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Rasgos esenciales del concepto del amor en Platón: Lisis, Banquete y Fedro
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Rasgos esenciales del concepto del amor en Platón: Lisis, Banquete y Fedro

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La presente investigación versa sobre el tema del amor en los diálogos platónicos: Lisis, Banquete y Fedro. El objetivo primordial es descubrir los principales elementos que encuadran los rasgos esenciales del amor humano según Platón, y en base a las aportaciones propias del autor, realizar un análisis comparativo de las mismas.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento17 feb 2022
ISBN9786077905424
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    Rasgos esenciales del concepto del amor en Platón - José Roberto Rojas Tapia

    PRÓLOGO

    Después de que el divino Platón escribiera sus diálogos, poco puede decirse que alcance un nivel discursivo tan alto como lo hiciera el Ateniense hace más de dos mil cuatrocientos años. Por si fuera poco, la honda huella que dejó su mensaje y su visión del mundo (Weltanschauung) no quedó sólo en esos sus diálogos inmortales –que hasta la fecha no han sido superados en modo alguno– sino en la profunda influencia que ha ejercido en el pensamiento del mundo occidental desde los ángulos más diversos. Dicha influencia equivale a una historia paralela a la historia de la filosofía occidental, tal como ya han señalado muchos autores de renombre. Desde los seguidores escolarcas en la Academia (que duraría novecientos años) hasta la Academia extramuros, empezamos a ver desfilar los egregios nombres de neoplatónicos como Plotino, Porfirio y Proclo; Padres de la Iglesia como Lactancio o San Agustín de Hipona; la corte carolingia con Juan Escoto Eriúgena, hasta la Escuela de Chartres y San Anselmo de Canterbury. Platón acompaña las eras y las épocas de muy diversas filosofías; desde Ficino y Pico Della Mirandola en el Renacimiento, hasta corrientes tan ajenas en la modernidad como el racionalismo metafísico y matematizado de Cartesio o la Monadología de Leibniz, hasta el empirismo de Locke con su profusa clasificación de las ideas. Nuestro filósofo Ateniense no deja de tener seguidores o detractores así como de impactar desde muy diversos ángulos las investigaciones tanto de matemáticos como de estetas y escritores. Tuvo por alumnos a las mentes más brillantes de su tiempo, en particular a Aristóteles, a quien retuvo por voluntad propia por más de veinte años hasta su muerte.

    Cuando Platón entró en escena histórica, dejó un profundo enigma tras de sí en cuanto a la relación entre la oralidad y la escritura, pues se encontraba a caballo entre ambos tránsitos expresivo-comunicativos dentro de la cultura griega. A tal punto, que consagró su labor como un nuevo modelo de Paideia, pero aún más, defendió la oralidad de su maestro Sócrates hasta inmortalizarla (paradójicamente) en sus escritos. Dotó a su escritura de un numen poético tan poderoso, que vivificó en esos moldes la profusión expresiva de la oralidad y la poesía que de suyo alcanza su elevada mirada que otea desde las alturas del pensamiento y la contemplación, que en veces parece que nos habla un poeta, a veces un místico, a veces un legislador, a veces incluso un maestro de retórica o un sofista. Pero siempre que hablemos de Platón nos quedaremos cortos en nuestros alcances hermenéuticos, debido a que son demasiadas aristas que un genio tan polifacético nos muestra en sus juegos de policromía cuasi-intangible. Empero, parece que estamos impelidos por su musa a nutrirnos de sus raudales por la sed que tenemos de verdad (filosofía), de bondad y de belleza (Kalokagathía).

    Todos los temas en Platón guardan su profundidad y su belleza, pues hablamos del mayor maestro del género dialógico; y todos los autores que han escrito sobre el tema del amor, que es uno de los más excelsos por su tratamiento y artificio, han convenido en que su inmortalidad está asegurada por su tratamiento de cuño metafísico. No dudo en que estamos frente a uno de los mayores pensadores de todos los tiempos, el cual requiere siempre un estudio renovado y fresco, porque los beneficiados de ello somos nosotros al hacerlo un interlocutor para nuestro tiempo, y enriquecernos justamente con su interpelación.

    Así, en esta obra que aquí prologamos, encuentro un enfrentamiento sincero y honesto de los diálogos que hablan sobre el tema del amor: Lysis, Symposium y Fedro, que hace el Mtro. Roberto Rojas Tapia. Quisiera expresar la humildad y parsimonia que tiene el Profesor Rojas para tomar cada una de dichas obras y explorar transversalmente sus riquezas y su contenido, ubicando el tema del amor en cada una de ellas, que nos lo proporciona de una manera clara y esquemática. Otra de las virtudes de este libro es su referencia continua a las líneas de Platón, que Stephanus nos regalara para la posteridad desde su edición príncipe hasta hoy insuperable, y que para todo estudio sobre Platón ya no puede hacerse de otra manera, sea de platonistas o de no platonistas.

    Puedo ver en la obra de Rojas Tapia una hermenéutica sencilla pero reveladora sobre los tipos de amor que Platón trabaja en varios momentos de su producción escrita. Y esto es harto difícil cuando se trata de encontrar las tesis platónicas bajo las máscaras de sus personajes –en la expresión de Reale–, así va desde Lysis hasta Fedro, pasando por Aristófanes, Sócrates y Diótima, cada uno expresando una faceta viva de las tesis griegas que se han inmortalizado gracias a la pluma de nuestro filósofo Ateniense.

