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Bolívar, Maestro de periodistas
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Libro electrónico245 páginas3 horas

Bolívar, Maestro de periodistas

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En todos los lugares donde estuviese el Libertador llevaba consigo una imprenta, o aprovechaba los periódicos existentes para divulgar sus idearios independentistas. En su exilio en Jamaica denunció la barbarie de los colonialistas.
En 1815 Bolívar regresó a Venezuela con una imprenta que le obsequió Petión. Y en 1817 solicitó a Fernando Peñalver que le envíara desde Trinidad una imprenta, que consideraba tan útil como los pertrechos. En Angostura negoció un taller de impresión, que estaba en la Isla de Trinidad, y lo pagó con mulas. Francisco Antonio Zea, por orden de Bolívar, inicia en Angostura la vida del "Correo del Orinoco".
El Libertador escribía para la prensa y conocía muy bien el manejo de una imprenta. Y recomendaba prudencia y veracidad en lo escrito. La mejor política y orientación periodística, le escribía a Santander, es la honradez.
En 1821, se aprobó la edición de la "'Gazeta de Colombia", se proclamó la libertad de imprenta y se expidió una Ley que puso fin a la inquisición y derogó toda la legislación española sobre imprenta. También se legisló sobre "exención de portes en los correos a los periódicos y otros impresos".
Y paradojas de la vida: Según Cacua Prada, el hombre apasionado por el oficio periodístico, sufrió las consecuencias de su uso incorrecto. Así como el Libertador sintió la pasión del periodismo, también la padeció. "Sus enemigos se empañaron en crueles calumnias, en manchar su reputación y en rebajar, sin conseguirlo, la estimación que el pueblo le tributaba y tenía. Para ello crearon y se valieron de algunos periódicos tanto en Bogotá, como en Caracas y Lima".

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento21 mar 2019
ISBN9780463603840
Bolívar, Maestro de periodistas
Autor

Antonio Cacua Prada

Antonio Cacua Prada nació en la ciudad de San Andrés, provincia de García Rovira, Departamento de Santander, República de Colombia, el 11 de febrero de 1932.Sus padres, educadores, periodistas y músicos, lo formaron en estas disciplinas.En la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá se doctoró en Ciencias Económicas y Jurídicas en 1958. También se graduó en periodismo y radiodifusión, 1953. Se licenció en Ciencias de la Comunicación, 1965 y se especializó en Cooperativismo, 1952, y Laboral, 1955.En la actividad pública desempeñó varios cargos en los Ministerios de Trabajo y de Gobierno, y en la Presidencia de la República de Colombia, de 1956 a 1960.Ocupó la Secretaría de Gobierno y la Gobernación del Departamento de Santander, como encargado, en 1959.Fue elegido miembro de la Cámara de Representantes, en cuatro períodos, por la circunscripción electoral del Departamento de Santander y senador de la República de 1960 a 1974.Se desempeñó como Embajador Extraordinario y Plenipotenciario en los gobiernos de los presidentes Misael Pastrana Borrero, Alfonso López Michelsen y Julio César Turbay Ayala, en la República Dominicana, Costa Rica, El Salvador y Guatemala, en 1971, de 1973 a 1979, y en 1982.Se ha destacado como profesor, catedrático, decano y rector universitario. Ha estado vinculado a las universidades: Javeriana, Santo Tomás, América, Industrial de Santander, Los Libertadores, Colegio Odontológico Colombiano, Escuela Superior de Guerra, La Gran Colombia, Universidad Tecnológica de Colombia y al Instituto Colombiano para el Fomento de la Educación Superior, Icfes. Es autor de varios textos universitarios.En el periodismo ha sobresalido como directivo del gremio. Es miembro del Círculo de Periodistas de Bogotá, fundador del Colegio Nacional de Periodistas; redactor, colaborador, corresponsal y director de diarios, semanarios y revistas colombianas impresas, radiales y de televisión y de publicaciones extranjeras. En la actualidad es columnista de Colprensa.Es miembro de número y directivo de la Academia Colombiana de Historia, de la Academia Colombiana de la Lengua, de numerosas academias nacionales y del exterior, de organizaciones culturales, centros cívicos y patrióticos de Colombia y del extranjero.Ostenta la Gran Cruz de la Orden del Quetzal de Guatemala, la Orden Bolivariana de Guatemala, la Orden Sanmartiniana, la Orden Simón Bolívar de Colombia y otras distinciones.Ha ganado varios concursos históricos y literarios realizados en Colombia. Conoce la mayor parte de los países del mundo.Escritor e investigador incansable, ha publicado más de cuarenta libros y centenares de ensayos, discursos y artículos.Casado. Padre de tres hijos varones, profesionales.Desde 1981 ocupa la rectoría del Instituto Universitario de Historia de Colombia, Universidad de la Academia Colombiana de Historia. Dirige el "Boletín de Historia y Antigüedades", órgano oficial de la Academia, que aparece en forma trimestral, desde octubre de 1980 y las publicaciones de esta prestigiosa entidad.En la actualidad es: presidente mundial de la Federación Iberoamericana de Asociaciones de Periodistas, FIAP. Asesor Jurídico de la Federación Iberoamericana de Periodismo Científico. Presidente del capítulo colombiano de la FIAP. Presidente de la Asociación Colombiana de Periodismo Científico y Presidente del Instituto Sanmartiniano de Colombia.Hace parte de las mesas directivas de la Academia Colombiana de Historia; de la Sociedad Bolivariana de Colombia; de la Sociedad Santanderista de Colombia; del Instituto Bernardo O'Higgins de Colombia; del Instituto Cultural Colombo-lsraelí; de la Asociación de Amigos de Corea; y de la Asociación de Amigos de China-Taiwan.Es miembro correspondiente de la Real Academia Española de Historia y de las Academias de Historia de numerosos países.

