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La emoción de leer. Leer las emociones. Lectura para el desarrollo personal en jóvenes y adolescentes
La emoción de leer. Leer las emociones. Lectura para el desarrollo personal en jóvenes y adolescentes
La emoción de leer. Leer las emociones. Lectura para el desarrollo personal en jóvenes y adolescentes
Libro electrónico282 páginas3 horas

La emoción de leer. Leer las emociones. Lectura para el desarrollo personal en jóvenes y adolescentes

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Información de este libro electrónico

Sentiremos la esperanza, el honor, el amor, la culpa, la infidelidad, la ira, la indignación, el placer, la amistad...
Y todo, ¿para qué?
Para disfrutar al máximo de los libros y, al tiempo, conocer mejor nuestras emociones, pues ese autoconocimiento nos conducirá al bienestar emocional.

"Paulo Cosín nos ofrece un libro de una claridad encomiable en un tema que es fundamental. Su propuesta podría llamarse 'la lectura apasionada': intensa, vehemente, vital, de entrega a las tribulaciones y triunfos de los personajes para experimentarlo todo con ellos. Esta 'lectura apasionada' expande nuestra interioridad y, por consiguiente, nuestra capacidad compasiva. Pero, como explica muy bien el autor, esta pasión, ciega en sí misma, debe encaminarse mediante el diálogo reflexivo".
Esteban Laso. Psicólogo experto en terapia emocional
Instituto Zapopán. Guadalajara. México

Damos la bienvenida al maravilloso mundo
de la lectura apasionada.
¡Pasen y lean!
Y, sobre todo, EMOCIÓNENSE.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento1 feb 2023
ISBN9788419287267

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    La emoción de leer. Leer las emociones. Lectura para el desarrollo personal en jóvenes y adolescentes - Paulo Cosín Fernández

    portadaTítulo del libro

    En Ediciones Morata estamos comprometidos con la innovación y tenemos el compromiso de ofrecer cada vez mayor número de títulos de nuestro catálogo en formato digital.

    Consideramos fundamental ofrecerle un producto de calidad y que su experiencia de lectura sea agradable así como que el proceso de compra sea sencillo.

    Una vez pulse al enlace que acompaña este correo, podrá descargar el libro en todos los dispositivos que desee, imprimirlo y usarlo sin ningún tipo de limitación. Confiamos en que de esta manera disfrutará del contenido tanto como nosotros durante su preparación.

    Por eso le pedimos que sea responsable, somos una editorial independiente que lleva desde 1920 en el sector y busca poder continuar su tarea en un futuro. Para ello dependemos de que gente como usted respete nuestros contenidos y haga un buen uso de los mismos.

    Bienvenido a nuestro universo digital, ¡ayúdenos a construirlo juntos!

    Si quiere hacernos alguna sugerencia o comentario, estaremos encantados de atenderle en comercial@edmorata.es

    A Carmen, que liberó mis emociones y que ahora caminan junto a las tuyas.

    A Patricia y a Jorge que estoy seguro que encontrarán cada vez más la sensibilidad para apreciar su brújula emocional que les orientará en el mejor rumbo a sus vidas.

    A Javier y a Darío para que desvelen la complejidad de su mundo emocional.

    A mis ahijados Diego, Guillermo y Mónica, y a todas mis sobrinas y sobrinos, para que se atrevan a emocionarse con compromiso, con amor, con respeto, con reciprocidad, y con una excelente vida sexual y afectiva plena.

    A mis hermanos y hermanas, porque sois la mejor familia que uno podría elegir.

    Y a todos los jóvenes, que se encuentran en un mundo que confunde placer y felicidad, identidad y diferenciación, que no admite el sufrimiento, con un doblepiensa mediático cada vez más frecuente, os espera en los libros la esperanza, el amor, la culpa, la infidelidad, la ira, el honor, la venganza... atreveos, es emocionante.