    El profesor Rojas desentraña la naturaleza de los tipos de amor, como también ya lo había hecho, por ejemplo Maese Gómez-Robledo, pero con más extensión y detenimiento, porque esta obra goza de un tratamiento capitular por cada uno de dichos diálogos que son piezas maestras de la literatura y filosofía de todos los tiempos, lo cual permite ir más allá de la riqueza de un ensayo. Advierto al lector, que enfrentar a un clásico requiere de un esfuerzo por duplicado por cuanto a la exégesis hermenéutica se refiere, adentramiento al contexto epocal y de mentalidad de la cultura del siglo IV a.C., mirada fenomenológica y hermenéutica a la par metodológicamente hablando, que Rojas Tapia refleja desde las primeras líneas de su texto y que mantiene su tensión hasta el final.

    En suma, la obra del profesor Rojas es una invitación cordial y sincera al estudio de los senderos de la temática del amor, exploración de los mitos tradicionales como el hijo de la Vastedad y la Indigencia (Póros y Penía), el mito del Andrógino, y los discursos de Sócrates que decantarán finalmente en la tesis no del amor por la belleza únicamente sino de la procreación en la belleza, aunada a la amistad (philía) como uno de los valores más grandes de la sociedad y de la colaboración por pares dentro de lo que hoy llamaríamos comunidad científica. Philía, Eros y Ágape son el triduo que abre al humano a la comprensión empática de sus semejantes. Venid y leed.

    Dr. Rómulo Ramírez Daza y García.

    INTRODUCCIÓN

    La presente investigación versa sobre el tema del amor en los diálogos platónicos: Lisis, Banquete y Fedro. El objetivo primordial es descubrir los principales elementos que encuadran los rasgos esenciales del amor humano según Platón, y en base a las aportaciones propias del autor, realizar un análisis comparativo de las mismas.

    La elección de este tema en particular se debió a un interés personal para profundizar en el amor humano, del cual es bien conocido que Platón trata con gran dominio y amplitud. Es reconocido por cualificados estudiosos del autor, que de las obras platónicas, los diálogos con rica aportación en el tema del amor humano son Lisis, Banquete y Fedro. Por esta razón el presente estudio no pretende agotar exhaustivamente el Corpus platonicum.

    Estoy convencido que la elección de Platón como un autor de estudio enriquece el contenido de este trabajo por la prolífica literatura crítica que se puede consultar de un clásico. Por otro lado, es importante señalar que el desarrollo de cada diálogo es caracterizado por el propio nivel de madurez del autor de acuerdo a la etapa en que fue escrito cada uno, siendo esta una realidad que provoca la diferencia y autentificación de cada una de estas tres obras.

    Iniciando con Lisis, Guthrie describe las distintas opiniones que se tienen sobre la fecha exacta en la cual fue escrito el diálogo, por lo que concluye que sin mucha seguridad, podemos considerarlo como diálogo tardío del periodo inicial" y, con menos seguridad todavía, podríamos sugerir que Platón lo escribió casi al mismo tiempo que el Cármides y probablemente antes que éste" (1990: 136). El Banquete pertenece al grupo de los diálogos relatados que se suele situar en torno a la década del 380 a.C., en los que Platón se enfrenta a problemas que le ocuparían en su edad madura (Hernández, 2008: 149). En cuanto al Fedro, ha experimentado fuertes polémicas respecto a su cronología platónica, ya que algunos historiadores, o mejor dicho doxógrafos, como Diógenes Laercio, dice sobre Platón que "la primera obra que escribió fue el Fedro (Lledó, 2008: 292). Sin embargo, se deduce que la fecha en la que se escribió el diálogo debió de ser en torno al año 370 a.C., antes del segundo viaje de Platón a Sicilia" (Lledó, 2008: 293).

    La elaboración del presente trabajo se fue desarrollando secuencialmente para luego hacerlo comparativamente. En el primer capítulo, titulado: "Lisis –conformado por dos apartados titulados como 1.1 Cronología de la temática desarrollada en Lisis y 1.2 Relación de amor y amistad en Lisis", se expone el amor como amistad, es decir, se refiere al cariño y afecto entre amigos.

    En el capítulo dos, titulado: "Banquete", formado por dos apartados titulados: 2.1 "Interpretación del amor en el Banquete" y 2.2 "Principios del amor en el Banquete", se presenta el amor proveniente de Eros. El desarrollo de este diálogo se caracteriza por un estilo ordenado en donde cada personaje va exponiendo su propio discurso, indicando argumentos peculiares sobre el Eros, entre los cuales destacan su origen, las maneras de amar y la presentación del andrógino (Banquete, 189e-190a¹)² como ícono de la búsqueda de la integridad humana (Banquete, 192e)³.

    El capítulo tres, titulado: "Fedro dividido en dos apartados titulados 3.1 Desarrollo de la temática en la obra del Fedro" y 3.2 "Presentación del amor en el diálogo del Fedro", se aborda el amor contextualizándolo en el marco de la manía, en donde se presentan dos formas de locura (manía): una debida a enfermedades humanas y otra que hace la divinidad (Fedro, 265a)⁴. En este contexto Platón propone el mito del carro alado con fines explicativos para su propuesta de la inmortalidad del alma, misma que sugiere relacionar con la sublime capacidad de amar del hombre.