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    Bolívar, Maestro de periodistas - Antonio Cacua Prada

    Bolívar, Maestro de periodistas

    Antonio Cacua Prada

    Ediciones LAVP

    ©www.luisvillamarin.com

    Tel 9082624010

    New York City USA

    ISBN: 9780463603840

    Smashwords Inc.

    Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida ni en todo ni en sus partes, ni registrada en o transmitida por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio sea mecánico, foto-químico, electrónico, magnético, electro-óptico, por reprografía, fotocopia, video, audio, o por cualquier otro medio sin el permiso previo por escrito otorgado por la editorial.

    Bolívar, Maestro de periodistas

    Prólogo

    Primera parte

    Capítulo I. La imprenta

    Capítulo II. Simón Bolívar y Palacios

    Capítulo III. Primeras indicaciones periodísticas

    Capítulo IV. En Jamaica

    Capítulo V. Correo del Orinoco

    Capítulo VI. La gazeta de Santafé de Bogotá

    Capítulo VII. El arma del ridículo

    Capítulo VIII. La gaceta de Colombia

    Capítulo IX. Críticas certeras

    Capítulo X. Arribo de Bolívar al Perú

    Capítulo XI. El libertador Bolívar y la gazeta del gobierno

    Capítulo XII. Profesor de periodismo

    Capítulo XIII. El peruano

    Capítulo XIV. Libertad de imprenta

    Capítulo XV. Periódicos oficiales

    Segunda parte Documental (cartas de Simón Bolívar)

    Bibliografía

    Prólogo

    El Círculo de Periodistas de Barranquilla, con motivo de sus Bodas de Oro, ha programado cinco días de actividades académicas, religiosas y culturales, con la participación de los Monseñores Félix María Torres y Luis Eduardo Gómez, y los doctores Mario Ceballos Araujo. Alfredo de la Espriella. Julio Farah Saker y Marcos de Castro.

    A mí me invitaron a una charla sobre el inicio del periodismo nacional en la época bolivariana.

    A Simón Bolívar se le ha estudiado como valiosa expresión del pensar auténtico. En los dos mil volúmenes que forman parte del Museo Bibliográfico de la Casa de la Cultura de la Universidad Simón Bolívar, están las obras que analizan al Libertador en las diferentes disciplinas intelectuales que cultivó en su agitada y fecunda existencia.

    Porque al Padre de la Patria se le ha valorado como político, militar, ideólogo, economista, literato, pedagogo, ecologista, periodista, etc.

    Precisamente. Manuel R. Badrán, Carlos Londoño Donado y Fabio Ortiz Ribón, presidente y secretarios del Círculo, conocedores de la importancia que Simón Bolívar le concedió al periodismo, aprovecharon la oportunidad para rendir homenaje al glorioso impulsador de la prensa escrita.

