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Veneno
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Libro electrónico128 páginas1 hora

Veneno

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Información de este libro electrónico

A través de los ojos de un adolescente, Veneno nos adentra al poco hablado lado oscuro de la época secundaria. La historia nos lleva de una escalada de emociones hasta un dramático e inesperado final. Es una historia real y cruda sobre el tema del bullying (acoso escolar), sus máximas consecuencias y los daños que puede causar. Además, contiene una guía práctica y directa para padres, maestros y líderes donde se ven los diferentes tipos de bullying que existen, cómo identificarlo, y sobre todo, cómo contrarrestarlo.
IdiomaEspañol
EditorialZondervan
Fecha de lanzamiento5 jun 2012
ISBN9780829762853
Veneno

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    Veneno - Juan Carlos Garcia

    PRÓLOGO

    Cada vez que tengo en mis manos un libro confirmo la importancia que tiene que el autor no nos hable de teoría solamente. A través de Veneno, Juan Carlos nos interna de una manera extraordinariamente vívida, en la experiencia de alguien que se enfrenta a lo que pudiera parecer un monstruo de muchas cabezas, el bullying.

    Paso a paso y con claridad, Juan Carlos nos señala los puntos cruciales que hay que atender, nos lleva por el camino que conduce a la salida y nos comparte la experiencia transformadora que lo llevó a una victoria total.

    Si eres alguien que está en contacto con otra persona que de alguna manera está siendo afectada por este fenómeno, compártele este contenido, seguramente le ayudará.

    Si eres un joven que está pasando por algo como esto, al leer este libro te darás cuenta de que no solo hay esperanza, sino que también hay una certeza de triunfo y libertad. Tienes un gran futuro, hay un propósito maravilloso para tu vida, un destino muy diferente de aquello que estás viviendo ahora. !Ve tras él!

    El bullying es una de las enfermedades de nuestra sociedad, pero Juan Carlos pone en evidencia que cuando se dan los pasos correctos, hay cura.

    Juan Vereecken

    Presidente de Lidere

    INTRODUCCIÓN

    Veneno es una historia real. La mía.

    En la época en que cursé la escuela secundaria sufrí de acoso escolar durante un lapso aproximado de dos años. Sin embargo, el dolor, el sufrimiento, la amargura y el miedo permanecieron en mí por mucho tiempo más.

    Ya de adulto, decidí escribir esta historia con la única intención de hacer catarsis y de que me ayudara, de alguna manera, en mi proceso de sanidad. Y debo decir que funcionó de un modo excelente.

    Cuando la escribí, la leí un par de veces y finalmente la guardé en una carpeta en mi computadora. Allí permaneció durante algunos años hasta que decidí enviársela a un amigo que había pasado por el mismo problema. No recuerdo luego la cadena de circunstancias que llevaron a que Veneno fuera conocida por tantos. Sirvió para abrir los ojos de muchos, funcionó como catalizador, y a mí me abrió las puertas de muchas escuelas para hablar con los padres, maestros y jóvenes acerca del bullying (acoso escolar o laboral). Inclusive recibí varias invitaciones para ir a otras ciudades a contar mi historia, y de ese modo poder orientar y ayudar sobre este problema.

    Y hoy me complace publicar este libro, a fin de que muchos puedan «escuchar» una historia que debe ser contada.

    Aunque el bullying es un problema que se da mayormente entre los jóvenes, el libro va dirigido a los adultos, porque estoy completamente convencido de que la solución a este fenómeno se encuentra en los padres, maestros, líderes y adultos en general. Ellos son la clave para que este patrón de conducta, que se ha repetido por muchas generaciones sin que se hiciera nada al respecto (e inclusive fuera aceptado como una «experiencia de crecimiento»), se detenga.

    Sabemos que en la actualidad las circunstancias son diferentes. Y este problema está lejos de ser superado. Más bien está empeorando, hasta llegar a los extremos de violencia que vemos hoy en día.

    Por esa razón decidí incluir en el libro una guía para adultos, en especial para los que están en el liderazgo. En ella encontrarán información acerca de los diferentes tipos de bullying que existen, los puntos de vista de ambas partes, qué hacer cuando se enfrenta un problema de este tipo, cuáles son las consecuencias reales, cómo ayudar a los jóvenes, qué decir a los maestros y padres, y muchas otras consideraciones prácticas que resultarán de ayuda.

    Es mi deseo que este libro sea justo lo que tú necesitas para poder ayudar a muchos a librarse del problema del bullying, o al menos la herramienta que te impulse a tomar el camino correcto para que esto pueda ser posible.

