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Información de este libro electrónico

Como cristianos es vital que seamos bien establecidos en la verdad de la Palabra de Dios para permanecer firmes en los días que están por venir. Tener una comprensión general de la Biblia es un deber, y se convertirá en una realidad a través de la lectura de este libro ungido.

Este estudio de los 66 libros de la Biblia incluye un breve comentario sobre el periodo intertestamental de la historia bíblica. El Dr. Bailey se ha centrado en los conceptos claves de cada uno de los estudios, y ha entremezclado varias revelaciones maravillosas de su vasta experiencia. A través de este estudio bien escrito, usted llegará a comprender fácilmente las verdades destacadas que fluyen a través de las páginas del Libro de Dios, y ganará un mayor deseo de estudiar Su Palabra.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento8 jun 2018
ISBN9781596655775
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    Conozca su Biblia - Dr. Brian J. Bailey

    CONOZCA SU BIBLIA

    Un estudio del Antiguo y Nuevo Testamentos

    Dr. Brian J. Bailey

    Título original en inglés: Know Your Bible

    © 2005 Brian J. Bailey.

    Versión 1.2 (2022)

    Título en español Conozca su Biblia

    © Brian J. Bailey, agosto 2006.

    Versión 1.2 (2022)

    Libro de texto de Zion Christian University

    usado con permiso.

    Todos los derechos reservados

    Publicado por Zion Christian Publishers.

    Diseño de portada: © 2005 Brian J. Bailey y sus licenciatarios.

    Todos los derechos reservados.

    Traducción al español por: Marian Belmonte.

    Edición en español: Raimundo J. Ericson, agosto 2006.

    Primera edición en español: agosto 2006.

    A menos que se indique lo contrario,

    todas las citas bíblicas fueron tomadas

    de la versión Reina-Valera en su revisión de 1960,

    © 1960, Sociedades Bíblicas Unidas.

    Publicado en formato e-book en 2022

    En los Estados Unidos de América.

    ISBN versión electrónica (E-book)  1-59665-577-1

    Para obtener más información comuníquese a:

    Zion Christian Publishers

    Un ministerio de Zion Fellowship, Inc

    P.O. Box 70

    Waverly, NY 14892

    Tel: (607) 565-2801

    Llamada sin costo: 1-877-768-7466

    Fax: (607) 565-3329

    www.zcpublishers.com

    AGRADECIMIENTOS

    A las siguientes personas por su arduo trabajo y colaboración en la edición en español: Marian Belmonte por su trabajo en la traducción de este libro. A Raimundo Ericson, Carla Borges y el equipo de trabajo de IBJ Guatemala por su trabajo de edición y revisión.

    Al equipo editorial de ZCP: Carla Borges, David Kropf, Ana Karen Poza, Hannah Schrock y Suzanne Ying.

    Queremos expresar nuestra gratitud a estos amados hermanos por sus muchas horas de invalorable ayuda, sin las cuales este libro no habría sido una realidad. Reconocemos profundamente su diligencia, creatividad y excelencia en la compilación de este libro para la gloria de Dios.

    Prefacio

    El tema central de la Biblia es la asombrosa compasión de Dios para con la raza humana, que fue creada a Su imagen y semejanza pero que está muy lejos de la naturaleza y de la bondad de su Creador. Por medio de la desobediencia de Adán, el primer hombre, el pecado (que significa todo aquello que es malo) entró en el mundo y destruyó la comunión entre Adán y su Hacedor.

    Dios mismo tuvo que pagar el precio para redimirnos y restablecer el compañerismo con Él. En consecuencia, fue Él quien tuvo que dar a Su Hijo Unigénito, Jesucristo, como sacrificio por nuestros pecados. Por esa razón tuvo que hacerse hombre. Dios el Padre preparó un cuerpo para Su Hijo en el vientre de María de Nazaret. Jesús fue concebido por el tercer miembro de la Santa Trinidad, el bendito Espíritu Santo.

    El Hijo de Dios se llamó Jesús, que significa Salvador, y vivió una vida sin pecado. Luego se ofreció sin mancha a Su Padre por el poder del Espíritu Santo. Aceptado y aprobado por Dios, Jesucristo fue el Cordero de Dios que se convirtió en el sacrificio realizado en la cruz del Calvario, fuera de los muros de Jerusalén, a favor de todos los que creyeran en Él. Fue sepultado en una tumba situada en un huerto y resucitó al tercer día como una señal para nuestra justificación.