    Finalmente el capítulo cuatro titulado: Comparativa tripartita refleja una síntesis de las diferencias y los elementos comunes de cada uno de los tres diálogos abordados anteriormente, con el fin de concluir los elementos centrales o ejes de los que se vale Platón para elaborar su propuesta sobre los rasgos esenciales del concepto de amor.

    Así pues, se aborda la inteligibilidad de cada uno de estos tres diálogos con el fin de encuadrar las notas esenciales del concepto amor, que Platón apunta en cada uno de los modos que nos presenta. Esto nos permite tanto diferenciarles entre sí, como ver el alcance de cada una de sus especies. Esta investigación es también un pretexto para fundamentar filosóficamente nuestra concepción humana del amor, ver sus orígenes en la primer teoría occidental sobre el tema, y en proyección entender los alcances que tendría en la tradición filosófica cristiana y neoplatónicas subsiguientes de los siglos venideros.

    1. LISIS

    1.1 CRONOLOGÍA DE LA TEMÁTICA DESARROLLADA EN LISIS

    Apenas inicia el diálogo y Platón nos presenta un planteamiento que enfrenta al hombre consigo mismo, con su origen y su destino. Los imberbes⁵ preguntan a Sócrates ¿de dónde vienes y a dónde vas? (Lisis, 203a)⁶. Con este sencillo y llano modo, Platón devela el escenario con el que inicia, mismo en el que plantea dos premisas básicas de la educación griega, por un lado la ascendencia del maestro sobre el discípulo y por otro, la trascendente tarea de éste con sus pupilos: su educación. Podemos ver cómo los discípulos son los protagonistas porque inquieren al Maestro, es decir, piden que les ayude a comprender el origen y sentido de la existencia cotidiana, requieren ser habilitados para ser capaces de responder a cualquier situación de su vida conforme su destino último. Esta pregunta originaria, ¿Sócrates de dónde vienes y a dónde vas? (Lisis, 203a)⁷, asumimos que se refiere a la tradicional aplicación de la educación griega⁸. Parece que Platón desea afirmar que –como se podía leer en el pronaos del templo de Apolo en Delfos– para hablar del tema que va a tratar, es necesario conocerse a sí mismo, porque sólo quienes lo logran, son los que verdaderamente pueden entender su origen y han de explicar su destino.

    En el diálogo, inmediatamente después, los imberbes⁹ plantean a Sócrates: "¿o no te quieres desviar?" (Lisis, 203b)¹⁰. Llama la atención este planteamiento, ¿por qué querría Platón dejarlo? Primero, nos podríamos aventurar a afirmar porque desde el inicio apunta a su ejercicio dialéctico y segundo, porque siendo Platón un pensador tan profundo, es presumible que deseara ir más allá del hecho en sí; obviamente esto le importa, pero además busca su causa. Es decir, cuestiona la valoración de esa realidad, reflexiona la innegable existencia de la libertad del hombre gracias a la que elige lo que considera importante y/o valioso. Dicho de otro modo, podríamos editar la pregunta de la siguiente manera: ¿por qué valdría la pena quedarse en ese sitio y no en otro?

    Contemplamos que Platón pudo haber asumido que ser capaz de dar respuesta al anterior cuestionamiento, supone la ponderación que se implica en la pregunta. Esta ponderación nos permite ver un poco más allá y es que parece que Platón da por hecho que quien pondera tiene una jerarquización entre cuestiones importantes e irrelevantes. Aún más, podría haber sido que Platón deseara presentarse ante los sofistas¹¹ –como discípulo de Sócrates–, dejando en claro que para poder valorar las realidades de la vida hay que tener ponderaciones objetivas que resistan la opinión de los hombres y concluir así lo que "de verdad merece la pena" (Lisis, 203b)¹².

    Una vez que Platón presenta el escenario y el rol de cada uno de los personajes, pasa a describirlos a cada uno como personas (Lisis, 203b)¹³, otorgándoles una especie de aval. Encontramos en esta forma de descripción uno de los intereses apasionados de Platón: las personas¹⁴.

    Finalmente, sella su metodología: indica cómo el diálogo, abierto a los distintos saberes, es condición necesaria para disertar sobre las realidades humanas (Lisis, 204a)¹⁵. Permite descubrir que, a través del diálogo, se profundiza en las causas, se descubren los elementos y se puede llegar a los principios, porque pregunta sobre cuál es el propósito de lo que se dialoga, quiénes son los que dialogan y quiénes llevan la primacía sobre otros.

    Platón probablemente no quiso enseñar una doctrina, sino solamente un método para filosofar: la dialéctica. Su fin es conocer la verdad aprendiendo a filosofar. Hay dos corrientes respecto a la posibilidad de doctrina en la obra Platónica, entendiendo doctrina como la visión del mundo que un pensador tiene:

    a) Según Kant y Reale la finalidad de los diálogos es precisamente sólo exhortar a pensar, esta es la primera tradición.

    b) Hay una segunda corriente que afirma que, según la tradición Platónica, sí existe una doctrina. Esta posición es sustentada por casi toda la tradición¹⁶.

