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La democracia electrónica
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Libro electrónico88 páginas1 hora

La democracia electrónica

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El progresivo descenso de participación en las elecciones parece indicar como muchos ciudadanos se sienten poco representados por los políticos y las instituciones. Este desinterés unido a la creciente complejidad de hacer política pide cambios en la organización de las democracias actuales. Internet puede ser una herramienta extraordinaria para expresar los intereses de la gente. Este libro describe las novedades de demanda en participación política de los ciudadanos y analiza varios ejemplos del uso de las nuevas tecnologías para hacerlas realidad. Son las primeras demostraciones de lo que ya se denomina democracia electrónica.
IdiomaEspañol
EditorialUOC
Fecha de lanzamiento19 feb 2016
ISBN9788491160182
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    La democracia electrónica - Jordi Sánchez i Picanyol

    QUÉ PUEDE APORTAR INTERNET

    La denominación más común para referirse a la utilización de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, y en particular a Internet, en la acción política ha sido el de democracia electrónica, que es una traducción literal de la expresión anglosajona e-democracy. No es esta identificación la que más nos satisface a la hora de definir el impacto de Internet sobre la política ya que, entre otros motivos, da por hecho que se modificará alguna cosa sustancial en el modelo liberal democrático vigente como consecuencia directa de la utilización de procedimientos tecnológicos.

    Es verdad, sin embargo, que la expresión democracia electrónica ha hecho fortuna en múltiples ámbitos, quizás gracias a la multitud de otras denominaciones de actividades sociales de todo tipo que se han ido definiendo con el adjetivo electrónico (e-business, e-learning, e-bank, e-commerce). Y también es verdad que otras denominaciones utilizadas para definir el impacto que Internet puede tener sobre la actividad política no son más esclarecedoras (ciberdemocracia, democracia digital).

    Aceptamos, pues, la denominación de democracia electrónica para referirnos a las relaciones políticas mediante la red, pero hagámoslo conscientes de que Internet, como instrumento o vehículo, no aportará ningún cambio si paralelamente no se produce un acto de voluntad de transformación de las formas democráticas actuales.

    La utilización de Internet para la actividad política hoy, a pesar de las utilidades que se le atribuyen, es escasa. Eso se debe a los límites que las propias instituciones políticas ponen a la participación ciudadana y a las incógnitas científicas que todavía no se han resuelto en lo relativo a las garantías imprescindibles para trasladar parte de la actividad política a la red. La causa principal de la escasa actividad que se produce en la red es el hecho de que una mayoría de la población no tiene todavía acceso a Internet. En este sentido no deja de ser una cierta falacia la afirmación de que Internet representa la voz del pueblo.

    Es verdad, no obstante, que las experiencias de democracia electrónica son cada vez más numerosas y que en un futuro no muy lejano debemos prever un incremento significativo de éstas tanto por el aumento de las conexiones en Internet como por las potencialidades que la red ofrece.

    Ahora bien, los esfuerzos realizados por las instituciones públicas para adaptarse a la red se centran en una concepción unidireccional del ciberespacio. No se aprovecha, salvo en contadas ocasiones, la interactividad. Lo que se desprende de un análisis de los espacios web de las instituciones políticas es que no han creado nuevos mecanismos de participación ciudadana. En el mejor de los casos, han adaptado o están adaptando los mecanismos de participación presencial ya previstos para su desarrollo electrónico. Únicamente podemos señalar como innovación los espacios de discusión sobre aspectos concretos que algunas instituciones han impulsado para conocer la opinión de la ciudadanía sobre aspectos que en un futuro inmediato serán objeto de actuación.

    Hay que subrayar que algunas de las iniciativas más avanzas en el campo de la participación ciudadana mediante Internet, como pueden ser los mecanismos de peticiones electrónicas o la posibilidad de que los ciudadanos sugieran enmiendas a proyectos y proposiciones de ley, han nacido de instituciones privadas o centros de investigación, y posteriormente han recibido el apoyo de la institución correspondiente. Parece que de esta manera las instituciones políticas disponen de un margen mayor de maniobra para rectificar ante estas experiencias. Tenemos que mencionar, no obstando, algunos esfuerzos realizados desde de las administraciones públicas para impulsar la democracia electrónica y la utilización de la red en todo lo relacionado con la esfera de gobierno de una

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