    El Señor Jesús vive para siempre sentado a la diestra de Dios hasta que regrese con 10.000 de Sus santos para recibir a todos los que creen en Su nombre y para castigar con fuego eterno a todos los que lo rechazan.

    Esta gran salvación, que nos limpia por medio de Su sangre derramada en la cruz del Calvario, está disponible para todos. Simplemente debemos creer, confesar que somos pecadores, pedir a Jesús que nos perdone, pedirle que entre en nuestro corazón y recibirlo por fe. De esta manera nacemos de nuevo por el Espíritu de Dios y pasamos a ser un hijo o una hija del Dios vivo.

    Jesús dijo: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna (Jn. 3:16). Le invito, amable lector, a hacer eso ahora y recibir a Jesús como su Salvador.

    Ahora lo invitamos a que Conozca su Biblia por medio del siguiente estudio de los tesoros de la Palabra de Dios, que es una guía para el creyente desde la tierra hasta el cielo. Hágalo en actitud de oración y sus ojos serán abiertos a las asombrosas verdades que ella contiene. Jesús dijo: [...]; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres (Jn. 8:32).

    ESTUDIO

    DEL

    ANTIGUO

    TESTAMENTO

    INTRODUCCIÓN

    La gran necesidad de los estudiantes de la Biblia en la actualidad es tener una perspectiva amplia e integral de la Biblia, con el fin de que puedan entender las verdades sobresalientes que fluyen por las páginas del Libro de Dios. De ese modo, los estudiantes podrán comprender con más facilidad el mensaje central de la redención y el plan de Dios para las edades, al igual que Su plan para cada vida. Este estudio se ha escrito con ese objetivo en mente.

    La Biblia contiene 66 libros diferentes que han sido divididos en dos partes: el Antiguo Testamento (39 libros) y el Nuevo Testamento (27 libros). En primer lugar, consideraremos cómo fue escrito y compilado el Antiguo Testamento.

    Las divisiones

    El Pentateuco

    Está compuesto por los cinco primeros libros, que los judíos llaman Los cinco primeros libros de Moisés. El mundo occidental los conoce como Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio.

    Los Libros Históricos

    Comprenden los siguientes libros: Josué, Jueces, Rut, 1 y 2 Samuel, 1 y 2 Reyes, y 1 y 2 Crónicas.

    Los Libros de la Restauración

    Los libros de Esdras, Nehemías y Ester, llamados de la Restauración, fueron escritos después del regreso de los judíos de la cautividad en Babilonia. Van de la mano de los libros escritos por los profetas de la Restauración: Hageo, Zacarías y Malaquías.

    Los Libros Poéticos

    Son los libros de Job, Salmos, Proverbios, Eclesiastés y Cantar de los Cantares.

    Los Profetas Mayores

    Estos libros proféticos recibieron este nombre por su extensión. Son las profecías de Isaías, Jeremías (incluido su libro de Lamentaciones), Ezequiel y Daniel.

    Los Profetas Menores

    Los Profetas Menores comprenden doce libros, que contienen menos material que los denominados Profetas Mayores. Son los libros de Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahum, Habacuc, Sofonías, Hageo, Zacarías y Malaquías.

    El Pentateuco

    Pentateuco es una palabra griega que significa cinco volúmenes y se aplica al conjunto de los cinco primeros libros de la Biblia. A veces se hace referencia esta sección como el Libro de la Ley o la Ley. Este nombre se da en la Escritura, como leemos en 2 Crónicas 31:3: "El rey contribuyó de su propia hacienda para los holocaustos a mañana y tarde, y para los holocaustos de los días de reposo, nuevas lunas y fiestas solemnes, como está escrito en la ley de Jehová". Nehemías 8:18 dice también: Y leyó Esdras en el libro de la ley de Dios cada día, desde el primer día hasta el último; e hicieron la fiesta solemne por siete días, y el octavo día fue de solemne asamblea, según el rito.

    Los judíos también se refieren a esta colección de escritos como la Torá, que significa enseñanza, doctrina o instrucción. Es la parte más importante del Antiguo Testamento, ya que sus enseñanzas constituyen el fundamento sobre el cual se basa el resto de la Escritura. Jesús se refiere a los Diez Mandamientos (que se encuentran en Éxodo 20 y se repiten en Deuteronomio 5) y declara que Él vino para cumplirlos (Mt. 5:17). Nosotros debemos guardar estos mandamientos, y deben estar escritos en nuestra mente y en las tablas de carne de nuestro corazón (Jer. 31:33).

