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Sermones sobre el Evangelio de Juan (I) - El Amor de Dios Revelado por Medio de Jesús, El Hijo Unigénito ( I )
Sermones sobre el Evangelio de Juan (I) - El Amor de Dios Revelado por Medio de Jesús, El Hijo Unigénito ( I )
Sermones sobre el Evangelio de Juan (I) - El Amor de Dios Revelado por Medio de Jesús, El Hijo Unigénito ( I )
Libro electrónico362 páginas6 horas

Sermones sobre el Evangelio de Juan (I) - El Amor de Dios Revelado por Medio de Jesús, El Hijo Unigénito ( I )

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Está escrito: «Nadie ha visto a Dios. El único Hijo, que está en el seno del Padre lo ha declarado» (Juan 1:18). ¡Qué perfecta es la revelación del amor de Dios a través de Jesús! ¡Qué perfecta es su salvación! ¡Qué perfecta es la verdad de la salvación del Evangelio del agua y el Espíritu! Nunca nos hemos arrepentido de haber recibido nuestra salvación a través de nuestra fe en Jesús, que vino por el agua y la sangre (1 Juan 5:6). Ahora nos hemos convertido en gente sin pecado. Quien crea en el Evangelio del agua y el Espíritu puede recibir la eterna remisión de los pecados y la vida eterna.

IdiomaEspañol
EditorialPaul C. Jong
Fecha de lanzamiento20 sept 2018
ISBN9788928210787
Sermones sobre el Evangelio de Juan (I) - El Amor de Dios Revelado por Medio de Jesús, El Hijo Unigénito ( I )

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    Sermones sobre el Evangelio de Juan (I) - El Amor de Dios Revelado por Medio de Jesús, El Hijo Unigénito ( I ) - Paul C. Jong

    Los discípulos de Jesús decían, ¿Oh, que quiere decir Él? Es muy difícil. ¿Quién puede entender lo que Él dice? se debe a que el Señor dijo que Él Mismo era el pan de vida, y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo (Juan 6:51). Nuevamente, Él dijo, Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida (Juan 6:53-55). Él concluyó, El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él (Juan 6:56).

    Aquí podemos ver que podemos comer la carne del Señor y beber Su sangre con la fe de creer en el evangelio del agua y el Espíritu. Llegamos a saber que podemos ser libres del pecado cuando comemos la carne del Señor. Si comes la carne del Señor con la fe, llegas a ser libre del pecado. Mis queridos creyentes, si comen la carne del Señor por la fe que cree en el hecho de que Jesús quién recibió el bautismo de Juan el bautista en el Río Jordán ha tomado todos nuestros pecados, entonces podemos recibir la gracia de la remisión de los pecados. Llegamos a ser libres del pecado si por fe comemos la obra que el Señor ha realizado con Su carne. Sin embargo, ¿qué hay de esa gente que no come la carne de Jesús por fe? Permanecen como pecadores sin importar el fanatismo con el que crean en Él. Aquellos que coman la carne del Señor con fe espiritual llegan a ser gente libre del pecado.

    Digamos que hay deliciosa comida preparada en donde nos invitan. No importa cuan suntuosa sea la fiesta, si no comemos, nunca me podré llenar. De la misma manera, recibimos verdadera remisión de los pecados solo cuando comemos creyendo en nuestra mente que el Señor nos ha hecho libres del pecado, tomando los pecados del mundo, al recibir el bautismo sobre Su cuerpo. Puesto de otra manera, nuestros pecados serán borrados solamente cuando comemos la carne del Señor con la fe de creer que ‘Jesús ha borrado nuestros pecados al recibir el bautismo.’

