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El libro de buen amor
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Libro electrónico324 páginas5 horas

El libro de buen amor

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El Libro de buen amor, es una extensa composición de 1.728 estrofas escrita hacia 1330, en la Castilla de antes de la Peste negra donde cristianos, judíos y musulmanes todavía convivían en paz. Se trata de una de las obras más notables del mester de clerecía y de la literatura medieval. En ella, el Arcipreste de Hita ofrece un relato supuestamente autobiográfico donde expone de forma tan didáctica como pormenorizada los avatares del amor carnal, así como sus peligros morales y espirituales. A través de una sucesión de fábulas, apólogos y alegorías ejemplares, se describen y examinan las aventuras y el aprendizaje que conducen al protagonista del amor concupiscente al amor verdadero, y se le ofrece al lector una metáfora del camino espiritual para alcanzar la caritas y la salvación de su alma. Sin embargo, la ambigüedad sigue siendo uno de los rasgos más notables de este texto: ¿cómo saber si el relato de las aventuras del protagonista es una invitación a los placeres carnales o una advertencia contra los vicios y las debilidades del alma humana? No en vano el autor, consciente de la ambigüedad de su obra, apela desde el comienzo a la sensatez del lector para discernir el sentido profundo de lo que se dispone a leer.
La presente edición del Libro de buen amor parte del Códice de Salamanca (S), que corresponde a la segunda versión de la obra e incorpora pasajes que no aparecen en los otros dos códices que se conservan, el de Códice Gayoso (G) y el Códice de Toledo (T).
IdiomaEspañol
EditorialLinkgua
Fecha de lanzamiento31 ago 2010
ISBN9788498169072
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    El libro de buen amor - Arcipreste de Hita Juan Ruiz

    Créditos

    Título original: Libro de buen amor.

    © 2024, Red ediciones S.L.

    e-mail: info@linkgua.com

    Diseño cubierta: Michel Mallard

    ISBN rústica ilustrada: 978-84-9007-689-7.

    ISBN tapa dura: 978-84-1126-514-0.

    ISBN rústica: 978-84-96290-80-8.

    ISBN ebook: 978-84-9816-907-2.

    Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar, escanear o hacer copias digitales de algún fragmento de esta obra.

    Sumario

    Créditos 4

    Brevísima presentación 15

    La vida 15

    Enseñanza moral y monólogo polifónico en El libro de buen amor 17

    Monólogo polifónico 18

    El contraste 19

    La autoridad del que habla 20

    Las analogías 21

    El amor siempre fabla mentiroso 23

    La llave del tesoro es el tesoro 24

    Jesús Nazarenus Rex Judaeorum. Ésta es oración qu’el arcipreste fizo a Dios cuando comenzó este libro suyo 27

    Intellectum tibi dabo, et instruam te in via hac, qua gradieris: firmabo super te oculos meos 29

    Aquí dijo de cómo el arcipreste rogó a Dios, que le diese gracia que podiese facer este libro 35

    Gozos de santa María 37

    Gozos de santa María 41

    Aquí fabla de cómo todo ome entre los sus cuidados se debe alegrar: et de la disputación que los griegos et los romanos en uno ovieron 45

    Aquí dice de cómo según natura los omes e las otras animalias quieren haber compañía con las fembras 49

    De cómo el arcipreste fuer enamorado 51

    Enxiemplo de cómo el león estaba doliente, e las otras animalias lo venían a ver 53

    Enxiemplo de cuando la tierra bramaba 57

    De cómo todas las cosas del mundo son vanidad, sino amar a Dios 59

    De lo que contesció al arcipreste con Fernand García, su mensajero 61

    Aquí fabla de la constelación, et de la planeta, en que los omes nascen, el del juicio del hora cuando sabios naturales dieron en el nascimiento del fijo del rey Alcarás 63

    De cómo el arcipreste fue enamorado: et del enxiemplo del ladrón e del mastín 69

    De cómo el amor vino al arcipreste, et de la pelea que con él ovo el dicho arcipreste 71

