimiento científico respecto de las mismas. De esta forma, la familia es entendida en este trabajo como un conjunto de relaciones interdependientes con fines de reproducción primaria en diversos ámbitos de la relación individuo-sociedad, tales como socialización, seguridad, afectos, disciplinamiento, subsistencia material. Estas relaciones se organizan a través del manejo del espacio, del tiempo, del parentesco sanguíneo o político, el poder y la autoridad. En ello intervienen una serie de recursos materiales y simbólicos que operan sobre la base de distinciones dicotómicas a modo de ejes de desigualdad: hombre/mujer, menor/adulto, sanguíneo/político, doméstico/público, producción/reproducción, naturaleza/cultura, razón/emoción, homosexual/heterosexual, etc. (Alberdi, 1999; Jelin, 1998; Rivas, 2007; Yanagisako, 1979).

    En relación con lo anterior, y a partir de lo búsqueda bibliográfica realizada respecto de la familia como objeto de estudio, en este trabajo se sostiene la hipótesis de que en Chile nos encontramos con una mirada académica sobre las familias producida desde los márgenes, es decir, desde los aportes de algunos investigadores de las ciencias sociales a partir de su aproximación a la categoría género y también desde aquellos que explícitamente impulsan un conocimiento crítico sobre familia. Unido a lo anterior, se postula que una mirada desde los márgentes sería aquella que no es la predominante en tanto recoge la diversidad familiar existente en Chile desde posturas críticas y reflexivas.

    Así, frente al escenario de las transformaciones mencionadas² que repercuten en la sociedad chilena, se hace necesaria una reflexión epistemológica lo suficientemente amplia como para tratar la diversidad familiar en los procedimientos académicos existentes (Allen, 2000: 5), acogiendo las nuevas maternidades, las familias homosexuales y los cambios en las relaciones de pareja tanto homosexuales como heterosexuales, o las familias migrantes entre otras.

    La producción científica sobre familia en Chile: características y desafíos

    Para confirmar o refutar nuestra hipótesis acerca de una producción científica desde los márgenes, en tanto aquella que se preocupa por reflejar la diversidad familiar en Chile, se hace necesario presentar algunas de las características que se desprenden de los enfoques teóricos y metodológicos aplicados a los estudios de familia en Chile, y conocer sus limitaciones y potencialidades. Para lograrlo, se detallan a continuación aquellos aspectos que se definen como los elementos sobresalientes en la producción científica, con el fin de reflexionar no solo respecto de los posicionamientos teóricos menos desarrollados, sino también en relación con los potenciales caminos desde los cuales se puede ampliar el escenario de las investigaciones sobre la diversidad de formas familiares existentes en Chile³. Asimismo, la prospectiva se realizará en diálogo con la producción científica sobre familia a nivel internacional.

    Falta de interdisciplinariedad en los estudios sobre familia en Chile

    En primer lugar, y de acuerdo con la revisión bibliográfica realizada, se detecta, en términos generales, la falta de interdisciplinariedad en el análisis de las familias en Chile, lo cual parece desencadenar la inexistencia de un eje articulador en gran parte de los trabajos realizados, producto de la carencia de diálogo y cooperación entre disciplinas. Aunque esta interdisciplinariedad mencionada se ha reflejado en algunos seminarios y congresos realizados sobre familia⁴ o en las publicaciones realizadas por el Pnud⁵, por mencionar algunos encuentros, lo que deriva de ellos (libros, artículos, informes) no permite alcanzar una visión crítica y epistemológica de los puntos de partida y las perspectivas adoptadas. Esta situación desencadena una gran polisemia de enfoques teóricos y categorías conceptuales referidas a los aspectos estructurales y socioeconómicos que desatan las transformaciones o las permanencias en las familias, pero que no genera entre las disciplinas diálogos que permitan la consolidación de este campo de investigación.