    Tenemos que comer la carne del Señor frecuentemente con la fe que cree en el evangelio del agua y el Espíritu. Solo entonces nuestro estomago espiritual se llenara. Y recibimos la paz mental cuando bebemos la sangre del Señor creyendo en su significado espiritual. Existe una posibilidad de que la gente malinterprete estos dichos, pero todas estas metáforas se refieren a una fe espiritual. Podemos comer la carne del Señor y beber Su sangre solamente cuando creemos en el evangelio del agua y el Espíritu que nos ha sido dado por el Señor. Yo quiero decir que creyendo en este evangelio podemos comer la Verdad que dice que el Señor nos dio Su vida para realizar el evangelio del agua y el Espíritu.

    Yo les hablo a ustedes una vez mas preguntándome si existen algunos incrédulos entre ustedes que solo conocen el evangelio del agua y el Espíritu pero no lo comen. Si usted esta en esta categoría, te amonesto para que comas el evangelio del agua y el Espíritu con fe cuando esta preparado, sin ninguna duda. Yo deseo que usted beba Su sangre como disfrutaría una bebida refrescante y coma la carne de Jesús como comida espiritual. Yo deseo que usted disfrute la vida eterna comiendo y bebiendo, sabiendo que el Señor ha borrado nuestros pecados al tomarlos sobre Su cuerpo a través del bautismo y pagando en su totalidad con Su sangre sobre la Cruz. Y yo deseo que usted tenga la seguridad que somos escogidos para comer la carne del Señor y bebamos Su sangre creyendo en el evangelio del agua y el espíritu.

    Jesús les dijo a Sus discípulos que comieran Su carne y bebieran Su sangre. La gente considera esto muy duro cuando Jesús les dijo que comieran Su carne como el pan de vida. Estaban tan molestos con estas palabras que decían, ¿quién la puede oír? de la misma manera, casi todos los Cristianos también se perturban con esta parte de las Escrituras debido a su ignorancia espiritual.

    Así, nuestro Señor dijo, ¿Pues qué, si viereis al Hijo del Hombre subir adonde estaba primero? El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida (Juan 6:62-63). Este pasaje significa, Ustedes tienen que escuchar Mi Palabra espiritualmente. Yo he tomado todos sus pecados en el Río Jordán para salvar sus almas de los pecados del mundo. Yo, el Hijo del Hombre, he tomado todos sus pecados a través del bautismo que Yo recibí de Juan el Bautista. Y Yo morí por ti; Yo di mi vida por ti. ¿Y que dirás tú si regresé a Mí Trono en donde estaba 3 días despues que Yo muriera? Sin embargo, había muchos entre los discípulos de Jesús que no creyeron que Él sea el Hijo del Señor o que Él es el Señor. Bienaventurado él que come la carne de Jesús por fe.

    ¿Estás comiendo la carne del Señor y bebiendo Su sangre al creer en el evangelio del agua y el Espíritu en este momento? Come y bebe Sus bendiciones hoy. Al igual que comes para tu carne cada día, también come la comida espiritual por fe. Si comes la comida espiritual una sola vez, tendrás mayor hambre espiritual en 3 días. Entonces, debes comerla nuevamente. Mis queridos creyentes, tienen que comer comida espiritual tan frecuentemente como puedan.

    Aquellos que Comen la Carne de Jesús Llegan a Recibir la Comida que Sostiene la Vida

    Aquellos que han comido la carne de Jesús han llegado a ser gente libre del pecado. Mis queridos creyentes, ¿saben que han llegado a ser gente libre del pecado cuando creyeron en el evangelio del agua y el Espíritu? Hemos llegado a ser gente libre del pecado al comer por fe la carne y la sangre de Jesús. El Señor nos concedió la salvación al darnos el evangelio del agua y el Espíritu que dice que podemos llegar a ser gente libre del pecado al comer la carne del Señor y al beber Su sangre. Así, nacemos de nuevo verdaderamente como gente libre del pecado debido a que comemos la carne y bebemos la sangre de nuestro Señor Jesús.