    Volviendo al diálogo encontramos que, antes de proporcionar su premisa introductoria al tema a desarrollar, Platón se refiere a la capacidad docente como cualidad necesaria de quien pretende enseñar (Lisis, 204a)¹⁷ y a la vez, deja sentado cómo la percepción (Lisis, 204a-b)¹⁸ no es garantía de que la persona sea fiel en la búsqueda de la verdad¹⁹. Esto nuevamente hace una clara referencia a los sofistas desde otra óptica, porque es contra quienes lucha metodológicamente para revalorizar la tarea del filósofo como el amante de la sabiduría, la verdad y la realidad.

    Cuando aborda la temática de estudio Platón, por boca de Sócrates, afirma: "negligente y torpe como soy para la mayoría de las cosas, se me ha dado, supongo, por el dios, una cierta facilidad de conocer al que ama y al que es amado" (Lisis, 204b-c)²⁰.

    Esta premisa, a nuestro entender, tiene dos implicaciones relevantes: primera, el maestro es consciente de su limitación, la cual es auxiliada por el poder divino²¹ y segunda, la visión del maestro tiene un alcance mayor a la del alumno, debido a la facilidad que le otorga el poder divino. Ambas implicaciones refieren la enseñanza como encargo divino²².

    En este contexto del diálogo es donde Platón aborda la temática de la amistad, mismo en la que hace referencia a las diversas características de quien ama, los elementos del amor humano, los ingredientes del amor y la correlación entre amistad y amor.

    1.1 RELACIÓN DE AMOR

    Y AMISTAD EN LISIS²³

    El desarrollo de la temática de Lisis²⁴ inicia al describir las características del enamorado (Lisis, 204c-205c)²⁵, posteriormente se plantea cómo distinguir a quien ama del que es amado (Lisis, 205e-207b)²⁶ y conforme avanza el discurso Platón estudia la relación entre amor²⁷ y amistad²⁸ (Lisis, 207c-215b)²⁹, valiéndose de una problemática concreta: cómo distinguir quién es el amigo, si el que ama o el amado (Lisis, 212a-b)³⁰. Debido a la manera en que se tratan los temas referidos, al final del diálogo presenta su propuesta del modo de relación entre amor y amistad. Hay que tomar en cuenta que en los diálogos de Platón, donde lo relevante son las personas, las temáticas aparecen de forma gradual, de acuerdo a la presentación de los actores en escena.

    Dicho lo anterior, las cuatro grandes temáticas del diálogo respecto del amor humano son las características del que ama³¹ (204c-205c)³², la distinción entre quien ama y el que es amado (205e-207b)³³, el estudio de la relación entre amor y amistad (207c-215b)³⁴ y, finalmente, la propuesta del modo de relación entre amor y amistad (215c-223b)³⁵.

    Como mencionamos anteriormente, al inicio del diálogo Platón hace referencia a un don divino. ¿Por qué Platón atribuye a Sócrates ese don divino? ¿Sócrates llegó a apropiárselo? Consideramos que Platón está delineando –ya con la nueva disposición de la Academia–, los brochazos gordos de su propuesta, otorgando a Sócrates parte de su visión del cosmos, pues está afirmando implícitamente, que éste tiene una participación de un don divino, pues le fue dado conocer –en pasado– al que ama y al que es amado. Hay que considerar, que sólo pudo haberlo conocido si previamente existía esa realidad para diferenciarla, y aquí podríamos asumir una referencia al mundo de las ideas que se refleja en la realidad. Este mundo de las ideas es propio de la doctrina platónica.

    En la premisa inicial: "negligente y torpe como soy para la mayoría de las cosas, se me ha dado, supongo, por el dios, una cierta facilidad de conocer al que ama y al que es amado" (Lisis, 204b-c), se afirma implícitamente que el amor es una realidad que antecede a quien ama o a quien es amado. Por consecuencia tendría una especie de entidad propia, misma que permitiría conocerlo y gracias a ello se podrían entender las características de aquellos que lo vivan de cualquier manera en que pueda llamarse así.

    Debido a ese don es que Sócrates³⁶ le afirma a Hipotales que está amando a otro (Lisis, 204b-c)³⁷ y le hace ver cuáles son sus características, éstas tienen un marco de referencia general, mismo que es la "omnipresencia de la persona amada en la mente del que ama" (Lisis, 204c-d)³⁸, así como la vergüenza natural a revelar la propia intimidad (Lisis, 204c-d)³⁹. Deseamos hacer notar cómo Platón habitualmente considera, en primer lugar, lo que cada persona vive, haciendo referencia al tema de discusión y no de modo inverso.

    En este caso Sócrates muestra en Hipotales a una persona que ama y manifiesta características de ello. Hace un elenco de sus propiedades como amante (Lisis, 204d-e)⁴⁰: éstas características inician con la continua evocación del amado, con y sin motivo por parte del que ama, haciendo partícipes a otros de aquello que considera un gran bien para sí y por eso lo difunde; cuestión molesta para unos, pero llevadera para otros (Lisis, 204c-205a)⁴¹.