    Con relación a este punto, la búsqueda realizada centrada en las familias⁶ ha permitido reconocer la vasta bibliografía existente sobre el tema, pero referida a disciplinas específicas y con escaso diálogo académico e intelectual. Predominan en los temas de familia la mirada médica, la psicológica y la sociológica (Allen, 2000: 6), cruzándose con la historia para establecer ciertos esquemas de continuidades y cambios, pero no para analizar a las familias como un objeto de estudio más complejo y diverso. De esta forma, pareciera que parte del diálogo interdisciplinar promueve cierto discurso conservador académico⁷ en el que el núcleo central positivista⁸ se mantiene intacto (Katherine, 2000; Allen, 2000). En definitiva, el diálogo interdisciplinar se reduce a un número pequeño de investigadores conscientes de esta realidad, más que a una situación de la que se tienen que hacer cargo las ciencias sociales chilenas en su conjunto.

    Aunque ha sido escaso este diálogo interdisciplinar, es importante mencionar que investigadores como Ximena Valdés (2006, 2007), Teresa Valdés, Jimena Patricia Diez Berr, Julia Fawaz, Pamela Caro, José Olavarría (1998, 2001, 2008, 2011) e Irma Arriagada (2002, 2007), entre otros, son quienes mayoritariamente han generado un conocimiento interdisciplinario desde sus propios equipos de investigación o publicaciones; algunos de ellos desde posicionamientos feministas que apuntan a miradas que recogen la diversidad familiar (urbana y regional⁹) o de clase social desde disciplinas como la sociología, la antropología o el trabajo social. Esta interdisciplinariedad se ha manifestado en diferentes espacios de investigación y de generación de conocimiento; por ejemplo, el Centro de Estudios para el Desarrollo de la Mujer (Cedem), el Centro de Estudios de la Mujer (CEM), los magísteres sobre género de la Universidad de Chile¹⁰, la Universidad Alberto Hurtado a través del Centro de Investigaciones Socioculturales (Cisoc) y el Programa Interdisciplinario de Investigación sobre Cuidados, Familia y Bienestar (Cuifabi)¹¹. También, de manera informal, a través de un grupo de investigadores de la Universidad Diego Portales, la Pontificia Universidad Católica de Chile y la Universidad Alberto Hurtado¹².

    Indistinción conceptual entre familia y hogar

    Otro de los aspectos que caracteriza a la producción científica sobre familia en Chile es la insuficiente distinción conceptual de los diferentes significados otorgados a familia y hogar (Alberdi, 1999; Jelin, 1998; Rivas, 2007; Yanagisako, 1979), lo que implica, en palabras de Ariza y De Oliveira, que mientras las primeras están fundadas en relaciones de parentesco, las segundas se conforman por grupos residenciales de personas que comparten la vivienda, un presupuesto común y una serie de actividades imprescindibles para la reproducción cotidiana y que pueden o no estar unidas por lazos de sangre (2004: 9)¹³. No obstante, esta diferenciación analítica entre familia y unidad/grupo doméstico refiere a conceptos que necesariamente se superponen y complementan. Si bien es cierto que existe una confusión del término familia, que se deriva de su uso tanto para referirse a redes de parentesco como a grupos residenciales (viviendas y hogares), en algunos casos esta inseparabilidad ha sido una estrategia empírica: La ventaja de pensar la familia en torno a las personas que viven juntas en un hogar es que la hace fácil de observar. Por lo mismo, gran cantidad de investigadores e instituciones optan por trabajar con esta definición operativa (…). No obstante, este enfoque adolece de limitaciones, pues no considera los vínculos parentales más amplios (Herrera 2002 en Valenzuela et al., 2006: 19). Así, lo que se deriva de esta estrategia empírica es una cierta invisibilización de otras formas familiares susceptibles de ser analizadas. Los estudios nos muestran la existencia de una amplia variedad de prácticas familiares donde la residencia común no determina quién es parte de la familia y quién no. Algunas de estas prácticas mencionadas serían las siguientes: 1) el Living Apart Together (L. A. T), es decir, parejas que no viven juntas; 2) las familias plurigeneracionales, que son aquellas que viven lo suficientemente cerca para actuar como fuente de apoyo afectivo y material (padres mayores e hijos adultos); 3) las familias transnacionales, es decir, aquellas cuyos miembros viven separados, pero todavía se mantienen unidos y crean un sentimiento de bienestar colectivo (Bryceson y Vourela, 2002: 3-7). En este escenario de fórmulas residenciales diversas que conforman familias de diverso tipo, se detecta la importancia de considerar que la etnografía sobre familia es necesaria debido a la claridad que puede aportar en cuanto a ser consecuente con el uso que se hace de estos términos (Rivas, 2007: 111).

