Política y religión: Teología pública para un mundo plural

Por Miguel Yaksic

¿Sería el mundo un mejor lugar si la religión fuera removida de la conversación pública? Frente a la respuesta afirmativa que dan los secularistas, Miguel Yaksic emprende un diálogo profundo y estimulante. También discute con una creciente tendencia neo tradicionalista en la Iglesia que piensa que, mientras más secularizado se hace el mundo, más se necesita una identidad católica clara y distintiva; como si la Iglesia tuviera que salirse del mundo, volviendo a la sacristía. Ambas tendencias desconocen lo que el autor llama el carácter irreductiblemente político de la fe cristiana. Son justamente los pobres –aquellos que ni son secularistas ni neo tradicionalistas– quienes necesitan seguir creyendo en la naturaleza pública de la esperanza cristiana: las promesas liberadoras del Dios de Abraham y de Jesucristo.

• Idioma: Español
• Editorial: Ediciones Universidad Alberto Hurtado
• Fecha de lanzamiento: 18 nov 2019
• ISBN: 9789568421458

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socialmente.

I

RELIGIÓN EN UN MUNDO PLURAL

Los defensores de los valores constitucionales modernos de la libertad, la igualdad y el respeto mutuo, han desarrollado una posición filosófico-político-moral frecuentemente llamada liberalismo político. Este conjunto de principios, que representa uno de los logros más importantes de toda la modernidad, se vería mejor resguardado si la religión —y otras concepciones comprehensivas de la existencia— fuera removida de la esfera pública. El principio secular-liberal de la separación entre la Iglesia y el Estado supone para ellos que la fe, las prácticas religiosas y la noción del bien y de lo bello deberían ser tratadas como asuntos privados. Si la religión termina, así, confinada a la vida privada, entonces estos principios podrían darle forma a los comportamientos personales sin interferir en los asuntos públicos.

En términos generales, este es el marco en el cual el cristianismo y las religiones con carácter público en general han tenido que llevar adelante sus propios compromisos. Esto no sería un problema si la fe cristiana buscara solo darle forma a la conciencia personal de los individuos. Pero, como argumentaré en este capítulo, si aceptamos que el cristianismo pretende conferir un cierto orden teológico y moral no solo a la conciencia individual sino también a todo el mundo, entonces el paradigma liberal moderno se convierte en un problema mayor para el cristianismo.

El presente capítulo explorará la naturaleza y las consecuencias de esta tensión. Las primeras dos secciones están dedicadas a articular el dilema entre la tendencia moderna hacia la privatización de la religión y lo que aquí llamo el carácter irreductiblemente político de la fe cristiana. La tercera sección examina la relación entre convicciones religiosas y razones políticas en vistas de defender la proposición que sostiene que un creyente debería poder hacer uso público de sus creencias en el ámbito de lo político. Finalmente, una evaluación del concepto de secularización ofrecerá un contexto más amplio para la pregunta por el lugar y el rol de las comunidades de fe en el mundo