    Posteriormente refiere que la evocación del amado pasa a una segunda etapa, la cual consiste en "traducir ese sentir por el otro en realidades escritas y orales" (Lisis, 204d-e)⁴²: cartas y poemas que son fruto de cualquier parte de la realidad presente, pasada o futura del amado. Finalmente, la evocación del amado impulsa a quien ama a cantar su amor por el otro (Lisis, 204d)⁴³, no obstante el amante siempre conserva la vergüenza natural de revelar su secreto (Lisis, 204c).

    Estas evocaciones pueden hacer que otros perciban al amante como alguien que tiene desvaríos o es obsesionado (Lisis, 205a)⁴⁴. Independientemente de los efectos que las evocaciones del amado producen en el amante. Platón, por boca de Ctesipo, corona las características del enamorado asemejando la lucidez del amante a la de un niño (Lisis, 205b-c)⁴⁵ en dos sentidos: en tanto a su candidez y su ñoñería. Respecto a su candidez, por su inocencia y respecto a su ñoñería, por su inmadurez⁴⁶.

    Platón propone que, para determinar si lo que se vive es amor⁴⁷, es clave conocer el contenido de los poemas, versos y melodías (Lisis, 205b)⁴⁸ que el amante dice al amado (al predilecto) y a otros sobre su amor. Sugiere que, a través del análisis del contenido, se puede decretar cuáles son las directrices del pensamiento del amante: busca llegar a su causa, es decir la idea de philia.⁴⁹

    Al inicio de esta búsqueda, una de las primeras cuestiones que se aborda es "determinar cómo está enamorado el amante del amado" (Lisis, 205b-c)⁵⁰ porque, al cuestionar Sócrates a Hipotales⁵¹, éste no niega amar a Lisis, pero no sabe a través de qué lo expresa y por ello Sócrates le dice que requiere conocer el contenido de sus escritos para determinar cómo se comporta con el supuesto amado (Lisis, 205b)⁵². Dos características son anotadas: el desvarío y la obsesión que se manifiestan en tener el pensamiento puesto en quien se ama y que todo sea materia de discursos o poemas (Lisis, 204d-205a)⁵³.

    Por último, en este primer segmento (Lisis, 204c-205c)⁵⁴, la conversación plantea lo siguiente: si quien escribe los poemas lo hace para él mismo o para el amado. Al existir en estos escritos un objetivo claro de posesión del amado sobre el amante (lograr su conquista), Platón atribuye su dirección al segundo (Lisis, 205e-207b)⁵⁵, por lo que concluye que el poema no es dirigido al amado, sino al amante. En consecuencia, el amante se ama a sí mismo. Adicional a este descubrimiento, Sócrates procura elevar la capacidad de querer hacia un nivel de mayor pureza haciéndole ver a Hipotales que quien ama no debe alabar hasta poseer lo amado, porque "los más bellos al ser ensalzados se hinchan de orgullo y arrogancia" (Lisis, 206a)⁵⁶.

    A continuación, presentamos una propuesta esquemática sobre las características del amante que venimos comentando desde hace algunos párrafos.

    Hasta este momento podemos encontrar una primera respuesta a la facilidad que afirma tener Sócrates para conocer al que ama y al que es amado. Deja ver, en la conducta que describe de Hipotales, cómo por un lado se ama a sí mismo y por otro, ama lo que no posee (Lisis, 205e-207b)⁵⁷.

    Aparentemente buscando ratificar su don divino, Sócrates le hace ver a Hipotales la torpeza de su táctica de conquista como poeta. Es relevante cómo Platón continúa ensalzando la figura de su maestro, identificándolo continuamente con características divinas y dejando claro la gran distancia que existe entre el razonamiento humano y el de Sócrates. Adicional a esto, reafirma a Sócrates como el maestro, admitiendo como una gran insensatez no consultarlo para las cosas trascendentes de la existencia. Esto se afirma cuando Hipotales admite que sería absurdo continuar tratando de ser un buen poeta (Lisis, 206b)⁵⁸ cuando realmente es un aprendiz. Así parece que Platón quiere dejar evidente la inspiración de su propia doctrina en las ideas madre de la escuela socrática. Esto se ratifica cuando Hipotales pide ser ayudado por Sócrates, quien le comenta que tal vez podría mostrarle lo que conviene hablar en lugar de dar pasos inciertos en la búsqueda de la verdad (Lisis, 206c)⁵⁹. La ubicación de la postura intelectual de Platón respecto de las corrientes del pensamiento vigentes en su época, traslucen su convicción de la necesaria entrega del pensador a la búsqueda de la verdad.

    Sócrates continúa analizando la realidad entre los amantes al acceder a la petición de Hipotales para platicar con Lisis, a fin de que le pueda mostrar las cosas de que conviene hablar con el que se ama (Lisis, 206c-d)⁶⁰. El diálogo ubica a Lisis dentro de un gimnasio e incluso deja ver que la época del año en la que estaban se refería a las fiestas de Hermes (patrono de los gimnasios). Sócrates entraría junto con Ctesipo a encontrar a Lisis, a quien sería fácil hallarlo debido a que en las fiestas de Hermes, tenía acceso a la zona de los adolescentes (Lisis, 206d)⁶¹. Esto revela que Lisis era niño (aproximadamente 12 años) y que debido a que podía circular por los lugares en que habitualmente estaba Hipotales, éste sería mayor que él. Dichos datos de la escena del diálogo van delineando el tipo de relación que versa sobre una amistad de características concretas entre dos adolescentes, en donde surge un tipo de amor específico; esto es, Platón desea mostrar la cercanía, la identificación que hay entre el amor y la amistad, cuando existe una verdadera amistad⁶². Es así como aterriza en una de las más importantes propuestas del diálogo: mostrar la relación entre amor y amistad.

