Rescatando Almas: Comunicaciones Con Seres Confundidos Que Se Quedan Atorados Al Morir Y Su Guía Hacia La Luz

Por Laura Valenzuela

Aunque la muerte es lo nico que tenemos seguro, no es ms que un cambio para nuestra alma del plano fsico al plano espiritual; sin embargo, puede ser que ciertas circunstancias de la vida nos impidan dar el gran paso quedndonos atorados en el plano terrenal, que ya no nos corresponde, sin estar conscientes de nuestro fallecimiento.
Los apegos a seres queridos, bienes materiales y a situaciones especiales, son suficientes para atrapar a un ser confundido impidindole seguir su camino evolutivo.
Existen tambin seres que a pesar de saber que perdieron su cuerpo fsico al fallecer, se sienten con tal culpabilidad por los actos cometidos en su vida que al no perdonarse ellos mismos, tampoco se sienten dignos de acercarse a la Luz. La angustia, la culpa, el rencor y el deseo de venganza al morir son definitivos para que un ser se quede con esos sentimientos negativos, impidindole continuar con su evolucin espiritual.
Aprovechando el conocimiento de estos temas y ciertas facultades especiales con la que algunos de sus integrantes fuimos dotados, naci nuestra pequea organizacin familiar reconocida en el astral como Grupo de Rescate que, con la ayuda de Seres de Luz y mediante la participacin de una mdium, logra comunicarse con seres confundidos que al morir no alcanzan la Luz, guindolos hacia el plano espiritual.
El presente libro expone interesantes y variadas comunicaciones del Grupo de Rescate, a travs del mdium, con estos seres confundidos y su gua hacia la Luz; as como la apertura y desarrollo del don de canalizacin de uno de los integrantes del grupo como canal de comunicacin con seres que ya fallecieron.
La transcripcin a detalle de estas comunicaciones acercar al lector a vislumbrar lo que sucede en el ms all.

• Idioma: Español
• Editorial: Palibrio
• Fecha de lanzamiento: 7 sept 2012
• ISBN: 9781463336974

Laura Valenzuela

Aunque la muerte es lo único que tenemos seguro, no es más que un cambio para nuestra alma del plano físico al plano espiritual; sin embargo, puede ser que ciertas circunstancias de la vida nos impidan dar el gran paso quedándonos atorados en el plano terrenal, que ya no nos corresponde, sin estar conscientes de nuestro fallecimiento. Los apegos a seres queridos, bienes materiales y a situaciones especiales, son suficientes para atrapar a un ser confundido impidiéndole seguir su camino evolutivo. Existen también seres que a pesar de saber que perdieron su cuerpo físico al fallecer, se sienten con tal culpabilidad por los actos cometidos en su vida que al no perdonarse ellos mismos, tampoco se sienten dignos de acercarse a la Luz. La angustia, la culpa, el rencor y el deseo de venganza al morir son definitivos para que un ser se quede con esos sentimientos negativos, impidiéndole continuar con su evolución espiritual. Aprovechando el conocimiento de estos temas y ciertas facultades especiales con la que algunos de sus integrantes fuimos dotados, nació nuestra pequeña organización familiar reconocida en el astral como “Grupo de Rescate” que, con la ayuda de Seres de Luz y mediante la participación de una médium, logra comunicarse con seres confundidos que al morir no alcanzan la Luz, guiándolos hacia el plano espiritual. El presente libro expone interesantes y variadas comunicaciones del Grupo de Rescate, a través del médium, con estos seres confundidos y su guía hacia la Luz; así como la apertura y desarrollo del don de canalización de uno de los integrantes del grupo como canal de comunicación con seres que ya fallecieron. La transcripción a detalle de estas comunicaciones acercará al lector a vislumbrar lo que sucede en el más allá.

Vista previa del libro

RESCATANDO ALMAS

Comunicaciones con seres confundidos que se quedan

atorados al morir y su guía hacia la Luz

LAURA VALENZUELA

Copyright © 2012 por Laura Valenzuela.

Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

Para pedidos de copias adicionales de este libro, por favor contacte con:

Palibrio

1663 Liberty Drive

Suite 200

Bloomington, IN 47403

Llamadas desde los EE.UU. 877.407.5847

Llamadas internacionales +1.812.671.9757

Fax: [phone]

[e-mail]

424986

ÍNDICE

Introducción

1.   La Rueda De La Vida

2.   Apertura Del Canal De Comunicación

3.   Mis Primeras Experiencias Como Canal

Emilio De La Cruz

4.   El Grupo De Rescate

Christian

5.   Vivencias Como Grupo De Rescate

Beatrice

Luis

6.   El Tiempo En El Plano Espiritual

Don Alfonso

Tábata

Teresa

7.   Seres Atorados

Sandra

El Pecas

Esteban

Laura Inés

8.   El Purgatorio

Lina

Miguel

Inocencio

9.   Guía Hacia La Luz

John

Bill

Antonio

Andrea

10.   Otras Experiencias Enriquecedoras

No Afectar El Desarrollo De Nuestros Seres Queridos

Joaquín

Relación Padre-Madre Con Los Hijos

Los Niños

El Libre Albedrío En El Plano Espiritual

No Hay Barrera De Idiomas Para Contactar Al Más Allá

La Mediumnidad

Los Seres Testarudos

Final Del Grupo De Rescate

Agradecimientos

A mis Padres, por su Gran Ejemplo

durante Sesenta y Dos años de Feliz Matrimonio;

sus Enseñanzas, Guía, Apoyo y Amor Incondicional;

A mis Hermanos y Sobrinos con Todo mi Cariño;

A mi Grupo de Rescate:

A los Hermanos Francisco y Andrés, nuestros Directores Espirituales, por su Cariño, Dedicación, Paciencia, Dirección, Protección y Enseñanzas;

A Carlos, Lulú, Gloria, Olga, Mónica, Mary, Martha e Isabel

por su Dedicación, Entrega y Amor Incondicional Semana tras Semana;

A los Seres de Luz que nos Ayudaron y Protegieron siempre,

con mi Reconocimiento Eterno;

A Begoña, por sus Invaluables Consejos, Dedicación, Apoyo y Ayuda

en la Revisión de Estilo de la Presente Obra;

A mis Amigas, por su Cariño, Apoyo y Ayuda Siempre,

con mi más Profundo Agradecimiento.

Introducción

Desde hace varias generaciones, el conocimiento de la relación entre el plano físico y el espiritual del ser humano ha sido motivo de estudio en mi familia paterna en forma seria pero reservada, aunque en la actualidad, tan sólo unos cuantos de sus miembros participan en el desarrollo de estos conocimientos.

Mi bisabuela paterna, además de ser la primera médium de la familia, tenía muy desarrollada la facultad de la sanación (curación) por métodos no tradicionales (imposición de manos) y lo practicaba siempre en beneficio de los más necesitados y desprotegidos. Durante toda su vida física ayudó a muchas personas y ahora, desde el plano espiritual, continúa brindándome ayuda y apoyo en mis prácticas de sanación a través de sus consejos, de su guía y de su protección con su infinito amor, que por supuesto, es mutuo.

Pero hubo otros miembros de la familia, interesados en estos conocimientos, que participaron en grupos de estudio y prácticas en este tipo de creencias y experiencias, manifestándose uno de ellos como médium. Formaron así, el primer grupo familiar abocado a este tema y en sus reuniones recibían, a través del médium, conocimientos y experiencias de Seres de Luz que grabaron, transcribieron y guardaron cuidadosamente para su estudio, reflexión y remembranzas posteriores.

Es por esto que desde mi juventud he estado acostumbrada a escuchar sobre estos temas, lo que hizo que siempre estuviera interesada en la búsqueda de lecturas, conversaciones y cursos para aprender más sobre ellos.

Algunos años después, al manifestarse dos primas, que coincidían con mis inquietudes de aprendizaje y evolución espiritual, como médiums, me uní mucho a ellas y me ayudaron en gran medida con su guía y experiencia al manifestarse en mí el don de la canalización (forma de mediumnidad que permite contactar a seres del plano espiritual, pero sin entrar en trance).