    Para cumplir el honroso compromiso me valgo de Antonio Cacua Prada, el prolífero historiador, autor de El Periodismo en la Vida Pública del Libertador; de Luis Gutiérrez Guerra y su El Pensamiento Educativo de Bolívar, y de Emilio Uzcátegui y su Bolívar y la Educación.

    Jorge Enrique Molina, como Rector de la Universidad Central, de Bogotá, observaba que en medio de las fatigas de las marchas y batallas, el Libertador tenía tiempo para la lectura de los periódicos de entonces, fomentarlos y escribir en ellos. Y Monseñor Rafael Gómez Hoyos, expresa: Quiso y supo el Libertador acudir al periódico, a la gaceta, al boletín, para dirigir y enseñar, encarnó maravillosamente al auténtico periodista, responsable, culto y generoso, comprometido con las necesidades y exigencias del pueblo.

    En todos los lugares donde estuviese el Libertador llevaba consigo una imprenta, o aprovechaba los periódicos existentes para divulgar sus idearios independentistas. En su exilio en Jamaica denunció la barbarie de los colonialistas.

    "Sería inútil, le escribe al Director de la Gaceta Real de Jamaica, llamar la atención de usted a los innumerables asesinatos y atrocidades cometidos por los españoles para destruir a los habitantes de América después de la Conquista... Las Casas vio con sus propios ojos, esta nueva y hermosa porción del globo poblada por sus nativos indios v después regada con la sangre de más de veinte millones de víctimas...

    La abominable destrucción de los Incas... Y ahora, en la ciudad de la Paz, se sobrepujan en hechos sanguinarios. En Méjico, más de un millón de sus habitantes han perecido en las ciudades pacíficas, en los campos y en los patíbulos. Esos mismos españoles han cometido hechos tan atroces que, en lo venidero, parecerán increíbles. El jefe realista Antoñanzas hizo trescientos prisioneros en San Juan de los Morros y a todos los ahorcó después de atormentarlos, y todo esto sucedía a tiempo que, el general Miranda y otros jefes del ejército independiente, trataban a los prisioneros con clemencia... La pluma se resiste a describir las execrables atrocidades del archimonstruo Boves, el devastador de Venezuela...".

    En 1815 Bolívar regresa a Venezuela con una imprenta que le obsequió El presidente Petión. Y en 1817 le solicita a Fernando Peñalver le envíe desde Trinidad una imprenta, que consideraba tan útil como los pertrechos. En Angostura negocia un taller de impresión, que estaba en la Isla de Trinidad, y lo paga con muías. Francisco Antonio Zea, por orden de Bolívar, inicia en Angostura la vida del Correo del Orinoco.

    El Libertador, anota Cacua Prada, no sólo escribía para la prensa, sino que conocía muy bien el manejo de una imprenta. Y recomendaba prudencia y veracidad en lo escrito, La mejor política y orientación periodística, le escribía a Santander, es la honradez.

    En 1821, con motivo de la reunión en Villa del Rosario de Cúcuta. se aprueba la edición de la 'Gazeta de Colombia, se proclama la libertad de imprenta y se expide una Ley que puso fin a la inquisición y derogó toda la legislación española sobre imprenta. También se legisló sobre exención de portes en los correos a los periódicos y otros impresos.

    El profesor Manuel Pérez Vila, en su estudio Campañas Periodísticas del Libertador, reconoce el concepto que Bolívar le atribuía a la prensa. Así, en carta a Tomás de Heres, en relación al periódico El Observador, de Lima, recomienda: Los artículos deben ser conos, picantes, agradables y fuertes. Cuando se hable del gobierno, con respecto: v cuando se trate de legislación, con sabiduría y gravedad. Yo quiero que se proteja un periódico: pero que se organice con elegancia, gusto y propiedad.

    El doctor Cacua Prada resalta en todas las páginas de su libro el respeto y admiración de Bolívar por el periodismo, quien consagró en la Constitución de Angostura de 1819: El derecho de expresar sus pensamientos y opiniones de palabra, por escrito o de cualquier otro modo es el primero y más estimable bien del hombre en sociedad. Y en la primera Constitución de la república de Colombia, de 1821, se estableció: Todos los colombianos tienen el derecho de escribir, imprimir y publicar libremente sus pensamientos v opiniones, sin necesidad de examen, revisión o censura alguna anterior a la publicación. Pero los que abusen de esta preciosa facultad sufrirán los castigos a que se hagan acreedores conforme a las leyes.

