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Cuida a tu mascota, protege a tu hijo
Cuida a tu mascota, protege a tu hijo
Cuida a tu mascota, protege a tu hijo
Libro electrónico752 páginas8 horas

Cuida a tu mascota, protege a tu hijo

Por MARJ

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Información de este libro electrónico

La relación entre el ser humano y sus mascotas es diversa y enriquecedora. Conocer sus riesgos y peligros potenciales nos ayudará a prevenir y a tratar todas las dolencias y situaciones que pueden surgir de esta convivencia llena de alegrías y satisfacciones.

La domesticación de los animales se remonta a los albores de la civilización. A lo largo de nuestra historia, hemos domesticado diferentes especies y algunas se han convertido en nuestros más fieles amigos y acompañantes. Cualquiera que haya convivido con un perro, un gato, o cualquier otro animal conoce los beneficios y alegrías que puede deparar esta enriquecedora relación. Sin embargo, pese a todo el cariño que les tenemos, nuestras mascotas pueden representar también riesgos para la salud. Por el bienestar de todos, empezando por ellas mismas, es fundamental conocer estos riesgos y prevenirlos de manera adecuada.

Combinando su experiencia y sus conocimientos profesionales, los autores de Cuida a tu mascota, protege a tu hijo nos ofrecen una completa guía de todos los riesgos y peligros que debemos prevenir para que la convivencia con nuestras mascotas no se convierta en un problema. A lo largo de sus páginas, aprenderemos a identificar y a manejar todas las dolencias y situaciones que pueden surgir, incluidas alergias, mordeduras y las diversas clases de zoonosis, o enfermedades que pueden transmitirnos los animales.

Una obra de consulta exhaustiva y rigurosa, que nos enseña a cuidar de la salud de nuestras mascotas y proteger a toda la familia. Sobre todo a los niños, siempre los más cariñosos y vulnerables.

IdiomaEspañol
EditorialCaligrama
Fecha de lanzamiento29 jul 2016
ISBN9788491126133
Cuida a tu mascota, protege a tu hijo
Autor

MARJ

Laura Ruiz Derlinchán es licenciada en veterinaria, diplomada por la Sociedad Europea de Patología Veterinaria en felinos y cirugía de animales pequeños. Beatriz Ruiz Derlinchán es doctora en medicina y cirugía y especialista en pediatría. Miguel Ángel Ruiz Jiménez, también doctor en medicina y cirugía, es especialista en pediatría y medicina familiar y comunitaria y catedrático de enfermería de la Universidad de Cádiz. Combinando su experiencia y conocimientos, y en consulta con otros respetados profesionales, han unido esfuerzos para ofrecer este valioso trabajo a los lectores.

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    Cuida a tu mascota, protege a tu hijo - MARJ

    Título original: Cuida a tu mascota, protege a tu hijo

    Primera edición: Julio 2016

    © 2016, MARJ

    © 2016, megustaescribir

    Ctra. Nacional II, Km 599,7. 08780 Pallejà (Barcelona) España

    Las opiniones expresadas en este trabajo son exclusivas del autor y no reflejan necesariamente las opiniones del editor. La editorial se exime de cualquier responsabilidad derivada de las mismas.

    Quedan prohibidos, dentro de los límites establecidos en la ley y bajo los apercibimientos legalmente previstos, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, ya sea electrónico o mecánico, el tratamiento informático, el alquiler o cualquier otra forma de cesión de la obra sin la autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. Diríjase a Thinkstock, (http://www.thinkstock.com) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

