¿VACUNACIÓN MUNDIAL MASIVA?
Un debate muy difícil de llevar a cabo
Antes de esta pandemia de infoxicación, la posición de la revista en esta cuestión era meramente testimonial. Sin embargo, ahora se sitúa en posiciones límite. ¿Por qué?
Porque asistimos a una campaña que aterroriza a la población ante determinados temas, de tal forma que los discrepantes de la ciencia oficial no pueden debatir de forma serena el asunto de las vacunaciones en los miedos de comunicación. Incluso presentando trabajos realmente científicos, a veces con informes más rigurosos que las propias versiones oficiales.
Hasta ahora el tratamiento en los medios era tratar de descerebrado algún personaje (Miguel Bosé, por ejemplo) o bien presentar alguna pareja de padres de aspecto marginal, balbuceando que ellos han decidido no vacunar a sus hijos. El mensaje era claro: «se trata de cuatro frikis» «las vacunas son seguras, el riesgo es mínimo». Pero nunca han dado un segundo a los médicos con capacidad dialéctica para debatir la cuestión. En este caso, y al no poder tratarlos de locos, en los medios se les da el mismo tratamiento que a un terrorista: silencio mediático.
Es el momento de recordar ejemplos como el del actor Robert de Niro está dispuesto a dar 100.000 dólares a quien demuestre que las vacunas pueden causar autismo, una enfermedad que padece su hijo de 18 años (el niño cambió drásticamente al inocularle la vacuna del sarampión). Existen miles de ejemplos parecidos.
En la primera parte hemos reunido una serie de informaciones que pueden ayudar a hacernos una idea del problema. En el próximo número, el equipo médico de expondrá una posición formal
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