    La mirada feminista frente al dominio positivista y la esencialización del ámbito de lo familiar

    Producto del predominio de una mirada positivista, uno de los problemas que se detectan en el desarrollo de los trabajos sobre familia, es la esencialización del ámbito de lo familiar, donde la familia es vista como un lugar de paz, amor y cuidado. Todo ello, enmarcado en un proceso histórico de imposición fáctica de un determinado modelo de familia nuclear biparental con un padre proveedor y una madre cuidadora, que ha cruzado la historia de la sociedad chilena, donde la Iglesia católica ha sido la generadora más representativa de este modelo dominante (Ramos, 1998: 16). Esta influencia se tradujo en trabajos sobre familia, cuyos autores decían alejarse de una posición moralista y doctrinaria, pero que terminó reproduciendo un modelo de familia ideal, especialmente desde el campo de la psicología, donde en los trabajos aparecían frases como La misión de la familia es amar (Covarrubias et al., 1978: 19) o La familia, para permitir el desarrollo pleno y el equilibrio psicológico de las personas, ha de ser ese lugar donde cada cual llegue y pueda decir: ‘Qué bien estoy aquí, yo soy de aquí’ (Covarrubias et al., 1978: 20). Es más, en el marco de esta esencialización de lo familiar, también se encontraron trabajos que la consideraban como un lugar ausente de conflictos y de procesos de diferenciación y estratificación social producto de las relaciones de confianza que se daban entre sus miembros (Cousiño y Valenzuela, 1994).

    Sin embargo, el pensamiento feminista¹⁴ desafió la epistemología positivista al incluir la perspectiva de género. Desde este enfoque el grupo doméstico dejó de ser visto como un agregado de parientes que compartían intereses idénticos, puesto que desde el género, en palabras de Magdalena León, …la familia no se conceptualiza como una unidad armoniosa y consensual, sino más bien como un sistema de relaciones de poder, donde el conflicto social puede tener una importante cuota de poder (1994: 36)¹⁵. Es decir, la teoría de género entendió a la familia como una de tantas instituciones sociales en las cuales las relaciones de género se cimentan, reproducen y transforman. Así, el aporte del género a los estudios de familia se puede expresar en el acierto respecto de la incorporación de algunos temas, sin importar lo radical que pudiesen parecer cuando fueron introducidos por primera vez: 1) El notable aporte del género en el estudio de las causas y consecuencias de la división de tareas en el hogar. 2) El reconocimiento de los problemas de balance entre familia y trabajo. 3) La ampliación de las lentes teóricas aplicadas a los estudios para con ellos incluir la diversidad familiar y, 4) La integración de preocupaciones a nivel macro, meso y micro como contribución de la teoría de género, tanto para entender a las familias como para avanzar dentro de este campo (Marx Ferree, 2010: 423).

    Desde género a las familias

    En el tratamiento investigativo de la familia en Chile, el género ha sido una categoría de análisis fundamental. Durante los años 70 y 80 el predominio de visiones esencialistas y conservadoras establecieron la complementariedad y funcionalidad de los roles sexuales¹⁶ e impidieron considerar el aspecto relacional y de poder. Esta ideologización del mundo familiar como espacio armónico e igualitario desencadenó por parte de la crítica feminista la realización de investigaciones centradas en las tensiones y relaciones de poder existentes al interior del hogar rural y urbano. Los estudios feministas vieron el hogar como el lugar donde analizar las relaciones de género. Asimismo, el acceso al trabajo por parte de hombres y mujeres y sus consecuencias en el ámbito doméstico provocaron que en la literatura científica (Valdés, 2007; Valdés y Valdés, 2005), el hogar fuera visto como un lugar de negociación interna donde existían intereses individuales en función del género y la generación. Todo esto desencadenó la preocupación por las transformaciones en el ámbito de las relaciones de género a partir del análisis del trabajo productivo y reproductivo¹⁷ de la mujer, la inquietud por los jóvenes al interior de la familia, así como el interés por temas de salud sexual y reproductiva¹⁸, los cuales se mantienen hasta la actualidad. Todo ello, en un contexto social y político:

