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El Boxer
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Libro electrónico317 páginas2 horas

El Boxer

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Hay quienes lo consideran el perro más bello y quienes no lo aprecian por su típica expresión enfurruñada. Pero si en algo coinciden todos es que, en cuanto a simpatía, carácter y aptitudes, el boxer tiene pocos rivales.
El lector encontrará en esta obra un capítulo dedicado a la elección del cachorro de boxer, a la elección del sexo y a la valoración del carácter antes de la compra.
El problema de la adaptación a la familia: un cambio brusco para el pequeño boxer que deberemos intentar que sea lo más suave posible.
El aprendizaje de las primeras normas, hechas de órdenes y prohibiciones, pero sobre todo de juegos; los primeros paseos y el inicio del adiestramiento.
Y muchos otros aspectos: alimentación, salud, higiene, belleza y reproducción.
Esta guía tiene su propio carácter que el lector encontrará especialmente agradable: cada comentario nace de una imagen fotográfica, a partir de la cual se desarrolla de forma fácil, comprensible y precisa.
Un libro guía con muchas ilustraciones que se anticipa a todas las preguntas y que ofrece las mejores respuestas.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento22 oct 2018
ISBN9781644615591
El Boxer

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    El Boxer - Valeria Rossi

    Bibliografía

    INTRODUCCIÓN

    O precioso o muy feo: no caben términos medios.

    A quien le gusta el boxer, le gusta sin reservas y cree que es la raza más bella de todas. A quien no le gusta su aspecto, en el mejor de los casos dirá que quizás era un perro mediocre... antes de que se diera de bruces contra una pared.

    El boxer vivió un largo periodo de consolidación como raza de elite, reservada a un restringido grupo de aficionados. Sin embargo, con el paso del tiempo ha dejado de ser una rareza. Su aspecto, que tanta sensación causaba en los albores de la raza, ha pasado a ser bastante común: la gente se ha acostumbrado a verlo y a considerarlo un perro como los demás, y no un extraño producto de la selección. Poco a poco todo el mundo ha dejado de mirar con extrañeza su hocico chato y ha empezado a valorar sus cualidades y su carácter. Y ha descubierto que es un perro diferente a todos los demás.

    Los orígenes

    El boxer fue reconocido oficialmente en 1895.

    Sus orígenes son remotos. Como todos los molosoides, el boxer desciende del moloso tibetano, un perro extinguido.

    Es probable que del moloso tibetano evolucionara originariamente hacia dos familias caninas: una de talla gigante, de pelo largo, y otra de talla mediana, de pelo corto. Se tiene constancia de que en los territorios germanos existían molosoides de talla mediana desde los tiempos de los celtas. Este tipo de perros dio origen a tres estirpes diferentes:

    — perros pesados y macizos, parecidos al mastín napolitano actual;

    — perros de altura notable, parecidos al dogo actual;

    — perros de talla mediana pero ágiles, de hocico corto y cabeza maciza.

    Este último tipo fue el que tuvo más éxito en los países germánicos, hasta el punto que se subdividió en razas según el lugar de procedencia y la función a la que se destinaba:

    — bullenbeisser (mordedor de toros);

    — baerenbeisser (mordedor de osos);

    — brabanter (perro de Brabante, región belga);

    — danziger (perro de Dantzig, ciudad polaca).

    Es probable que el bullenbeisser fuera el progenitor del boxer, como parecen demostrar las descripciones y las ilustraciones que se conocen.

    El motivo por el cual disponemos de tantas descripciones no es ciertamente muy halagüeño. En efecto, el bullenbeisser más famoso, de nombre Thyras, pertenecía al célebre bandido Mathias Klostermaier, y fue descrito en las actas correspondientes a su juicio.

    Hay que decir, en descargo del perro, que su carácter fue elogiado en varias ocasiones (no así el de su dueño). De él se dice que era «fiero, leal y muy valiente», y las leyendas cuentan que salvó la vida de Klostermaier en más de una ocasión.

    El bullenbeisser era un auténtico perro de defensa para los carniceros y los cerveceros de la época, que lo utilizaban como guardia de seguridad cuando iban al mercado.

    Pero la progresiva sustitución de los carromatos por medios de transporte más evolucionados casi estuvo a punto de causar la extinción de la raza.

    Los pocos supervivientes, abandonados a su propia suerte, sin estar sujetos ni tan siquiera a una primitiva forma de selección, empezaron a cruzarse con perros de otros tipos, menos corpulentos y más pequeños y, por otro lado, empezaron a mostrar más agresividad.

    A finales del siglo XIX, el bullenbeisser originario había desaparecido prácticamente. Pero tres cinófilos de la época decidieron reconstruirlo cruzando los pocos ejemplares que quedaban (que habían degenerado bastante) con bulldog ingleses, que en aquellos tiempos eran más altos y esbeltos que en la actualidad, y ya tenían el carácter tranquilo y equilibrado que se les conoce hoy en día.

