Desde antes de su campaña electoral de 2018, Andrés Manuel López Obrador sorprendió a todos utilizando el discurso religioso como refuerzo moral de su discurso político. A todos sorprendió la alianza electoral con el Partido Encuentro Social (PES), un partido confesional de corte evangélico-pentecostal. La militancia de izquierda secular de Morena se sentía especialmente agraviada por ir en una misma travesía con un partido que reivindicaba la familia tradicional, se erigía antiderechos y exaltaba valores fundamentalistas.
Como presidente, López Obrador se convirtió en un factor que legitimaba el regreso de la religión a la vida pública. De manera intrépida convirtió lo