    Hipotales le dice a Sócrates que a través de su primo Menéxeno puede localizar a Lisis (Lisis, 206d)⁶³; de este modo Platón deja claro que el amante comprueba que el amado es alguien para quien requiere un intercesor que le permita colocarse a la altura o circunstancias del mismo. La admiración que Hipotales implícitamente refiere sobre Lisis permite inferir la distancia insalvable que éste mismo veía para poder alcanzar a su amado y por ello, acude a intercesores. Platón muestra cómo la intercesión de los hombres puede ayudar al mejor entendimiento entre los mismos, sobre todo cuando uno de los dos comprueba al otro como un regalo inmerecido.

    Al encontrarse Sócrates con Lisis se sorprende por su belleza y sus cualidades (Lisis, 207a)⁶⁴, es así cómo Platón destaca una y otra vez a la persona. Además, muestra cómo cuando no existe trato personal entre los hombres es muy complejo descubrir la riqueza de los otros y por ello no se busca comprenderlos, sino ser comprendido (Lisis, 206a-b)⁶⁵.

    Al ubicar a Hipotales en la escena (Lisis, 207b)⁶⁶, Platón identifica la primera de las actitudes del amante y esta es su disposición permanente: adecuar su conducta a la voluntad de su amado. Hipotales desea que su presencia ni siquiera llegue a incomodar a Lisis (Lisis, 207b)⁶⁷, esto es: el amante refleja un temor de amor.

    Después de identificar Sócrates una de las más relevantes actitudes del amante, ahora relaciona y distingue el amor de la amistad (Lisis, 207c-d)⁶⁸ mediante un rico diálogo que sostiene con Menéxeno y Lisis. Inicia afirmando que para los amigos son comunes las cosas que poseen y esta comunión de posesiones, puede asumirse en los planos tanto material como espiritual. Como no existe diferencia entre ninguno de los dos, al compartir los bienes, se da una verdadera amistad como decían ya los pitagóricos: las cosas de los amigos son comunes.

    A renglón seguido, ahora Platón (por boca de Sócrates) conecta el amor con la felicidad y esto se muestra claramente a través de la siguiente afirmación que hace en el diálogo que tiene Sócrates con Lisis, del que se puede deducir la siguiente frase: quien ama desea la felicidad del amado y no sólo eso, sino la mayor felicidad posible⁶⁹. Así pues, la felicidad requerirá de la libertad, misma que ha de ser encauzada por directrices que marcan límites y estos son expresión del amor que se tiene por la otra persona, ya que para ser feliz es necesario encauzar su libertad con los cuidados del amante⁷⁰ (Lisis, 207e)⁷¹.

    Sócrates, valiéndose de la experiencia de Lisis como hijo, ahora pasa a presentarle los que, para nosotros, se constituyen como ingredientes del amor humano en el diálogo. Así la precaución que tienen sus padres al velar por su futuro, el esmero en cuidar su condición como persona y todo lo que lo favorezca, la conjunción de medios que lo protejan, el proporcionarle todo lo que necesite a través de proveerle lo necesario y la conducción de su conducta para ser un ciudadano libre, le descubren que velar, cuidar, conducir, proteger, proveer y corregir (Lisis, 208a-e)⁷² son los ingredientes del amor entre los hombres.

    Tomando los anteriores como los ingredientes del amor, nos damos cuenta de que estos fijan las coordenadas o el marco de referencia que le permitirán a Lisis o a Menéxeno encausar el uso de su libertad, para lograr ser en un futuro sujetos confiables. Sin embargo, para ello tendrán que convencer a sus padres de que son más listos que ellos, para que así confíen plenamente en sus personas (Lisis, 209c-d)⁷³.

    Hasta este punto del diálogo, destacamos que Platón ha propuesto distintos elementos que integran el amor humano siendo el primero el temor de amor como actitud (Lisis, 207b)⁷⁴, el segundo la operación del amor (velar, cuidar, conducir, proteger, proveer y corregir) (Lisis, 208a-e)⁷⁵ y el tercero, la confianza como efecto esperado del amor (Lisis, 209c-d)⁷⁶. Todos estos elementos coinciden en que son bienes, puesto que son realidades que ayudan a que el hombre viva mejor consigo mismo y en sociedad. Así observamos cómo Platón está influenciado significativamente por la propuesta de felicidad que hace Sócrates en la ética, al referirse a los bienes.

    Respecto a la confianza, Platón la deduce del conocimiento intelectual y nos muestra la trascendencia que tiene éste para medir la madurez humana. Resalta cómo el conocimiento de las cosas y su dominio por parte de la inteligencia generan confianza en los demás (Lisis, 209c-e)⁷⁷. Las personas que son confiables son aquellas a las que, por su madurez humana más desarrollada, se les puede amar más fácilmente.