    De estos experimentos nació Flocki, el primer ejemplar inscrito en el libro de cría de la nueva raza.

    Los tres cinófilos (Roberth, Konig y Hapner) alcanzaron el objetivo que se habían propuesto, y en 1902 se elaboró el primer estándar oficial del boxer.

    ■ EL NOMBRE BOXER

    No se sabe con exactitud en qué momento surgió este nombre. Las primeras indicaciones se remontan a la época en que la raza había degenerado y corría peligro de extinción. Fue entonces cuando los alemanes, al haber dejado de identificar el glorioso bullenbeisser con los perros pequeños y gruñones que acompañaban y escoltaban a los pocos carros que quedaban en circulación, empezaron a llamarlos bierhunde (perro de los cerveceros) o bierboxer (púgil de los cerveceros). Con toda certeza, este último apelativo está directamente relacionado con la cara de boxeador típica de los molosoides: el hocico corto y aplastado recuerda un rostro humano con la nariz rota, como es típico de los boxeadores. Es probable que al principio el nombre fuera burlesco, más un intento de ridiculizar que de definir una raza.

    Sin embargo, el concepto cuajó, hasta el punto que hizo fracasar el intento del criador Philip Stockmaun, que abogó por sustituir el término inglés boxer por el alemán kampfer, que también significa «púgil». En cualquier caso, el hecho de que haya prevalecido el nombre inglés, en el fondo, tiene muy poca importancia.

    DESCUBRIR Y CONOCER AL PERRO

    EL CACHORRO

    El cachorro de boxer tiene una de las caras más graciosas del mundo: el pequeño hocico chato, las orejas desproporcionadas, la mirada increíblemente dulce. Resulta difícil imaginarlo en su papel de futuro perro de defensa, valeroso y temerario. Y es prácticamente imposible negárselo.

    Pero, cuidado: el boxer es un perro difícil de criar y es muy importante comprarlo en el lugar adecuado.

    Si buscamos:

    Un perro de compañía, que a la vez sea capaz de defendernos en caso de necesidad, no necesitamos un campeón de belleza; nos bastará un perro típico, sano y equilibrado, sin problemas de carácter. Un buen criadero es el mejor lugar para encontrarlo, aunque con un poco de suerte también podemos encontrar un particular o una tienda de animales que dispongan de una camada. Naturalmente el boxer tiene que ser un boxer, es decir, lo que en cinofilia se define como un perro «típico». Los privados y los comerciantes no siempre son cinófilos expertos, y no podrán darnos garantías en este sentido. Una solución es ir con un experto a ver la camada y que nos ayude a elegir el cachorro. El veterinario es el más indicado para evaluar la salud y el carácter de los cachorros, pero no esperemos que sepa juzgar la belleza de un perro.

    Un perro de exposición o un perro para participar en pruebas de trabajo, es imprescindible tratar con un buen criador; los criadores son los únicos que efectúan una elección escrupulosa basándose en las características físicas y psíquicas de sus perros. Es fundamental que el criadero esté reconocido por la RSCFRCE (Real Sociedad Central de Fomento de las Razas Caninas en España). Muchos autodenominados criadores en realidad no ofrecen ninguna garantía. Para evitar riesgos se puede solicitar información, en la delegación de la RSCFRCE o en el club de la raza.

    ¿Con o sin pedigrí?

    Mucha gente cree que si no se tiene interés por las exposiciones se puede comprar un perro sin pedigrí, ahorrándose de esta manera un dinero. Sin embargo, conviene realizar al respecto algunas consideraciones.

    • El pedigrí no identifica a un perro de calidad, sino a un perro de pura raza. Un boxer sin documentación (aunque parezca bellísimo) no puede ser definido «boxer», y no podrá participar en ninguna exposición oficial, ni en pruebas de trabajo.

    • Un boxer sin pedigrí tendrá serias dificultades para encontrar una pareja para la reproducción. Los propietarios de perros de pura raza nunca permiten que se apareen con ejemplares sin pedigrí, porque los cachorros tampoco podrían tenerlo (contrariamente a lo que algunos creen, no basta con que uno de los progenitores tenga pedigrí) y perderían el valor comercial.

    • Cuando alguien quiere un boxer es porque le gustan las características de la raza (de no ser así podría optar por otro perro); entonces, no se puede estar seguro de encontrar tales características en un ejemplar que carezca de pedigrí, que no habrá sido objeto de un proceso de selección orientado a mantener y mejorar sus cualidades.

    ¿Y si lo queremos un poco más mayor?