    Y paradojas de la vida: el hombre apasionado por el oficio periodístico, sufrió las consecuencias de su uso incorrecto. Así como el Libertador Simón Bolívar, escribe Cacua Prada, sintió correr por sus venas la pasión del periodismo, así también la padeció.

    Sus enemigos se empañaron en crueles calumnias, en manchar su reputación y en rebajar, sin conseguirlo, la estimación que el pueblo le tributaba y tenía. Para ello crearon y se valieron de algunos periódicos tanto en Bogotá, como en Caracas y Lima.

    Bueno, como dicen los historiadores. Bolívar fue un periodista íntegro. Conocía lodos los secretos del arte de la impresión, y sus artículos siguen ejemplo de la redacción sencilla, clara y de profundo contenido ideológico.

    Dos días después de haber escrito los anteriores apuntes para la columna semanal que publico en el diario El Heraldo, de Barranquilla, me llegan los originales de Bolívar, Maestro de Periodistas, del doctor Antonio Cacua Prada.

    De inmediato inicio el provecho de su lectura, con el fin de enviarlos, en el menor tiempo posible, a Plaza & Janés, para una edición patrocinada por la Universidad Simón Bolívar.

    Como es su costumbre en la actividad cultural de nuestra Casa de Estudios Superiores, este nuevo libro sobre El Libertador, tal como se hizo con otros anteriores, y se hará con Las Ideas Políticas de Bolívar, del intelectual Ramiro de la Espriella, se obsequiará a todas las bibliotecas de las universidades de Colombia y muchas de América Latina, que reciben la Revista Desarrollo Indoamericano.

    Desde su presentación, el doctor Cacua Prada vuelve a referirse con entusiasmo v admiración al significado de Bolívar en el mundo de la prensa escrita. Y lo considera como un maestro consagrado al oficio, que se valía de la prensa, del verbo y de la espada en la batalla por la libertad. Aunque, al pensar de un analista de la época, la imprenta fue la primera de sus armas.

    El capítulo primero lo dedica el autor al significado del invento de la imprenta y a la presencia de un nuevo mundo en el contexto mundial.

    La historia editorial de nuestro continente se inicia bajo los moldes oscuros de la censura y la prohibición. Felipe II no permite libros que traten temas relacionados con las colonias americanas. Sin embargo, a Méjico y al Perú llegan entonces las primeras imprentas. Sus propietarios son sacerdotes. La Gazeta de México se edita en 1722. Pero en Venezuela sólo conocen el invento de Gutenberg en los albores de la gesta revolucionaria. Y en otras naciones como Panamá. República Dominicana. Costa Rica y Nicaragua, después de lograda la independencia.

    En el capítulo segundo se inicia la semblanza del Bolívar periodista. Y nos recuerda el doctor Cacua Prada que en 1808, cuando apenas contaba con 27 años, el gran Andrés Bello edita la Gazeta de Caracas. La vocación periodística del Libertador se manifiesta dos años después. En Londres expone sus idearios en el Morning Cronicle. Desde ese momento su pluma no descansa.

    La prosa del Libertador es reflejo de su formación intelectual. Fue un lector incansable, y a su lado siempre estaban centenares de libros. Su rapidez mental le permitía dictar cartas a varios de sus calígrafos. Desde Colombia envía mensajes y escribe artículos. En Cartagena condena la conducta represiva de los españoles y alienta a los insurgentes. Después, en Jamaica, denuncia al mundo las atrocidades de que son víctima los cartageneros.

    Bueno, sería necesario ocupar demasiado espacio para comentar este magnífico nuevo libro del académico Antonio Cacua Prada. La sola mención de los nueve estudios suyos sobre el tema que forman parte de la bibliografía consultada, constituye testimonio de su autoridad en la materia.

    Y que sea esta una oportunidad feliz para expresar sentimientos de admiración por uno de los hombres colombianos más responsables con el sagrado oficio de la investigación y las letras. Y. también, en la actividad docente. Porque el hijo mimado de San Andrés, el municipio de la Provincia de García Rovira, en el Departamento de Santander, ha dedicado buena parte de su fecunda existencia a la cátedra universitaria. Y desde 1981 se desempeña como Rector del Instituto Universitario de Historia de Colombia. Incluso, durante cuatro períodos, formó paite de la cámara de representantes, en el congreso de Colombia, donde fue ejemplo de honestidad política y vocero de la causa popular.

