UN MUERTO MUY VIVO
A los 250 años de su nacimiento, que se cumplen este mes, Napoleón (1769-1821) aún suscita enconadas disputas. Nadie discute su genialidad como estratega militar, pero unos lo consideran un dictador sanguinario, mientras otros ven en él a uno de los mayores estadistas de Francia.
De hecho, en los últimos dos siglos, el mito bonapartista nunca ha estado ausente del país. Cualquiera puede comprobarlo, un lienzo en el que Édouard Detaille plasma a los reclutas galos de 1888. Mientras duermen, el mundo onírico les trae la imagen de sus ilustres antepasados de la Grande Armée, el ejército napoleónico. El artista trasmitía la nostalgia de una Francia victoriosa en un momento en el que se multiplicaban las voces revanchistas contra Alemania por la reciente pérdida de Alsacia y Lorena.
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