Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

«Ritos y juegos del toro» en la trayectoria investigadora de Ángel Álvarez de Miranda
«Ritos y juegos del toro» en la trayectoria investigadora de Ángel Álvarez de Miranda
«Ritos y juegos del toro» en la trayectoria investigadora de Ángel Álvarez de Miranda
Libro electrónico160 páginas2 horas

«Ritos y juegos del toro» en la trayectoria investigadora de Ángel Álvarez de Miranda

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

Aproximación biográfica a la figura de Ángel Álvarez de Miranda y su trayectoria investigadora y en particular a su obra «Ritos y juegos del toro». Díaz de Velasco dibuja el arco vital e intelectual del pionero en los estudios de Historia de la Religión en España, desde su formación en España e Italia hasta su legado e influencia después de su temprana muerte. Al estudio posterior de «Ritos y juegos del toro» y los trabajos de los que salieron las conclusiones de esta obra, se le une una esmerada bibliografía sobre Ángel Álvarez de Miranda. «Ángel Álvarez de Miranda había diseñado un programa sistemático y coherente para la implantación de la disciplina Historia de las Religiones en España. Había puesto en marcha la vertiente docente, planificado la estructura investigadora en el seno del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, comenzado a formar discípulos y, además, adelantado una muy sólida proyección personal con publicaciones y contactos. Sus trabajos publicados o inéditos a su muerte deambulaban entre la historia general y comparada de las religionestocando sus territorios teóricos y metodológicos más nucleares: la dinámica religiosa, los problemas terminológicos, la factibilidad de ordenar la pluralidad de religiones en una taxonomía coherente por medio de la síntesis y la comparación. Había reivindicado una mirada propia hacia el estudio de las religiones desde un contexto hasta entonces marginal como el español y ocupado, además, en muchos casos por la reflexión teológica más rancia. En muy poco tiempo había puesto la base para lo que debía de haberse convertido en una disciplina floreciente en España. Pero tras su prematuro fallecimiento ¿En qué quedó su herencia?». Francisco Díez de Velasco.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento1 feb 2016
ISBN9788416230723
«Ritos y juegos del toro» en la trayectoria investigadora de Ángel Álvarez de Miranda
Autor

Francisco Díez de Velasco

Francisco Díez de Velasco (Granada, 1960). Catedrático de la Universidad de La Laguna en Historia de las Religiones. De entre sus publicaciones destacan: Budismo en España: historia, visibilización e implantación, Madrid, 2013; Religiones en España: historia y presente, Madrid, 2012; Introducción a la Historia de las Religiones, 3º edición, 2002; Breve historia de las Religiones, 2006/2014. Es Académico Correspondiente de la Real Academia de la Historia.

Relacionado con «Ritos y juegos del toro» en la trayectoria investigadora de Ángel Álvarez de Miranda

Títulos en esta serie (2)

Ver más

Libros electrónicos relacionados

Biografías y memorias para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para «Ritos y juegos del toro» en la trayectoria investigadora de Ángel Álvarez de Miranda

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    «Ritos y juegos del toro» en la trayectoria investigadora de Ángel Álvarez de Miranda - Francisco Díez de Velasco

    Portada

    HISTORIA DE LAS RELIGIONES

    Directores del Consejo

    Elena Muñiz Grijalbo

    Universidad de Pablo de Olavide, Sevilla

    Fernando Lozano Gómez

    Universidad de Sevilla

    Consejo editorial

    Antonio Piñero Gómez

    Universidad Complutense de Madrid

    Francisco Díez de Velasco

    Universidad de La Laguna

    Francisco Peña Fernández

    University of British Columbia

    Antón Alvar Nuño

    Universidad Carlos III de Madrid

    Pedro Giménez de Aragón Sierra

    Universidad Pablo de Olavide, Sevilla

    Miguel Álvarez Ortega

    Universidad de Sevilla

    Emilio González Ferrín

    Universidad de Sevilla

    Alfonso Falero Folgoso

    Universidad de Sevilla

    I. La figura de Ángel Álvarez de Miranda

    ¹

    Ángel Álvarez de Miranda Vicuña (1915-1957)² fue el primer historiador de las religiones español en el pleno sentido de la denominación, es decir la primera persona que tuvo en nuestro país tanto una formación especializada y una dedicación intelectual continuada, como un reconocimiento y una posición académica sólida, como catedrático de universidad, en el estudio integral y científico (es decir no teológico o confesional) de la religión y las religiones, una disciplina que él denominaba Historia de las Religiones al modo que se hacía en el país donde se formó, Italia.

