Cartilla moral

Por Alfonso Reyes

La Cartilla moral de Alfonso Reyes se escribió en 1944 por encargo del entonces secretario de Educación Pública Jaime Torres Bodet, con el propósito de que acompañara la cartilla alfabética que se entregaría en la Campaña Nacional contra el Analfabetismo de ese año. Sin embargo, sus páginas no llegaron a la imprenta entonces. En esta obra, Javier G

• Idioma: Español
• Editorial: El Colegio Nacional
• Fecha de lanzamiento: 14 feb 2020

Alfonso Reyes

ALFONSO REYES Ensayista, poeta y diplomático. Fue miembro del Ateneo de la Juventud. Dirigió La Casa de España en México, antecedente de El Colegio de México, desde 1939 hasta su muerte en 1959. Fue un prolífico escritor; su vasta obra está reunida en los veintiséis tomos de sus Obras completas, en las que aborda una gran variedad de temas. Entre sus libros destacan Cuestiones estéticas, Simpatías y diferencias y Visión de Anáhuac. Fue miembro fundador de El Colegio Nacional. JAVIER GARCIADIEGO Historiador. Ha dedicado gran parte de su obra a la investigación de la Revolución mexicana, tema del que ha publicado importantes obras. Es miembro de las academias mexicanas de la Historia y de la Lengua, y de El Colegio de México, que presidió de 2005 a 2015. Actualmente dirige la Capilla Alfonsina. Reconocido especialista en la obra de Alfonso Reyes, publicó en 2015 la antología Alfonso Reyes, “un hijo menor de la palabra”. Ingresó a El Colegio Nacional el 25 de febrero de 2016.

Vista previa del libro

Primera edición: 2018

Primera edición digital: 2019

D. R. © 2019. El Colegio Nacional

Luis González Obregón 23

Centro Histórico

06020, Ciudad de México

ISBN: 978-607-724-334-2

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Índice

La Cartilla moral: vicisitudes

editoriales y posibilidades políticas

Prólogo de Javier Garciadiego

Cartilla moral

Alfonso Reyes

Apéndice documental

Cartas

Diarios

Otros documentos

Figuras

A Gastón García Cantú,

protagonista de esta historia

y quien hace 45 años me

inició en la lectura de Alfonso Reyes,

siempre enriquecedora.

A Alicia Reyes,

la guardiana eficaz y amable

de la Capilla Alfonsina,

repositorio documental invaluable

que conserva el inspirador

espíritu alfonsino.

La Cartilla moral: vicisitudes editoriales

y posibilidades políticas*

Javier Garciadiego

El fallido alumbramiento

La Cartilla moral, hoy célebre libro de Alfonso Reyes, padeció una pésima suerte durante más de medio siglo. Su historia está marcada por los grandes proyectos que se tuvieron para ella, que devinieron en lamentables fracasos. Libro más elogiado que leído, hasta hace pocos años era prácticamente desconocido.

Su historia está llena de vicisitudes y resulta muy reveladora. El 14 de septiembre de 1944 José Luis Martínez, joven crítico literario bien apreciado por don Alfonso,¹ en su papel de secretario particular del secretario de Educación Pública, Jaime Torres Bodet, escribió una carta a Reyes en papelería oficial, solicitándole que atendiera una tarea que posiblemente le parezca ardua. En síntesis, le dijo que para la inminente Campaña Nacional contra el Analfabetismo estaba ya preparada casi en su totalidad una cartilla para enseñar a leer de la que se haría un tiraje de diez millones de ejemplares. También le dijo que junto a dicha cartilla la Secretaría de Educación Pública (sep) iba a entregar un texto con "un mínimo de principios morales que ayuden a cambiar la forma de vida de nuestras clases bajas. Sobre todo, le refirió que Torres Bodet y él habían concluido que nadie mejor que él —Reyes— para elaborar dicho texto, por lo que se lo solicitaban en nombre […] de la cultura nacional y del espíritu de los analfabetas que dejarán de serlo (véase el documento 1 del apéndice documental). Luego de pedirle que fuera el autor de los principios morales que acompañarían a las cartillas de instrucciones alfabetizadoras, José Luis Martínez le envió, cinco días después, nuestro único […] ejemplar de la cartilla que se emplearía en la Campaña Nacional contra el Analfabetismo, para que la examine. Además de advertirle que el texto había tenido innumerables revisiones por toda clase de especialistas, le aseguró que revisado también por él les daría más seguridad" (documentos 1 y 2).