    El cachorro no es la única elección posible, aunque suele ser la más frecuente por varios motivos, más o menos fundamentados. Si queremos seguir el desarrollo del perro desde el primer hasta el último instante de vida, disfrutar de sus primeros descubrimientos, «moldear» su carácter a nuestro ritmo de vida, no dudemos en optar por un cachorro. En cambio, si tenemos problemas de tiempo, si nos horroriza la posibilidad de que el perro haga pipí en la alfombra y si nos resignamos a quedarnos con un cachorro porque creemos que nos querrá más que un animal joven o un adulto, estamos muy equivocados. Un perro joven de cinco o seis meses se encariña con su amo exactamente igual que un cachorro de dos meses; la única diferencia es que necesitará unos días más. El perro joven necesitará un par de semanas, el adulto quizá más, especialmente si tenía buena relación con el antiguo propietario, pero el resultado final será siempre el mismo: un perro que nos querrá con todo su corazón y será totalmente fiel.

    El boxer es un perro que se adapta con bastante facilidad, especialmente si hasta los nueve o diez meses ha vivido en un criadero y, por tanto, no ha instaurado una relación demasiado estrecha, de «perro único» con su propietario.

    Si creemos que un cachorro plantea demasiados problemas, podemos consultar la tabla de esta página, en donde se analizan las ventajas y los inconvenientes del cachorro y del adulto.

    PERRO JOVEN (CUATRO-DOCE MESES)

    Ventajas

    El físico y el carácter todavía se pueden moldear, y nos ahorraremos muchas dificultades «de orden práctico». El perro joven ya no defeca en casa (o aprende muy rápidamente a no hacerlo); ha cambiado ya los dientes y por lo tanto ya no roe las cosas indiscriminadamente; normalmente conoce las órdenes básicas como «ven» y «no»


    Si tiene más de cinco meses, por medio de una radiografía podremos saber el grado de riesgo de displasia de la cadera


    Un experto puede valorar con una aproximación del 80 % sus posibilidades de éxito como perro de exposición o de trabajo

    Inconvenientes

    Nos tendrá muy ocupados (aunque menos que el cachorro)


    Ocasionará menos desperfectos, aunque serán mayores

    Depende...

    Estará influenciado por la educación y el trato recibidos anteriormente; esto puede ser positivo si la relación había sido buena, pero será un verdadero desastre en caso contrario


    Si el ejemplar es muy bello y se le detecta una marcada aptitud para el trabajo, su precio será más elevado que el de un cachorro. Sin embargo, a veces se puede encontrar algún cachorro al que se le hayan cerrado las puertas de la fama por un detalle ínfimo (por ejemplo la falta de un premolar o un prognatismo insuficiente). Estos defectos penalizarían en una exposición, pero no suponen ningún problema para quien desea un amigo o un guardián

    ADULTO (MÁS DE DOCE MESES)

    Ventajas

    Si queremos un ejemplar de exposición o si queremos participar en pruebas de trabajo, el adulto nos ofrecerá garantías y no simplemente esperanzas


    Podrá utilizarse inmediatamente como reproductor


    Exigirá menos tiempo, menos cuidados y menos atenciones que un cachorro o un perro joven (y en consecuencia será menos costoso)


    Sabremos con certeza si es displásico o no


    Correrá menos riesgos que el cachorro y que el perro joven en el ámbito higiénico y sanitario

    Inconvenientes

    Vivirá menos tiempo con nosotros


    Los posibles comportamientos indeseados (por ejemplo agresividad contra los niños o contra los animales) estarán muy arraigados y serán muy difíciles de corregir

    Depende...

    El perro que ya ha obtenido buenos resultados o títulos (en exposiciones de belleza y/o pruebas de trabajo) es siempre muy caro; pero si queremos un perro «normal», podremos obtenerlo a muy bajo precio o incluso gratis. Los criadores muchas veces están encantados cuando alguien les brinda la oportunidad de quedarse con uno de sus ejemplares maduros, que ya no puede ser utilizado con fines deportivos o comerciales, pero que todavía está en condiciones de proporcionar mucho amor y satisfacciones a la familia que se haga cargo de él.

    LA ELECCIÓN DEL CACHORRO

    Una decisión racional

    Una camada de boxer es irresistible, pero nuestra decisión ha de ser racional. Si nos encontramos en un buen criadero, dejaremos que nos aconsejen, según el tipo de perro que busquemos. Si se trata de la camada producida por un particular, nos aseguraremos de que los cachorros estén sanos y tengan buen carácter.

    LA CABEZA DEL CACHORRO

    1. Los ojos del cachorro han de ser alegres, vivaces y sobre todo deberán estar limpios. La secreción lagrimal abundante es siempre un mal indicio: si la secreción es líquida puede ser síntoma de una irritación (conjuntivitis), y si está seca (legaña) es más alarmante porque puede ser un síntoma de moquillo. Atención: aunque sólo uno de los cachorros presente síntomas de enfermedad infecciosa grave, no basta con descartar aquel ejemplar. Probablemente la infección se habrá contagiado al resto de la camada, y aquel perro en concreto (quizá por ser el más débil) es simplemente el primero en manifestar los síntomas.

    2. El interior de las orejas ha de estar limpio y no debe emanar olor alguno. El mal olor puede deberse a la presencia de ácaros (otitis parasitaria)

    3. Las mucosas han

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