Cartas a la razón

Por Alessandro Sammarini

Este camino mío es un viaje a lo largo de veinte años, en el que hay un amor no correspondido que lleva inevitablemente a una crisis de identidad, desarrollándose luego en una nueva relación que llega a la coronación del sueño de amor.

Se concluye con un intenso análisis del período vivido, una especie de reelaboración del pasado. De lo alto de tantos estados emocionales se describe la visión en el tiempo, para impulsarse con la mente a buscar y a encontrar personales verdades. La búsqueda de mí mismo comenzó con la intención de amar, con el deseo de enamorarme. El amor es vivido con una reflexión racional y una participación infantil que descubre uno de los planes más bajos del miedo: el miedo de amar. Al revelarse los miedos se descubren las ansias, defensas personales que hacen huir de un peligro irracional, hasta revelar la verdad, en este caso yo mismo.

• Idioma: Español
• Editorial: BadPress
• Fecha de lanzamiento: 18 sept 2019
• ISBN: 9781071510889

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Notas del autor

En Rímini, el 5 de septiembre de 1969 nace mi historia.

Infancia, adolescencia y juventud son recuerdos, apuntes y fotografías que conservo celosamente en el álbum de la memoria.

Lo sucedido es un hecho que flota sobre el instinto de la edad, es un video que se cuenta, lo detengo en el momento que pongo la pregunta: ¿por qué?

Todo parece conectarse con la infancia, al periodo de los por qué, pero pensándolo bien es por la pregunta que parte el análisis a la búsqueda del origen.

Pienso que la respuesta genere una pregunta y la pregunta una respuesta... es un mundo infinito el pensamiento, precisamente como el que ven los ojos de un niño.

A menudo me encuentro mirando mi pensamiento, escuchando mis ideales y  volviéndolos a entregar a la cátedra de la discusión.

El examen conmigo mismo nunca termina; la vida dicta los tiempos y me cuestiona. Fuera de mis paredes no encuentro confirmación, mi introversión es una etiqueta, pero no me considero un asocial, simplemente encuentro pocos recursos compartidos en esta sociedad.

Lo mío es una separación, una separación antigua, un gesto puesto en acto contra quien ha juzgado la timidez, ignorando el nombre o mofando el apellido, negando la expresión de mi carácter.

Lo defino una despedida definitiva de la presunción y de ese fanatismo que lleva a la  habituación de las ideas, a la negación del enfrentamiento hasta la miseria intelectual.

He observado por mucho tiempo quien ha vestido la toga y se ha sentido tan culto para poder juzgar con las palabras, con los