    Hace justo un año nació mi otro libro Para qué leer, todas las personas que me apoyaron entonces, Carmen, Ana, Maica, Manuel, Sofía, Luis, Sagrario, Miguel, Mary, enseguida me empezaron a preguntar por el siguiente libro. Gracias a ellos descubrí que mi tarea no había llegado a su fin, y yo sabía que La emoción de leer llevaba tiempo gestándose, incluso antes que Para qué leer.

    Recibí entonces el libro prometido sobre la psicología de las emociones de Esteban Laso y Alfredo Canevaro Terapia Experiencial Profunda, un poco antes el de Raúl Medina, Del amor indignado al diálogo crítico, y en un periodo muy breve publiqué, en Morata también, el de Carmen Campo y Marta Ramo, Terapia de pareja e infidelidad, el que compilan Roberto Pereira y Juan Luis Linares Caminos de Terapia Familiar, con capítulos que abordan duelo, adicciones, depresión, pareja, trastornos de alimentación, etc. Agradezco especialmente a Roberto Pereira por ser el impulsor de todas estas publicaciones y a todos estos autores sus contribuciones y la confianza en esta editorial. A Javier Urra, fiel promotor de esta editorial, gracias por tu apoyo continuo, buena muestra fue tu emotivo prólogo de mi primer libro. Mucho de lo aprendido con ellos, y con Jurjo Torres, José Gimeno, Julia Varela, Fernando Álvarez-Uría y todos los que forman parte del catálogo de Morata que con sus conversaciones y con sus libros ha tomado forma en La emoción de leer, para que llegue a un público más amplio que el del psicólogo profesional. Porque quizás, solo quizás, si consiguiéramos que los jóvenes descubrieran su mundo emocional a través de la lectura, frenaríamos el crecimiento de la demanda terapéutica, o el trabajo terapéutico sería más sencillo.

    Quiero hacer una mención especial a Jordi Sierra i Fabra por su conexión y por su total apoyo y disposición, no solo con este libro sino con todo lo que hace en favor de la lectura a los jóvenes. Yo jamás pensé que fuera escribir un libro, menos dos y ahora veo que además es con un prólogo Jordi, algo que jamás pude imaginar. Sara Moreno cuya vocación e implicación con el fomento de lectura en el público juvenil impulsa el Salón del Libro Infantil y Juvenil de Madrid fue convincente con Jordi, gracias también por contagiarme tu pasión.

    Estoy muy agradecido a los medios de comunicación, su acogida cálida y entusiasta que me hicieron con la publicación de Para qué leer me hizo ver que no era una locura. Gracias a David Felipe Arranz, Pepa Fernández (RNE), Laura Barrachina (Ojo Crítico), Juan Diego Guerrero (Onda Cero), Cristina Moreno (Radio3), Cristina Hermoso de Mendoza (La estación azul), Sonia Martín (Creciendo en sintonía), M. Angel Russ (Sexto Continente), Jorge Raedó (Conversaciones Anidar), Castillos en el aire, ABC, El País, Publishers Weekly, Revista Magisterio, CLIJ, Innovamos, Educación 3.0, etc.

    Para qué leer es un libro para educadores, familias y profesorado, y resultó una gran sorpresa el apoyo de los colegas del sector y mis amigos editores, como Javier Jiménez, Manuel Gómez Moreno, Javier López Yañez, Alberto Vicent, Antonio María de Ávila, Carmen Cuartero, una larga lista con los que trabajo en la Asociación de Editores de Madrid, en la Federación de Gremios de Editores de España, en la Comisión de la Feria del Libro de Madrid, en la Comisión de Pequeñas Editoriales, de todos recibí el empuje y el ánimo tan necesarios para superar el esfuerzo que ha supuesto La emoción de leer. Gracias a Pedro Valverde y a Antonio Castillo que me insistieron en la importancia del cómic y manga. Gracias a las editoras (Rosa Fragua) y editores (Jorge García) que me aconsejaron libros juveniles, gracias a sus autoras como Carolina Casado cuyo acorde menor fue de gran inspiración. Gracias a Pilar Eusamio por su acogida en Librería Antonio Machado, Patricia por la permanente disposición de Librería Taiga y gracias a todas las librerías y distribuidores que han mantenido y mantienen vivo el catálogo de Morata. Lo conseguiremos, ¡cada día está más cerca el Pacto Social por la Lectura!

