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La enciclopedia del golden retriever
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La enciclopedia del golden retriever

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Nacido para la caza, el golden retriever ha conocido en nuestro país, gracias a su versatilidad, capacidad para el adiestramiento y belleza, el éxito que ya había conseguido en el resto del mundo.
Este libro describe los orígenes de esta raza en Escocia, su evolución y los ejemplares más significativos en Europa.
Un análisis de su características ofrece las herramientas para valorar correctamente un cachorro antes de comprarlo y las indicaciones para criarlo o dedicarse a la reproducción y cría.
La experiencia de un apasionado criador desvela consejos sobre adiestramiento, alimentación y problemas de enfermedades.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento22 oct 2018
ISBN9781644615751
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    La enciclopedia del golden retriever - A. Pandolfi

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    INTRODUCCIÓN

    Hasta hace pocos años el golden retriever era una raza prácticamente desconocida en Italia, España y otros países del sur de Europa. Los escasos propietarios de ejemplares de esta raza debían resignarse a que sólo en contadas ocasiones alguien fuera capaz de reconocer el tipo de perro que llevaban de la correa.

    En el caso de Italia, en 1985 fueron inscritos cinco ejemplares en el Libro de Orígenes Italiano. En las exposiciones, incluso en las más importantes, una raza se consideraba numerosa cuando por lo menos había cuatro ejemplares inscritos. Una buena muestra de ello es que en la exposición del Club Italiano del Retriever de 1987 (prácticamente ya desde entonces el certamen más importante del año) hubo once ejemplares inscritos, incluyendo cinco perros extranjeros.

    Pero a principios de los noventa, la popularidad y la difusión de esta raza experimentaron un fuerte y repentino aumento.

    Por lo que respecta a España, esta raza se introdujo en nuestro país aproximadamente en fechas similares a las de Italia, y también se desarrolló de una manera muy parecida. Hoy en día, el golden posee un gran prestigio.

    ¿Qué es lo que puede justificar este incremento de popularidad que bien puede calificarse como espectacular y que en términos de progresión es incluso muy superior al que conoció su «primo» el labrador?

    Fotografía de grupo para el criadero Kukkola (fotografía y propiedad del criadero Kukkola)

    Según nuestro parecer, la anomalía radicaba precisamente en la escasa difusión de esta raza hace unos años, y no la merecida popularidad de la que goza hoy en día. De hecho, actualmente comparten el prestigio de otras razas que consolidaron su presencia mucho antes.

    El golden figura desde hace algunos años entre las cinco razas caninas más populares en muchos países occidentales, incluyendo los países escandinavos, Norteamérica y Australia.

    Los motivos de este éxito guardan una clara relación con la imagen de compañero ideal que ha sabido ganarse y que los hechos han corroborado siempre: es un perro activo y fácil de adiestrar, con un temperamento equilibrado y lleno de vida, sin problemas de comportamiento, en absoluto agresivo, muy adecuado para los niños y con una imagen cautivadora.

    Sin embargo, este conjunto de cualidades debe invitarnos a considerar la otra cara de la moneda, que no es otra que los efectos de la creciente popularidad de la raza, tal vez demasiado repentina.

    En efecto, este fenómeno puede despertar el interés de alguien, más deseoso de facturar cachorros a precios exorbitantes que de criar con competencia, corrección y afición. Basta caminar por las calles de nuestras ciudades o pasear por los parques frecuentados por perros y sus propietarios para comprobar que, junto a ejemplares de golden de buena tipicidad, existen otros que sólo con muy buena voluntad podrían considerarse como tales. Son perros de procedencia dudosa, casi siempre pagados generosamente por propietarios sin conocimientos que, deseando tener un golden «enseguida», los han comprado a comerciantes sin escrúpulos o criadores improvisados, que no tiene la menor idea de las características del golden.

    Podrá decirse que un fenómeno como este es intrínseco a la rápida difusión que la raza ha tenido, y que con el paso del tiempo las cosas se estabilizarán.

    Esperemos que esta raza no tenga que recorrer el triste camino que no hace demasiados años tuvieron que afrontar otras muchas que sufrieron repentina popularidad.

    A ello debemos añadir el hecho de que el golden retriever, al igual que las otras razas, no está exento de enfermedades hereditarias y de otros posibles problemas que sólo una selección controlada en la cría puede contribuir, si no a eliminar, sí por lo menos a intentar mantener a niveles fisiológicos.

    Por otro lado, aunque el golden presenta muchísimos aspectos positivos, no significa que sea un perro apto para cualquiera.

