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Igualdad de género en Educación Secundaria: Propuestas didácticas audiovisuales
Igualdad de género en Educación Secundaria: Propuestas didácticas audiovisuales
Igualdad de género en Educación Secundaria: Propuestas didácticas audiovisuales
Libro electrónico199 páginas1 hora

Igualdad de género en Educación Secundaria: Propuestas didácticas audiovisuales

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Investigar, desde la perspectiva de género, la influencia de la ideología y la cultura, así como su proyección social en el siglo XX, en el ámbito educativo español nos ofrece nuevas herramientas de reflexión para entender la pluralidad de caminos recorridos por las mujeres.
Las lagunas en el análisis de la historia del colectivo femenino son aún inmensas en el currículum escolar y, consecuentemente, en la sociedad. Por ello, el objetivo prioritario del presente trabajo es educar en igualdad de género al alumnado de la Educación Secundaria Obligatoria. Para ello ofrecemos al profesorado una propuesta didáctica centrada en el cine de ficción y el documental, por su potencial motivador y conceptual, además de su capacidad para generar análisis y debate en torno a la cultura e ideología de una sociedad determinada. Además estamos convencidas de que es una herramienta útil e idónea para la investigación histórica y el aprendizaje de las ciencias sociales fundamentado en la innovación educativa.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento18 may 2016
ISBN9788499217680
Igualdad de género en Educación Secundaria: Propuestas didácticas audiovisuales

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    Igualdad de género en Educación Secundaria - Matilde Peinado Rodríguez

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    Matilde Peinado Rodríguez

    Antonia García Luque

    Igualdad de género

    en Educación Secundaria

    Propuestas didácticas audiovisuales

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    Colección Recursos, nº 151

    Igualdad de género en Educación Secundaria. Propuestas didácticas audiovisuales

    Primera edición en papel: octubre de 2015

    Primera edición: octubre de 2015

    © Matilde Peinado Rodríguez y Antonia García Luque

    © De esta edición:

    Ediciones Octaedro, S.L.

    C/ Bailén, 5 - 08010 Barcelona

    Tel.: 93 246 40 02 - Fax: 93 231 18 68

    www.octaedro.com - octaedro@octaedro.com

    Universidad de Jaén

    Servicio de publicaciones

    Campus Las Lagunillas, s/n

    Edificio Biblioteca, 2ª planta

    23071 Jaén

    Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o

    transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización

    de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro

    Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar

    o escanear algún fragmento de esta obra.

    ISBN: 978-84-9921-768-0

    Diseño, producción y digitalización: Editorial Octaedro

    A Ricardo y a nuestros hijos Aarón, Moisés e Ismael, para los que sueño un mundo más igualitario… más humano.

    Matilde Peinado

    A Javi, fuente inagotable de confianza, y a nuestros hijos, Alba y Javier, ejes de nuestra vida.

    Antonia García

    1. Cine para educar: más allá del entretenimiento

    Las personas, en nuestra rutina diaria, nos encontramos expuestas a estímulos externos audiovisuales que determinan el proceso socializador del individuo, hasta el punto de ser responsables de gran parte de la construcción de nuestra identidad individual, colectiva y de las alteridades. Por ello, no debemos subestimar el valor educativo de la atmósfera audiovisual en la que nos desarrollamos, en sentido positivo o negativo.

    Tal como señalan Breu y Ambrós, «el cine merece ser un espacio formativo» (2011: 12) por su potencialidad motivadora y educativa. ¿Qué docente puede negar que proyectar cine en el aula es una práctica bien recibida por parte del alumnado?

    Ahora bien, ¿el profesorado ha de quedarse en una mera proyección, que no pasa de ser una herramienta ocupacional del tiempo?, o por el contrario, ¿debería propiciar el paso de consumidor pasivo a activo? Es decir, ¿puede el cine ser una estrategia para despertar las mentes de nuestro alumnado al pensamiento crítico, al debate, a la comunicación, etc.?