    José Consuegra Higgins

    Barranquilla, diciembre de 1998

    Primera Parte

    Simón Bolívar, maestro de periodistas

    El Libertador Simón Bolívar, es sin duda el barro de América atravesado por el soplo del genio, como lo afirmó José Enrique Rodó, al exaltarlo en su escrito "Hombres de América".

    Bolívar encarna, en la total complejidad de medios y de formas, la energía de la Revolución, desde que, en sus inciertos albores, le abre camino como conspirador y como diplomático, hasta que, declarada ya, remueve para ella los pueblos con la autoridad del caudillo, infunde el verbo que la anuncia en la palabra hablada y escrita, la guía hasta sus últimas victorias con la inspiración del genio militar, y finalmente la organiza como legislador y la gobierna como político.

    En la faceta de periodista. Simón Bolívar, fue un consagrado maestro. No conoció secretos ni misterios para fundar, crear, mejorar y organizar publicaciones periódicas y enseñar y dar indicaciones de cómo escribirlas, elaborarlas, armarlas, presentarlas y utilizarlas.

    El mismo estampó su vocación periodística en las cartas y órdenes escritas que impartió, por eso es fácil comprobar cómo sintió y padeció el periodismo. Cuando sus enemigos lo vilipendiaron y calumniaron por medio de la prensa le expresó desde Caracas, el 19 de mayo de 1827 a su gran amigo el coronel y presbítero José Félix Blanco: A mi me fuera muy fácil escribir otras tantas gacetas en mi elogio, y en desprecio de otro: pero no es esta mi ocupación.

    En las páginas de este libro está el periodista Simón Bolívar en el fragor de sus actuaciones. Con razón José Domingo Díaz, el terrible y sangriento redactor de la Gaceta de Caracas, según cita hecha por el ilustre periodista y expresidentes de Venezuela, doctor Ramón J. Velásquez, afirmó: La imprenta es la primera arma de Simón Bolívar, de ella ha salido el incendio que devora a América, y por ella se ha comunicado con el extranjero.

    Esta recopilación nos presenta al gran comunicador y maestro de periodista Simón Bolívar, creador y orientador de periódicos y catedrático como pocos de esa hasta entonces inexistente asignatura. Bien lo afirmó el siempre recordado investigador y eminente profesor español Manuel Pérez Vila: "Simón Bolívar fue en su tiempo y circunstancia un comunicador social nato, un gran líder de opinión.

    Fué, naturalmente, mucho más que ésto. fue el Libertador, es cierto. Nadie lo niega. Pero fue el Libertador, precisamente, porque sabía que el convencer debe acompañar al vencer. El periodista Bolívar cabe perfectamente dentro del Libertador. No hay conflicto, sino armonía".

    La Universidad Simón Bolívar. Corporación Educativa Mayor del Desarrollo Simón Bolívar, fundada y dirigida por el Dr. José Consuegra Higgins, en la puerta de oro de Colombia. Barranquilla, dispuso la publicación de este libro para rendirles en los albores del siglo XXI un tributo de admiración a nuestro Padre y Libertador, su patrono, quien en todas sus actuaciones fue grande.

    En la reciente obra El Gran Comunicador Simón Bolívar, del consagrado académico, escritor y comunicador boliviano Luis Ramírez Beltrán Salmón, se lee: Debe ser motivo de hondo regocijo para todos los comunicadores de nuestra América la comprobación de que el Gran Libertador fue también el Gran Comunicador.

    Para honrar su memoria debemos aplicar sus enseñanzas al mejoramiento, técnico y moral, de nuestro oficio y esforzarnos porque éste sirva al pueblo al que él amó, a los millones de desheredados por quienes soñó, luchó y murió nuestro imponderable maestro Simón Bolívar.

    Quedan en manos de los estudiosos estos apuntes, gracias al mecenazgo de la Universidad Simón Bolívar de Barranquilla, sobre Simón Bolívar, Maestro de Periodistas.

    Antonio Cacua Prada

    Presidente Mundial de la Organización de Asociacionesde Periodistas Iberoamericanos, O.A.P.I.

    Primera Parte

    Capítulo I

    La Imprenta

    Dos hechos y dos hombres: la invención de la imprenta en 1450, por Johannes Gensfleisch von Gutenberg, en Maguncia, Alemania, y la presencia en el Nuevo Mundo, de Cristóbal Colón, en 1492, cambiaron el curso de la historia universal.

