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Mi Amor, Háblame… Diez reglas para lograr que un hombre hable
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Mi Amor, Háblame… Diez reglas para lograr que un hombre hable
Libro electrónico132 páginas1 hora

Mi Amor, Háblame… Diez reglas para lograr que un hombre hable

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Información de este libro electrónico

Si, a pesar del amor que los une, tanto el hombre como la mujer tienen problemas para dialogar, es porque la mujer busca la comunicación en términos de lazos íntimos y de expresión emotiva, mientras que el hombre se comunica para alcanzar objetivos precisos y para transmitir información. Los hombres hacen discursos, las mujeres intercambian.

Para mejorar la relación entre hombres y mujeres, el autor presenta a las mujeres diez reglas eficaces que pueden utilizar para entender mejor el universo masculino y para que ayuden al hombre a que comunique más y de la mejor manera lo que vive internamente; algunos de los ejemplos concretos que ilustran cada una de las reglas han sido tomados de su práctica profesional. Este libro también permite que los hombres se conozcan mejor y que entiendan, de igual manera, el deseo de comunicación de sus compañeras.

"Mi Amor, ¡háblame!" es un libro que intenta poner fin a la guerra de sexos proponiendo un mejor conocimiento y una mejor aceptación de nuestras diferencias, con el objeto de establecer un lazo íntimo y de complicidad entre dos seres que desean amarse.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento1 abr 2013
ISBN9782981753137
Mi Amor, Háblame… Diez reglas para lograr que un hombre hable
Autor

Yvon Dallaire

Psychologue, sexologue, auteur et conférencier renommé au Québec et en Europe francophone, Yvon Dallaire exerce la thérapie conjugale et sexuelle depuis plus de 30 ans. Il est chroniqueur pour divers médias écrits et participe régulièrement à des émissions de radio et de télévision comme spécialiste des relations homme-femme. Il a créé l'approche psycho-sexuelle appliquée aux couples (APSAC) pour les thérapeutes conjugaux.

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    Mi Amor, Háblame… Diez reglas para lograr que un hombre hable - Yvon Dallaire

    forma.

    ¡ Mi Amor, Háblame !

    Introducción

    Mi esposo no habla. Tengo que buscar la manera de saber lo que piensa, lo que siente, siempre tengo la sensación de que lo molesto. Tal pareciera que hablarme representa para él un gran esfuerzo.

    A lo largo de mis veinticinco años de práctica en terapia conyugal, el principal reproche que he escuchado con mayor frecuencia, por parte de las mujeres hacia los hombres, es que ellos no comunican lo suficiente y que no están abiertos al diálogo:

    Siempre hay que estarles sacando las cosas con tirabuzón y nunca se sabe realmente en qué piensan los hombres. (Aparte del sexo, claro está.)

    Nuestras observaciones confirman este reproche: cuanto más pasa el tiempo, el hombre tiende menos a mostrarse comunicativo en la intimidad de la pareja. A menudo, el hombre actúa como si su compañera estuviera conquistada, como si él ya le hubiese dicho todo y que ya no fuera necesario mantenerla al tanto de sus pensamientos y de sus emociones. Cuando su compañera le hace la observación, él responde frecuentemente que no quiere molestarla con sus preocupaciones.

    Este problema no existiría si la mujer no tuviera una necesidad constante de comunicar y de comunicar a través de la palabra. Para mantenerse viva, atractiva, amada y para sentirse en relación, la mujer necesita expresarse y que la escuchen. La mujer encuentra placentero el poder al hablar y compartir sus pensamientos y sus emociones, no necesariamente para resolver un problema, sino simplemente por el gusto de compartir. ¿Qué mujer no quisiera ser comprendida por su marido de la misma manera en que la comprende su mejor amiga?

    Gracias al crecimiento de la sociedad de hobbies, hoy en día las parejas pasan mucho más tiempo juntas que hace medio siglo. De manera paralela, el movimiento feminista ha permitido que las mujeres obtengan ganancias importantes en los ámbitos profesional, económico y político. Actualmente, hombres y mujeres deben aprender a vivir y a comunicar juntos y existen muchos libros de psicología que subrayan la necesidad de comunicar para entenderse. Salvo que…

    Salvo que la mujer habla, piensa y actúa como si fuera china, y parte del principio de que el hombre es un chino; y pues, el hombre habla, piensa y actúa como un japonés y está seguro de que su mujer es una japonesa. Los dos creen equivocadamente que hablan el mismo idioma, que piensan de la misma manera y que actúan según las mismas motivaciones.

    Todos los diccionarios francés–español le dirán que la palabra demain significa mañana. Mientras que un hispanohablante posterga para mañana una cita o cualquier otra actividad, el francófono supone que es seguro que la cita o la actividad se efectúe al otro día. Por eso su frustración, al día siguiente, cuando el latino vuelve a decirle mañana. El francés llega a creer que el español está actuando de mala fe y que no puede confiar en su palabra. Hay que saber que los latinos y los franceses no poseen totalmente el mismo concepto del tiempo y lo que hay que entender realmente es que cuando un latino le diga mañana, eso no quiere decir al día siguiente, sino más bien ahora no o más tarde. Así actúan los hombres y las mujeres en sus comunicaciones: emplean las mismas palabras pero les dan significados diferentes y, muy a menudo, connotaciones emotivas diferentes.