    Por último quiero transmitir un agradecimiento especial a todos los educadores, profesores, profesoras, trabajadores sociales, padres y madres, todos los que estáis con jóvenes diariamente, este libro pretende ser una herramienta más, con la ilusión de que os resulte de ayuda para que juntos disfrutéis al máximo de las lecturas y, al tiempo, conozcáis mejor vuestras emociones y así alcancéis el bienestar de una relación completa y satisfactoria de amor y respeto.

    Prólogo

    Introducción

    Para qué leer.—Un punto de partida: Atreverse a sentir a los personajes.—El iceberg emocional.—Por qué la lectura como base de la educación emocional en la escuela.—¿Por qué esto es importante en la adolescencia?—El grupo, la identidad y la diferenciación del adolescente.—La intensidad y la profundidad de las emociones.

    Capítulo 1. La emoción de amar

    La emoción del primer beso.—El amor es el tema rey de las canciones, los poemas y la literatura.—El amor en la Grecia antigua.—Enamorarse: una parte integral de la experiencia adolescente.—De la emoción de la poesía a la de la literatura.—Una novela juvenil de amor.—Amar es bueno.—¿Qué es amar para los jóvenes?—La atracción: ¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo?—El enamoramiento. ¿Por qué nos enamoramos y de quién nos enamoramos?—Más allá del enamoramiento.—La obstinación en la relación.—Del enamoramiento al amor.—Los conflictos en la relación de amor: La Convivencia, la Comunicación y la Definición de la relación. Desajustes en la organización de la convivencia. Diferencias en la comunicación y en la resolución de los conflictos. Desacuerdos básicos respecto a la definición de la relación.—La dimensión social del amor: el síntoma patriarcal.—La infidelidad. Tipos de infidelidad. Consecuencias de la infidelidad.

    Capítulo 2. El terror, el misterio y el crimen

    Capítulo 3. El club de lectura de la Esperanza

    El mito de la caja de Pandora.—El deseo de vivir: ¡Viven!—¿Basta la esperanza?—Los nutrientes de la esperanza: capacidad de compromiso y los recursos disponibles.—Cuando la esperanza es el final.

    Capítulo 4. La sensibilidad humana

    ¿Sensibilidad o insensibilidad? Esa es la cuestión.—Xenofobia, racismo y exclusión.—La violencia: el extremo de la humillación y el arma de reacción.—La acción de compromiso frente a la reacción violenta.—¿Hasta dónde llega la amistad?

    Capítulo 5. Emociones y salud mental

    Se fueron antes de tiempo.—Un acorde menor.—Campos de fresas.

    Capítulo 6. 1984 y Un mundo feliz: las emociones, la esencia de la humanidad

    1984. La celda 101. ¿Qué pretendía Orwell? ¿Qué impacto causó 1984? Emociones y lenguaje.—Un mundo feliz.Una educación especializada para la élite de mayor responsabilidad. Un mundo de relaciones promiscuas, placenteras, sin emociones. El soma, una droga siempre al alcance. De juventud perfecta hasta la muerte. Condicionamiento ante la muerte. La vida íntima, la diversión y la libertad.Noticia del diario El Clarín de enero de 2019. Noticia del diario El Mundo de diciembre de 2021.

    Capítulo 7. Tomarse el humor en serio

    Cuestión de actitud.—El humor en la psicología.—Los recursos literarios del humor.—Humor y salud.—Superhumor.—Quino y Mafalda: Cuando el humor forma parte indisoluble de la crítica social.

