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Historias que alimentan tu alma
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Libro electrónico233 páginas

Historias que alimentan tu alma

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NUEVAS HISTORIAS CAUTIVANTESDEL MAESTRO DE LA NARRACIÓNUna de las mejores maneras de contar el relato grandioso del evangelio es mediante los sucesos de la vida diaria donde Dios está obrando… tal como Jesús lo hizo durante su ministerio terrenal. En este libro usted podrá ver el evangelio de una forma práctica alrededor del mundo, tanto en las narraciones de sus viajes internacionales como en las anécdotas de sus amistades que es autor transmite a través de todas estas historias que alimentarán tu alma.Estos relatos inspiradores se centran en ocho temas del evangelio:• Intimidad con Dios• Libertad de la condenación • Nueva vida en Cristo• Cómo orar en el Espíritu• El llamado a rescatar la creación • Cómo vivir con esperanza• Los planes de Dios para nosotros• La seguridad que necesitamos de DiosEstas historias humorísticas y a veces conmovedoras, son un eco inolvidable de Dos obrando alrededor de nosotros, y en nosotros.
IdiomaEspañol
EditorialZondervan
Fecha de lanzamiento1 nov 2011
ISBN9780829759228
Historias que alimentan tu alma
Autor

Tony Campolo

Dr. Tony Campolo es profesor emeritus de Sociología en el Eastern College de St. Davids, estado de Pennsylvania. Es También fundador y presidente de la Evangelical Association for the Promotion of Education, una organización educativa que ayuda a niños y adolescentes "en situación de riesgo", en las ciudades de Estados Unidos de América y en otros países en desarrollo. El Dr. Campolo tiene escritos más de 20 libros y es un orador popular tanto a nivel nacional como internacional. Él y su esposa, Margaret, residen en Pennsylvania.

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    Historias que alimentan tu alma - Tony Campolo

    HISTORIAS

    QUE

    ALIMENTAN

    TU

    ALMA

    TONY CAMPOLO

    Dedicado a mi cuñado Joel Kent Holland,

    un hombre íntegro,

    que ama a Dios y a su familia.

    CONTENIDO

    Cover

    Title Page

    Dedication

    Introducción

    Primera parte: Libre de condenación

    1. Alguien se robó a Jesús

    2. Tu pecado perdonado y olvidado

    3. La gracia y el karma

    4. El perdón de un padre

    5. La gracia es como las rosquillas

    6. Jesús entiende

    7. Es para ti, por eso vino

    8. El ciego amor de un padre

    9. No hay que ser especial para ser cristiano

    Segunda parte: La nueva vida en Cristo

    1. El amor sacrificial

    2. No basta con creer

    3. La gracia espontánea

    4. La respuesta al terrorismo

    5. Solo otros podrán responder

    6. No culpes a Satanás

    7. La necesidad de pasión

    8. Vivimos en un mundo que no tiene gozo

    9. Críticas a la iglesia

    10. Vive a plenitud

    11. El bufón de Dios

    12. Ojos para ver

    13. Gracia, más que ley

    14. Gracia para nuestros enemigos también

    15. Transmite la bondad a otros

    16. El costo de la cruz

    17. Un comediante a tomar en serio

    18. Predicar con orgullo

    19. Cuando el ego se interpone en el camino

    20. Cortesía cristiana

    21. Objetivos diferentes, la misma compasión

    22. Actuar como cristianos

    23. Por siempre joven

    24. Perdido en la construcción

    25. Alegría, sincera alegría … ¡y ruidosa!

    Tercera parte: Intimidad con Dios

    1. ¿Es este el mismo Dios?

    2. Dios no es el autor del mal

    3. Entrégate a Jesús

    4. A solas con Jesús

    5. Adopción sin condiciones

    6. Las cosas y la intimidad

    7. La búsqueda de lo trivial

    8. Lo maravillosos de lo común y corriente

    Cuarta parte: El llamado a rescatar a la creación

    1. Cuando no se logra al nacer de nuevo

    2. Rescatemos el alma de la nación

    3. La verdadera obscenidad

    4. Recursos y tiempo desperdiciados

    5. La voz que habla por los pobres

    6. Demasiado ocupados para ayudar

    7. En defensa de la justicia

    8. Salvación para los animales

    9. La política como amor en acción

    10. Qué hacer hasta que él regrese

    11. Frutos del reavivamiento

    12. Cambian las personas, cambia la sociedad

    13. No basta con el estilo de vida

    14. Solo hablan de eso

    15. El cuadro completo

    16. El consejo del padre Zósimo

    17. Es lo que tenían que hacer

    18. Una oración impresionante

    19. Cerremos las cortinas

    20. Lo que se va, vuelve

    21. Hace falta amor

    22. El profeta de corazón tierno

    23. Caridad y justicia

    Quinta parte: Vivamos con esperanza

    1. El Rey tiene una movida más

    2. ¿Irá alguien al Calvario?