    Enxiemplo del garzón que quería casar con tres mujeres 73

    Enxiemplo de las ranas, en cómo demandaban rey a don Júpiter 75

    Aquí fabla del pecado de la cobdicia 79

    Enxiemplo del alano que llevaba la pieza de carne en la boca 81

    Aquí fabla del pecado de la soberbia 83

    Enxiemplo del caballo e del asno 85

    Aquí fabla del pecado de la avaricia 87

    Enxiemplo del lobo, e de la cabra, e de la grilla 89

    Aquí fabla del pecado de la lujuria 91

    Enxiemplo del águila et del cazador 93

    Aquí fabla del pecado de la invidia 95

    Enxiemplo del pavón e de la corneja 97

    Aquí fabla del pecado de la gula 99

    Enxiemplo del león et del caballo 101

    Aquí fabla del pecado de la vanagloria 103

    Enxiemplo del león que se mató con ira 105

    Aquí dice del pecado de la acidia 107

    Aquí fabla del pleito qu’el lobo e la raposa ovieron ante don Gimio alcalde de Bujía 109

    Aquí fabla de la pelea qu’el arcipreste ovo con don Amor 117

    Aquí fabla de la pelea que ovo el arcipreste con don Amor 121

    Enxiemplo del mur topo et de la rana 125

    Aquí fabla de la respuesta que don Amor dio al arcipreste 129

    Enxiemplo de los dos perezosos que querían casar con una dueña 135

    Enxiemplo de lo que contesció a don Pitas Pajas, pintor de Bretaña 139

    Enxiemplo de la propiedad que el dinero ha 143

    De cómo el Amor enseña al arcipreste, que haya en sí buenas costumbres, e sobre todo que se guarde de beber mucho vino blanco e tinto 149

    De cómo Amor se partió del arcipreste, et de cómo doña Venus lo castigó 157

    Aquí dice de cómo fue fablar con doña Endrina el arcipreste 167

    Enxiemplo de la abutarda y de la golondrina 179

    De cómo doña Endrina fue a casa de la vieja, e el arcipreste acabó lo que quiso 195

    Del castigo qu’el arcipreste da a las dueñas, e de los nombles del alcagüeta 199

    De la vieja que vino al arcipreste y de lo que le contesció con ella 207

    De cómo el arcipreste fue a probar la sierra e de lo que le contesció con la serrana 209

    Cántica de serrana 211

    De lo que le contesció al arcipreste con la serrana 213

    Cántica de serrana 215

    De lo que le contesció al arcipreste con la serrana 217

    Cántica de serrana 219

    De lo que contesció al arcipreste con la serrana, et de las figuras d’ella 221

    Cántica de serrana 225

    Del ditado qu’el arcipreste ofreció a santa María del Vado 229

    De la pasión de nuestro Señor Jesú Cristo 231

    De la pasión de nuestro Señor Jesú Cristo 233

    De la pelea que ovo don Carnal con la Cuaresma 235

    De la penitencia qu’el flaire dio a don Carnal, et de cómo el pecador se debe confesar, et quién ha poder de lo asolver 243

    De lo que se face miércoles corvillo en la Cuaresma 249

    De cómo don Amor y don Carnal venieron e los salieron a rescebir 255

    De cómo clérigos e legos, e flaires e monjas, e dueñas, e joglares salieron a recebir a don Amor 257

    De cómo el arcipreste llamó a su vieja, que le catase algún cobro 269

    De cómo el arcipreste fue enamorado de una dueña que vido estar faciendo oración 271

    De cómo Trotaconventos consejó al arcipreste que amase alguna monja, e de lo que le contesció con ella 273

    Enxiemplo del ortolano e de la culebra 277

    Enxiemplo del galgo e del señor 279

    Enxiemplo del mur de Monferrado et del mur de Guadalajara 281

    Enxiemplo del gallo que falló el zafir en el muladar 285

    Enxiemplo del asno e del blanchete 287

    Enxiemplo de la raposa que come las gallinas en la aldea 289

    Enxiemplo del león et del mur 291

    Enxiemplo de la raposa et del cuervo 293

    Enxiemplo de las liebres 295

    Enxiemplo del ladrón que fizo carta al diablo de su ánima 297

    De las figuras del arcipreste 301

    De cómo Trotaconventos fabló con la mora de parte del arcipreste, e de la respuesta que le dio 305