    ISBN:     Tapa Blanda               978-8-4911-2614-0

                    Libro Electrónico        978-8-4911-2613-3

    Contenido

    PRÓLOGO

    LISTADO DE SIGLAS

    SECCIÓN I

    LA RELACIÓN HOMBRES Y MASCOTAS

    1. LA DOMESTICACIÓN ANIMAL

    2. HUMANOS Y MASCOTAS: UNA RELACIÓN CLAVE Y NECESARIA. BIOÉTICA ANIMAL

    SECCIÓN II

    BENEFICIOS QUE APORTAN LAS MASCOTAS

    1. BENEFICIOS FÍSICOS. TERAPIA ASISTIDA POR ANIMALES

    2. BENEFICIOS PSICOLÓGICOS

    3. BENEFICIOS SOCIALES

    SECCIÓN III

    PROBLEMAS NO INFECCIOSOS RELACIONADOS CON LAS MASCOTAS

    1. ALERGIA A LAS MASCOTAS

    1.1. CAUSAS DE LA ALERGIA A LAS MASCOTAS

    1.2. CLÍNICA DE LA ALERGIA A LAS MASCOTAS

    1.3. DIAGNÓSTICO DE LA ALERGIA A LAS MASCOTAS

    1.4. TRATAMIENTO DE LA ALERGIA A LAS MASCOTAS

    1.5. PREVENCIÓN

    2. LAS MORDEDURAS

    2.1. TIPOS DE MORDEDURAS SEGÚN EL ANIMAL:

    2.1.1. MORDEDURAS POR PERROS

    2.1.1.1. Características de la víctima:

    2.1.1.2. Características del perro agresor:

    2.1.1.3. Contexto en el que se produce la mordedura:

    2.1.2. MORDEDURAS POR GATOS

    2.1.3. MORDEDURAS POR NUEVOS ANIMALES DE COMPAÑÍA

    2.2. DIAGNÓSTICO DE LAS MORDEDURAS

    2.3. INDICACIONES DE CIRUGÍA Y DE INGRESO HOSPITALARIO

    2.4. TRATAMIENTO DE LAS MORDEDURAS

    2.5. PREVENCIÓN DE LAS MORDEDURAS

    SECCIÓN IV

    PROBLEMAS INFECCIOSOS RELACIONADOS CON LAS MASCOTAS

    ZOONOSIS: GENERALIDADES. TIPOS

    1. CONCEPTOS

    2. FACTORES FAVORECEDORES DE LAS ZOONOSIS

    3. VÍAS DE TRANSMISIÓN DE LAS ZOONOSIS

    4. CLASIFICACIÓN DE LAS ZOONOSIS

    5. PRINCIPALES ZOONOSIS PRODUCIDAS POR MASCOTAS

    SECCIÓN V

    PROBLEMAS INFECCIOSOS RELACIONADOS CON LAS MASCOTAS

    ZOONOSIS PARASITARIAS

    1. ZOONOSIS POR HONGOS

    1.1. Epidemiología

    1.2. Formas clínicas

    1.3. Diagnóstico

    1.4. Tratamiento

    1.5. Prevención

    2. ZOONOSIS POR ÁCAROS. SARNA SARCÓPTICA.

    2.1. Epidemiología de la sarna sarcóptica.

    2.2. Clínica de la sarna sarcóptica

    2.3. Diagnóstico de la sarna sarcóptica

    2.4. Tratamiento de la sarna sarcóptica

    2.5. Prevención de la sarna sarcóptica

    3. OTRAS PARASITACIONES POR ÁCAROS

    3.1. CHEYLETIELOSIS

    3.2. ESCABIOSIS FELINA O SARNA NOTOÉDRICA

    3.3. SARNA OTODÉCTICA

    3.4. SARNA DE LOS COBAYAS

    4. ZOONOSIS POR PARÁSITOS INTESTINALES

    4.1. TOXOCARIASIS

    4.1.2. Clínica

    4.1.3. Diagnóstico

    4.1.4. Tratamiento

    4.1.5. Prevención

    4.2. LARVA MIGRANS CUTÁNEA

    4.2.1. Epidemiología

    4.2.2. Clínica

    4.2.3. Diagnóstico

    4.2.4. Tratamiento

    4.2.5. Prevención

    4.3. DIROFILARIASIS

    4.3.1. Epidemiología

    4.3.2. Clínica

    4.3.3. Diagnóstico

    4.3.4. Tratamiento

    4.3.5. Prevención

    4.4. EQUINOCOCOSIS

    4.4.1. Epidemiología

    4.4.2. Clínica

    4.4.3. Diagnóstico

    4.4.4. Tratamiento

    4.4.5. Prevención

    4.5. DIPILIDIASIS

    4.5.1. Epidemiología

    4.5.2. Clínica

    4.5.3. Diagnóstico

    4.5.4. Tratamiento

    4.5.5. Prevención

    4.6. TOXOPLASMOSIS

    4.6.1. Epidemioogía

    4.6.2. Clínica

    4.6.3. Diagnóstico

    4.6.4. Tratamiento

    4.6.5. Prevención

    4.7. LEISHMANIASIS

    4.7.1. Epidemiología

    4.7.2. Formas clínicas de las Leishmaniasis

    4.7.3. Diagnóstico

    4.7.4. Tratamiento

    4.7.5. Prevención

    4.8. GIARDIASIS

    4.8.1. Epidemiología

    4.8.2. Clínica

    4.8.3. Diagnóstico

    4.8.4. Tratamiento

    4.8.5. Prevención

    SECCIÓN VI

    PROBLEMAS INFECCIOSOS RELACIONADOS CON LAS MASCOTAS

    ZOONOSIS NO PARASITARIAS

    1. INFECCIONES BACTERIANAS

    1.1. BRUCELOSIS

    1.1.1. Epidemiología

    1.1.2. Clínica

    1.1.3. Diagnóstico

    1.1.4. Tratamiento

    1.1.5. Prevención

    1.2. LEPTOSPIROSIS

    1.2.1. Epidemiología

    1.2.2. Clínica

    1.2.3. Diagnóstico

    1.2.4. Tratamiento

    1.2.5. Prevención

    1.3. INFECCIÓN POR CAMPYLOBACTER

    1.3.1. Epidemiología

    1.3.2. Clínica

    1.3.3. Diagnóstico

    1.3.4. Tratamiento

    1.3.5. Prevención

    1.4. INFECCIÓN POR SALMONELLAS

    1.4.1. Epidemiología

    1.4.2. Clínica

    1.4.3. Diagnóstico

    1.4.4. Tratamiento

    1.4.5. Prevención

    1.5. ENFERMEDAD POR ARAÑAZO DE GATO

    1.5.1. Epidemiología

    1.5.2. Clínica

    1.5.3. Diagnóstico

    1.5.4. Tratamiento

    1.5.5. Prevención

    1.6. PSITACOSIS

    1.6.1. Epidemiología

    1.6.2. Clínica

    1.6.3. Diagnóstico

    1.6.4. Tratamiento

    1.6.5. Prevención

    2. ENFERMEDADES ASOCIADAS A ARTRÓPODOS

    2.1. FIEBRE MACULOSA DE LAS MONTAÑAS ROCOSAS

    2.1.1. Epidemiología

    2.1.2. Clínica

    2.1.3. Diagnóstico

    2.1.4. Tratamiento

    2.1.5. Prevención

    2.2. FIEBRE EXANTEMÁTICA MEDITERRÁNEA

    2.2.1. Epidemiología

    2.2.2. Clínica

    2.2.3. Diagnóstico

    2.2.4. Tratamiento

    2.2.5. Prevención

    2.3. TULAREMIA

    2.3.1. Epidemiología

    2.3.2. Clínica

    2.3.3. Diagnóstico

    2.3.4. Tratamiento

    2.3.5. Prevención

    2.4. PESTE

    2.4.1. Epidemiología

    2.4.2. Clínica

    2.4.3. Diagnóstico

    2.4.4. Tratamiento

    2.4.5. Prevención

    2.5. LINGUATULOSIS

    2.5.1. Epidemiología

    2.5.2. Clínica

    2.5.3. Diagnóstico

    2.5.4. Tratamiento

    2.5.5. Prevención

    2.6. DERMATITIS POR ÁCAROS O ACAROSIS

    2.6.1. ÁCAROS DE PERROS Y GATOS

    2.6.1.1. CHEYLETIELOSIS

    2.6.1.2. NOTOEDRES CATI

    2.6.1.3. OTODECTES CYNOTIS

    2.6.1.4. NEOTROMBICULA AUTUMNALIS

    2.6.2. ÁCAROS DE LAS AVES

    2.6.2.1. DERMANYSSUS GALLINAE

    2.6.2.2. ORNITHONYSSUS SYLVIARUM

    2.6.3. ÁCAROS DE LOS ROEDORES

    2.6.3.1. ORNITHONYSSUS

    2.6.3.2. LIPONYSSOIDES SANGUINEUS

    2.6.3.3. TRIXACARUS CAVIAE

    2.6.4. ÁCAROS DE LOS REPTILES

    2.6.4.1. OPHIONYSSUS NATRICIS

    SECCIÓN VII

    PROBLEMAS INFECCIOSOS RELACIONADOS CON LAS MASCOTAS

    RABIA

    1. INTRODUCCIÓN

    2. EPIDEMIOLOGÍA

    3. CLÍNICA

    4. DIAGNÓSTICO

    5. TRATAMIENTO

    6. PREVENCIÓN

    SECCIÓN VIII

    PROBLEMAS INFECCIOSOS RELACIONADOS CON LAS MASCOTAS

    MASCOTAS Y PACIENTES INMUNOCOMPROMETIDOS

    1. INTRODUCCIÓN

    2. INMUNODEFICENCIAS. GENERALIDADES

    3. VALORACIÓN GENERAL DE LA INMUNODEFICIENCIA

    4. RECOMENDACIONES SEGÚN TIPO DE MASCOTA

    4.1. Elección de la mascota canina

    4.2. Elección de la mascota felina