    El libro de Génesis

    Introducción

    El primer libro de la Biblia se denomina así debido a que comienza con la palabra hebrea Bereshith, que significa en el principio. Génesis es la palabra griega que significa principio u origen. En este libro encontramos los comienzos de todas las cosas, algunas de las cuales son:

    1.  El comienzo del cielo y de la tierra (1:1).

    2.  El comienzo de la vegetación y de la vida animal (1:12).

    3.  La creación del hombre y la mujer, y también del matrimonio (2:21-24).

    4.  El comienzo del pecado (3:1-24).

    5.  El comienzo de la redención mediante el derramamiento de sangre (3:21).

    6.  El comienzo del asesinato (4:8).

    7.  El comienzo de la poligamia (4:19).

    8.  El comienzo de la música (4:21).

    Bosquejo

    1.  Siete días de creación  1:1–2:3

    a. Primer día: noche y día  1:5

    b. Segundo día: cielo  1:8

    c. Tercer día: tierra, mares y vegetación  1:9-13

    d. Cuarto día: sol, luna y estrellas  1:14-19

    e. Quinto día: peces y aves  1:20-23

    f. Sexto día: toda criatura viviente y el hombre  1:24-31

    g. Séptimo día: Dios descansó, día de reposo  2:1-3

    2.  El huerto del Edén  2:4-25

    3.  La caída  3:1-20

    4.  Anuncio de la redención  3:21

    5.  Caín y Abel  4:1-24

    6.  La línea de los justos desde Set hasta Noé  5:1-32

    7.  Cruce de las líneas de los justos y los injustos  6:1-7

    8.  Elección de Noé y la construcción del Arca  6:8-22

    9.  El Diluvio  8:1–9:29

    10.  Genealogías de Noé  10:1-32

    11.  La torre de Babel  11:1-9

    12.  Generaciones de Noé a Abraham  11:10-32

    13.  Vida de Abraham  12:1–18:33; 20:1–25:10

    14.  Vida de Isaac  25:10–28:5; 35:27-29

    15.  Vida de Jacob  25:26–37:34; 42:1-36; 45:25–50:24

    16.  Vida de José  30:24–50:2

    Temas principales

    La creación

    El evento de la creación –muy combatido por quienes a sí mismos se llaman evolucionistas– está demostrado por el hecho de que en el mundo, y en particular en la vida animal, todo produce según su especie porque Dios lo ha ordenado (Gn. 1:11, 21, 24-25). Esto destruye la base misma de la teoría de la evolución, que presupone que hay una transmutación o evolución de las especies a lo largo del tiempo, de lo cual no existe evidencia.

    Los esfuerzos del hombre por ir más allá de lo que Dios el Creador ha ordenado han terminado en fracaso. Por ejemplo, Dios trabajó por seis días y después descansó el séptimo día y llamó santo a ese día (Gn. 2:3). De ese modo, se ordena tanto al ser humano como a los animales que trabajen seis días y descansen el séptimo, llamado el día del Señor. Los ateos de la Revolución Francesa, buscando cambiar los decretos de Dios, trataron de hacer que hombres y animales trabajaran en ciclos de diez días, pero descubrieron que tuvieron que volver al ciclo de siete días por el agotamiento que sufrían todos. Otro ejemplo fue cuando los científicos de la Unión Soviética se negaron a reconocer la creación y buscaron perpetuar la evolución. El resultado fue que la investigación científica en su país quedó con un retraso de 50 años por detrás de los países occidentales.

    ¿Creen los evolucionistas en sus teorías? ¡Difícilmente! Charles Darwin, en su lecho de muerte, pidió que le abrieran la ventana de su cuarto para poder escuchar los himnos que una congregación cercana estaba entonando. Cuando le preguntaron: Señor Darwin, ¿y qué de sus teorías y creencias en la evolución?, Darwin contestó que eran producto de imaginaciones de su juventud, (Bowden, Malcolm, págs. 259-276, sección 6.6).

