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El Rottweiler
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Libro electrónico281 páginas2 horas

El Rottweiler

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El Rottweiler es inicialmente un perro pastor con una silueta excavada en la roca. Conocido principalmente como una de las más antiguas razas de pastoreo, se utiliza también como perros de búsqueda y rescate, perro guía, perro guardián, o perro policía. En esta guía completa, ilustrada en color, el autor comparte su conocimiento del Rottweiler. Le permite, gracias a ejemplos didácticos y consejos profesionales, evitar las dificultades de la educación y encontrar respuestas precisas a todas las preguntas que se hace a sí mismo.
¿Cómo debe ser un rottweiler de sangre pura? ¿Cómo y cuándo debe ser cortada la cola? ¿Cuál es la estatura ideal? En este libro encontrará el auténtico estándar, que le será de utilidad para escoger el cachorro correcto, o bien para conocer mejor el ejemplar que ya posee. Pero, hay algo que aún le interesará más que la propia descripción física “oficial”: el estándar que le describe el carácter y la personalidad del ejemplar. El rottweiler es un perro amigable, tranquilo, alegre, muy obediente y al que le gusta trabajar. Si se siente provocado, sus reacciones son duras, valientes, aunque controladas. Es un perro que quiere y sabe aprender. Con un adiestramiento previo, es un buen animal de compañía.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento22 ago 2018
ISBN9781644615409
El Rottweiler

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    El Rottweiler - Filippo Cattaneo

    Bibliografía

    INTRODUCCIÓN

    Un perro puede ser una carga, pero también un magnífico compañero de juego para los niños, fiel e inseparable, capaz de asumir la responsabilidad de proteger a la familia y de sorprendernos día a día. A medida que vayan transcurriendo los meses y los años nos daremos cuenta de que tener un perro ha sido una decisión acertada.

    El perro, además de ser un gran amigo para los niños —y para toda la familia—, proporciona más de una ocasión de aprender, porque deberemos saber respetarlo si deseamos que sea algo más que un simple objeto decorativo.

    Los adultos deberemos dedicarle una parte de nuestro tiempo, ya que la casa estará un poco más sucia y habrá que sacarlo a pasear, como mínimo, por la mañana y por la tarde. Sin embargo, nuestra vida se verá enriquecida por la relación con un ser más sencillo y previsible que nosotros, que nos permitirá conocer mejor el mundo que nos rodea. Nos daremos cuenta de que el barro y el agua existen, y reencontraremos el placer de pasear por el bosque o de leer el periódico sentados a la sombra de un árbol.

    LOS ORÍGENES

    Nos encontramos en el corazón de la Edad Media, cuando en Rottweil —una pequeña ciudad alemana situada a pocos kilómetros de Schaffusa, centro de cría y comercio de ganado—, un gran perro de aspecto molosoide cruza la ciudad en compañía de su dueño, llevando en el cuello un saquito de piel con la recaudación del día. Así aparece retratado en algunos grabados de la época el antepasado de nuestro rottweiler. Otras fuentes describen el color: negro con manchas fuego muy intensas; negro, igual que el perro guardián de la casa y del campamento de los romanos —que ocuparon la provincia de Germania con numerosas expediciones militares—; negro y fuego, igual que los perros de cabaña suizos, descendientes probablemente de los poderosos perros que los celtas habían traído consigo en sus migraciones hacia el este.

    Entonces, ¿sus orígenes eran celtas o romanos? Es difícil afirmarlo con exactitud. El cinólogo alemán R. Strebel, en su libro Los perros prehistóricos y sus relaciones con los perros actuales, publicado en Berlín en el año 1901, considera que el rottweiler desciende de un antiguo perro bávaro, que hoy en día estamos en condiciones de afirmar que muy probablemente descendía a su vez de los perros de los celtas. En efecto, en unas excavaciones que se han realizado recientemente cerca de Munich, en un asentamiento del siglo V a. de C., posteriormente destruido por los romanos en el año 15 d. de C., han sido hallados, entre otras cosas, restos de perros que hacen suponer que se trataba de animales de combate, aptos para la caza mayor, y que debían haber acompañado a los celtas en sus migraciones.

    Nadie puede negar que los antecesores del rottweiler fueron producto de cruces entre el perro de los celtas y el perro de defensa de los romanos, hecho que deja las otras hipótesis en el terreno de lo fantasioso.

