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El Fox Terrier
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Libro electrónico251 páginas2 horas

El Fox Terrier

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El fox terrier es un perro de carácter noble, afectuoso y valiente que ha sido empleado para la caza del zorro.
Este manual le descubrirá todas las características del fox terrier, históricas y morfológicas, que se describen e ilustran con todo detalle.
Si los hombres se comunican con la palabra, con los gestos y las expresiones, el perro posee también un sistema de comunicación visual, olfativo y acústico muy complejo. ¿De qué forma nos comunicamos con él y él con nosotros? En este libro encontrará todo lo que debe saber acerca de este tema.
¿Cómo se educa y cómo se adiestra un fox terrier? ¿Cómo conseguiremos tener un compañero encantador y obediente? ¿Cómo planificar la reproducción? ¿Qué es mejor: un macho o una hembra?
Todas estas preguntas tienen su respuesta en estas páginas. Además, conocerá los entresijos del acicalamiento del fox terrier de pelo liso y el de pelo duro, del tratamiento y cura de las enfermedades, de la alimentación, de las exposiciones de belleza, etc.
En definitiva, gracias a esta obra magníficamente ilustrada usted logrará que su fox terrier viva sano y feliz.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento22 ago 2018
ISBN9781644615355
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    El Fox Terrier - Fabio Deleidi

    Belleza

    PRÓLOGO

    Los fox terrier, estos perros alegres y activos, pertenecen a la gran familia de los terrier. Su difusión cada vez es mayor gracias al interés que ha despertado entre los aficionados. En la historia de la raza se auguran periodos más o menos felices, pero siempre habrá un cierto número de criadores que mantendrá vivo el interés.

    Conocidos en todo el mundo, los fox terrier son perros activos y atentos que no dudan en seguir cualquier cosa que se mueva. Son excelentes guardianes y, sobre todo, estupendos compañeros que, por sus dimensiones, se adaptan a la vida en un piso, si bien prefieren los largos paseos al aire libre.

    Tienen una inteligencia vivaz y pueden ser adiestrados con éxito en disciplinas como el agility, gracias a su constitución atlética, que les permite saltar con facilidad.

    La selección llevada a cabo por los criadores les ha hecho caminar sobre las puntas de los pies, con aquel aspecto característico que los distingue de las otras razas. Son perros robustos y resistentes, longevos y que no presentan problemas particulares de salud.

    El autor, a quien conozco desde hace cierto tiempo, ha colaborado en esta colección cinófila. Es juez del ENCI y criador de fox terrier de pelo liso con el afijo Solcamp, motivo por el cual se ha esmerado particularmente en la elaboración de este texto.

    En esta obra se trata de forma exhaustiva los distintos aspectos del fox terrier, desde los orígenes e historia de la raza, hasta las características de cada variedad, pasando por el carácter y la educación, con consejos de gran utilidad sobre la cría, la alimentación, la preparación del manto, etc.

    Los capítulos sobre morfología, reproducción y salud han sido elaborados por Giulio Audisio di Somma, médico veterinario y gran aficionado a la cría de terrier.

    El libro que el lector tiene en las manos está generosamente ilustrado y contiene abundantes dibujos explicativos a cargo de Alberto Marengoni, que ha sido durante muchos años socio del autor en la gestión del criadero Solcamp.

    Es pues para mí una gran satisfacción presentar esta obra, no sin felicitar al autor por el trabajo realizado que servirá para conocer mejor esta raza y que sin lugar a dudas transmitirá parte de su pasión al lector.

    LUIGI GUIDOBONO CAVALCHINI

    Director de la colección

    INTRODUCCIÓN

    Existen centenares de razas caninas, casi todas formadas o recuperadas en el mundo occidental, y caracterizadas por una extraordinaria diversidad morfológica. La cinofilia moderna, a la que se debe reconocer el mérito de la conservación de las razas caninas, nació en los países industrializados, mientras que en los países orientales o con una economía de subsistencia las razas existen en la medida en que tienen una utilidad práctica (caza, pastoreo, guarda de la propiedad, transporte de carga, etc.). Cuando dejan de darse las condiciones materiales que habían hecho posible el nacimiento y la selección de una raza, esta desaparece, se extingue, dado que su supervivencia representaría un lujo que los habitantes de muchas zonas del mundo no pueden permitirse.