    El agnóstico Aldous Huxley (un biocientífico británico que fue otro defensor de la evolución) confesó sinceramente: Yo tenía motivos para no querer que el mundo tuviera significado; por consiguiente, supuse que no tenía ninguno y pude, sin ninguna dificultad, encontrar razones satisfactorias para esta suposición. El filósofo que no halla significado en el mundo no se ocupa exclusivamente de un problema de la metafísica pura; también se ocupa de demostrar que no existe razón válida por la cual él personalmente no debería hacer lo que quiere hacer, o por la cual sus amigos no deberían apropiarse del poder político y gobernar del modo que sea más ventajoso para sí mismos […]. Para mí, la filosofía de la falta de significado era esencialmente un instrumento de liberación, sexual y política (Huxley, Aldous, pág. 270).

    En otras palabras, como respuesta a la pregunta sobre si él creía que existía un Dios, dijo, efectivamente: Lo creo; pero me aferré a la vana esperanza de que no existía para calmar mi mala conciencia y así continuar en mis caminos de pecado.

    La creación significa que hay un Creador al cual debemos rendir cuentas de la vida que vivimos aquí sobre la tierra. Su decreto de que nos reproduzcamos según nuestra especie también se extiende a la esfera espiritual: lo que somos determinará el fruto que produzcamos dondequiera que vayamos. Vivamos una vida piadosa, digna de hijos e hijas de un Dios santo, que fomenten la santidad y el temor del Señor en la vida de otros.

    Al escribir a los romanos, el apóstol Pablo declaró: Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa (Ro. 1:20).

    Apreciemos el esplendor y las maravillas de la creación de Dios caminando por las praderas y contemplando la increíble belleza de los paisajes montañosos y el firmamento. Entonces exclamaremos, como hizo David en el Salmo 8: ¡Oh Jehová, Señor nuestro, cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra! Has puesto tu gloria sobre los cielos; de la boca de los niños y de los que maman, fundaste la fortaleza, a causa de tus enemigos, para hacer callar al enemigo y al vengativo. Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste, digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites? Le has hecho poco menor que los ángeles, y lo coronaste de gloria y de honra. Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; todo lo pusiste debajo de sus pies: ovejas y bueyes, todo ello, y asimismo las bestias del campo, las aves del cielo y los peces del mar; todo cuanto pasa por los senderos del mar. ¡Oh Jehová, Señor nuestro, cuán grande es tu nombre en toda la tierra!

    Los patriarcas

    Adán

    Génesis 1:26-27 afirma: Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza [...]. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. El primer hombre fue creado a imagen de Dios, lo cual quiere decir que poseía el mismo tipo de cuerpo y de rasgos que Dios. Conforme a nuestra semejanza también significa similitud en el área de las emociones: con capacidad de amar, de odiar y todos los demás atributos que forman nuestro carácter.

    Adán fue creado en estado de inocencia, sin conocer el bien y el mal. Sin embargo, Dios es santo. En pocas palabras, santidad significa inocencia que ha sido probada. Por esa razón Adán fue puesto en el hermoso huerto del Edén, en el cual estaba el árbol de la vida y también el del conocimiento. Dios había dado el mandamiento de que no debían comer del árbol del conocimiento del bien y del mal, pues si lo hacían morirían.

    A Satanás, en forma de serpiente, se le permitió tentarlos. Eso hizo, tratando de desacreditar el carácter de Dios al decir: ¿Conque Dios os ha dicho...? (Gn. 3:1). Entonces Eva, la esposa de Adán, fue engañada por sus palabras con respecto al fruto y dio de comer del fruto a su esposo. De este modo pecaron y perdieron el estado de inocencia. Al ser expulsados del huerto para que no tomaran del fruto del árbol de la vida y vivieran para siempre en su estado de pecado, fueron vestidos con pieles de animales.

    El dar muerte a animales para vestirlos describía el sacrificio del Cordero de Dios: el Señor Jesucristo que moriría por nuestros pecados. A Cristo se le llama el Cordero de Dios inmolado desde la fundación del mundo, ya que Dios sabía desde el principio que el hombre pecaría y necesitaría un Salvador. Leemos en Juan 3:16: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

    Caín y Abel, los dos primeros hijos de Adán y Eva, ofrecieron sacrificios a Dios. Dios rechazó la ofrenda de Caín porque su vida era malvada, mientras que el sacrificio del justo Abel fue aceptado. Como resultado, Caín mató a Abel (Gn. 4:1-16). De Caín vino la línea de los malvados, mientras que otro hijo, Set (que fue dado para reemplazar a Abel), produjo la línea de los justos. Debido a que estas dos líneas se casaron entre sí, surgieron hombres violentos, hasta que toda la tierra se llenó de corrupción. Dios decidió destruir toda carne, pero Noé halló favor ante los ojos de Dios (Gn. 6:1-8).

