Este es el ritual que hago cada vez que cierro un ciclo y empiezo otro. Para echarle luz a todo eso que necesita ser visto, encontrarle un curso a lo que se encuentra perdido, contener y ordenar todo lo que aún no tiene forma, despertar todo lo que se encuentra en estado latente y listo. Un ritual para soltar, aceptar, agradecer e intencionar. Para darle un cierre a eso que pasó, encontrar la paz en lo que fue, dejar atrás todo lo que no resuena, agradecer lo vivido e intencionar fuertemente desde qué lugar queremos presentarnos ante la vida en el ciclo que vendrá.
Todo cierre de ciclo trae un comienzo. Y solo dandole un cierre es que vamos a poder ser intencionales con lo que queremos crear. 
Prepara un espacio para vos o andá a tu cafecito preferido, agarrá un cuaderno y una lapicera (o la plantilla que recibiste si estás registrada en el newsletter) y regalate un momento para conectar con vos.
Sentite libre de hacerlo cuando lo sientas verdadero, no todxs sentimos los ciclos desde fechas determinadas por lo externo. Aunque nunca está de más aprovechar cualquier oportunidad para cultivar autoconocimiento y viajar hacia adentro.

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