    El cine es cultura popular, es espejo social, es la narrativa audiovisual de lo cotidiano y aprendido, es una herramienta generadora de experiencias individuales en el espectador con el que establece un diálogo a modo de interlocución, y de experiencias colectivas cuando es visionado coetáneamente por un grupo parcialmente homogéneo, que comparte edad e intereses comunes. Por todo ello, realizar propuestas didácticas utilizándolo como estrategia metodológica enriquece los procesos de enseñanza y aprendizaje, no solo por su carácter de innovación docente, sino por su potencialidad para trabajar contenidos sociales desde realidades creadas e interpretadas.

    Sin embargo, «pese a las múltiples virtudes que tiene el uso del cine en el aula, han de salvaguardarse unas mínimas garantías pedagógicas a través de propuestas serias y viables para rentabilizar el cine con un fin educativo» (Breu y Ambrós, 2011).

    «El cine se ha infiltrado en nuestra forma de vivir, y no nos podemos permitir el lujo de dejar de utilizarlo en las aulas.» Esta afirmación de Martínez-Salanova (2003) no es casual y es fruto de nuestro tiempo y de nuestra realidad, ya que el actual alumnado de la educación obligatoria (Educación Primaria y ESO) ha nacido en la conocida como era tecnológica, de manera que ya es comúnmente utilizado el apelativo de nativos digitales para referirnos a él. Por ello, no tiene problema alguno en la utilización de las nuevas tecnologías, y el consumo de estímulos visuales y mensajes múltiples a través de las pantallas y de medios de comunicación forma parte de su vida cotidiana, es decir, ver cine forma parte de su experiencia de vida. Sin embargo la cuestión no es tanto si consumen o no cine, sino más bien de qué forma y con qué finalidad lo hacen, ya que la indisoluble asociación cine-ocio implica que el visionado de las películas no responda por naturaleza a una perspectiva educativa o pedagógica, pese a que todo lo que nos rodea contribuye en mayor o menor medida a nuestra socialización y, por tanto, cada estímulo externo que recibimos se convierte en una herramienta educativa en potencia abierta a su optimización.

    En la legislación educativa vigente se insiste en la necesidad de que el alumnado desarrolle sus competencias digitales e informacionales desde una perspectiva óptima y responsable, para lo cual han de ser educados en el uso inteligente de las TIC, más allá de las destrezas prácticas, lo que implica formarlos también en la gestión de los recursos e informaciones que estas nos proporcionan, para de este modo poder formar a futuros ciudadanos capacitados para solucionar problemas y mejorar el espacio de relaciones sociales en el que desarrollan sus identidades individuales y colectivas. Sin embargo, cuando mencionamos las TIC, en pocas ocasiones pensamos en el cine como parte de estas tecnologías, posiblemente por su tradición, lo cual ha ocasionado que sea más frecuente en el contexto de aula hacer uso de los ordenadores, y por extensión, de internet, para el desarrollo y adquisición de la competencia digital y del tratamiento de la información, dejando al cine en una posición más marginal.

    Por otro lado, durante décadas, una parte importante del profesorado entendió los medios de comunicación como una amenaza para la cultura y el hacer pedagógico en el aula, una postura que carecía de fundamentación teórica, pues argumentaba la exclusión únicamente desde la pasividad y el inmovilismo y estaba, por tanto, abocada a renovarse desde la crítica razonada, pasando entonces a enarbolar el binomio «medios-escuela» desde una aceptación crítica.

    En numerosas ocasiones, el mencionado rechazo por parte de un sector más conservador del profesorado en cuanto a la incorporación de nuevos recursos didácticos en el aula, tales como el cine, pudo y puede responder tanto al temor a la innovación docente que requiere de una formación extra y permanente, como al acomodamiento a los sistemas tradicionales de enseñanza.