    3. El padre del hijo pródigo

    4. Las madres que aman a Dios nunca pierden la esperanza

    5. Oraciones fieles

    6. Dios puede armarme de nuevo

    7. Hay otros mundos en los que se puede cantar

    8. Jesús tiene más gracia

    9. Sabes hacia dónde vas

    10. Un veredicto muy triste

    11. Los filósofos son reyes

    Sexta parte: Orar en el Espíritu

    1. Dios escucha

    2. Desafío de un taoísta

    3. Oración de San Nicolás

    4. Cómo orar para que la iglesia crezca

    5. La oración es algo personal

    6. Acerca de la oración respondida

    7. Oración por la ciudad

    8. La oración, en verdad, cambia las cosas

    9. Sanidad del alma

    10. Sanidad a través del perdón

    11. ¿Por qué Dios no nos libera?

    Séptima parte: El plan de Dios para nuestras vidas

    1. Fuiste un espermatozoide en algún momento

    2. El despertar de la iglesia

    3. La vejez y el dinero

    4. Hasta cierto punto

    5. Cómo cantar en Auschwitz

    6. Tragedia en los barrios bajos

    7. La búsqueda de lo real

    8. Testimonios

    9. El costo de seguir a Jesús

    10. No pierdas tu llamamiento

    11. La vida no es solo dinero

    12. Encuentra tu propia Calcuta

    13. El guardián entre el centeno, tú

    14. Sé indispensable

    15. Gracia abundante

    16. La decisión está en nuestras manos

    17. Siempre se puede elegir

    18. Las desventajas a veces son ventajas

    Octava parte: La certeza que nos hace falta

    1. La fe sin dudas es muerta

    2. Conocer a Jesús sin darnos cuenta

    3. La aceptación de un padre

    4. El amor de una madre

    5. Humor ante la muerte

    6. ¿Puede ser «salvo» un monje budista?

    7. El símbolo del pez

    8. La batalla ya está ganada

    9. Bolas y puntos

    10. Una sola iglesia

    11. Pacientes hasta el final

    12. Cuando no se entiende el mensaje

    Conclusión

    Reconocimientos

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    Copyright

    About the Publisher

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    INTRODUCCIÓN

    «La gente no oye el evangelio. Lo recibe de oídas, nomás», dijo Søren Kierkegaard, filósofo existencialista y teólogo danés.

    Kierkegaard comparaba la lectura de la Biblia con lo que nos sucede cuando escuchamos una conversación ajena. Te pide que imagines que estás detrás de dos hombres en la calle, en una esquina esperando cruzar apenas se los permita el tráfico. Los hombres están hablando de alguien y, de repente, te das cuenta de que es de ti. Escuchas con atención porque lo que dicen es muy importante para ti, ya que resulta revelador. Lo mismo sucede cuando leemos las Escrituras. Al leer las historias y conversaciones registradas en la Biblia hace miles de años, lo más probable es que te des cuenta de que lo que están diciendo, se escribió con respecto a ti. Y aunque las palabras no se dirijan a ti directamente, sin embargo, parecen referirse a tus dificultades, tus necesidades, tus preguntas y tus esperanzas. A veces, puede resultar perturbador lo que oigamos sin que otros se den cuenta de que estamos allí.

    Dentro de la Biblia encontramos historias de personas que oyen cosas que al principio parecen tener que ver con otros, pero que luego se ven descritas en las palabras. Como ejemplo, mira lo que le pasó a David, el rey más destacado de Israel. A través de una historia que le contó el profeta Natán, David se ve obligado a enfrentar cara a cara el lado oscuro de sí mismo y el horrible mal que le había hecho a una bella mujer y a su inocente esposo (véase 2 Samuel 12:1-7).

    Un día, el rey David estaba mirando desde la azotea de su palacio y vio a una mujer, Betsabé, que se estaba dando un baño. David sintió deseos de estar con ella, y decidió convertir su lujuria en acción, para «tener» a Betsabé. Esta estaba casada y su esposo Urías, uno de los generales de Israel, estaba luchando con el ejército, en la guerra. No voy a contarte la larga historia. Solo te diré que David se acostó con Betsabé y cuando se enteró de que la joven estaba encinta, mandó que se pusiera a Urías al frente de la línea de batalla para que ocurriera lo más probable, que acabara muerto. Una vez desaparecido Urías, David se casó con Betsabé.