    Durante la década del 70, en círculos progresistas, y en especial, en la población más joven, se evidenciaron señales de una importante resistencia a la rigidez de los preceptos sociales de la época […]. En efecto, en la población joven circulaba con fuerza una serie de cuestionamientos que, aunque respondían a dinámicas sociales diferentes, convergieron en contra de los modelos patriarcales y proclamaron una mayor liberación acerca de la sexualidad y la igualdad de los géneros, entre otras realidades (Gutiérrez y Osorio, 2008: 111-112).

    Durante los años 90 se produjo una suerte de diálogo con la producción teórica internacional, coincidiendo con la década de la mujer proclamada por la ONU, el Año Internacional de la Familia, así como también la publicación de trabajos internacionales de Cepal (1994), Jelin y Paz (1991), el Pnud (1998, 2002 y 2010) y el impulso del Servicio Nacional de la Mujer (Sernam), marcando un antes y un después en la reflexión y producción sobre lo familiar. Pese a que en esta década se originó un intenso diálogo tanto académico como entre la academia y las instituciones públicas y organizaciones sociales, no se dio el salto necesario para que esta incipiente articulación de trabajos sobre familia en Chile pasara de una fase de fragilidad teórica a una fase de cierta madurez (Ramos, 1998: 12). Sin embargo, producto de la reflexión y el posicionamiento político del género y, en consecuencia, de lo familiar, surgieron en ese tiempo varias líneas de indagación dentro del campo temático familia, desde donde se desprendió un gran número de estudios que fueron realizados principalmente a partir de las dicotomías público/privado, producción/reproducción. Por ejemplo, en trabajos efectuados por Ximena Valdés¹⁹, entre otras académicas, se ha podido observar cómo las mujeres chilenas viven procesos de cambio en el ámbito de lo público que no se traducen en transformaciones en el espacio privado, donde el rol de las mujeres como madres reproduce relaciones de carácter patriarcal al interior del hogar (Palacios, 2006; Valdés y Godoy, 2008). Esta situación de la sociedad chilena ha sido caracterizada como conservadurismo fracturado, es decir, modificaciones en ciertas dimensiones que afectan los patrones de género y continuidad en la reproducción de la matriz tradicional en otras. Es por este motivo que los procesos de cambio y de reproducción social son nombrados como de tradición selectiva, ya que subsisten aspectos tradicionales y conservadores frente a prácticas igualitarias y democráticas (Valdés y Valdés, 2005: 205). Un proceso de tradicionalismo moderno que afecta de formas distintas en función de la clase social, es decir…

    …estaría más afincado en las mujeres de sectores medios, las que facilitan su trabajo fuera de la casa, contratando servicio doméstico y no reivindicando frente al Estado, por ejemplo, la creación de guarderías y jardines infantiles. La institución de la nana sería un rasgo del familismo o de la familia extensa que prevalecería en Chile, que daría cuenta de su anclaje en lo tradicional. En el caso de las clases medias inferiores y de los estratos bajos había más concordancia entre la imagen y las conductas, pues las mujeres pobres del campo y de la ciudad —sin tener el acceso a servicio doméstico— laboran en su hogar o realizan trabajos pagados sin salir de él (Montecino, 1991: 99).