    4.3. Consideraciones sobre los principales agentes con potencial zoonótico en perros

    4.4. Consideraciones sobre los principales agentes con potencial zoonótico en gatos

    4.5. Inmunizaciones

    4.6. Alimentación

    4.7. Otras mascotas y pacientes con inmunosupresión

    5. CONCLUSIONES

    Cuida a tu

    mascota,

    protege a tu

    hijo

    Laura Ruiz Derlinchán

    Licenciada en Veterinaria

    Beatriz Ruiz Derlinchán

    Especialista en Pediatría

    Doctora en Medicina y Cirugía

    Miguel Ángel Ruiz Jiménez

    Especialista en Pediatría

    Doctor en Medicina y Cirugía

    Catedrático de Enfermería (Universidad de Cádiz)

    Este libro está dedicado a todos los que de una forma u otra aman a los animales, reconocen el valor inmenso de la relación hombre y mascotas, la necesidad de cuidar y mejorar dicha relación no como meramente un medio de satisfacer nuestras necesidades, sino también como una forma de mejorar la vida de nuestros animales de compañía

    Los autores

    y

    A nuestras familias por su infinito amor y respeto a los animales.

    A Dana y Gila, que se fueron al infinito cielo desde donde nos miran y comprenden; a Nestlé, ¡que mirada la tuya!, a Ari, llegastes la última, pero te queremos como si siempre hubieses estado….., y, por supuesto, a Mou el observador de la familia

    La grandeza de una nación y su progreso moral puede ser juzgado por la forma en que sus animales son tratados

    Gandhi

    COLABORADORES

    Los autores quieren reconocer la colaboración de los siguientes autores en el desarrollo de algunos aspectos del presente libro:

    Dra. Begoña Merelo Ruiz, especialista en Medicina Interna, ha colaborado en la relación entre la salud cardiovascular y la tenencia de mascotas.

    Dr. José Antonio Meléndez González, Licenciado en Medicina y Cirugía, y

    Dr. José Meléndez Sánchez, especialista en Obstetricia y Ginecología, por su colaboración en los aspectos clínicos, diagnósticos, terapeúticos y preventivos de la toxoplasmosis.

    Agradecemos a los anteriores autores su valiosa colaboración, pues han contribuido al enriquecimiento de la presente obra

    PRÓLOGO

    Durante milenios hombre y animales han convivido en nuestro planeta. El hombre ha sido capaz de domesticar a numerosas especies animales. La domesticación ha tenido múltiples objetivos, laborales, económicos, deportivos, etc., pero también simplemente relacionados con aspectos psicológicos. Mascotas y hombres constituyen una simbiosis de índole tan diversa que sería muy difícil decir quién se beneficia más de dicha relación. Creemos que el hombre ha sido premiado con dicha relación. Ha habido escritores que han afirmado que hay dos tipos de personas, aquellas que tienen un perro, y aquellas que no lo tienen. Sin exagerar y, si bien errar es de humanos y perdonar de perros, creímos que era necesario plasmar en un texto todos los aspectos de la interrelación hombre y mascota. Como en toda relación, encontramos aspectos beneficiosos y otros que no lo son. Nosotros hemos pretendido hacer una recopilación actualizada de todos los anteriores aspectos, haciendo hincapié en los no beneficiosos, no por ser más frecuentes, sino porque creemos que si los reconocemos, los prevenimos y los tratamos correctamente, podremos establecer una más sana simbiosis con nuestras mascotas. Los niños por su curiosidad innata, son espectadores y partícipes de la interrelación con las mascotas, que inicialmente se muestra como nueva y maravillosa. Sin embargo, si bien se enriquecen de dicha relación, su inmadurez les hace ser receptivos de numerosos factores de riesgo al contactar e intimar con las mascotas. Daremos en el texto numerosas claves para que los posibles riesgos a los que se puedan enfrentar nuestros hijos al relacionarse con mascotas sean mínimos.

    Este texto va dirigido a todas aquellas personas, profesionales o no de la salud, que estén interesados en el variado mundo de las relaciones entre hombre y mascotas, especialmente de aquellos profesionales que cuidan de la salud de la población infantil, como enfermeras, médicos generales, pediatras y veterinarios, pues recogemos de una forma detallada y actualizada, todos aquellos problemas de carácter infeccioso y no infeccioso que pueden alterar el estado de salud de los niños que conviven con mascotas de diverso tipo. Igualmente, nos referiremos, en los primeros capítulos, a aquellos aspectos beneficiosos, amplios y cada vez más reconocidos, que aportan las mascotas tanto al niño sano como enfermo.

    LISTADO DE SIGLAS

    AAA: Actividades Asistidas con Animales

    ABLV: Lyssavirus del murciélago europeo

    Ac: anticuerpos

    AEPA: Asociación Española de Perros de Asistencia

    Ag: antígenos

    AgB: antígenos pasitarios

    APIR: aspiración percutánea por reaspiración

    BBL: sulfito de bismuto

    BHI: infusión cerebro corazón

    BSR: broad spectrum revolution

    CAE: conducto auditivo externo

    CAST: Cardiac Arrhythmia Supression Trial

    CDC: Centers for Disease Control and Prevention

    CID: coagulación intravascular diseminada

    CMH: complejo mayor de histocompatibilidad

    CML: coriomeningitis linfocitaria

    CNM: Centro Nacional de Microbiología

    CONAT: Coordinadora Nacional de Asociaciones de Animales de Asistencia y Terapia

    DAP: dermatitis alérgica por pulgas

    DEET: N, N-Dietil-meta-toluamida

    DHFR: dihidro-folato-reductasa

    DUVV: virus de Duvenhage

    EAG: enfermedad por arañazo de gato

    EBATRAG: Red de Enfermedades Bacterianas Transmitidas por Garrapatas

    EDO: enfermedades de declaración obligatoria

    EICM: enfermedad injerto contra huésped

    EMTM: Tobier modificado por Evans

    ELM: epiluminiscencia microscópica

    ELIFA: inmunofiltración ligado a enzimas

    ELISA: enzimo-inmunoanálisis

    EPP: equipo de protección personal

    EQ: enfermedad quística

    EVITAR: Red de Enfermedades Víricas Transmitidas por Artrópodos y Roedores

    FAO: Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura

    FAST: prueba de análisis por ensayos Falcón

    FEM: flujo espiratorio máximo

    FDA: Food and Drug Administration

    FEM: Fiebre Exantemática Mediterránea

    FMMR: Fiebre Maculosa de las Montañas Rocosas

    FOD: Fiebre de Origen Desconocido

    FOPG: Fundación del Perro Guía

    GABA: ácido λ-amino butírico

    GalNAC: N-acetil-galactosamina.