    Es preciso tener en cuenta que se trata de un perro nacido para la caza y, por lo tanto, su necesidad diaria de movimiento, su tamaño (bastante considerable) y su necesidad de contacto con el ser humano no lo hacen aconsejable para las personas que aman la vida sedentaria o para quien tenga la intención de dejarlo todo el día en el jardín o, peor aún, en el interior de un piso.

    Si no se tienen en cuenta todos estos aspectos que hemos mencionado, con el tiempo se acabaría por soportar un perro neurótico o enfermizo que nada tendría que ver con el amigo siempre alegre y feliz que cabe esperar de un ejemplar sano.

    Esperemos que la cría del golden en España, que hasta el momento ha sido determinante para que este perro se difunda por nuestro país, mantenga siempre la atención y vele por los intereses de la raza.

    Este mismo deseo lo dirigimos a los criadores y al Club Español de Retrievers, que sin lugar a dudas son los artífices del merecido auge de esta raza.

    Fotografía de grupo para el criadero Dreamylake (fotografía y propiedad del criadero Dreamylake)

    HISTORIA DE LA RAZA

    LOS ORÍGENES

    El origen del golden es relativamente reciente, comparándolo con otras razas, ya que se remonta a la segunda mitad del siglo XIX.

    Pese a ello, durante muchos años los orígenes reales de la raza han permanecido extrañamente envueltos en el misterio o, mejor dicho, escondidos en las páginas de una versión novelesca que ha perdurado hasta una época relativamente reciente.

    El protagonista es el mismo en ambas versiones: el noble inglés sir Dudley Coutts Marjoribanks, que más tarde se convirtió en lord Tweedmouth.

    Archie Marjoribanks, hijo menor de lord Tweedmouth, con su perra yellow retriever Lady en 1891. (Del libro The Golden Retriever Second Book of Champions, cedido amablemente por Mrs. Valerie Foss)

    Lord Tweedmouth, que según las crónicas representa el prototipo de lord que habitaba en la campiña inglesa, era criador de varias especies de animales, y de perros en particular, pasión que cultivaba en su hacienda de Guisachan en Escocia.

    Antes de proseguir, veamos los motivos que, en la segunda mitad del siglo pasado, podían inducir a un cazador y criador a buscar un tipo de perro diferente de los que se habían utilizado hasta el momento. Hasta entonces se había cazado con fusiles con carga frontal que requerían un tiempo de recarga largo y con los que se obtenían muy pocas piezas por batida.

    Con la llegada de los fusiles con cartuchos, el cazador necesitó un auxiliar que fuera capaz de cobrar con rapidez un gran número de animales.

    Por otro lado, la caza se iba convirtiendo en una actividad deportiva y de ocio que practicaba un número creciente de aficionados, hasta el punto de que a menudo las partidas se convertían en celebraciones elitistas (obviamente para los pocos elegidos que se lo podían permitir) que suponían un buen negocio para los propietarios de las fincas en donde se cazaba.

    Esto dio lugar a una selección de perros con una particular aptitud para el cobro que se procuró fijar en los descendientes.

    Se cuenta que lord Tweedmouth tuvo la oportunidad de admirar un grupo de perros procedentes de Inglaterra que formaban parte de un circo ruso. Impresionado por su aspecto y su aptitud para el adiestramiento, habría decidido comprarlos todos para dedicarlos a la cacería en su hacienda. Esta versión, corroborada por criadores famosos, perduró hasta 1952, año en que finalmente se obtuvo la prueba de lo que había sucedido en Guisachan.

    Panorámica de la mansión Guisachan, Escocia

    En aquel año, el bisnieto de lord Tweedmouth, lord Ilchister, revelaba en un artículo publicado en la revista inglesa Country Life que la historia del origen ruso de los golden retriever era inverosímil, tal como demostraban los registros de cría llevados a cabo por su bisabuelo, en donde quedaba claramente demostrado que la primera camada de estos perros fue obtenida por él mismo en junio de 1868, y con un origen muy distinto del que se había creído hasta entonces.

    Este hallazgo no hubiera tenido la credibilidad y la posterior confirmación oficial sin la intervención de Elma Stonex, que fue también presidente del Golden Retriever Club y que, gracias a la colaboración de lord Ilchester, pudo consultar los registros de cría en donde lord Tweedmouth había anotado escrupulosamente apareamientos y camadas, para poder reconstruir los primeros años de la raza.

    De esta forma se pudo saber que el cabeza de estirpe de la raza fue un retriever amarillo de pelo ondulado llamado Nous, que un zapatero dio a lord Tweedmouth, y que a su vez le había dado un montero de lord Chichester. De vuelta a Guisachan, lord Tweedmouth hizo que Nous tuviera descendencia con una perra tweed water spaniel llamada Belle, y de esta camada obtuvo los primeros golden retriever.