    Noé

    Noé fue uno de los tres hombres más justos del Antiguo Testamento, junto con Daniel y Job (Ez. 14:14). Dios ordenó a Noé que construyera un arca para salvar a su familia (ocho personas en total) cuando todo otro ser vivo fue destruido por el Diluvio.

    El Arca, que habla de seguridad en tiempos de problemas, revela verdades espirituales a través de sus medidas. Tenía una puerta, que habla de Cristo como la única Puerta para entrar al cielo, y una ventana, que habla de la necesidad de que el cristiano tenga sus ojos exclusivamente enfocados en las cosas celestiales y eternas en lugar de mirar las cosas de este mundo. Tenía una longitud de 300 codos, el número 300 habla de caminar con Dios,  (Gn. 5:22). El Arca también tenía tres niveles, que representan las tres etapas de la vida cristiana: niños, jóvenes y padres (1 Jn. 2:12-14).

    Abraham

    Hubo diez generaciones desde Adán hasta Noé, y otras diez generaciones desde Noé hasta Abraham, que fue el padre de la nación escogida (que después se llamaría Israel).

    Después de muchas pruebas, entre ellas el ofrecer en holocausto a Isaac, su hijo primogénito nacido de Sara (Gn. 22:1-19), Dios llamó a Abraham el padre de muchas naciones. De hecho, por medio de su hijo Ismael, Abraham se convirtió también en el padre de muchas naciones árabes. Tuvo además seis hijos con Cetura (Gn. 25:1). El Señor hizo una promesa de pacto a Abraham: darle el territorio desde el río de Egipto hasta el gran río Éufrates, y desde el río Jordán hasta el mar Mediterráneo. Dios prometió que eso se alcanzaría por medio de Isaac.

    Abraham no dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en la fe. Al estar persuadido de que Dios podía hacer aquello que había prometido, le fue contado por justicia. Esto se convirtió en el fundamento para nuestra salvación, ya que la justicia de Dios nos será imputada si creemos que Jesús murió por nuestros pecados (Ro. 4:20-25).

    Isaac

    Este hijo milagroso de Abraham y Sara, nacido en su vejez, heredó las promesas. Isaac tuvo dos hijos gemelos con Rebeca: Esaú y Jacob. Cuando Esaú, el primogénito, estaba cansado y tenía hambre, vendió su primogenitura a Jacob por un guiso de lentejas. Esaú fue un fornicario y un blasfemo; despreció su primogenitura y el Señor le negó el arrepentimiento (He. 12:16-17). De allí en adelante, él y sus descendientes (Edom) se convirtieron en los constantes enemigos de Jacob (cuyo nombre más tarde fue cambiado por el de Israel). Junto con Moab y Amón (descendientes de Lot), la descendencia de Esaú forma la población que ocupa lo que hoy se conoce como el reino de Jordania.

    Jacob

    Jacob, cuyo nombre fue cambiado por el de Israel (que significa un príncipe con Dios), fue el padre de las doce tribus de Israel. Esas tribus más tarde heredarían la tierra de Canaán, tal como Dios había prometido a Abraham.

    José

    Fue el heredero escogido de Israel cuando era un muchacho de 17 años de edad. Para expresar esa elección, su padre le regaló un manto de muchos colores. Sus hermanos tuvieron celos de él, en especial cuando su elección fue confirmada por Dios mediante dos sueños que le revelaron que él gobernaría sobre sus hermanos. Aunque los hermanos de José lo vendieron para que fuera un esclavo en Egipto, Dios estaba con él. Llegó a ser el mayordomo de la casa de Potifar, que era el capitán de la guardia de Faraón.

    Sin embargo, aquel a quien se le va a confiar un liderazgo debe ser probado de muchas maneras. Por lo tanto, la esposa de Potifar acusó falsamente a José de comportarse de modo impropio. Lo llevaron a la cárcel y allí permaneció entre rejas. Pero Dios estaba con él, y el carcelero le confió el cuidado de todos los prisioneros. Tiempo después, debido a que había interpretado correctamente los sueños del copero y del panadero de Faraón, fue sacado de la cárcel para que interpretara unos sueños que Dios le había dado a Faraón con respecto a una hambruna futura (Gn. 39:1–41:14).

