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El Libro de Jueces
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El Libro de Jueces

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¿Puede usted imaginarse siendo dirigido y gobernado por jueces? No un rey, un presidente o un primer ministro, sino ¡un juez! La nación de Israel fue gobernada en esa forma por 350 años aproximadamente. Durante ese tiempo, Israel entró en un ciclo continuo de rebelión, juicio y arrepentimiento. Lea el relato del Dr. Bailey acerca de cómo poder evitar los ciclos de rebeldía en su vida, prestando atención a las advertencias dadas en este libro, pueda usted ser hallado entre aquellos que andan en el temor del Señor, encontrando paz y reposo, y heredando la gloria eterna.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento8 jun 2018
ISBN9781596656109
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    El Libro de Jueces - Dr. Brian J. Bailey

    modificaciones.

    CAPÍTULO 1

    INTRODUCCIÓN

    1:1 – 3:7

    El libro de Jueces comienza con la declaración que Josué ha muerto (ver también Jueces 2:8). Luego se nos da un modus operandi (método de operación) de los hijos de Israel en la tierra de Canaán. Aunque la tierra de Canaán había sido conquistada durante el tiempo de Josué, Israel nunca llegó a poseer su herencia completa. Cada una de las tribus de Israel era responsable de subyugar a sus enemigos en sus propias porciones de tierra, pero todavía había muchas fortalezas cananeas que estaban en poder de sus enemigos. También debemos notar que estos capítulos de apertura (del 1:1 – 3:4) no son secuenciales en su presentación, y algunos de los acontecimientos ocurren antes de la muerte de Josué.

    Judá posee su herencia, 1:1-20

    1:1 - Aconteció después de la muerte de Josué, que los hijos de Israel consultaron a Jehová, diciendo: ¿Quién de nosotros subirá primero a pelear contra los cananeos? El libro de Jueces abre con una escena que tuvo lugar después de la muerte de Josué. Los ancianos que sobrevivieron a Josué y los demás israelitas le pidieron dirección al Señor para escoger a la tribu que debía ir primero a luchar contra los cananeos.

    1:2 - Y Jehová respondió: Judá subirá; he aquí que yo he entregado la tierra en sus manos. El Señor escogió a la tribu de Judá para ir primero. Esto fue el cumplimiento de la profecía dada por el patriarca Jacob sobre su hijo Judá, que el cetro (o liderazgo) no sería quitado de Judá (Gn. 49:10). Además, Dios prometió después que Él lucharía por Judá y entregaría a sus enemigos en sus manos.

    1:3 - Y Judá dijo a Simeón su hermano: Sube conmigo al territorio que se me ha adjudicado, y peleemos contra el cananeo, y yo también iré contigo al tuyo. Y Simeón fue con él. Judá le pide ayuda a Simeón en su batalla contra los cananeos. El apego que la tribu de Judá tenía por la tribu de Simeón se puede explicar en Génesis 49:7, cuando Jacob, su padre, declara que Simeón sería dispersado entre las tribus de Israel. Gran parte de la herencia de la tribu de Simeón estaba dentro de la tribu de Judá. Como leemos en Josué 19:9: De la suerte de los hijos de Judá fue sacada la heredad de los hijos de Simeón por cuanto la parte de los hijos de Judá era excesiva para ellos; así que los hijos de Simeón tuvieron su heredad en medio de la de Judá.

    1:4 - Y subió Judá, y Jehová entregó en sus manos al cananeo y al ferezeo; e hirieron de ellos en Bezec a diez mil hombres. Los cananeos eran descendientes de Canaán, hijo de Cam, hijo de Noé (Gn. 10:6). De hecho, la mayoría de los habitantes de Canaán eran descendientes de Cam, quien había sido maldecido. Sus descendientes incluyen las siguientes diez naciones: jebuseos, amorreos, gergeseos, heveos, araceos, sineos, arvadeos, zemareos, hamateos y cananeos (Gn. 10:15-20). Todos ellos ocupaban la tierra que Dios había prometido a Abraham y su simiente, estableciéndose en el área entre el mar Mediterráneo y el río Jordán.

    El nombre cananeos, con el tiempo, vino a ser sinónimo de mercaderes, pero ellos también fueron agricultores (cf. Zac. 14:21. Ver Strong H3669). Los ferezeos moraban en los pueblos, mientras que los cananeos moraban en su mayoría en las ciudades amuralladas. La ciudad de Bezec estaba cerca de Gaza, aproximadamente a unos treinta kilómetros de Jerusalén.