    El tweed water spaniel es una raza hoy en día extinguida, de la que únicamente se conservan algunas ilustraciones y noticias más o menos fidedignas. Con toda seguridad, como ocurría antes de formarse un concepto claro, este término abarcaba varias tipologías de perros que eran originarios de las montañas de la zona de Tweed, con colores entre el hígado y el amarillo, y con el pelo rizado e impermeable.

    Probablemente estos perros a su vez descendían de unos perros de aguas, los northumbrian water-dog, procedentes de Northumberland, una región costera inglesa, y que guardaban cierto parecido con otras razas, desaparecidas o no, originarias de regiones bañadas por el mar, generalmente destinadas a actividades relacionadas con la pesca.

    Volviendo a lord Tweedmouth, hay que reconocerle el mérito de ser un precursor del concepto moderno de cría, ya que anotó minuciosamente todas las montas relacionadas con la nueva raza durante un periodo que va desde 1868, fecha de la primera camada de Nous y Belle, hasta 1889. Además, en los apareamientos siguientes respetó siempre el concepto de linebreeding, salvo en algunos en los que recurrió al outcross.

    De la camada de Nous y Belle, lord Tweedmouth obtuvo dos hembras, Cowslip y Primrose. Una tercera hembra, Ada, fue entregada al conde de Ilchester, con lo que se dio origen a la línea que llevaba este nombre, más tarde identificada con el prefijo Melbury.

    El único macho de la camada, Crocus, fue entregado al hijo mayor de lord Tweedmouth, Edward.

    Cowslip fue emparejada con Tweed, otro tweed water spaniel, hijo a su vez de la misma madre de Belle, y de esta camada se obtuvo una hembra, Topsy.

    Topsy tuvo descendencia con Sambo, que se cree que fue un flat o wavy coated retriever de color negro, y de esta camada se obtuvo la hembra Zoe.

    Cowslip fue montada por un setter rojo propiedad del hijo de lord Tweedmouth, y de esta camada, nacida en 1875, nacieron Jack, un macho, y Hill, una hembra.

    En 1884 se obtiene una camada de Jack y Zoe, formada por cuatro retriever de color amarillo, entre los cuales hay un macho, Nous II y una hembra, Gill II.

    De la unión de Gill II con un flat o wavy coated retriever de color negro, llamado Tracer, nacieron diez cachorros, pero todos ellos de color negro.

    Uno de estos cachorros, la hembra llamada Queenie, se quedó en el criadero y más tarde fue apareada con Nous II, y dio a luz, en 1889, a dos hembras retriever de color amarillo, Prim y Rose.

    Estos dos perros son los últimos registrados en los libros de cría de lord Tweedmouth. Basándose en el resultado de las indagaciones de Ela Stonex, en 1960 el Kennel Club inglés reconoció esta como la versión oficial del origen de la raza, igual que hizo el American Kennel Club dos años después.

    Nous II con un guarda de caza de Guisachan en 1885

    LA EVOLUCIÓN POSTERIOR

    Hasta 1923 los golden retriever no tuvieron un registro propio en el Kennel Club inglés, puesto que se consideraban una variante de color del flat o wavy coated retriever.

    A partir de aquel año, por obra de un grupo de expertos, los golden dispusieron de un registro separado y la raza fue identificada con el nombre de golden or yellow retriever. En 1920 se adoptó la denominación definitiva de golden retriever.

    También en el año 1913 tuvo lugar la fundación del Golden Retriever Club, al cual se debe la elaboración del estándar.

    En este periodo se forman y se consolidan los primeros criaderos, que tendrán una importancia fundamental en la posterior evolución de la raza.

    Los criaderos que pueden considerarse pioneros son tres: Culham, Ingestre y Noramby.

    Del Culham Kennel, propiedad de lord Hartcourt, se recuerdan de forma especial los perros que fueron los primeros en participar en exposiciones de belleza, además de desempeñar un importante papel en la evolución de la raza. Culham Copper ganó en 1911 un primer premio en el Cruft’s, y también obtuvieron otros triunfos Culham Brass, Culham Tip, Culham Rossa y Culham Flame.

    Culham Brass, nacido en 1904, efectúa el cobro. (Del libro The Golden Retriever Second Book of Champions, cedido amablemente por Mrs. Valerie Foss)

    Del criadero Ingestre debemos recordar a Ingestre Scamp y a Ingestre Tyne, de cuya unión nacieron Yellow Nell, Beena (que tras aparearse con Culham Copper tuvo a Culham Tip), Noramby Dandelion, Ingestre Luna, Ingestre Cred, Ingestre Tweed e Ingestre Dolly.