    Ahora nos permitimos presentar la segunda propuesta esquemática de nuestro trabajo, en la que intentamos plasmar las que son las distintas fases, elementos e ingredientes del amor según Platón y su contenido en este diálogo.

    Por otro lado y como venimos comentando, la confianza es un elemento que forma parte esencial del amor, ya que el que confía es quien obedece al que lo manda –por su autoridad– y como es capaz de obedecer, está más dispuesto intelectualmente a compartir la forma de ver la realidad de otros, es más proclive a comprender y en consecuencia más capaz de amar. Platón refiere el siguiente ejemplo: un Administrador es quien es capaz de llevar la economía de una casa y cuando existe sensatez en éste, puede realizar la administración pública. Tanto administrar como la sensatez las reconoce como parte del desarrollo intelectual (Lisis, 209c-d)⁷⁸. Éste es el que permite conocer y por medio de ello se llega al amor.

    Damos lugar así a la tercera propuesta esquemática, mediante la que mostramos uno de los principales efectos que Platón atribuye al amor: la confianza.

    Profundizando en el tema del conocimiento, en el diálogo se resalta que éste, además de otorgar autoridad, posibilita y facilita la libertad. Esto es porque quien no logra conocer distintos ámbitos de la realidad, queda circunscrito a realizar cosas donde tenga dominio. Es decir, el conocimiento permite el dominio y el dominio permite la utilidad de la persona, porque el que domina un tema tiene la posibilidad de resolverlo para él y para otros, sea una función intelectual o empírica.

    Es relevante cómo, en el diálogo de Sócrates con Lisis, se enuncia la utilidad como una realidad que favorece la amistad⁷⁹ e incluso, en un momento, llega a plantearla como el elemento necesario, al preguntarle: ¿seremos amigos de alguien y será alguien amigo nuestro por aquellas cosas por las que seremos inútiles? (Lisis, 210c)⁸⁰ y el mismo Sócrates le responde nadie ama a nadie en tanto que es inútil (Lisis, 210c)⁸¹. Es evidente cómo para Platón, la utilidad es un ingrediente de la amistad⁸², ya que la persona es útil en la medida en que entiende (conoce lo que hace, es entendido) y por ello brinda confianza (tiene dominio intelectual): es provechoso y bueno⁸³ (Lisis, 210a-d)⁸⁴.

    Sin embargo, para Hoerber (1959: 23) la tesis fundamental de Platón parece consistir en que la utilidad no es la esencia de la verdadera amistad, particularmente de la amistad basada en la semejanza de carácter⁸⁵; y en relación con una falacia obvia en 215c, dice que Platón está advirtiendo al lector que una definición adecuada de los términos es esencial para cualquier discusión de un tema de esta naturaleza, como es la amistad (Guthrie, 1990: 147).

    Por lo referido anteriormente, concluimos que la utilidad se puede entender más como un ingrediente del amor que como su esencia. Así pues, exponemos la cuarta propuesta esquemática que recoge lo afirmado en los últimos párrafos.

    Para Guthrie, en Lisis:

    [...] hay tres clases de amistad. Primero está la amistad por un provecho ulterior y, en segundo lugar, la amistad por placer. Ambas pueden denominarse amistades accidentales, porque el amigo no es amado con vistas a sí mismo, sino solamente en la medida en que proporciona provecho o placer. De aquí que se rompan con facilidad. La amistad entre opuestos pertenece a la clase de las amistades útiles, como la que hay entre pobres y ricos, ignorantes y sabios (1159b12, Lisis 215d). En tercer lugar, hay una amistad perfecta que brota entre aquellos que se asemejan en ser buenos. Cada uno ama al otro por sí mismo y su amistad perdura mientras perdura su bondad, esta amistad incluye el beneficio mutuo y el placer, y es duradera, porque la virtud es una característica estable. Es rara, porque tales hombres son raros, y necesita tiempo para madurar, mientras que las dos primeras clases pueden darse entre hombres malos, entre uno bueno y otro malo, o entre uno que no es ni bueno ni malo y otro bueno o malo o entre dos malos. Pero en cierta medida es necesaria la igualdad. Dos personas no pueden tener la esperanza de ser amigos si hay una gran disparidad entre ellos, ya sea en virtud y en vicio o en riqueza y situación social. El efecto de esta última condición, sin embargo, es mitigado cuando dice más tarde (1161b5) que, a pesar de que no se puede sentir amistad por un esclavo en cuanto esclavo, se puede despreciar su situación social y sentir amistad por él en cuanto hombre" (Guthrie, 1990: 154).

    Creemos importante anotar que, para Platón, la amistad es un don, es lo más valioso que desde la niñez se puede desear y tener; un amigo es preferible a todo el oro, simbolizando con ello cualquier riqueza material (Lisis, 211d-e)⁸⁶.

