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¿Qué es El niño/ La niña / Oscilación del Sur?
¿Qué es El niño/ La niña / Oscilación del Sur?
¿Qué es El niño/ La niña / Oscilación del Sur?
Libro electrónico147 páginas2 horas

¿Qué es El niño/ La niña / Oscilación del Sur?

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Los ciclos de El Niño y La Niña se suelen percibir como fenómenos amenazantes, sobre todo en la medida en que se los presenta como imprevisibles, algo que es muy común en los medios masivos de comunicación. En este libro presentamos una detallada descripción -cualitativa y cuantitativa- del patrón climático conocido como El Niño/ENOS que incluye los extremos de El Niño y La Niña, y ensayamos una interpretación de ese fenómeno en términos racionales. A lo largo de sus páginas encontrarán una extensa revisión, de carácter divulgativo aunque bastante exhaustiva, de cuestiones físicas relacionadas con la existencia, características y dinámica de la atmósfera terrestre y de su interacción con el mar, que los autores juzgan necesaria para comprender el fenómeno de El Niño en forma cabal.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento6 may 2024
ISBN9789876998413
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    ¿Qué es El niño/ La niña / Oscilación del Sur? - Guillermo Goldes

    Prólogo

    Este volumen sobre el interesante fenómeno de El Niño/Oscilación del Sur es un aporte más de un apreciado amigo y respetado divulgador científico, el Dr. en astronomía Guillermo Goldes. Lo acompaña en esta ocasión un joven y singular colega: Edgardo Pierobon, ingeniero biomédico y pronosticador meteorológico. Conozco a ambos desde hace tiempo, pues me acompañan con su labor cotidiana en el Observatorio Hidrometeorológico de Córdoba, a la sazón, el primero del país, desde sus tempranos inicios.

    El escrito es autocontenido y correcto, y aporta una puesta al día amplia y accesible en cuanto a su lenguaje y a la progresividad de los conceptos que aborda. Por cierto, los autores no se limitan a brindar información sobre El Niño, sino que realizan un amplio repaso explicativo sobre diversos fenómenos atmosféricos relacionados con el mar y con la interacción mar-atmósfera, que son necesarios para poder abordar el fenómeno de El Niño de forma integral.

    Debe señalarse, al mismo tiempo, que queda mucho por avanzar en investigación básica para desentrañar los mecanismos detallados que operan sobre el complejo sistema climático mar-atmósfera de nuestro planeta. En esta línea de estudio y desarrollo es que la Universidad Nacional de Córdoba, en la cual se desempeñan ambos autores y también quien suscribe, y que está cumpliendo sus primeros 410 años de existencia, ha creado recientemente la primera licenciatura en hidrometeorología, carrera en la cual los dos autores de este trabajo, en diferentes roles, son partícipes entusiastas y activos. Ciertamente la relación del tema de este libro con esa iniciativa académica es vasta y profunda.

    Finalmente, debo agregar que la lectura del texto resulta amena e informativa a la vez, que se aportan datos y se explican procesos en forma racional y comprensible, aun cuando los mismos involucren aspectos que no son sencillos. Y que se incluyen diferentes claves interpretativas, que facilitan en todo momento el avance al lector. Vaya para los autores mi sincero agradecimiento, y mi esperanza de que sigan produciendo, juntos, más ensayos de calidad como el presente, cuya lectura, claro está, recomiendo a todos los lectores entusiastas.

    Ing. Andrés Rodríguez

    Dr. en Ciencias del Mar

    Los autores desean agradecer a Mariano Nicotra, Andrés Rodríguez, Raúl Comes, y a todo el personal del Observatorio Hidrometeorológico de la provincia de Córdoba, por las ricas discusiones que ayudaron, directa o indirectamente, a dar forma a este volumen.

