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Historias Para No Contar
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Libro electrónico136 páginas2 horas

Historias Para No Contar

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Historias Para No Contar es un grupo de relatos cortos que describen diversas vivencias de muchos personajes que son parte de la vida real. Estas narraciones, son una declaración de amor y de la constante lucha por preservarlo. El amor en esencia, y el deseo está encerrado en el corazón del ser humano. Todos guardamos un secreto, el cual se esconde entre las fibras de nuestra piel, pero surgen de pronto en una conversación entre amigos. Hay historias que no se deberían contar. Los personajes lucharan contra sus propios prejuicios, miedos y deseos para afrontar sus experiencias amorosas. En la vida el amor no tiene distinción de género, condición social o edad, los personajes nos harán cómplices de sus historias secretas.

IdiomaEspañol
EditorialLidia Abanto
Fecha de lanzamiento1 dic 2014
ISBN9781310721939
Historias Para No Contar
Autor

Lidia Abanto

Lidia Abanto is a new Latin American writer, she was born in Lima, Peru. Lidia is a spiritual and positive writer who is based in Utah. She has written several articles for the newspaper in "UVU Review" at Utah Valley University and "El Periodico de Utah" in the USA. She is a writer who has dared to explore the field of creative writing with her first book "Worldly Reflections". Lidia is an independent Artist. She is a creative photographer and freelance writer who sees life with passion and she describes it in her book. Lidia wants to share with you the vision that she has about life. She published two Ebooks in Smashwords , "Reflexiones Mundanas" and "Historias Para No Contar". Last 3 books of Lidia are a new period in her life as a writer because she talk about how to improve your internal-self "Los Seres de La Nada" "Disenando Una Vida Nueva" "Conexion Ancestral" in amazon.com . Lidia conducted workshops about improving your internal -self. You can contact Lidia in her page Facebook LIDIA ABANTO AUTHOR.

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    Historias Para No Contar - Lidia Abanto

    Dedicado a

    Capítulo I

    Capítulo II

    Sobre el escritor

    Prólogo

    Mi condición de escritor me permite expresarme de muchas formas, podríamos decir que este es un oficio en el cual el que escribe tiene cierto poder sobre sus palabras. He aprendido a sentarme a escribir y no tener que decirme a mí mismo lo que tendría o no tendría que escribir. Mi vida en Latinoamérica ha sido enriquecedora, el viaje a France me limpio el alma y la vida en Estados Unidos me ha convertido en un observador constante.

    Cuando empecé a escribir estas historias no tenía ni la menor idea que sería para mi segundo libro. Hace casi siete años atrás, empecé a escribir relatos cortos ya que no me sentía muy segura de escribir narraciones largas, aun así fue un reto que asumí con paciencia y dignidad. Este segundo libro que les presento es totalmente diferente a mi primera producción pero sin dejar de lado mi espíritu profundo ante las observaciones de los comportamientos sociales.

    Historias Para No Contar, es un grupo de relatos cortos que describen diversas vivencias de muchos personajes que son parte de la vida real. Estas narraciones, son una declaración de amor y de la constante lucha por preservarlo. El amor en esencia, ese amor puro y deseo está encerrado en el corazón del ser humano. Estas son historias secretas que han estado guardadas en la memoria de muchas personas, pero surgen de pronto en una conversación entre amigos. Todos guardamos un secreto, el cual se esconde entre las fibras de nuestra piel, hay historias que no se deberían contar pero para un escritor callar sería permanecer en el mutismo y esto traicionaría nuestro oficio.

    En la vida, el amor no tiene distinción de sexo, género, condición social o edad. Los personajes que describo en este libro son seres de la vida real, los cuales desarrollaran cierta conexión con el lector. Historias Para No Contar, nos presenta ciertos rasgos de la mentalidad conservadora de Latinoamérica, la individualidad de los americanos y también rasgos de la cultura europea, unido a la lucha constante de los individuos por vencer sus miedos, prejuicios sociales, la lucha constante ante sus deseos y reconocer el amor en muchos de sus actos. Igualmente se presentan situaciones donde la duda y el miedo acompañan a los personajes de estas historias que prefieren guardar sus vidas en secreto, ellos como muchos de nosotros han pasado por momentos de indecisión, frustración, miedo y soledad.