    ¿Cuan lleno de gracia es nuestro Señor que nos dio Su cuerpo? ¿Qué haríamos si el Señor no nos hubiese dado Su carne? ¿Cuan limpia se siente nuestra conciencia por que estamos libres del pecado debido a que comemos Su carne ofrecida como nuestro alimento cotidiano? Mis queridos creyentes, es impresionante y delicioso que hayamos llegado a ser gente libre del pecado.

    ¿Cómo podemos atrevernos a decir que somos gente libre del pecado? ¿Podemos ser libres del pecado pagando dinero por ello? ¿Podemos ser libres del pecado realizando buenas obras? O, ¿podemos ser libres del pecado al vivir una vida buena? No podemos ser gente libre del pecado si no fuese por la carne de Jesús. Llegamos a ser gente libre del pecado al comer la carne de Jesús ya que Él nos ha dado Su carne. ¿Tienes pecado? –No, yo no tengo pecados. Digamos con voz audible, Yo no tengo pecados. Si, ya no tenemos pecado, ya que hemos comido la carne de Jesús. Si la gente nos ve, podrán decir, Oh, que gente tan extraña. Pero, ustedes son la gente libre del pecado de quienes Dios se agrada.

    Mis queridos creyentes, no tenemos ningún pecado ya que hemos comido la carne del Señor. Jesús nos dio Su carne. También Él nos dio Su sangre. Él tomó todos nuestros pecados con esa carne a través de Su bautismo, y pagó por ellos derramando Su sangre sobre la Cruz. Así, llegamos a ser libres del pecado al tener fe en este evangelio del agua y el Espíritu.

    El Señor dijo, El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha (Juan 6:63) podemos nacer de nuevo cuando creemos en nuestras mentes lo que el Señor ha hecho por nosotros. Llegamos a ser gente sin pecados en nuestras mentes por esta causa. De igual modo, llegamos a ser gente libre en nuestro espíritu. ¿Estás de acuerdo o no? Estoy seguro que sí. Así, el Señor dijo, El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha. Si pensamos en los físico, ¿realmente podemos comer y beber la sangre de alguien? No podemos hacer eso. Y si comemos la carne y bebemos la sangre de alguien, ¿decimos que somos una tribu de caníbales? Si obedecemos estas palabras literalmente, la Biblia estaría mandándonos realizar actos barbáricos. Es por ello que Él nos dijo que no pensaremos físicamente.

    El Señor salvo nuestras almas del pecado y nos dio vida nueva. Él ha quitado nuestros pecados de una vez por todas al recibir el bautismo sobre Su cuerpo por parte de Juan. Así, Él nos hizo gente libre del pecado. Llegamos a ser gente libre del pecado al comer la carne del Señor. Es tan maravilloso. El hecho de que llegamos a ser gente libre del pecado al comer la carne del Señor es maravilloso. Es tan maravilloso que hayamos llegado a recibir la verdadera salvación. ¡Cuan poderosa es la carne del Señor! Aquellos que comen la carne de Jesús son libres del pecado.

    ¿Cómo podemos comer y beber la carne y la sangre de Jesús? Hacemos eso creyendo en el bautismo de Jesús y en Su derramamiento de sangre. Comemos la carne de Jesús al creer que Jesús tomó todos nuestros pecados a través de Su bautismo en el Río Jordán. Por lo tanto, tenemos que comer la carne de Jesús cada día por fe. Tenemos que comer siempre que sintamos hambre espiritual. Tenemos que comer la carne de Jesús siempre que sintamos el pecado o nos sintamos espiritualmente débiles. Tenemos que comer Su carne tanto como podamos creyendo en el hecho de que el Señor tomó nuestros pecados a través de Su bautismo. Es así como llegamos a ser hombres o mujeres de fe espiritual.

    Aún entre los discípulos de Jesús, había muchos que no creían que Jesús fuera el Hijo de Dios, o que Jesús hubiese tomado todos los pecados del mundo. Aún ahora, existe mucha gente que no cree que Jesús haya tomado los pecados del mundo con Su carne. Es evidente que Jesús ha tomado los pecados del mundo al recibir el bautismo, pero, aún entre Cristianos, existe mucha gente que no cree en esta Verdad. Es por ello que Jesús continua hablándonos al respecto.

