Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

El Triunfo Del Evangelio En La Casa Del Sacristán: Novela Basada En Una Historia Real
El Triunfo Del Evangelio En La Casa Del Sacristán: Novela Basada En Una Historia Real
El Triunfo Del Evangelio En La Casa Del Sacristán: Novela Basada En Una Historia Real
Libro electrónico141 páginas1 hora

El Triunfo Del Evangelio En La Casa Del Sacristán: Novela Basada En Una Historia Real

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

He escrito la historia verdadera de mi familia como una novela para ayudar al lector a comprender el inmenso amor que Dios tiene para toda la humanidad. La historia narra la conversin milagrosa de mi familia al cristianismo y las luchas que enfrentamos debido a esta decisin. Tambin incluye relatos de la persecucin experimentada por la Iglesia Evanglica en Colombia durante los aos 1948 a 1962. Al final, el amor de Dios llega y transforma las vidas de incluso los ms escpticos miembros de la familia.
Dios no quiere que nadie se pierda, sino que todos procedan por el camino del arrepentimiento, para recibir el perdn de sus pecados y el regalo de la vida eterna.
IdiomaEspañol
EditorialiUniverse
Fecha de lanzamiento15 nov 2011
ISBN9781462064045
El Triunfo Del Evangelio En La Casa Del Sacristán: Novela Basada En Una Historia Real
Autor

Rev. Samuel Soto E

Rev. Samuel Soto es colombiano, Pastor Bautista afiliado a la Convención Bautista de la Florida. Su ministerio abarca un período de 55 años. Él tiene un bachillerato en Teología y Comunicaciones. Es experto para contar historias. Anteriormente publicó el libro Abriendo La Biblia–Doctrinas Básicas Cristiana– y dos cursos de Capacitación para líderes de la Iglesia. Retirado. Actualmente es miembro activo de la Iglesia Bautista Anastasia. Él y su esposa, Stella, tuvieron dos hijas. Ellos viven con una de las hijas en Palm Coast, FL. Rev. Soto pasó a estar con Jesús el 3 de Abril de 2013.

Relacionado con El Triunfo Del Evangelio En La Casa Del Sacristán

Libros electrónicos relacionados

Artes escénicas para usted

Ver más

Artículos relacionados

Categorías relacionadas

Comentarios para El Triunfo Del Evangelio En La Casa Del Sacristán

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    El Triunfo Del Evangelio En La Casa Del Sacristán - Rev. Samuel Soto E

    Contents

    PRÓLOGO

    PREFACIO

    RECONOCIMIENTOS

    Capítulo 1

    Capítulo 2

    Capítulo 3

    Capítulo 4

    Capítulo 5

    Capítulo 6

    Capítulo 7

    Capítulo 8

    Capítulo 9

    Capítulo 10

    EPÍLOGO

    Para mis hijas

    Amanda y Patricia

    PRÓLOGO

    Samuel Soto ha entrado en la novelística religiosa con un libro poderoso: El Triunfo del Evangelio en la Casa del Sacristán.

    En literatura la verdad es poder. El Triunfo del Evangelio en la Casa del Sacristán, no sólo es verosímil, ¡es la verdad! La verdad narrada con el encanto de la ficción. Se lee, invadido el ánimo de curiosidad, y llena el alma de ansiedad por la suerte de las personas envueltas en la narración.

    El arte del autor consiste, muchas veces, en magnetizar al lector, haciéndole imposible saber si está leyendo ficción o historia.

    No podemos continuar sin expresar al autor, la gratitud del público, por su contribución literaria a la literatura evangélica. Gratitud porque, no sólo ha escrito un libro, pero lo ha escrito en forma de novela. Se ha valido de un género literario, que se echa de menos, en la escasa bibliografía evangélica de Latinoamérica.

    Las Casas Editoras están buscando autores que dominen el arte de novelar, el arte del cuento.

    El origen del cuento y la novela es muy remoto. Fue un recurso literario que inventaron los orientales para derramar su filosofía moral en la trama de una fábula.

    La literatura universal ha sido honrada por la colaboración de grandes novelistas y cuentistas. Sin embargo, lamentablemente, la literatura evangélica latinoamericana no ha sido prolífica en este maravilloso género de hacer literatura. Es por eso, que agradecemos al Rev. Samuel Soto la presentación de su muy interesante libro.