    1:5-7 - Y hallaron a Adoni-bezec en Bezec, y pelearon contra él; y derrotaron al cananeo y al ferezeo. Mas Adoni-bezec huyó; y le siguieron y le prendieron, y le cortaron los pulgares de las manos y de los pies. Entonces dijo Adoni-bezec: Setenta reyes, cortados los pulgares de sus manos y de sus pies, recogían las migajas debajo de mi mesa; como yo hice, así me ha pagado Dios. Y le llevaron a Jerusalén, donde murió.

    Adoni-bezec, que significa señor de Bezec, era su rey. Los israelitas lo persiguieron y cuando lo agarraron, le cortaron los pulgares y los dedos gordos de los pies. Es interesante que los israelitas castigaran a Adoni-bezec de la misma forma en que él había castigado a otros setenta reyes. Este castigo lo incapacitaba para usar armas.

    El castigo de Adoni-bezec ilustra una de las verdades más importantes en la Palabra de Dios. Se repite una y otra vez en las Escrituras desde Génesis hasta Apocalipsis: Cosechamos lo que sembramos. Si sembramos el bien cosecharemos el bien, pero si sembramos el mal cosecharemos el mal, como lo hizo Adoni-bezec.

    Pablo dice en Gálatas 6:7: No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Si matamos a espada, a espada moriremos (Ap. 13:10). No debemos engañarnos pensando que no segaremos las consecuencias de nuestras acciones. El Señor da el castigo adecuado al delito, tanto en esta vida como en la venidera (Ap. 20:12).

    1:8 - Y combatieron los hijos de Judá a Jerusalén y la tomaron, y pasaron a sus habitantes a filo de espada y pusieron fuego a la ciudad. Aquí se declara que Jerusalén fue tomada por Judá, pero evidentemente no la retuvieron por mucho tiempo. Los jebuseos obviamente volvieron a ocupar Jerusalén cuando los benjamitas intentaron adquirir su territorio. De hecho, los jebuseos permanecieron allí hasta la época de David, cuando éste conquistó la ciudad (2 S. 5:6-9).

    La conquista de Hebrón

    La conquista de Hebrón fue un acontecimiento muy importante en la historia de Israel. Hebrón, que significa literalmente asiento de asociación, era la morada de Abraham y Sara y fue también el lugar dónde los enterraron. Después fue dado a Caleb como su herencia, y como Caleb siguió al Señor fielmente (Nm. 32:12), Hebrón habla de la herencia de aquellos que son sinceros.

    Años después, el rey David reinó durante siete años y medio en Hebrón antes de tomar el monte Sion, la herencia final y la morada de Dios. Estas dos ciudades (y montes) hablan de experiencias y herencias espirituales. Como creyentes, primero debemos aprender todas las lecciones de Hebrón y ser sinceros con el Señor, antes de poder ascender al monte santo de Dios, el monte Sion.

    1:9 - Después los hijos de Judá descendieron para pelear contra el cananeo que habitaba en las montañas, en el Neguev, y en los llanos. Después de conquistar Jerusalén y a los jebuseos, los ejércitos de Judá y Simeón volvieron al sur de Hebrón, ciudad situada a 900 mts. sobre el nivel del mar, a unos treinta kilómetros al sur de Jerusalén.

    1:10 - Y marchó Judá contra el cananeo que habitaba en Hebrón, la cual se llamaba antes Quiriat-arba; e hirieron a Sesai, a Ahimán y a Talmai. Quiriat-arba significa la ciudad de Arba. Arba era un destacado guerrero entre los anaceos, una tribu de gigantes con el cuello muy largo. También era el padre de Anac (Jos. 14:15; 15:13). Estos gigantes (o nefilims en hebreo) eran de la misma tribu que los diez espías israelitas habían visto cuarenta años antes cuando fueron a reconocer la tierra.

    Leemos en Números 13:22: Y subieron al Neguev [los espías hebreos] y vinieron hasta Hebrón; y allí estaban Ahimán, Sesai y Talmai, hijos de Anac. En ese entonces Israel estaba llena de incredulidad y no entraron en la Tierra Prometida en Cades-barnea (Nm. 13:32-33). Fue después, durante el tiempo de Josué, que estos gigantes recibieron un trato severo.