    G6PD: glucosa 6 fosfato-deshidrogenasa

    H2CLM: hookworn-related cutaneous larva migrans

    HDCV: human diploid cell vaccine

    HEPA: high efficiency particle arrestrano

    HHA: eje hipotálamo hipófisis adrenal

    IC: inmunocomprometidos

    IDMR: intradermorreacción de Montenegro

    IFA: inmunofluorescencia

    IFI: inmunofluorescencia indirecta

    IFN-γ: interferón gamma

    IgA: inmunoglobulina A

    IgE: inmunoglobulina E

    IgG: inmunoglobulina G

    IgM: inmunoglobulina M

    IGR: reguladores del crecimiento de insectos

    IGRH: gammaglobulina antirrábica humana

    IHA: hemaglutinación indirecta

    IHAIAO: International Human Animal Interaction Organization

    IL: interleucina

    IL 1β: interleucina 1-beta

    IMC: índice de masa corporal

    IWGE: International Working Group on Epizoonosis

    JAMA: Journal of the American Medical Association

    LA: líquido amniótico

    LBV: virus del murciélago de Lagos

    LCR: líquido cefalorraquídeo

    LMO: Larva Migrans Ocular

    LMV: Larva Migrans Visceral

    LPG: lipofosfatoglucano

    LV: Leishmaniosis Visceral

    MAC: mycobacterium avium complex

    MNA: neuroblastoma del ratón

    MOKV: virus de Mokola

    MROs: mitochondrion-related organelles

    NBT: nitroazul de tetrazolio

    NHANES: National Health and Nutrition Examination Survey

    NNN: Novy-Nicolle-McNeal

    OIE: Oficina Internacional de Epizootias

    OMS: Organización Mundial de la Salud

    ONEX: óxido nítrico en aire exhalado

    PCR: reacción en cadena de la polimerasa

    PHA: lectina fitohemaglutinina

    PKDL: Leishmaniosis Dérmica post Kala Azar

    KOH: hidróxido de potasio

    RCIU: retraso del crecimiento intrauterino

    RENAVE: Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica

    RIA: radioinmunoensayo

    RFLP: restriction fragment length polymorphism

    RM: resonancia magnética

    SAT: aglutinación sérica

    SARM: staphylococcus aureus resistente a la meticilina

    SEGO: Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia

    SEP: Sociedad Española de Psiquiatría

    SIDA: Síndrome De Inmunodeficiencia Adquirida

    SNC: sistema nervioso central

    SRO: solución de rehidratación oral

    SSF: suero salino fisiológico

    TAA: terapia asistida con animales

    TAC: tomografía axial computarizada

    TAAC: terapia asistida por animales de compañía

    TARGA: tratamiento antirretroviral de gran actividad

    TBD: test de broncodilatación

    Tc: linfocitos T citotóxicos o CD 8+

    TDM: terapia de mascotas

    TDAH: Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad

    TEA: terapia equina asistida

    TFA: terapia facilitada por animales

    Th: linfocitos T cooperadores o CD 4+

    TIBOLA: tick-borne lymphadenopathy

    TMP: trimetoprim-sulfametoxazol

    TNFα: factor de necrosis tumoral alfa

    TOS: trasplante de órgano sólido

    VHS: virus herpes simple

    VIF: virus de la inmunodeficiencia felina

    VIH: virus de la inmunodeficiencia humana

    VLFe: virus de la leucemia felina

    VPN: valor predictivo negativo

    VSR: virus sincitial respiratorio

    VSG: velocidad de sedimentación globular

    VVZ: virus varicela zoster

    UE: Unión Europea

    UCI: unidad de cuidados intensivos

    WOAH: World Organisation for Animal Health

    SECCIÓN I

    LA RELACIÓN HOMBRES Y MASCOTAS

    1. La domesticación animal

    2. Hombres y mascotas: una relación clave y necesaria. Bioética animal

    1. LA DOMESTICACIÓN ANIMAL

    "Los instintos naturales se pierden en estado doméstico"

    Charles Darwin (1809-1882)

    Cuándo y por qué el hombre domesticó al primer animal, es una pregunta difícil de contestar con exactitud. El manejo, la adecuación y la transformación de los animales por parte del hombre es un proceso más antiguo que el que tuvo lugar con las plantas, pese a que el objetivo fue básicamente el mismo: garantizar el alimento. Sabemos que, hace dos millones de años, nuestros ancestros, los Australopithecus aferensis, se vieron obligados a consumir carne debido a la escasez de alimentos de origen vegetal. Este cambio de dieta determinó un aumento del volumen de nuestro cerebro y de nuestra capacidad de razonamiento, conocido como encefalización. Nuestra relación con los animales cambió también entonces, y nuestro interés en ellos ya no fue sólo su consumo, además de la energía suplementaria que aportaban, se convirtieron en seres venerados, en protectores y en fieles compañeros. En los últimos 10.000 años, el número de especies domésticas que conviven con el hombre ha aumentado, hasta el punto de que actualmente es difícil definir qué es un animal doméstico.

    Si consideramos que la diferenciación del género Homo se remonta a hace dos millones de años, y que el primer animal reconocido como doméstico, el Canis familiaris, aparece entre el 14.000 y el 12.000 a.C, resulta evidente que hemos vivido la mayor parte de nuestra vida en la Tierra sin entablar ningún vínculo con los animales, a excepción del basado puramente en la caza. La domesticación es el proceso por el cual una especie animal puede reproducirse en condiciones creadas por el hombre; así pues, un animal doméstico sería aquel que puede cubrir su ciclo vital completo en estas condiciones. Esta definición es viable para todas las especies que tradicionalmente se consideran domésticas, aunque actualmente hay multitud de especies animales que hemos manipulado, hasta lograr que cubran su ciclo vital en un ambiente artificial y que, sin embargo, no podemos considerarlas como domésticas, como pueden ser los animales que podemos observar en los zoológicos. Por tanto, podríamos ampliar la definición de domesticación afirmando que los animales domésticos, además de vivir y reproducirse en condiciones impuestas por el hombre, son organismos que han sufrido una serie de transformaciones y que proporcionan algún beneficio al ser humano, al menos en comparación con los daños que le puede provocar.