    Estos elementos lograrán llevar al lector a un mundo real matizado con fantasías, en el cual muchos secretos serán compartidos. Así dejaran de ser historias en secreto para dar paso al momento de la confidencialidad entre el lector, el escritor y los personajes.

    Dedicado a:

    Cada uno de los seres humanos que habita el planeta Tierra, sin distinción de raza, sexo, género y condición social, porque aman, han amado y siguen amando a pesar de sus miedos.

    Capítulo I

    Demasiado Tiempo

    Siento mucho decirles que en algún momento me odiaran por las cosas que tengo que contarles, pero prefiero ser honesto, antes de hacerme pasar por un hombre honorable, aunque pensándolo bien el honor es más de lo que yo pensaba. Desde mi niñez he tenido que hacerme pasar por un hombre fuerte, ya que mi madre se negaba a aceptar mis inclinaciones femeninas. No la culpo, las madres quieren tener hijos perfectos y muy hombrecitos. Tener un hijo gay las hace sufrir, las enfrenta con la vida, con su naturaleza más profunda y lloran, porque piensan que su hijo no es normal y eso duele, ¿pero qué digo? Si yo soy normal, solo que en la línea de la sociedad, ser gay aun no es algo muy normal, aunque los medios de comunicaciones ya se encargaron de hacernos justicia y las leyes están sufriendo modificaciones para reconocer nuestros derechos como cualquier ciudadano común y corriente.

    Y como soy un ser humano normal con todas mis virtudes y debilidades entonces también tengo una historia, normal. Es que esto me da risa, eso de usar la palabra normal como si así reafirmara que no soy diferente. Déjenme decirles, que dentro de cada ser humano hay un yo tan parecido uno del otro y por esa razón las diferencias que se imponen en la sociedad para etiquetar a los grupos sociales son una patraña. Yo mismo me he etiquetado diciendo a unos de mis amigos, -Te tengo que decir algo… yo soy gay. Puedo jurarles que a veces me da rabia tener que decirlo porque no es necesario estar diciendo a todo el mundo, cuál es tu inclinación sexual, simplemente te aceptan o no te aceptan y punto. Acaso los heterosexuales dicen, te tengo que decir que soy heterosexual, puede sonar a chiste pero es así.

    Mi vida en la escuela secundaria fue difícil, porque viniendo de un país sudamericano nuestras costumbres de sociedad conservadora es la más cruel jueza de las personas como yo. En algunos casos mis amigos me molestaban, pasaban por mi lado mirándome y susurrándome en voz baja. –Allí viene la niña. Yo solo podía pensar cuanta mierda hay en la cabeza de estas criaturas. Por mi parte, los traumas de adolescentes se marcaron en mi vida, aunque muy calladamente, lloraba en las noches porque me había enamorado del hermano de mi mejor amiga, pero no podía confesarle mi amor. Ni siquiera podía escribirle una cartita cursi, como lo hacen los que se dicen normales, porque si no sería el gran escándalo. Por esta razón tuve que aprender a reprimir mis sentimientos, de alguna manera me convertía en un ser humano frustrado, que vivía sentimientos ocultos, los cuales no podía expresar libremente.

    Pero con el paso del tiempo me fui armando de valor y así encontré gente como yo, quiero decir otros amigos gays, que tenían bien escondida su elección sexual. Con ellos nos escapábamos a las discotecas para la gente del ambiente, y así éramos nosotros los dueños del lugar y nuestras vidas, éramos libres a nadie le importaba nada y mucho menos éramos criticados.

    Cierto día, Luchito un amigo de la infancia me invito a cenar a un restaurante muy elegante, Luchito tenía muy buenos gustos, era un chico inteligente, bien aprovechado, se había graduado muy pronto en la universidad, a Luchito le gustaba vestir bien y trabajaba en el banco entonces tenía dinero disponible, ganaba bien. Vivía en un departamentito pequeño en San Isidro cerca al Olivar, una zona residencial en la ciudad de Lima. Luchito había salido algunas veces con Silvia la sobrina de mi tío Joaquín una chica que estudiaba en Bellas artes una chica un poco hippy.