    Fue Caleb quien mató a estos tres gigantes, como lo registra Josué 15:13-14: Mas a Caleb hijo de Jefone dio su parte entre los hijos de Judá, conforme al mandamiento de Jehová a Josué: la ciudad de Quiriat-arba padre de Anac, que es Hebrón. Y Caleb echó de allí a los tres hijos de Anac, a Sesai, Ahimán y Talmai, hijos de Anac. Caleb era de la tribu de Judá (Nm. 13:6), por lo que probablemente fue el comandante del ejército de Judá.

    Es un hecho solemne que si no cumplimos los propósitos de Dios, Él levantará a alguien más para llevar a cabo la tarea. Prestemos la máxima atención a la advertencia de Hebreos 4:1: Temamos pues, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado.

    1:11-12 - De allí fue a los que habitaban en Debir, que antes se llamaba Quiriat-sefer. Y dijo Caleb: El que atacare a Quiriat-sefer y la tomare, yo le daré Acsa mi hija por mujer. Quiriat-sefer, otro nombre para Debir, significa la ciudad del libro. Sin duda, era una ciudad donde se congregaban escritores.

    Judá atacó Debir, que está a unos diecisiete kilómetros al sudoeste de Hebrón. La antigua ciudad de Debir está asociada con la ciudad actual de Tell Beit Mirsim. Esta ciudad todavía conserva las dos fuentes de agua fría que proporcionan agua para los granjeros locales.

    Josué 15:15-16 dice: De aquí subió contra los que moraban en Debir; y el nombre de Debir era antes Quiriat-sefer. Y dijo Caleb: Al que atacare a Quiriat-sefer, y la tomare, yo le daré mi hija Acsa por mujer. Estos versículos son idénticos a los de Jueces 1:11-12. Por lo tanto, podemos asumir que el orden cronológico aquí cambia. Este acontecimiento ocurrió durante la vida de Josué, varios años después de que Caleb pidiera Hebrón como su herencia.

    1:13-15 - Y tomola Othoniel hijo de Cenez, hermano menor de Caleb: y él le dio a Acsa su hija por mujer. Y cuando la llevaban, persuadióle que pidiese a su padre un campo. Y ella se apeó del asno, y Caleb le dijo: ¿Qué tienes? Ella entonces le respondió: Dame una bendición: que pues me has dado tierra de secadal, me des también fuentes de aguas. Entonces Caleb le dió las fuentes de arriba y las fuentes de abajo (RV 1909). Ahora se nos presenta el hermoso personaje de Acsa.

    Hace unos treinta años hablé sobre esta hermosa mujer de Dios en cierto Instituto Bíblico. Uno de los estudiantes, cuya esposa estaba entonces embarazada, llamó a su primera hija Acsa. Ella es ahora una hermosa señorita y muy digna de llevar el nombre que le dieron.

    La razón por la que he elogiado el personaje de Acsa es simplemente porque ella encaminó a su esposo en la dirección correcta: buscar todo lo que el Señor tenía para ellos. Ella le sugirió a Otoniel que pidiera la herencia que Dios tenía para él: las fuentes de arriba y las fuentes de abajo. El Señor nos dio el mandamiento en el Salmo 2:8: Pídeme, y te daré por herencia las naciones, y como posesión tuya los confines de la tierra. Una mujer tiene una influencia tremenda sobre su esposo. Ella lo fortalecerá en el camino correcto o en el incorrecto.

    Jezabel, por ejemplo, animó a su marido a hacer el mal. 1 Reyes 21:25 dice: A la verdad ninguno fue como Acab, que se vendió para hacer lo malo ante los ojos de Jehová; porque Jezabel su mujer lo incitaba. De hecho, Jezabel incitó o empujó a su marido Acab a hacer cosas malas.

    Por tanto, las esposas deben entender que ellas son el estímulo detrás de las acciones de sus maridos, y que o bien afirmarán a sus maridos en el camino de Dios o en el camino de la maldad.

    Acsa quería que Otoniel recibiera todo lo que Dios tenía para él, que obtuviera toda la bendición de Dios. Todas las esposas deberían procurar imitar el carácter de Acsa para que, por medio de la oración y del estímulo piadoso, animen a sus esposos a avanzar para alcanzar todo lo que Dios tiene para ellos. Esta es una verdadera compañera.

    Entonces Caleb le dio las fuentes de arriba y las fuentes de abajo. Estas dos fuentes pueden tener un paralelismo con las dos lluvias de Israel: la temprana (fuente inferior) y la tardía (fuente superior). La lluvia temprana es la lluvia inicial que ablanda la tierra para que se pueda sembrar la semilla, y la lluvia tardía es la lluvia fuerte que llega hacia el final de la cosecha para darle madurez a la siembra.