    En cuáles instrumentos non convienen los cantares de arábigo 307

    De cómo morió Trotaconventos, et de cómo el arcipreste face su planto denostando et maldeciendo la muerte 309

    El petafio de la sepultura de Urraca 317

    De cuáles armas se debe armar lado cristiano para vencer el mundo, e la carne 319

    De las propiedades que las dueñas chicas han 323

    De don Furón, mozo del arcipreste 325

    De cómo dice el arcipreste que se ha de entender su libro 327

    Gozos de santa María 329

    Gozos de santa María 331

    De cómo los escolares demandan por Dios 333

    Del Ave María de santa María 335

    Cántica de loores de santa María 337

    Cántica de loores de santa María 339

    Cántica de loores de santa María 341

    Cántica de loores de santa María 343

    Cántica de los clérigos de Talavera 345

    Cantar de ciegos 349

    Otro cantar de ciegos 351

    Libros a la carta 355

    Brevísima presentación

    La vida

    Juan Ruiz Arcipreste de Hita (Alcalá de Henares c. 1282-c. 1350). España.

    Fue un hombre inteligente y erudito, experto en derecho civil y canónico y con un gran conocimiento de las Sagradas Escrituras. Parece que siempre vivió en Hita, un pueblo de Andalucía. Allí desempeñó el cargo eclesiástico de arcipreste y más tarde el arzobispo de Toledo le encomendó la dirección espiritual de los conflictivos monjes de Talavera. Escribió además el libro De cómo clérigos e legos e frailes e monjas e dueñas e joglares salieron a recibir a Don Anno, muy polémico, que provocó su destierro durante trece años al convento de San Francisco, en Guadalajara.

    El libro de buen amor, extensa composición de 1728 estrofas escrita hacia 1330, en la Castilla de antes de la Peste negra donde cristianos, judíos y musulmanes todavía convivían en paz, es una de las obras más notables del mester de clerecía y de la literatura medieval. En ella, el autor ofrece un relato supuestamente autobiográfico donde expone de forma tan didáctica como pormenorizada los avatares del amor carnal, así como sus peligros morales y espirituales. A través de una sucesión de fábulas, apólogos y alegorías ejemplares, se describen y examinan las aventuras y el aprendizaje que conducen al protagonista del amor concupiscente al amor verdadero, y se le ofrece al lector una metáfora del camino espiritual para alcanzar la caritas y la salvación de su alma. Sin embargo, la ambigüedad sigue siendo uno de los rasgos más notables de este texto: ¿cómo saber si el relato de las aventuras del protagonista es una invitación a los placeres carnales o una advertencia contra los vicios y las debilidades del alma humana? No en vano el autor, consciente de la ambigüedad de su obra, apela desde el comienzo a la sensatez del lector para discernir el sentido profundo de lo que se dispone a leer.

    La presente edición parte del códice de Salamanca (S), que corresponde a la segunda versión de la obra e incorpora pasajes que no aparecen en los otros dos códices que se conservan, el de Gayoso (G) y el de Toledo (T).

    Enseñanza moral y monólogo polifónico en El libro de buen amor

    Ernesto Menéndez-Conde

    De mis fablas e mis fazañas, rruego te que bien las mires.

    Arcipreste de Hita, El libro de buen amor, 908d

    Uno de los problemas que plantea El libro de buen amor es la falta de coherencia en la voz del narrador. Al parecer no todo lo que dice Juan Ruiz debe tomarse como una verdad ni como un precepto ético, no todo lo que dice es en todo momento cómico, ni tampoco habla seriamente en todo momento. En ocasiones Juan Ruiz introduce situaciones que rozan la picaresca, en otras da pruebas de un amor piadoso. A veces la devoción alterna con la lujuria sin que parezca privilegiarse, como habría de esperar el lector, una sobre otra. Este vaivén hace pensar El libro de buen amor como un texto asistemático. Muchos estudiosos, como Dagenais, han llegado a sospechar de la unidad de la obra y, sobre todo, a considerar ambivalentes o problemáticas las intenciones de Juan Ruiz. Así, por ejemplo, Michael Gerli comenta:

    ...El libro de buen amor se estructura precisamente en torno a la compenetración del amor carnal y el amor divino, pero en este caso las simpatías del Arcipreste parecen ser totalmente indistinguibles (1981:65).