    En la naturaleza es muy frecuente la interacción entre dos especies, derivándose de ello beneficios y perjuicios para una o ambas especies. Si la domesticación es una interacción entre el hombre y otra especie, el beneficio que recibimos de esa interrelación hace que la domesticación se pueda encuadrar entre la simbiosis, la depredación, el parasitismo y el comensalismo. En la domesticación, el hombre vive la parte positiva de la interacción; en contraste, no consideramos a un león o a una rata como formas domésticas, ya que nosotros no obtenemos beneficios evidentes al interactuar con ellos, así en la interrelación hombre-león, nosotros somos la presa dentro de una relación de depredación, mientras que, con respecto a la relación rata-hombre, la opción fluctuaría entre competencia o comensalismo, pues los animales obtienen muchos de los beneficios, y el ser humano casi siempre perjuicios. Sin duda alguna, la domesticación es una simbiosis, pues también los animales obtienen beneficios, tales como nuestros cuidados, alimentos, espacio, defensa contra otros animales, etc.

    Pero, ¿por qué no todos los animales se pueden domesticar? Para que domestiquemos a un animal, no solo basta nuestro interés en hacerlo, es necesario que el animal tenga unas características o requisitos, como por ejemplo: tener contacto frecuente con el hombre, un nivel de estrés (miedo) bajo, una baja agresividad o que ésta sea fácilmente modificable, tener una intensa vida social, gran capacidad para reconocer a un líder mediante el aprendizaje temprano o por instinto, poseer una alta flexibilidad alimentaria, conductual y ecológica, un tamaño fácil de manejar, unas necesidades territoriales bajas y, por último, una capacidad de aprendizaje elevada. Si aplicamos las anteriores características a los animales domésticos habituales, llegaremos a la conclusión que la mayoría de dichas características se pueden aplicar a ellos.

    Uno de los problemas a los que se enfrentan los investigadores es determinar si la convivencia de especies animales con el hombre implica, en todos los casos, un proceso de domesticación. Indudablemente no todos los animales que conviven con el hombre son domesticables. Algunas especies que viven con los humanos son consideradas adiestradas por su grado de familiaridad con el hombre; sin embargo, en tanto que el hombre no controla efectivamente su reproducción y sus habilidades preceptuales y de respuesta al estrés no son alteradas por el proceso de interacción con el hombre, no son consideradas domesticadas.

    El proceso de la domesticación de plantas y animales hace unos 12.000 años transformó significativamente la biosfera de la Tierra, afectando al tamaño de la población humana, así como a la propia evolución del hombre. La domesticación animal, incluida la del perro, se conoce por evidencias arqueológicas y son el resultado de las acciones tanto no deliberadas como intencionadas del hombre sobre ciertas especies animales. Aún no conocemos todos los aspectos de este proceso de domesticación, de forma que existen lagunas importantes respecto al momento, lugar y mecanismos evolutivos de la misma. Avances en genética evolutiva, así como disponer de restos de ADN antiguos, abre la esperanza para contestar a muchas de las anteriores dudas.

    Las circunstancias exactas de la domesticación han sido objeto de muchas especulaciones. Varias teorías se centran en el uso deliberado de lobos con fines prácticos como la caza, la vigilancia, o incluso como alimento. Sin embargo, es igualmente probable que la domesticación se produjera simplemente por accidente, por captura y cría de pequeños animales salvajes como mascotas. Algunos autores formularon la hipótesis de la Revolución de Espectro Amplio (Broad Spectrum Revolution hypothesis, BSR) que afirma que la domesticación de animales y vegetales comenzó en un período de carestía debida a condiciones climatológicas adversas, cuando los cazadores-recolectores tuvieron que ampliar su gama de fuentes de alimentos, incluyendo también alimentos menos atractivos. Por otro lado, la hipótesis de la Reactividad Emocional explica que la selección para un temperamento más doméstico y la reducción del miedo y de la agresividad explica el mayor éxito de los perros en las interacciones de cooperación y comunicación con los seres humanos en comparación con los lobos.

    Durante la domesticación los perros se volvieron menos agresivos y más tolerantes que los lobos no sólo hacia los hombres, sino también hacia sus congéneres. Recientemente, se ha sugerido la hipótesis de la Cooperación Canina, la cual refiere que, al contrario de otras hipótesis, los lobos se caracterizan por una alta atención social y tolerancia, siendo muy cooperativos. Estas características de los lobos probablemente constituían una buena base para la evolución de la domesticación. A diferencia de muchas otras hipótesis de domesticación, la teoría de la Cooperación Canina sugiere que los perros no fueron seleccionados por un aumento general de su atención social y tolerancia. Cuando se les proporciona socialización humana intensiva, los lobos aceptan a los seres humanos como interlocutores sociales y pueden utilizar la información de las personas como hacen los perros.

    Charles Robert Darwin en 1868 pensó que la domesticación fue originada por la intencionalidad del hombre, al capturar y cuidar cachorros de lobos. Investigaciones etnográficas confirman el mantenimiento de mascotas entre las poblaciones de cazadores-recolectores de nuestros ancestros. En la década de los 50 del siglo XX, el biólogo ruso Belyaev investigó con una población cautiva de zorros plateados los cambios comportamentales de estos cánidos tras el contacto humano deliberado. Demostró que la selección de aquellos animales más dóciles y, por tanto, menos agresivos, determinó también cambios fenotípicos en los mismos como por ejemplo orejas más caídas, rabos dirigidos hacia arriba, hocicos más cortos y cambios en la duración del tiempo de maduración de los animales.

    Durante el proceso de la domesticación, el hombre seleccionó inicialmente de forma inconsciente y, posteriormente de forma deliberada, una serie de rasgos de comportamiento de determinadas especies animales. Posiblemente como los actuales animales domésticos se vieron expuestos al proceso de la domesticación en períodos muy remotos, desconocemos cuando empezaron a cambiar su comportamiento, ni en que intensidad lo hicieron. Es posible que los cambios fenotípicos que aparecieron inicialmente fuesen muy variados e intensos en los primeros momentos, para después hacerse menos patentes. Muchos de los rasgos que adquirieron los animales domésticos son compartidos por muchas especies, tales como el ser caseros o el aumento de su capacidad reproductiva, pues muchos animales domesticados, a diferencia de sus ancestros salvajes, adquirieron capacidad de reproducirse en cualquier época del año y más de una vez durante dicho período, pues tenían mayor facilidad de adquirir alimentos en cualquier momento.

