DE LAS LETRAS A LAS ARMAS
Con la llegada de la Segunda República, proclamada el 14 de abril de 1931, el nuevo régimen trajo consigo un sistema de libertades y un nuevo marco constitucional, dando así respuesta a las demandas sociales que habían presidido el voto a sus candidatos en las elecciones municipales del 12 de abril. Fue, también, un período marcado por nuevas señas de identidad, entre ellas una influencia radical de los intelectuales en la vida pública y, por ello, una fuerte preocupación política por las cuestiones culturales. Dicha preocupación quedó plasmada en el artículo 48 de la nueva Constitución, en el que se afirmaba que «el servicio de la cultura es atribución esencial del Estado».
Al mismo tiempo, la Constitución de 1931 trajo el pleno derecho a la libre expresión. El nuevo régimen representó, asimismo, un punto de inflexión en la estimación e importancia social del libro y de la lectura. En toda la historia contemporánea de España, no cabe encontrar un período de tanta valoración política del libro como vehículo
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