    Introducción: la atmósfera terrestre

    La mayor parte de la vida en la Tierra se desarrolla y prospera sobre la superficie de los continentes, apenas por encima o por debajo de ella, o en las capas más superficiales de los mares, allí donde penetra fácilmente la luz solar y el agua contiene mucho oxígeno disuelto. Sea en tierra o en agua, la relación de los seres vivos con la atmósfera del planeta es cercana y fundamental. Esencialmente porque respiramos el oxígeno que compone aproximadamente un 21% del aire, si lo medimos por la cantidad de moléculas, o un 23% si lo medimos por masa o peso. Un abrumadoramente mayoritario 78%, en número de moléculas o 76% en peso/masa corresponde al nitrógeno, el gas más abundante en la atmósfera. Pero nuestra relación con el aire no se agota en la respiración. Todas nuestras actividades se relacionan con él. La temperatura ambiente es la temperatura del aire que nos rodea. La presión atmosférica, a la que nuestros cuerpos están adaptados y sin la cual no podríamos vivir, es proporcionada por el peso del aire. La humedad que necesitamos para que nuestros cuerpos no se resequen, es vapor de agua mezclado, en proporción variable, en el aire.

    Solemos hablar de las características generales de la atmósfera: su composición, su altura, su densidad, sus capas, su temperatura. Al hacerlo, debemos ser conscientes de que estamos hablando de valores medios, es decir de promedios. Porque la atmósfera es fluida, está compuesta por gases y partículas en suspensión, y como tal, circula todo el tiempo. Los gases que componen nuestro entorno gaseoso se mueven constantemente, y al hacerlo, varían las condiciones locales de temperatura, presión, humedad, transparencia, etc. La atmósfera, ese entorno fluido que nos rodea y del que habitualmente no somos muy conscientes, dado que el aire puro y limpio, sin polvo en suspensión ni humo, es transparente, es realmente un sistema muy complejo. Las condiciones atmosféricas normalmente varían, en un momento dado, de un lugar a otro. Y en un mismo lugar, varían en función del tiempo. Prácticamente todo el tiempo. La atmósfera es un escenario cuyas condiciones cambian de manera permanente.

    Y las condiciones atmosféricas varían por muchas causas. Algunas de ellas son difícilmente predecibles. Otras son muy bien conocidas, previsibles e incluso periódicas con tiempos muy estables. Por ejemplo, en cada lugar de la Tierra hay variaciones en las condiciones meteorológicas que se deben al ciclo día/noche. Con un período de 24 horas, la temperatura comienza a aumentar luego del amanecer, alcanza su máximo pasado el mediodía, en general a la siesta. Comienza a descender al ocultarse el Sol y baja durante toda la noche, hasta un valor mínimo que suele darse cerca del amanecer. Ocurre así en caso de que, durante ese ciclo, no haya cambios importantes en la masa de aire, en la cobertura de nubes, etc. Ese ciclo diurno se debe a la combinación de la radiación solar, que es bastante constante en el tiempo, con la rotación de la Tierra, que también es muy uniforme. Ese movimiento provoca que el Sol salga, se eleve, cruce el meridiano, comience a descender y finalmente se ponga.

    Los efectos que genera el calentamiento por el Sol no son inmediatos: la tierra, el agua y el aire tardan en enfriarse o calentarse. Técnicamente ese retardo se debe a la inercia térmica. Así, el momento más cálido del día no se da, generalmente, al mediodía sino después. Completemos la idea diciendo que, al variar la temperatura en un ciclo de 24 horas, la presión atmosférica también lo hace: al aumentar la temperatura la presión suele bajar. Conoceremos, a lo largo de este volumen, los mecanismos por los cuales esto sucede.

    Al mismo tiempo, al aumentar la temperatura en las horas más cálidas del ciclo día/noche, la humedad relativa también tiende a bajar, pues el aire caliente puede contener más vapor de agua que el aire frío. La misma cantidad de vapor de agua a 15 °C implica una humedad relativa muy superior que a 30 °C. Todas esas variables, entonces, experimentan un ciclo bastante regular de período igual a 24 horas. Como ya dijimos, todo ello será cierto si durante el día de que se trate no irrumpe un cambio de tiempo, es decir una variación puntual, no periódica, que interrumpa el ciclo descrito. Por ejemplo, una fuerte tormenta que se desencadene al mediodía y haga bajar bruscamente la temperatura. Cosa que todos hemos experimentado, desde luego.