    Existía un discípulo llamado Judas entre los doce discípulos de Jesús. Jesús sabía que Judas pertenecía a Satanás el Demonio. El Señor también sabía que algunos de los discípulos de Jesús no creían totalmente en Él, y que algunos entre las multitudes que le seguían a Él tampoco creían. Entonces, ¿Quiénes eran ellos? El Señor dijo, Aquellos que no eran guiados por Dios Padre son la gente que no cree en Él. Él dijo, Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado del Padre (Juan 6:65).

    Mucha gente ha dejado a Jesús aún mientras dice, Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado del Padre. Mucha gente lo abandono a Él quien si tenía la fe de comer y beber la carne y la sangre de Jesús. Mis queridos creyentes, no puedes ser guiado por Dios Padre si sus mente son engañadas. Dios conoce todas nuestras situaciones. Por lo tanto, no debemos tener mentes engañadas. Tenemos que confesar la situación real de nuestro corazón tal como es ante Él: Tenemos que decir, Oh, mi Señor, tengo pecados en mi corazón, y merezco ser condenado debido a estos pecados. Por favor, ¡ten misericordia de mí! entonces, el Señor ciertamente se encontrara con un alma tan honesta con el evangelio del agua y el Espíritu.

    Jesus dijo a Sus doce discípulos, ¿Queréis acaso iros también vosotros?  Simón Pedro le respondió a Él, Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente (Juan 6:68-69).

    Debe existir la misma confesión de fe en nosotros. ¿Podremos vivir abandonando al Señor? ¿Podremos ir a cualquier lado si abandonamos al Señor? El Señor recibió el bautismo sobre Su cuerpo y dio Su sangre por nosotros. Y Él nos dijo acerca del evangelio del agua y el Espíritu que es la Palabra la Verdad de Dios, la cual nos permite recibir la vida eterna.

    Ahora, hemos llegado a ser Su pueblo libre del pecado. Cualquiera que crea en el evangelio del agua y el Espíritu puede recibir la remisión eterna de los pecados y obtener la vida eterna. ¡Aleluya!

    CAPÍTULO 1

    Jesucristo, Nuestra Vida

    < Juan 1:1-4 >

    En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.

    ¡Cuan Grande es Jesús Quién Nos Amó Tanto Que Nos ha Liberado De Todos Nuestros Pecados!

    Juan capitulo 1 describe a Jesús como el Creador de todo el universo. Si nos comparáramos a nosotros mismos con el universo infinito que Dios ha creado, nos daremos cuenta de que somos criaturas insignificantes y pequeñas. Es por ello que no podemos agradecer a Dios lo suficiente por tener la capacidad de encontrarnos con ese Dios tan grande. Fue el mayor de todos los milagros. Aún ahora, yo pienso que es el más grande de los milagros el que me haya encontrado con Dios, quién vino por el evangelio del agua y el Espíritu.

    Jesús es el Creador, quién creó este vasto universo que esparce millones de millones de años luz por todas partes. Dios también ha preparado la Verdad y la verdadera salvación, las cuales son invisibles a nuestros ojos. Dios es un Dios maravilloso. La obra más grande de Dios fue crear a los humanos, de entre todas las demás creaciones de Dios, como Sus hijos propios hijos.