    Por todo ello, la aplicación del cine en el ámbito educativo es aún muy limitada, casi anecdótica, y sigue siendo demasiado frecuente identificar el tiempo empleado en las aulas para proyecciones cinematográficas más con el ocio y entretenimiento que con la educación. Ambas asociaciones no son necesariamente contradictorias; es más, deberían ir en paralelo. El objetivo es precisamente hacer complementarias estas dos caras del cine, motivadora y educadora, para lo que es fundamental saber seleccionar las piezas fílmicas que se van a trabajar, lo cual se convierte en una de las mayores dificultades en toda propuesta didáctica que tenga el cine como herramienta.

    Hay una evidencia que no podemos desestimar y es que en pleno siglo xxi, en el que nos encontramos inmersos, la percepción de la realidad social por parte de nuestro alumnado no puede entenderse al margen de los medios de comunicación y las redes sociales, y el profesorado está llamado, estamos llamados, a preparar competencialmente a nuestro alumnado para seleccionar y analizar críticamente la ingente información que le llega a través de los medios; por tanto, nuestro esfuerzo docente debe canalizarse hacia la capacitación para racionalizar y cuestionar los contenidos que nuestros y nuestras discentes reciben a través de los mismos, desde la formación integral y la madurez.

    Asimismo, el cine es una herramienta fundamental para dar a conocer la globalización social en todas sus dimensiones, y su uso con fines educativos permite practicar la interdisciplinariedad de una forma absolutamente natural, sin forzamientos ni presiones, porque no hay película, ni vídeo, ni documental que pueda analizarse exclusivamente desde una única disciplina, ya que la producción del propio medio responde a la mencionada interdisciplinariedad.

    Según Gabriel Kaplún (2003), los medios de comunicación tienen varios papeles que cumplir:

    Propiciar un análisis crítico frente a los contenidos de los propios medios.

    Ampliar los recursos didácticos del docente.

    Ser una herramienta de expresión de los propios estudiantes y a la vez un recurso para pensar, investigar y trabajar cualquier tema del plan de estudios.

    Por otra parte, y como paso previo a la articulación curricular en base a las competencias, la didáctica de la transversalidad contempló la potencialidad que cualquier medio de comunicación representa, y en concreto el cine, para aglutinar elementos de difícil cohesión que, sin embargo, están presentes en la cotidianidad de los y las adolescentes. Su inclusión en el currículum enriquece, por tanto, la formación en una ciudadanía competente, creativa y crítica ante los contenidos mediáticos, preparando al alumnado para entender y vivir el mundo actual.

    En nuestra propuesta apostamos por el cine dialógico, entendido este como aquel que permite establecer una relación entre la realidad mostrada y la realidad vivida desde el diálogo, ya que toda película muestra una interpretación del mundo que, sin ser un fiel reflejo del mismo, sí que permite revelar elementos cercanos al alumnado que les sirven para construir su identidad y reconstruir su realidad personal. Para ello, la juventud no solo tiene que comprender lo que aparece visual y narrativamente ante su mirada, sino que también han de adquirir la capacidad de analizarla desde una perspectiva crítica para que, desde la misma, puedan plantear alternativas y soluciones. De este modo, si en nuestra propuesta didáctica vamos a trabajar con el objetivo claro de deconstruir el patriarcado, tras el visionado de las piezas elegidas no será suficiente con que el alumnado haya comprendido la pervivencia de múltiples y variadas desigualdades de género, sino que, desde la nueva perspectiva adquirida han de ser capaces, a través de su pensamiento crítico, de articular opciones y plantear posibles soluciones desde su rutina y vida cotidiana, es decir, desde su contexto vivencial.

    En la pantalla se proyectará un discurso narrativo (visual, verbal, etc.) que responde a una interpretación subjetiva de la realidad, a una elaboración ideologizada, que a su vez será percibida de forma igualmente subjetiva por la persona que lo vea o escuche, y será el diálogo y el debate compartido, es decir, la comunicación de lo sentido e interpretado, el instrumento que les hará entender que existe una pluralidad ontológica, diversas formas de percibir

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