    En cambio, lo que sí sabemos con toda certeza es que el perro que llevaba la bolsa con el dinero era un poderoso molosoide que, además de custodiar la recaudación del día, guiaba y protegía el ganado desde las afueras hasta el mercado de Rottweil. También acompañaba al carnicero que compraba y sacrificaba el ganado, y por esto en Alemania se le conocía con el nombre de Metzgerhund, «perro del carnicero», término en absoluto peyorativo, en contraste con el black devil de origen anglosajón.

    El perro del carnicero conoció sus mejores días hasta los primeros años de nuestro siglo, años en que se impuso el transporte del ganado por ferrocarril y se prohibió el desplazamiento por carretera. Hubiera desaparecido de no ser por la intervención de algunos cinófilos que apreciaron sus cualidades e iniciaron la cría selectiva. Al ser un perro tranquilo, robusto y muy fiel, no tardó en ser empleado por la policía y los ejércitos alemán y austriaco. Pero, dado que la fama de los perros suele ir ligada a la reputación de los hombres, las acciones poco ejemplares de estos ejércitos en la segunda guerra mundial dieron mala prensa a estos perros, que cayeron en manos de criadores sin escrúpulos y de personas inmaduras que buscaban el desahogo de su frustración en la agresividad del perro.

    La cría del rottweiler ha seguido dos líneas paralelas: por un lado una cría seria que buscaba desarrollar la fidelidad para favorecer la aptitud para la defensa personal, mientras que por otro lado ha habido una selección basada principalmente en la agresividad y el ímpetu físico. Afortunadamente, la segunda tendencia está cada vez más al margen de la cinofilia oficial, pero no debemos pasar por alto esta consideración cuando decidamos adquirir un cachorro de rottweiler.

    DESCUBRIR Y CONOCER AL PERRO

    EL CACHORRO

    Qué preguntas debemos formularnos

    ¿Es el rottweiler el perro que más nos conviene?

    Es probable que el lector que tenga este libro en las manos ya haya tomado una decisión, o quizás esté ya convencido de que el futuro compañero y protector de su familia será un rottweiler, un perro de defensa personal, muy ligado a las personas y a sus cosas, que alimenta su seguridad individual a través de la nueva familia, a la que recompensa dedicándole todo su amor y su protección. No es un perro fácil: es extraordinariamente valiente y combativo, y posee un temperamento fuerte que le hace comportarse con agresividad cuando ve amenazada la seguridad de las personas queridas, con las cuales tiene una relación muy posesiva. Pero al mismo tiempo es un perro muy dócil y con un temple limitado: esta combinación no le permite tener una autonomía mayor de la que le exige su función y, si está en buenas manos, es un perro fácil de adiestrar y muy obediente.

    ¿Cómo y dónde comprarlo?

    Hemos decidido comprar un perro de raza y, por tanto, tenemos que empezar a buscarlo. El mejor camino es obtener las direcciones de los criaderos. No deberá importarnos hacer unos kilómetros de más para ir a un criadero de calidad que nos inspire confianza. Puede ser una buena excusa para tomarnos unos días de vacaciones e incluso viajar por la península o por Europa. Habrá merecido la pena porque conseguiremos un cachorro criado por manos atentas y expertas, y nos relacionaremos con un criador que se convertirá en un punto de referencia que nos solucionará más de una duda durante el crecimiento del perro.

    A la hora de buscar el cachorro, es posible que conozcamos a algún particular propietario de una hembra que haya tenido una camada. No olvidemos que esta persona no es un profesional. Deberemos informarnos sobre la genealogía del padre y de la madre, y sobre todo sobre el carácter, para tener la garantía de comprar un perro que, además de tener predisposición para la defensa, sea suficientemente dócil y en un futuro no nos cree problemas.

    En las tiendas de animales a veces también se venden cachorros. Comprobemos también la procedencia y el estado de salud del animal que nos interese, porque los repetidos cambios de mano podrían haber hecho mella en el carácter y en la salud.

    ¿Cachorro o adulto?

    Ya estamos prácticamente convencidos de escoger un rottweiler por amigo, y hemos encontrado un criador que nos inspira confianza, aunque nos acabamos de decidir cuando nos miran dos ojazos marrones que, pese a la presencia de los hermanitos, parecen hechos aposta para conquistarnos: son los ojos de un cachorro que todavía no ha cumplido los dos meses. ¡Se han despejado todas las dudas: este será nuestro perro!