    Luchito y yo entramos al restaurante en la avenida Pardo, él trabajaba en una de las agencias bancarias que se encontraban en esa avenida, por esa razón era más fácil ir a un restaurante en esa área. Cuando entramos al restaurante, el mesero saludo a Luchito, yo le toque la espalda y le dije. –Así que popular el muchacho. -Mi amigo se rio y me dijo-, -Ya deja de molestar y pasa nomas que me muero de hambre. La amistad con Luchito había empezado en el instituto de administración donde ambos estudiábamos, lamentablemente yo deje las clases porque me enfermé, luego de esta enfermedad, decidí retomar mis estudios después de un año y medio así que yo estaba un poco atrasado. Este tiempo me hizo cambiar de parecer sobre la profesión que yo quería desarrollar en mi vida. Eso de ser administrador de empresas no iba conmigo, yo quería hacer algo más creativo, estar en contacto con la gente, así que me decidí en estudiar turismo y me trasladé a un instituto de turismo muy reconocido en la ciudad de Lima.

    Luchito y yo estábamos sentados frente a frente, el mozo se acercó y nos dijo que si queríamos tomar algún aperitivo. –Si una chelita bien helada. -A lo que Luchito dijo-. –Hombre de barrio, pídase un vino o algo más fino. –El mozo se sonrió y dijo.

    –Claro tenemos unos vinos de muy buena cosecha.

    –Yo invito, -dijo Luchito-.

    –Bueno pues, si tú invitas si quiero, -respondí-, En el restaurante se veía que llegaba gente de buen nivel, eso me gustaba de Luchito porque las pocas veces que salíamos, siempre íbamos a buenos lugares, aunque a veces mi presupuesto era apretado porque aún no me graduaba en la escuela de turismo, pero a veces me daba mis gustos.

    El mozo se acercó a la mesa, nos sirvió el vino y dejo luego la botella sobre ella. Luchito y yo alzamos nuestras copas, Luchito me miró fijamente a los ojos y me dijo, -Eres un buen tipo, escúchame, hay algo que quiero que sepas hoy. Yo tenía varias ideas en mi cabeza, ¿qué me diría Luchito? Tal vez que embarazó a una chica o que se iba del país.

    –Sabes Kevin, la vida no es fácil.

    – ¿Qué estás enfermo hermano? -le dije-.

    –No caramba, escucha no seas trágico.

    –Es que te pones tan serio Luchito que me asustas.

    –Estoy más sano que tú, pero debo confesarte que tengo una doble vida. Yo mire la copa de vino y la moví suavemente. -Ya me imaginaba que con los lujos que a veces te das, no era solo por tu trabajo en el banco.

    –No seas tonto Kevin, yo no soy prostituto. Una carcajada salió de nuestro ser y dijimos salud por esa hermano.

    –Te imaginas, si yo fue un chico fácil, cuantas señoras o mejor dicho clientas tendría. Si algo no nos faltaba era sentido del humor, siempre podíamos reírnos de algo y eso hacía más amena la conversación.

    Luchito se veía muy decidido, -Sin dar más vueltas, la verdad es que soy gay. Yo simplemente abrí los ojos y puse mis manos sobre la mesa. -Ósea que bien guardadito que lo tenías, ni cuenta me había dado.

    –Es que yo sé hacer mis cosas bien escondidas, -afirmo-.

    –Bueno pues brindemos por esa confesión Luchito, bienvenido al gremio. -Lucho me miro seriamente y me dijo-, -esto es un secreto, te lo cuento porque tú también eres del gremio, así que sin problema podemos conversar del asunto. Lo único que te pido es que no se lo cuentes a nadie. Ya sabes, es mejor seguir en el anonimato. Yo serví otra copa de vino y le dije, -pero ni se te nota, al final es tu vida quien te puede señalar, no tengas miedo.

    –Nadie debe saber esto Kevin, no quiero que sea público, no voy a salir del closet ahora. – Como tú quieras hermano, -afirme-.

    Así después de ese día, Luchito y yo éramos confidentes, a veces nos íbamos de fiesta a uno de esos lugares para gays, allí éramos libres y nadie nos podía cuestionar nada. La vida de un gay en la ciudad de Lima es un poco misteriosa, hay que guardar mucho las apariencias. La

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