    Sin embargo, ¿como podríamos dejar de dar gracias a Dios, cuando pudimos encontrar a un Dios tan grande y tan maravilloso? Dios ha realizado obras tan maravillosas que es imposible que las entendamos con nuestra inteligencia. El mundo que Dios ha creado esta lleno de misterios los cuales son incomprensibles para la mente humana. No podemos dejar de alabar a Dios, ya que pudimos encontrar a un gran Dios con nuestra propia discreción. No podemos dejar de alabar a Dios, cuando vemos el universo que esta lleno con muchas galaxias que van más allá de nuestra imaginación. El universo, el cual ha creado Dios, es magnifico. Somos seres tan pequeños que no podemos compararnos con el mundo creado por Dios. Cada persona no es más grande que un grano de polvo ante los ojos de Dios. Aún así, ¿Cómo no dar gracias a Dios, cuando tales seres tan pequeños como somos pudimos encontrarnos con Dios, el Creador de este magnifico universo? Con un corazón lleno de gratitud, yo doy gracias a Dios una vez más.

    Sin embargo, es una pena que exista tanta gente que está intentando encontrarse con el gran Dios y con el Espíritu Santo sin tener la Verdad del evangelio del agua y el Espíritu. Es absolutamente imposible que nosotros nos encontremos con Jesús sin primeramente tener fe en este verdadero evangelio. También, es imposible que recibamos la remisión del pecado sin el evangelio del agua y el Espíritu.

    Entonces, ¿cómo es capaz Jesucristo de encontrarse con los humanos? No existe otro camino a través del cual Dios puede encontrarse con nosotros excepto a través de Jesús, quién se hizo humano como tú y yo. Jesús recibió el bautismo de parte de Juan el Bautista para tomar todos los pecados sobre Sí Mismo de una sola vez, y Él totalmente borró los pecados de una vez por todas al ser crucificado en la Cruz. A través de Su bautismo y crucifixión, Jesús hizo posible que Dios nos adoptara como Sus propios hijos. En otras palabras, no hay otra forma de salvación excepto la venida de Dios como Salvador, quién nos ha liberado de los pecados de una vez por todas. Sin embargo, si Dios fuese a encontrarse con nosotros en Su carácter fundamental, ningún pecador hubiese sido capaz de escapar del juicio de acuerdo a sus pecados, ya que Él es el Juez más solemne y es Santísimo. Debido a que básicamente éramos pecadores, hubiéramos muerto si nos hubiésemos puesto ante la santa luz de Dios. Así, para que Dios se encontrara con nosotros, Él tuvo que venir a nosotros en semejanza de hombre, al igual que nosotros.

    Nuestro Señor en Persona tuvo así que venir en semejanza de hombre para que Él pudiera encontrarse con nosotros y liberarnos, a nosotros, quienes somos débiles y deficientes. Para tener la carne y la sangre de un hombre, como tienen nuestros cuerpos, Jesús nació en este mundo a través de la Virgen maría. Como está escrito, Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emmanuel (Isaías 7:14), Dios ha venido a nosotros en carne y sangre al igual que nosotros solamente para estar con nosotros. Esta promesa fue profetizada hace más de 700 años antes del nacimiento de Jesús. Si nuestro Señor no se hubiese humillado a nuestro nivel y se hubiese acercado a nosotros, tú y yo nunca habríamos sido capaces de encontrarnos con nuestro Señor. Nuestro Señor vino a este mundo en semejanza de hombre, como nosotros, para encontrarse con nosotros.

    Dios Se Ha Convertido en Emmanuel para Nosotros

    Emmanuel significa Dios con nosotros, y el nombre Jesús significa Aquel que salvara a Su pueblo de sus pecados (Mateo 1:21, 23). Juan 3:16 habla acerca de Emmanuel Jesús lo siguiente: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Debido a que Dios nos amó así, Él se hizo semejante al hombre y vino a este mundo para encontrarse con nosotros.