    Capítulo 8. La emoción del cómic

    ¿Son lectores los lectores de cómic?—El cómic, el manga y el tebeo por fin se suben al podio.—Tokio Revengers.—Kimetsu no Yaiba (Guardianes de la noche), escrita e ilustrada por Koyoharu Gotouge.—Atelier of Witch Hat. La novela gráfica.—Cómo utilizar el cómic. Interpretar la expresión facial.

    Epílogo

    Obras comentadas en La emoción de leer

    Bibliografía

    Reseñas

    Escribir el prólogo de un libro suele ser una de las tareas más complicadas para cualquier persona, se maneje bien con las palabras o no. Resumir el espíritu de una obra en apenas dos cuartillas, es un trabajo arduo que requiere algo más que la percepción del libro en sí. De una novela, se puede valorar la historia, el lenguaje, los personajes. De un libro que habla de sentimientos, emociones, de leer y de saber apreciar la vida a través de la palabra escrita, lo que se valora son muchas otras cosas. Por eso, en un caso así, lo que uno hace es recordar su propia experiencia, cómo se hizo lector siendo niño, y lo que le cambió la vida leer. Muchos conocen mi frase: Leer me salvó la vida. Escribir le dio un sentido. Ahí se puede resumir todo.

    Por lo tanto, en gran medida, muchas de las partes de este libro las he experimentado yo, especialmente en la niñez y la adolescencia. También los razonamientos perfectamente estructurados. Cuando uno nace en lo peor de una represiva dictadura, en una familia humilde, y encima es tartamudo, parece que su destino esté sellado. Si a los 8 años va y suelta que quiere ser escritor, lo normal, como hizo mi padre, es que te digan que estás loco, que nadie vive de escribir, que no es un trabajo y que te morirás de hambre. La lucha que sigue a esto, la lucha que tuve que emprender yo, fue titánica. ¿Pero qué es lo que me salvó, qué me hizo resistir contra viento y marea? Por supuesto la cultura que hice leyendo. Una cultura única, universal, una cultura que no se aprende en la escuela, donde memorizabas textos y aspirabas a pasar el curso para luego olvidarte de todo.

    Cuando uno habla de cultura en la niñez o la adolescencia, todavía se piensa en la lectura de los clásicos. Yo odiaba El Quijote. Era la lectura de cada año. Salvo eso, no había mucho más. ¿Entonces, qué leía aquel niño en los años 50? Pues mucho de lo que se habla en este libro: tebeos (hoy lo llaman cómics), sobre todo tebeos. Aprendí a amar la ciencia ficción con Flash Gordon. Aprendí a degustar los misterios policiacos con Rip Kirby. Fui feliz con las aventuras de El capitán Trueno. Cada semana leía hasta la última coma del Pulgarcito. Mis héroes eran los dibujantes de esas historietas, a los que un día llegué a conocer emocionado. Por eso hoy defiendo que se lean cómics en las escuelas. Porque son una puerta no solo a la imagen, sino a la sensibilidad tanto del arte de la ilustración como de la narración. De niño tenía que alquilar novelas baratas en una librería de segunda mano que había en mi calle. Aquel lugar para mí era el palacio de mis sueños. Lo malo es que alquilar a Julio Verne o a Salgari costaba tres pesetas y yo solo tenía cincuenta céntimos que ganaba vendiendo los periódicos del día anterior o, a veces, el pan seco, que me daban los vecinos. Así que leía novelas baratas, del oeste, de gánsteres. Lo que más entiendo hoy es que para saborear un buen pastel, también has de haber comido mierda. Sin comparación, no hay diferencias. Es el eterno equilibrio de lo bueno y lo malo, o lo que creemos que es bueno y lo que creemos que es malo (no siempre se acierta, y más en el arte). Con 12 o 13 años descubrí el Tarzan de Edgar Rice Burroughs, mi primer maestro. Leí a Enid Blyton y mi primer héroe fue el personaje de Guillermo Brown, escrito por Richmal Crompton. Guillermo era el niño que todos queríamos ser y no nos dejaban. Llegué a Verne con 14 o 15 años. No fue hasta dejar la escuela a los 16, cuando asumí el reto final de aproximarme a Steinbeck, Dostoievsky o Hemingway. A los 17 o 18 años leí finalmente el libro que me cambió la vida y me hizo enfrentarme a mi mismo en el espejo de la realidad para saber no solo quién era yo, sino cómo iba a conseguir mi sueño de ser escritor: El manantial, de Ayn Rand.