    El Triunfo del Evangelio en la casa del Sacristán, es un libro donde se informan las costumbres del campesino y del aldeano en la vida colombiana. Religiosamente, se pinta un cuadro en que el fanatismo religioso ensangrentó muchos hogares en la República de Colombia. Fue la providencia Divina la que intervino para preservar la vida del autor de este libro. Pero, en los designios del Altísimo, su voluntad permisiva, dejó que el odio fanático llevara el luto a su hogar paterno y diezmara una familia noble y leal.

    Circunstancias universales han hecho cambiar un poco las cosas en las fincas y aldeas que sirvieron de teatro a las tragedias narradas por el autor. Pero, la escuela inquisitorial, donde se fanatizaron las almas de estos líderes religiosos, que agitaron sus huestes fanatizadas hasta el homicidio de sus compatriotas, tiene que cambiar. Urge un cambio radical, que prepare a los nuevos líderes religiosos, para el respeto de la opinión ajena, de la personalidad humana, y la protección de los derechos de los que no piensan como ellos.

    Incluyendo El Prefacio y el Epílogo, El Triunfo del Evangelio en la Casa del Sacristán no llega a 150 páginas. Tiene el mínimum de páginas para llamarse libro. Pero, es un libro completo. Es la jornada de una familia, en su marcha espiritual de las tinieblas a la luz, de la muerte a la vida.

    La novela empezó cuando el jovencito Cesáreo era sacristán en Chaparral. Sigue la peregrinación cronológica y sicológica, con sus vaivenes de fortuna y múltiples experiencias, hasta que inesperadamente, una crisis económica le obliga a dejar su hogar, donde ya no estaban los suyos, para buscar el cariño de éstos.

    Asistamos con Don Cesáreo, el ya envejecido sacristán de Chaparral, a unos servicios especiales en la iglesia Evangélica de Puerto Berrío. Se sienta en uno de los últimos escaños. Está resignado y taciturno. El predicador ha extendido la invitación a aceptar a Cristo como Salvador. El antiguo sacristán se pone de pie. Hay lágrimas en sus ojos. Viene al altar. Ha aceptado al Señor Jesucristo como su Salvador personal.

    Antes que él, lo habían hecho sus hijos y su esposa. Algunos de ellos murieron sin ver la conversión de Don Cesáreo. Ya estos habían cruzado el río de la muerte, ¡Abonaron con su sangre de mártires el fuego de la inquisición! Y sus cenizas y oraciones de mártires ahora frutecían.

    Lector, tienes en tus manos un libro bien logrado.

    Dr. J. F. Rodríguez

    PREFACIO

    Estas páginas que presento al lector, son escritas a petición de algunas iglesias, Institutos y Seminarios Evangélicos, donde tuve el privilegio de dar el testimonio de mi conversión al Evangelio, que de manera milagrosa sucedió, habiendo nacido en un hogar católico romano, en la República de Colombia.

    Este testimonio contiene el drama de un alma que lucha con Dios para no dejarse redimir. Incluye también interesantísimos hechos nunca escritos, de la persecución de la iglesia Evangélica en Colombia, en los años de 1948 a 1962.

    El objetivo, que me mueve a aceptar el reto de escribir estas líneas, es contribuir con este testimonio a confirmar la fe del pueblo evangélico, en los países donde son perseguidos por profesar su fe en el Señor Jesucristo.

    Esta obra, aunque escrita en forma dialogada y novelesca, es una historia real y verdadera.

    Rev. Samuel Soto

    RECONOCIMIENTOS

    Quiero hacer público mi reconocimiento a las siguientes personas quienes, después de leer el manuscrito, me ayudaron en su corrección.

    Al Doctor Gabriel Muñoz-Uribe, abogado de profesión y catedrático de filosofía en la Universidad Libre en Bogotá, Colombia, S.A.

    A la señorita Mary Schmal, graduada en Estudios Hispánicos, profesora de inglés en la Universidad de Puerto Rico.

    A Stella Soto, mi esposa, quien hizo todo el trabajo secretarial. Sin su colaboración hubiera sido más difícil la publicación de este testimonio.

    A mis dos hijas Amanda y Patricia quienes participaron activamente en la corrección del manuscrito.

    Finalmente, hago extensivo mis sinceros agradecimientos al Dr. J.F. Rodríguez, por el honor que me confirió de escribir un prólogo a esta segunda edición. El Dr. J.F. Rodríguez fue hombre bien conocido por todo el pueblo de Puerto Rico, periodista y escritor de oficio. Fecundo exponente del mensaje del evangelio del Señor Jesucristo.