    Espiritualmente, la lluvia temprana representa el derramamiento inicial del Espíritu Santo en el día de Pentecostés (cuando la Era de la Iglesia inició y la semilla del Evangelio fue sembrada). La lluvia tardía representa el avivamiento de los últimos días, cuando la Iglesia en todo el mundo celebrará espiritualmente la fiesta de los Tabernáculos (Jl. 2:23), llevando a la Iglesia a madurez y preparándola para la Segunda Venida de Cristo.

    1:16 - Y los hijos del ceneo, suegro de Moisés, subieron de la ciudad de las palmeras con los hijos de Judá al desierto de Judá, que está en el Neguev cerca de Arad; y fueron y habitaron con el pueblo. Los hijos del suegro de Moisés, Jetro (Nm. 10:29-32; Jue. 4:11), dejaron su morada en el país montañoso de Judá para vivir entre la tribu de Judá. Los ceneos eran una tribu nómada y casi todos ellos herreros, porque la palabra ceneo significa herrero. La ciudad de las palmeras se refiere a Jericó (Dt. 34:3; 2 Cr. 28:15).

    1:17 - Y fue Judá con su hermano Simeón, y derrotaron al cananeo que habitaba en Sefat, y la asolaron; y pusieron por nombre a la ciudad, Horma. Esta es una ciudad al suroeste de Judá cerca de Arvad. Su significado original era atalaya, pero su nombre se cambió a Horma, la cual fue condenada a la destrucción. Fue en Horma donde los israelitas fueron derrotados cuando intentaron presuntuosamente entrar en la tierra después de que Moisés se lo prohibiera (Nm. 14:45).

    1:18 - Tomó también Judá a Gaza con su territorio, Ascalón con su territorio y Ecrón con su territorio. Judá expulsó a los filisteos de Gaza, una ciudad localizada en la planicie costera de Israel y como a cinco kilómetros del mar Mediterráneo. Sin embargo, los israelitas no los destruyeron completamente, ya que éstos surgieron de nuevo en los días de Sansón y también de David.

    Por el orden de las ciudades, vemos claramente que los hijos de Judá llegaron al sur a través de Jerusalén; luego, a través del desierto, se abrieron paso hacia el oeste y después tomaron el territorio desde el sur. Conquistaron estas ciudades, pero como ya hemos dicho, para el tiempo de Sansón todas estaban nuevamente en manos de los filisteos.

    Este versículo tiene una gran importancia y significado para la actualidad. Gaza, la cual hoy es conocida como la franja de Gaza en Palestina, fue entregada por Dios a la tribu de Judá como su herencia (Jos. 15:20-62). Los habitantes originales de Gaza, los filisteos (hoy conocidos como los palestinos), fueron rechazados por Dios, y el Señor le dio sus tierras a Israel.

    Por lo tanto, cuando los políticos de hoy intentan devolver Gaza a los palestinos para lograr la paz, no saben lo que están haciendo. Están intentando deshacerse de la tierra santa de Dios. Dios le prometió la tierra de Israel a la descendencia de Abraham (los judíos), y cualquiera que intente quitársela será severamente castigado por Dios, en esta vida y en la eternidad.

    Los políticos no se dan cuenta de que habrá consecuencias eternas por las acciones que tomen con relación a la tierra de Israel. El Señor habla en Joel 3:2 acerca del hecho de que la tierra de Israel será dividida en nuestros días: ...y repartieron mi tierra. El Señor sigue hablando en Joel capítulo 3 del juicio sobre aquellos que dividen Su tierra santa.

    1:19 - Y Jehová estaba con Judá, quien arrojó a los de las montañas; mas no pudo arrojar a los que habitaban en los llanos, los cuales tenían carros herrados. Los habitantes del valle sin duda estaban muy bien equipados militarmente. Incluso en aquellos días, unos 1,400 años antes de Cristo, tenían carros herrados, que aparentemente impidieron que los hijos de Judá avanzaran y entraran en la plenitud de su herencia.

    La pregunta surge en el corazón de los piadosos: ¿Por qué Judá no pudo entrar plenamente a su herencia, siendo que Dios se la había dado? La respuesta es que el enemigo era demasiado fuerte para ellos en aquel entonces. Hay una situación similar más adelante en la historia cuando Dios le entregó

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