    Ahora Platón (por boca de Sócrates) aborda la cuestión central o culmen del diálogo: la correlación entre amistad y amor, que se distingue de la tradicional forma de presentar la amistad como utilidad. Mostrará los distintos grados que guardan la relación amistad-amor. Al inicio se ocupa por distinguir entre quién es amigo de quién, si el que ama o el amado (Lisis, 212b-213c)⁸⁷, en un segundo momento busca encontrar el principio explicativo de la amistad (Lisis, 213d-216b)⁸⁸ y, finalmente, busca esclarecer el concepto de amor originario y primero (Lisis, 216c-220e)⁸⁹ junto con algunos temas varios, como son el deseo⁹⁰, el eros y la connaturalidad⁹¹ (Lisis, 221a-222e)⁹².

    En las Leyes se dice sobre esta cuestión lo siguiente: "Es preciso observar la naturaleza de la amistad (philía)⁹³, del deseo (epithymía) y del amor […] Decimos que lo semejante es amigo de lo que se le asemeja en excelencia, y lo igual de lo que se le iguala; amiga es también la indigencia de la abundancia, siendo su contraria (enantía) en especie. Cuando una y otra adquieren vehemencia se las llama amores […] La amistad que surge de los contrarios es arrebatadora y desabrida y raras veces mantiene entre nosotros la reciprocidad; lo que procede de los semejantes es mansa y también recíproca de por vida. La que nace de la mezcla de ambas es ante todo difícil de comprender" (Leyes, 836e-837b)⁹⁴.

    Nótese la complejidad del tema y ahora vayamos a su análisis: en la quinta propuesta esquemática anotamos las que, a nuestro juicio, consideramos las realidades en las que Platón fundamenta la relación entre amistad y amor.

    Al abordar la discusión para distinguir entre quién es amigo de quién, si el que ama o el amado, Platón hace el siguiente cuestionamiento: "cuando alguien ama a alguien, ¿quién es amigo de quien, el amante del amado o el amado del amante?" (Lisis, 212a-b)⁹⁵. Para responder, enuncia primero a la persona y luego el atributo. Muestra Platón cómo la persona puede tener distintos atributos o no tenerlos, pero no pierde su riqueza como ser personal. Posteriormente, en un análisis concreto, deja ver cómo el amante (el que ama), puede ser amigo hasta de quien lo odia; sin embargo, para que los amigos se amen entre sí se necesita correspondencia (Lisis, 214d-e)⁹⁶. Esto resalta la característica de gratuidad del amor, la cual deja apuntada. No indica todavía por qué se aman (no habla de la naturaleza del amor) y destaca que puede ser un regalo de parte de uno (Lisis, 212b-e)⁹⁷. Así muestra la diferencia entre la necesaria correspondencia en la amistad y la gratuidad en el amor.

    Por contraste, y siguiendo su discurso, señala que el que odia es el que es enemigo, no el odiado. Ya que, el que odia es el que se considera y se hace a sí mismo enemigo de otros. Sin embargo, a quien odia no es enemigo, pues éste puede no estar enterado de lo que sucede. De esta manera afirma:

    Muchos, pues, aman a los que les son enemigos y odian, por el contrario, a los que les son amigos, y son, así, amigos de sus enemigos y enemigos de sus amigos, si es que el amado es amigo y no solo el que ama (Lisis, 213a-b)⁹⁸.

    Platón, al parecer, rompe su hilo discursivo y conecta con el inicio del diálogo donde afirma que él tiene una prerrogativa divina, la cual le permite conocer con facilidad a quien ama y al que es amado. En consecuencia, hace referencia al origen divino⁹⁹ del amor y cita un pasaje de La Odisea en el que se declara lo siguiente: "siempre hay un dios que lleva al semejante junto al semejante" (Lisis, 214b)¹⁰⁰. Sin embargo, toma otro discurso (parecido al propuesto por Homero en la Odisea) y en el verso al que hace referencia deja ver que sólo entre semejantes que sean buenos, puede darse la atracción. Esto se debe a que los malvados no son semejantes ni consigo mismos porque son inconsistentes: imprevisibles e inestables. Y lo que es desemejante y diferente consigo mismo, difícilmente llegaría a ser semejante a otro y amigo suyo (Lisis, 214c)¹⁰¹.

    En consecuencia, lo semejante sólo es amigo de lo semejante, al igual que el bueno sólo es amigo del bueno y por evidencia, el malo no puede llegar a tener una verdadera amistad ni con el bueno ni con otro malo.

    Con las anteriores afirmaciones, Platón ratifica en contenidos distintos la amistad y el amor, concluye que la amistad se da en el amor cuando existe semejanza entre los amantes, es decir, la amistad puede ser parte del amor. Fruto de la semejanza entre los amigos se da la atracción y el coincidir con alguien semejante es obra divina porque "siempre hay un dios que lleva al semejante junto al semejante" (Lisis, 214b)¹⁰².

    Habiendo contestado Platón quién es amigo de quién, ahora menciona que para que los amigos se amen entre sí se necesita correspondencia, la cual es el primer ingrediente necesario para la amistad. Podríamos decir así que el principio explicativo de la amistad es la correspondencia. El segundo es la bondad¹⁰³, por lo que parece ser que el autor vincula, pero no confunde el amor con la bondad (Lisis, 214d-e)¹⁰⁴.

    En seguida se cuestiona si la autosuficiencia del bueno (quien logra beneficios para sí y para otros) no impide que sea amigo de los demás. Esto se debe a que los buenos no se echan de menos si están separados y se sacan provecho si están juntos. Para poder fundamentar esta

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