    Asimismo, podemos hablar de otro ciclo que dura 365 días, que se debe a las estaciones del año. Nuestros inviernos, en Córdoba, Argentina, son más fríos, menos lluviosos y con más días de cielos despejados que nuestros veranos, por ejemplo. Nuestras primaveras son más ventosas que nuestros otoños. Por influencia de la inercia térmica que ya mencionamos, los días más calurosos del año no suelen ser los días de máxima insolación, que ocurren normalmente en el solsticio de diciembre, sino que ocurren después, en enero. La tierra y el aire han tardado varios días en calentarse al máximo. De igual forma, los días más fríos del año no suelen ocurrir en las jornadas de menor insolación, que tienen lugar durante el solsticio de junio. No, los días más fríos del año suelen llegar en el mes de julio, en nuestra región. La tierra y el aire tardan varios días en alcanzar su máximo enfriamiento.

    Una pequeña salvedad puede parecer evidente pero no lo es tanto. ¿Qué quiere decir: el día más caluroso? Normalmente aceptamos que un día es más caluroso que otro si la temperatura máxima de ese día fue mayor. Eso no tiene, necesariamente, relación con cómo percibimos ese calor. Nos referimos a esto: un día con máxima de 30 °C pero mínima de 25 °C puede resultarnos sofocante, mucho más, quizás, que un día de máxima 40 °C pero mínima de 15 °C. La temperatura se mide y se debe registrar en tiempo real, es decir todo el tiempo a lo largo del día y la noche, los 365 días del año, para poder describir en forma completa su comportamiento.

    Algunas curiosidades atmosféricas

    1. Hay ocasiones en las que llueve, y sin embargo el suelo no se moja. ¿Cómo es eso?

    Sucede que todos los procesos atmosféricos ocurren simultáneamente, aunque a los fines didácticos o de comunicación los pensamos como separados y consecutivos, es decir como si ocurrieran unos después de otros. Decimos, sobre el ciclo del agua: el agua se evapora, el vapor asciende en la atmósfera, luego se condensa y precipita en forma de lluvia. En realidad, hay evaporación, convección, condensación, precipitación, todo al mismo tiempo. Y algunas veces, las condiciones son tales que el agua de lluvia se evapora mientras cae, sin llegar a tierra. Los meteorólogos en estos casos no hablan de lluvia, sino de virga.

    2. Conocemos bastante sobre los tornados en Estados Unidos, en parte por la literatura y sobre todo por las películas de Hollywood. Pero en Argentina, tenemos nuestro propio Pasillo de los Tornados. ¿Dónde queda?

    Ocupa parte del Norte de la provincia de Buenos Aires, Este de Córdoba, centro y Oeste de Entre Ríos, Sur y centro de Santa Fe, Sureste de Santiago del Estero, toda la provincia de Corrientes y Misiones, y se extiende al territorio uruguayo y brasileño. Sus límites no pueden definirse de manera tajante, claro. Es la segunda región del planeta en cuanto a frecuencia de tornados, después del centro-Este de los Estados Unidos.

    3. ¿Cuánto tarda en tocar la tierra una gota que cae desde una nube?

    La respuesta no es tan sencilla, porque depende de muchos factores, como pasa siempre en cuestiones atmosféricas. Del tamaño y peso de la gota, de los vientos imperantes, de la altura a la que se encuentra la nube (hay nubes a baja, media y gran altura), de las condiciones de evaporación (en nuestra primera curiosidad vimos que la virga nunca llegará a tierra). Pero en condiciones tranquilas, una gota de medio pelo, que cae desde una nube de tipo nimboestrato, por ejemplo, que se halla a altura media, digamos a 2 kilómetros del suelo, tardará unos cuatro minutos en tocar tierra. Allí empezará otro periplo. Si el suelo está muy seco y es permeable, puede ser absorbida rápidamente. Si

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