    Los primeros contactos entre el hombre y los animales salvajes, debió de producir un ajuste estresante muy intenso en esos animales que se enfrentaban a un nuevo entorno social. La aparición de mutaciones genéticas en genes reguladores del eje hipotálamo-hipófisis-adrenal (HHA), determinó sujetos cuya reacción estresante fuera menos intensa, lo que se reflejó en un comportamiento menos hostil o huidizo, circunstancia que el hombre aprovechó para iniciar su domesticación. Algunos biólogos evolucionistas piensan que una primera manifestación en la domesticación temprana fue mover la cola ante el contacto humano, para posteriormente buscar ese contacto mediante el lloriqueo, los gemidos, los lametones, la posición corporal o de las orejas, etc. Es decir, los primeros perros domesticados fueron capaces de leer las señales sociales humanas de interacción, lo que motivó un cambio notable en su comportamiento.

    Los cambios de comportamiento trajeron consigo también variaciones morfológicas en los animales domesticados, como cambios en el color de su pelaje, la configuración de sus orejas, el aspecto de sus colas, características de su aparato locomotor, de forma que sus patas se hicieron más cortas, la forma y tamaño de su hocico, más cortos, o la mandíbula superior y el cráneo, más ensanchados. Muchos de los cambios fenotípicos determinaron una mayor tasa de reproductividad en esas primeras especies dóciles y, sobre todo, el mantenimiento o retención de rasgos juveniles en la edad adulta o neotenia.

    La genética influye sobre el nivel de neotenia de los individuos. La neotenia se manifiesta tanto en la conducta como en el físico, como el acortamiento del hocico en los perros. La retención de rasgos juveniles hace que los animales sean más tratables y fáciles de manejar. Durante el proceso de domesticación, los perros han conservado muchos comportamientos propios de los lobeznos. Por ejemplo, éstos últimos ladran mucho, mientras que los lobos adultos rara vez lo hacen. Los perros domésticos ladran mucho. Los lobos tienen patrones de comportamiento instintivo muy arraigados, que determinan la dominancia o la sumisión en sus relaciones sociales. En los perros domésticos las pautas ancestrales de conducta social del lobo aparecen de modo fragmentario e incompleto. Las razas de perro que poseen una conducta social más similar al del lobo, son aquellas que se parecen físicamente más a su ancestro y, además, son menos proclives a la domesticación.

    Los animales domésticos presentan un período de socialización sensible más precoz que los animales salvajes, lo que puede relacionarse con la maduración de sus órganos sensitivos y su capacidad de explorar su entorno. Sin duda alguna, la maduración del sustrato neurofisiólogo de la respuesta al miedo o estrés hizo que la socialización del animal salvaje fuese más fácil.

    Pero, ¿cuáles fueron los genes que influyeron en la domesticación animal? Parece que básicamente fueron aquellos involucrados en la síntesis de los glucocorticoides. Estas hormonas están íntimamente relacionadas con el comportamiento social. Los animales domesticados presentan una menor respuesta en la producción de corticoides ante diversas situaciones como puede ser la exploración de su entorno y el temor que esto puede producir, o el contacto con humanos. De hecho las glándulas adrenales de animales domésticos son más pequeñas que las de los animales salvajes. Igualmente la domesticación también afecta a los neurotransmisores cerebrales como la serotonina, sustancias con un papel básico en la inhibición de la agresividad de los animales. Esto se confirma al analizar las diferentes actividades de las enzimas monoamino-oxidasa y triptófano-hidroxilasa. La primera de ellas implicada en la degradación de la serotonina y la segunda en su síntesis. En animales domesticados la actividad de la triptófano-hidroxilasa es mayor que en animales salvajes, lo que determina unos mayores niveles de serotonina en los domesticados.

    Un fenómeno que está siendo estudiado es el papel que la epigenética puede tener en la domesticación animal. Algunos autores piensan que la variabilidad de la expresión génica en los animales domesticados, como el perro, surgió fundamentalmente en el hipotálamo. Esta diversidad de expresividad genética se relaciona con la metilación de ciertas regiones promotoras del ADN animal y su silenciamiento, mientras que la hipometilación de otras zonas promotoras se relaciona con el incremento de la actividad transcripcional como, por ejemplo, ocurre con los genes reguladores del eje HHA. Igualmente la expresividad génica se relaciona con secuencias no codificantes del ADN de las que ya se conocen algunas.

    Vigne, en 2011, ha propuesto un modelo de varias etapas que podría explicar lo que se conoce como el Síndrome de Domesticación, y que este autor cree es común en todas las especies animales domesticadas. El modelo de Vigne se basa en la creciente intensificación de la relación hombre y animal. Esta relación osciló entre la autodomesticación o comensalismo hasta la domesticación propiamente dicha, pasando por el control de los animales en cautividad y la crianza extensiva de los mismos. A continuación vamos a resumir estas etapas comunes de la domesticación animal.

    Una primera etapa podría denominarse como comensalismo o autodomesticación, que es la que se encuentra más implicada en los animales domésticos más cercanos, como los perros. En la misma, los animales salvajes se acercan a los nichos humanos atraídos por los restos de comida que éstos dejan. Es decir, los animales se aproximan al hombre sin que exista una intencionalidad por parte de éstos. A estas poblaciones de animales se les denominó sinántropas y estaban constituidas por individuos más dóciles y menos agresivos. La disponibilidad permanente de residuos alimenticios aceleró la domesticación. El establecimiento de asentamientos permanentes en el Neolítico podría haber creado las condiciones ambientales adecuadas para la selección de animales mansos, característica que pudo mantenerse durante muchas generaciones, lo que estableció la base para la domesticación. El paso de una población sinantrópica a una domesticada sólo pudo tener lugar después de que los animales progresaron desde la antropofilia a la habituación, al comensalismo y la asociación, momento en el que el establecimiento de una relación recíproca entre animales y humanos habría sentado las bases para la domesticación, incluyendo el cautiverio y la reproducción controlada.

    La segunda etapa es la domesticación de presas de caza. En ella existe intencionalidad humana, pues se intenta aumentar la eficiencia en la gestión de los recursos alimenticios aumentando la disponibilidad de grandes y medianos herbívoros, de forma que la domesticación fue un resultado añadido a esa intencionalidad. La selección de rasgos, como la docilidad, permitió un control más completo sobre la dieta y la reproducción animal. Esta fase estaba relacionada con comunidades agrícolas. Este período produjo cambios importantes como la disminución del tamaño de los animales, la disminución de la edad de procreación, así como la eliminación de los animales más grandes y agresivos, así como la diversificación secundaria para desarrollar cualidades diferentes respecto a la obtención de carne, leche, capacidad de tracción, etc.