    Hace poco, un griego que llegó recientemente a Québec me citó a la hora de la cena para que discutiéramos un asunto. Como acostumbro cenar alrededor de las 19 horas, entonces lo esperé a esa hora en el lugar que acordamos. Al día siguiente me enteré de que en Grecia cenan generalmente de 21 a 22 horas. Hasta que pudimos explicarnos mutuamente, hicimos a un lado nuestro enojo respectivo por esa falta de entendimiento, pues cada uno creyó que el otro lo había dejado plantado.

    Imagínese qué sucede cuando, en una pareja, surge ese tipo de malentendido justo en el momento en que la tensión está en su máximo nivel; además de que debemos considerar que nuestras observaciones nos han demostrado que existen más diferencias entre el hombre y la mujer que entre dos culturas diferentes.

    Para el hombre, comunicar quiere decir intercambiar información. Para la mujer, significa compartir, intimidad y placer. La mujer busca obtener de sus conversaciones un gran apoyo emocional, en la medida en que ella intente entenderse y entender a los demás. Por lo que respecta al hombre, él desea conversaciones rápidas y superficiales que le permitan intercambiar informaciones prácticas, de preferencia divertidas, pero sobre todo prácticas y útiles. En muy pocas ocasiones al hombre le gusta hablar por hablar.

    Por lo tanto, el hombre debe aprender a hablar chino y la mujer debe aprender japonés, si ambos quieren que la comunicación mejore entre ellos.

    Para comenzar, las páginas siguientes presentan las principales diferencias biológicas que existen entre el hombre y la mujer a diferentes niveles: genético, gonádico, hormonal, anatómico y cerebral, al igual que sus repercusiones en la psicología y el comportamiento de uno y del otro. Posteriormente, en la segunda parte, estas páginas le presentan las consecuencias de las diferencias biológicas, psicológicas y de comportamiento en diez dimensiones de la comunicación hombre–mujer.

    Ojalá que el entender esas dimensiones le ayude a hacer sus charlas más armónicas y más satisfactorias. Dichas dimensiones se presentan en forma de diez reglas que las mujeres pueden emplear para:

    1.entender mejor de qué manera comunican los hombres y sobre todo cómo comunican verbalmente; y

    2.ayudar a los hombres a que comuniquen de una mejor manera, y más verbalmente, lo que viven en su interior.

    Con respecto al hombre promedio, la mujer promedio es experta en la comunicación verbal, principalmente cuando se trata de expresar emociones. Si emplean las siguientes reglas, ellas podrían tomar conciencia del enorme poder que poseen en el proceso de la comunicación.

    Al leer estas páginas, los hombres podrán:

    1.entender mejor su manera de ser y de comunicar;

    2.tomar conciencia de la enorme diferencia que existe entre su manera de comunicar y la de su pareja.

    Al hacer esto, ellos podrán dejar de sentirse culpables y dejar caer sus actitudes defensivas ante las mujeres a quienes acusan de que siempre critican y de que siempre lloran (ése es el principal reproche que los hombres hacen a las mujeres). Quizás podrán estar más atentos al placer que sienten sus compañeras por comunicar verbalmente sus estados de ánimo. Las mujeres no lo hacen por criticarlos, sino más bien para mejorar la relación, para acercarse a ellos y sentirse cómplices. Para ellas, expresar sus estados de ánimo, incluso los negativos, constituye una prueba de amor.

    1 Primera parte

    Los Hechos

    La idea de los estados psicológicos como productos de la mente, la idea de la separación del cuerpo y del espíritu, y la idea según la cual el género no es innato sino adquirido y puede ser modificado, son tres ideas pseudocientíficas que orientan la manera en la que nos concebimos como hombres y mujeres

    Jo Durden-Smith y Diane Desimone

    La primera parte de este libro presenta un resumen de las investigaciones científicas modernas referentes a las diferencias fundamentales entre los hombres y las mujeres desde el punto de vista biológico y psicológico.

    Capítulo 1

    Las diferencias hombre–mujer

    El hombre y la mujer tienen ahora el tiempo libre suficiente para darse cuenta de que no somos compatibles, y creo que hasta hace muy poco tiempo descubrimos el inmenso número de diferencias que nos separan.

    Joe Tanenbaum

    Lo queramos o no, el andrógino no existe, pues no existe ningún ser que pueda ser al mismo tiempo hombre y mujer ni que posea las características masculinas y femeninas. Aunque exista igualdad, los hombres y las mujeres son diferentes.

    Si minimizamos las diferencias entre los hombres y las mujeres, el resultado puede ser incluso peligroso.

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