    Asimismo, con respecto a la relación entre padres e hijos y en cuanto al tradicionalismo mencionado se señala que:

    El grado de separación de lo público adquiría formas diferentes con hijos varones que con hijas mujeres respecto de los permisos y las prohibiciones, así como en la división sexual del trabajo doméstico y no doméstico y, además, la preferencia por el hijo varón en el caso de optar para la prosecución de estudios de uno de sus hijos (Gutiérrez y Osorio, 2008: 114).

    En definitiva, investigaciones que adquirieron un gran protagonismo, ya que a partir de ellas se estableció conocimiento crítico sobre género y en consecuencia, sobre familia, trabajos relevantes situados en el pensamiento feminista.

    Lenta incorporación de temáticas emergentes respecto de la realidad actual de las familias en Chile

    La producción científica sobre familias en Chile señala que la familia se encuentra conmocionada por un conservadurismo fracturado (Valdés, 2008), en tanto da cuenta de una mujer trabajadora emancipada que a su vez cumple con las prácticas tradicionales de su género y parentesco: ser madre y esposa. Aunque los estudios muestran a una familia heteronormativa y patriarcal en transición a modelos familiares tendentes a unas relaciones de género más igualitarias, nos encontramos frente a una escasa producción de trabajos que se centren en familias que están fuera de la norma heterosexual y patriarcal; por ejemplo, la monoparentalidad por elección (adopción o reproducción asistida), las familias homoparentales, las familias tardías, las familias DINK (doble salario, sin hijos) o también las familias transnacionales.

    El hecho de que se incorporen lentamente como parte de la agenda investigativa de los estudiosos de las familias en las ciencias sociales en Chile, no quiere decir que estas familias no existan. Ante estas circunstancias, la necesidad de prestar más atención a la realidad actual de la familia en Chile (vínculos en torno a la homosexualidad, relaciones entre adultos mayores, familias políticas…) se vuelve cada vez más necesaria, ya que reflejaría los cambios sociales, culturales, económicos y tecnológicos que se suceden en el país desde la óptica de lo familiar. En relación con ello, los cuidados serían uno de los aspectos por incluir en una agenda de estudios de familia más atenta a las dinámicas reales (institucionales e interseccionales), en tanto prácticas sociales que reproducen desigualdades de género-parentesco, clase social, raza-etnia o extranjería, por mencionar solo algunos de los ejes de diferenciación social relacionados con las prácticas de cuidar y ser cuidado.

    El desafío de las nuevas categorías analíticas: el trabajo de cuidado y el trabajo de parentesco en contextos locales y transnacionales

    Los cuidados como un aspecto intrínseco de la vida social, solo recientemente se han transformado en un problema para investigar por parte de los científicos sociales (Hanlon, 2012: 29). En términos generales, el cuidado ha sido definido como las relaciones y actividades involucradas en el mantenimiento de las personas en su vida diaria e intergeneracionalmente (Nakano Glenn, 2010: 5); sin embargo, esta generalidad ha supuesto la multiplicidad de definiciones sobre cuidado y ciertas imprecisiones sobre el mismo. Es más, existen una serie de dificultades no solo en cuanto a la definición del cuidado, sino también a la hora de establecer los límites específicos entre el trabajo de cuidado, el trabajo doméstico y el trabajo reproductivo en tanto términos que, en su mayor parte, son casi intercambiables²⁰ (Duffy, 2011: 12) y que, de alguna forma, se contienen a sí mismos.

    En palabras de Nakano Glenn, el trabajo de cuidado envuelve tres tipos de actividades entrecruzadas. En primer lugar, el cuidado directo dirigido a las personas, el cual incluye cuidado físico (alimento, baño, aseo, etc.), cuidado emocional (escuchar, hablar, ofrecer consuelo, etc.) y servicios para ayudar a la gente a cubrir sus necesidades físicas y emocionales (comprar comida, ir de excursión, etc.). El segundo tipo de trabajo de cuidado refiere al mantenimiento físico de los alrededores en los cuales la gente vive (cambiar la ropa de cama, lavar la ropa, limpiar el suelo, etc.). Y el tercero, se relaciona con el trabajo de fomentar las relaciones y conexiones sociales entre las personas, una forma de trabajo de cuidado que ha

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