    Pero, ¿estamos completamente seguros de que estamos preparados para criar un cachorro? También existe la posibilidad de elegir un perro joven, de ocho o nueve meses, ya socializado, que habrá aprendido los primeros rudimentos de educación y que ya sabe caminar con la correa. Además podemos ver sus características morfológicas y podemos saber algo más sobre sus cualidades; veremos con claridad si es un buen representante de la raza, tanto desde el punto de vista físico como psíquico, o si simplemente es un buen perro. Todo depende de si se desea participar en exposiciones caninas o en pruebas de trabajo.

    Si son estos nuestros objetivos, no deberemos dejarnos engañar con promesas de futuro referidas a un cachorro de dos meses, del cual es imposible predecir si será un campeón o sólo un digno representante de la raza.

    Si nos conformamos con la segunda posibilidad y si creemos estar en condiciones de hacernos cargo de un pequeño de dos meses (en ningún caso hay que llevarse a casa un perro que no haya pasado los primeros sesenta días junto a la madre y los hermanos), leeremos las páginas que siguen y podremos emprender la aventura. Suerte.

    Convertirse en jefe

    Lo primero que no deberemos hacer bajo ningún concepto es humanizar nuestra relación con el animal.

    Apenas entre en casa, el perro encontrará un nuevo hermano, un nuevo padre y una nueva madre, pero lo que realmente necesita es una persona con autoridad que sepa cómo tratarlo, que ordene las cosas con claridad, que sea coherente y justa; en resumidas cuentas, necesita un nuevo «jefe de manada» que sepa sustituir dignamente al «jefe» de su antigua manada salvaje de la que desciende, y que los expertos en etología denominan lobo alfa.

    A lo largo de este capítulo procuraremos conocer mejor al rottweiler, ya sea para saber elegirlo con pleno conocimiento de causa, ya sea para entender mejor su psicología.

    ■ LA VOZ DE SU AMO

    El perro tiene un oído muy sensible, capaz de percibir sonidos que el hombre no oye; si le hablamos demasiado alto, nuestra voz puede incluso molestarlo. Si queremos decirle algo o darle una orden, es suficiente con un silbido o un susurro para hacerle entender lo que esperamos de él: lo importante es el tono de la voz, no el volumen.

    Por tanto, no lo importunemos con nuestro «ladrido», porque de ello depende el hecho de que nos tome en serio cuando, en una situación difícil, nos veamos obligados a darle una orden gritando o le pidamos ayuda.

    Los perros ladran contra algo o alguien que les da miedo o bien para advertir a la manada de un peligro inminente. En consecuencia, no le demos la posibilidad de que tema nuestra voz.

    El perro nos ama por instinto y esto es precisamente lo que le impulsa a cumplir lo que nosotros le pedimos, sin que para ello sea necesario recurrir a la fuerza y a los gritos.

    LA ELECCIÓN DEL CACHORRO

    Por fin hemos localizado el criadero y queremos saber si la persona con quien hemos contactado es realmente competente. Esto podemos averiguarlo en la primera entrevista.

    Un buen criador querrá comprobar que sepamos todo lo que comporta la tenencia de un perro en casa, especialmente si se trata de un perro de defensa. Su primera preocupación será asegurarse de que sabemos lo que nos traemos entre manos, porque será consciente de estar vendiendo un ser vivo que deberá integrarse en una familia en un ambiente tranquilo, en compañía de personas responsables y sabedoras del esfuerzo que deberán realizar para que la convivencia con el perro sea un éxito.

    1. Los machos, generalmente más fuertes, son protectores y juguetones. A pesar de comportarse con menos seriedad que las hembras, no creamos que son menos tenaces. Tienden a asumir el papel de guía del grupo, razón por la cual necesitarán un propietario con personalidad lo suficientemente fuerte para imponerse a un perro que lleva a cabo al pie de la letra todas las enseñanzas recibidas. No olvidemos que su mayor fuerza física requiere una persona capaz de retenerlo y que no se deje arrastrar por donde el perro quiera

    2. Las hembras son más pequeñas y también muy protectoras de su grupo, al que deben salvaguardar de los posibles peligros. Son mucho más reflexivas que los machos y por eso inspiran más confianza, siempre que no crean amenazada a ninguna de las personas con las que vive. Son muy buenas con

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