    Además, la virtual falta de unidad del texto parece oscurecer la posibilidad de que el libro tenga un carácter didáctico, incluso cuando el Arcipreste incluyó, tal vez con un sentido moralizador, no pocas fábulas y ejemplos. ¿Debiera concluirse que, debido a las contradicciones del texto, El libro de buen amor es una obra carente de unidad, con simpatías indistinguibles y con una enseñanza moral no del todo clara?

    Aquí partiré del presupuesto de que las ambigüedades, las tiradas contra la moral reinante, los elogios mundanos y también las alabanzas a la vida contemplativa, son enunciadas desde voces distintas y se alternan dentro de una obra esencialmente polifónica. Así muchos comentarios estarían dichos desde la voz y la posición del pecador, mientras que otros serían evidentemente escritos desde el punto de vista del moralista y el devoto. Trataré de demostrar que El libro de buen amor está escrito en forma de «monólogo polifónico», en el que la primera persona del narrador habla desde puntos de vista contradictorios, encarna en personajes diferentes, discurre sobre un mismo tema desde posiciones cambiantes y muchas veces en discordia.

    Monólogo polifónico

    El término «monólogo polifónico» fue introducido por Ronald Macaulay (1991), en su Locating Dialect in Discourse, para designar el uso de citas directas en el discurso, es decir, los momentos en los que el narrador cita textualmente lo que dice uno de los personajes que aparece en su relato. El monólogo polifónico permite que en lugar de un solo punto de vista, el narrador pueda presentar diversas perspectivas, mientras conserva el control sobre el discurso. Si el monólogo polifónico posee, efectivamente, una importancia considerable en la obra de Juan Ruiz, entonces, sería necesario esclarecer mediante qué gestos el autor advierte sobre los cambios de voces. ¿Cómo, mediante qué pistas, el lector podría reconocer la posición desde la que habla el narrador? ¿Qué indicaciones, qué guiños hizo Juan Ruiz a sus contemporáneos para que no incurriesen en el equívoco de tomar una farsa por un discurso elevado o una diatriba sobre la blasfemia por una celebración de la vida licenciosa?

    Si El libro de buen amor fue concebido como un monólogo polifónico, entonces cabría pensar que el Arcipreste de Hita introdujo algunos signos, por sutiles o retóricos que fuesen, encaminados a orientar al lector. El libro debió contener, en el modo en que fue escrito, su propio código de lectura, aunque fuese un código que advirtiese tan solo un lector adiestrado (mientras otros, menos al tanto de las señales a las que apelaría Juan Ruiz, tendrían que contentarse con el disfrute engañoso y se quedarían sin comprender las sutilezas que, como tantas veces menciona el propio autor, existen en su libro). La apuesta consiste en demostrar que El libro de buen amor posee una clave que permite acceder a lo que debieron ser sus enseñanzas. A continuación me detendré en algunos rasgos que podrían interpretarse como pistas para que el lector acceda el texto de la manera acertada.

    El contraste

    El contraste violento podría ser una de las maneras de llamar la atención sobre el cambio de voces y un modo de enseñar por medio de ejemplos negativos. Al ejemplo licencioso le corresponde un contra-ejemplo de buenaventura. A menudo, frente al habla del seductor, el Arcipreste de Hita opone bruscamente la voz del devoto, apegado a la Virgen y a Cristo. Así, por ejemplo, los licenciosos episodios de Trotaconventos y las serranas se cierran, ambos, con una enseñanza moral. En el primer caso Juan Ruiz aconseja a las mujeres que se cuiden del amor loco. En el segundo, se produce un salto a la celebración de la Virgen María —evidente contra-figura de las serranas— y la pasión de Cristo, o sea el cuerpo como redención del pecado en lugar del cuerpo para el placer.