    Su muerte prematura en 1957, a los 43 años, víctima de una esclerosis lateral amiotrófica, tras una larga agonía en la que le acompañaron, admirados por su entereza y claridad mental, muchos de sus amigos y colegas³, truncó una carrera muy brillante pues era reconocido como uno de los intelectuales jóvenes, formados ya en el franquismo, más prometedores: capaz, cultivado, agudo y preciso, bien relacionado, tanto en España como en el extranjero, extremadamente inteligente y tocado por el don de la oportunidad, a la que no era ajena la suerte, aunque también el trabajo esforzado, su historial personal durante la Guerra Civil⁴ y la influencia de los mentores que le apoyaron, entre los que destacan Joaquín Ruiz-Giménez o Pedro Laín Entralgo. Se podrían citar muchas opiniones concordantes relativas a su valía, en especial la del último Eugenio D’Ors⁵, que tiene la ventaja de fecharse antes de que la tragedia vital convirtiese en motivo común el recuerdo nostálgico, y que el respeto al difunto sublimase la memoria: reconoce en Álvarez de Miranda al intelectual en el que poder confiar a la hora de pedir opinión sobre lecturas de su especialidad. De entre los recordatorios muy laudatorios que se publicaron tras su muerte destacan los de Joaquín Ruiz-Giménez⁶, los de dos de los más brillantes pensadores del momento y amigos suyos, José Luis López Aranguren⁷ y Pedro Laín Entralgo⁸ o la de su compañero de estudios Carlos Castro Cubells, que decía de él que era «la gran figura de nuestra promoción»⁹.

    Durante los tres años que median entre su muerte y julio de 1954, en que ganó la oposición, fue catedrático en una plaza universitaria que se denominaba «Historia de las Religiones», en la Universidad Central de Madrid¹⁰. Su defunción conllevó tanto la desaparición de facto de la cátedra tras diversas vicisitudes en 1964, como de los estudios sistemáticos de historia de las religiones en la Universidad pública española durante varias décadas. Gracias a su viuda, Consuelo de la Gándara (1920-1986), gran parte de su producción científica, tanto inédita como diseminada en diversas publicaciones, vio la luz entre 1959 y 1963, aunque luego siguieron más de dos décadas de cierto olvido¹¹. Pero el recuerdo de la carrera y los logros de Álvarez de Miranda no han dejado de volver a rememorarse desde que en 1987, a los treinta años de su muerte y al año de la de su esposa, sus hijos donasen sus fondos bibliográficos privados sobre historia de las religiones a la Biblioteca de la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad Complutense de Madrid¹². En relación con esta donación se dedicó a su memoria un coloquio en 1988 cuyas actas se publicaron en 1996¹³. Por su parte Andrés Ortiz-Osés ha reivindicado la pertinencia de sus enfoques analíticos y el carácter pionero de su metodología de estudio en varios contextos, incluido el de la publicación, bajo su dirección, de una antología de textos del autor (AAM 2008)¹⁴. También se han analizado las circunstancias de su carrera formativa romana bajo la tutela de Raffaele Pettazzoni¹⁵ y su labor en aquellos años como director del Instituto Español de Lengua y Literatura en Roma¹⁶. En 2007 se desarrolló un homenaje, en el cincuentenario de su muerte¹⁷, en Colegio Mayor Nuestra Señora de Guadalupe de Madrid, del que había sido el primer director, y en suma, a pesar de los años transcurridos, algunas de sus obras no han dejado de publicarse en ediciones y traducciones recientes (AAM 1998; 2003; 2008; 2010) y en especial la que resulta más señera y nunca ha caído en el olvido, pues ha sido utilizada y citada extensamente desde que se publicó por primera vez en 1962, se reeditó en 1998, se tradujo al francés en 2003 y se ha vuelto a reeditar en 2015: Ritos y juegos del toro.

