Recupera tu espacio
EN EL ÚLTIMO SÁBADO DE JUNIO DE 2019, Bryanna Petrie salió de casa de sus suegros alrededor de las 5:30 a.m. por un camino pintoresco. Llevaba más de seis kilómetros y traía una buena zancada. Petrie siempre intenta estar atenta a su alrededor y formulando vías de escape, así que cuando un coche negro se le acercó, disminuyendo su velocidad hasta detenerse, ella ya estaba en mood de alerta máxima.
El camino atrás de ella se encontraba vacío, nada de casas, autos o calles aledañas, ningún lugar a dónde ir. Cuatrocientos metros más adelante, vio a un hombre mayor regando sus plantas al interior de una larga entrada para coches. Pensó, “tengo que llegar ahí”.
Corrió a máxima velocidad. En el momento en que pasó junto al auto, el hombre abrió la puerta del copiloto y gritó algo que ella no alcanzó a entender y rio. Luego, aceleró, dio una vuelta en ‘U’ y condujo intencionalmente en sentido contrario, acercándose a ella. Mientras el vehículo se aproximaba, ella corrió hacia el hombre mayor, temblando. El conductor se estacionó a un costado del camino y la miró. Cuando Petrie llegó con el hombre que regaba sus plantas, el auto por fin se marchó.
Ella no siempre se había sentido insegura al correr. “Escuchaba historias todo el tiempo, pero tenía la actitud de que nunca me pasaría a mí”, dice. Conforme empezaron a ocurrir otros incidentes, su rutina de entrenamiento cambió. Dejó de correr en senderos. Comenzó a observar a cada hombre y cada auto con cuidado. Llevaba gas pimienta consigo y ya no corría después del atardecer. Por supuesto, este tipo de acciones no deberían ser necesarias. Correr tendría que ser un escape lleno de endorfinas, pero para muchas mujeres, está lejos de serlo. Y estar constantemente preocupada por la posibilidad de ser acosada o atacada es una tarea agotadora en términos mentales, más que el mismo entrenamiento.
La verdad es que 43% de las mujeres han sido acosadas, lo cual incluye toqueteos, exhibición de parte de los acosadores, ser perseguidas o escuchar vulgaridades. Esto a comparación de sólo 4% de los hombres que. Y en otro reporte de este mismo título, de las mujeres que han cuestionado su seguridad, el 31% decidió pasarse a la caminadora y el 9% dejó de correr durante cierto tiempo.
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