    Le tocó a Natán, el profeta de Dios, la tarea de obligar a David a enfrentar la enormidad de su maldad. Natán no criticó ni condenó directamente al rey. Le pareció mejor el método indirecto de contarle una historia que obligara a David a criticarse y condenarse a sí mismo. A continuación veamos la historia que relató:

    Había un hombre rico que tenía muchas ovejas y poseía todas las cosas buenas de las que pueda disfrutar alguien muy acaudalado. Sin embargo, cuando el rico recibió a una visita que venía a cenar, tomó la ovejita de un vecino pobre, un cordero al que amaban como si fuera un niño. Mató al cordero y lo sirvió para la cena, y el pobre agricultor quedó con el corazón destrozado.

    El rey David se escandalizó ante la historia que Natán le relató, y exigió que se sometiera a juicio al codicioso hombre rico, y que se le castigara con severidad. Fue solo entonces que Natán señaló al rey con el dedo y dijo: «¡Tú eres ese hombre!» (NVI). David, en ese momento, se percató de que en realidad él era el protagonista de la historia, por lo que con su respuesta se juzgó a sí mismo, condenándose. La historia de Natán fue, como diría Kierkegaard, el «método indirecto» mediante el cual David supo «de oídas» en cuanto al horrible tipo de persona en que se había convertido.

    Todo el evangelio «de oídas»

    Casi todos vemos que en esto de ser cristianos hay un aspecto objetivo y otro subjetivo. Por un lado aceptamos la necesidad de la «sana doctrina». Reconocemos que nuestra fe tiene que basarse en verdades proposicionales concretas. Pero por otra parte advertimos que existe la necesidad de un encuentro personal (subjetivo) y transformador con el Cristo resucitado y siempre presente.

    Cuando se trata de la verdad proposicional, creo que no hay mejor declaración doctrinal esencial para la fe del cristiano, que la del Credo Apostólico. En este credo encontramos un repaso breve, pero abarcador, de las enseñanzas que históricamente han definido la fe cristiana. El Credo Apostólico tiene más de 1,500 años de antigüedad.

    La sana doctrina no basta y de eso casi todos estamos conscientes. Ser cristiano tiene que ver con algo más que solo decir que sí a una lista de verdades proposicionales prescrita por la Biblia. Es que si bastara con afirmar intelectualmente el hecho de que Jesús murió en la cruz por nuestros pecados, y con eso recibiéramos la salvación, incluso Satanás sería salvo entonces. Santiago 2:19 nos dice que «También los demonios lo creen, y tiemblan». Ese «algo más» que hace falta para la salvación está en la entrega subjetiva a Dios. Hace falta que nos rindamos y entreguemos a los cambios que Dios quiere efectuar en nuestras vidas. Tiene que ver con ser sensibles —emocional, sicológica y espiritualmente— a las transformaciones que el octavo capítulo de Romanos describe como obra del Espíritu Santo.

    Los evangélicos creen que Jesús espera a la puerta de los rincones más íntimos de nuestro ser, diciendo: «Mira que estoy a la puerta y llamo» (Apocalipsis 3:20) y que anhela que cada uno de nosotros decida realmente ser receptivo a lo que él quiere hacer en nuestras vidas.

    Jesús, el cuentahistorias

    Hace dos mil años Jesús contaba historias para ayudar a sus discípulos y demás oyentes a entender sus enseñanzas. Jesús empleaba parábolas para aclarar muchas de las verdades teológicas que quería que sus discípulos entendieran. Por ejemplo, cuando quiso que supieran acerca del futuro del mundo, les contó la parábola del trigo y la mala hierba.

    Jesús les contó otra parábola: «El reino de los cielos es como un hombre que sembró buena semilla en su campo. Pero mientras todos dormían, llegó su enemigo y sembró mala hierba entre el trigo, y se fue. Cuando brotó el trigo y se formó la espiga, apareció también la mala hierba. Los siervos fueron al dueño y le dijeron: «Señor, ¿no sembró usted semilla buena en su campo? Entonces, ¿de dónde salió la mala hierba?» «Esto es obra de un enemigo», les respondió. Le preguntaron los siervos: «¿Quiere usted que vayamos a arrancarla?» «¡No! —les contestó—, no sea que, al arrancar la mala hierba, arranquen con ella el trigo. Dejen que crezcan juntos hasta la cosecha. Entonces les diré a los segadores: Recojan primero la mala hierba, y átenla en manojos para quemarla; después recojan el trigo y guárdenlo en mi granero» (Mateo 13:24-30).

    Muchos maestros de la Biblia creen que el trigo del que habló Jesús en esta historia, simboliza el reino de Dios y que la mala hierba representa al reino del mal. En esa parábola Jesús dejó claro que el futuro estaría marcado por el aumento del mal y por la creciente presencia del reino de su Padre, al mismo tiempo. Los dos reinos aumentarían en tamaño

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