    En el primer año de reinado de Isabel la católica. 1474, la imprenta llegó a España, donde la esposa de Fernando V la favoreció y le dio gran impulso. Cincuenta años de completa libertad alcanzó el ejercicio de la imprenta desde su aparición, hasta cuando los reyes católicos vieron la necesidad de reglamentarla y el 8 de julio de 1502 dictaron la primera pragmática: De los libros y sus impresiones, licencia y otros requisitos para su introducción y curso.

    En las Indias

    En el Título XXIV del Libro y de la Recopilación de Leyes de Indias, se hallan numerosas disposiciones sobre los requisitos que debían llenarse en las Colonias Españolas para la impresión y edición de libros que se refirieran al Nuevo Mundo. Entre las más notables están la dictada por Felipe II y la Princesa Juana, en Valladolid a 2 de septiembre de 1556, y la Real Cédula de Felipe II de 1560, fechada en Toledo el 14 de agosto, dirigida a los jueces y justicias de España y de América, ordenándoles que no consientan en la impresión y venta de libro alguno que trate sobre materias de Indias.

    En uno se sus apartes dice: Nos por la presente mandamos a cualesquier impresores de esas partes que no impriman los dichos libros sin expresa licencia nuestra, ni que ningún librero los tenga ni venda, sino que luego que vengan a su poder los envíen al dicho nuestro Consejo de las Indias para que en él sean vistos y examinados, so pena que el que los imprimiere y librero que los tuviere e vendiere, por el mismo caso incurra en pena de doscientos mil maravedís para la nuestra cámara e fisco, y que pierdan todas las obras que ansí imprimieren con todos los aparejos que para ello tuvieren en su imprenta.

    Posteriormente Felipe IV dictó una Real Cédula el 21 de diciembre de 1641, fechada en Madrid; en ella impuso la obligación de enviar al Consejo uno de cada libro que se imprimiera relativo al Nuevo Mundo. Luego, con fecha 17 de marzo de 1647, expidió otra aumentando a 20 el número de ejemplares de los libros impresos en Indias que debían remitirse al mismo Consejo.

    Camino del nuevo mundo

    El arribo y expansión de las imprentas en el Nuevo Mundo, cumplió el siguiente itinerario:

    En 1533 el obispo franciscano de Nueva España, hoy México, fray Juan de Zumárraga, se apersonó para introducir este invento a las tierras conquistadas por Hernán Cortés, y trajo como impresor en 1535 a Esteban Martín. Luego en 1539 a Juan Pablos.

    Para 1577 la capital mexicana contaba con varios talleres, entre ellos el del Colegio de San Pedro y San Pablo regentado por los padres de la Compañía de Jesús. Los Padres Jesuitas contrataron en Turín al impresor italiano Antonio Ricardo, lo trajeron inicialmente a México y posteriormente lo mandaron a la capital peruana.

    El segundo país que gozó de este privilegio, al llegar a Lima en 1581 Antonio Ricardo, fue el Perú. Éste se instaló en el Colegio regido por el Padre Juan de Atienza S. J. e imprimió como primer trabajo la Pragmática sobre los diez días del año.

    Continúa en su orden: Los Estados Unidos de América. En 1638 inició labores en Cambridge, Massachusetts, una imprenta.

    Por iniciativa del obispo Juan de Palafox y Mendoza, prelado de Puebla de los Ángeles, esta segunda ciudad de Nueva España contó en 1640 con la tipografía del bachiller Juan Blanco de Alcázar.

    Es tradición en la república centroamericana de El Salvador, que en San Salvador, el fraile franciscano Juan de Dios Cid construyó en 1647, una imprenta de madera en forma rudimentaria.

    A instancias del obispo fray Payo Enrique de Rivera, de la orden de San Agustín, se estableció en la ciudad de Guatemala, en 1660, como impresor, don José de Pineda Ybarra.

    El padre Ferrusino de la Provincia Jesuítica del Paraguay propició su establecimiento en 1680 y posteriormente los padres Juan Bautista Neumann, y José Serrano, en 1700. En 1705 los misioneros jesuitas instalaron una imprenta en el Río de la Plata, hoy Argentina.

    Los Padres Jesuitas montaron en la Casa Profesa de la ciudad de México,

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