    Jesucristo vino a este mundo en semejanza de hombre nos hizo sin pecado por el evangelio del agua y el Espíritu. Así, Él nos ha convertido en Su propio pueblo. Él ha venido a este mundo por el evangelio del agua y el Espíritu. Cuando escuchamos y creemos en nuestro corazón la Verdad del evangelio del agua y el Espíritu, podemos tener un encuentro con el Santísimo Dios y llegar a ser del pueblo propio de Dios. Podemos encontrarnos con Dios debido a que hemos sido liberados de todos nuestros pecados por el evangelio del agua y el Espíritu. También podemos tener verdadera comunión con Dios debido a que hemos llegado a ser Su propio pueblo. Debido a esto, debemos darnos cuenta que no podemos tener un encuentro con Dios sin creer primeramente en el evangelio del agua y el Espíritu. Por lo tanto, podemos tener un encuentro con Él únicamente a través de la fe. Aunque básicamente nuestro Señor es Dios, Él visitó este mundo por la Verdad del evangelio del agua y el Espíritu para tener un encuentro con quienes básicamente somos pecadores.

    Nosotros creemos en el evangelio del agua y el Espíritu, creemos que nuestro Señor es el Rey de reyes, el Dios Creador, y el verdadero Salvador. Estamos agradecidos porque Jesucristo vino a esta tierra en semejanza de hombre. Podemos encontrarnos con Él cuando creemos en la Palabra de Su evangelio hablado. Quienquiera que desee encontrarse con Jesucristo debe darse cuenta que esto solamente es posible creyendo en Él quién vino a este mundo para liberarnos de todos nuestros pecados. No podemos encontrarnos con Él meramente porque lo queremos hacer. Debido a que creemos en el evangelio del agua y el Espíritu, ahora podemos encontrarnos libremente con Dios. Al creer en la Verdad del evangelio del agua y el Espíritu dado por el Señor, hemos llegado a ser le pueblo de Dios. Queridos compañeros creyentes, ¿estas palabras tienen sentido para ustedes?

    Cada persona creció en un ambiente distinto, y el sistema de creencias de alguien es moldeado principalmente por este ambiente. Puedes ser un Cristiano debido al ambiente en el cual tú creciste. Entre los creyentes de Jesús, también existen aquellos que se han encontrado con el evangelio por primera vez en una parte postrera de sus vidas. Aunque la Palabra del evangelio del agua y el Espíritu puedan sonar un poco rara cuando se oye por vez primera, sabemos que es correcta. Es natural que nosotros inicialmente nos confundamos cuando entramos en el poder del evangelio del agua y el Espíritu. Todos atravesamos la misma experiencia al principio. Sin embargo, tu confusión ciertamente será superada cuando pongas tu fe en el evangelio del agua y el Espíritu.

    Existen muchos Cristianos que alaban a Dios por su simple afecto hacia Dios a pesar de que no conocen el evangelio del agua y el Espíritu. ¿Realmente le agrada a Él esta alabanza equívoca de los pecadores? Aquellos que han llegado a ser justos por su fe están alabando a Dios con un corazón gozoso. Si va a una iglesia de Dios, podrás encontrar a otra gente que está alabando únicamente la justicia de Dios.

    Quienquiera que venga a la iglesia de Dios eventualmente escuchará la Palabra del evangelio del agua y el Espíritu. Este evangelio del agua y el Espíritu es la Verdad del evangelio que no puede ser escuchada en ninguna parte del mundo. Aquellos que escuchan y creen la Verdad del evangelio del agua y el Espíritu se reúnen en la Iglesia de Dios para llevar sus vidas espirituales. También, ya que no puede haber una sola mancha de pecado en sus corazones, llegan a alabar a Dios con corazones totalmente sin pecado. Ellos pueden alabar a Dios desde lo más profundo de sus corazones ya que se han encontrado con el Señor en la Verdad y por lo tanto tienen convicción de su salvación. En la Iglesia de Dios, la gracia de la remisión del pecado, la cual nos la ha dado el Señor, sobre abunda en todo tiempo.