    La siguiente etapa de la domesticación, según Vigne, fue el de domesticación intencional o domesticación social. La domesticación se produjo mediante la selección activa de las crías más dóciles. Esta fase la relacionó Vigne con especies animales como son los caballos, los burros, los dromedarios y los camellos.

    La domesticación no solo se hizo efectiva por factores favorecedores en los animales, también hay factores dependientes del hombre. Entre éstos últimos, destaca el nivel cultural. La domesticación de un animal sólo pudo efectuarse cuando el hombre había evolucionado lo suficiente en su capacidad de observación, raciocinio y aprendizaje, como para comprender que cada especie posee necesidades propias y que sobrevivirán largo tiempo a su lado aquellas cuyas necesidades estaban mejor cubiertas. De igual modo, el hombre debió poseer la capacidad de entender que si un animal era lo bastante valioso como para tenerlo a su lado, es decir domesticarlo, debía proporcionarle unas condiciones de vida semejantes a las que gozaba cuando vivía en libertad.

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    2. HUMANOS Y MASCOTAS: UNA RELACIÓN CLAVE Y NECESARIA. BIOÉTICA ANIMAL

    Nadie aprecia tanto lo especial que es tu conversación como lo hace tu perro

    Christopher Morley (1890-1957)

    La adquisición de mascotas ha aumentado considerablemente en los últimos años, al igual que la cultura y sensibilidad hacia las mismas. Se calcula que unos 70 millones de hogares europeos tienen un animal de compañía. En España el 49,3% de los hogares tienen al menos una mascota. De forma global se calcula que en nuestro país hay alrededor de 20 millones de mascotas, entre las que destacan los 5,5 millones de perros, los 4 millones de gatos, los 7 millones de pájaros, los 4,5 millones de peces, sin incluir los llamados animales exóticos como pequeños mamíferos y reptiles como lagartos e iguanas, que incluirían otros 2 millones de animales (Figura 1). El gasto medio anual por familia en el cuidado de sus mascotas puede superar los 1.500 euros. Por término medio, un perro puede consumir al mes unos 40 euros en comida, mientras que las vacunas pueden costar unos 300 euros. Todo esto sin incluir caprichos y regalos, que en 2006 se cifraron en 166 millones de euros. Asimismo, la industria farmaceútica veterinaria para mascotas es un sector en auge. El mercado español de medicamentos veterinarios, excluyendo piensos y aditivos alimentarios, factura unos 400 millones anuales, de los cuales un tercio corresponde al subsector de las mascotas.

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    Figura 1. El 49,3% de los hogares españoles hay un animal doméstico. Los más frecuentes son los pájaros (7 millones), seguidos de los perros (5,5 millones) y gatos (4 millones). Pequeños mamíferos y reptiles completan la estadística con unos 2 millones de mascotas exóticas. Elaboración propia.

    El negocio alrededor de las mascotas goza de buena salud. Generó 2.200 millones de euros en 2014 en España. Ha crecido un 3% de media durante la crisis económica, aunque antes lo hacía al 7%. Sin embargo, y a pesar de estas cifras, el gasto que generó apenas es un tercio del mercado francés, alemán o británico. La entrada de animales en los hogares españoles engorda la factura de su alimentación: 1.010 millones en 2014, de los que 896 millones procedieron de comida de perros y gatos. La especialización de la alimentación animal no es el único cambio. Los hiper y supermercados han lanzado marcas blancas para competir con precios bajos en un sector muy competitivo y expansivo. La alimentación para perros y gatos ha crecido por encima de la media de los productos de gran consumo familiar vendidos en hiper y supermercados. En la actualidad este tipo de productos es uno de los quince primeros vendidos en las grandes superficies comerciales.

    La industria española de sanidad y nutrición animal está en crecimiento sostenido. Los últimos datos de la Asociación Empresarial Española de la Industria de Sanidad y Nutrición Animal (Veterindustria), confirman que en el 2006 este sector facturó un total de 920 millones de euros. De esta cifra, 754 millones correspondieron a las ventas en el mercado nacional, mientras que el resto responde a las exportaciones. Según estos datos, España se sitúa en el cuarto lugar en Europa y el séptimo en el mundo en cuanto a las ventas de estos productos de alimento animal. En el apartado de especies, los segmentos de porcino, vacuno, perros y gatos concentraron el 84% del total de ventas. Respecto al empleo en el sector, la cifra asciende a los 3.300 empleos directos y más de 10.000 indirectos.

    En España hay aproximadamente 6.000 comercios especializados en animales de compañías, 5.000 centros veterinarios dedicados a esta especialidad y unos 9.500 facultativos dedicados al cuidado profesional de las mascotas.

    A pesar del elevado índice de animales abandonados cada año en España, unos 200.000 aproximadamente, el 80% de los españoles ve positivo la convivencia con un animal de compañía y considera que su presencia en el hogar es fuente de bienestar personal y familiar. Encuestas recientes señalan que casi el 80% de los propietarios de perros confiesa que al menos besa a su mascota una vez al día y 8 de cada 10 niños aseguran que prefieren jugar con su gato o con su perro antes que con videojuegos. El 63% de los propietarios le dice cosas a su perro que no comparte con nadie más. El 90% llega a afirmar que si todos le abandonasen, su perro seguiría a su lado. El 80% asegura que su perro es un motivo para levantarse cada mañana.

    Indudablemente el vínculo entre humanos y animales domésticos ha evolucionado de tal forma que actualmente las mascotas satisfacen las necesidades psicológicas humanas, por lo que el término animal de compañía sería en la actualidad más apropiado que el de doméstico o mascota. La interacción humana-mascota debe considerarse como un verdadero vínculo, pues esa relación es de tipo afectiva y duradera y no intercambiable con otro animal. Podemos asegurar que la domesticación depende, en cierta manera, en que la especie domesticada pueda prescindir de los vínculos sociales de su especie.

