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Hielo y Fuego
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Libro electrónico34 páginas26 minutos

Hielo y Fuego

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Un cuento de hadas a la antigua sobre una princesa, un minero y las sombras bajo la montaña.

Un cuento sobre Rubíes, Sombras y Romance

Cuando los mineros del Rey descubren un estraño rubí lleno de fuego en las profundidades de las montañas, el Rey queda encantado. Pero hay un problema, por supuesto. La gema pertenece a las sombras de la montaña que viven en la mina. Sin embargo, el Rey hará lo que sea para tener el rubí en sus codiciosas manos, incluso si eso conlleva un desastre para el reino. El hijo del jefe de los mineros, Peter Snow, se ve obligado a ser el héroe. 

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento21 jun 2014
ISBN9781633392274
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    Hielo y Fuego - Christopher Bunn

    HIELO Y FUEGO

    Una historia de Rubíes, Sombras y Romanticismo

    Por Christopher Bunn

    ––––––––

    Para todos aquellos que nunca han estado en el reino de Lune.

    Traducido por Inés Galiano.

    ––––––––

    Érase una vez, nació una princesa que se llamaba Matilda. Matilda era la única hija del Rey y la Reina de Lune. Si sacaste buenas notas en clase de geografía, sabrás que Lune era un reino pequeño ubicado a varios días al oeste del lugar más al oeste que sepas situar en un mapa. Sabrás también que la fuente principal de ingresos del país eran los rubíes que se extraen de la mina. Tenían un agradable tono de rojo y se vendían a un precio excelente. La mina también producía esmeraldas y amatistas, pero estas no tenían tanto valor en comparación con los rubíes, así que se usaban para evitar que las puertas se cerraran o como pisapapeles o juguetes.

    Matilda tenía muchos juguetes de este tipo, pero los ignoraba para ocuparse en otras cosas. Le gustaba balbucear y observar los rayos de sol extraviados. Se divertía lanzando avena desde su trona. Le encantaba morder los muebles, el mejor encaje de la Reina o las orejas de los sufridores perros de caza del Rey. Pero, como suelen hacer los bebés, con el paso del tiempo, Matilda se convirtió en una niña.

    Se hizo amiga de los perros, después de que la perdonaran, y se convirtió en la mejor amiga de Peter, el único hijo de Jim Snow, el jefe minero del Rey.

    —Me gustaría que jugara con otros niños —dijo la Reina. —Niños más apropiados, que se laven frecuentemente las orejas.

    —Verdaderamente eres una esnob, querida —le dijo el Rey.

    —¿Y si convertimos a Jim Snow en conde?

    —Si te hace feliz... —contestó el Rey.

    La Reina le otorgó a Jim Snow el título

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