Y fue justo con una de ellas con la que iniciamos el segundo grupo familiar que más tarde, al unirse otros familiares afines del grupo anterior, se le reconoció en el astral como Grupo de Rescate, cuyo objetivo era ayudar, mediante la participación de un médium, a seres confundidos o atorados en el plano físico a llegar a la Luz.

Es de mi interés compartir con el lector las experiencias vividas tanto en la apertura y desarrollo del don obsequiado por Dios, como las vivencias experimentadas por el Grupo de Rescate. El relato detallado de las experiencias y conversaciones con estos seres demostrarán la eternidad de nuestra alma, al confirmar que la muerte no es más que un cambio del alma del plano físico al espiritual.

Para enfatizar los comentarios de seres del más allá, se modificó el tipo de letra a cursiva para distinguirlos de los expresados por miembros del grupo que mantienen este mismo tipo de letra.

Capítulo 1

LA RUEDA DE LA VIDA

Nuestro planeta, la Tierra, es para el ser humano, desde el punto de vista espiritual, una escuela que podríamos considerar equivalente al grado primaria, a donde acudimos todos para experimentar vivencias y aprendizajes, y gracias a la facultad del libre albedrío con el que el Creador nos engendró, tomar decisiones muy personales en el curso de nuestras vidas con el propósito de superar nuestra condición espiritual.

Desde que Dios engendra a todo ser humano, le crea un alma que es suya a perpetuidad, quien decide la posibilidad de encarnar y venir a este planeta para aprender en bien de su evolución y desarrollo espiritual, adoptando, con la ayuda de Dios, un cuerpo físico para este propósito.

Debemos estar siempre conscientes de que somos almas o seres espirituales que adoptamos un cuerpo físico con fines de aprendizaje y desarrollo espiritual en el mundo terrenal. Así, nuestra vida mundana, llamémosla física, está llena de una gran variedad de pruebas y problemas que deberemos ir resolviendo satisfactoriamente para corregir nuestras faltas, errores o daños cometidos tanto a nuestros semejantes, como a los componentes de los reinos animal, vegetal y mineral que conforman este planeta, lo que nos obliga al cumplimiento del necesario proceso de reencarnación, diseñado por nuestro Creador, para lograr nuestra superación espiritual.

Toda la actividad desarrollada en este plano físico irá creando lo que llamamos karma, que puede ser positivo o negativo según sean nuestras acciones: benéficas o perjudiciales, respecto a nuestra evolución espiritual.

El karma no es más que la ley de causa y efecto, es decir, es el resultado de cómo los vicios o malas acciones y las virtudes o acciones positivas o de amor de un ayer, nos llevan a las penas y a las alegrías del hoy. Aún cuando en ocasiones desconozcamos su causa por olvido o falta de conciencia, no pasarán desapercibidos sus efectos. Además, Dios ha dispuesto que en cada vida terrenal olvidemos el karma negativo generado por nuestra alma en vidas anteriores, lo que nos da la oportunidad de abocarnos a las buenas obras y al amor, permitiéndonos balancear nuestro karma positivamente.

Por lo tanto, es importante iniciar por reconocer nuestra responsabilidad en cada situación aunque a veces nos parezca injusta. Aceptarla y entenderla aunque no la recordemos, nos ayudará a darle una perspectiva positiva a nuestra vida y será el primer paso importante para poder empezar a equilibrar nuestro karma.

Es fundamental estar conscientes de que cada acto negativo de nuestra parte requerirá efectuar un acto positivo para equilibrar nuestra balanza, recordando siempre que lo que sembremos hoy en nuestra vida será la cosecha del mañana ya que sólo recogemos lo que sembramos y a veces, una vida no es suficiente para lograr un equilibrio positivo del karma.

De esta forma, podemos entender que tendremos la necesidad de volver al planeta hasta haber sorteado positivamente todas las pruebas y aprendido todas las lecciones de vida previstas para nuestra evolución espiritual en cada encarnación.