    El lector tiene, por tanto, que elegir. El libro ofrece una alternativa ética entre el amor (que los cuerpos alegre) y la buenaventura (que las almas preste). Habría una lectura para los cuerdos y otra, por completo opuesta, para los mancebos livianos. Como escribe Arcipreste de Hita:

    67 En general a todos fabla la escriptura:

    los cuerdos con buen sesso entendrán la cordura;

    los mançebos livianos guarden se de la locura

    escoja lo mejor el de buena ventura.

    No parece casual que precisamente antes de presentar a su Arcipreste que «fue enamorado», Juan Ruiz haga comentarios sobre cómo leer su libro y termine por aconsejar:

    76d e saber bien e mal e usar lo mejor.

    La autoridad del que habla

    Las citas a los griegos se contraponen a las citas de las Sagradas Escrituras. El autor habla con una ironía demoledora al evocar a Aristóteles:

    72 Si lo dixiese de mío, sería de culpar

    dize lo grand filosofo, non so yo de rrebtar

    De lo que dice el sabio no debemos dubdar

    que por obra se prueba el sabio e su fablar.

    La frase de Aristóteles (el mundo por dos cosas trabaja: la primera/ por aver mantenencia; la otra cosa era/ por aver juntamiento con fenbra plazentera, 71b-d) no se refuta mediante argumentos; sino a través del cuestionamiento de la autoridad del pensador pagano. Las Sagradas Escrituras en cambio no admiten ser puestas en duda. Son enseñanzas incuestionables. La autoridad del que habla es una pista para interpretar lo que se dice. Cuando la cita proviene de un autor pagano, el lector debiera entenderla como un juicio moral engañoso o incorrecto. Cuando se trata de una referencia a los textos cristianos, entonces debieran aceptarse como verdades o dogmas.

    Las analogías

    Cinco astrólogos acuden ante la presencia de un rey moro y vaticinan, con versiones diferentes, la muerte de su hijo. Las discrepancias entre los «estrelleros» provocaron que el rey los guardase en prisión. Años más tarde, las cinco profecías aparentaron quedar confirmadas en la trágica muerte del infante. El rey moro, al ver realizadas las predicciones, piensa erróneamente que no se puede dudar de la astrología. El narrador advierte que el rey se dejó llevar por un espejismo que le impidió vislumbrar el poder divino que se alza muy por encima de las conjeturas de los astrólogos:

    150 Non son por todo aquesto los estrelleros mintrosos,

    que judgan según natura por sus cuentos fermosos,

    ellos e la ciencia son ciertos et non dubdosos,

    mas no pueden contra Dios ir, nin son poderosos.

    Ahora bien, como mismo la muerte de su hijo llevó al monarca a sobrestimar el poder de los astrólogos; del mismo modo, el amor hacia las mujeres lleva al Arcipreste a confiar desmedidamente en los signos astrales. Al igual que el rey que termina creyendo en los poderes de la astrología, el Arcipreste ve su atracción por las mujeres como un designio de las estrellas. Entre el rey y el personaje que narra la historia del rey existe una correspondencia muy directa. De un modo análogo al rey que consagra a los astrólogos, el protagonista inicia el elogio del amor terrenal, para el cual el Arcipreste se considera a sí mismo fatalmente predestinado. La historia del rey moro lleva al Arcipreste a justificar su inclinación al amor. El lector debiera prestarle atención al hecho de que Arcipreste reacciona de un modo similar a un «moro», es decir, se comporta como alguien que está fuera de las enseñanzas de los Evangelios.

    Creer en el «signo de Venus» es un desacierto comparable al del moro que cree en los astrólogos. El amor se presenta como un poder inmenso (hace sutil al hombre rudo, elocuente al mudo y atrevido al cobarde); pero que posee una falla: es una ilusión y es un hablar mentiroso.

    160 Una tacha le fallo al amor poderoso

    ...

    161d es esta: que el amor siempre fabla mentiroso.

    Toda cosa que dize paresçe mucho buena

    ...

    165d e nunca vos creades loores de enemigos.

    La disputa entre el Arcipreste y Don Amor constituye un largo pasaje donde el protagonista opone a este último —a quien considera el causante de los siete pecados capitales— los

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