    ¿Cómo fue posible que nosotros tuviésemos un encuentro con el Señor? Realmente, esto es imposible a través de medios meramente humanos. Carece de sentido común el que nosotros tratemos de encontrarnos con Dios solamente con nuestro propio esfuerzo. Somos incapaces de tener un encuentro con Dios con una fe que esta basada en pensamientos humanos. Es solo por creer en la Verdad del evangelio del agua y el Espíritu por lo que somos liberados de todos nuestros pecados y también es por lo que podemos tener un encuentro con Dios el Creador de todos los Cielos. Para que tengamos un encuentro con Dios, tenemos una necesidad absoluta del evangelio del agua y el Espíritu. No existe defecto en nuestra remisión del pecado la cual es ganada a través de la fe en ese evangelio. Ahora, quien sea que crea en el evangelio del agua y el Espíritu puede encontrarse con Dios y convertirse en el pueblo propio de Dios a través de su fe.

    Nuestro verdadero Mediador es Jesucristo (1 Timoteo 2:5). Y el evangelio dado por el Señor del agua y el Espíritu es la verdadera salvación. Nadie puede tener un encuentro con Jesús excepto a través de la Verdad del evangelio del agua y el Espíritu. Ninguno de nosotros puede ser exentado de la condenación eterna a menos que conozcamos la Verdad del evangelio del agua y el Espíritu. Podemos tener un encuentro con Jesucristo, nuestro Señor y Salvador, solo creyendo en la Verdad real de la salvación la cual vino por el agua y el Espíritu. Así, yo te digo ahora, el que crea en el evangelio del agua y el Espíritu será el más bendecido.

    Sin embargo, aquellos Cristianos ministros que no se han topado con el evangelio del agua y el Espíritu no pueden predicar sermones verdaderos ya que no han tenido un encuentro con Dios. Así, solo son capaces de predicar sermones falsos. Puede que prediquen la Palabra de Dios a su modo personal, pero son incapaces de compartir la Verdad que le permite a la gente resolver el problema del pecado en su espíritu. Es absolutamente imposible para ellos hablar de la realidad de la Verdad del evangelio del agua y el Espíritu, ya que no tienen ni la menor idea de la Verdad de este evangelio. Muchos predicadores dan sermones a sus congregantes, pero sus palabras no son nada más que pensamientos teóricos salidos de su propia carne.

    ¿Cómo es Verdaderamente el Amor de Dios?

    ¿Cómo es el amor de Dios? En este mundo, existen muchas clases de amor. Existe el amor de la gente, de los amigos, de un amante, de los padres de uno y el amor de Dios. Entonces, ¿Cuál clase de amor es el más precioso? Debido a que al amor incondicional y que nunca cambia es el más valioso, el amor de Dios sobrepasa a los otros sin pensarlo dos veces. Todos deseamos tener el amor de Dios en nuestro corazón. ¿Cómo, entonces, podemos tener el amor de Dios en nuestro corazón? Cuando creemos en Jesucristo, quién vino por la Palabra del evangelio del agua y el Espíritu, como nuestro Salvador, podemos tener el amor de Dios.

    Hasta la última generación, la gente solía pensar que podían adquirir sabiduría mundana asistiendo a la iglesia. Sin embargo, en la actualidad, la gente ni siquiera lo considera una ventaja. En estos días, debido a que existen muchos lugares para aprender en el mundo y debido a que la gente había aprendido muchísimo, la gente se haya descontenta a menos que les sea predicado el evangelio del agua y el Espíritu.

    El evangelio del agua y el Espíritu solo se predica en la iglesia de Dios. La gente no viene a la iglesia en estos días para tener conocimiento mundano sino para aprender acerca de Dios y para escuchar la voz de Dios a través del evangelio del agua y el Espíritu. Sin embargo, ¿Cómo puede un ministro, que ignora el evangelio del agua y el Espíritu, guiar a los demás a la Palabra de Dios? Aquellos que aún ignoran el evangelio del agua y el Espíritu ni han recibido la remisión de sus pecados ni han tenido un encuentro con Dios ya que no conocen la Verdad de este evangelio. ¿Cómo, entonces, pueden discutir el evangelio del agua y el Espíritu, el cual es el evangelio de Dios? Además, ¿cómo pueden hablar de tú condición espiritual? Son incapaces de discutir la remisión del pecado y la salvación verdadera. Ellos solo confunden los corazones de los Cristianos espiritualmente ciegos con sus doctrinas. Todos deben ser lavados completamente de todos sus pecados por su fe en el evangelio del agua y el Espíritu. De otra manera, es imposible compartir este verdadero evangelio claramente manifestado en la Biblia.