    La cinofilia moderna salvaguarda perros que en su gran mayoría ya no ejercen las funciones para las cuales fueron creados. Es más, históricamente las exposiciones de belleza han contribuido a separar todavía más el perro de raza de su empleo originario.

    Las razas terrier se formaron en Inglaterra, en una sociedad agrícola preindustrial, en un marco en el que la eliminación de los animales nocivos era ya una necesidad mucho antes de que se convirtiera en deporte. Cuando su utilidad práctica se redujo, los cinófilos ingleses quisieron conservar las características típicas de los terrier que los criadores habían creado y mantenido celosamente en todos los condados. Los aficionados empezaron a coincidir en las exposiciones y comenzaron a comparar los productos de sus criaderos, sin orientar su trabajo a la caza en madriguera o a otras utilidades prácicas.

    Desde este punto de vista las razas deben considerarse un bien cultural que pertenece al país de origen, y como tal han de conservarse aunque no desempeñen ninguna labor, del mismo modo que se conserva un castillo que ya no tiene uso militar. Deberían verse como un testimonio viviente de la historia del hombre, como el documento de una época. Muchos cinófilos se toman en serio el concepto de belleza utilitaria, es decir, les gusta pensar que un perro está hecho de una manera determinada porque debe llevar a cabo una función específica —en el caso del fox terrier, cazar zorros—, pero que debe tenerse en cuenta que las condiciones de adaptación ya no existen.

    Y ahí nace la contradicción: las condiciones ambientales cambian, en tanto que las razas se mantienen ancladas en una situación que ya no existe.

    ¿Qué significa adaptarse a un medio ambiente como el de nuestros días, en que tenemos animales salvajes protegidos, desastres ecológicos y no existen tierras libres? En algunos casos se responde con la creación de medios artificiales y ficticios, como son las reservas de caza en las que se controla la población animal o, en el caso de los terrier, sirviéndose de madrigueras artificiales.

    En mi opinión actualmente todas las razas tienen que adaptarse a una sola condición, que no es otra que vivir con el hombre y hacerle compañía. Por encima de las características físicas y psicológicas, el éxito o el fracaso de una raza estarán determinados por su capacidad de adaptación a esta nueva situación.

    La selección de los criadores se basa en los estándares que describen cómo debe ser el cuerpo, según las características de los mejores perros de la época. Dichas características no necesariamente son las mejores para llevar a cabo un determinado trabajo, como prueba el hecho que uno de los pocos terrier usados hoy en día para la caza en madriguera, el jagdterrier, a veces tiene características opuestas al fox terrier. En esta misma línea, los terrier utilizados en las pocas jaurías que permanecen activas en Gran Bretaña poco tienen que ver con nuestros fox.

    Si no fuera por la voluntad de los criadores de conservar el tipo originario, si la raza se abandonara a su destino o si los terrier se seleccionaran sólo con fines meramente utilitarios, de las 30 razas terrier quedarían dos o tres, probablemente muy diferentes de como son en la actualidad. El terrier de madriguera podría ser un único tipo genérico: pequeño, con las patas bastante cortas y los pies sólidos, dotado de una potente dentadura y de carácter muy valeroso.

    El fox terrier es una raza sana y robusta que morfológicamente ya era perfecta a principios de siglo y que después de la segunda guerra mundial alcanzó un nivel de calidad altísimo. Por esta razón no tiene ninguna necesidad de ser mejorada, sino sólo conservada.

    ORÍGENES E HISTORIA

    El fox terrier de pelo liso desde sus orígenes hasta 1900

    por Vittorio Dagradi (artículo publicado en I nostri terriers, anuario SIT 1974-75)

    La historia del fox terrier de pelo liso durante el periodo comprendido desde sus orígenes hasta principios del siglo XX no difiere de la los otros terrier.

    El término terrier, del latín terrarius, se aplicaba a todos aquellos perros que por talla, conformación y coraje eran capaces de enfrentarse en la madriguera al zorro y al tejón, independientemente de que tuvieran el pelo liso o duro, fueran blancos o negros, o tuvieran las patas cortas o largas.