    Gracias por leerlo y por interesarte en el tema. Y sobre todo gracias por hacer algo al respecto.

    LA ESCUELA SECUNDARIA

    INICIO DEL ACOSO

    El gran icono de la adolescencia es la escuela secundaria.

    Y yo podría, como hacen casi todos, evocar dulces y gratos recuerdos de esa etapa: mi primer amor, mi inseparable grupo de amigos, las inocentes travesuras que hacíamos, los apodos que les poníamos a los maestros, los bailes en las fiestas de quince años de las chicas. Y, de ese modo, aparentar que todo fue bueno y divertido.

    O podría decirles que al recordar la adolescencia lo primero que viene a mi mente es el nombre Raúl. Y, al recordarlo, vuelvo a sentir esos nervios en el estómago, ese vacío doloroso que no puedo controlar.

    Ese mismo sentimiento es el que me sobrevenía todos los días al despertarme y prepararme para ir a la escuela; y este se iba intensificando al salir de mi casa, subir al transporte público y caminar las dos cuadras que me separaban de la puerta de la escuela secundaria. Ya para ese momento mi estómago parecía un frío y pesado metal que luchaba por no vomitar la comida del desayuno; mientras que yo me debatía entre salir corriendo y perderme en la ciudad toda la mañana, o entrar a la escuela y rogar a Dios que por lo menos ese día Raúl me ignorara y me dejara en paz. Recuerdo que solo en tres ocasiones me acobardé tanto que me escapé de la escuela. Y ahora que lo pienso, no sé cómo no fueron más.

    No sé si en las demás ciudades será igual, pero en la mía la secundaria duraba tres años.

    Como es sabido, el primer año representa el gran paso hacia la adolescencia, dejando atrás para siempre la niñez.

    Gracias a Dios, me adapté bien al nuevo sistema de múltiples docentes y materias. También tenía mi grupo de amigos; si bien no era de los más populares, tampoco representaba a los nerds («tragalibros»). En general me llevaba bien con todos; nadie me molestaba y yo no molestaba a nadie. De vez en cuando jugaba al basquetbol en el receso, deporte para el cual no era muy bueno pero me divertía. Y la mayoría de las veces conversaba con mis compañeros de todo lo que un adolescente suele conversar. Además, comíamos papas fritas con salsa y tomábamos gaseosas.

    Tenía buenos compañeros, y en especial con Marcos me llevaba muy bien, así que llegamos a ser «amigos» (superando el mote de «compañeros»). A la salida de la escuela debíamos tomar el mismo rumbo para ir a nuestras casas, y entonces aprovechábamos ese tiempo para conversar acerca de diversos temas, inclusive algunos más serios y personales sobre los que no hablábamos en el grupo de amigos. Marcos tenía muy buen sentido del humor. Además sabía escuchar. Era alguien con quien se podía trabar una buena conversación. Así que realmente fue un buen amigo.

    SURGE LA «GRAN IDEA»

    Luego, al pasar a segundo año, por una «gran idea» que en alguna ociosa tarde de domingo se le habrá ocurrido a nuestro director, nos mezclaron a todos los alumnos de los diferentes cursos del mismo año. Tal vez su intención fuera buena; quizá su objetivo fuera que socializáramos con nuevos compañeros, que conociéramos a los demás y así expandiéramos nuestro círculo de amigos. Sin embargo, conmigo no funcionó, y sentí odio hacia él por esa decisión.

    Así que, al regresar de las vacaciones para comenzar 2° año, nos encontramos con la noticia de que había nuevos grupos. En general había cierto desconcierto, pero hubo buena aceptación. De todas formas, no podíamos decir nada al respecto. En promedio, en cada uno de los cursos que se formaron, de cuarenta y dos alumnos, quedamos seis del grupo anterior. Por suerte, a Marcos y a mí nos tocó en el mismo grupo, 2 D.

    Sin embargo ese año también apareció Raúl.

    El año escolar abarcaba de septiembre a junio. Diez meses con sus benditas vacaciones intercaladas. Y aquel año todo transcurría con normalidad hasta que en algún momento (no recuerdo cuándo exactamente) todo se comenzó a desmoronar hasta terminar en la ruina.

    Por más que trato, no logro recordar cuándo fue que Raúl comenzó a mirarme mal, qué pude haber hecho yo que le cayera mal o cómo comenzó todo. Sin embargo, tengo bien

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