El alma tiene que nacer y renacer para lograr el aprendizaje que requiere para su redención.¹

Al morir o perder el cuerpo físico asignado a un alma, ésta debe pasar al plano espiritual donde, ante la presencia de Dios y con la ayuda de Seres de Luz, hará un análisis profundo de las experiencias vividas en las diferentes vidas y en la vida que acaba de terminar en el planeta, evaluando si cumplió, y en qué grado lo hizo, el propósito para el cual se propuso vivir esta encarnación. Y, de acuerdo a estos resultados, podrá tomar la siguiente decisión de vida, regresando una vez más al plano físico para corregir las fallas o seguir su desarrollo en el plano espiritual. Pero para que todo esto ocurra, es indispensable que todo ser tenga conciencia plena de que ha muerto, es decir, de que ha perdido su cuerpo físico y que debe pasar ya al plano espiritual para realizar su evaluación final.

Cada quien, de acuerdo con sus circunstancias, su análisis y sus necesidades, toma libremente la decisión de acuerdo con la necesidad de encarnar por considerarlo necesario para su adelanto. Pero puede tenerse el caso, y de hecho existen, de no volver a encarnar por algún tiempo por considerar que las circunstancias ideales, necesarias y que corresponden a su situación, las encuentran más favorables en el plano cósmico que en el plano físico.²

Es importante hacer notar que al dejar el cuerpo físico todo el ego y los sentimientos relacionados a él, característicos del ser humano, como el odio, miedo, mentira, coraje, envidia, etcétera, se quedan en el plano material también. Esto le permite al alma realizar su análisis de la forma más pura, concienzuda y honestamente posible, pudiendo entonces determinar a detalle su condición final y decidir si regresa una vez más al mundo físico para corregir sus fallas y seguir con su aprendizaje, o continuar con su desarrollo en el plano espiritual. A esto se le conoce como La Rueda de la Vida y explica el propósito de nuestra vida en este planeta.

Nacemos, evolucionamos, nos desarrollamos y crecemos física, anímica, intelectual, económica y espiritualmente en todas las fases, etapas o aspectos de la rueda de la vida, creando nuevos karmas a través de nuestra historia y de nuestro actuar y subsanando otros como consecuencia de las buenas obras realizadas, hasta llegar al final de nuestra existencia donde al hacer el juicio final, ante la presencia de Dios, podremos determinar si debemos regresar al planeta, reencarnando una vez más para seguir con nuestro aprendizaje y lecciones de vida, o seguimos nuestra evolución y desarrollo espiritual en nuestro hogar, en el plano espiritual, hasta llegar a Dios.

Además, como en la otra dimensión no existe el factor tiempo, que tanto valoramos en esta tercera dimensión, el ser que ha perdido su componente físico y que ya sólo consta de su alma inmortal puede pasarse varios siglos sin darse cuenta de que ha muerto y sigue permaneciendo equivocadamente en el plano físico, que ya no le corresponde.

A estos seres se les reconoce como seres confundidos o atorados porque no se dan cuenta de su situación real y son a los que en muchas ocasiones se les relaciona con haciendas, panteones y diferentes lugares donde se percibe su presencia, llamándoles generalmente espíritus chocarreros o algún calificativo similar. Al sentirse vivos, estos seres no se dan cuenta de que a menudo pueden afectar a personas cuya sensibilidad sea mayor a la de la mayoría, pero por lo general lo hacen sin afán de hacer daño sino más bien como resultado de su confusión al no estar conscientes de su situación real.

Es común que los seres confundidos y atorados en el plano físico, plano que ya no les corresponde, se encuentren en una absoluta oscuridad e inmersos en un frío constante y, a menudo, sufriendo intensamente pues al continuar, según ellos, integrado su cuerpo físico con su alma se sienten vivos y, muchas veces, con preocupaciones reales con respecto a sus familiares o intereses materiales tratando incluso de hablar con las personas que los rodean a pesar de que nadie parece hacerles caso o escucharlos, por lo que se sienten aislados y solos. Muchos de estos seres también siguen sufriendo la situación que les originó la muerte (enfermedad, accidente, asesinato, etcétera).

Existen también seres que a pesar de saber que perdieron su cuerpo físico al fallecer, se sienten con tal culpabilidad por los actos que cometieron, que al no perdonarse