    Las primeras noticias sobre el uso de perros para la caza en madriguera provienen de escritores del siglo XIII. Marco Polo, por ejemplo, escribió que el emperador chino Kublai Khan poseía un cierto número de perros de madriguera junto a sus 5.000 sabuesos.

    Donna Juliana de Bernes, abadesa de Sopwell, en 1486 dedicó un capítulo de su Libro de St. Albans a la caza con teroures.

    El doctor Cajus, doctor en medicina por la universidad de Cambridge, escribió en latín en 1576 el primer libro sobre perros ingleses, English dogges, y dedicó un capítulo al terrarius, que cazaba el zorro y el tejón.

    Nicolas Cox, en su libro La recreación del gentilhombre, publicado en 1677, describió dos tipos muy distintos de terrier: uno con las patas curvadas y el pelo corto, y otro con las patas rectas y el pelo largo.

    En 1760, el reverendo Daniel escribió en Field Sport: «Existen dos tipos de terrier: uno de pelo duro y patas cortas, con cuerpo largo, muy robusto y de color negro o amarillento con manchas blancas, y otro de pelo liso y aspecto más elegante, con tronco más corto y generalmente de color marrón, o también negro con las patas tan (es decir, marrón fuego). Ambos se enfrentan con gran determinación a cualquier tipo de animal nocivo, y si son de raza pura y están bien adiestrados, suelen salir vencedores de la contienda con tejones, nutrias y zorros.»

    En la segunda mitad del siglo XVIII la caza del zorro a caballo experimenta un crecimiento notable, y los propietarios de jaurías a menudo crían fox hound; el nombre fox terrier deriva de este tipo de caza.

    En 1803, el Sporting Dictionary dice: «Los terrier de las mejores líneas de sangre generalmente se crían con mantos de varios colores. Los preferidos son el negro y tan, el blanco y negro, el blanco y tan, y el blanco puro. En cuanto al pelo, existen dos tipos: el duro y el liso, corto y compacto.»

    Aquí tenemos por fin una descripción no de un terrier genérico, sino de un fox terrier muy parecido, al menos en cuanto al manto, al actual.

    A partir de aquellos años el fox terrier sale del anonimato y emerge del caos de los cruces indiscriminados para adquirir una fisionomía precisa y propia. Cada master selecciona una línea de sangre, que preserva celosamente. Son los años del reverendo Jack Russel, un personaje extraordinario y fiel retrato de una época que coincide con el máximo esplendor de Gran Bretaña: religioso, gentilhombre de campo, predicador solicitado por la alta sociedad, párroco benéfico y gran aficionado a las cacerías a caballo, actividad que practicó hasta una edad tardía. A lo largo de toda su vida crió ejemplares de terrier, cuyos pedigríes anotaba meticulosamente. Crió a Juddy, una hembra blanca que dio origen a una de las principales líneas de sangre fox terrier que todavía se mantiene en la actualidad (véase el capítulo «Cría»).

    En las memorias del reverendo Russel podemos leer la descripción de uno de sus terrier más famosos, Tramp. «En primer lugar, es blanco con una pequeña mancha de color tan oscuro encima de cada ojo, y con otra mancha del mismo color, del tamaño de un penique, en el nacimiento de la cola. Tiene el pelo cerrado, ideal para proteger el cuerpo del frío y la humedad, y no presenta ninguna afinidad con el pelo largo y áspero del terrier escocés. Las patas son rectas como flechas, el pie perfecto, la conformación general indica coraje y resistencia; tiene la talla de un zorro adulto.» Esta es la descripción inconfundible de un fox terrier. (Nota del autor: Tramp fue la primera terrier que tuvo el reverendo Russel. La compró a un lechero en 1819 y fue la progenitora de su tipo terrier).

    Sin embargo, por ironías del destino el nombre del reverendo Russel ha quedado unido a los llamados jack russel terrier, una variedad de terrier de patas cortas que, pese a no haber recibido nunca el reconocimiento oficial del Kennel Club inglés, hoy en día sigue gozando de una cierta popularidad.

    En los años que precedían al inicio de las exposiciones caninas, en Inglaterra predominaban dos troncos de fox terrier.