Jaime Torres Bodet era un bien apreciado poeta y ensayista, miembro del grupo de los Contemporáneos, que había colaborado en el servicio diplomático (España, Francia, Argentina y Bélgica) entre 1929 y 1940. Era un gran conocedor del sector educativo del país, pues había sido el más cercano colaborador de José Vasconcelos durante su legendaria labor al frente de la Secretaría a principios de los años veinte. Más adelante, como responsable del ramo durante la segunda mitad de la presidencia de Manuel Ávila Camacho, su gestión se caracterizaría por dar término al periodo de la educación socialista del presidente Cárdenas y por su decidida lucha contra el analfabetismo, combate que ratificó su carácter de vasconcelista.² A su vez, Alfonso Reyes —como diez años mayor— también era un conocido poeta, narrador y ensayista con una larga trayectoria diplomática. Si bien nunca había laborado en la sep, en ese momento dirigía El Colegio de México y, como viejo miembro del mítico grupo del Ateneo de la Juventud, Reyes consideraba que mejorar la educación era el principal reto nacional, por lo que sin el menor asomo de duda aceptó escribir las lecciones de moral para las cartillas de la campaña del alfabeto (documento 5). Sobre todo, recuérdese que varios miembros del Ateneo —Reyes entre ellos— fueron impactados por el estallido de la Revolución, por lo que decidieron no limitarse más a las actividades propias de un cenáculo y comenzaron a hacer una gran labor de difusión cultural en las barriadas de la Ciudad de México. Para ello incluso crearon, hacia 1912, la Universidad Popular.³ Esto es, Reyes ya tenía experiencia en el uso generoso de sus conocimientos en beneficio de los sectores populares, previsiblemente menos instruidos. Así, el día 16 consignó en su diario estar "escribiendo ya las Lecciones de moral —que tal era el título original— para la cartilla alfabética" (documento 6). Más aún, al día siguiente, domingo 17 de septiembre, aprovechando el fin de semana patrio, acabó su Cartilla moral, a la que comenzó a llamar así a partir de ese momento (figura 1). Inmediatamente mostró lo escrito a José Luis Martínez, para ver si lo hecho correspondía a los deseos de él y de Torres Bodet (documento 7).

Aunque debió habérsele enviado desde un principio, fue a resultas de la primera entrega de lo hecho por Reyes que José Luis Martínez le hizo llegar —el 19 de septiembre— la cartilla alfabética, que se limitaba a lecciones muy breves, de menos de una cuartilla, con frases muy simples (documentos 1 y 8), texto que desgraciadamente se desconoce. Los problemas comenzaron entonces, pues a primera vista Reyes notó serios errores, que lo abrumaron de inquietud y pusieron sus nervios de punta (documento 9). El día 20, prácticamente a la ­semana de haber recibido el encargo, Reyes entregó su versión definitiva de la Cartilla moral,⁴ que seguía estrictamente la estructura del texto alfabetizador que le había sido enviado; o sea, estaba conformada por doce lecciones, más otras dos de síntesis. Dos reflexiones escribió Reyes al respecto. Una fue privada, como nota manuscrita al calce de la primera carta de Martínez, en la que su conclusión era demoledora: el texto estaba imposible, lleno de errores y descuidos (documento 1); la otra fue una carta, algo más comedida aunque severa, que Reyes envió a José Luis Martínez. En ella le dice haber leído cuidadosamente el material que le había enviado, habiendo corregido lealmente cuanto me pareció merecerlo. Reyes fue muy sincero al decirle que había notado bastantes descuidos, tanto en puntuación y acentuación como en la redacción misma. Además, se permitió hacerles una crítica política, al objetarles que citaran las palabras de una persona tan transitoria como lo es un presidente. Incluso les señaló que lo adecuado hubiera sido citar algún clásico de las letras mexicanas. El reparo del escritor debe haber hecho mella en el funcionario, aunque Reyes trató de justificarse diciendo que lo había hecho con una no desdeñable intención de cultura moral. Previendo el enojo, fue muy cordial en su despedida al caro José Luis Martínez: no se disguste conmigo. He deseado servirlo de veras, y no meramente quitarme de encima el encargo (documento 3).

Al mismo tiempo que criticaba la cartilla alfabética, Reyes buscó explicar a Martínez la naturaleza de sus lecciones morales. Para comenzar le dijo haber cumplido el encargo con amor, habiendo redactado dos versiones: una extensa y la otra breve, aunque temía que no sirviera ninguna. El miedo que tenía era que ambas cartillas, la alfabética y la moral, una