    Sin embargo, nosotros los que creemos en el evangelio del agua y el Espíritu pudimos tener un encuentro con Jesús a través de la Verdad de este evangelio. Ya que Jesús vino a este mundo por el agua y la sangre (1 Juan 5:6), nacemos de nuevo y también somos parte del pueblo propio de Dios por nuestra fe en este evangelio.

    En el pasaje de la Escritura de hoy, escrito está que Jesucristo es Dios: En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella (1 Juan 1:1-5).

    En el principio, existía la Palabra. Esta Palabra era de hecho la Palabra de Dios. Este mundo fue creado a través de la Palabra de Dios, y no existía nada en este mundo que no fuese hecho a través de la palabra de Dios. En la Palabra de Dios, la vida llegó para todas las cosas. Esa vida también dio vida a los hombres.

    Dios el Creador de todo el universo es el mismísimo Dios Trino; -el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Dios hizo del universo una realidad por Su Palabra, Hágase algo. Cuando Dios habló, así se hizo. Lo que estoy diciendo es que este Dios Omnipotente ha venido a nosotros como nuestro Salvador. Con nuestro Señor, quién vino a este mundo, llegó la autoridad para limpiarnos de todos nuestros pecados. Sin embargo, muchísima gente no conoce al Señor y mueren como pecadores. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella. (Juan 1:5).

    Sin embargo, tú y yo que creemos en el evangelio del agua y el Espíritu hemos recibido muchísimo amor de parte de Dios. Dios nuestro Salvador vino a este mundo en semejanza de hombre como nosotros. Al recibir el bautismo de Juan el Bautista y al morir sobre la Cruz, Él tomó todos nuestros pecados sobre Sí Mismo y los expió todos ellos. Al resucitar de entre los muertos, Él nos ha dado, a quienes creemos en el evangelio del agua y el Espíritu, la gracia para llamar a Dios Padre Abba padre. Al conocer y al creer en el evangelio del agua y el Espíritu, hemos sido liberados de todos nuestros pecados y hemos sido adoptados como los propios hijos de Dios. Así, a través del evangelio del agua y el Espíritu, hemos tenido un encuentro con nuestro Salvador, Jesucristo. Ya que hemos conocido a Dios por la Verdad de este evangelio, ¿Qué gran amor hemos recibido de Dios?

    Nosotros, quienes hemos nacido de Nuevo al creer en Jesús como nuestro Salvador a través del evangelio del agua y el Espíritu, hemos recibido la enorme gracia de la salvación. Sin embargo, mucha gente permanece como pecadora en las tinieblas, aunque la luz del evangelio del agua y el Espíritu ha resplandecido sobre ellos. ¿Cuan grande vergüenza es que muchísima gente aún continué vagando en las tinieblas, cuando Jesucristo ya ha liberado a todos de todos sus pecados al venir a través del evangelio del agua y el Espíritu? Ciertamente hemos recibido gracia abundante, porque hemos encontrado a Jesús a través de nuestra fe en el evangelio del agua y el Espíritu.

    Si tomamos un momento para reflexionar sobre nosotros mismos, no hemos conocido a nuestro Señor debido a nuestra inteligencia. Si pudiéramos conocer a nuestro Señor por nuestras habilidades carnales, no hubiésemos podido conocer a nuestro Señor. ¿Cómo gente tan insignificante como nosotros puede conocer a este maravilloso Dios?

    Si observamos a cada individuo en comparación con el universo, somos

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