    La necesaria interrelación entre el hombre y el animal doméstico se basa en el vínculo que se establece entre ambos. Si bien el significado de una mascota para su dueño se ve influenciada por aspectos como la edad y el sexo del dueño, así como su experiencia anterior de interacción con otros animales y sus expectativas respecto al animal, indudablemente la relación es propia y, en cierto modo, insustituible. Por ejemplo, los niños pequeños asocian a su mascota al juego, mientras que para un adolescente probablemente su mascota sea su compañero, alguien que le protege y que sirve como mediador en su vida social. Sin embargo, las relaciones entre hombres y animales no son sencillas, han ido cambiando a lo largo de la historia, de forma que hoy contemplamos esa relación con una perspectiva muy diferente a la de hace unas décadas.

    Frecuentemente hablamos de la relación entre hombre y animales. Ciertamente la conjunción y puede interpretarse de diferente forma, lo que también expresa relaciones variadas. Por una parte, puede significar la convivencia conjunta en la Tierra de hombres y animales. De otro lado, el y también puede ser pensado de forma más específica, es decir, que los animales y nosotros convivimos. Esto puede verse de dos formas, o que los animales domésticos viven en la sociedad humana como animales útiles, es decir con una finalidad utilitaria, o bien, que algunos hombres conviven con determinados animales. Los animales están en la sociedad como compañeros o como simples medios útiles para conseguir unos objetivos beneficiosos para su amo. Tanto en una situación u otra, estos animales precisarán de cuidados y siempre se podrán contemplar beneficiosos recíprocos.

    Las relaciones entre animales y seres humanos han sido a lo largo de la historia muy heterogéneas. Inicialmente los animales fueron contemplados como medios para mejorar el trabajo, como fuente alimentaria, entretenimiento, defensa o ataque, pero también se han usado como símbolo o instrumento sagrado objeto de culto y veneración, como el gato por ejemplo en el antiguo Egipto. Por último, los animales se usan como modelos de investigación conductual y biomédico, así como guía para personas discapacitadas o simplemente como fuente de afecto para sus dueños.

    Reconocemos la relación humano-animal desde tiempos muy remotos, pero el estudio científico de dicha relación no ha hecho más que comenzar, al menos la comprensión de los mecanismos que explican los beneficios que dicha relación reporta en los hombres. Inicialmente los estudios se centraron en las posibles enfermedades que los animales de compañía podían transmitir a sus dueños, especialmente en ambientes urbanos. Posteriormente se comenzó a considerar los beneficios que la relación humano-animal reportaba en los hombres que padecían ciertas enfermedades, e incluso los beneficios que aportaban a las personas sanas. A raíz de esta nueva perspectiva, comenzaron a clarificarse los mecanismos mediante los cuales la interrelación entre hombres y animales producía beneficios en el hombre.

    La domesticación se inició con el objetivo de una simbiosis o beneficio mutuo entre los hombres y las especies domesticadas. La explotación de especies animales domesticadas dirigió la interacción entre hombre y animal a una perspectiva más utilitaria, de forma que el hombre recibía la mayoría de los beneficios de esa relación. Ahora bien, numerosos restos arqueológicos no indican que la relación hombre-animal siempre fue utilitaria, sino que también fueron afectivas desde el inicio de los tiempos.

    La sociedad moderna cuestiona cada vez más el carácter utilitario de la relación hombre-animal, de forma que se ha comenzado a atribuir a los animales características y valores humanos, de ahí que la defensa de los derechos de los animales, en general, es un hecho consolidado en los países occidentales. Esta nueva visión de la relación humano-animal cuestiona el papel de los animales como instrumento de trabajo, investigación o entretenimiento. La valoración ética de la relación humano-animal es motivo de encendidos debates en la sociedad moderna.

    La domesticación determinó cambios tanto en el hombre como en los animales. Inicialmente el hombre como cazador, centra su interés en matar y comerse a los animales. Posteriormente como domesticados, su interés cambia, ahora le interesa el animal vivo, ayudarle a reproducirse y seleccionar aquellos individuos cuyas características sean las más apropiadas para mantener esa nueva relación humano-animal de domesticación. Esta relación humano-animal transformó socialmente al hombre, pues pudo crear nichos humanos más asentados al tener una capacidad de producción alimentaria más eficiente.

    Una vez que el hombre es capaz de domesticar a los animales, la aparición de castas en las sociedades humanas y, por tanto, la estratificación de dichas sociedades, hizo que muchos de los animales domésticos fuesen usados como símbolos de poder y estatus social. Este nuevo aspecto en la relación humano-animal determinó que los animales cumplieran también un rol de entretenimiento e incluso religioso. El uso simbólico de identificación social con ciertos animales o con ciertas características de los mismos se hizo cada vez más frecuente.

    Actualmente, las relaciones entre hombres y animales son muy complejas, aunque éstos últimos siguen cumpliendo básicamente un papel utilitario en la vida de los humanos. En este sentido, señalemos el importante papel que la industria alimentaria cumple en nuestra vida. La alimentación basada en el consumo de carne y su forma de producción, lleva cada año a la muerte a 60.000 millones de animales. Puesto que la población del mundo va en aumento, esta cifra no hará más que crecer en los próximos años. Según fuentes de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), cada segundo mueren en el mundo aproximadamente 2.000 animales, 345 millones al día aproximadamente. Cambios legislativos de muchos países desarrollados han mejorado las condiciones de vida y sacrificio más acordes con una visión humanista de la relación utilitaria entre hombres y animales. Sin embargo, si bien surgen numerosas voces que luchan contra el uso biomédico de los animales en la investigación, no aparecen con tanta fuerza oposiciones a las condiciones en las que viven los animales que van a ser fruto de sacrificio para el posterior consumo humano. Estos hechos han derivado también en que algunos afirmen que a las mascotas se les cuide mejor y tengan más beneficios que muchos humanos, señalando las cada vez más numerosas tiendas donde se venden no solo artículos básicos para las mascotas, sino también artículos de lujo como joyas, servicios estéticos e incluso funerarios especiales. Creemos que estos contrastes son consecuencia de las complejas relaciones entre hombres y animales, además de la propia evolución de dichas relaciones.

    La presencia cada vez más numerosa de personas que tienen mascotas en sus casas ha cambiado algunos aspectos de las relaciones entre hombres y animales, de forma que aparece una relación que se transforma en un verdadero vínculo, entendiendo por este término a una interacción afectiva especial y duradera con un sujeto único, no intercambiable con otro. Esta interacción implica la cercanía con el animal concreto y, sobre todo, el reconocimiento del valor del animal por parte del hombre. Este vínculo implica que el animal frecuentemente rompa en mayor o menor grado, depende de la especie considerada, sus vínculos sociales con su especie ancestral salvaje. Los perros son capaces de crear un fuerte vínculo afectivo con el hombre, semejante o en ocasiones mayor que con sus

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