    De todo esto y más se habla, de otra forma, en este libro. Lo que he contado no es solo el devenir de un niño nacido en 1947. Es la historia de una resiliencia a través de las emociones. Y las emociones, en mi caso, siguen proviniendo de lo que leo, por más que también sea un cinéfilo y durante años estuviera en el mundo del rock. Cuando leemos, empleamos lo cinco sentidos, y esto es algo que no se da en otro campo artístico. Vemos un cuadro con los ojos. Vemos y oímos una película con ojos y oídos. Pero únicamente cuando leemos los empleamos todos, porque al leer oímos las voces de los personajes en nuestra cabeza, recordamos el tacto de la persona a la que queremos al percibir cómo él o ella en el libro acaricia al otro, sentimos el sabor de nuestros propios besos en la boca, e incluso olemos cuando el escritor nos habla de una fragancia. Leer evoca lo que hemos aprendido de la vida y nos prepara para lo que vendrá. Leer complementa todos estos estímulos, los hace florecer y crecer. Y es en la infancia cuando esto ha de potenciarse y hacerse real, natural y normal en la existencia de las personas. Y es en la adolescencia cuando descubrimos quiénes somos a través de lo que sentimos. Y es en la primera juventud cuando, finalmente, nos miramos al espejo y tomamos un camino. Sin sensibilidad, sin emociones, eso no es que no sea posible, es que es inadmisible. Nos convierte en algo peor que bestias. Me gustaría saber cuántos libros han leído no ya en su infancia, sino en su vida, esos maltratadores que salen cada día en los periódicos, esos absurdos asesinos de mujeres, esas manadas de violadores que no muestran la menor empatía por las chicas a las que destrozan la vida, esos racistas, homófobos e intransigentes que nos rodean y expresan su odio a través de la estupidez de las redes sociales, esos ultras abonados a las mentiras que únicamente lo ven todo a través de su miopía. La falta de emociones es lo que hace del mundo, en la actualidad, un lugar tan duro e inhóspito además de peligroso. Por eso son necesarios libros como este, que nos hablan de algo tan intangible como el hecho de poder sentir. Todos creemos que estamos vivos. Pero no nos engañemos: hay muchos muertos en vida pululando a nuestro alrededor. Y no son zombis. Son personas que en su niñez y en su adolescencia le dieron la espalda, sabiéndolo o no, a su humanidad.

    Hay partes de este libro que deberían tratarse en clase, y partes que deberían leer psicólogos y psiquiatras. No es una novela, pero habría que absorberse como tal. Como resumen, todo podría agruparse en un par de conceptos: dad a un niño un primer cuento o un primer cómic como herramienta de supervivencia y dejadles leer lo que quieran mientras lean, no importa qué. La vida ya les llevará a lo que busca a cada cual.

    Lee, emociónate, siente, vive. Somos humanos, o deberíamos serlo.

    Y tenemos la palabra, hablada o escrita. ¿Qué más necesitamos?

    © Jordi Sierra i Fabra, 2023

    PARA QUÉ LEER

    En mi anterior libro Para qué leer (en adelante PQL), expuse que leer no solo es humano sino que nos hace humanos, y que los seres humanos somos socioemocionales. El fundamento en La emoción de leer es que, igual que damos importancia a la comprensión lectora (tema al que dediqué el capítulo 3 en PQL), debemos hacerlo con la comprensión

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