    El tronco viejo de los terrier del Cheshire y Shropshire, cuya principal línea de sangre era la que pertenecía a Domville Pole, un noble de Shropshire. Eran perros de tipo totalmente uniforme, criados con gran atención y seleccionados prestando una especial atención al carácter. Quizás en un principio habían recibido sangre de bull terrier para aumentar la agresividad, pero esta influencia no tenía repercusiones en el plano estético. De este tronco derivan los perros de Mr. Stevenson de Chester, que con su campeón Tartar obtuvo un gran prestigio en los ring.

    El segundo tronco, del que derivan las líneas de sangre más importantes, fue el de los Midlands terrier, y de forma especial las tres grandes jaurías de los Belvoir, de los Grove y de Lord Middleton.

    Entre estos criaderos se producían intercambios frecuentes, de modo que se definió un tipo bien preciso de terrier, cuya pureza nunca fue puesta en duda y cuyas genealogías —registradas escrupulosamente— se remontan a principios del siglo XIX.

    Llegamos así a la primera exposición canina, en Slington, el 7 de junio de 1862. En una clase mixta de terrier se registraron 20 inscripciones, y el vencedor fue Trimmer, un fox terrier de pelo liso presentado por Harvey Bayley, master de Cattemore. En agosto de 1862, en Birmingham, en una clase «para terrier ingleses de pelo blanco o de otros colores, excluyendo los black and tan», los cuatro fox terrier de pelo liso inscritos en una clase de 44 ganaron todos los premios en juego.

    El primero fue Jock, de Tomas Wotton; el segundo, Trap, de Mr. Bayley; y el tercero, Jack, de Mr. Stevenson. En cuanto a las hembras, la primera fue Pepper, una perra blanca de Mrs. Mawes.

    En aquel momento surgen nuevos criadores de fox terrier que no están relacionados con el mundo de las grandes jaurías; los más importantes son Mr. Tom Wotton de Nottingham, Mr. Gorse y otros, sobre todo de los condados de Nottingham y de Leicester.

    Los años entre 1862 y 1965 son decisivos para nuestra raza, puesto que representan un periodo de transición que marca el paso del viejo terrier de trabajo, que había sido criado durante más de 300 años, al nuevo y más elegante fox terrier de exposición.

    Del viejo working terrier, de constitución pesada, cabeza grande, orejas grandes y cuello corto, se pasa a la nueva variedad con cabeza más larga y cincelada, orejas de dimensiones reducidas y cuello más elegante. Esta mejora se obtuvo por medio de una cuidadosa selección con bases científicas y en modo alguno mediante un cruce de razas indiscriminado (bull terrier, beagle, whippet) al que hacen referencia algunos autores cuando mencionan al fox terrier moderno.

    Es importante destacar que los cambios físicos no influyeron lo más mínimo en el carácter, de modo que los nuevos fox terrier de exposición se comportaban en la madriguera —cuando se les presentaba la ocasión— exactamente igual que sus predecesores.

    En 1863, en Birmingham, los fox terrier de pelo liso tuvieron por vez primera dos clases reservadas en exclusividad. Fue así como aparecieron los que todavía hoy están considerados los pilares de la raza: Old Jock, Old Trap y Old Tartar.

    Old Jock fue sin lugar a dudas el más terrier de todos. Criado en 1859 por Jack Morgan de los Grove, había sido vendido a Mr. Wotton. En Birmingham se clasificó primero, y fue expuesto ininterrumpidamente a lo largo de diez años, cambiando en varias ocasiones de propietario. (Nota del autor: Durante algún tiempo permaneció dedicado a la monta en el criadero del reverendo Russel en Devonshire, que lo utilizó para sus hembras de pelo duro.) Participó por última vez en 1870: lo expuso Mr. Murchison en el Crystal Palace, donde se clasificó en segundo lugar por detrás de Trimmer, del mismo propietario. Era un terrier bien equilibrado, quizás un poco alto y con una leve carencia de fuerza en la mandíbula.

    Tartar era un pequeño terrier de 7,5 kilos, de color blanco con una pequeña mancha de color tan claro sobre un ojo y de constitución compacta. Fue criado por Mr. Stevenson de Chester. (Nota del autor: También fue

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