    Se trata por tanto de un destacado intelectual español que quizá no ha tenido todo el reconocimiento que su figura y su obra merecían¹⁸ por haberse dedicado a un campo durante décadas marginal entre las disciplinas universitarias en España, el de la historia de las religiones.

    a) 1943-1948: su formación en España y sus primeros trabajos

    Hay que partir del hecho de que el interés de Ángel Álvarez de Miranda por la religión no era un asunto únicamente de carácter académico, y en mayor medida en esta época que tratamos ahora, previa a su formación reglada en la materia Historia de las Religiones en la Universidad de Roma. Julio Caro Baroja, amigo suyo y casi coetáneo, pues Álvarez de Miranda era cuatro meses más joven que él, lo expone en el prólogo de este libro que aparece en todas las ediciones en español:

    De vez en cuando nos veíamos […] y discutíamos sobre asuntos que a mí me habían apasionado entre los veinte y los treinta años, y que a él le apasionaban: las religiones prehistóricas, los cultos mediterráneos, la filosofía de los mitos, el estudio comparado de las religiones […] Todos estos grandes temas, propios para ilusionar a un joven humanista moderno, se movían y removían en la conciencia de Álvarez de Miranda, hombre piadoso, para el que la religión era acaso la razón mayor de la existencia. Una conciencia más fría, como era y es la mía, tenía que perder el entusiasmo por los misterios místicos con mayor facilidad. (AAM 1962, p. 8; 1998, p. 12 ; 2015, pp. 6-7)

    Álvarez de Miranda había comenzado a cursar estudios en el Seminario de Vitoria que interrumpirá para participar como combatiente en el bando franquista en la Guerra Civil. No retornará a ellos, sino que optará por cursar los estudios de Filosofía y Letras en la Universidad Central de Madrid, en cuanto recomenzaron tras la victoria franquista, formando así parte de una promoción numerosa puesto que incluía a quienes hubiesen emprendido estudios en los años de la contienda española y no habían podido hacerlo efectivamente. Será un alumno muy brillante y en 1943 consiguió el Premio Extraordinario de Licenciatura¹⁹.

    Comenzó a publicar muy pronto, el mismo año en el que terminó la carrera, y empieza con reseñas que ven la luz en la revista homónima del colegio mayor en el que residía, el Cisneros, y que había fundado Pedro Laín Entralgo. Hay dos de ellas de mayor calado y de tema claramente religioso²⁰. La primera (AAM 1943a) revisa la traducción al español del libro de Ludwig Kösters, La iglesia de nuestra fe, publicado en 1939 y en ella Álvarez de Miranda ya evidencia su talante crítico de obras futuras, al plantear que se trata de un trabajo de apologética que entra en demasiados detalles innecesarios en un país como España, homogéneo desde el punto de vista religioso, a diferencia del país de la edición original, Alemania, dividido entre católicos y luteranos. De más envergadura es su trabajo titulado «El retorno del nieto de Renan» (AAM 1943d), que no tiene ya el aspecto de una reseña, aunque lo sea, sino de una pequeña nota de tres páginas en la que la figura de Ernesto Psichari, nieto de Ernesto Renan, se analiza en su trayectoria desde la increencia al bautismo católico y al deseo de abrazar el sacerdocio que trunca su muerte en las trincheras del frente belga en 1914. Podemos ver planteado uno de los temas que interesaron a Álvarez de Miranda a lo largo de toda su trayectoria, el de la increencia y sus límites y especificidades. El año 1944 publica dos trabajos en Cisneros, una reseña poco relevante (AAM 1944b) y una nota larga de cuatro páginas (AAM 1944a) sobre Pedro Muguruza, que inicia las contribuciones sobre temas de arte que serán comunes en esta primera fase de su bibliografía.