    Para cada uno de ellos mi más sincera gratitud por su colaboración en el trabajo y palabras de estímulo en un momento cuando parecía que mis fuerzas se acababan.

    Capítulo 1

    El Sacristán de Chaparral

    Vivió en Chaparral, Departamento del Tolima, Colombia, un joven llamado Cesáreo. Era el sacristán de la parroquia. Como todos los muchachos, lleno de mil curiosidades. A diario causaba serias contrariedades al señor cura. Era ese joven típico de la provincia, lleno de complejos, caprichoso y terco. Un día su superior pensó despedirlo. Creía el sacerdote, que las discusiones con sus amigos incrédulos, los argumentos de éstos, más sólidos y mal rebatidos por el sacristán, eran lo que le llevaban a erradas conclusiones. No encontrando quien lo reemplazara en su oficio de sacristán—el que cuida la sacristía en el templo católico—se resignó a soportarlo. Abrigaba la esperanza que al correr de los días, ayudado por sus buenos consejos, podría cambiar.

    Pero la realidad era otra. Cesáreo seguía de mal en peor, díscolo, desobediente en extremo y lo peor, la duda y la incredulidad de la fe que profesaba, llenaban su corazón. Cuando oía hablar de dogmas como la infalibilidad del Pontífice Romano, no lo podía creer. Esto molestaba en grado sumo al sacerdote, ver la incredulidad e irreverencia que su sacristán demostraba para con dogmas de la iglesia, que para él eran sagrados. ¿Qué pasaba con su sacristán? No lo sabía.

    ¡Qué podía ser! Cesáreo se había dedicado, a hurtadillas, a leer la Sagrada Biblia que el señor cura tenía como cosa olvidada en su pequeña biblioteca que estaba en la sacristía. La lectura de este libro de contenido tan raro y de estilo tan diferente a los pocos que él había podido leer, estaban obrando un visible y completo cambio en la vida del sacristán de la parroquia. Cesáreo lo hacía a escondidas de su superior, sobrecogido de temor; pero Cesáreo se sentía irremisiblemente atraído por aquel maravilloso libro. El día llegó cuando inopinadamente fue sorprendido en sus lecturas, por el sacerdote.

    —¿Qué haces ahí? Le gritó lleno de furia el sacerdote. ¿Quién te ha dado permiso para leer ese libro Sagrado, cuya lectura está prohibida para el vulgo? Solamente nosotros los sacerdotes podemos leer ese libro. ¿No ves que es la Santa Biblia? ¿No sabes que comete sacrilegio quien lea ese libro sin permiso del Sumo Pontífice de Roma?

    Con amarga sorpresa Cesáreo se enteró de cosas que no sabía y lleno de reverente temor, agachó la cabeza y no respondió palabra. Se sentía ahora descubierto como si fuera sorprendido cometiendo un sórdido crimen. Sintió por anticipado la resignación de recibir el debido castigo; llevando, en amargo silencio, un oscilante complejo de culpa.

    El sacerdote, en su indignación, le gritó con imperativa voz: Te espero en mi oficina esta tarde. Apenas pudo escucharse la voz temblorosa de Cesáreo, quien atónito y en una palidez asombrosa, sólo pudo balbucir dos palabras:

    —Sí, padre.

    Una vez solo, como el adolescente que se encierra a llorar su primer desengaño amoroso, se abandonó Cesáreo a los extremos del resentimiento que le causaran las palabras de su superior. Acababa de sufrir la mayor decepción de su vida. Sentía como si el mundo se hubiera desmoronado a sus pies. Como si hubiese perdido la razón de existir y repetía para sí una y otra vez las palabras del señor cura. No tienes permiso para leer ese libro Sagrado.

    En la tarde Cesáreo se presentó a la oficina parroquial temeroso pensando qué más le iría a decir su superior. Se sentía como quien va a comparecer ante un tribunal de justicia. Cuando entró en la oficina, oyó la voz que era de esperarse:

    —¡Cesáreo! Comprendo ahora el por qué de tu comportamiento en los oficios eclesiásticos y la incredulidad perversa que llena tu corazón; pues de un sacrílego no se puede esperar nada mejor.

    —Padre, si soy sacrílego, yo no soy incrédulo como usted lo dice. Por

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1