    De la unión de la perra Noramby Beauty, propiedad de Mrs. Charlesworth, de pedigrí incierto, con Culham Brass, se obtuvo Noramby Balfour, y del cruce posterior con el hijo de Culham Brass, Copper, apareció el primer campeón de la raza, Noramby Campfire. También fue propiedad de Mrs. Charlesworth el hijo de Yellow Nell, Noramby Sandy, que fue el primer golden en conseguir un premio en una prueba de trabajo (field trial). Cabe destacar que los primeros descendientes de Mrs. Charlesworth se registraban durante los primeros años como Normanby, y no fue hasta 1912 cuando se hizo con el nombre que les dio la fama.

    Es importante recalcar que todos los perros de estos criaderos eran descendientes de los yellow retriever de lord Tweedmouth.

    Otros criaderos importantes surgidos antes de los años veinte fueron Ottersaw, Abbots y Heydown.

    En la década de los años treinta fueron bastante importantes los criaderos Wooley, Speedweel, Yelme, Sundawn, Torrdale, Aldgrove, Stubbing y finalmente Dorcas, de Mrs. Stonex.

    La descripción detallada de la evolución del golden durante el periodo comprendido entre las dos guerras mundiales es larga y complicada, y por consiguiente es preferible dejarla para los historiadores de la raza, que han escrito sobre este tema obras minuciosas y exhaustivas.

    Ya en épocas más próximas a nuestros días, la situación de la raza después de la Segunda Guerra Mundial se caracterizó por la multiplicidad de tipos debida a las vicisitudes de aquellos años y a la falta, durante el largo y terrible periodo, de exposiciones, que propiciaban el encuentro entre criadores y la comparación de sus respectivos trabajos.

    Naturalmente, esta situación se refiere a Gran Bretaña, que hasta entonces era la patria exclusiva de la raza, puesto que la presencia de ejemplares de la raza en otros países no pasaba de ser esporádica e intrascendente desde el punto de vista de la cría.

    Durante el periodo que se inició a partir de la finalización de la Segunda Guerra Mundial, la raza del golden retriever experimentó un notable incremento de popularidad, lo cual permitió una recuperación general del nivel de calidad.

    A partir de aquel momento se inicia una distinción más marcada entre las líneas de trabajo y las líneas de belleza de esta raza.

    LAS SIGLAS DE LOS CAMPEONES

    En este cuadro figuran las siglas que acompañan a muchos de los nombres de perros que aparecen en esta obra.

    Ch.: Campeón. Se otorga a un perro que además de conquistar los tres CC (Challenge Certificate) en exposición ha sido merecedor de al menos un certificado de mérito en una prueba de trabajo o ha obtenido un certificado de trabajo en pruebas en las que se valoran las aptitudes del perro sin incidencia en la clasificación.

    Dual Ch.: Es prácticamente un campeón absoluto, que ha obtenido el título de campeón de prueba de trabajo y de campeón de exposición.

    Ft. Ch.: Field Trial Champion, o campeón de trabajo. Para la obtención de este título el perro tiene que haber vencido en una prueba de campeonato o varias pruebas open (el número de resultados depende de si la prueba estaba abierta a doce o a veinticuatro participantes). Conviene saber que el número de solicitudes de inscripción para las pruebas siempre es mayor que el número de plazas, con lo cual siempre hay que efectuar un sorteo preliminar.

    Sh. Ch.: El Show Champion es el equivalente a nuestro campeón de belleza; para la obtención de este título se necesitan tres CC (siglas de Challenge Certificate) que se consiguen solamente en un Championship Show. Conviene tener presente que en las exposiciones celebradas en Gran Bretaña el CC no está reservado, como ocurre en otros países europeos, a determinadas clases, sino que se otorga a los dos perros que obtienen la calificación de mejor macho y mejor hembra. Consecuencia de ello es que un perro puede llegar a coleccionar varias decenas de CC en el transcurso de su carrera en las exposiciones.

    CRIADEROS Y EJEMPLARES MÁS REPRESENTATIVOS DE LOS ÚLTIMOS CINCUENTA AÑOS

    Son innumerables los criaderos y los ejemplares que a partir de la última guerra mundial han dejado su huella en la raza, con características que a través de su descendencia han contribuido en la formación del golden moderno. Por razones obvias de espacio resulta imposible nombrar a todos los que de alguna manera se han distinguido. Si algún lector tiene interés en profundizar en el tema, es aconsejable que lea alguno de los libros publicados durante los últimos años, en los que figura una relación de los pedigríes de todos los campeones ingleses desde el origen de la raza hasta nuestros días.

    En muchas ocasiones las líneas

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