    Pero será en 1945 cuando aparezcan tres primeros artículos de envergadura. Dos los publica en la Revista de Estudios políticos (de 15 y 44 páginas impresas respectivamente) y otro de 10 páginas en la Revista Nacional de Educación. Los dos primeros no tratan de temas religiosos, sino de historia política (AAM 1945a: sobre la Guerra del Peloponeso; AAM 1945b: sobre la política y el arte), aunque no puede dejar de reseñarse que la primera nota del trabajo sobre la Guerra del Peloponeso sea una referencia al recién publicado libro Naturaleza, Historia, Dios de Xabier Zubiri²¹, un autor muy admirado por Álvarez de Miranda. El tercero trata del mito en el contexto del uso pedagógico de la tragedia griega (AAM 1949c). Ese año y el siguiente hace sus dos últimas aportaciones a Cisneros, ambas reseñas de tema artístico (AAM 1945d sobre Zuloaga; AAM 1946b sobre un libro de van Loon).

    En 1946 ve la luz su primer libro, realizado en coautoría con Consuelo de la Gándara, su esposa que, además, será la primera firmante, y que es de carácter netamente pedagógico: unos esquemas para el estudio de la literatura universal (Gándara/Miranda 1946) que se seguirá tres años más tarde por su equivalencia en la literatura española (Gándara/Miranda 1949). También de 1946 es un largo prólogo al libro La catedral viva de Louis Gillet en el que la reflexión sobre las características y límites del arte religioso es la clave argumental. Se trata de una temática en la que ahondará también en su primera participación en una revista de la que será fundador, Alférez. En el primer número, de febrero de 1947 y como segundo artículo del mismo aparece su trabajo «Hacia un arte religioso» (AAM 1947a), que presenta un cierto interés en lo relativo a su posición en asuntos de carácter religioso en este momento. Fue un trabajo con cierto impacto pues aparecerá reproducido en la revista chilena de fuerte ideario católico Estudios en el número de mayo de 1947. Su director, el notable intelectual católico chileno Jaime Eyzaguirre acababa de llegar de un viaje por España y había sido objeto de salutación personalizada en el primer número de Alférez²². Presenta, bajo la autoría de una nota de la redacción, a Álvarez de Miranda y a la recién nacida revista española de la siguiente manera: «Ángel Álvarez de Miranda destaca como una personalidad recia en la nueva generación católica española que ahora se agrupa en torno al mensuario Alférez fervorosamente abierto a las más urgentes inquietudes del espíritu». Refería Álvarez de Miranda en el artículo el problema de la decadencia del arte religioso en España y proponía una solución, que podríamos denominar «a la altura de los tiempos» y que en cierto modo resulta programática, pero también cargada de tendencias algo «místicas», en la línea de lo expuesto anteriormente por Julio Caro Baroja. Decía:

    Seguramente no es preciso esforzarse demasiado en buscar pruebas de que el catolicismo español de los últimos decenios ha solido sestear al margen de los tiempos que a su vera transcurrían. Pero hay un síntoma cuya sola presencia exhala suficiente certeza para podar difusos optimismos, es la inexistencia de un arte religioso y moderno entre nosotros. Desde Goya la plástica religiosa viene siendo un subproducto artístico: su calidad es puramente residual: su cuantía, inveteradamente parva […] Y en cuanto a la precariedad de nuestro arte religioso desde hace siglo y medio, es evidente: cuando la progresiva secularización dejó desalquilados en España pinceles y cinceles religiosos sobrevino a la plástica una fatal angustia del asunto, y entonces el tema histórico o el literario se erigieron en cantera sucedánea […] Hoy nos hallamos en trance de renovación cristiana, lo cual significa que pesa sobre nosotros, entre otras, la obligación de poner punto final a ese largo desmayo del arte religioso en nuestra patria. Nadie mejor que el artista sensible debe conocer lo arduo de esa empresa. Trátase de cerrar un largo hiato y de reconquistar —es la palabra justa— algo que el pintor de antaño poseía sin esfuerzo […] Por eso tendrá que entrar en juego ahora más que nunca el ascetismo, llave de toda reconquista… En la historia hay otro gran arte

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1