    Reconociendo la sabiduría de José, el Faraón lo nombró segundo gobernante del país, a fin de prepararlo para la hambruna que llegaría. José construyó graneros durante el tiempo de abundancia, para así poder alimentar a los egipcios cuando llegara el tiempo de hambre y también a las personas de países cercanos que del mismo modo sufrirían la hambruna. Jacob, al oír que había grano en Egipto, envió a sus hijos allá para comprar. Ellos tuvieron que solicitar al gobernante comprar grano de sus graneros, y se encontraron cara a cara con su hermano José, al cual no reconocieron. Después de revelar su identidad, José los trató con compasión y bondad (Gn. 41-45).

    José reveló sus secretos espirituales mediante los nombres de sus hijos. Manasés, el nombre del primogénito, significa Dios me ha hecho olvidar toda la tristeza de la casa de mi padre. ¡Qué verdad tan preciosa! ¡Tener victoria sobre todas las injusticias de la vida mediante el olvido santo! Eso hace posible el perdón, porque no albergamos pensamientos del mal que se ha cometido contra nosotros.

    Desde este lugar de victoria disfrutamos de las bendiciones del segundo hijo, Efraín, que significa doble fruto. José ciertamente heredó la primogenitura. Él tuvo una doble bendición en la tierra de la promesa, al tener dos porciones por medio de sus hijos. Tanto Efraín como Manasés pasaron a ser tribus de Israel.

    José alimentó a sus hermanos y a su padre, Jacob, que había descendido a Egipto para vivir en lo mejor de la tierra. Allí se multiplicaron grandemente, comenzando con las 70 personas que llegaron, y se convirtieron en una gran nación de unos 3 millones de personas.

    Cuando José estaba a punto de morir, hizo que los hijos de Israel le prometieran que cuando Dios los llevara de regreso a la tierra de Canaán tomarían sus huesos y los enterrarían en el lugar de su herencia.

    Podemos aprender mucho de la vida de este hombre piadoso, que aunque estuvo separado de sus hermanos según los propósitos de Dios, fue llamado una rama fructífera (Gn. 49:22). Éste también puede ser nuestro camino para llevar fruto.

    Conclusión

    El libro de Génesis es un libro de comienzos. En él no solamente vemos el principio de la humanidad, sino también el comienzo de doctrinas que influyen en nuestra vida tanto aquí en el presente como en la eternidad. Una de ellas es la gran doctrina de la redención mediante el derramamiento de sangre. Otra, es la salvación por la fe en la Palabra de Dios. También vemos que la justicia de Dios es contada a favor de aquellos que creen lo que Él dice y por medio de sus obras revelan su fe (Stg. 2:21-22).

    Otras doctrinas que se revelan son la necesidad de que haya pruebas para formar el carácter de un hombre de Dios y lo esencial de la pureza sexual para llegar a un cargo elevado. Génesis cubre todos esos asuntos, al igual que otros que afectan al juicio eterno. Por ejemplo, Caín, de quien se dice que era del maligno, se usa como una advertencia aun para nuestra generación (1 Jn. 3:12).

    (Para un estudio más profundo de estas verdades recomendamos nuestro libro más extenso sobre Génesis, editado hábilmente por el Dr. Paul Caram).

    El libro de Éxodo

    Introducción

    El tema del libro se revela en su nombre: Éxodo. Es el relato de la estancia de los hijos de Israel en Egipto desde el tiempo de José hasta su liberación por medio de Moisés y su llegada al monte Sinaí. Fue el comienzo del viaje desde Egipto hasta el monte Sion. Este viaje fue concebido en el corazón de Dios antes de la fundación del mundo.

    El apóstol Pablo nos dice en 1 Corintios 10:11 que ellos emprendieron ese viaje para ejemplo nuestro, a quienes han alcanzado los fines de los siglos. Bien pudo decir San Agustín: El Nuevo Testamento está latente en el Antiguo: el Antiguo Testamento se hace patente en el Nuevo. En otras palabras: el Nuevo Testamento está oculto en el Antiguo Testamento, y el Antiguo Testamento es revelado en el Nuevo Testamento.

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